ocho.
08.| COMO EN EL INFIERNO.
Cuando Wade fue arriba, se encontró con que todos los Vengadores se encontraban allí. El mercenario miró al equipo de súper-héroes, antes de cruzar sus brazos por sobre su pecho. Había algo flotando en el aire, y podía sentir que no era nada bueno. Wade sabía que algo estaba ocurriendo sólo por sus rostros. Él entrecerró los ojos antes de mirar a Steve tomar un paso adelante.
—Gracias por traernos a Katerina, Wade—, agradeció Steve, pero el mercenario no se movió. Steve colocó su mano sobre su cadera y observó al hombre. Los ojos de Wade viajaron por la habitación. Aterrizando en alguno de ellos por un par de segundos antes de seguir moviéndose —. Pero creo que tu trabajo ya terminó.
— ¿Y dejar que ustedes sólo encierren a Katerina?—, inquirió Wade.
—Eso es lo que le sucede a las personas que no pueden controlarse, Wade—, señaló Natasha —. Tienes suerte que S.H.I.E.L.D. no te haya arrestado.
—Claro, porque ustedes realmente podrían capturarme si quisieran—, respondió Wade. Él observó a las personas en la habitación. Señaló a una cámara de seguridad antes de volver a mirarlos —. Están planeando encerrar a una chica que necesita consumir almas para sobrevivir. Básicamente la están encerrando porque debe matar para sobrevivir.
— ¡Matar no es una forma de supervivencia!—, gritó Clint —. ¡Ella es una mala persona, Wilson! Has visto lo que es capaz de hacer. Casi asesinó a su propia hermana para sobrevivir.
—Si tuvieras un poder como el de ella, harías lo mismo.
—No, no lo haría—, negó Clint.
—Wade—, llamó Tony, dando un paso adelante —. Katerina será enviada lejos, te guste o no.
—Como la mierda—, exclamó Wade.
Wade fue rápido para tomar sus armas que tenía escondidas en sus muslos y comenzó a disparar. Los Vengadores salieron del camino de sus balas. Wade rápidamente fue escaleras abajo, manteniendo su mirada sobre el grupo. Los Vengadores tenían razón sobre Wade. Él era impredecible. Si lo contratabas y hacías algo que a él no le gustaba, él rápidamente actuaría. Él iba a ir en tu contra para hacer lo que quería.
Girándose, Wade saltó y bajó las escaleras. Él podía escuchar a los Vengadores llamar a refuerzos, lo que sólo significaba que habría mucha más sangre en sus manos. Mientras él llegaba al lugar de detención, más agentes hacían su presencia conocida. Wade disparó a todos, asesinándolos antes de que pudieran dispararle a él.
Las katanas golpeaban su espalda mientras corría por el pasillo. Él llegó a la celda donde estaba Katerina y pateó la puerta para abrirla. Katerina saltó antes de levantarse de la cama. Estaba a punto de hablar, pero Wade la tomó del brazo y la arrastró fuera de la celda.
Pero mientras salían de la celda, fueron encontrados por un grupo de agentes.
—Wade--.
—Yo me encargo—, la interrumpió Wade antes de sacar sus katanas.
Katerina miró mientras él asesinaba a los agentes, la sangre manchando las paredes y su traje rojo. Decir que ella estaba impresionada era entendible. Pero mientras Wade peleaba contra los agentes, Katerina fue hasta la celda de su hermana. Ella rápidamente ingresó a la celda y apuró a su hermana a salir. Una vez que las chicas estaban fuera, Wade estaba parado solo con un montón de cadáveres a su alrededor.
—Santa mierda--.
— ¡No hay tiempo, Cara!—, gritó Wade antes de tomarlas a ambas por los brazos. Él las arrastró por los corredores hasta salir del edificio —. Mierda.
— ¡Mi auto está por allá!—, señaló Lyra antes de de guiarlos a un vehículo deportivo negro.
La chica rubia iba a saltar al lugar del piloto, pero Wade la quitó y ocupó el lugar. Ella lo miró por un segundo antes de darle las llaves. Katerina se sentó en el lugar del copiloto mientras Wade encendía el auto antes de acelerar y salir del estacionamiento.
— ¿Qué mierda está pasando?—, demandó Katerina.
— ¡Te explicaré luego, Eiza!—, respondió Wade —. Sólo déjame liberar nuestros traseros antes de terminar en prisión.
—Oh, eso es reconfortante—, gimió Lyra mientras Wade continuó. Katerina miró sobre el asiento para encontrar su mirada con la de su hermana adoptiva antes de volver a mirar a Wade.
— ¿Por qué nos salvaste?—, inquirió Katerina.
—Oh, por Dios; ¡lo explicaré cuando lleguemos!—, gritó Wade.
— ¿Cuando lleguemos a dónde?—, gritó Katerina de vuelta.
—Un lugar seguro, ¡solo cállate!
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