12.| EL FINAL.

                    Katerina y Wade se encontraban viviendo en Hawaii. Ambos querían vivir en un lugar en el que nadie pensaría que irían. Además, Wade nunca había ido a Hawaii, a pesar que había ido a un millón de lugares. El dúo vivía en uno de los lugares más lujosos de Hawaii, en una gran casa. Lyra encontró una nota por parte de su hermana, explicando por qué ella y Wade se habían marchado. Y sorprendentemente, Lyra lo aceptó. Ella estaba feliz porque su hermana había encontrado a alguien que no la hiciera querer comprar su cráneo contra la pared.

      El presagio de la muerte estaba sentada fuera de la gran casa hawaiana mientras Wade estaba dentro. Katerina disfrutaba de la vista sobre el abismo sobre el océano. Era un buen lugar para ambos. Wade había hecho un comentario sobre cómo Katerina podía simplemente arrojar los cadáveres de las personas que mataba hacia el océano. Y Katerina lo tomó en serio.

      Mientras Katerina estaba fuera, Wade salió de la cocina sin una remera puesta. Sus ojos se posaron en Katerina a través de la puerta corrediza de vidrio. Él sonrió para sí mismo antes de salir. Se acercó a Katerina y la envolvió entre sus brazos, presionando sus labios contra su frente. Ellos se sentaron afuera antes que Katerina se disculpara para ir en búsqueda de su cena.

      Wade miró sobre su hombro y sus ojos se encontraron con algo antes de acercarse. Él se aseguró que Katerina no estuviera antes de comenzar a hablar a lo que sea que estaba mirando. Él guiñó un ojo en esa dirección.

      — ¡Es bueno ver que siguen aquí! Ahora, les estoy hablando así bajito porque a Katerina no le gusta que les hable. ¡No sé por qué, soy una tan buena influencia!—, dijo Wade antes de estallar en carcajadas. Él se giró  caminó en un círculo, antes de volver a su lugar. Él aplaudió —. Tengo un poco de tiempo antes que Katerina vuelva, ¡por lo que haré esto rápido! Ustedes saben que me encanta prestarles atención, pe--.

      — ¡Wade!—, gritó Katerina.

      —Mierda—, maldijo Wade antes de girarse a Katerina —. Oye, tú--.

      Katerina caminó hacia Wade, mirando entre él y el área que él estaba observando segundos atrás —. ¿Estabas hablando con las "fangirls" otra vez? ¿Qué te he dicho sobre hablar con nadie? ¡No estamos en una historia!

      —Sí, ¡lo estamos!—, respondió Wade, comenzando una especie de berrinche —. ¡No sé por qué la autora no te hizo un personaje que podía romper la cuarta pared conmigo! Seríamos la pareja más divertida de los cómics de Marvel. ¿Puedes verlo? ¿Ambos constantemente hablando con las fangirls y dándoles el reconocimiento que se merecen?

      —Eres tan raro—, suspiró Katerina.

      — ¡Sólo despídete de las fangirls para que pueda terminar la historia!—, instó Wade.

      Katerina inhaló profundamente antes de mirar en la dirección que Wade estaba mirando antes. Ella lo miró por un par de segundos antes de mirar de vuelta  Wade. Wade le hizo señas, provocando que ella suspirara pesadamente —. Nos vemos. Gracias por leer Dark Hearts aparentemente—, ella miró a Wade —. ¿Puedo irme ahora?

      —Sí, bebé—, respondió Wade mientras besaba su frente —. Te amo.

      —Sí, sí—, asintió Katerina, alejándose.

      Wade la observó desaparecer detrás de la casa —. Como estaba diciendo... ¡gracias por haber leído Dark Hearts! Katerina no cree que ustedes existen, ¡pero yo me encargo! Sé que ustedes están sentados detrás de la pantalla de su celular o computadora, ¡o lo que de lo que estén leyendo! Pero el libro está terminado. ¡Pueden irse!

      Él se giro y comenzó a irse antes de rápidamente girarse y volver corriendo a donde se encontraba antes —. Maldita sea, ¿dónde están mis modales? ¡Los amo! Ok, ahora está es la despedida. ¡Fin!

      Wade comenzó a alejarse, pero de repente se detuvo en el medio del patio. Él miró a su alrededor confundido, antes de rascar la parte trasera de su cabeza. Él torció la cabeza a un lado antes de gemir —. ¡Mierda! ¿Dónde carajos está Stan Lee?—, Wade Wilson continúo caminando alrededor de la propiedad en búsqueda de Stan Lee.

      Pero nunca lo encontró.