Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo Veinte.

 —¿Te vas a casar?

Apagando la pantalla de su tablet, Noah observó de cerca la mirada impactada del otro y suspiró. Quizás podría haber encontrado una mejor forma y un mejor lugar para dar aquella noticia, obviamente algo tan repentino no era fácil de procesar.

Su jefe parecía tener problemas con ser el último en enterarse del chisme del momento.

Sentados en los sofás de la sala de los Payne-Tachibana, Noah observó al castaño mover su boca en completo silencio como un pez fuera del agua y comenzó a preocuparse. Había sido recibido con los brazos abiertos por la familia cuando llegó para comenzar su día de trabajo, hasta había obtenido varios obsequios que estos le habían traído de su viaje. Así que en retribución, Noah pensó que era justo el contarles las buenas noticias. 

Más aun cuando Nee comenzó a saltar a su alrededor, lanzando pregunta tras pregunta, deseoso de saber todo lo que se había perdido.

Sentándose en el sofá frente al matrimonio, Noah había intentado hacer una preparación del terreno antes de simplemente soltarlo. Al parecer, eso no había funcionado bien si los últimos cinco minutos de silencio absoluto con Nee en una especie de trance, eran una señal.

—Eso es increíble, Noah —Kai intercedió, ignorando a su esposo estupefacto para poder abrazar a Noah—. ¡Felicitaciones!

—Uhm, gracias —dijo antes de volver a ver el rostro ligeramente pálido de su empleador, con la boca ligeramente abierta con la sorpresa—. ¿Él está bien?

Volviendo a ver en la misma dirección, Kai suspiró—. Nilo es... él no toma muy bien las noticias sorpresivas. —dijo—. Dale un momento y reaccionará, actuó igual cuando Nicky le dijo que iba a casarse y al parecer, también cuando Blue le dijo de su embarazo. 

—Así que, ¿eso es normal para él?

Kai hizo una pequeña mueca—. Él es un poco especial cuando las personas a quienes les tiene cariño le dan noticias que cambiarán sus vidas. 

Asintiendo nuevamente, murmuró—. No quiero estar presente cuando sus hijos les presenten a sus parejas.

—No te preocupes, grabaré eso para ti —prometió con una pequeña risa antes de ponerse de pie y hacerle un gesto para que lo acompañase—. Ven, dejemos que sus neuronas vuelvan a hacer sinapsis mientras me dices todos los detalles, prepararé té. 

Siguiendo al chico a la cocina, Noah miró alrededor con curiosidad—. ¿Y los bebés?

—Tomando una siesta —Kai respondió con simplicidad—. La familia de Nee vino ayer para pasar tiempo con ellos. Lo juro, apenas fue una semana, pero actuaron como si no los hubiesen visto en meses. Los niños estaban tan emocionados de estar de regreso que terminaron durmiéndose tarde.

—Oh, lo entiendo.

Poniendo agua para el té, Kai le sonrió sobre el hombro—. Descuida, mis niños jamás me perdonarían si permito que su tío Noah se vaya sin que ellos puedan saludarlo —sonrió—. Los despertaré antes de que tengas que salir con Nee hacia el estudio. 

Noah estaba a punto de asegurarle que no era necesario, pero no quería mentir, había extrañado a los pequeños en esos días. Los niños lo habían tomado como parte de su familia desde el primer día, y siempre estaban sonrientes y alegres al verlo llegar, era difícil no acostumbrarse a esas bienvenidas y extrañarlas cuando ya no estaban.

Sentándose en el desayunador, Noah observó a Kai moverse alrededor antes de poner un bonito juego de té de porcelana en el centro de la superficie. Mirando de cerca las piezas, supo que era antiguo y caro, y en realidad, si quería, él podría decir su procedencia y valor sin problemas. Había sido entrenado para ello, su padre había sido fanático de esas cosas desde siempre y había arrastrado a un renuente Noah a aprender lo mismo. Así que aunque a él no le importaba, sabía bastante sobre ello.

Percatándose de lo que miraba, Kai sonrió un poco—. Fue un obsequio por mi cumpleaños de los padres de Nee. —dijo—. Me gusta el té, aunque no soy experto, ellos pensaron que era una buena forma de comenzar, algo así como un pasatiempo.

—Puedo enseñarte si quieres, mi padre es fanático del té e hizo que me hiciese un experto en ello desde pequeño.

Los ojos de Kai se agrandaron con emoción—. Eso sería grandioso, gracias —dijo, moviéndose para servir el té, lo miró seriamente—. Ahora, vayamos a lo importante, y comienza a decirme todo sobre esa propues-

El suave llanto infantil saliendo del monitor de bebés que colgaba de su cintura interrumpió lo que iba a decir.

—Lo siento, Natsu despertó —se deslizó de su banco—. Vuelvo en un segundo, no te vayas.

Corriendo fuera de la cocina, regresó un momento después con un adormilado y despeinado Natsu enganchado en su cintura. El pequeño no se veía feliz, pero en el momento en que vio a Noah, una sonrisa llena de lágrimas se hizo espacio en su pequeño rostro.

—¡Noh! ¡Noh! —estiró los brazos en su dirección, esperando ser cargado.

Con una sonrisa, se movió para tomar al pequeño en brazos, sonriendo aun más cuando este se aferró rápidamente a su cuello en un apretado abrazo. El suave perfume de bebé lo rodeó desde todas direcciones, llevando su mente a un estado pacifico que hacia demasiado tiempo no sentía.

—Eres bueno con los niños —Kai observó, riendo suavemente ante la forma en que su bebé se aferraba a Noah—. Mis bebés tienden a ser un poco demasiado cautelosos con los extraños, pero ellos te adoraron desde el instante en que diste un paso dentro. He de admitir, que esa fue una de las razones por las que te contraté en primer lugar.

Sentándose nuevamente, Noah acomodó a Natsu en su regazo y miró al otro con sorpresa—. ¿Enserio? ¿Me contrataste porque le agradé a tus hijos?

Kai suspiró, dándole un sorbo a su taza de té antes de hablar—. Con mi historia de vida y la de Nee combinadas, no puedo evitar ser un padre demasiado sobre-protector con ellos —admitió—. Lamentablemente, eso ha logrado que Haru se convierta en un niño cauteloso y asustadizo del mundo, y que Natsu siempre este aferrado a mi o a Nee y no se sienta seguro en brazos de alguien más, aun cuando se trata de un familiar.

Noah pudo ver la culpa en su mirada antes de que suspirara y se sacudiese.

—Cuando ellos actuaron con tanta confianza contigo, pensé que debía ser algún tipo de señal —dijo, sonriendo nuevamente—. No me equivoqué.

—Nos hemos conocido por poco tiempo, no puedes solo decir algo así. —musitó, algo avergonzado ante la confianza que el otro estaba poniendo sobre él.

—Te conozco lo suficiente como para considerarte más un amigo que un simple empleado —dijo, observando con una expresión cariño a su bebé jugando con los dedos de Noah—. Además, ahora que vas a casarte, seguramente formes una familia pronto. Estoy seguro de que mis niños estarán encantados de jugar con tus futuros hijos, si es que decides tenerlos.

La mirada de Noah se deslizó lejos, observando los pequeños deditos de Natsu aferrados a los suyos.

Tomando su silencio como ofensa, Kai hizo una mueca—. Mierda, lo siento —se apresuró a disculparse—. No debí asumir nada. Vengo de una familia demasiado anticuada en pensamiento, cuando me dicen: Casamiento, automáticamente pienso en niños. Y eso me hace sonar demasiado como mi abuela, lo lamento.

Noah sonrió ante el desvarío del otro antes de hacer un gesto con su mano—. Está bien, es el pensamiento usual —le aseguró antes de dudar y admitir con resignación—. No puedo tener hijos, Kai.

Si era sincero consigo mismo, luego de decirlo tantas veces, finalmente estaba llegando a una especie de acuerdo con ese hecho. Había tenido guardada esa pena en su pecho por tanto tiempo, que contarlo se sentía bastante liberador.

—Oh, diablos, lo siento —Kai hizo una mueca, llegando a él a través de la mesa y apretando su mano—. Lamento haber sido tan desconsiderado.

—No tenías como saberlo. —dijo, intentando darle un pequeña sonrisa.

Viéndose pensativo, la voz de Kai dudó al hablar:— Puedo preguntarte, ¿cuál es la razón?

—Me diagnosticaron esterilidad secundaria —dijo cortamente.

Cuando Kai lo observó, Noah pudo ver la verdadera comprensión en su mirada. Aun sin decirle la historia completa, supo que el mayor sabía perfectamente lo que incluía aquella declaración. El otro no preguntó, ni asumió nada, solo apretó su brazo y le sonrió.

—¿Hace cuanto tiempo te dieron ese diagnostico, Noah?

—Casi cuatro años. —musitó.

Asintiendo suavemente, la voz de Kai se oía completamente paternal cuando habló—. Quizás... —dudó—. Quizás deberías pensar en volver a hacerte esas pruebas.

Noah lo miró confundido.

—La esterilidad secundaria a veces es estacionaria —explicó—. Sé esto, porque alguien en mi familia fue diagnosticado igual. Ha pasado un tiempo, quizás ese diagnostico haya cambiado o puedas hacer un tratamiento para ayudarte a lograr tener un bebé si eso es lo que quieres.

Eso logró impactarlo realmente. Después que le habían dado aquel diagnostico, él solo se había dejado caer. La palabra "estéril" quedó plasmada en su mente y ya no quiso saber nada más. No escuchó al médico cuando le pidió regresar, ni quiso volver a hablar sobre ello con nadie. Había estado demasiado dolido con la perdida de su hija como para importarle algo más, demasiado hundido en su propia tristeza como siquiera detenerse a investigar realmente. Los años pasaron y él solamente lo aceptó.

Sintió sus ojos húmedos cuando miró a Kai con esperanza—. ¿Crees que realmente pueda lograrlo?

Kai se encogió suavemente de hombros—. No puedo hacerte ninguna promesa, Noah, no soy doctor ni puedo ver el futuro —dijo—. Solo hablo en base a la experiencia que conozco. No bajes los brazos aun, no cuando aun pueden haber esperanzas.

Esperanzas... eso era algo que Noah no se había atrevido a tener en mucho tiempo.

—Y si eso no funciona, hay otras alternativas —siguió, sonriéndole—. Sé que serás un gran padre, Noah, no dejes que todo ese amor que tienes para dar se desperdicie.

Noah asintió cortamente, sin querer hablar de ello mucho más, sin querer albergar esperanzas que ya una vez habían sido destrozadas. Estaba a punto de abrir la boca para agradecer y cambiar el tema, cuando la voz de Nee desde la sala lo hizo por él.

—¿¡Te vas a casar!? ¡Solo me fui diez días!

(...)

Pasando una mano por su rostro, Noah terminó la llamada y suspiró.

Luego de un largo día intentando convencer a Nilo de que si eran amigos y que lamentaba muchísimo que él hubiese sido el último en saber sobre su compromiso, y que no, no le había ocultado información adrede, aun cuando pensaba que era una enorme chismoso al que le encantaba meterse en la vida de las personas, finalmente habían podido comenzar con su trabajo.

Comenzaba a pensar que había aceptado el cargo de niñero, más que de asistente.

Saludando al portero al pasar hacia el ascensor, encajó la llave en su lugar y se recostó en la pared acristalada, observando su reflejo que mostraba lo cansado que estaba de correr alrededor del otro. El corazón en su mejilla se había borrado, su maquillaje era un desastre y su cabello... ah, ya ni siquiera quería seguir mirándose.

Lo único que quería era poder tomar una ducha, comer algo y vegetar en el sofá hasta quedarse dormido. Había estado armando todo su plan mientras conducía a su casa, y cada vez le gustaba más su idea. Quizás hasta podía llamar a Reb para que viesen una pelicula, había hablado con el chico en la mañana y se escuchaba lo suficientemente bien como para no preocuparse por él, pero aun así lo extrañaba rondando alrededor.

Vivir solo era bastante aburrido.

O eso fue hasta que abrió la puerta de su apartamento y recordó que al parecer, ya no era tan solitario como recordaba. Suave música provenía desde el equipo de sonido, una dulce voz acompañando la tonada desde la cocina y el delicioso aroma de comida preparándose parecía inundar cada rincón. Sus pasos dudaron por un momento en el pasillo de entrada a la sala, su cabeza regresando en el tiempo al momento en que encontrar su casa de esa forma era algo diario para él.

Quitándose la chaqueta, la dejó caer sobre el sofá junto con su bolso de mensajero antes de girarse y entrar a la cocina. Darius estaba de pie frente a la estufa, revolviendo algo en una olla mientras entonaba lo dulce que era el amor y como él estaba profundamente hundido en él. Apoyándose casualmente en el vano de la puerta, Noah solo lo observó.

La imagen en si era realmente... era difícil explicar como lo hacia sentir la simple vista del otro. Darius lo representaba todo para él, era su familia, su lugar seguro y su felicidad. Verlo lograba que todo el cansancio que sentía se evaporase en el aire, y que todo lo que quedase atrás fuese paz.

Y entonces giró y lo vio, y esa sonrisa podría haber iluminado a una ciudad entera.

—Mm, pero si es el amor de mi vida —Darius murmuró, acercándose para rodearlo con sus brazos y dejar un beso dulce en sus labios—. Bienvenido a casa, amor.

Noah se apoyó en sus brazos, el cansancio de todo el día pareció caer en su cuerpo mientras se dejaba sostener por el mayor—. Mm, podría acostumbrarme a esto.

—Espero que lo hagas, porque pienso estar alrededor un montón —bromeó. Apartando suavemente el cabello castaño de Noah con dedos ásperos, besó con delicadeza su mejilla mientras lo sostenía allí por un momento más—. Seguramente estas cansado. ¿Por qué no vas a darte una ducha y ponerte ropa cómoda? La cena estará lista pronto, y quiero saber como te fue en tu primer día de regreso al trabajo.

Sonriendo un poco, asintió—. Va a encantarte escuchar eso, Nee lloró un poco hoy.

—Si, que trabajes para ese tonto tiene su lado bueno —rio antes de liberarlo y permitirle alejarse—. Ve a ponerte cómodo, terminaré con la cena.

Con una última sonrisa, Noah corrió escaleras arriba, sintiéndose más renovado ahora. Luego de una ducha rápida y asegurarse de que todo el maquillaje desparramado en su rostro desapareciese, se vistió con su pijama, el cual era en realidad una camiseta vieja de Darius que le quedaba grande, y bajó nuevamente, deteniéndose al final de las escaleras con sus ojos abiertos con sorpresa.

En el tiempo que había tardado en ducharse, Darius había preparado una especie de pequeño picnic alrededor de su mesa de café. La luz había sido atenuada, dejando que las velas esparcidas alrededor le diesen un aspecto más romántico al ambiente. Cojines y mantas habían sido acomodadas alrededor de una mesa decorada con pétalos de rosa y una cena perteneciente a un restaurante acomodada encima. La suave música seguía sonando alrededor, ahora teniendo un tinte más suave que antes.

Antes de que pudiese abrir la boca para llamar a Darius, este apareció a su lado, luciendo una gran sonrisa—. Hey, hermoso —dijo, extendió su mano—. ¿Me harías el honor de acompañarme a una velada romántica?

Devolviéndole el gesto, deslizó su mano en la ofrecida—. ¿Que haces?

—Te dije que iba a hacer las cosas bien esta vez, estoy intentando eso ahora —dijo, antes de tenderle un ramo de flores que solo él podía saber de donde habían aparecido—. Para ti.

Aceptando el mismo, Noah acarició con la punta de sus dedos los suaves pétalos—. Tulipanes rosas —murmuró. Darius conocía perfectamente su desagrado hacia las rosas, así como sabía de su amor hacia los tulipanes—. Gracias, Dare.

—Aun no agradezcas, la noche aun no termina. —dijo con un guiño.

Con una mano suave en su cintura, lo guio hacia la mesa y a una velada increíble. Darius era todo un caballero cuando quería serlo, y cuando no, también. Siempre estaba allí, adelantándose a sus necesidades, escuchando cada una de sus palabras con total atención y dedicándole unas palabras suaves cuando eran necesarias. Hablaron sobre su día, sobre sus familias, sobre sus recuerdas juntos...

Habían alejado la mesa y estaban acomodados en los cojines, mirando una vieja pelicula romántica en el televisor cuando Noah sintió como Darius deslizaba algo en su dedo anular. Parpadeando fuera de la pantalla, miró hacia abajo antes de subir su mano, viendo las pequeñas piedras del anillo brillar bajo la suave iluminación de las velas.

Y era un anillo hermoso.

A Noah jamás le había gustado ostentar, y ambos sabían perfectamente que un anillo de compromiso común, con una piedra grande y vistosa, aunque podían permitírsela, no era algo con lo que pudiese sentirse cómodo. En cambio, la pequeña banda dorada con pequeñas incrustaciones rosadas y un hermoso osito sosteniendo una piedra en el centro, era simplemente perfecto.

—¿Dare...?

Deslizando su mano por su palma, Darius entrelazó sus dedos y observó la joya de cerca—. Mandé a hacer este anillo mientras vivíamos en Australia —confesó—. No tuve ocasión de dártelo en ese entonces, así que lo mantuve conmigo, esperando poder verlo en tu dedo en algún momento. Queda perfecto.

—¿Ibas a proponérmelo? —preguntó, encontrándose con los ojos verdes que lo observaban con fascinación a su lado.

Darius rió suavemente—. Cariño, yo estaba preparado para casarme contigo esa primera noche que nos confesamos —admitió—. Pero pensé que era demasiado apresurado, me dije a mi mismo que debía esperar y dejarte adaptarte a nuestra nueva relación. Luego todo lo demás sucedió y ya no hubo oportunidad, hasta ahora. Me alegra que finalmente ese anillo haya llegado a su dueño, al igual que mi corazón, siempre ha sido tuyo.

Mirando ese hermoso rostro que lo observaba con nada más de adoración, Noah sintió su corazón acelerarse en su pecho, todo el amor que sentía por Darius parecía atrapado en su interior y estaba tan harto de mantenerlo aprisionado. Todos esos años en que había ocultado como se sentía, solo habían servido para hacer sentir a todos miserables. Ya no quería volver a hacerlo.

Inclinándose más cerca, unió sus labios en un beso suave, volcando todo ese afecto que sentía en el simple toque. Pero fue obvio luego de un momento, que eso ya no era suficiente para ellos. Habían pasado años negándose a si mismos lo que obviamente querían, era difícil estar tan cerca de una persona sin poder tocarla y besarlo. Y cuando por fin puedes hacerlo, resistirte es una tarea imposible.

El beso se tornó más profundo, pudo sentir las manos de Darius instalándose en sus caderas, apretando suavemente pero sin hacer un movimiento más allá. Estaba conteniéndose, Noah podía sentirlo en él, Darius no quería presionarlo ni llevarlo a hacer nada que no quisiese, lo había dicho varias veces ya, y era exactamente el tipo de persona que cumplía con su palabra sin importar nada.

Noah no quería que se contuviese, ya habían tenido suficiente de eso los dos.

Deslizándose con suavidad, se acomodó a horcajadas en el regazo del de ojos claros, sonriendo cuando este lo vio con sorpresa. Arrastrándolo a un nuevo beso, movió sus manos para desabotonar la pulcra camisa gris y poder pasar sus manos por la suave y sedosa piel. Sus dedos se topar con una de sus tetillas, pellizcándola suavemente y sintiendo a Darius estremecerse bajo él.

Quebrando el beso, el mayor lo miró con seriedad—. ¿Estás seguro, Noah?

Asintió con firmeza antes de hablar en un tono más afectado del que había esperado:— Te necesito, Dare.

—Me tienes, amor —murmuró—. Me tienes.

Y fue entonces cuando Darius realmente comenzó a moverse. Sus manos se deslizaron bajo la camiseta de Noah, sus dedos clavándose en la piel de sus muslos mientras deslizaba su lengua con destreza, arrancando gemidos de Noah sin que este pudiese hacer nada para contenerse.

Cuando el oxigeno fue algo vital, el beso se detuvo y su camiseta desapareció. Los labios de Darius bajaron a su pecho, tan calientes y húmedos, lamieron y chuparon dejando obvias marcas antes de morder sus tetillas, logrando que se retorciese sobre el miembro duro que podía sentir bajo su trasero.

—Dare... —se quejó suavemente.

Darius no le dio respiro, volviendo a besarlo mientras sus manos se deslizaban más arriba, colándose dentro de su ropa interior. Uno de sus dedos jugo suavemente sobre su agujero sin presionar dentro mientras su otra mano frotaba y presionaba su miembro ya duro, arrancando pequeñas maldiciones de sus labios cuando intentaba obtener más fricción de la que el mayor le permitía.

Sus manos se deslizaron, y jugó con el pecho de Darius, intentando devolver el juego que recibía, pero en el momento en que la punta de ese dedo se deslizó en su interior, perdió la cordura. Gimiendo suavemente, jaló la ropa de Darius para que se la quitara mientras se movía más cerca de esa mano intrusa, deseando más.

Darius no lo decepcionó, su dedos se deslizó más en su interior y un gemido fue arrancado de su propia garganta—. Infiernos, Teddy, estas tan mojado.

—Por ti... para ti... —jadeó—. Te necesito, Dare, te necesito tanto.

—Lo sé, bebé.

Ese dedo se movió dentro y fuera, su miembro fue liberado y masajeado, su cuerpo actuando por voluntad propia en busca de la liberación que le era negada en cada oportunidad. Gruñendo bajo, harto de ser burlado, se movió para quitarse la última prenda que le quedaba antes de volver a su posición y alcanzar el botón del pantalón de Darius.

—¡Noah! —Darius se quejó cuando Noah abrió sus pantalones, sacando aquello que había estado presionando contra él todo el tiempo.

Volviendo a besarlo, Noah movió su mano en un largo masaje, sintiendo la sedosa piel bajo su mano mientras su cuerpo temblaba de emoción. Enloqueció a Darius por un tiempo, devolviéndole una probada de lo que antes le había hecho a él pero eso no duró demasiado, su propia necesidad tomando el control.

Las manos de Darius estaban en sus caderas, sosteniéndolo con delicadeza mientras se bajaba a si mismo sobre su miembro, sintiendo al otro entrar centímetro a centímetro en su interior hasta llenarlo por completo. Se tomó un instante para acostumbrarse, sintiendo el cuerpo bajo el suyo temblar con fuerza pero aun mortalmente quieto.

Solo cuando estuvo completamente seguro, comenzó a moverse suavemente, probando cada posición antes de sentirse cómodo y comenzar a moverse. Él no era virgen ni por casualidad, ninguno de los dos lo eran, y se conocían demasiado bien en la intimidad como para encontrar rápidamente su propio ritmo, moviéndose en coordinación. Darius lo encontró en cada embestida mientras se aferraba a sus hombros.

Manos ásperas se deslizaron por su cuerpo mientras besos eran esparcidos en su pecho y rostro, labios se encontraron y esa familiar sensación de euforia lo dominó con fuerza. El sudor perló su piel, sus gemidos parecían hacer eco en cada rincón del espacio, mezclándose con los gruñidos de Darius y la piel golpeando contra piel.

—Mierda, extrañaba tanto esto —Darius gruñó, sus uñas dejando marcas en sus caderas mientras lo movía a su voluntad—. Extrañaba estar en tu interior, Teddy.

—¡Siiii! —jadeó, demasiado hundido en su propio deseo.

Con un movimiento rápido, Darius se movió para recostarlo en el suelo, quitándose su propia ropa antes de enganchar sus piernas en sus brazos y volver a entrar en él. Aferrándose a la alfombra bajo su cuerpo, Noah clavó sus uñas, recibiendo cada embestida, deseando la siguiente.

—Despacio, Dare —se quejó en un jadeo—. Ha pasado un tiempo para mi.

—Lo siento, cariño —murmuró, dejándose caer sobre él. Con un brazo a cada lado de su cabeza, se acercó a besarlo, logrando que cada espacio de sus cuerpos sudados quedase en contacto—. Se siente tan bien, estas tan apretado, Teddy.

Se sentía así, un ajuste perfecto, como si hubiesen sido creados para encajar perfectamente. Moviéndose un poco más lento, cada empuje golpeó el interior de Noah, en ese punto en particular que lo hizo gemir con fuerza y aferrarse con sus uñas a los hombros del otro mientras su cuerpo era saqueado a voluntad.

Darius beso cada espacio en su pecho, mordiendo suavemente sus pezones mientras movía su mano para tomar su miembro desatendido, golpeando en su interior al tiempo que lo acariciaba. Quejándose, Noah se sostuvo al cuerpo más grande mientras sentía su calentarse para huir en un punto fijo.

—Dare, voy a... —ni siquiera pudo terminar sus palabras, pero con un par de empujes más, Darius lo siguió de cerca.

—Infiernos, Teddy —Darius se quejó un tiempo después, sus labios pegados a su hombro mientras intentaba recuperar el aliento—. Si todo eso fue con un anillo... voy a terminar comprándote una maldita joyería.

Noah rio entre dientes, sintiendo su última barrera desplomarse completamente. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro