•~ Dar vodii Malikai Mun •~

La luna llena daba paso a la luz entre los árboles, bailando por la negrura de la noche, zigzageaba por las ramas y las hojas, dejando en el olvido la oscuridad y las estrellas.

Conejos comían pasto en la tranquilidad del silencio, aves nocturnas cantaban para no tener miedo, los ciervos dormían plácidamente y los zorros corrían por la orilla del lago en busca de algo que comer.

Los aullidos de los lobos irrumpían de vez en cuando la serenidad del momento, mientras que las aves emprendían vuelo y los conejos huían, los ciervos se alteraban y los zorros se escondían en sus madrigueras.

Para ellos era como el fin, como el grito de la muerte en un aviso de que iba a por ellos.

—¡Traigan la carga! —gritaban los viejos vampiros, apurados por lo que sea que harían.

La ya reina Selen se encaminaba por los angostos caminos que el valle le proporcionaba, mientras que sus caballeros hacían lo posible por despejar el lugar para ella.

Al llegar al punto indicado por la reina, todos hicieron un círculo enorme para poder dejar las cargas en el suelo, en dónde se encontraba una bella flor blanca del invierno que se iba yendo.

—¿Los sirvientes prisioneros están cómodos? —preguntó Selen.

La joven princesa Nankahelle se estremeció ante el frío que la noche daba. Aún atada de manos y pies, no bajo la mirada ante el enemigo para ese entonces.

—No se si por sirvientes te refieres a mí o a tus pálidos —escupió con molestia.

—O quizás a tus perros —murmuró la reina, solo para ambas.

La princesa gruñó y sacó sus filosos colmillos en un segundo.

La luna llena la respaldaba.

Más la situación no.

—Dime, ¿de qué te sirve gruñir si no podrás hacerme ni un rasguño? Solo sirves para rascarte tras las orejas y perseguir tu cola.

Los vampiros rieron.

—¿Y a ti de que te sirve ser reina? Si ese puesto es para gente con cerebro y corazón y ni uno de los dos tienes.

Los lobos refunfuñaron.

—¿¡Cómo osas blasfemarme!?

—¿Blasfemarte? Se nota que allí arriba está desolado desde hace mucho —dijo amargamente.

—¡Malnacida! —Bufó con zarna—. Por eso los dioses me eligieron por sobre a ti —escupió.

Presente.

Me desperté en medio de la nada, cubierta por una chaqueta de cuero que reconocí como la de Najak. Me incorporo sin mis cuatro sentidos aún al máximo y...

Me caigo.

Si, me caí, de un árbol.

Aparentemente, estaba dormida sobre un árbol.

Solo azoté (caí) y gracias al cielo no hubo ninguna raíz en el suelo, sino, me hubiera partido en dos.

—¿¡Ayari!? —reconozco la voz de Tahel desde arriba.

—Aayy —me quejé—. Pues no morí pero, ¿por qué me pusieron allá arriba?

Oigo una sexy risa nasal y se que es Enzy parado tras de mi. Yo sigo en el suelo.

—Este bosque es más peligroso de lo que parece —se inca tras de mi y me toma debajo de los brazos para ayudarme a pararme. Sonríe—. Además, eres una licántropo ahora, no morirás ni aunque cayeras desde un kilómetro arriba —lo miré dudosa—; si, te lastimarías, pero nos curamos rápido.

Tahel bajo de un salto y me sobresalté.

—¡Hay que ir con los demás! No están muy lejos de aquí, hasta acá huelo sus pedos.

No pude evitar reírme.

—Y tu tienes mal aliento, Ayari.

Me callé.

Lo miré mal.

Y se fue corriendo.

—¡Vamos tras él!

    🐺

—¿Otros lobos? —pregunté en un murmuro.

—Si, y tenemos que ir a hablar con ellos antes de durar más tiempo en su territorio o lo tomarán como una invasión —habla Khan.

—¿Y solo son lobos o hay más especies?

—Oh, muchas más —se acerca a mi Luka—. Ninfas, vampiros, hadas, más ramas de la licantropia, es todo uno de esos mundos de fantasía.

Asentí y desvié la mirada a la tierra mientras que Luka se sentaba al lado mío en el tronco.

—¿Y cuando iremos a hablarles a los otros lobos? —indaga Ruslan.

—Ahora. —responde Khan, tenso, y volteando a su derecha.

De entre las ramas y los troncos de los árboles se veía salir un grupo de no más de diez hombres. Venían con un andar rudo y agresivo que dejaba ver qué no dejarían que nadie sobreviviera si respondíamos agresivamente.

Contándolos eran ocho chicos, el primero y el que parecía ser el líder era tan alto como Khan, solo que este era pelinegro, moreno y de ojos esmeralda, algo parecidos a los de Camill. El segundo y el que parecía más rudo era igual de alto, de tez blanca y ojos cafés claro. El tercero se veía muy tranquilo, pero que no dudaría en nada, tenía muchos rasgos asiáticos. Los demás parecían más guardaespaldas que amigos de los otros.

Los otros lobos gruñeron molestos, a lo que los mayores de los chicos también lo hicieron. Camill se acercó a mi en son de protegerme de lo que pudiese pasar. Yo no me quejé ni mucho menos, estaba algo asustada de lo que podría pasar o más bien, de que los chicos pudieran salir heridos.

—Creo que para todo licántropo es obvio cuando está en territorio de otro, así que, si se puede saber que hacen en el nuestro —comentó el pelinegro en un tono altivo. Dirijo mi mirada hacia él y él a mí. Me quedo tiesa al ver qué sonríe levemente.

Luka lo nota y se posa frente a mi, cubriendo el contacto visual.

—¿Algún problema? Solo estamos de paso y nos iremos pronto.

   🐺

El problema con los otros lobos se había arreglado, pero ahora tocaba ir con el alfa de la manada local, pues había posibilidades de que tuviera algún tipo de información útil.

Solo que pues... Ellos se fueron a hablar con el alfa y a mí me dejaron a cuidado del pelinegro, muy en contra de la opción de Luka.

—¿Y... uno de ellos es tu novio? —preguntó en un incómodo modo por romper el hielo.

—¿Uno...? —fruncí el ceño y él solo alejo la mirada, confuso.

Seeh... el número uno no equivalía a esta extraña relación.

La puerta del salón se abrió en un estruendo por lo grande que era y cuando entraron los chicos, yo di un brinco de la mesa al piso y me quedé atenta a ver qué decían.

—Cariño —me habló Luka, acercándose y dándole una mirada para que se alejara al pelinegro que ahora sabía, era Derek—, ya tenemos la información que habíamos estado buscando tanto —sonrió.

—¿¡Enserio!? —chillé y dí un brinco.

—Sip —intervino Enzy—. Y no es nada que no sepamos —se me borró la sonrisa—. Pero por lo menos ya no tenemos dudas ni de a dónde ir ni de a dónde buscar.

—¿Dónde entonces? —pregunté.

—Dar vodii Malikai Mun (En el valle de la Princesa Luna) —dijo Louis.

Pasado.

Khan's pov.

Verla corretear por entre los pastos verdes que nos regaló la primavera era como ver a un conejo por un huerto lleno de lechugas.

(Poético nuestro Khan, lo sé 😔).

—¡Nankahelle! —gritó Taki por mi lado mientras corría a con ella. Si la nodriza lo escuchaba seguro y lo mandaba al calabozo el resto del fin de semana—. ¡Casemos a ese venado!

—¿Cuál venado? —volteó a ambos lados—, mi tía está en su mansión.

Todos carcajeamos.

Aclaré mi garganta para que guardarán silencio.

—Ya es tarde, creo que ya es hora de irnos —le sonreí y ella correspondió la sonrisa.

Miró al horizonte, dónde había un acantilado que daba a la playa, dónde las olas golpeaban con la arena, ahora serenas.

El atardecer se acercaba y con el, esos pálidos...

Presente.

Ayari's pov.

Dormir no me era posible con todo lo que estábamos viviendo. La vida que conocía como normal se había ido, y aún no estaba preparada para todo esto. Siempre consideramos algo normal, pero cuando nos enteramos de algo tan extraño como de lo que yo me enteré, nos sentimos completamente fuera de lugar.

Ya no sabía que había en este mundo en el que las apariencias y la ignorancia reinaban.

Me dí la vuelta en la cama, topandome con el cuerpo en coma de Tahel. Reí internamente al notar como estaba babeando la almohada. Me senté en la cama y miré a mi alrededor, sin moros en la costa.

Me levanté lenta y silenciosamente. Quería salir a tomar aire, lo nesecitaba verdaderamente.

Opté por no ponerme las botas para evitar hacer ruido sobre la madera y salí por la puerta al pasillo y después de perderme tres veces en la casona, salí afuera.

La luna estaba preciosa.

Faltaba poco para la luna llena.

Me adentré en el bosque y busque partes libres para ver mejor la luna. Duré varios minutos hasta que encontré un pequeñísimo claro que dejaba ver la luna y una parte del cielo. Era una imagen preciosa y difícil de olvidar.

Mr quedé ahí sentada sobre una roca por buen rato hasta que escuché el crujir de una ramas y dí por sentado que era uno de los chicos.

—Te sigues viendo tan hermosa como la primera vez, mi rosa.

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Holiiis
Ya, ya, ya voy a volver ahora sí.

Ya estoy bien con Dios, y hasta mejor jsjaj.
¿Han oído del congreso Collide en Tijuana? Ps voy a ir, por si también van que me digan 😉
Los jóvenes de mi iglesia al fin se activaron y estamos haciendo una millonada de cosas para poder ir, a un mes y medio y apenas hacemos movimiento jajaja.

Por si quieren aguas de sabor o una lavada de carro ay me avisan jajajaj

Y un plus de mi vida: me graduó de la secu este jueves aaaahhh.

Weno ps,

Bye and Ai Shiteru ♡

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Dato curioso de hoy: hasta las palomas tienen más vida amorosa que uno.