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Capitulo Cuatro.

¿Realmente estaba haciendo esto?

De pie frente a la hermosa y moderna casa de dos pisos, Noah observó la ornamentada puerta de hierro y cristal como si fuese un monstruo apunto de devorarlo. Había devuelto la llamada de Nilo luego de que Darius había salido de su casa, el chico le había confesado lo mucho que necesitaba un asistente lo antes posible, así que habían quedado de reunirse la mañana siguiente para hablar de un posible contrato.

Y ahora allí estaba, de pie frente a la hermosa casa, dudando sobre la decisión que había tomado.

Una vez que entrara, su vida completa cambiaría, estaba seguro de ello. Aunque el pleito entre esos dos había sido hacia años y en realidad todo se debía a una tonta pelea entre niños, Noah podía apostar todo lo que tenía a que Darius haría un escándalo en el momento en que supiese que iba a estar trabajando para su enemigo declarado.

Y Darius era experto en hacer berrinches, después de todo, aunque ya era un adulto, seguía siendo el bebé mimado de su familia.

Si era sincero, había un trozo de él, ese pequeño rastro que parecía haberse moldeado debido a la continua convivencia con los traviesos niños Baker, que quería ver lo que iba a suceder.

¿Que haría Darius al saberlo?

¿Se quejaría, golpearía sus pies en el suelo y actuaría como un mocoso? ¿O finalmente tomaría el asunto como un adulto funcional e intentaría convencerlo de renunciar? Tenía la sensación de que iba a tener que tratar con un gran berrinche pronto.

Sacudiéndose a si mismo, se dijo que en realidad, eso no era algo de lo que debiese preocuparse aun, después de todo, ni siquiera tenía el trabajo aun. Era tonto estresarse cuando no sabía si obtendría el puesto.

Borrando cualquier rastro de duda, se dijo que trataría con Darius cuando el momento llegara y en vez de eso, extendió su mano y presionó el timbre. El suave sonido musical traspasó la puerta bastante fuerte, pero debió tocarlo dos veces más antes de que alguien finalmente abriera.

Desde el otro lado del umbral, un agotado Nilo le devolvió la mirada. Aun estaba en pijama, con su cabello alborotado atado en dos desniveladas coletas que lucían grandes lazos rojos y rastros brillantes de maquillaje en el rostro. Un bebé de no más de un año estaba enganchado en su cadera, llevaba su boca manchada de lo que parecía chocolate y por sus ojos negros repletos de lágrimas, no parecía muy feliz esa mañana.

Balanceando el peso del pequeño, Nilo lo miró por un momento con confusión antes de que una luz pareciese encenderse en su cabeza—. ¿Noah? —dijo, esperando que el otro asintiese lentamente antes de maldecir por lo bajo—. Mierda, yo realmente olvidé que íbamos a reunirnos hoy.

—Uh —Noah dudó—. Si llego en mal momento puedo venir luego, no hay problema.

—No, no —Nilo lo detuvo antes de que pudiese alejarse—. Esta es la razón exacta por la que necesito un asistente personal. Por favor, pasa y no pongas atención en el desorden, normalmente no se ve así.

Haciendo lo pedido, Noah entró a la casa, cerrando la puerta detrás de él y siguiendo al castaño hasta la sala, donde una bomba parecía haber hecho explosión. Había juguetes tirados por todos lados, los cojines del sofá habían desaparecido y estaba bastante seguro de que el florero en la mesa cercana había tenido flores enteras antes y no solo los cabos de las mismas.

En medio de todo ese desastre, un niño de unos cuatro años estaba sentado sobre la mesa de café, mirando entretenido el televisor. Al escucharlos entrar, el pequeño apartó la mirada de las caricaturas y le arrojó una mirada examinadora.

Luego de un momento, el pequeño sonrió y dijo con voz dulce:— Chiwaa. —hizo un gesto con su pequeña mano, sus palabras parecieron luchar por tomar forma mientras las pronunciaba torpemente—. Hajimemashite, watashi wa Haru desu.

Devolviendo la sonrisa, Noah hizo una media reverencia mientras respondía de vuelta:— Konchiwa. —dijo con naturalidad—. Hajimemashite, watashi wa Noah desu.

Los ojos del pequeño se agrandaron en su pequeño rostro, pareciendo impresionado por recibir una respuesta igual a sus palabras. Cuando regresó a mirar sus dibujos, Noah volvió hacia Nilo, quién se había detenido a media acción de abrochar al bebé en su sillita y ahora lo observaba.

—¿Hablas japones? —preguntó.

Noah sonrió—. Solo lo básico, mi padre viajaba mucho debido a su trabajo y a veces le gustaba llevarme con él, aprendí lo más vital de varios idiomas.

—Ya veo porque Blue te dio tan buenas referencias.

Bufó—. Blue solo quiere ver el mundo arder.

—También —rió. Terminando de abrochar al pequeño, le dio un juguete cercano para entretenerlo antes de juntar algunos peluches tirados cerca—. Lamento el desorden, mi padre me pidió si podía cuidar a mis hermanos pequeños mientras hacia algunas diligencias, con dos pequeños aquí es ruidoso, pero cuando se unen mis tres hermanos bebés se transforma en un lio.

Antes de que Noah pudiese quitarle importancia al asunto, una voz diferente habló mientras pasos bajaban las escaleras—. Finalmente se durmieron —un hermoso joven apareció en las mismas, y aun si Noah no hubiese visto las fotografías del mismo en internet, no hubiese sido difícil adivinar que era el padre de los dos niños presentes. Percatándose de que tenían visitas, se detuvo y observó a Noah—. Oh... ¿eres Noah, verdad? Soy Kai.

Noah asintió, estrechando la mano del otro cuando se acercó—. Es un placer conocerte, Kai. —dijo, y sin poder detenerse agregó—. Eres mucho más bonito en persona de lo que pensé.

Eso hizo reír al otro, sus mejillas se sonrojaron un poco pero aun así respondió—. Digo lo mismo de ti.

—Pff, no lo halagues a él, debes halagarme a mi —Nilo se quejó—. Yo soy quién te va a contratar, no Kai.

Apartando la atención de Noah, Kai le echó una mirada a su marido y suspiró—. Mocoso, ni siquiera Haru te diría que te ves lindo ahora —hizo un gesto a su cara, donde un reguero de brillos, colorete y labial hacían un cuadro abstracto—. ¿Por qué aun tienes maquillaje en el rostro?

—Romeo dijo que me veía bien. —se defendió.

Kai rodó los ojos—. Ve a lavarte la cara y regresa a hacerle su entrevista a Noah, que tengas tiempo para desperdiciar no quiere decir que los demás también.

Haciendo mala cara, Nilo comenzó a caminar por el pasillo, pateando suavemente el suelo con la punta de sus zapatos mientras murmuraba—. Me veo increíble, ustedes solo me tienen envidia, envidiosos, podría salir en la portada de una revista así y todos dirían que me veo asombroso, no necesito que ustedes me lo digan y...

Con una sonrisa boba en su rostro, Kai se acercó y dejó un rápido beso en la mejilla de su esposo—. Deja de mascullar, mocoso, sabes bien que eres hermoso, no es necesario que nadie te lo diga —dijo, y en el momento en que el castaño sonrió y extendió una mano para atrapar su cintura, Kai saltó fuera de su alcance y señaló el final del pasillo—. Ve a emprolijarte, y regresa a hablar con Noah.

Haciendo un exagerado puchero, los ojos del castaño brillaron hacia su esposo, pero finalmente acató la orden y se giró, desapareciendo al final del pasillo. Observando la interacción entre los dos, Noah sonrió suavemente, reemplanteandose la idea de trabajar allí. Tenía la sensación de que estaba dejando a un mañoso, solo para ir a trabajar para otro.

—Disculpalo, tanto convivir con bebés comienza a pegarsele —Kai bromeó, haciéndole un gesto a la mesa—. Toma asiento, Noah, ¿quieres algo de beber? ¿Agua? ¿Café? ¿Té?

—Agua esta bien, gracias. —respondió, tomando asiento justo frente al bebé que lo observó con interés desde el otro lado de la mesa. Cuando Noah le sonrió, el pequeño devolvió el gesto al instante alrededor del juguete que estaba mordiendo, las lágrimas aun manchando sus mejillas—. Hola, bebé, ¿tu también hablas japones?

—Natsu no habla japones —la pequeña voz vino acompañada de pasos rápido antes de que Haru trepara a la silla a su lado y mirara a su hermanito, agitando su cabeza con pena—. Él no habla mucho.

Noah sonrió, apenas los conocía, pero tenía la sensación de que Haru hablaba lo suficiente por ambos—. Eso es porque aun es bebé, hablara más cuando crezca un poco.

—Supongo —se encogió de hombros—. Él llora mucho. Papi dice que es porque sus dientes están saliendo, porque es pequeño y los bebés pequeños no tienen dientes. Yo soy grande, y por eso tengo mis dientes, los tengo todos, hasta mis muelas, ¿quieres verlos?

—Noah no quiere ver tus dientes, Haru —Kai intercedió, dejando un vaso de agua frente a Noah antes de mirar a su hijo mayor—. ¿Por qué no estas durmiendo la siesta con tus tíos?

—Dormir siesta es de bebés, papi —dijo con obviedad—. Yo ya soy un hombre.

—No me digas —rió—. Entonces, ya que eres todo un hombre, seguro no tendrás problema en comer verduras para la cena.

El rostro del pequeño se agrió ante la mención de las mismas—. Los hombres no comen verduras.

—¿Quien te dijo eso?

—Pa-

—¡Pokemón! —la voz de Nilo silenció la de el pequeño mientras se apresuraba a la sala nuevamente, con su cabello peinado y una camiseta nueva, sacó a su hijo de la silla y lo apresuró hacia el sofá nuevamente—. Están dando Pokemón, Haru, ve a verlo.

—¡Pero no me gusta Pokemón!

—Si te gusta, ve a mirar —aseguró, dedicándole una pequeña sonrisa inocente al rostro serio de Kai—. Le encanta Pokemón, eso era lo que él iba a decir.

—Mocoso, tu... —recordando que había un invitado presente, el mayor se silenció a si mismo, no sin antes advertir—. Tu y yo hablaremos luego.

Tragando sonoramente, Nilo miró a Noah—. ¿No te quieres quedar a vivir aquí?

Kai bufó, dándole un pequeño golpe a su brazo al pasar a su lado para regresar a la cocina—. Idiota.

—Esa conversación me va a doler —Nilo masculló. Agitando la cabeza, devolviendole su juguete a Natsu, rodeó la mesa y se sentó, finalmente mirando a Noah—. Bien, entonces... no tengo idea de como se hace una entrevista, generalmente mis padres o mi representante se hace cargo de hacer estas cosas. Así que, tu dime lo que debo saber.

Noah lo observó incrédulo por un largo momento antes de suspirar—. Bien —dijo finalmente, buscando en su morral, resbaló un par de hojas hacia el otro—. Mi currículum, echale un vistazo y puedes preguntarme cualquier otra cosa que quieras saber.

—Mm, eso suena fácil. —su mirada se desplazó por lo escrito allí. Luego de un momento, volvió a hablar—. Aquí dice que trabajaste para otro cantante de renombre como asistente, ¿puedo saber quién es?

—No creo que sea adecuado.

—¿Por qué no? —Nilo insistió.

—Porque en este caso, sería poco ético —respondió con simpleza—. Prefiero no decirlo para evitar exponer su vida privada de forma inconsciente, sabes que la privacidad lo es todo en este rubro.

—Yo no le diría a nadie —cruzó su dedo por su pecho—. Promesa de niño explorador.

—Tu no fuiste niño explorador —aseguró—. Y no voy a decírtelo.

—Pero nosotros dos somos prácticamente mejores amigos ahora —aseguró—. Vamos, dime.

Noah elevó una ceja en su dirección—. ¿Nadie te ha dicho que el chisme jamás es bueno?

—Assh, ahora suenas como Kai —se quejó. Dejando las hojas a un lado, lo miró directamente—. Bien, es obvio que estás más que capacitado para este puesto, y aun si no lo estuviese, de todas formas te contrataría, estoy así de desesperado. Así que vamos a lo importante, ¿que harás con el idiota de Darius? Porque estoy seguro de que se escandalizará cuando lo sepa.

—Deja que yo me ocupe de Darius.

—¿Seguro? Él puede ser bastante denso cuando las cosas no salen como él quiere.

—Conozco a Darius desde que eramos niños, créeme, puedo tratar con él —le aseguró, dedicándole una larga mirada—. Ahora responderme algo tu, ¿por qué me estas contratando? Y no digas que es porque necesitas un asistente urgente, porque ambos sabemos que eres muy capaz de encontrar a cualquier otra persona que no este relacionada con quién consideras tu némesis.

La expresión traviesa de Nilo se desvaneció en los bordes mientras lo miraba—. Bastante intuitivo, me gusta —asintió, pareciendo meditar sus palabras un momento antes de hablar—. Bien, lo admito, tengo mis propias razones ocultas para contratarte. Pero además de decirte que no estoy en busca de dañar de ninguna forma a ninguno de ustedes, prefiero guardármelas para mi.

—¿Cómo sé que dices la verdad?

—Porque ya no tenemos quince años —dijo con facilidad, haciendo un gesto alrededor—. ¿Crees que tengo tiempo de crear planes para joderle la vida a Darius? Aunque es divertido hacerlo rabiar cuando lo veo, no es algo que tome mi tiempo completo.

Noah asintió, pero no pudo evitar señalar:— Ustedes se odian.

—Lo hacemos —admitió antes de detenerse y mirarlo con el ceño fruncido—. Lo que me hace preguntarme, ¿por qué estas tú aquí?

—Necesito el trabajo. —soltó con simpleza.

Observándolo por los más largos treinta segundos, Nilo rió—. Por supuesto, ¿cómo no me di cuenta de que el único hijo de la poderosa y millonaria familia Vachirawit, podía necesitar un trabajo como mandadero de un idiota como yo?

Eso logró que toda diversión escapar de la habitación como un globo desinflándose—. Me investigaste.

—Por supuesto que lo hice, jamás te habría permitido estar tan cerca de mis hijos de no haberme cerciorado que clase de persona eras antes de invitarte —dijo con obviedad—. Y luego de haberte investigado a consciencia, me hace preguntarme, ¿por qué estas aquí, Noah?

Dudó, dudó por un largo momento, pero finalmente solo respondió:— Tu tienes tus razones, yo tengo las mías.

—¿Podrías trabajar tranquilo sin saber lo que oculto? —elevó una ceja.

—¿Podrías estar tranquilo tu al tenerme alrededor sin saber exactamente mis razones? —replicó con facilidad.

—El puesto es tuyo si lo quieres. —la voz de Kai interrumpió la guerra de miradas entre ambos, logrando que Noah se percatara de que el chico había estado todo el tiempo en la puerta de la cocina, escuchando la conversación—. Es tu decisión, pero debes estar seguro de ella.

Girándose a verlo, preguntó—. ¿Por qué?

—Porque confio en Blue, y él confia en ti, así de simple —respondió con calma—. ¿Aceptas el empleo?

Él iba a arrepentirse de esa decisión, lo sabía, pero si era completamente sincero, él ya había tomado su decisión mucho antes de cruzar la puerta principal—. ¿Donde firmo?

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