Capítulo 32 ✘ Mil intentos
La vampira encaja con fiereza sus colmillos en su cuello succionando su sangre aferrada al purasangre como un donante más hasta que esta satisfecha y se aleja.
Marca distancia notando la marca en su cuello como profundas heridas en sus brazos por sus uñas.
-Retirate
El purasangre débil ante la pérdida de sangre hace una reverencia y cubriendo la marca con su mano, en silencio se marcha.
Elizabeth se limpia rastro de sangre de su boca, se voltea y sube las escaleras saliendo de las mazmorras. Tan pronto choca con un antiguo vampiro frente a ella que le extiende sus guantes de seda.
Le extraña, cuando esta acostumbrada a que alguien más la espere cuando baja a alimentarse.
Pese a eso, le medio sonríe y se los coloca.
-¿Dónde está Darkiel?
-Encerrado desde que regresaron -Black manteniendo sus manos detrás de su espalda, se voltea. Al instante, ella lo sigue.
-Creí que iría a ver a mi padre
-No lo hizo
Elizabeth frunce el ceño
-Debe estar preparando las copas y ahora que estoy recién alimentada, iré, necesitará mi sangre.
Black se detiene y se medio gira.
-Buscó los grimorios antiguos y se los llevó.
-No me comentó nada, no me pidió permiso -levanta un poco su ampon vestido- Hablaré con él-avanza hasta pasar por su lado.
Con velocidad vampirica llega a una de las habitaciones y se adentra tras empujar la puerta.
-Darkiel, quisiera hablar... -guarda silencio al verlo frente a ella, sentado en el suelo, descalzo rodeado de grimorios abiertos con su atención fija en uno -contigo- carraspea y avanza-¿Qué significa esto Darkiel?
Recibe su silencio
Él marcando con sus puntiagudas uñas cada palabra al leer cada oración, cada párrafo e insatisfecho, pasa de página.
-Tienes los grimorios de mi padre ¿por qué? -insiste la vampira al reconocer uno- ¡Darkiel!
Causa su atención
-Son de mi creadora, yo se los di.
Elizabeth asiente
Nuevamente deja de verla, deja el grimorio sobre el suelo y sostiene otro pasando de página con rapidez.
-¿Buscas algo?
-Olvidé mucho
-Lo sé Darkiel y debes estar confundido por lo que te pasó. Encontraremos una explicación, te ayudaré pero antes necesitamos darle mi sangre a mi padre.
-Estoy ocupado. Se lo puede pedir a Blackniells.
Elizabeth se endereza
-Nunca te habías negado a tu cargo, solo nosotros dos tenemos y debemos estar cerca de él. Todos son un riesgo para mi padre y en su estado, está vulnerable.
-Es su padre -le responde y con el grimorio cerrado en mano se levanta en dirección a agarrar otro.
-Es tú Señor
Darkiel deja caer ambos y se voltea.
-Tengo que resolver dudas. Tengo que recordar.
-Mi padre nos necesita -insiste la vampiresa al cruzarse de brazos- si lo despertamos, él podrá darte las respuestas que quieres.
-No, nada funciona -le sorprende su expresión de desespero al verlo avanzar y sentarse otra vez sosteniendo uno nuevo- Mi creadora, se llevó las respuestas.
-Darkiel, es raro verte así -Elizabeth baja sus brazos- Si me ayudas podré ayudarte.
-Ya lo hizo -alza la mirada- Y con todo el respeto señorita Elizabeth, le pido soledad, quiero pensar.
-¿Qué hay de mi padre?
-Permanece en descanso
-Si, pero tenemos que alimentarlo de la manera que siempre lo hacemos.
-Recurra a su sangre -deja de verla.
-Tú siempre estas... presente ¿Ya no te importa? Estas fallando a la lealtad que juraste.
-Soy una creación de Mellissa Wilbert -con detenimiento lee un párrafo al descifrarlo repitiendo a lo bajo un hechizo antiguo- Mi lealtad a su alma la he cumplido durante estos siglos.
Elizabeth gruñe
-De acuerdo, me encargaré yo sola.
Dicho esto y aparece en la puerta. Antes de salir, le da una última mirada sin causar la minima atención hasta salir azotando la puerta.
++ Dos días después ++
-Sigue encerrado Black -le informa una Elizabeth angustiada. Aquel vampiro con dos copas de sangre en su mano- No se alimenta, no deja de buscar en todos esos grimorios, se negó a mi ayuda. Luce diferente, frustrado, molesto.
-No tiene el mismo interés en Derek.
-Es lo que me preocupa -se cruza de brazos- se ha alejado. Ya no suele estar atentó en él. Solía pasar mucho tiempo viendo su ataúd. Era el principal que no permitía que nadie se le acercara.
Black se acerca a ella quien bloquea su salida.
-Desde que desvaneció el hechizo.
-Si, desde que regresamos esta así. Desde que lo ayudamos en cambiar -la vampiresa baja sus brazos y se aleja de la puerta- Tengo que ir al Castillo. Black, te pido estar al pendiente de mi padre.
-Elizabeth -su voz la detiene apenas se medio gira- Me estoy encargando de Gabriel y Luckian -levanta un poco las copas- Jonathan lo hará.
-No, él está débil -hace una corta pausa- se lo pides a Lezy, en quien confío, no cuento esta vez -finaliza debatiendo su decisión al permitir que otros se acerquen a su creador.
Sin más opción se voltea marchandose con velocidad, sin tomarse el tiempo de cambiarse hasta cruzar entre la neblina, el bosque, rumbo al Castillo.
(...)
Mientra tanto, aquellos vampiros enfrentan más problemas.
-Lo hizo la sombra ¿cierto? -le pregunta la Reina a su alma al ver a un vampiro convertido sentado en una silla, encadenado con líneas oscuras brotando de su pálida piel.
-Lo enviaron -le responde- Lo infectó con su maldita oscuridad.
-¿A cuántos él... afectó?
-A tres, la muerte era la única opción para todos.
Aylin se cruza de brazos sin apartar la vista del convertido que no deja de emitir gruñidos bestiales, de removerse en la silla sin importarle las heridas por el contacto con la plata.
-Tenemos que evitar que se libere, que ataque a más vampiros y los vuelva así - se alerta al ver hilos de oscuridad emeger a su alrededor, de sus ojos completamente negros brota un líquido oscuro- Era un humano, luego un vampiro y terminó siendo esto -lo señala- una sombra.
-En lo que nos quiere convertir a todos.
-Darren tenemos que hacer algo.
-Ya le rompí el maldito cuello y en segundos despierta. El sedante no lo controla, no lo deja inconsciente.
-Tampoco podemos recurrir a la magia oscura de Alina o Elliot, los puede afectar o empeorar si están cerca.
Su Rey la hace retroceder al verla dar un paso.
-Tengo que hacerlo, no se puede salvar y hacerlo volver a como era.
Su Reina gira a verlo y asiente.
-Hazlo -se safa de su agarre y se voltea dándole la espalda al convertido - ten cuidado- le susurra al verlo de reojo pasar por su lado, escuchar sus pasos hasta Darren detenerse frente al convertido.
Lo observa con detenimiento, entre un espacio entre las cadenas, levanta su mano, deja crecer sus uñas y con velocidad atraviesa su mano en su pecho al mismo tiempo que la Reina cierra los ojos al escuchar su grito bestial.
-Baroski
-Mi Rey -el guardia vampiro da un paso adelante.
-Que el fuego lo vuelva cenizas
-Si mi Rey, no quedará nada de los infectados.
Aylin abre los ojos y se voltea viendo a su alma con un corazón oscuro en su mano.
-No alerten a todo el Reino de esto -emite y rápido avanza a la salida de la celda. Al salir, se detiene a pocos pasos de la pared colocando sus manos en la cintura.
Detrás suyo, escucha la misma pared girar.
-Ayline
Ella levanta su mano por unos segundos.
-El vampirismo no puede terminar así -se voltea- y todos estamos expuestos. Es demasiado Darren.
-Lo será mientras la maldita siga consumiendo a cada vampiro con su poder.
-Nunca había sucedido esto ¿verdad? El vampirismo no había estado en riesgo de dejar de existir por completo.
Él niega
-Eran otras Guerras, batallas, enfrentamientos entre nosotros. Nunca se había tratado con sombras de oscuridad.
Aylin acorta la distancia
-¿Creés que si Darel sigue atrapado dentro de la sombra, le permite hacer todo esto? Quiero creer que él no tiene nada que ver.
-Debe estar débil para detenerla.
Ambos desvían la vista al escuchar un vampiro acercarse por el pasillo.
-¡Su alteza! -hace una torpe reverencia- La humana infectada, acaba de despertar.
El Rey gruñe y es el primero en avanzar En segundos, la Reina reacciona y los sigue hasta llegar a la última celda que mantiene encerrada a una joven mortal caminando de un lado a otro con líneas oscuras en todo su cuerpo. Luce diferente al resto, sin miedo, sin lágrimas cuando no deja de reír como maniáca.
-El Rey vampiro esta aquí -se recarga en los barrotes- aquí estoy, marqueme y beba de mi -ella misma se hace una herida en su cuello con sus uñas puntiagudas por el cambio, sin embargo su corazón sigue latiendo- ¡Beban de mi!
La Reina al situarse a un lado de su alma, la observa, concentrando sus ojos carmín en la sangre oscura que brota de su cuello.
-Ayline retirate -Darren la hace reaccionar y apartar la vista al verlo- Esa sangre no puede beberse, esta infectada -dirige la vista en un guardia- Abran la celda- al instante acatan su orden. A diferencia del convertido, de la humana no emerge la oscuridad - Vete de aquí Ayline.
-¿Vas a matarla?
Recibe su asentimiento.
Con pesar le da una última mirada a la humana que es sostenida de los brazos por el guardia, ella no deja de reír y balbucear inclinando su cuello.
-Te espero afuera -le avisa y se voltea yendo por el pasillo. A pocos pasos se detiene y se gira comprobando ver al Rey entrar a la celda cerca de ella.
Se obliga a irse y con velocidad aparece en las escaleras. Escucha su voz, sus súplicas y sus gritos y con la misma frialdad el Rey vampiro le arranca esta vez la cabeza.
La Reina niega varias veces, se recarga en la pared viendo en dirección al pasillo.
-Te pedí que salieras de aquí -le dice Darren al aparecer en su campo de visión con las manos manchadas de sangre oscura.
-Estaba por irme
Él niega, acepta un trozo de tela que un guardia le entrega limpiando sus manos. Tras darle una orden, sube las escaleras.
-La oscuridad se exfumó de la mortal, debió liberarla pero tuve que matarla, su corazón latía lento, iba a morir de todas formas y no me iba arriesgar a que volviera otra vez por la oscuridad. No somos consciente de que tanto control tiene sobre sus frágiles mentes.
Al llegar frente a ella, un escalón menos, se detiene.
-Su poder afecta a ambos Mundos -hace una pausa- Hizo a la mortal llegar hasta aquí sola por su cuenta, ver el Castillo y cruzar la barrera.
-Consecuencia de la oscuridad que había en ella -Darren gruñe- en otros tiempos, eran diferentes donantes, mortales no nos ofrecían su sangre por voluntad, nosotros los obligabamos a darla. No nos buscaban, nosotros a ellos. No había sangre infectada en lo único que un vampiro se alimenta para permanecer en la existencia.
-Es un caos, estoy segura que se alió con Vlad y su hija. Esta cambiando a sus creaciónes en lo que vimos, esta infectando humanos y estoy segura que allá afuera son más, los hará permanentes. Esta acabando con nuestras opciones, es beber esa sangre o morir manteniendo el vampirismo.
-No Ayline, será peor -sube el escalón siendo diferente su altura al quedar a su lado -Nadie debe beber esa sangre -le da una última mirada- Salgamos de aquí- ante su silencio sube dos escalones más y se detiene girando a verla- Ayline- extiende su pálida mano en su dirección.
Ella enfoca la vista en su rostro, se obliga a reaccionar, a dejar de pensar en el reciente problema y sube aceptando su mano hasta ambos salir de los calabozos.
En el pasillo, se detienen al mismo tiempo al cruzarse con Elizabeth.
-¿Dónde está Alina?
-No tenemos la menor idea -le responde la Reina- ¿sucede algo?
-Perjudicó a Darkiel, quiero hablar con ella.
-Hay asuntos más importantes que enfocarnos en un maldito cuervo.
-Ese cuervo es muy importante para mi padre y para mi y Alina lo cambió.
-Elizabeth, controlate -interviene Aylin entre ambos tras soltar la mano de su alma- Te llevaré con ella ¿de acuerdo? -gira a verlo- Encargate en ordenar a los guardias que no dejen entrar a más convertidos o humanos infectados al Castillo, en cuanto los vean cerca, tienen la autorización de matarlos.
Darren asiente y pasa por su lado recibiendo la mala mirada de Elizabeth.
-Otra vez la sombra, usó su poder para afectar a vampiros y mortales.
-Era de esperarse pero antes de querer solucionar ese problema, quiero ver a Alina -le dice la vampira más calmada.
-Síguenme -le indica la Reina y ambas avanza por el pasillo mientras Elizabeth le cuenta todo.
No obstante, se cruzan con Ana Liz que al verlas, no duda en acercarse.
-¿Otra vez tú aquí? Ya vamos a asignarse tu propia habitación -emite con burla.
-Ana Liz -recibe el reproche de su creadora- Eli quiere ver a Alina, hubo un cambio en lo que pasó con Darkiel que lo afectó.
Ella borra su sonrisa
-Mi hija lo intentó, tú sabías las consecuencias. No tiene control de su poder. Cualquier problema que tengas con Alina vas a tener que tratarlo conmigo.
-El asunto es con Alina, no contigo
-Pues es mi hija -Ana Liz coloca sus manos en su cintura- Serás la hija del antiguo vampiro, yo la hija del Rey, así que no me intimidas.
-Debe ser un malentendido que se va a solucionar si hablamos con Alina, no habrá un enfrentamiento entre las dos -se sitúa la Reina en medio de ambas.
-Totalmente de acuerdo
Elizabeth avanza empujando a Ana Liz del hombro.
-Agh ¿Quién se cree?
-Hija, no empeores la situación -le pide su creadora en cuanto la ve seguirla, yendo detrás de ambas.
...
Por otro lado, Alina Valentains observa con detenimiento a su cuervo que yace sobre la mesa tras repetir un hechizo, fallando.
-No te puedo cambiar Darki -aleja su barbilla de la mesa y se levanta- Eres solo un cuervo -al escucharlo graznar, lo acaricia- Y tal vez debería dejarte libre, no deberías estar atado a mi.
Lo observa con tristeza ante la idea de despedirse de él.
De pronto, la puerta es abierta de golpe.
-¡Alina! ¿Qué le hiciste a Darkiel?
Elizabeth se detiene del otro lado de la mesa.
-¿Yo? Te ayude a liberarlo ¿lo recuerdas? -agarra a Darki dejándolo entre sus manos- ¿se volvió activar el hechizo?
-No finjas. Tú lo cambiaste, ahora Darkiel ya no sigue ordenes, perjudicaste la conexión que tiene con mi padre.
-No sé de que me hablas -se encoge de hombros sin dejar de sonreírle inocentemente.
-¡Déjala en paz! -resuena la voz Ana Liz en cuanto entra, en poco tiempo, su creadora- Alina solo ayudó, ella no le hizo nada a Darkiel -se sitúa al frente suyo y se medio gira a verla ¿verdad hija?
Su mirada viaja desde su creadora a la Reina hasta terminar en Elizabeth que trata de leer sus pensamientos.
-Tal vez lo hice -responde- Tal vez lo liberé de esa cadena que lo tenia prisionero por el antiguo vampiro. Tal vez si lo cambié.
-Alina -le dice la Reina- ¿por qué lo hiciste?
-Porque nadie merece ser privado de su libertad. Solo le di la libertad a Darkiel que le negaron -suelta a su cuervo que se marcha volando- mientras tu veías un recuerdo suyo, yo vi más y en todos fue cruelmente tratado comenzando por tú creadora.
-Tú no tenías porque decidir sobre él, no tenías que hacer nada sin que él te lo pidiera -le responde Elizabeth haciendo sus manos puños- Tú poder no es suficiente para romper la conexión que tenemos solo nosotros con él.
-Comprobaste lo contrario si estas aquí.
-¡Tú no eres su creadora! Darkiel no te pertenece a ti.
-No, tal vez no tenga una conexión con él pero no me arrepiento de influir en sus cambios -se cruza de brazos- Ya no es más su prisionero.
Elizabeth retrocede sin apartar la mirada fulminante hacia ella.
-Te vas arrepentir, cuando mi padre despierte y esté enterado ni tú poder te va ayudar a evitar que seas destruida.
Dicho esto y desaparece ante sus miradas.
-¡¿En qué habíamos quedado Alina?! No debes usar tú don para perjudicar.
-Lo siento madre, no puedo evitarlo -sonriendo se sienta en un alto banco- solo quise ayudar, le doy un buen uso a mi don, no es destructivo es un método de salvación.
-Alina, aun eres muy joven en la eternidad para tener enemigos. Ya hay una Guerra, no queremos otra contra Derek y Elizabeth.
-No era mi intención abue Lin, pero haber logrado liberar a Darkiel me hizo darme cuenta que puedo lograr liberar a mi tío Darel de la sombra. Y usaré mi poder, soy capaz, haré lo que sea y no me importa quien esté en mi contra -finaliza bajando la mirada.
+++
Cuando Elizabeth regresa a Rumanía se cruza con Caleb apenas entra.
-Bienvenida señorita Elizabeth.
-Gracias -le responde sin ánimos- ¿Lezy ya alimentó a mi padre?
-Así lo hizo
-Bien, iré a verlo -pasa por su lado cuando se obliga a detenerse -Caleb -voltea a verlo- ¿Tú te sientes prisionero aquí?
-No Señorita Elizabeth -da un paso adelante- Me gusta servirle al vampirismo ¿necesita algo más?
-No, ya puedes retirarte
-Si me necesita, puede buscarme. Estaré llenando los suministros con mi sangre para la Corte, con su permiso -tras una reverencia se marcha con velocidad.
Elizabeth al dejar de verlo, se encamina hasta el fondo, cruza un pasillo, baja escaleras hasta llegar a ese cuarto y abre las puertas.
En un susurro repite el hechizo dejando a la vista un ataúd cerrado en el centro.
Avanza y tras cruzar el círculo de protección que lo rodea, coloca sus manos sobre el ataúd.
-Hola padre
Dura en abrirlo al deslizar sus manos por la madera.
>Nadie debe ser privado de su libertad<
Resuenan las palabras de Alina en su cabeza como un recordatorio.
-¿Y si Alina tiene razón? Me acostumbré tanto al encierro por siglos aquí mismo con la Corte. Nunca he sido libre tampoco, no soy como otras vampiresas -detiene su mano hasta el raz del ataúd- Y ahora que puedo estar contigo, lo comprendo. He permanecido a tú lado, hemos recuperados los siglos perdidos y quiero que despiertes pero sé que todo será igual. Me obligaras a pasar mi eternidad aquí, no me permites visitar por mucho tiempo el Castillo, ni estar cerca de Esteban Williams, de experimentar la libertad y hicimos lo mismo con Darkiel -se inclina abrazando el ataúd- Ya no soporto.
-Señorita Elizabeth
Tan rápido se repone y se endereza, al escucharlo refleja molestia.
-Vete de aquí Darkiel, si no vas a ayudarme a despertar a mi padre, te pido no estorbarme.
Él con el grimorio en su mano se acerca a ella.
-Perdone la interrupción -se detiene detrás suyo- Venía a enseñarle un hechizo que puede hacer despertar a su creador.
Elizabeth se voltea
-¿Qué?
-Lo encontré Señorita Elizabeth -acorta la distancia y abre el grimorio en la página correcta- Lo había olvidado, mi creadora... nuestra creadora lo utilizaba en el pasado para controlar mentes de vampiros en descanso o atrapados en la inconsciencia. En su propia prisión mental -se lo muestra ella leyendo cada palabra.
-Ya lo hemos intentado y no puedo entrar en su mente.
-No cuando fallamos en no anclarla en este Mundo, si se activa la conexión podrá interferir en su descanso, estar en su ilusión y en todo lo que mi Señor enfrenta. Podrá traerlo de vuelta, podrá despertar -le sonríe mostrando sus puntiagudos dientes - pero será un riesgo, consumirá mucho su poder.
-No me importa, hay que hacerlo -enseguida la vampira abre el ataúd viendo aquel antiguo vampiro en descanso, disecado- Un momento -gira a verlo- ¿Si quieres ayudarme?
-Si Señorita Elizabeth, mi Señor tiene que despertar de su descanso.
-Tú Señor -le sonríe y se le lanza a abrazarlo dejando a Darkiel sorprendido, inmóvil- creí que la conexión se había perdido, que ya no querías servirle más como todo este tiempo.
-Fui creado para ser leal
Elizabeth se aleja marcando distancia.
-Actuabas raro, te refugiaste en los grimorios, no me contaste que en todo estos días, solo buscabas el hechizo para despertarlo.
-No quería ilusionarla Señorita Elizabeth hasta encontrarlo. En el Castillo, me hicieron recordar mucho, entender la razón del porque me crearon.
-¿Alina no te cambió?
-La señorita Valentains no puede influir en mi. Por quien soy, fui leal a mi creadora y ante su inexistencia, por su petición fui a su alma como le soy leal a usted señorita Elizabeth.
-Perdóname, pensé lo peor -agarra su mano, él extraño ante el contacto y su mirada- vi uno de tus recuerdos y me hizo dudar. Mi madre, mi padre y yo misma te hemos considerado como un sirviente cuando eres más que eso. No eres un cuervo prisionero.
-Me gusta ser un cuervo
Elizabeth ríe sin ánimos y lo suelta.
-En el Castillo, tú cuando tenias esa apariencia cuando te crearon, derramaste lágrimas.
-Perdone, no tuve un control de mi mismo.
-No Darkiel, no te disculpes. Esta bien llorar.
Él desvía la vista en el ataúd, fija en el antiguo vampiro.
-Mi Señor no suele hacerlo, nunca lo vi demostrar esa debilidad. Aunque imitara a otros vampiros al observarlos, no comprendo esa sensación.
-Refleja tristeza, frustración, por un dolor hasta de emocion y todo es tan intenso en nosotros.
-Llorar -la vampira asiente- Han sido tres ocasiones que experimente esa sensación cuando en el pasado, estuve presente y vi cuando esos vampiros le arrebataron la eternidad a Mellissa Wilber, ella no me autorizó cambiar para ayudarla. Me ordenó irme, buscar a su alma y nunca dejarlo en soledad, ser leal y cumplir todo lo que me pidiera y otra cuando lo encontré, logró huir del Castillo al tener a varios vampiros en su contra- gira a verla- Me rechazó muchas veces, pero tuve la obligación de estar cerca de él. Usó métodos para alejarme, hasta mi misma muerte. Me di cuenta que mi creadora me hizo eterno como un vampiro. Debió ser por tristeza. Le había fallado a su última petición.
-No lo hiciste y lo haz demostrado.
Él asiente
-Y recientemente en el Castillo, Señorita Elizabeth, era por dolor. Los recuerdos con mi creadora...
-¿Te afectaron?
-Si, apesar de que fui su experimento exitoso, ella me trató diferente.
-Si, no lo dudo. Te dio un nombre.
-Aziel -niega varias veces- Prefiero Darkiel.
-De acuerdo -Elizabeth regresa la atención en el vampiro del ataúd- Y Darkiel, te juro que cuando mi padre despierte, le voy a pedir que te libere. No tienes que pasar tu eternidad con nosotros.
-No lo haga Señorita Elizabeth, no tengo problema en estar con los dos. Debo servirle a un vampiro o vampiresa, esa es mi función -da un paso adelante- Y será en toda la eternidad de mi Señor por petición de mi creadora.
-Bien, pero te prometo que muchas cosas van a cambiar Darkiel. Eres muy importante para nosotros -le sonríe notando su confusión- Vamos a despertar a mi padre ¿qué debo hacer?
Él baja la vista en el grimorio
-La conexión se activa con dos gotas de su sangre.
Elizabeth se quita sus guantes y con su uña se hace una herida en la palma de su mano derramando la sangre en su boca. Al terminar, se aleja leyendo el hechizo que Darkiel le muestra.
-Tendrá que volver antes de que la conexión desaparezca.
-Lo sé, tendré que ser rápida para encontrarlo, contarle lo que esta pasando y traerlo de vuelta.
Agarra de la mano a Darkiel, fija la vista al frente y sitúa su mano libre sobre la cadavérica mano de su creador. Después repite el hechizo varias veces, cierra los ojos cayendo en su propia consciencia.
-Suerte Señorita Elizabeth -le dice Darkiel al ver las líneas de oscuridad aparecer en parte de su rostro y extenderse.
Cuando Elizabeth abre los ojos se observa a sí misma, luce su mismo vestido, sin embargo se da cuenta del lugar donde se encuentra.
Castillo año 1480
A medio pasillo observa una multitud de inmortales ambular ajenos de su presencia.
-No pueden verme -comprueba al fallar sin poder ganar su atención al mover su mano al tenerlos cerca- no hay tacto- baja su mano y observa a ambos lados del pasillo. Esta por avanzar cuando nota en su palma una X marcada.
Decidida a buscar a su creador, baja su mano y avanza en dirección oeste.
Lo busca en sala, en los calabozos huyendo de los charcos de sangre, en cada habitación, en cada pasillo y rincón del Castillo. Pérdida en un laberinto cruzandose con vampiros que reconoce, como la antigua Corte.
Su conversación causa su atención al escucharlos pronunciar su nombre:
-Derek no debería ser el líder, retracta tú decisión Víctor. No lo nombren Rey.
-Salvatore, no tienes el poder para ser Rey. Derek te supera -le dice Blackniells.
-Un Rey con su poder, será un peligro para todo el Castillo -insiste.
-El cargo es por poder, Salvatore. Él es el primer descendiente de Vlad- emite Luckian.
-Victor -él gira a ver al líder- será riesgo para todos, incluyéndote. Derek no debería permanecer en la existencia.
-Derek será mi Rey -anuncia una voz, Elizabeth observa a una vampiresa pasar por su lado y detenerse frente a ellos- ¿Pretendes incumplir la orden, Salvatore?
-No, Condesa Mellissa
Elizabeth se sostiene de la puerta y avanza un paso.
-Madre -la llama al no poder ver su rostro. La emoción le invade al poder conocerla, al frente suyo, a pocos pasos, cuando de pronto ella se voltea.
Con una peculiar belleza, cabello largo y negro trenzado. Excesivamente pálida, el carmín de sus ojos resaltando de su mirada, como unos colmillos asomándose de su boca. Vestida de un ampon vestido color crema con corsé.
Una vampiresa reflejo de ella.
-Soy tú hija -Elizabeth avanza hasta detenerse a pocos pasos de ella. Frunce el ceño al verla sonreír.
-Derek -la Condesa extiende su mano enguantada en su dirección ignorandola- Ven aquí.
Elizabeth tan rápido se voltea notando la puerta vacía.
-Padre -lo busca con la mirada, al darse la vuelta nota a todos inmóviles- Son sus recuerdos.
Retrocede y con velocidad se marcha. Apurada al notar una línea de la cruz borrarse.
A medio pasillo se detiene viendo a ambos lados.
-Derek
Resuena la voz de su creadora provenir de una habitación.
Enseguida, Elizabeth avanza hasta esa puerta y la abre viendo a poca distancia a ambos de sus creadores abrazados.
-Mellissa -él vampiro la aleja- La presiento.
Ella asiente llevando su mano a su vientre.
-Nuestra descendencia, Derek.
Ante su mirada se inclina a besarlo.
Elizabeth derramando varias lágrimas al verlos felices hasta que se alejan y permanece el recuerdo congelado.
-Padre -susurra creyendo que no la escuchará. Sin embargo, él desvía lentamente la mirada hacia ella.
-Elizabeth
Su rostro demuestra sorpresa, se obliga a reaccionar y se acerca.
-¡Padre! ¿Puedes verme? -esta por abrazarlo cuando se desvanece quedando sola en esa habitación.
Confusa observa la marca, la última línea se borra perdiendo toda conexión. Al instante el dolor palpita en su cabeza como la sangre que se desliza por un orificio de su nariz, sin evitarlo cierra los ojos por unos segundos y al despertar se encuentra fuera del Castillo resonando voces, gritos de lamentos al mismo tiempo que mira un cuervo volar por el oscuro cielo hasta perderlo de vista.
-La mataron
Al escuchar su voz, la vampira se voltea viéndolo frente a ella, su vista fija en el Castillo.
-Recuerdas su muerte
-Todo el tiempo
-Padre -da un paso adelante cuando el recuerdo cambia con él.
En retroceso en un recuerdo de ambos en el pasillo.
Elizabeth observa a su creador de esa época con su creadora, tan diferente su mirada al que tiene a su lado.
-Te aferras a mi madre -gira a verlo- No es real, es una alucinación. Es otro siglo. Tú estas en descanso y tienes que despertar -intenta tocarlo cuando nota su propia mano desaparecer- Padre.
-No puedo despertar Elizabeth -le contesta sin verla- El tiempo, venció.
Elizabeth regresa a la realidad, al abrir los ojos, nota el ataúd, su creador en descanso y a Darkiel a su lado.
-¿Lo encontró señorita Elizabeth?
Ella se suelta de su mano, siente la misma sangre deslizarse de su nariz.
-Si y no pude traerlo de vuelta -regresa la vista en su mano sobre la de su creador- Es mi madre, no le permite despertar, revive cada recuerdo con ella -deja brotar una lágrima de sangre- no tuve tiempo de contarle nada.
-No sé culpe señorita Elizabeth
-No Darkiel -ella gira a verlo- otra vez tengo que intentarlo.
-Esta débil, se tiene que recuperar.
-¡No! -limpia con brusquedad sus pálidas mejillas- Lo haré despertar, no debo fallar.
Darkiel tras su orden, asiente.
Ella vuelve a repetir el proceso, al mismo tiempo reviven la conexión hasta Elizabeth caer inconsciente pérdida en una prisión mental.
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