Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

032|Conductas extrañas.

'Somos muy pequeños, como ratones que tienen que ir por la vida haciendo agujeros, porque no tenemos ni idea de otra cosa para hacer.' —Moscú.

La situación no podía ser más delicada.

Alexander seguía atrapado en el movimiento de nuestros labios y no pareció percatarse de la tercera persona infiltrada en su despacho. Tampoco era de extrañar, Brett no realizó el más mínimo ruido. A pesar de que mantenía los ojos abiertos y contemplaba como tecleaba de forma resuelta en el ordenador, no fui capaz de registrar ningún sonido.

¿Cómo era capaz de algo semejante?

Parecía concentrado. Sus ojos recorrían la pantalla de arriba a abajo con suma rapidez, algunos mechones rubios le caían sobre la frente, tapando de manera parcial sus cejas fruncidas en un gesto de concentración. La esquina de su lengua le asomaba entre sus labios.

Mi boca se movía con autonomía y sentía el cuerpo agarrotado y tenso. Podía percibir cada músculo de Alexander presionado contra mí y como la dureza entre sus pantalones iba aumentando.

Deslicé mis dedos hacia abajo, manteniendo una mano en su nuca, mientras que la otra continuó el camino hasta su hombro, controlando así cualquier giro que pudiese dar.

Mi mente trabajaba muy deprisa, la adrenalina zumbaba por toda mi anatomía haciéndome terriblemente consciente de todo. Alex abandonó mi boca durante unos segundos y sus labios recorrieron una línea recta hacia mi mentón, descendiendo más y más hasta posarse en mi cuello.

Era agradable pero no pude disfrutarlo.

Entonces Brett se irguió y sus dedos retiraron el diminuto disco duro. No sé cuanto tiempo hubo transcurrido, había perdido la noción de él en el momento que pisé el despacho. Cerró con delicadeza el portátil con sus manos enguantadas y me miró.

Sentí algo extraño en el estómago, una especie de malestar que hundió mis entrañas. Algo completamente fuera de lugar en semejante escena. Deseché esos sentimientos lejos y mis labios se movieron dibujando una pregunta no pronunciada.

¿Ya?

Asintió con un tosco gesto de cabeza sin apartar su mirada bicolor de la mía ni un solo instante. El corazón me bombeó más deprisa en el pecho conforme aquel contacto se dilataba.

Finalmente la comisura izquierda de sus labios se alzó en una espeluznante sonrisa retorcida. Emuló un saludo militar saturado de burlesca ironía segundos antes de desaparecer. Y de repente fue como si nunca hubiese estado allí.

Había funcionado.

Aquel plan descerebrado y sin un ápice de sentido había dado sus frutos.

La información del ordenador del profesor Geller ya se encontraba a disposición del híbrido.

La idea hizo que mi cabeza palpitase. Me mareé pensando en las implicaciones de todo aquello mientras Alex introducía sus manos en mi blusa. Nada me impedía dejarme llevar como tantas veces atrás y terminar haciéndolo sobre su mesa o incluso contra esa pared.

Salvo mi conciencia.

Quizás aquel hombre de atractivos rasgos e intensos ojos azules era un asesino y un secuestrador. No era seguro, pero la más mínima posibilidad de aquello logró volatilizar cada gota de un posible deseo sexual.

Presionando las manos sobre sus hombros logré apartarle los suficientes centímetros como para volver a posicionar mis pies sobre el suelo. Todo el peso de la realidad cayó sobre mí de inmediato cuando nuestros ojos se cruzaron.

Era la primera vez que me apartaba. La primera que le rechazaba.

Su mirada denotó sorpresa y desconcierto.

—Yo... —carraspeé, afianzando mi voz—. No creo que sea muy buena idea hacerlo aquí. Quién sabe quien puede entrar por esa puerta. No quiero que pierdas tu empleo, tendremos tiempo después.

Me felicité mentalmente por dar una explicación plausible.

—Y yo creí haber dejado claro que no me importa si pierdo el trabajo. Solo me importas tú —repitió con voz ronca.

Sacudí la cabeza.

—Seamos racionales —insistí tratando de no sonar impaciente. Aún seguía arrinconada entre su cuerpo y la pared—. Enseñar es tu pasión, lo puedo ver en tus clases. No puedo pedirte que renuncies a eso por mí, ¿qué clase de persona sería en dicho caso?

Alex me estudió unos segundos más antes de apartarse. Me quedé quieta, con los pies fijos al suelo, viendo como retrocedía y se pasaba las manos por su impecable melena hasta despeinarla. El bulto de su entrepierna fue en descenso.

—De acuerdo —aceptó y volvió a encararme—. Quizás tengas razón.

Sonreí, deseando no verme tan rígida como me sentía.

—Podemos continuar en otro momento —pronuncié con suavidad y empecé a adecentarme lo mejor que pude—. Ahora lo mejor para ambos será que salga de este despacho como si hubiese venido a una inofensiva tutoría, profesor.

Él no contestó, si no que se limitó a mirarme en silencio con las cejas algo fruncidas en un ceño difícil de interpretar.

La incomodidad me cosquilleó en el vientre pero hice mi mejor esfuerzo por seguir manteniendo la sonrisa.

—Nos vemos después.

Me dispuse a salir. Mis dedos quedaron a menos de dos centímetros de rozar el picaporte cuando me retuvo por la muñeca. Su mano me atrapó y de mis labios salió un sonido de imprecisión; una mezcla de sorpresa y daño.

—Espera —su voz adquirió un matiz de dura sospecha.

Cerré los ojos unos instantes y tragué el nudo de mi garganta antes de volverme hacia él, simulando una tranquilidad que estaba lejos de sentir. La presión de sus dedos sobre mi piel era elevada.

—¿Pasa algo?

—No estoy seguro —respondió entrecerrando los ojos—. Por eso te haré esa misma pregunta: ¿pasa algo? —una sombra de incertidumbre cruzó sus ojos. El azul claro y transparente pasó a ser frío y severo—. ¿Hay otro?

Casi me atraganto con mi propia saliva.

Ni yo misma conocía la respuesta a aquella pregunta, ¿había otro? Bueno, me había besado con Brett, dos veces. ¿Aquello había significado algo? ¿Me había gustado al menos? Por mucho que tratara de convencerme de lo contrario, debía ser sincera y soltar un vergonzoso sí.

No sé donde había quedado el hombre gentil y amable del que creía estar enamorado. Pero en ese preciso momento no había rastro de él. Frente a mí se encontraba un desconocido de mirada desquiciada.

Titubeé.

—No, por supuesto que no —repuse—. Sólo tengo ojos para ti.

Dije eso, aunque en realidad me hubiese gustado soltar un chillido. La sangre apenas circulaba por mis dedos y había perdido parte de sensibilidad de la mano por el fuerte agarre.

No pareció excesivamente convencido.

Y entones ambos escuchamos un sonido muy próximo a la puerta antes de que alguien hiciese sonar sus nudillos sobre la madera.

—¿Profesor Geller? —la voz rasposa del decano resonó por la sala.

Alex me soltó de golpe y me apresuré a alcanzar la puerta antes de que pudiera arrepentirse de haberme liberado. Desde luego no le convenía en absoluto mostrar esa escena a ojos de su superior.

Abrí la puerta e incliné la cabeza como saludo ante el hombre de canosas patillas.

—Buenas días —saludé con cordialidad. Al menos lo intenté, pero mi voz seguía algo irregular—. Gracias por la aclaración, señor Geller.

Dicho esto pasé por su lado y una vez fuera de su vista no perdí ni un segundo y eché a correr. Corrí como si realmente alguien me estuviese persiguiendo, llamando la atención de todos los estudiantes con los que me crucé que no tuvieron ningún tapujo en lanzarme miradas de maleducada incredulidad.

No me importó en absoluto y no me detuve ni siquiera una vez que hube abandonado la universidad. Seguí con mi carrera hacia ningún sitio hasta que alguien me detuvo. Parpadeé en el momento que me sostuvo de los hombros tras aparecer de la maldita nada.

—Emma —mi nombre abandonó sus labios con incredulidad— ¿qué cojones te pasa?

Todo sucedió muy deprisa dentro de mí.

El labio inferior me comenzó a temblar y mi respiración se desequilibró considerablemente. Las lágrimas me empañaron la visión con suma rapidez, liberando la tensión que tuve que retener y ocultar por esos angustiosos minutos.

Y simplemente actué, sin pensar en las consecuencias de mis actos.

Me lancé a sus brazos, ocultando el rostro en su torso y aferrándome a él con desesperación, rompiendo, finalmente, en llanto.

Brett se tensó debido al impacto de mi inesperado movimiento. Pude escuchar como retenía la respiración por la sorpresa y temí que me apartase de malas maneras. Pero nada de eso pasó. En su lugar pasó uno de sus brazos entorno a mi cintura mientras que el otro me rodeaba los hombros. Su mano se posó en mi nuca con una suavidad impropia de él.

Apoyó su mejilla sobre mi cabeza y liberó el aire con lentitud.

—Tranquila, reina —susurró con algo de torpeza—. Ya estoy aquí.

Eso me hizo llorar con más intensidad, lo que pareció desconcertarle aún más.

Brett se limitó a dejar que me desahogara e incluso que moqueara en su cazadora de cuero. De vez en cuando deslizaba sus dedos entre mi melena en un intento de consolarme, aunque la mayor parte del tiempo permaneció quieto. Poco a poco el torrente de lágrimas fue remitiendo lo suficiente como para que me alejase.

—Lo siento —me disculpé con voz nasal y afectada.

El rubio me miró con el ceño fruncido.

—¿Qué ha pasado? —quiso saber.

Yo me limité a sacudir la cabeza de un lado a otro.

—No lo sé —admití sorbiéndome los mocos y tratando de limpiarme las lágrimas del rostro—. Él... cambió radicalmente de un segundo a otro. Entonces me cogió por la muñeca y empezó a hacerme preguntas extrañas.

El híbrido ladeó la cabeza antes de bajar la mano. Sentí sus dedos tanteando la zona interna de mi muñeca antes de cogerla con cuidado. No me resistí y permití que me extendiera el brazo para examinar la zona.

Sobre mi piel blanca se podían apreciar unas marcas rojas que iban tornándose azuladas, amoratándose. Aquello sería difícil de explicar a mi padre.

—¿Ese hijo de puta hizo esto?

Levanté la cabeza para mirarlo cuando empleó ese tono de voz. Parecía irritado, furioso y claramente molesto.

—No pasa nada —traté de tranquilizarlo—. Lo importante es que hayas conseguido lo que necesitábamos de su ordenador. Volvamos a tu piso.

Dark Claw apretó la mandíbula y sus ojos se desplazaron de la marca de los dedos hasta mi rostro. Me quedé sin aliento unos segundos, confusa por el debate que pude leer en sus ojos, como si reprimiese algo en lo más profundo de su ser que se moría por hacer. Temía que ese deseo fuese cercano al asesinato, por lo que insistí:

—No merece la pena. Ahora tenemos las pruebas que pueden justificar su culpabilidad, esa en la que crees y quizás nos aporten datos sobre el paradero de Joshua. La vida de ese niño es lo que más importa en estos momentos.

—No para mí —gruñó.

Lo miré sin comprender.

—Y para ti, ¿qué es lo más importante? —tanteé con sutileza. O al menos eso pensé, porque solo conseguí un nuevo gruñido de molestia como toda respuesta. Estaba claro que no pensaba continuar hablando de aquello—. De acuerdo, no importa. ¿Podemos marcharnos de aquí, por favor? Me sentiría más tranquila lejos de aquí.

Una sonrisa torcida decoró las facciones del híbrido.

—¿Te sentirías más tranquila en mi apartamento a solas conmigo? —inquirió cargando cada sílaba con sarcasmo. 

Fui sincera, llegados a ese punto era inútil seguir mintiendo.

—Sí. Puede que seas un monstruo, que no seas humano y que te hayas criado como una fiera enjaulada que ahora disfruta matando, pero al menos, lo sé. Y también sé que no me harás daño.

Dio un paso hacia mí y de nuevo quedamos a una distancia peligrosa.

—¿Cómo estás tan segura?

—No estoy segura, tan solo lo creo. Pero en estos momentos es lo único a lo que me puedo agarrar, ¿me harás daño?

De nuevo aquella particular batalla consigo mismo pareció hacer acto de presencia en su mente. Esta vez terminó refunfuñado en una risa confusa.

—Será mejor que nos demos prisa, si ese idiota ya ha empezado a sospechar tenemos menos tiempo del que pensaba.

BUENAS, PRIMORES.

Bienvenidos a un nuevo capítulo de nuestro gato complicado. Esta mañana he hecho una encuesta en Instagram acerca de si subía o no subía capítulo y como podéis ver, ha sido casi unánime, así que... AQUÍ LO TENÉIS.

Si aún no me sigues en Instagram me llamo @comandanteprim, búscame y de esta manera podrás enterarte de estas cosillas y saber más acerca de la historia, de mi persona y participar en encuestas y rondas de preguntas.

Bueno, bueno, impresiones sobre el capítulo AQUÍ.

NO TENEMOS SHIPPEO GENTE, sugerencias, sugerenciassss.

Votad y comentad, apoyarme en esta historia que, aunque no es muy popular, he podido comprobar que tiene lectores fieles y fangirls.

Nos vemos pronto. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro