Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo Cuarenta y Cinco.

El sobre no estaba.

Luego de dos semanas de exhaustiva e incesante búsqueda, Noah finalmente había llegado a aceptar la realidad de que no importaba si quitaba todas las tablas del suelo de su apartamento y arrancase las paredes de este, no encontraría el bendito sobre. Por la simple y llana razón de que la maldita cosa ya no estaba allí. Y no podía encontrarse algo que ya no estaba, tampoco era tan necio como para seguir buscando como un tonto.

La única razón por la que había seguido tercamente aferrado a la idea de encontrarlo era que simplemente se negaba a aceptarlo. Porque si la maldita cosa no estaba en el apartamento, quería decir que alguien se lo había llevado. Y eso se resumiría en tener que desconfiar de sus conocidos o creer que un completo extraño había entrado a su hogar cuando no estaba y se había llevado algo... ninguna de las dos alternativas le gustaba.

Darius por su parte, había insistido en hacer de todo algo pequeño. Aun con lo del accidente sumándosele, el mayor había hecho de su misión en la vida el convencerlo de que todo había sido una simple coincidencia. Noah era muy consciente de que lo único que quería era tranquilizarlo, después de todo, en su condición, lo último que necesitaba era alterarse.

Pero, aun así, aun cuando había intentado tranquilizarse a sí mismo, su cabeza iba mucho más rápido que sus deseos, por lo que le era imposible solo ignorar lo que sucedía justo frente a su nariz.

—Entonces, ¿Qué harás ahora?

La voz de su padre interrumpió su tren de pensamiento, logrando que levantase la cabeza para encontrarse con su mirada al otro lado de la mesa. Como siempre, Nate iba vestido de punta en blanco, aun cuando llevaba prendas de entre casa, la seda y el algodón se mezclaban de una forma tan perfecta, que cualquier fotógrafo habría babeado por capturarlo en una imagen. Había recortado un poco su cabello ahora, y aunque grandes vendas se enroscaban en sus muñecas y rompían un poco el esquema, la tranquilidad que desprendía su mirada lo era todo.

Era extraño en cierto punto. Luego de tantos años viéndolo de una forma, Noah siempre había pensado que esa era su naturaleza. Había llegado a aceptar que su padre era una persona solitaria, alguien de quien debía mantener una distancia para no incomodarlo. Había aprendido a una edad temprana que Nate disfrutaba tanto del beber un té como de disfrutar un vino caro, que odiaba cuando Noah se salía de su actitud correcta, así como cuando aparecía frente a él sin un aviso previo. Había aprendido muchas cosas de él, que ahora se daba cuenta, eran todas falsas.

Sentado frente a la versión pacifica de su propio padre, le hizo darse cuenta de cuan alejados estaban realmente. Él conocía al padre gruñón, a ese que siempre parecía estar un poco ebrio y que fruncía el ceño hacia él ante la más mínima provocación.

Aunque siempre lo había querido, ahora que había tenido tiempo de pensarlo, se le hacía un poco más difícil asimilar el enorme cambio de actitud del otro.

Sacudiendo su cabeza para reordenar sus pensamientos, cerró el cuaderno en el que había estado garabateando y suspiró—. No hay mucho más que pueda hacer —respondió la pregunta anterior—. Ya he revisado las grabaciones de seguridad de un lado a otro, así como he interrogado a todo quién podría haber visto algo extraño alrededor. No hay nada en las cámaras y nadie parece haber visto nada. Tampoco es como si pudiese ir a la policía por algo así, ya que no debería haber tenido ese sobre en mi poder en primer lugar.

—Si, puedo ver como eso sería un problema —Nate asintió, luciendo pensativo mientras sorbía su taza—. Cariño, ¿no crees que sería mejor simplemente mudarse?

—¿Uh?

—Bueno, sé que no es el mejor momento, pero esto ha demostrado que hay alguien que puede entrar a tu casa a su antojo y sin que nadie lo sepa —bajando la taza, frunció un poco el ceño—. Además, tienes que recordar que dentro de unos meses ya no serán dos personas, sino cuatro. Necesitas más espacio para los niños, así como más protección para ellos. Quizás una casa podría ser la solución.

Noah frunció un poco el ceño antes de oprimir sus labios juntos y asentir—. Supongo que es algo que pensar.

Pareciendo notar su obvia incomodidad, Nate suspiró—. No pueden evitar hacer planes para siempre, cariño —dijo—. Los bebés van a necesitar muchas cosas, no puedes dejar todo para el último momento.

—Lo sé —admitió—. Solo... necesito un poco más de tiempo, un poco más de seguridad, supongo.

Nate asintió suavemente en comprensión—. Está bien, pero si necesitas mi ayuda en algún momento, no dudes en pedirla, ¿sí?

—Gracias, lo haré —dijo, con un pequeño suspiro—. Volviendo al tema del sobre... supongo que intentaré poner más seguridad sobre el apartamento por ahora.

—No sé si te diste cuenta, pero tu apartamento es prácticamente un bunker —dijo—. No hay forma de ponerle más seguridad de la que ya está puesta. Ni siquiera yo puedo entrar sin que me interroguen, y fui yo personalmente quien los contrató en primer lugar.

—Entonces, ¿cómo infiernos entró la persona que se llevó el sobre?

Nate lo miró por un largo instante, antes de sacudir suavemente su cabeza—. Cariño, odio ser quién te diga esto —dijo—. Pero la única forma de que alguien haya entrado es que tú lo hayas invitado en primer lugar.

—Ninguno de mis amigos lo habría tomado. —defendió.

Haciendo una pequeña mueca, su tono se volvió algo cansado: — ¿Sabes que es lo que más duele de una traición? —dijo, rascando distraídamente las vendas en sus muñecas—. Que nunca viene de un enemigo.

—¿Papá? —llamó con voz dudosa.

Sacudiéndose ese velo triste que había caído sobre su rostro, Nate improvisó una sonrisa—. Estoy bien, no te preocupes.

Contemplando el rostro tranquilo del mayor, Noah tomó nota con precisión de todas las fallas en esa máscara, habiéndola visto un millón de veces antes. Su padre siempre ponía esa misma cara cuando le preguntaba cómo le iba, diciendo que todo estaba bien. Con Nate, todo siempre parecía ir demasiado bien.

Habiendo soportado esa actitud por demasiado tiempo, Noah negó—. No tienes que hacer eso conmigo.

—¿Uh?

—Actuar como si no te afectara —dijo—. Son tus padres, te hicieron daño, es normal que te duela.

La sonrisa en su rostro se tambaleó hasta desaparecer lentamente—. Podría decirte lo mismo a ti.

—Mi dolor es diferente, tú nunca intentaste asesinarme. —señaló antes de sacudir suavemente la cabeza—. Aun no puedo creer que te hicieran eso a ti. No lo entiendo, ¿Qué ganaban con eso? Pienso que Van pudo haber tenido algo que ver, pero ellos siempre han sido más inteligentes que él, si no había una ganancia para ellos, no habrían hecho un movimiento tan atrevido.

—No dudo que Van haya tenido algo que ver —dijo, sorbiendo su taza pensativamente—. Pero para responder tu pregunta, lo que ganaban era un chivo expiatorio.

—¿Qué?

Los finos dedos de Nate delinearon el borde de su taza mientras hablaba, sus ojos eran bajos y su voz tranquila, pero, aunque veía solo su reflejo, Noah podía notar la tristeza y seriedad en su mirada—. Luego de salir del hospital, hice que Drew me llevara nuevamente a mi antigua casa —explicó—. Sabía que había que haber más detrás de toda la historia, mis padres jamás hacen algo sin tener una buena motivación. La policía había encontrado mi supuesta carta de suicidio en el dormitorio, pero como sobreviví y los niños Baker declararon lo que habían visto, más las imágenes de las cámaras que proporcionaste, ellos se centraron en buscar a mis padres y no revisaron mucho el resto de la casa.

—¿Qué encontraste? —Noah interrogó cuando se detuvo.

—Documentos pertenecientes a varias de las empresas familiares —dijo—. En realidad, eran pruebas físicas de un obvio fraude que sucedía detrás de la fachada de los negocios que los Kenneth manejan, mucho dinero había sido llevado dentro y fuera del país, y mucho más había desaparecido en el medio de todo eso. Ni siquiera sé cómo lograron hacerlo sin que nadie se diese cuenta de la falta.

—Siempre han sido buenos haciendo cosas malas —se encogió de hombros, ya que era algo de lo que había sido consciente desde antes—. ¿Qué tenían que ver esos documentos contigo? ¿Por qué estaban en tu casa?

Levantando la cabeza, Nate finalmente se encontró con su mirada—. Golpeaste el avispero cuando expusiste sus fraudes en internet.

—¿Sabías que fui yo? —musitó, sorprendido.

Nate rio—. ¿Quién más podría haber sido? —rodó los ojos—. De todas formas, cuando lo hiciste, los acorralaste. Sabían que, si no se movían, quedarían atrapados en un lío del que sería difícil salir. Siempre han sido lo suficientemente precavidos para contar con un plan B de respaldo en cada uno de sus actos, y esta vez, no fue la excepción. Solo que, en esta ocasión, su plan B era yo.

—¿Pensaban lanzarte a ti la culpa de sus crímenes? —musitó mientras las piezas caían lentamente en su cabeza—. Si te lanzaban a ti la responsabilidad de lo que hicieron, y luego solo te silenciaban definitivamente...

—Sus nombres quedarían limpios, y no habría nadie que pudiese contradecirlos —terminó por él—. Todos los documentos que encontré en mi casa tenían mi firma, aunque no recuerdo haberlos visto en mi vida.

Frunciendo el ceño, Noah sacudió la cabeza—. Aun así, el apellido quedaría manchado, ¿por qué no arrojar bajo el autobús a alguien ajeno a la familia?

—¿Por qué robar las cabras del vecino cuando criaste al cerdo perfecto para el sacrificio? —soltó con obvio desprecio ante las acciones de sus progenitores.

—Pero... eres su hijo, ¿acaso eso no vale nada?

—Ellos no son como nosotros, Noah. Para ellos, solo fui una inversión, una que dio su último fruto el día en que te di a luz —dijo con simpleza—. Tenían su heredero, yo solo era un gasto de energía y de dinero. Esto para ellos era un dos por uno, obtenían un chivo expiatorio perfecto y se deshacían del gasto inútil al mismo tiempo.

—Aun cuando se perfectamente cuan malos pueden ser, esto es demasiado cruel hasta para ellos.

—Lamentablemente, esto es solo la punta del iceberg, no tienes idea de la clase de monstruos que son realmente. —dijo, y su voz sonaba demasiado afectada como para ser un comentario vacío.

Contemplando la expresión controlada en su rostro, como si hubiese puesto una máscara para cubrir sus verdaderas emociones, Noah suspiró—. Sabes, hay algo que me da mucha curiosidad.

—¿Mm? ¿Qué es?

Dudó un instante sobre como preguntarlo o si debía hacerlo, pero era algo que realmente quería preguntar: — ¿Por qué eres tan diferente a ellos? —dijo—. Te criaron, ¿verdad? ¿Cómo es que creciste para ser diferente?

Nate sacudió la cabeza con una sonrisa—. En primer lugar, ellos no me criaron —dijo—. Tuve un desfile de niñeras durante mi niñez, y en cuanto pudieron, me arrojaron a un internado y se olvidaron de mi existencia. No los veía mucho. Y supongo que es verdad eso que dicen que las personas que conoces en el camino son las que realmente te crían. Yo era un esnob total, hasta que conocí a Drew y me dio el primer golpe de realidad. Literalmente, me golpeó. Luego entró Dario, Beck, luego Chris y su familia, ellos fueron quienes me enseñaron y guiaron, no mis padres. Supongo que por eso mi pensamiento es diferente.

Asintió en comprensión—. Sabes, a veces pienso, que, si yo no hubiese nacido, tu quizás-

—No —lo cortó, con esa voz suave pero demandante que tenía. Encontrándose con su mirada, Noah se echó hacia atrás al ver el ceño fruncido y el obvio enfado en su cara—. Hemos hablado de esto antes, Noah. No quiero que ese pensamiento siquiera cruce por tu mente, ¿me entiendes? Es un pensamiento estúpido e inútil, no vuelvas a decir algo así nuevamente.

—Lo que tu padre quiere decir, es que te ama —la voz de Chris lo hizo dar un salto sorprendido, subiendo la mirada para verlo de pie en la puerta. Ni siquiera se habían dado cuenta de que había regresado, pero por la expresión cariñosa en su rostro, había escuchado bastante—. Y que escucharte decir esas cosas, lo hieren.

Nate le frunció el ceño—. No necesito traductor, él lo entiende.

Acercándose, Chris hizo una pequeña mueca—. Quizás fuiste un poquito duro al decirlo —dijo—. Siempre lo eres cuando te frustras.

—Yo no... —volteando a ver el rostro lloroso de Noah, pareció sorprendido—. ¡Oh! Quizás no sonó como lo hizo en mi cabeza, ¿verdad?

Con una pequeña sonrisa, Chris se sentó en la silla vacía a su lado y le sonrió suavemente a Noah, alcanzando su mano sobre la mesa y dándole un pequeño apretón—. Realmente, odiamos escucharte decir cosas así —dijo—. Tu nacimiento fue lo más hermoso e increíble de nuestras vidas, así que, por favor, no hables de ese acontecimiento como si hubiese sido una mala noticia.

—Pero lo fue —Noah insistió con lágrimas en sus pestañas—. Si yo no hubiese nacido, quizás podrían haber escapado juntos o haber hecho algo diferente. Pero yo fui la razón por la que se quedaron, fui lo que usaron para chantajear a papá y llevarlo al límite, fui la razón...

—... por la que sigo con vida —Nate dijo, interrumpiéndolo nuevamente y llevando su atención a él—. ¿Sabes porque te llamas "Noah"?

Sorbiendo su nariz tontamente, tanteó: — ¿Por qué empieza con N como tu nombre?

—Eso fue una coincidencia, en realidad —sonrió suavemente antes de ponerse serio—. Noah significa: Descanso, paz, el que da consuelo. Tu fuiste todo eso para mi desde el primer respiro que diste en este mundo, Noah. Eres lo más grandioso que he hecho, darte a luz fue lo mejor que me pudo haber pasado.

—Eres la representación viva del amor que compartimos, de la razón por la que luchamos y resistimos todo este tiempo —Chris siguió con voz suave y una expresión de puro cariño cuando lo miró—. Mi bonito Noah, has crecido para convertirte en un hombre maravilloso a pesar de la vida llena de dolor que te dimos. Eres nuestro orgullo y nuestro más grande logro. No pienses ni por un segundo que tu existencia nos dio otra cosa que no fuese felicidad, porque no es así.

—Tu eres nuestro corazón, y tu felicidad lo es todo para nosotros —Nate siguió—. Así que, por favor, por nosotros, sé feliz, ¿sí?

Él lo intentó, realmente lo intentó. Pero estaba culpando completamente a las hormonas del embarazo por las lágrimas que comenzaron a correr por su rostro antes de que suaves sollozos escaparan de sus labios. Aunque ambos se lo habían dicho antes, aun existía tanta inseguridad en su interior en ese aspecto, que simplemente no podía detenerse a si mismo cuando le confirmaban el amor paterno que siempre pensó que jamás tendría.

No podían culparlo por llorar.

Los brazos de Nate lo rodearon un momento después, ni siquiera se dio cuenta de cuando se acercó, pero estaba allí. Al igual que la mano firme de Chris apretando la suya, permitiéndole aferrarse mientras lloraba como un niño pequeño.

Ni siquiera se había dado cuenta de cuan inseguro se sentía hasta ese momento.

Quizás eso era justamente lo que le hacia falta.

(...)

—¿Qué diablos pasó contigo? Te ves como si hubieses estado picando cebolla y poniéndola directamente en tus ojos luego.

Sorbiendo su nariz, Noah limpió distraídamente la misma antes de enfrentarse a su fastidioso guardaespaldas, quién lo esperaba recostado en el capó del auto—. Tuve un momento emotivo con mis padres, déjame en paz.

—Uh-uh —asintió—. No dejes que Darius te vea así, él podría patearme si se entera que permití que llorases.

Rodó los ojos, esperando que le abriese la puerta trasera del auto antes de deslizarse en el asiento—. No te preocupes, Darius aun esta en el trabajo, así que no va a verme.

—Eso es un alivio —dijo, rodeando el auto y deslizándose en el asiento del conductor—. ¿Te llevo a casa, entonces?

—Mhm, no quiero que nadie más me vea así.

En realidad, la casa donde su padre se estaba quedando, cortesía de los Payne-Malik, no quedaba lejos de su propio apartamento, aunque si algo oculta dentro de la ciudad. Según los padres de Nee, no existía mejor forma de ocultar algo, que dejarlo a simple vista. Por supuesto, tenía tanta seguridad como la casa del presidente, y a un Chris totalmente dispuesto a defenderlo del mundo, por lo que, aunque la idea le había parecido un poco absurda al principio, había logrado ver las ventajas de estar tan cerca.

Aunque, aun le parecía raro ver a su padre actuando tan enamorado alrededor de Chris, pero estaba llegando a acostumbrarse. Más aun, cuando era completamente obvio la adoración que sentía el hombre por su papá.

Si alguien en el mundo dudaba del amor verdadero y puro entre dos personas, solo hacia falta ponerlo en una habitación con Chris y Nate, y con seguridad, las dudas se esfumarían con solo verlos interactuar. Había muchas cosas que resolver aun, pero estaba seguro de que todo mejoraría a partir de ahora. Quizás solo-

—¡MIERDA! —el grito de Matt fue acompañado de las ruedas del auto arrastrándose al detenerse bruscamente.

—¿Qué...? —levantando la mirada, observó a través del parabrisas, viendo un auto el auto que había frenado de repente frente a ellos—. ¿Lo golpeaste?

—No —Matt negó mientras se desprendía el cinto—. Pero seguro que va a escucharme, el imbécil ni siquiera tiene una luz de freno, fue un milagro no le diésemos. Quédate aquí.

Antes de que pudiese detenerlo, Matt bajó y se acercó con pasos pesados a la ventanilla del conductor. Aun sentado en su asiento, Noah observó la interacción del rubio con la persona en el interior con curiosidad por un instante, pero cuando el conductor bajo y ambos comenzaron a revisar algo bajo el capó de este perdió el interés. Pero antes de que pudiese recostarse nuevamente en su asiento, la puerta a su lado se abrió y una mano rodeó su brazo, jalándolo fuera del auto sin mucho esfuerzo.

—¿¡Qué demonios!?

Girando, se encontró con el rostro tranquilo de un completo extraño. Vestido completamente de negro, con el cabello y los ojos a juego, el hombre lo mir como un depredador observando una presa fácil. Como si alguien hubiese oprimido un botón, todas las alarmas se encendieron dentro de su cabeza. Abrió la boca, dispuesto a gritar por ayuda, pero una mano enguantada lo acalló con maestría mientras era prácticamente cargado a un auto diferente.

Se revolvió intentando escapar, pero solo logró que los brazos a su alrededor lo restringieran con más brusquedad, apretándolo hasta que soltó un sonido de dolor y las lágrimas inundaron sus ojos. En ese instante, él realmente odiaba ser tan jodidamente débil, no había forma de que luchara con una persona que era mucho más grande y fuerte que él, así que solo podía resignarse a ser llevado lejos.

Una vez a un lado del auto, una voz provino desde los asientos traseros cuando la puerta se abrió—. Gino, te dije que no lo maltrataras —gruñó, en un tono ronco y obviamente enojado—. Noah es un invitado, no lo lastimes.

Los brazos a su alrededor se aflojaron cuando fue empujado dentro del auto—. No se quedaba quieto, no es mi culpa.

—Nadie en su sano juicio se quedaría quieto mientras lo secuestran. —el otro razonó antes de dirigirse directamente a él—. Tranquilo, Noah, y no hagas ningún ruido, no tengo intenciones de herir a nadie, así que no me obligues a hacerlo.

La mano se aflojó en su boca, pero su captor le lanzó una mirada—. No me va a temblar la mano si tengo que dispararle a tu guardaespaldas, pero no deseo hacerlo, así que no hagas nada estúpido.

Las puertas se cerraron una vez que todos estuvieron dentro y el auto aceleró por la carretera, alejándose del auto y de su único medio de defensa. Sentándose lo más cerca de la puerta posible, Noah miró a la otra persona sentada allí. Era un hombre mayor, quizás de la edad de sus abuelos. Con el cabello negro entrecano, ojos oscuros y una presencia extrañamente aplastante. Había estado acostumbrado a tratar con personas dominantes durante toda su vida, pero este hombre, solo su presencia daba la sensación de que no había nada a su alrededor que no estuviese bajo su absoluto control.

Haciéndose pequeño en su rincón, observó alrededor con detenimiento, escuchando su corazón aterrado latiendo directamente en sus oídos mientras intentaba empujar cualquier crisis de nervios al fondo de su mente. Había sido educado para actuar correctamente a través de cualquier situación estresante, así que, cualquiera que lo viese, no notaría de inmediato nada que delatase el terror que estaba sintiendo por dentro.

Aclarándose la garganta, miró al hombre sentado al otro lado del asiento—. ¿Por qué hacen esto? —preguntó—. ¿Quién los envió? ¿Fue Van?

Aun cuando lo dijo, sabía que la respuesta seria negativa. Van simplemente lo hubiese asesinado, quizás hubiese hecho que un camión diese contra su jodido auto y lo destrozara para evitar que siguiese respirando. ¿Secuestro? Eso era demasiado complicado para su cerebro de ave.

No tenía idea de que estaba sucediendo, pero su instinto le decía que era algo más.

—¿Van? —el hombre escupió el nombre como si fuese un insulto personal—. No es alguien por quién debas preocuparte ahora.

Volviendo a ver al hombre, preguntó: — ¿Quién es usted? ¿Cómo sabe mi nombre?

Cuando esa mirada oscura se volvió hacia él, Noah no pudo sentir ningún tipo de peligro proveniente del mayor. En vez de eso, su expresión era serena, como la mirada de un abuelo hacia sus nietos. Extraño.

—Mi nombre es Massimo Di Angelo —dijo—. Soy el patriarca de la familia Di Angelo, la cual es dueña de prácticamente la mitad de esta ciudad.

Si, Noah sabía quienes eran. Había investigado a esa familia en el momento en que Yuma le había dado el sobre, y gracias a internet, sabía bastante de ellos, desde a que se dedicaban hasta de lo que eran capaces para lograr sus metas. Si era sincero, daban un poco de miedo.

Viendo que su expresión se había tornado un tanto espantada, el hombre siguió hablando—. Hace un par de semanas, un sobre llegó a mis manos —dijo—. Un sobre con información muy importante para mí, ¿sabes algo de eso, Noah?

Eso lo tomó desprevenido. ¿Cómo infiernos había llegado el sobre a manos de este hombre?

Ante la falta de respuesta de su parte, Massimo suspiró largamente—. Estoy agradecido de que ese sobre me haya sido entregado finalmente —dijo—. Mi familia finalmente puede tener un cierre y mi hermoso hijo finalmente podrá descansar en paz.

Noah lo miró, su mente girando alrededor de todos los pensamientos que había tenido mientras el sobre estaba en su poder, empujando cualquier miedo residual lejos, habló— Van está muerto, ¿verdad?

Massimo solo lo miró, pero esa fue respuesta suficiente.

Noah ni siquiera le dio un segundo pensamiento a eso, no podía importarle menos si Van seguía respirando o no. Pero había una duda que había estado carcomiéndolo por un tiempo.

—¿Se siente mejor ahora? ¿Duele menos? —preguntó.

—¿Lo qué?

Aunque dudó, le era imposible detenerse de preguntar: — El fallecimiento de su hijo, ¿duele menos ahora que el culpable está muerto?

Los ojos de Massimo se estrecharon en él—. ¿Por qué preguntas?

Apartando la mirada, Noah observó el interior del lujoso auto con desinterés. La repartición que separaba los asientos traseros de los delanteros estaba abierta en ese momento, y sabía sin dudas, que las dos personas sentadas allí estaban escuchándolos atentamente. Si era sincero, en realidad no le importaba mucho eso. No conocía a estas personas, pero había pensado mucho en esa familia por un tiempo, y aun antes de conocerlos, había sentido una especie de conexión con ellos.

Tomando aire, decidió que hablar era mejor que dejar las cosas al aire—. Desde que conseguí ese sobre, me he estado preguntando eso —musitó—. Si quién le hizo daño muere, ¿su ausencia dolerá menos?

Hubo un largo momento de silencio antes de que Massimo hablara nuevamente con una voz extrañamente suave: — ¿A quién perdiste?

—Mi hija —respondió, diciéndose a sí mismo que había llorado suficiente por el día, pero sin poder detener la tristeza que desbordaba de sus ojos.

—¿Qué edad tenía? —presionó.

—Solo unos días —dijo, sin querer ser demasiado especifico—. Mis abuelos maternos, ellos no querían que su siguiente heredero fuese una niña. Cuando supieron su género, el maltrato psicológico fue tan fuerte que no pude llegar a término. Era demasiado pequeña y frágil, no lo logró.

—Lamento lo de tu niña, Noah. —su voz estaba llena de sinceridad y pesar.

Parpadeando la humedad que se había acumulado en sus ojos, volvió a mirarlo—. Entonces, ¿el dolor se reduce si ellos desaparecen? —preguntó—. Si mis abuelos mueren, ¿dolerá menos?

Sosteniendo su mirada por un largo momento, Massimo suspiró antes de responder: — No, Noah, no lo hace —dijo—. Siempre va a doler tanto como si hubiesen arrancado un trozo de ti y se lo hubiesen llevado lejos.

Noah asintió suavemente, apresurándose a limpiar las lágrimas que corrieron por sus mejillas mientras recuperaba su postura correcta en el asiento—. Lo sabía —susurró bajo su aliento—. Gracias por decírmelo, y perdón por llorar, culparé a las hormonas nuevamente. De todas formas, ¿Cuál es la razón por la que usted me buscab-

—¿Hormonas? —Massimo lo interrumpió, dedicándole una mirada curiosa—. ¿Estas embarazado? No había nada de eso en tu archivo.

Si, Noah no estaba sorprendido de haber sido investigado, se suponía que eso hacían—. No quiero que mis abuelos lo sepan —confesó—. Ellos encontrarán la forma de regresar si saben de mi embarazo, tengo que proteger a mi familia esta vez.

—Ya veo. —musitó, con una expresión pensativa en su rostro mientras lo miraba.

Sacudiéndose la tristeza que se había asentado sobre él, Noah volvió a verlo—. ¿Cuál era la razón para buscarme? —dijo—. El sobre ya esta en sus manos, ¿hay algo más en que pueda ayudarlo?

Massimo soltó un largo suspiro—. Como te dije, ese sobre es increíblemente valioso para toda mi familia. El que lo hayas entregado, les ha dado un cierre a años de dolor e incertidumbre —dijo—. No creo que exista una forma de darte las gracias por concedernos eso.

Noah negó rápidamente—. No hay que agradecer nada, todo está bien —dijo, más que nada, porque él ni siquiera había sido quién había entregado el sobre. Aunque parecía, que quien lo hubiese hecho, lo había hecho en su nombre. Raro.

—Todos estamos de acuerdo en que debe haber alguna forma de devolverte por lo que has hecho por nosotros.

—Eh, no, no es necesario —sacudió su cabeza—. Todo esta bien, no hay deuda entre nosotros, solo dejémoslo así.

El sonido de los dedos del mayor traqueteando sobre el borde de la ventanilla hicieron eco dentro del vehículo mientras lo miraba con una extraña expresión en su rostro—. Mi hijo... tenía tu edad cuando todo sucedió. Era tan dulce y amable, mi Taddeo era demasiado bueno para esta vida, siempre supe que jamás sería capaz de seguir con el negocio familiar. Era demasiado puro para tomar las decisiones necesarias para mantener el orden, no podría haber resistido la presión.

Noah sonrió un poco ante la forma en que hablaba de su hijo—. Debió ser una persona encantadora.

—Lo fue, fue el más encantador de todos —dijo—. Tú me lo recuerdas.

—¿Mm?

El auto se detuvo y Massimo sonrió, pareciendo desechar todo lo dicho con ese gesto—. Lamento todo este lío, pero necesitaba comprobar algo y ya lo hice —hizo un gesto hacia la puerta cuando Gino la abrió—. Ve a casa ahora, Noah.

Echando un vistazo fuera, se percató de que estaban frente a su edificio de apartamentos—. Uh... —dudó mientras se deslizaba fuera—. Gracias por traerme.

Desde el interior del auto, Massimo rio.

Gino bufó, su voz sonó más suave al hablarle de lo que había sido antes—. Te secuestramos, niño, no nos des las gracias —dijo—. Mejor busca tu teléfono y llama a la policía.

—¿Por qué?

—¿Cómo que por qué? —Gino lo miró como si fuese tonto.

Noah se encogió de hombros—. No me lastimaron —dijo con sinceridad—. No veo porque debería llamar a la policía.

Gino solo lo miró—. ¿Cómo pudiste salir de esta forma luego de haber sido criado en ese nido de serpientes?

A veces las flores más puras nacen en los terrenos más salvajes —Massimo dijo en un perfecto italiano, mirando a su empleado—. Lo vimos suceder una vez, ¿verdad? Parece que tenemos suerte de presenciarlo una vez más.

Mirando entre ambos, Noah intentó comprender que infiernos era lo que sucedía, pero nadie pareció dispuesto a darle una explicación.

—Uhm, yo me retiro —dijo, haciendo un gesto sobre su hombro antes de inclinarse para ver al mayor aun sentado en el asiento—. Gracias por la respuesta, y el viaje de nuevo a casa, señor Di Angelo.

—Abuelo.

Ahora Noah estaba completamente confundido—. Perdón, ¿Qué?

—Dime "abuelo" —dijo—. O "Nonno", como prefieras.

—Pero yo... no debería...

Había una emoción extraña brillando en sus ojos mientras lo miraba—. Van me quitó algo preciado, así que estoy tomándolo de vuelta para mi familia —dijo en italiano, antes de regresar al español: — De ahora en adelante, cuando nos encontremos, llámame "abuelo".

Aunque aun no estaba entendiendo de que iba todo, siendo quienes eran, y con su deseo de regresar a la comodidad de su casa, Noah asintió y dijo hablo obedientemente: — Gracias, abuelo.

Massimo sonrió de una forma tan cálida, y de alguna forma era tan extraño, como si esa expresión no perteneciera allí. Pequeñas arrugas se formaron alrededor de sus ojos, y su aspecto frío se derritió, dándole una sensación más cálida a su aura.

—Ve a casa ahora, Noah —dijo con suavidad—. Deja que este abuelo solucione todo lo malo por ti, esta vez, no voy a fallar.

Asintiendo tontamente, Noah se despidió con un gesto de mano y observó el auto alejarse por la calle, sintiéndose demasiado malditamente confundido. Su mente daba vueltas, y aunque podía llegar a varias conclusiones, ninguna le convencía.

¿A que había venido todo eso?

Cuando su teléfono comenzó a sonar, atendió sin siquiera mirar el identificador, logrando que la voz de Matt le atravesara el oído como un puñal: — ¿¡DONDE INFIERNOS ESTÁS!?

(...)

En el interior del auto, Massimo observó el lugar que Noah había dejado vacío con una sensación melancólica, como si hubiese encontrado algo que había creído perdido durante mucho tiempo.

—Él se parece mucho al joven Taddeo —Gino musitó—. No físicamente, pero sus ojos y el tono de su voz, sentí como si estuviese viéndolo de nuevo.

Massimo asintió—. Sentí lo mismo. —dijo.

Y lo había sentido desde la primera vez que había cruzado su camino con Noah, un par de meses atrás. El niño ni siquiera se había percatado de su presencia, pero Massimo lo había visto en un instante, su mente algo gastada por la edad le había jugado una mala pasada en ese momento y por un segundo, había visto a su hijo caminando entre la multitud.

Había enviado investigarlo desde ese momento, pero cuando supo que era hijo de la familia Bannarasee, perdió el interés, pensando que solo en aspecto se parecía a su hijo. Pero cuando el sobre había aparecido, no había podido resistir el volver a investigar, descubriendo cuan puro y dulce era el chico en realidad. Ninguna de las personas que habían interrogado, había tenido nada malo que decir de Noah.

Para todo el mundo, solo era un chico dulce que había nacido en la familia equivocada.

Una historia que Massimo había visto suceder antes.

Soltando un suspiro, musitó para sí mismo: — Es como si mi niño hubiese vuelto a la vida.

—Señor... —Gino llamó su atención desde el asiento delantero.

—Lo sé, lo sé —asintió—. Noah no es Taddeo, lo entiendo. Pero no puedo evitar sentir que la vida me esta dando una segunda oportunidad, y esta vez, tengo que hacerlo bien.

Gino giró a mirarlo con duda—. ¿Está seguro de que desea involucrarse allí?

—Lo cuidaremos desde las sombras —dijo—. Él no tiene porque saberlo, pero lo mantendremos seguro, tendrá la vida feliz y segura que no pude darle a mi hijo. Es lo que debo hacer para poder irme de este mundo en paz cuando mi momento llegue.

Comprendiendo sus sentimientos, Gino asintió suavemente y volvió a mirar al frente.

Alcanzando el relicario en su cuello donde descansaba la foto de su hijo, apretó sus dedos entorno al duro y frio objeto y suspiró.

"Sé que tu lo pusiste en mi camino, Taddeo, papá no te decepcionará esta vez, lo cuidaré bien para que estés orgulloso de mi cuando nos encontremos otra vez. Es una promesa". 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro