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24. Huyendo

"Huyo de lo que me sigue; voy detrás de lo que huye de mí."

-Ovidio

En otra época.

Leuksna, Leuksna. Tan bella y hermosa. Tan delicada como una rosa.

Tu belleza es como un afrodisiaco para el mortal, tu sonrisa es como una daga para su humanidad. Tus poderes solo son la espinas que te harán llorar, cada lagrimas que tus preciosos ojos brotan es un alma de algún inocente que pide justicia.

Pero tú mi amada eres apenas el enigma que debo descubrir.

Att: un desconocido que te mira desde lejos, pero te ama.

Año 995 D.C

La tinta se acaba y el desconocido sonríe sin gracias, espera que se seque y guarda la carta mientras piensa en ella.

Afuera todo es un caos, la peste de plaga hacen que la gente se muera en la calle, pero él permanece dentro de la iglesia sagrada donde guarda cada carta para ella.

Se escucha un estruendo en el cielo y ese es su llamado para que deje todo como estaba y salga a la batalla.

Actualidad...

—¡Quiero respuesta!

—Pero no quiere hablar.

—Y no olvidemos que está usando sus poderes raros contra nosotras. —Lara arrugo la cara de disgusto mientras miraba la puerta que tenían al frente con molestia.

Rous estaba a nada de estallar de rabia y la única que estaba manteniendo una calma rara era Star, ni siquiera se había dignado entrar solo espero afuera sola acompañada por la soledad.

Ya llevaban mucho tiempo ahí y Finn no soltaba nada de información, por lo que las chicas se estaban desesperando, y provocaban diversión en los demonios que disfrutaban ver como las simple humanas perdían la cordura rápido.

Ellos sabían que los humanos eran una especie manipulable que también se dañaba rápido entre ellos, la maldad corría en sus venas desde que Adán y Eva pecaron en aquel huerto. Tenían libre albedrío para decidir entre el bien y el mal, pero ellos siempre preferían el mal y no sabía lo que le esperaban en el infierno.

Era tan divertido para ellos ver como sus almas se perdían en cuestiones de segundo, sea por celos, enemista, traición, guerra y lo mejor de todo... no honrar a sus padres. Ellos podían ver sus miedos, era su alimento de cada día, los que lo motiva a seguir traumatizándolos cada día hasta que llegara el día de su muerte. Solo poco eran valiente que superaba sus miedos, pero disfrutaban demasiado haciendo el mal.

— Ya escucharon a esas cosas fea, el solo es un novato Neofilia.—Rous hablo señalo la habitación.

Star y Lara se miraron la cara porque la última palabra no la entendieron para nada.

—Creo que quisiste decir Nefilim. —Star la corrigió, a lo que Rous la miro confundía.

— No, es Neofilia las cosas feas lo dijeron.—Rous se cruzó de brazos mirando a su hermana.

— No Rous, es Nefilim. La neofilia es la atracción por lo nuevo, que se puede convertir en obsesión y un Nefilim es una raza de entre humano con ángeles caídos. De eso hablaban aquellas cosas.—la volvió a corregir explicando el significado porque su hermana estaba confundiendo las cosas.

— Bueno como sea, sea Nefilim, sea demonio sea lo que sea su raza a pesar que es un novato lo sabe manejar muy bien y no nos va dar ninguna inf...—Lara fue interrumpida por un grito que vino de la habitación atrayendo la miradas de todos.

—¡¿Dónde está Star?! ¡Quiero hablar con ella, es la única persona con quien voy a hablar! —el grito de Finn se podía escuchar tan claro como el agua.

Porque aquel edificio estaba más abandonado, y solo eran ellos los únicos que estaban ahí.

Las chicas se miraron la una a la otra, mientras que Star rogaba para no ir.

En cambio Finn, mientras estaba amarrado en una silla temblando todavía por el miedo, al igual que Eris cuando cerraba los ojos podía ver la traición de su hermano y su ex. Lo peor de todo fue que ahí Todd le dio la bienvenida a este mundo de horror, donde comenzó a decirle y explicarle su origen y él porque era tan diferente a los otros.

Además también algo más del porque su medio hermano por padre, un padre que nunca conoció o supo de él estaba ahí para este mundo a la fuerza.

—Yo digo que no vas a ir hablar con él. —demando Rous antes que la idea se formara en la cabeza de Star.

—Pero es la única opción que tenemos Rous. —Star a pesar que tenía rabia, no quería entrar en esa habitación sola y verlo.

— Y no olvidemos que con la única que quiere hablar es con ella, además sin olvidar que cuando lo conocimos el tipo sintió un flechazo por ella.—ahora fue el turno de hablar de Lara mientras pensaba el día que esa gente llegaron a su vida.

—¡He dicho que no! Mi hermana no va a ir a hablar con un bicho raro del inframundo...

—¡Que es un Nefilim! — el grito de Star y Lara corrigiéndola hicieron que Rous las miraras mal.

—De igual forma vienen del inframundo.

—Rous, mejor has silencio porque no sabe de dónde proviene cada raza que habita la tierra. —Lara la regaño para que hiciera silencio y es que era verdad.

Rous lo poco que leía antes que el mundo se fuera al infierno, era de romance. Jamás leyó ciencia ficción o algo más. Por lo que tampoco le encantaba aquellas películas de terror o que donde tuviera que haber algo que no provenga de este mundo.

—Cuando todo esto acabe, se lo aseguro que escribiré una novela o mejor aún hare una película porque nuestra vida lo parece. —murmura Star de una manera cansada mientras que respira profundo antes de llenarse de valor.— Ya lo escuchamos, con la única que va hablar es conmigo y si necesitamos saber que quieren él me lo dirá.

—Pero ve con cuidado, si intenta algo solo grita que de inmediato entraremos a ayudarte.— Rous a pesar que no quería que su hermana entrara ahí sola con ese imbécil, no podía negar que era una buena idea y ya querían acabar con esta guerra.

—Ve con cuidado.

Star asintiendo mientras el miedo y la ira se apoderaban de ella, a lo que entrababa en aquella habitación. La oscuridad que era alumbrada por una linterna de gasoil y se podía notar la figura del chico.

Este al ver a Star acercarse con paso dudoso sin acercase a él, se calmó un poco y soltó el aire que tenía contenido por el miedo que sentía en ese momento.

—Por fin llegas, solo en ti puedo confiar. Eres la única que debes saber esto Star, eres la única por la que te diré lo que te voy a decir y por lo que tu más quiera no se lo puedes llegar a decir a más nadie. —fue el primero en hablar soltando aquellas palabras atropelladamente que hicieron que Star se colocara en alerta en solo segundos.

Y por primera vez, mientras escuchaba lo que Finn le decía se arrepentía de haberlo escuchado.

***

El aire frío fue dejado atrás hace semanas, el sol abrazador era lo único que los acompañaba en aquella caminata. Dos personas, un niño y un medio de trasporte que fue dejado atrás era lo único que tenían aquellas personas.

Tomaron descanso en una farmacia vacía en el lugar donde se encontraba, mientras que el pequeño con una desesperada inquietud cerraba sus ojos para ver si encontraba algún rastro de su madre.

Había semanas que había perdido rastros de ella y eso lo preocupaba, aunque sus abuelos no lo sabían. No sabía que cada vez que pensaba que el niño se acostaba era que entraba a un mundo que el humano no puede entrar. Eso lo llevaba en la sangre y no se podía negar, era muy difícil de explicar pero era como si ya supiera que tenía poderes y como usarlos.

En medio de su meditación escucho un latido y llego a sus fosas nasales un olor familiar, haciendo que abriera los ojos de golpe donde aquellos ojos dorados dejaban aquel color para darle bienvenida a su color original verdosos con algunas notas grises. Se levantó de un salto asustando a sus abuelos que descasaba porque la última vez Luna le había dicho que no podía mantenerse en un lugar sino sentían que era seguro.

— ¿Qué paso cariño? ¿Tuviste otra pesadilla?—Ava intento apretarlo a ella pero el pequeño se apartó para mirar la puerta y sentir de nuevo ese olor que invadían sus fosas nasales.

— ¿Argus? ¿Qué pasa?—su abuelo lo llamo, pero era como si el pequeño niño solo intentaba identificar aquel olor que se le hacía familiar.

Tenía en cuenta que no era su madre, el olor de su madre era diferente. Y el olor que llegaba a él era como menta, como algo refrescante y único. Algo poderoso, diferente y que llevaba siglos aquí en la tierra.

Su lado ángel le gritara que estuviera alerta, pero su lado humano le decía que nada pasaba, que él no era el enemigo. El niño a pesar que estaba levantado en posición de defensa cuando el olor se hizo más fuerte no podía negar e ignorar que ese olor era muy familiar y por lo que hizo lo siguiente, fue que salió de aquella farmacia dejando a sus abuelos atrás.

— ¡Argus!—grito sus abuelos aterrado corriendo tras del niño que corría por las calles vacías siguiendo aquel olor.

Era como un perro sangüeso siguiendo el olor que se sentía tan bien, a pesar que estaban en una ciudad abandonada podía sentir el corazón de aquella persona. Y se detuvo de golpe cuando lo tuvo al frente a solo unos metros lejos de él, la otra persona estaba vestido de pies a cabeza y contenía un moral en su espalda.

El joven se detuvo al ver a un niño de dos años con pelo rubio ceniza platinado y ojos verdosos con algunas notas grises piel tan blanca que su ropa negra hacia verlo más pálido porque nunca ha estado expuesto al sol. Sus cachetes estaban rojizos por el calor a igual que debió correr, veía ese pequeño y muchas ideas llegaron a su cabeza.

El joven y el niño no se movieron, se miraban el uno contra el otro. Hasta que unos pasos se escucharon tras del niño y dos ancianos llegaron jadeando hasta alcanzar al pequeño.

—¡Argus cariño, no vuelvas a salir corriendo así. Nos asustaste! —Ava regaño al pequeño colocándose de cuclilla para verlo.

Pero el pequeño solo miraba al frente por lo que ella también miro el lugar que su nieto miraba por curiosidad haciendo que un jadeo de sorpresa abandonara su cuerpo y las lágrimas llenaran su rostro.

—¿Papá? —susurro Argus con el corazón en la boca intentado dar un paso al frente.

Ya Ava y su esposo lo estaban dando hasta que la brisa les dio y otro olor inundo ese lugar colocando al pequeño alerta.

— ¿Hero? ¿Cariño eres tú?—Ava intento acercarse pero el pequeño se colocó en alerta atrapando las manos de sus abuelos para que no dieran un paso al frente o siguieran.

Él sabía que ese no era su padre y fue cuando vio la sonrisa de la otra persona que lo confirmo, era una ilusión y aunque podía sentir el olor de su padre a quilómetros sabía que ese no era su padre y lo confirmo cuando la ilusión cayo revelando a Nathan.

—¿Quién eres? —hablo el pequeño, porque sus abuelos estaban más que perdido y confundido.

Jamás creyeron que por tres años veían a su hijo, para esfumarse y convertirse en otra persona diferente. Estaba en shock.

Nathan que se acomodaba su chaqueta de cuero, mirabas sus manos pensando en las siguientes palabras.

— Se podría decir que tío, pero a la vez creo que no. Sería más como otra cosa, porque no eres un ángel.—los ojos negros de Nathan se conectaron con los del pequeño.

— ¿Cómo nos conseguiste?—el pequeño intento dar pasos atrás cuando su lado ángel se lo gritaba a la fuerza, pero sus abuelos estaban ahí en shock observando la otra persona. Aunque estaban dispuestos a dar batalla para proteger a su nieto, no dejarían que se lo llevara.

— Luna cuando anda de rabiosa a veces suelta palabras de más y fue ella misma la que se colocó la soja en el cuello al contarme la profecía.—contesto este dando pasos al frente sin poder creer lo que sus ojos veían.

Recordaba bien cuando Luna le conto de la profecía junto con la maldición, no lo podía creer al principio pero tampoco podía descartar aquella idea. Además "Que cuando la luna y el sol se encuentre en la noche sangrienta más oscura nacerá una salvación, el niño no será ángel por completo porque su madre carga con una maldición así que la salvación no se dará por completa hasta que la madre muera y podrá romper el ciclo que lleva años repitiéndose"... no fue difícil pensar que por eso ella huía siempre y su cambio repentino de volver a Treverlin.

Además nadie estaba embarazada para nacer en pocas semanas y dudaba que ella lo estuviera ahora, por lo que recordó aquel recuerdo cuando mato a la mamá de Flor o bueno le hizo creer que su hija sería una salvadora y por eso ella debía morir. Le encantaba jugar con los profetas novatos, pero odiaba que solo poco pudieran ver el futuro y el pasado. Y la mamá de Flor veía el pasado y no futuro, era una gran ventaja para él.

— Es momento de ir con mami.—su sonrisa malvada nunca se apartó de su cara antes que hiciera algo con sus manos que provoco que una bola de fuego se posara en su mano como una pelota de beisbol listo para lanzarla hacía ellos.

Se impulsó para hacerlo, dejando a las tres personas ahí en shock mirando como uno de los malos lo había alcanzado.

Se prepararon para el impacto al ver como la bola de fuego se dirigía a ellos a una gran velocidad sobrenatural, pero antes que la bola de fuego encantada los tocara un cuerpo se posó frente a ellos formando un escudo con sus brazos para protegerlos.

—¡¿Qué?! —la voz de Nathan sonó débil sin poder creer lo que sus ojos veían.

Su ganas de atrapar a ese niño subía a la rabia en cuestión de segundo al ver a la persona que estaba como si fuera el capitán américa como un escudo protector hacia la familia worthy.

—¡No te metas con mi hijo! Si quieres pelea, hazlo con alguien de tu tamaño —el escudo cayo en el momento que los ojos verdosos de Hero se conectaba con los negros de Nathan que lo mirara como si le estuviera jugando una mala broma.

Argus a pesar que veía la espalda de su padre podía reconocer que ese era el primero olor que le había llegado, era él y no podía creerlo. Además que su madre decía que su padre era humano, no entendía como su padre estaba haciendo un hechizo protector y no solo eso. Sino que también era veloz, rápido lo había encontrado y su aura deprendía algo más allá de ser humano.

A Hero nunca le cayó bien Nathan, jamás le simpatizo pero Hero guardaba un secreto que ningún humano sería capaz de comprender y a pesar que cometió muchos error. Estaba ahí por lo que le interesaba y era proteger lo que era de él y no lo dejaría morir como si fuera un cordero.

Porque sabía que Nathan no era tonto después que Luna le había dicho aquello, donde revelo un niño pero jamás dijo de quien. Nathan sumaria y ahí usaría a su hijo de carnada para buscarla y él no lo dejaría. Porque lo vio en el momento que sus hermanas se posaron en aquel patio poseídas por un poder diferente hablando de aquella profecía, eso lo coloco en alerta.

— No diré que esto no me sorprende, porque estaría diciendo mentira. Pero la verdad es que si me sorprendió.—Nathan mientras que hablaba gesticulaba cosas con sus manos lanzándole dardo hechizados a él, a lo que Hero lo esquivaba.

Hero a pesar que tenías las manos ocupada por el escudo para proteger a su familia, hizo algo con sus pies en círculo en la tierra donde en ese momento la tierra se fue levantando en gran manera en línea reta hacia Nathan donde lo lanzo hacia el otro lado, haciendo que este se levantara aturdido y cuando busco con la mirada a Hero y el niño, no había más nada que polvo en el lugar.

Se podía oler muchas cosas en el aire y eso lo hizo maldecí, porque nunca había visto algo así y usar dos elementos a la misma vez era algo que los más antiguo sabían y eso hacía que Nathan se molestara más y volviera a Treverlin.

Iba a comenzar la cacería y él tendría el premio mayor, con o sin el niño. Él la tendría a ella.

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