Capitulo Siete.
Noah estaba... ¿sorprendido? ¿confundido? ¿anonadado? ¿desconcertado?
Ya ni siquiera estaba seguro de cual debía ser el sinónimo que debía usar para describir lo que estaba sintiendo en ese instante mientras estaba de pie allí, mirando el cielo con una extraña sensación girando en su interior. No había emoción allí, ya que como la primera vez que había sido victima de aquella torpe muestra de cariño, estaba lejos de sentir algo por el estilo.
"Horrorizado" esa era la palabra que estaba buscando y definía perfectamente su situación.
—"Lo siento, Noah" —Nee leyó, deteniéndose a su lado mientras observaba en la misma dirección—. El pequeño corazón aun lado le dio un toque especial, debes admitirlo.
Sintiéndose mortificado, cubrió su rostro antes de murmurar—. No puedo creer que volviese a hacerlo.
—Espera, ¿volviese? —Nee lo miró con incredulidad—. ¿Esta no es la primera vez que hace algo así?
Noah negó lentamente, quitando sus manos y echando un nuevo vistazo al cielo—. Es su forma de disculparse.
—¿Acaso nadie le dijo que hay formas más baratas, y discretas, de hacerlo? —dijo antes de detenerse a si mismo, curiosidad brillando en su mirada—. ¿Que fue lo que te hizo para tener que disculparse así?
—En realidad, nada —admitió—. Pero he estado respondiendo a sus mensajes de una forma un poco más distanciada, así que supongo que pensó que estaba enojado con él y por eso hizo esto.
—Vaya, y yo que creía ganarme el premio al más desquiciado con respecto al amor —murmuró antes de asentir—. Hazle saber a Darius que finalmente logró ganarme en algo.
Ignorando la pequeña espina que el otro había arrojado, Noah volvió a observar el mensaje escrito en el cielo y suspiró. Era increíble que luego de no hablarle por un par de días, el chico pensara que debía recurrir a algo así para acercarse nuevamente. No había sido su intención ignorar al otro, pero en realidad, aun estaba demasiado afectado por lo que había sucedido en casa de Blue y Damon, además, de que su plan de alejarse del chico tenía que comenzar en algún momento. Él realmente había pensado que había sido sutil en eso, pero al parecer Darius no había pensado lo mismo.
—¿Que harás ahora? —Nee interrogó—. ¿No crees que deberías llamarlo y decirle que lo perdonas? No es que esté de su lado, pero vamos, el chico escribió un mensaje en el cielo para ti, eso debería contar en algo, ¿no?
—No hay nada que perdonar, él no hizo nada malo.
—Él parece pensar que si lo hizo —hizo un gesto vago, pareciendo darle vueltas a algo en su cabeza antes de soltar:— ¿Puedo preguntarte algo sin sonar como un entrometido?
Noah le echó un vistazo—. ¿Acaso no lo eres todo el tiempo?
Poniendo mala cara, el castaño hizo caso omiso de sus palabras y sin esperar permiso, preguntó:— Tú y Darius, ¿que son exactamente?
—¿Que quieres decir?
—Bueno, él actúa como un loco enamorado, tú hablas como si fuesen los mejores amigos que han existido jamás —dijo, haciendo un gesto vago con su mano—. Y por alguna razón, sin importar cuanto he insistido, Blue se niega darme una etiqueta para ponerle a su relación, estoy confundido.
—Sinceramente, no sé porque te importa —respondió—. Pero como sé que si no te doy una respuesta, seguirás insistiendo, te diré que solo somos amigos cercanos, solo eso.
Nee asintió lentamente, como si estuviese meditando eso antes de señalar el cielo—. Lamento decírtelo, pero eso no es algo que un amigo haga por otro —dijo—. La última vez que me pelee con Blue, le puse sal a su yogur y embarré sus tenis con mantequilla de maní, y aun así, solo me limité a soltar un "lo siento" cuando Kai me obligó a disculparme con él.
—Obviamente, ustedes dos no son como nosotros.
—Obviamente que no, porque de serlo, Damon me cortaría las pelotas —dijo con simplicidad—. No tengo idea de que se traen ustedes dos, pero comienzo a sentir que son más complicados que armar un cubo Rubik.
Noah bufó una pequeña risa, pero no dio ninguna respuesta a su chismoso jefe. Sabía como se veía su relación con Darius vista desde afuera, y sin tener idea de todo lo que había sucedido con ellos años atrás, pero tampoco se sentía listo como para explicar algo que ni él entendía completamente. Así que solo decidió callar, y con un último vistazo al mensaje en el cielo, se giró y entró nuevamente al estudio de grabaciones, escuchando a Nee seguir sus pasos al interior.
#
Estaba exhausto, correr detrás de Nilo todo el día era agotador.
Realmente, el chico podía tener más de veinte años, pero con seguridad, su energía era comparable con la de su pequeño hijo. Había estado trabajando para el mayor de los Payne por una semana completa, y aun no lograba amoldarse a su rutina. Según Kai, intentar seguirle al paso a Nee era simplemente tonto, por lo que le había recomendado simplemente ponerle un rastreador bajo la piel como si de un cachorro se tratase y darle algo que sonase al agitarlo para avisarle si necesitaba algo de él.
Aunque al inicio Noah había pensado que era absurdo, comenzaba a encontrar más atractiva la idea con cada día que pasaba. Quizás podía conseguir uno de esos collares que había visto en internet que utilizaban para saber donde estaban los gatos, esos que tenían cámaras incluidas, no parecía tan mala idea.
—Hey, tú —Reb salió de la cocina, observándolo con una pequeña sonrisa en sus labios—. Te ves como la mierda.
Sin molestarse en quitarse la chaqueta, ni los zapatos, Noah se dejó caer pesadamente de cara en el sofá—. Estoy muerto —masculló, su rostro hundido en los cojines—. Creo que si trabajase en una guardería me cansaría menos.
Riendo, Reb se sentó en el sofá individual, observándolo—. Trabajar para mi hermano no parece tan malo ahora, ¿eh?
Girándose a mirarlo, se reunió con los oscuros ojos del otro—. Trabajar para King nunca fue malo —dijo—. No renuncié por esa razón, y tu lo sabes.
—Si, si, si —Reb asintió distraídamente mientras quitaba la liga de su muñeca y recogía su negro cabello en una pequeña coleta—. Todo se trata de Darius, siempre es Darius.
—Siempre es Darius —Noah susurró, dándole la razón.
—Hablando de eso, alguien te mandó un ramo de rosas —dijo, haciendo una seña hacia la cocina—. Las puse en agua, supuse que se trataban de un obsequio del idiota. ¿Realmente hizo que alguien escribiera un mensaje en el cielo? ¿Otra vez?
Noah asintió, una pequeña sonrisa en el borde de sus labios—. ¿Rosas?
—Mm —asintió—. Como una docena de rosas blancas, llegaron en la tarde.
Eso logró que el ceño del castaño se frunciera—. No son de Darius. —decretó—. ¿Tienen alguna tarjeta?
—Uhm, si, pero no la leí —dijo, siguiéndolo a la cocina cuando Noah saltó del sofá y se dirigió en esa dirección—. ¿Cómo sabes que no son de Darius?
—Porque Darius sabe que odio las rosas —dijo, deteniéndose a ver el ramo destacando en el centro de la cocina—. Más aun si son blancas.
Para cualquier otra persona, las rosas blancas habrían tenido un significado puro y hermoso, pero para Noah significaban todo lo contrario. Y era por eso que sabía que Darius no las había enviado, el chico era muy consciente del desagrado que tenía hacia las mismas.
Tomando la tarjeta de entre los pétalos, apartó la mano sin tocar siquiera una de las flores antes de alejarse—. ¿Puedes deshacerte de ellas, Reb?
—¿Uh?
—Llevalas fuera, dáselas a alguien o arrojalas a la basura, solo sacalas de mi vista —pidió.
—Uh, seguro —asintió, tomando el ramo y saliendo de la cocina con él.
Una vez que el chico se había marchado, Noah frunció el ceño y abrió la pequeña tarjeta, ahogándose con su propia saliva al leer lo escrito allí:
"Hoy por fin me animo a decirte lo que he estado pensado desde hace algún tiempo:
Me gustas mucho y quiero salir contigo, ¿aceptas?
-Dexter"
¿Que clase de broma de mal gusto era esa?
Si, él había sabido por un largo tiempo la clase de sentimientos que el primo de Darius tenía hacia él. Pero el chico siempre lo había mantenido para si mismo, sin hacer jamás algo sobre ese supuesto enamoramiento. Y si era sincero, siempre había pensado que solo se trataba de un tonto capricho del que se olvidaría pronto.
Nunca pensó que el chico pudiese ser tan descarado de hacer algo así.
—¿Entonces...? —Reb resbaló dentro de la cocina, deteniéndose cuando el sonido del timbre interrumpió su frase—. Yo atiendo.
Noah lo vio irse con una sonrisa, después de todo el chico tenía que pagar alquiler de alguna forma.
Volviendo a mirar la tarjeta en su mano, se debatió interiormente sobre que hacer con ella. El impulso de simplemente romperla y arrojarla a la basura era fuerte, pero su lado compasivo se lo impedía. No podía simplemente arrojar a la basura los sentimientos de otra persona, sin importar que esa otra persona fuese el idiota de Dexter. Girando el pequeño papel, descubrió el número del otro escrito en letras apretadas en al parte superior y suspiró. Quizás solo debía llamarlo y devolverle la tarjeta personalmente, así como dejar claro que no quería nada con él.
—¡Noah, el idiota vino a verte! —la voz de Reb lo hizo saltar, empujando rápidamente la tarjeta en su bolsillo antes de verlo entrar, Darius pisándole los talones mientras lo observaba con mala cara—. Darius está aquí.
—Si, ya lo noté —Noah asintió, recostándose contra la línea de gabinetes, sintiendo el peso de la tarjeta en su bolsillo como si fuesen un montón de piedras.
Mirando entre ambos, Reb masculló—. Los dejo solos, tengo cosas mejores que hacer que verlos babear uno por el otro.
Una vez que su amigo se fue, Darius lo siguió con la mirada, enseñándole la lengua infantilmente una vez que le dio la espalda—. No sabía que el pequeño tonto estaba aquí.
—Llegó hace unos días, al parecer algo sobre su trabajo. —dijo.
—¿Y tenía que quedarse aquí contigo? —interrogó—. Sabes que él me odia.
—Él no te odia.
Darius bufó—. No, no me odia, solo detesta mis tripas, solo eso.
Eso logró que Noah se tranquilizara un poco, riendo suavemente—. Quizás aun esté un poco enojado contigo por todo lo sucedido con su hermano —dijo—. Después de todo, fuiste la causa de que mi compromiso con él fuese disuelto.
—Ese compromiso no tenía validez —se defendió—. ¿Quién compromete a dos personas incluso antes de nacer?
Noah se encogió de hombros casualmente, moviéndose para tomar una botella de agua de la heladera y ofrecerle una al mayor—. Es una práctica común en Tailandia, más aun teniendo en cuenta el poder que maneja mi familia —dijo—. Soy el único heredero de todos los negocios de mis abuelos por ambas partes, supongo que querían asegurarse de que iba a terminar con un buen partido.
—¡Tu ni siquiera habías nacido! —recalcó, tomando lo ofrecido.
Dándole un trago a su botella, el más joven simplemente rodó los ojos, nada dispuesto a meterse en otra discusión por ese tema. Después de todo, el contrato de matrimonio había sido disuelto hacia años debido al obvio favoritismo que siempre había demostrado hacia Darius, cosa que su padre captó con facilidad y por lo cual había tenido que perder algunos negocios en pos de romper el enlace matrimonial que había pactado con la familia de Reb. Así que era un tema pasado, uno con el que Darius jamás había terminado de simpatizar.
—De todas formas —cambió el tema—. ¿Que haces aquí? Desde que las vacaciones escolares terminaron, supuse que estarías ocupado.
Eso logró que la sonrisa usual de Darius regresara a su rostro al mirarlo—. Sin importar que tan ocupado este, yo siempre tengo tiempo para ti.
—Ahh, tan adulador. —canturreó, intentando no ceder a ese encanto suave que el otro parecía poseer.
—Solo contigo —prometió—. Y en respuesta a tu pregunta, vine aquí para invitarte a cenar.
—¿Cenar? —repitió, pensativo—. ¿Esta invitación tiene algo que ver con todo el asunto del avión y el mensaje en el cielo?
Darius pareció brillar de emoción con la mención—. ¿Pudiste verlo bien?
—Si, pude verlo bien —asintió antes de hacer un gesto para detener la alegría del otro—. Dare, no sé que piensas que hiciste, pero no lo hiciste. No estoy enojado contigo por nada, no hay razón para que te disculpes.
Eso logró que el castaño frunciera suavemente el ceño, luciendo confundido—. Entonces, ¿por qué estas actuando así si no estas enojado?
—No estoy actuando de ninguna forma en particular.
La mirada verde del otro se mantuvo sobre él por un largo momento, haciendo que se retorciera con culpa en su lugar antes de que el mayor simplemente sacudiese la cabeza, como si no terminase de entenderlo.
—Bien, está bien, es bueno que no estés enojado —dijo finalmente desinflándose por un instante antes de repentinamente recuperar su energía alegre—. Dado que no estas enojado, entonces vendrás a cenar conmigo, ¿verdad?
—Dare...
—Dijiste que no estabas enojado —le recordó—. No hay ninguna buena razón para que no aceptes mi invitación entonces.
Era difícil mantener la distancia cuando Darius se mantenía corriendo a su alrededor así, y usaba esa expresión de cachorrito herido para obtener de él lo que quería. Esto solo hacia todo más difícil, se suponía que debía estar alejando a Darius, y aceptar cenar con él era todo lo contrario. Conocía la intención detrás de la cena, y no quería caer en eso, porque era demasiado débil como para resistirse a los encantos del mayor cuando este tenía toda la intención de arrojarlos sobre él.
Estaba a punto de inventar una excusa tonta para zafarse cuando la voz de Reb llegó hasta él desde la sala y una luz se encendió en el interior de su cabeza. Quizás, esta situación si podía ayudar al plan que había pensado.
—Está bien, vamos a cenar —aceptó, agregando rápidamente antes de que la emoción pudiese tomar completo control del rostro de Darius—. Pero Reb viene con nosotros.
—¿Reb? —Darius se veía horrorizado con la idea.
Noah asintió—. Por supuesto, no podemos dejarlo cenar solo, es de mala educación —dijo—. Además, es una cena de amigos, y él es mi amigo también. Esta bien que venga con nosotros, ¿verdad?
Aun luciendo contrariado, Darius asintió secamente.
—Genial, iré a cambiarme entonces —dijo, pasando a su lado para dirigirse a su habitación, y soltando un suspiro aliviado cuando salió de la cocina.
Odiaba hacerle esas cosas a Darius, pero al final, era por su bien, ¿verdad?
Si lo miraba de forma objetiva, Reb era un mucho mejor partido para Darius de lo que él era y sabía que una vez que el chico conociera realmente al menor de los Baker, caería tan enamorado como él lo había hecho. Esa era la razón por la que había convencido a Reb de viajar a Londres después de todo.
Era mejor de esa forma, para todos.
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