Capitulo Treinta y Seis.
Dos semanas.
Dos malditas semanas, y Noah aun no podía poner dos bocados seguidos en su boca sin que su estomago se revelara como si realmente lo odiase. Estaba harto. Había pasado tanto tiempo inclinado sobre el inodoro, que comenzaba a pensar que cambiar el mismo era una necesidad, comenzaba a odiar la maldita cosa.
Terminando de donarle su almuerzo al inodoro, jaló la cadena y se puso de pie de forma tambaleante, acercándose al lavabo para poder arrojar agua en su rostro. Cepillando sus dientes por lo que debía ser la decima vez en el día, echó un vistazo a su reflejo y suspiró pesadamente. Se veía como el infierno y se sentía aún peor que eso. Su rostro estaba pálido, había ojeras bajo sus ojos oscuros y debido a todas las veces que se había visto obligado a humedecer su rostro, su maquillaje había desaparecido para ese momento.
Desde el día de su cumpleaños, las nauseas parecían haber aumentado a pasos agigantados. Había sido advertido de ello luego de la prueba de sangre que confirmó su estado, pero había pensado que sería igual que en su primer embarazo. Con su niña, las nauseas habían sido suaves y llevaderas.
Ahora... ahora festejaba si podía comerse una galleta y no devolverla a los dos segundos.
Todo se sentía demasiado surreal todavía. Aun cuando el embarazo les había sido confirmado a través de la prueba de sangre y de una ecografía, ni él ni Darius habían logrado procesar la noticia completamente. Todo se sentía demasiado bueno para ser verdad, así que ninguno de los dos quería ilusionarse aún. Solo había sido una pequeña mancha en una pantalla, solo una palabra escrita en un papel, ¿cómo podía ser eso la razón por la que sus vidas estaban a punto de cambiar completamente?
No, Noah se negaba a aferrarse a una ilusión tan grande una vez más.
Sacudiendo su cabeza, secó su rostro con una toalla de mano antes de tomar un respiro profundo y salir del baño. Todo su mundo se balanceaba, podía sentir su estomago resentirse, al igual que su garganta debido al vomito constante. Quizás necesitaba dormir un poco, se sentía como si eso fuese la respuesta a todo.
Entrando a la habitación, observó la cama de sabanas desordenadas e intentó apresurarse a llegar a ella, pero su cuerpo lo traicionó, logrando que sus piernas fallaran y de no ser por los rápidos reflejos de unos fuertes brazos familiares, con seguridad habría obtenido un buen golpe.
—Te tengo, Teddy —Darius musitó, llevándolo al cálido hueco de sus brazos.
—Dare —musitó—. Regresaste.
Un suave beso fue depositado en su frente—. Te pedí que me llamaras si las nauseas no desaparecían, cariño —dijo—. Podría haber transferido algunas lecciones a un colega y haber llegado antes.
—Estoy bien, Dare.
Alcanzando su barbilla, Darius hizo subir su barbilla con dedos suaves, dejando un pequeño beso en la punta de su nariz—. Si te vuelvo a escuchar decir esa mentir, voy a palmear tu bonito trasero, y de no de la forma bonita —advirtió antes de que su pulgar subiese a acariciar las oscuras ojeras bajo sus ojos—. Has tenido nauseas por días.
Noah suspiró—. Eso es lo normal, ¿verdad? Se supone que tenga nauseas.
—Si, pero no creo que deban ser tan fuertes como las que estas teniendo —dijo—. ¿Has logrado comer algo hoy? Y no te atrevas a mentirme.
Aunque realmente pensó en hacerlo, la mirada de advertencia de Darius lo tuvo diciendo la verdad—. No, nada se queda dentro.
—Bien, eso era lo que temía —dijo. Y con un suave movimiento, cargó a Noah en sus brazos—. Vamos al hospital.
—¿Qué? ¡No! —negó, revolviéndose—. Estoy bien, yo-
—Noah —lo interrumpió, dedicándole una mirada de advertencia—. No vas a seguir de este modo. Infiernos, Teddy, casi puedo sentir como eres más liviano ahora de lo que eras hace un par de semanas. Si sigues así, terminarás desapareciendo. Debes comer, no puedes seguir así.
—Intentaré comer. —aseguró.
—Lo has intentado durante dos semanas completas, te he permitido hacerlo a tu modo por mucho tiempo —dijo—. Ahora lo haremos a mi modo, e iremos al hospital.
Aunque no pudo evitar hacer pucheros, se sentía demasiado mal como para discutir con él por eso. Así que, recostándose en el pecho del mayor, se permitió ser cargado fuera del apartamento, hasta el ascensor y luego directamente a su auto.
Llegaron al hospital en menos de quince minutos, y fueron atendidos bastante rápido. Otros cuarenta minutos después, luego de haber sido examinado de izquierda a derecha y viceversa, Noah estaba recostado en una camilla con una vía clavaba en su brazo. Al parecer estaba deshidratado, lo que debía ser rápidamente corregido dada su condición.
Así que allí estaba, en una pequeña habitación de hospital, con una aguja clavada en su brazo y siendo vigilado de cerca por la mirada de halcón de Darius. Noah no estaba nada feliz, los hospitales no eran su lugar favorito, y las agujas eran sus enemigas numero uno.
—No me gusta estar aquí —se quejó—. Quizás podríamos pedir que alguien me ponga una de esas bolsas para llevar e irnos a casa.
—No nos iremos, Teddy —Darius decretó, acomodándose mejor en la silla en que estaba sentado a un lado de la camilla—. Así que quédate quieto y aguanta un poco más, terminará rápido.
Mirando la bolsa conectada a su brazo, la cual tenía mucho más de la mitad del liquido en su interior todavía, suspiró—. Esto va a llevar una eternidad.
Riendo entre dientes, Darius se puso de pie y rebuscó en el bolsillo de la su chaqueta, regresando un instante después y tendiéndole lo que sacó. Noah no tardó en reconocer el estuche rosa de su propio teléfono, aunque estuvo sorprendido, dado que ni siquiera se percató de que el otro lo había tomado antes de llevar al hospital.
—Hombre precavido vale por dos —Darius se jactó con una pequeña sonrisa.
Sonriendo, tomó el teléfono—. Tu vales por mil, Dare.
—Mm, me gusta cuando me halagas —dijo, inclinándose sobre la camilla hasta que sus narices se tocaron—. Sabes, yo podría cerrar la puerta ahora y entretenerte de una forma mucho más creativa.
Eso lo hizo reír—. Tus formas creativas son las que me pusieron en esta posición en primer lugar —dijo, y aunque dejó un breve beso en sus labios, no tardó en apartarlo—. Además, no hay forma de que haga algo contigo con una maldita vía conectada a mi brazo.
Aunque puso mala cara, el mayor volvió a sentarse en su silla—. ¿Las náuseas se fueron?
—Ya no son tan fuertes —admitió—. Hazme un favor y diles que me vendan un par de galones del medicamento que me dieron, creo que voy a necesitarlo.
—Ten por seguro que voy a conseguir algo de eso para llevar.
Ding.
Su celular vibró en su mano, llevando su atención lejos del rostro sonriente del mayor. Encendiendo la pantalla, abrió el mensaje que había llegado y frunció el ceño. Era Reb, y el mensaje en realidad era bastante corto, solo una carita haciendo un gesto malvado y un enlace en la parte baja.
Curioso, oprimió sobre el mismo, el cual lo envió directamente a un grupo de chat bastante activo. A medida que sus ojos se deslizaban por la pantalla, el sonido de "ding, ding, ding" de las notificaciones seguía reproduciéndose sin cesar.
[...fui con Van a la escuela primaria, él era un niño realmente malo...]
[...él fue mi bully personal durante toda la secundaria...]
[... me acosó mientras íbamos a la universidad...]
[...Van intentó abusar de mi...]
[...envió a personas a que me golpearan simplemente porque no le agradaba...]
[...Van intentó matarme...]
A medida que bajaba, los relatos se hacían más extensos y detallados. Era como si las personas hubiesen encontrado un lugar donde desahogar todo lo que llevaban callado durante tanto tiempo. Y había muchas, realmente demasiadas como para llevar una cuenta real. También hubo fotografías, capturas de pantallas y hasta audios, estás personas tenían pruebas reales de lo que estaban diciendo, era realmente increíble.
—Bueno, mierda —susurró—. Creo que acabamos de encontrar una mina de oro.
—¿Uh? —curioso, Darius se acercó a mirar también, sentándose a su lado cuando Noah le hizo un espacio en la camilla, permitiéndole leer lo mismo—. Wow, hay demasiadas personas enojadas con él.
—Quiero decir que no me sorprende, porque él es un imbécil —susurró—. Pero en realidad, si estoy sorprendido. No esperaba que hubiesen tantas personas furiosas ahí afuera.
[abluekitty: ¿Alguien conoce a Christopher Kantachai?]
[abluekitty: Él y Nate eran pareja antes de que Van los separara]
Noah rodó los ojos ante el nombre de usuario—. Dios...
—¿Ese es mi cuñado? —Darius río—. Ser sutil parece ser lo suyo.
Por supuesto que era Blue, ¿quién más usaría ese nombre de usuario?. Ese no era su único mensaje, había varios más donde había incitado a las personas a seguir contando cosas. Varias personas respondieron positivamente a esa pregunta, recordando a Chris de sus días de universidad o secundaria, así como a la amorosa relación entre Chris y Nate.
[foxy-thai: Escuché que Van tuvo mucho que ver con el accidente de los padres de Christopher]
[foxy-thai: Él estaba obsesionado con Nate, quiso matar a Christopher para así separarlos]
—Reb y Blue deberían ser amigos —Darius arrastró—. Tienen el mismo concepto de "sutileza".
[foolking: *video adjunto*]
[foolking: Él mismo lo admitió, véanlo ustedes mismos]
Noah no necesitaba abrir el video, él ya lo había visto y su estómago aún se revolvía al recordarlo. Eso era otra cosa que lo tenía irritable, lo que jodía aún más su salud. Chris había resultado realmente herido solo para conseguir el video para que tuviese una confesión de Van. Eso no era lo que Noah quería, él había querido protegerlos para que cosas así no sucedieran.
Para empeorarlo todo, él ni siquiera podía ir a ver al otro para comprobar como estaba, había tenido que aceptar las palabras de Blue y la voz de Chris a través del teléfono diciéndole que se encontraba bien. Pero eso no le bastaba, y sabía que a Nate tampoco. Ambos querían ver con sus propios ojos la condición de Chris, pero debido a la pesada vigilancia de sus abuelos sobre ellos, hacerlo sería tonto.
Así que, si, estaba enojado por eso.
El video provocó una lluvia de mensajes furiosos. Las personas, que ya habían estado enojadas con Van desde antes, parecieron exponenciar esa ira al ver las imágenes. La sensación de que alguien iba a ser linchado pronto pareció aumentar, logrando que Noah hiciese una pequeña mueca, pero sin sentir siquiera una pizca de pésame por el tipo.
Entre todos esos mensajes de enojo, también hubo un par de otros que lo hicieron detenerse por un instante. Ese video no solo mostraba la declaración de Van, también exponía el origen de Noah.
[... ¿Chris dijo que es su hijo?...]
[... ¿el hijo de Nate es de Chris?...]
[... ¡Oh, por dios, Van robó a su niño!...]
[...él no solo los separó, también se robó a su hijo...]
[... pero, el hijo de Nate, ¿no nació dentro del matrimonio con Van?...]
Antes de que pudiese leer las reacciones a ese último mensaje, el rostro de Reb ocupó toda su pantalla, advirtiéndole de una llamada entrante. Aceptando la misma, puso el altavoz.
Reb no se molestó en un saludo o una palabra de reconocimiento, yendo directamente al tema en cuestión—. El video está siendo compartido con rapidez, seguramente se hará viral en poco tiempo —dijo—. ¿Aun estas bien con eso?
Noah había tenido una larga y profunda charla con su padre sobre todo el asunto, y Nate había estado más que dispuesto a soportar cualquier consecuencia que el compartir esa información pudiese traerles. Según él, le había hecho suficiente daño a Noah en el correr de su vida, y las reacciones que obtuviese de revelar dicha información, serían su castigo. Noah no estaba de acuerdo con eso, pero no podía detenerlo si era lo que deseaba.
—Estoy bien —respondió, tanto para Reb como para Darius que lo observaba con preocupación—. Si te soy sincero, me importa poco si soy tildado de "bastardo", he sido tratado de cosas peores en el correr de mi vida. Al menos no soy el hijo de un asesino, ese es mi consuelo.
—Bueno, eso es realmente bueno, porque ese bendito video está en las redes ahora mismo, y estoy seguro de que será la noticia número uno de la prensa rosa para primera hora de la mañana.
—Es lo que esperábamos —musitó en acuerdo—. ¿Cómo están las cosas con el esposo de Marie?
Marie era la amante del viejo, la cual era realmente una cosa para tener en cuenta. En las últimas semanas, el investigador privado había logrado encontrar mucha mierda de ella. Entre ellas, era la probabilidad, demasiado pesada, de que dos de sus hijos fueran realmente hijos del padre de Van. Había muchas pruebas que apuntaban a eso, y como buenos samaritanos que eran, Reb y Noah habían decidido que el esposo tenía que saberlo.
—El pobre acaba de recibir los resultados de los exámenes de ADN que les hizo a sus hijos —dijo—. Por lo que me han dicho, está realmente furioso.
—Yo también lo estaría si estuviese en su lugar —musitó—. Y estoy muy seguro de que mi abuela va a estar igual o más furiosa que él.
Hubo un instante de silencio al otro lado antes de que la voz emocionada de Reb regresara—. ¿Eso quiere decir...?
—Envíale las fotografías a ella —dijo—. Cuanta más discordia exista entre ellos, estarán menos dispuestos a ayudarse los unos a los otros.
No pudo evitar rodar los ojos al escuchar al otro festejar al otro lado, Reb había estado ansioso por obtener su aprobación para fastidiarle la vida a los padres de Van. Había estado haciendo pucheros por días luego de que Noah le prohibiese enviar las fotos desde el primer día, ahora se sentía como si le hubiese dado el mejor obsequio del mundo.
Noah no estaba apresurándose con nada, había estado cronometrando todo para que nada se saliese de su control. Ahora que había lanzado la bomba, los micrófonos que su padre había puesto en casa de sus abuelos finalmente servirían para algo. Planeaba exponerlos de todas las formas posibles, porque sabía que ellos encontrarían la forma de hundirse aún más a sí mismos.
Y así él no tendría que ensuciar sus manos para nada.
Con un tono emocionado, Reb se despidió rápidamente luego de recibir el permiso, asegurándose que se pondría manos a la obra en ese mismo instante. Eso le recordaba a Noah el siempre quedarse del lado bueno del chico. Reb siempre parecía demasiado entusiasmado de hacerle daño a las personas "malas", como le gustaba etiquetarlas.
Solo esperaba que esas personas malas realmente no esperasen el golpe o él iba a estar en un montón de problemas de los que sería difícil salir.
—No te estreses demasiado —Darius pidió, rodeándolo con su brazo al tiempo que dejaba un beso en su cabello—. Todo saldrá bien, así que deja que fluya.
Estaba a punto de abrir la boca para responder cuando la puerta se abrió y su médico, vestido con su usual bata blanca y sus lentes colgando de su nariz, entró con una tablilla bajo el brazo y una sonrisa en sus labios.
—Señores Baker —saludó—. Diría que es bueno verlos, pero dada la situación, me encantaría que no tuviesen que estar aquí en absoluto.
—Lo mismo digo —Noah estuvo de acuerdo, dándole un codazo a Darius para que saliese de la camilla antes de ser amonestados por el hombre.
Haciendo lo pedido, Darius se quedó de pie a un lado de la cama y miró al hombre de bata—. ¿Entonces? —preguntó—. ¿Las nauseas son normales o hay algo más? ¿Qué dicen sus análisis?
—Directo al punto, está bien —el médico siguió con actitud positiva—. Las nauseas que estas experimentando, Noah, son normales. Todos los embarazados las sufren, solo que tu las tienes en mayor escala que otros, por eso lo mejor es que controlemos esto para evitar que te deshidrates y asegurarnos de que tengas suficientes nutrientes para ti, y para la vida creciendo en tu interior.
Noah asintió suavemente—. ¿Eso quiere decir que ya me puedo ir?
—Si —asintió antes de agregar—. Pero antes me gustaría hacerte un último examen rápido.
Fue como picar una burbuja, toda la felicidad de la posibilidad de irse rápido, se evaporó con un par de simples palabras—. ¿De qué se trata?
—Una ecografía —dijo—. Quiero asegurarme de que el feto esta creciendo adecuadamente.
Compartiendo una mirada con Darius, Noah se percató de que el medico parecía demasiado emocionado con algo, pero si eso le aseguraba que podía irse más rápido, Noah le permitiría hasta sacar placas de ser necesario.
Algunas vueltas después, el médico arrastró un ecógrafo portátil a la habitación y lanzó algo de liquido frío en el aun plano abdomen de Noah. Murmurando un "aquí vamos", apoyó el pequeño aparato sobre su piel y comenzó a moverlo en varias direcciones, mirando la pantalla con atención. Un instante después, comenzó a murmurar para si mismo.
Darius, de pie al lado de Noah, sosteniendo su mano con fuerza, observó la imagen con curiosidad, pero sin parecer comprender lo que veía. Noah lo miró con un poco más de atención, percatándose de cuan nervioso se veía.
Supuso que una noticia así se puede ignorar hasta cierto punto, ¿verdad?
Y entonces, el suave sonido, como el de un tambor, hizo eco en la habitación. La mano de Darius se cerró sobre la suya mientras Noah sentía su propio corazón golpear en su pecho. Girando su cabeza, vio las ondas que significaban un corazoncito latiendo con fuerza mientras el sonido enviaba ondas en su cuerpo.
—¿Es...?
—Es el corazón de tu bebé —el médico asintió—. Y también la razón, en parte, de tu malestar.
—¿Qué? —lo miró confundido.
—Gemelos, Noah —aclaró, moviendo el aparato y permitiéndole ver las dos pequeñas manchas en la pantalla—. Estás llevando gemelos.
Eso fue un shock aun más grande, por lo que no pudo evitar sacudir la cabeza—. Eso es imposible —dijo—. Se suponía que no podía quedar embarazado, ¿cómo pueden ser gemelos?
—El tratamiento que estabas haciendo era bastante fuerte, mucho más de lo que tu en realidad necesitabas —dijo—. Te hizo más fértil. Esto es más usual de lo que piensas. Los embarazos múltiples son usuales luego de un tratamiento de fertilidad.
—Esto es... imposible.
—En casos como estos, nada es imposible —permitiéndole ver la imagen un poco más, el doctor suspiró, limpiando su abdomen con un paño cercano antes de volver a verlos—. Al final, era exactamente lo que había pensado. Voy a darles un momento para procesar esta noticia, pero jóvenes, debemos hablar enserio luego. Este no será un embarazo fácil, con tus antecedentes, más el ser un embarazo múltiple, se trata de una situación de alto riesgo.
—¿Podría perderlos? —Darius hizo la pregunta que Noah quería hacer sin éxito.
Mirando entre ellos, el medico suspiró—. Haremos hasta lo imposible porque ambos niños lleguen sanos al final de este embarazo, se los prometo.
—Pero no garantiza que ambos sobrevivan. —Darius musitó, y aunque no era una pregunta, sonó un poco como una—. ¿Cuál es el porcentaje de éxito en este tipo de situaciones?
El médico hizo una pequeña mueca—. Pensar en eso es tonto —dijo—. Ustedes dos son un caso único, y los trataremos como tal. Puedo garantizarles, que haré hasta lo imposible, para que al final de todo, vuelvan a casa sus dos hijos en brazos.
No dijo mucho más, en vez de eso, se giró y se marchó antes de que pudiesen soltar otra pregunta. En el momento en que la puerta se cerró detrás de él, el sollozo que había estado reteniendo escapó a través de los labios de Noah mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. La alegría corrió a través de él al mismo tiempo que el miedo lo hizo.
Acababan de decirle que tendría dos bebés, solo para terminar advirtiéndole que quizás solo podría sostener a uno al final. No tenía idea si podría sobrevivir sabiendo que no había podido proteger a otro de sus hijos.
—Mírame, Teddy —Darius pidió, empujando suavemente su barbilla para que pudiese encontrarse con sus llorosos ojos verdes. Con una seguridad que solo él era capaz de mostrar, deslizó su mano hasta llevarla a descansar sobre su abdomen con suavidad, dedicándole una mirada segura—. Ambos están aquí ahora, seguros en tu interior, no pensemos en otra cosa ahora y concentrémonos en mantenerlos a ambos seguros.
—No puedo perder a otro bebé, Dare. —sollozó, admitiendo su miedo en voz alta finalmente.
Pudo ver el mismo miedo en la mirada del otro, pero como siempre, Darius se mantuvo firme—. No vamos a perderlos —dijo—. Ambos nacerán hermosos y sanos, y seremos los mejores padres del mundo, ¿sí? Confía en mi en esto, ¿puedes?
Noah quería, quería tanto creer ciegamente en esas palabras—. Pero...
—Mira —Darius señaló la pantalla donde la imagen congelada de la ecografía seguía mostrándose—. Ellos están bien ahora, completamente seguros en tu interior. Aférrate a eso ahora, amor, ambos están bien, nos aseguraremos de que estén seguros.
Mirando esas pequeñas formas que eran sus bebés, una nueva determinación apareció en el interior de Noah. No iba a permitir que volviesen a herir a uno de sus hijos, le había fallado a su primera hija y era algo que jamás podría perdonarse. Pero el destino había decidido poner dos milagros en su camino, y él iba a luchar con uñas y dientes para proteger la vida creciendo en su interior.
Su mano se deslizó sobre la de Darius en su abdomen mientras el llanto volvía a sacudirlo, esta vez repleto de felicidad.
Gemelos, tendría gemelos.
Sus bebés... finalmente podría tener la familia con la que tanto había soñado.
***
N/A: Aunque no lo crean, no estoy obsesionada con los embarazos múltiples... aunque lo parece jeje
En realidad, desde el inicio y desde que Noah y Darius fueron creados en mi cabeza, está sería su situación. (Las que nunca estuvieron en el plan fueron las mellizas de Nicky, pero bien... las vueltas de la vida XD)
Espero que les este gustando, y cada vez estamos más cerca del final de la historia de estos dos.
Prometo seguir con las demás novelas en cuanto pueda, pero realmente me gustaría terminar esta primero, así que ténganme paciencia, ¿sí?
Gracias por todo, por seguir ahí y por leerme.
L@s quiero.
-Nina.
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