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Capitulo Veinticinco.

N/A: ¡Hola! Perdón por desaparecer por tantos días, he estado hasta arriba de trabajo y ni siquiera he tenido tiempo de escribir. 

Pero cómo no quería dejarlos sin capítulos tanto tiempo, decidí repartir este capitulo en dos, así que esta es la perspectiva de Noah, y el otro será la perspectiva de Darius antes de la boda. Y por supuesto, la boda. 

Siento que este capitulo quizás quedó demasiado cargado de información, ustedes digname, pero en realidad, siento que solo en una situación así podría salir todo. Espero que les guste. 

Gracias por leerme. 

___


De pie en el centro de la habitación de hotel que los Baker habían insistido en alquilar para él, Noah observó su entorno con una mirada perdida, intentando encontrar lo que debería hacer a continuación. En su mente, sabía perfectamente lo que tenía que hacer, pero aun así, se sentía un poco bloqueado cuando se empujaba a si mismo a ponerse en marcha. 

Iba a casarse.

El malditamente iba a casarse con el amor de su vida.

Y estaba feliz por eso, mucho en realidad, pero no podía evitar estar tan jodidamente nervioso que podía sentir sus manos temblando. Estaba a punto de deshacerse en pedazos, y estaba completamente solo mientras lo hacía.

La boda iba a festejarse en una finca a las afueras de la ciudad, donde todo era verde y hermoso. Noah había visitado el lugar con Darius días atrás y había quedado enamorado del espacio, le parecía increíble que Blue hubiese podido conseguirlo para ellos. Habían tenido que pagar un poco más, pero su padre ni siquiera había dudado cuando lo había llamado para decirle, asegurándole que podía pagar lo que necesitase mientras obtuviese lo que quería.

Así que allí estaba, de pie en la habitación de hotel que había sido alquilada para que pudiese arreglarse para la ceremonia, sintiéndose completamente perdido.

Le había pedido a Drew que le ayudase con las preparaciones, y aunque su tío le había dicho que si, había tenido que salir corriendo cuando Dorian le había llamado para decirle que su auto se había averiado a medio camino hacia el lugar de la boda. Dado que era el único por allí que tenía auto, el padre Baker tuvo que ir en rescate de su bebé grande. 

Y eso había dejado a Noah solo para arreglarse. 

Estaba bien, en realidad estaba bastante acostumbrado a hacer las cosas por si mismo.

El problema era, que no tenía idea de por donde comenzar. 

Tenía que empezar a alistarse, este era el primer paso en lo que sería el resto de su vida, y tenía que comenzarlo de la forma indicada. Tomando su bolsa de maquillaje, lo esparció sobre el tocador del baño y parpadeó hacia su reflejo, intentando averiguar que tan lejos debía ir con eso.

Estaba acostumbrado a hacer su maquillaje para salidas, o quizás, algo leve para ir al trabajo, pero para una boda... ¿cómo se suponía que debía verse un novio?

Estaba debatiendo sus opciones cuando la puerta de la habitación volvió a abrirse, logrando que soltase un pequeño suspiro de alivio—. ¿Blue? —llamó, suponiendo que el otro había terminado con sus encargos y había decidido ir a ayudarle. Girándose, salió del baño—. Que suerte que regresaste, ¿puedes llamar a tu amiga maquilladora...

Sus palabras se desvanecieron en el momento en que visualizó a la persona que había entrado.

Su voz sonó algo rota y confusa cuando habló—. ¿Padre?

De pie cerca de la puerta, Nate se veía tan increíble como siempre vistiendo una suave camisa borgoña y pantalones oscuros, su cabello estaba perfectamente arreglado y aunque parecía tan esplendido como siempre, la mirada nerviosa en sus ojos era bastante nueva. Apretando al caja en sus manos con inquietud, observó alrededor como si buscase algo que decir que pudiese romper el extraño momento.

Un paso detrás, Drew aclaró su garganta suavemente, mirando entre ambos antes de centrarse en Noah—. Sé que me dijiste que querías que fuese quién te ayudase a prepararte —dijo—. Pero aunque te adoro como a uno más de mis hijos, sé que este no es mi derecho, cariño, y también sé, que en tu corazón, no querías que fuese yo quién estuviese aquí contigo hoy.

Cuando Noah no respondió, demasiado aturdido por la situación como para encontrar que decir, Nate se retorció en su lugar.

—Esto fue un error —masculló, y de alguna forma, esa altanería que siempre lo había acompañado había desaparecido. Con una expresión aplastada, se giró para marcharse—. Lamento haber venido.

Viéndolo alejarse, Noah avanzó un par de pasos, pero aun estaba demasiado asustado de acercarse y ser rechazado nuevamente como siempre lo había sido—. ¿Papá? —llamó con duda, logrando que este se detuviese, pero no voltease. Sintiéndose más valiente cuando Drew le hizo un gesto para que siguiese hablando, murmuró—. ¿Me ayudas a maquillarme? Yo realmente no sé como debería hacerlo.

Nate giró para mirarlo, un brillo suave en sus ojos—. ¿Quieres que yo te ayude?

Noah asintió suavemente—. ¿Por favor? —musitó—. Tu siempre te ves tan bonito, ¿crees que podrías ayudarme a verme un poquito como tú?

Viendo que Nate aun estaba dudando, Drew tomó el control de la situación—. Claro que puede ayudarte —dijo, tomando el brazo de Nate, lo empujó hacia donde Noah estaba antes de dirigirse a la puerta—. Voy a ver en que están mis retoños. Si necesitan algo, ambos tienen mi número.

Con eso, cerró la puerta y se marchó.

Desviando su atención hacia él, Nate pareció perdido por un instante antes de suspirar—. ¿Que dices si comenzamos con tu maquillaje? —dijo, dejando la caja en sus manos sobre la cama—. Estoy seguro de que Darius vendría aquí a buscarte si no estas en el altar a la hora indicada.

Aun algo sorprendido por lo que sucedía, Noah asintió—. Está bien.

Regresando al baño, se sentó obedientemente en la silla del tocador cuando el mayor se lo ordenó, y lo observó ir a través de los productos sobre la superficie. Era tan extraño ver a su padre allí. Aunque siempre había soñado con ser cercanos, no recordaba haber estado tan cerca de él antes, no sin el terror de ser rechazado o enviado lejos. 

Las manos de Nate temblaron suavemente mientras maquillaba, demostrando que la práctica de años era lo que hacia todo el trabajo. Su padre siempre había sido alguien que cuidaba mucho su aspecto, y aun a su edad, parecía unos diez años más joven de lo que era. Sentado allí, permitiendo que lo maquillara a su manera, Noah se tomó un instante para observarlo con cuidado. Desde sus ojos oscuros, pasando por la pequeña nariz y su piel pálida que solo hacia contrastar con su cabello castaño oscuro. 

En una ocasión, Reb había dicho que si Nate hubiese nacido en su época, con seguridad habría logrado conseguir un lugar como un Idol. Él era lo suficientemente bonito como para lograrlo, Noah había tenido que estar de acuerdo.

Cuando los ponían uno al lado del otro, era difícil decir que eran padre e hijo. Aunque muy similares en algunos aspectos, donde Nate era pura ternura y suavidad, Noah parecía un poco más salvaje y brusco.

Percatándose de que lo observaba, Nate musitó suavemente—. ¿Que sucede?

Noah se encogió suavemente de hombros—. Acabo de darme cuenta de algo.

—¿De que?

—No me parezco mucho a ti. —soltó.

Nate detuvo sus movimientos por un instante antes de sonreír y volver a lo que hacia—. Por supuesto que no —dijo—. Tu eres mucho más hermoso de lo que yo alguna vez fui.

—Sabes que no es a eso a lo que me refería.

—No, por supuesto que no —aceptó en voz baja—. Pero no es momento de hablar de eso, no hoy.

—¿Entonces cuando? —presionó, aunque con un tono suave, lo último que quería era que el otro se asustase y se alejase nuevamente.

Deteniéndose completamente, Nate dejó salir un largo suspiro y respondió con voz suave:— A veces hay cosas que simplemente debes dejar ir, Noah.

Si, él suponía que esa sería su respuesta—. No puedo dejar ir esto —admitió—. Por muchos años, me he sentido completamente desconectado de ti. Ahora que sé la verdad, que te tengo aquí, necesito preguntar, necesito saber.

Oprimiendo sus labios juntos, Nate jugó con el delineador entre sus dedos por un instante antes de sacudir suavemente su cabeza—. Aunque no puedas entenderlo, todo lo que he hecho, todos los secretos que oculto y las cosas que no te he dicho, no son más que un intento desesperado de protegerte, Noah.

—Lo sé, y te agradezco todo el sacrificio que has hecho por mi —dijo, con completa sinceridad—. Pero necesito saber.

Con una expresión derrotada, Nate llegó a enmarcar su mejilla, acariciando suavemente el borde de sus ojos con su pulgar—. Tienes sus ojos y el mismo tono de cabello —musitó con una pequeña sonrisa—. Y la sonrisa, tu mejilla tiene ese pequeño hoyuelo que la suya también tiene.

—Papá...

—Confórmate con eso por ahora, Noah —pidió en un suave ruego—. Por favor, no me hagas decir más.

Asintiendo suavemente, supo que insistir era en vano, obviamente su padre estaba haciendo hasta lo imposible por darle lo que quería, pero aunque deseaba saber más, lo último que quería era ponerlo en una situación peligrosa. El que Nate estuviese allí en un día tan especial lo era todo para él.

Aferrándose a eso, se quedó quieto, observando cada uno de los movimientos del otro mientras lo maquillaba con movimientos suaves y medidos. Esto era algo totalmente nuevo para él, el simple hecho de poder ver a su padre tan de cerca era increíble.

En el momento justo en que Nate terminó de colocarle el labial, la puerta de la habitación explotó abierta y la voz de Blue pareció hacer eco en cada rincón:— ¡NOAH!

Compartiendo una breve mirada confundida con su padre, se puso de pie y regresó a la habitación. Blue aun estaba de pie en el vano de la puerta, y de no ser por la expresión de loco escapado de un manicomio, habría sido una imagen realmente impactante. Siguiendo la petición de Noah, el chico había optado por una preciosa camisa azul bebé y pantalones claros, lo que lo hacia ver más suave y delicado que la ropa oscura que usaba usualmente. Sus rizos estaban perfectamente definidos, y las pequeñas flores que Noah le había obligado a poner en el mismo terminaba el efecto, era realmente impactante.

—¡Noah! ¡Bastardo! ¿Cómo pudiste ocultarme esto... —su voz se desvaneció suavemente y su postura volvió a la normalidad en el momento en que esos ojos azules como el cielo se posaron en la otra persona en la habitación. Improvisando una sonrisa incomoda hacia Nate, murmuró—. Hey, hola... señor que no conozco pero me resulta muy familiar.

Riendo entre dientes, Noah hizo una seña a su padre—. Blue, él es mi padre, Nate, te he hablado de él —dijo, esperando el asentimiento antes de hacer un gesto al otro—. Papá, él es Dylan Miller, mejor conocido como Blue, es la pareja de Damon.

—Oh —Blue asintió—. Es un gusto conocerlo, señor Kenneth.

Nate asintió—. El gusto es mío —dijo antes de que su mirada se tornara examinadora mientras lo miraba a detalle—. En realidad, es bastante bueno conocer el rostro detrás del nombre.

—¿Uh? —el rubio murmuró, viéndose tan confundido como Noah se sentía—. ¿Nos conocíamos?

El mayor negó—. No, pero he escuchado hablar de ti.

Blue hizo una mueca—. Fue Drew, ¿verdad? —soltando un suspiro, agitó la cabeza—. Espero que no haya enseñado esa fotografía. Le he dicho miles de veces que la borre, pero él sigue sin hacerme caso ninguno.

—Aunque Drew me ha contado algunas cosas, siempre se ha referido a ti con el apellido "Hemmings".

Eso logró que los ojos azules se tornaran curiosos—. Conoces a mi familia, ¿verdad?

Nate le dedicó una mirada extraña antes de sacudir el tema como si fuese polvo en su ropa, tomando asiento en el borde de la cama—. ¿Podrías explicarme por qué estabas llamando "bastardo" a mi hijo hace un momento?

Encontrándose con la mirada de Noah, Blue pareció percatarse de que estaba tan perdido en el tema como él, por lo que solo suspiró y levantó lo que tenía en su mano, dirigiéndose al receptor original de su enojo—. ¡Tu! —lo señaló—. Tu nombre es Dazi.

Sorprendido por la extraña acusación, Noah asintió—. Es mi segundo nombre.

—¡Nunca me lo dijiste!

—Mm, ¿tenía que hacerlo? —preguntó, rascando su nariz con curiosidad—. Tu tampoco me has dicho nunca cual es tu segundo nombre.

—Es Ezekiel, por si te interesa, pero eso no viene al caso —hizo un gesto con su mano, apartando sus palabras antes de volver a señalarlo—. Es la maldición de la "D".

—¿Eh?

—Los Baker y la letra "D" —dijo—. ¿Acaso no lo ves? Están obsesionados con ella, y parece que ella esta obsesionada con ellos.

Noah parpadeó lentamente—. ¿Estas hablando de una letra del abecedario?

—¡Si! —asintió, su cabeza rebotando arriba y abajo—. Todos ellos tienen nombres con "D", y parece como sus parejas también lo tuviesen que tener de alguna forma.

—Quizás es simple coincidencia, Blue.

—Una vez es coincidencia, dos es algo más —dijo, girándose para ver a Nate, quién los observaba sin mucho interés, más preocupado por observar la caja que había traído consigo—. ¿Acaso sabía que Noah iba a terminar casándose con Darius? ¿O quizás le puso ese nombre con esa intención?

Nate negó—. Es un nombre heredado, en realidad —admitió distraídamente—. Ha pasado por varias generaciones antes de llegar a Noah, solo fue coincidencia que comenzara con esa letra.

Noah comenzó a asentir en acuerdo antes de que algo entrase en su memoria y lo hiciese girar a su padre—. Nadie en la familia tiene ese nombre.

Deteniendo sus movimientos, Nate levantó la mirada, una expresión de espanto en su rostro por un instante antes de sonreír apretadamente y mirar a Blue—. ¿Puedo saber cómo averiguaste su segundo nombre?

Obviamente, y por la expresión de Noah, Blue pudo adivinar que algo sucedía, pero por una vez en su vida, pareció decidir quedarse al margen de eso—. Aquí —le tendió los papeles en su mano—. Drew trajo algunas fotos viejas, de cuando los chicos eran pequeños, para poner en la recepción. Había algunas de Noah, hay una que dice su nombre completo.

Tomando el pequeño montón, el mayor se centró en observar a través de ellas, ignorando completamente la mirada interrogativa de Noah, como si ni siquiera estuviese allí. Sacudiendo la cabeza, Noah decidió dejarlo ser, obviamente su padre tenía una mansión entera de mentiras y secretos y estaba comenzando a dudar sobre si quería saberlos o no.

Volviéndose a Blue, suspiró—. ¿Por qué el saber mi segundo nombre me convierte en un "bastardo"? ¿Que sucedió?

Eso regresó al rubio a su enojo inicial—. Hice una apuesta, con Damon —dijo—. Antes de que tú y Darius volvieran, aposté a que se juntarían y serías quién rompiese la maldición de la familia con la "D".

—Oh —asintió lentamente antes de fruncir el ceño—. No lo entiendo, Damon siempre ha sabido cual es mi segundo nombre.

Y la cara de loco maniaco regresó—. ¿Él sabía? —había algo en su tono que hizo que Noah dudase, pero aun así, no pudo más que asentir. Blue gruñó suavemente—. Espero que su maldita especie no sea protegida, porque el mundo se quedará sin un mono menos hoy mismo. ¡Voy a matar al idiota! 

Antes de que Noah pudiese hacer un comentario, giró sobre si mismo y se marchó con pasos pesados, solo recordando cerrar la puerta con un poco más de fuerza de la necesaria. 

—Él es una fuerza a tener en cuenta —Nate comentó—. Me agrada. 

—A mi también —Noah murmuró, viendo el lugar por donde había desaparecido antes de volver a su padre—. No sabía que Drew tenía fotografías mías también. 

—Algunas las tomé yo —aceptó—. Pero hacia demasiados años que no las veía.

—¿Tomaste alguna otra fotografía de mi? —interrogó con curiosidad—. No recuerdo haber visto muchas mientras crecía.

—Tomé algunas en el correr de los años. —aceptó en un murmullo.

—¿En donde están? Me gustaría verlas, creo que solo he visto dos o tres en toda mi vida.

Nuevamente, su padre hizo una expresión extraña y negó—. Deberíamos terminar de arreglarte o llegarás tarde a tu propia boda —murmuró, cediéndole las fotografías antes de pasar a su lado para regresar al baño. 

Con las fotos apretadas en sus manos, Noah suspiró—. Algún día vas a tener que contarme todos tus secretos, padre —soltó, subiendo la voz lo necesario para ser escuchado—. No puedes seguir manteniéndome en la oscuridad para siempre.

—Cariño, he estado intentando mantenerte en la luz siempre —Nate respondió—. Contarte todo sería arrastrarte a la misma oscuridad donde yo me encuentro.

Poniendo su atención en las fotos, pasó a través de ellas, sonriendo un poco ante las diferentes escenas en las mismas. Había pasado bastante tiempo con la familia de pequeño, no era extraño que hubiese fotografías, y en realidad, los Baker tenían algunas colgadas en las paredes de su casa, solo que no tenía idea de que hubiese tantas de ellas.

En el parque, en la playa, en cumpleaños, Noah aparecía en todas ellas, siempre pegado a Darius y sonriendo a la cámara como si fuese el día más feliz de su vida. Era como si todos los momentos en los que realmente había sido feliz durante su infancia hubiesen sido plasmados en una fotografía.

Y entonces llegó a la última del montón. Era una fotografía normal de un bebé, no tenía nada particularmente llamativo en ella. Pequeño y sonrosado, no podía tener más de un mes, estaba siendo sostenido en el pecho de alguien, viéndose particularmente cómodo acurrucado en los brazos que lo sostenían.

Con el ceño fruncido, le dio la vuelta, sorprendiéndose de encontrar algo escrito allí:

"Drew, mi querido amigo, lamento tanto que estés lejos y no poder compartir este momento contigo.

Aun así, no puedo permitir que no seas una de las primeras personas en conocer a mi hijo.

Él es mi pequeño niño, mi hermoso Noah.

¿Acaso olvidaste advertirme algo cuando me contaste acerca de tus hijos? ¿Cómo pudiste no decirme esto? ¿Cómo no me advertiste que perdería mi corazón con el primer vistazo de su carita?

Mi querido amigo, soy tan feliz en este momento, mi hijo es tan hermoso, es mi pequeña luz en toda esta oscuridad que me rodea. Apenas tiene un mes, y se ha convertido en mi vida entera.

Espero puedas conocerlo pronto.

Te quiero, amigo, gracias por seguir ahí para mi.

-Nate."

Debajo, en una prolija caligrafía, estaba escrita la fecha de nacimiento de Noah, así como su nombre completo.

Sintiendo sus ojos húmedos, volvió a mirar la imagen, su mirada enfocándose en la persona que lo sostenía en ella. A pesar de que su rostro había sido cortado fuera de la imagen, sabía que no lo conocía, o al menos, no lo recordaba.

Levantando la mirada, se enfocó en la caja de joyería que su padre había traído, y la cual había dejado abierta sobre la cama, dándole una vista sin obstrucciones al hermoso collar acomodado en la suave seda de la misma. Era hermoso, una especie de rosa de los vientos con una incrustación en el centro, una hermosa piedra de un suave tono verde que Noah no logró reconocer.

Con el ceño fruncido, volvió a analizar la última fotografía, percatándose de que la cadena aparecía allí, colgando del cuello de la persona que lo sostenía, con el dije apretado en su pequeña manito. La cadena era más gruesa en la imagen, obviamente había sido cambiada con la intención de que Noah fuese quién la utilizase ahora.

—Cuando llegó el momento de marcharnos, no querías soltar su cadena —Nate murmuró, de pie en la puerta que comunicaba el baño y la habitación, sus ojos empañados delataban lo lejos que su mente se encontraba—. Era como si lo supieses, ¿sabes? Como si de alguna forma fueses consciente de que esa sería la última vez que lo verías.

—¿Qué...?

—Él pensó que te gustaría tenerla —dijo—. Es una herencia familiar, así que me dijo que es tu responsabilidad ahora el dársela a uno de tus hijos cuando sea el momento.

Tomando la caja de joyería, pasó su dedo con suavidad sobre la piedra—. Es hermosa.

Recordando todo lo que Darius le había contado antes sobre lo que había averiguado sobre el pasado de su padre, Noah giró a mirar a la persona que lo había traído al mundo y finalmente, por una vez, sintió tristeza por él y por lo que había tenido que vivir. Nadie merecía pasar por lo que él había pasado, y cada vez estaba más seguro de que tendría que ser quién cambiase su situación. Su padre había luchado a su manera con la sola intención de mantenerlo a salvo, ahora sería quién se pusiese de pie para proteger al mayor.

Debía convertirse en alguien más fuerte, alguien a quién no pudiesen derrotar fácilmente, quién pudiese hacerles frente. Y para sorpresa de ellos, él tenía más de una persona a su alrededor dispuesta a ayudarle en todo para lograrlo.

Ellos no sabrían ni que los golpeó.

Pero primero, debía casarse, era su primer paso para comenzar todo. Cerrando la caja, la apretó contra su pecho y miró a su padre—. ¿Papá? —esperó hasta que los ojos empañados lo miraron—. ¿Me entregarías en el altar?

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