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Capítulo 3 ✘ Es nuestra guerra

    D A R E L

—Eres un monstruo que merece morir —giro la cabeza al escuchar la voz de una débil humana en la otra celda. Mis creadores fueron tan malditos al encerrarme entre humanos siendo peor la tortura al oler su sangre y no poder alimentarme.

Le sonrío dejando a la vista mis colmillos. Y es suficiente para causarle miedo.

—Agradece que estoy encerrado o de lo contrario ya hubiese desgarrado tu garganta —ella retrocede mientras se abraza a si misma. Es injusto que simples mortales tengan más privilegios que un vampiro pura sangre como yo. No están atados, más encerrados por horas, incluso a veces un día completo y cuando los liberan, los curan borrando cada marca y los dejan irse sin recordar de nuestra existencia— a no ser por las celdas, ya hubiera bebido de ti cada gota de tu deliciosa sangre.

Intenta alejarse lo más que puede hasta quedar recargada en los barrotes de su celda.

—¡Ayuda! ¡Sáquenme de aquí por favor!

Río siniestro a modo de burla.

Tengo que soportar sus gritos, súplicas y es demasiada tortura.

No dejo de verla y más su tentador cuello, las ganas de perforar esa vena y beber cada gota me están venciendo. Repetidas veces humedezco mis labios y mi sed incrementa al escuchar su corazón latir.

Una, dos, tres, cuatro, cinco...

Me inclino cuando se vuelven más rápidos cada latido.

Seis, siete, ocho, nueve...

—Silencio, podrá salir de aquí —reacciono al ver un guardia real abrir su celda. Llena de miedo se la lleva y comienzan a sacar a cada despreciable humanos hasta quedar cada celda vacía, excepto la mía.

—Maldición —pronuncio con total libertad al no tener que ser regañado por mi creadora por maldecir. Lo he escuchado tanto de mi creador.

Recargo la cabeza en la pared y observo mis manos, alrededor de mis muñecas, resalta una marca rojiza en mi pálida piel y desgraciadamente, no sano.

>Por protección<

Musito al recordar sus palabras.

Me extraña que desde que estoy aquí,  mi madre no se ha presentado.

>Te dejó a su suerte Darel<

Gruño y comienzo a ejercer fuerza. Jalo las cadenas intentando liberar mis manos.

—Eres fuerte, vamos —una de ellas rasga mi piel comenzando la sangre a brotar —eres fuerte Darel —me digo a mismo sin rendirme.

—¿Dónde estaban? ¿Por qué están llenos de sangre? —resuena la voz de mi madre en mi cabeza.

Puedo verla frente a mi cruzada de brazos mientras permanezco a un lado de mi creador.

—Darel aprendió a usar sus colmillos.

—¡¿Lo dejaste matar a un humano?! Solo es un niño, Darren.

Con delicadeza ella me aleja de él, se agacha a mi altura y me revisa limpiando la sangre de la comisura de mi boca.

—No lo hizo si tanto te preocupa. Se controlo y lo detuve a tiempo. Darel debe aprender que la sangre lo hará fuerte.

Pocas veces la he visto enojada con ambos.

—Me gustó hacerlo madre —hablo captando su atención. Niega varias veces y coloca sus manos en mis hombros.

—No es algo que entiendes Darel —sonríe con tristeza— Y no puedo cambiar lo que eres —se levanta. Ante mi bajo tamaño es muy alta— Anda, ve a cambiarte —deja de verme y luce intimidante— Que sea la última vez que te lo llevas a alimentarse de esa forma Darren.

—Es un maldito vampiro Ayline —mi padre enfoca la vista en mi— y por primera vez estoy orgulloso de él.

—Darel —sin darme cuenta me perdí con la vista fija en la cadena. Dejo ese vago recuerdo a un lado y alzo la vista. El rey frente a mi recibe todo mi desprecio.

—¿Vienes a burlarte?

Un guardia real abre la celda y él se adentra con esa seriedad.

—Lo logré, soporte tú cruel castigo —agrego mientras sonrío ampliamente. Aunque por dentro estoy molesto por no causarle ni una reacción. Eso odio de él —por todo este tiempo.

—Apenas si cumpliste una maldita semana. No es verdadera tortura —con su cabeza le hace una señal al guardia quien se acerca a mi y me retira la cadena— Tú castigo culminó.

Enarco una ceja al verlo

—¿No soportas más tú culpa? —me burlo mientras me levanto con esfuerzo. De reojo veo al guardia marcar distancia hasta salir de la celda— Hubo pizca de piedad en ti.

—Retirate —le ordena y nos dejen solos. Ni ante mi estado descontrolado se aleja, me molesta no causarle miedo —Por mi no hubieras sido libre nunca Darel, agradecele a tú madre —se da la vuelta hasta salir de la celda.

Hago mis manos puños. Me apoyo de los barrotes y lo sigo.

—Necesito sangre —odio suplicarle.

Él se detiene

—¿Ves un maldito humano aquí? La hora de alimentarse se acabó para ti.

—Despreciable —mascullo entre dientes. Se voltea— es lo que eres —gruño al dar un paso más.

Confuso lo veo acercarse y levanta su brazo.

—Te daré mi sangre, aunque no la mereces.

Lentamente me suelto de los barrotes.

—No quiero tu sangre, soy más fuerte de lo que crees, puedo soportarlo.

Gana mi orgullo y como puedo avanzo hasta pasar por su lado. No me detiene, no me obliga hasta lograr llegar a las escaleras.

Apoyo mi mano y subo cada escalón soportando la sed.

Cuando avanzo por el pasillo, es normal ver vampiros marcar distancia conmigo y otros temerme o simplemente ignorarme.

Y entre más avanzo, más se me hace raro no ver a mi madre.

—¿Darel? —desvío la vista y me detengo. En instantes una vampiresa se acerca a mi —no puede ser, estas muy mal.

Curvo una media sonrisa

—May —me muevo y me apoyo de ella para mantenerme en pie— Dame tú sangre, por... favor —luce asustada— Te necesito.

—Si mi padre me ve contigo, me mata —emite en voz baja sin embargo logré escucharla. Gruñe y observa a ambos lados del pasillo —que sea la última vez.

Me guía hasta mi habitación.

Es débil cuando no me ayuda mucho al sostenerme.

—May —mascullo entre dientes.

—Shhh, lle... llegamos —me deja caer en la cama mientras se encarga de cerrar la puerta.

Me muevo hasta quedar acostado en el centro con la vista fija en el techo. En segundos su rostro aparace en mi campo de visión.

—Tú sangre

Ignoro su mirada llena de lastima.

—No me gusta que me uses siempre como tú bolsa de sangre.

—Fue nuestro trato, haz probado la mía cuando la necesitas.

Ella gruñe y asiente

—No se trata solo de la sangre —se inclina y aleja su cabello dejando expuesto su cuello— lo hago porque nos beneficia a ambos.

Entre abro mis labios, la sostengo de la nuca y la jalo hasta clavar mis colmillos y succionar cada gota desesperado.

—Auch —se queja mientras se apoya de la cama— Darel, detente —ejerzo fuerza al mantenerla inmóvil evitando que se aleje —ya es suficiente.

Gruño cuando se safa bruscamente y cubre la marca con su mano mientras se aleja.

—Insaciable —niego y al tener fuerzas me incorporo en la cama. Limpio la sangre de mi boca y la observo de pie a unos pocos pasos —Ya obtuviste lo que querías.

—No del todo, nunca es suficiente May —cuando estoy completamente recuperado me levanto y me acerco a ella —Favor con favor se paga.

—¿De... de qué hablas?

Me gusta verla nerviosa cuando llego hasta ella y coloco mis manos en su cintura.

—Obtuve tú sangre ¿qué quieres tú de mi? —le susurro al oído.

—Lo sabés perfectamente, no eres nada ingenuo —me aleja un poco de ella— Por años casi te he rogado con mis buenas acciones.

Medio sonrío y la sostengo de la nuca.

—Entonces hoy siéntete afortunada.

—¿Seré otra más de tú lista? ¿La quinta?

Borro mi sonrisa

—Me conoces May, no importa el número —cuando he perdido la cuenta— Sabes mis condiciones.

—Una vez por vampiresa —me encojo de hombros. Ella gruñe y con fuerza me empuja hasta quedar sentado en la cama— Que más da, lo acepto.

Al instante comienzo a besarla, uso mis colmillos para marcar sus labios. Mientras ella se sube a horcajadas sobre mi y desesperada comienza a quitarse la blusa.

—Vas a obsesionarte conmigo —emite entre el beso.

Con mi mano en su rostro la alejo

—No digas estupideces —veo ese destello carmesí en sus ojos al igual que los míos. Entonces desprevenido agarra mi mano y la entrelaza con la suya. Veo con el ceño fruncido su reacción de sorpresa.

—Oh, me equivoqué contigo.

—¿Creés en esa mentira de los anillos? —me observa apenada y me suelta cuando ninguno brilló — No intentes buscar a tu alma, solo te va a debilitar. Conozco muchos vampiros débiles por eso.

—¿No creés?

Niego varias veces

—Ni siquiera le guardo fidelidad —vuelvo a besarla. Deslizo mis manos por su espalda y con velocidad basta un ágil movimiento para dejarla acostada en la cama mientras me acomodo entre sus piernas —¿Lo aceptas?

—Por diversión ¿no?

Asiento dándole la razón y vuelvo a besarla mientras me deshago de mi camisa, la lanzo lejos y sigo con ella hasta dejarla desnuda solo para mi a cambio de simple placer y sangre.

...

—No me puedo quejar.

Dejo de robar su sangre de su cuello y me alejo un poco para ver su rostro. Flexiono un poco más sus piernas cuando las aferra a mi cintura.

—Nadie lo hace —vuelvo a besarla al mismo tiempo que me impulso más la sabana entre nosotros se interpone.

—¿De verdad no quieres repetir? —gime y muerde sus labios.

—Respeta mi regla —me detengo enseguida. Apoyo cada mano de cada lado de su cabeza.

—Tú no sigues reglas Darel.

—No la de otros —le sonrío— Aún así no niegues que lo disfrutaste —rozo mis colmillos en su cuello causando su risa hasta que un golpe en la puerta nos interrumpe. Alerta me alejo de ella —Mi madre.

—¡¿Qué?!

Con velocidad bajo de la cama mientras me cambio.

—No te quedes ahí, cambiate y vete.

May gruñe mientras se cubre con la sábana evitando que la vea cuando la vi demasiado.

—No me iré si la... Reina está allá afuera —susurra en voz baja.

—Hijo, puedes abrir la puerta —resuena su voz con esa calma. Conozco tú terquedad para saber que no se irá.

—Largo —le lanzo su ropa a la cara. Escucho claramente como me maldice y comienza a cambiarse. Al terminar, May descalza avanza hasta la puerta con sus zapatos en sus manos. Como si fuera esa niña de hace años me saca la lengua y abre la puerta.

—¡¿May?! —es rara su sorpresa al verla.

—Hola su alteza —hace una torpe reverencia— yo... yo cuidaba de su hijo —ríe nerviosa.

—Sin explicaciones May, ya te puedes ir —ella asiente y se marcha con velocidad. Entonces mi creadora se adentra a la habitación cerrando la puerta — ¿Con May? —luce incomoda al ver la cama, se acerca y enfoca la vista solo en mi— Cada vez que te busco en tú habitación, siempre veo salir a una distinta vampiresa.

—¿A qué viniste? —me cruzo de brazos. No pienso hablar con ella sobre eso.

Guarda silencio y se detiene a centímetros de mi. Por supuesto me escanea.

—Me enteré que tú padre te dejó libre.

—No finjas que te importo, nunca bajaste a los calabozos.

—No hubiera sido lo suficiente fuerte para verte ahí, hubiera interferido —avanza hasta sentarse en la orilla de la cama— eres mi hijo ante todo.

Doy un paso adelante

—¿Sigues molesta por lo que hice? —niega— ¿decepcionada? —no me da respuesta— Claro y vienes aquí a pedir disculpas.

—Darel, soy tú madre —se levanta con rapidez— vine porque creí que tú estarías arrepentido. Porque creí que habías aprendido la lección.

—A costa de matarme de sed

—No tuvimos más opción Darel. Era eso o dejarte... libre y expuesto —se cruza de brazos.

—No me voy a disculpar —avanzo hasta la cama. Me siento y me coloco los zapatos— Ni tampoco agradecerte. Sé de alguna forma convenciste a mi padre de liberarme.

—Lo hice por ti Darel

—¡Deja de hacerlo! —me pongo de pie—No necesito a ningúno, soy un vampiro fuerte con casi un siglo.

—Así tengas 90 años, un siglo o miles, siempre vas contar conmigo y con tú padre —gruño— Darel, solo quiero que aceptes lo que hiciste. Estuvo mal y lo sabes.

—Lo bueno que eres eterna porque no lo haré nunca.

Baja sus brazos y desvía la vista.

—Te pareces a tu padre más de lo que crees —susurra.

—Tú problema es que quieres que sea como Libe —capto su atención— No, es que sea un vampiro, prefieres criar aun débil humano.

—No es así

Retrocedo un paso.

—Me niegas todo. He soportado tu control sobre de mi, un encierro. No crees que puedo demostrarles lo fuerte que soy ¡siempre con limitaciones! ¡Siempre un controlate Darel!

—¡Basta! No lo entiendes. El mundo está en guerra —la observo confundido. Ella baja la vista— me refiero que tu aptitud siempre va a causar una guerra. No te busques enemigos Darel —me observa— Intentamos protegerte, el mundo vampirico es demasiado sádico para...

—Vampiros como yo.

Niega varias veces

—No, tú eres fuerte. Tú... hijo entiende que para mi y tú padre, eres lo más valioso al igual que Ana Liz. Son nuestra descendencia.

—Y cometiste un error conmigo —con velocidad me acerco a su rostro— Dejarme existir para esto.

—Darel...

—Sal de aquí madre —sin verla aparezco en la puerta y la abro.

—No me moveré de aquí.

Gruño y la observo

—Quédate, me iré yo —salgo con velocidad azotando la puerta.

N O A H

Alerta de no ser visto me oculto en la esquina de la pared mientras agudizo mi audición. Si mi padre me viera espiando se molestaría conmigo más de lo ya está sin embargo necesito saber de las gemelas.

—Ya aprendimos la lección mamá.

—Así es, no lo volveremos a hacer.

—Júrenlo niñas

—No vamos a volver a salir del Castillo mamá —repiten al unísono.

—Eso espero niñas, no queremos que les pase nada. Si yo y su padre les hicimos esto es para que entiendan. Puede ser un cruel castigo al alejarlas por una semana pero afuera las pudieron cazar y separarlas para siempre ¿quieren eso?

—¡No! —me imagino su reacción— Nos sentimos débiles y muy mal.

—No lo vuelvan a hacer. Vengan aquí, les quitaré su brazalete —hay un largo silencio. Me asomo un poco— Sabén que las quiero.

—Y nosotras a ti

Doy un paso adelante y cuando veo salir a su madre de la habitación, rápido me oculto sin ser visto.

Espero pocos segundos y salgo hasta llegar a su habitación.

—Hola

—¡Noah! —me abraza una y después otra al verme en el marco de la puerta.

—Quería saber cómo estaban —marcan ambas distancia.

—La pasamos muy mal

—Demasiado

Observo a cada una. Ante todo el mundo parecen exactamente iguales sin embargo hay un diminuto detalle que me ayuda a diferenciarlas.

—Las entiendo más que nada. Mi creador sigue sin hablarme —hago una mueca y me adentro a la habitación. Solo espero que su padre no aparezca, la mayoría de veces me ignora pero es incómodo verlo.

—No volveremos a hacerle caso a Darel. Solo nos causó un problema.

—No es toda su culpa hermana, nosotras aceptamos.

—Siempre lo defiendes —una de ellas gruñe y se acerca a mi— Bueno, somos libres y estamos juntas otra vez.

—Que bueno Isa

—Soy Sharon —la veo con detenimiento.

—Isabel, no funciona conmigo.

—Agh, eres el único que nos identifica contando a nuestros creadores.

—Prácticamente las conozco desde niñas, yo las cuidaba.

—Si por eso eres tan antiguo a comparación de nosotras.

—En realidad...

—¡Isa tenemos que irnos! —me interrumpe Sharon— lo siento Noah pero tenemos entrenamiento con nuestro padre.

—Espero y podamos tener una visión. Lo intentamos pero nos falta perfeccionar nuestro don.

—Tendrás que trabajar juntas como gemelas.

Me sonríen

—Adiós Noah

—Tan tierno —Isa besa mi mejilla y ambas salen de la habitación.

—¿Tierno? —niego y me doy la vuelta. Salgo cerrando la puerta.

Al perderlas de vista me dirijo a mi habitación, agarro todo lo necesario y vuelvo a salir. Mi torpeza me hace chocar con varios vampiros y de inmediato pido disculpas. No quiero más problemas.

Uso mi velocidad para huir y llegar al pasillo este, el más solitario. Al estar tranquilo me recargo en la pared y me siento mientras abro mi libreta y busco una hoja en blanco. Adquiri el don del arte por mi padre, concentrado comienzo a dibujar parte del Castillo sin embargo, en mi mente no hay celdas con humanos.

—¡¿Cuándo me dibujaras a mi?!

Rayo la hoja, estropea el dibujo y alzo la vista.

—Deja de a hacer eso Alina

Se encoge de hombros.

Viste su raro atuendo. Vestidos cortos más arriba de sus rodillas con calcetas enormes. Contando sus zapatos con tacon que la hace ver más alta. Completamente de negro. Detalles que siempre tengo presente en las vampiresas que veo y Alina es la más rara, desde niña no a cambiado mucho.

—¿De nuevo solitario?

—Lo estaba hasta que llegaste —dejo de verla, trato de arreglar mi dibujo — Ya no te he visto mucho por los pasillos.

—Ohu el pequeño Noah quiere jugar conmigo.

Gruño y la observo dándole una mala mirada.

—No gótica, pensé que te habían encerrado tus padres por miedosa.

Esquivo su patada

—No me digas así

Me encojo de hombros burlón.

Fue una palabra que escuché de niño de Amaris al describir a varias vampiresas, le pregunté su significado y era justo para Alina.

—¿Dónde haz estado?

—Por ahí —avanza y se sienta a mi lado, extiende sus piernas y las cruza— deja la curiosidad, todos ocultamos secretos.

—Últimamente estas muy rara —giro a verla con seriedad— Por cierto, escuché que ayudaste a Darel a conseguir dos humanos.

—Es mi familia. Tuvimos que hacer un trato con Elliot.

—¿Qué les pidió mi tío?

Sonríe malvada

—Sangre nada valiosa

—Oye, conozco los tratos que él hace. Dime Alina.

Ella gruñe y observa al frente.

—Sangre de mi tío Darel, nada más.

Musito

—Tengan cuidado con él

Gira a verme, ahí esta su burla en su rostro.

—Noah, a todos los vampiros les temes.

—Eso no es cierto —cierro la libreta sin dejar de verla— solo a varios, a los más antiguos.

—Débil —canturrea— Mira, lo que te quiero dar a entender como tú amiga de infancia es que debes cambiar. Deja de ser aburrido. No dejes que otros vampiros se crean inferior a ti.

Dejo de verla

—Darel —de reojo la veo asentir— Sabés como es él Alina.

—Justo por eso. Te hubieras evitado todo este lío que te involucró si aprendieras a decir no. Piensa en ti Noah antes de complacer a los demás.

—¿Te pusiste de acuerdo con mi padre? Ya sé, te convenció de venir hablar conmigo.

—No he hablado con él —la observo fijamente — piénsalo.

—No lo hice por Darel

Ella me ignora y se levanta con emoción.

—Mira quien vino a vernos —se acomoda su vestido. Para mi esta en su lugar. Desvío la vista y con sorpresa me levanto.

—¿Valuk? ¿Qué haces aquí? —él llega hasta nosotros.

—Hola Noah, solo vine a visitar al Castillo, saludar a amigos y a mi familia.

Le sonrio y lo abrazo

—¿Viniste solo? —me alejo enseguida.

Él asiente

Soy consciente de la mala relación que existe entre su padre y su abuelo desde que él nació.

Y sigo sin comprender el agradecimiento de Dean conmigo. Solo recuerdo que años atrás, cuando era un niño encontré un nuevo pasadizo, lo raro es que no fui regañado por mi creador cuando encontré un antiguo libro. Y a base de eso, llevaron a cabo un viejo hechizo. Darle sangre a Amaris para volverse eterna y Dean no perder a su alma. No tenía ni idea que fue un gran descubrimiento.

La sangre de vampiro hizo inmortales a los lobos y desde entonces la han usado cuando el primer experimento no falló.

Amaris y Dean lograron estar juntos por años sin ninguno envejecer. Y concebir a Valuk, su hijo. Mitad vampiro, mitad lobo más él no a activado a su lobo interior para transformarse.

De pronto alguien carraspea

Valuk deja de verme

—Ali... Alina

—Hola Valuk —se acerca a él con malas intenciónes al besar su mejilla y se aleja con esa inocente sonrisa demasiado falsa— Qué gusto verte.

Intervengo y la alejo de él un poco.

Es obvio lo incómodo para Valuk y su cercanía. Ya no es secreto cuando me confesó hace años que le gusta Alina aunque sea más mayor que él.

—En realidad —carraspea y deja de verla— vine a ver al rey y a la reina. Quiero pedirles su permiso para dejarme quedar en el Castillo.

—No creo que sea problema con la reina ella es muy comprensible —respondo— lo difícil será con el rey.

Tan solo recuerdo cuando me amenazó siendo un niño por acercarme a su reina. Nunca lo superé y hasta el día de hoy me sigue intimidando. No sé porque Darel no le teme.

—Si convences a la reina, será más que suficiente para ser aceptado por el rey —le dice Alina y apoya su brazo en mi hombro— ¿por qué el cambio?

—Pues mis padres creen conveniente que conviva con la familia Williams.

—Valuk, puedes ser sincero —le digo.

Luce nervioso y no solo por Alina.

—Por protección es lo único que les puedo decir. —nos esquiva y se aleja de nosotros con velocidad.

—¿Algo oculta?

—Dejalo tranquilo Alina

Ella se aleja de mi. Su cuervo llega y aterriza en su hombro.

—Como sea, yo solo venia a avisarte que mi tío Darel fue liberado.

Hago mis manos puños

—No merecía salir

Ella se encoge de hombro y se voltea yéndose del lado contrario con su cuervo.

Niego y me volteo. Uso mi velocidad para llegar hasta él.

...

Cuando lo visualizo cerca del barandal, me obligo a controlarme y aparezco a su lado.

—Que poco duró tu castigo

Él aleja sus manos del barandal

—¿Insatisfecho Noah? —asiento al verme— superalo quieres.

—Nos metiste a todos en problemas.

—Ya tuve suficiente con mis creadores —distingo el destello carmesí en sus ojos— Acepta tú parte de culpa.

Gruño y desvío la vista.

En el fondo tiene razón.

—Aumentó la vigilancia ¿cierto? Hay más guardias.

Giro a verlo, Darel no es de disculparse.

—Desde hace una semana. Incluso vino Lezy a fortalecer la barrera y crear más —capto su atención— últimamente hay muchas reuniónes con el consejo y el rey y la reina. No permiten a ningún vampiro salir.

—¿A qué se debe?

Me encojo de hombros

Todo es más raro en el Castillo. Solían salir vampiros, principalmente los creadores sin embargo desde hace poco las reglas han cambiado.

—No haz investigado Noah —noto su molestia— Se supone que eres hijo del líder del consejo.

—Y tu hijo del rey pero por supuesto, te tenia encerrado porque está harto de ti.

Gruñe y soy rápido al retroceder evitando que me ataque.

Maldice y parece controlarse.

—Hay que investigar el porque

—No voy a interferir en sus asuntos. No, Darel.

Avanza dos pasos hasta mi.

Tenía que ser más alto que yo.

—Sigue en la ignorancia Noah. Asustado y encerrado como un ser débil. Yo voy a descubrir lo que esta pasando aquí.

—Hazlo, pero actúa solo —me volteo y a tres pasos me detengo— Casi lo olvido.

Me giro y rasco mi nariz.

—A veces Darel puedo ser un vampiro tan maldito como tú —actuó rápido y aparezco detrás de él — no olvido que me rompiste el cuello —hago exactamente lo mismo. Giro su cabeza con brusquedad tan sencillo como me enseñó mi padre — lo mereces por las gemelas, por May y por mi.

Lo dejo caer al suelo inconsciente y huyó con velocidad antes de meterme en otro problema.

D A R E L

Al abrir los ojos veo vampiresas y vampiros ir en una misma dirección. Meneo la cabeza y me veo a mismo sentado en el suelo con mi espalda apoyada a la pared.

—Maldito Noah —emito al recordar todo y me levanto. Gruño al tocar mi cuello y avanzo.

>A la reunión en la sala<

Mis oídos logran escuchar murmuros de otros vampiros.

Dejando a un lado la venganza con Noah, los sigo en dirección a la sala.

Me parece sumamente extraño una reunión con todo el reino. La sala en segundos se encuentra llena de vampiros y vampiresas por donde quier.

Empujo a varios hasta dar con Noah entre la multitud. Cerca del trono.

—Te atreviste a romperme el cuello.

Me observa de reojo

—Tú hiciste lo mismo

—La próxima vez te arrancaré el corazón —lo apunto y desvío la vista. Frente a todos están los cinco vampiros que forman el consejo. El padre de Noah, la madre de las gemelas, ambos creadores de Alina y la madre de May. Y en el centro, resaltando mi madre y el rey.

—¿Por qué la reunión?

—Es la primera vez que nos invitan.

Ignoro la voz de las gemelas al distinguirlo aquí mientras se acerca a todos ellos.

—¿Qué hace el híbrido aquí? —hago mis manos puños al ver a Valuk.

—Necesita protección de la reina y el rey —me responde Noah— Relajate Darel, es uno de nosotros.

—No lo es —mascullo entredientes.

—Su atención por favor —la voz de mi madre resuena causando el silencio. Varios le temen o más a quien se encuentra a su lado como Rey — Todos han sido reunidos para darles un aviso. Siendo un acuerdo entre nosotros y el consejo, un nuevo integrante se une a este reino —lo señala— A partir de hoy Valuk puede quedarse en el Castillo hasta que decida irse.

—Gracias —él hace una reverencia.

Los murmuros comienzan

—Silencio —es suficiente su voz para callarlos a todos— Ya fue una decisión que todos van a aceptar.

—¡Un híbrido no debería estar aquí¡ Es un castillo de vampiros y él no lo es.

Un vampiro se detiene frente a mi creador claramente desafiandolo.

—Valuk no se irá Drake

—Tú puedes ser la reina pero no están tomando en cuenta la opinión de todos.

—Cierras la boca o un encierro te espera.

La madre de May interviene.

—No será necesario, Drake lo entiende.

—¡No Mía! Nuestra hija no se va a relacionar con alguien de su clase.

—Lo último que quiero es incomodar con mi presencia. Por mi padre ¿podrías aceptarme?

—Para mi Dean esta muerto y tú no eres bienvenido aquí.

—Ya es suficiente, estés o no de acuerdo Valuk se quedará. No nos importa tu desacuerdo. Por las circunstancias, él puede quedarse aquí.

—Mientras se mantenga controlado y no nos cause problemas.

Molesto el padre de May retrocede.

—Pues no estoy de acuerdo —busca a su hija, la agarra bruscamente de la mano— Salgamos de aquí May.

—Padre por favor, yo quiero quedarme.

A regañadientes se la lleva hasta salir de la sala.

—Lo siento mucho —espeta su alma— Yo no tengo problema Valuk, mirate tan parecido a mi Dean.

Dicho esto y se marcha con velocidad.

—Tienes el apoyo de cada Williams de aquí Valuk, sea lo que seas. —el creador de Noah choca su puño con el de él.

—¡Su alteza! —un vampiro levanta su mano— Disculpe, con todo respeto, le doy mi más sincera opinión ¿no es demasiado riesgo para todos tener un... híbrido en el Castillo cuando hay una guerra allá afuera?

—¡Si! ¿Qué pasará con cada vampiro de este reino?

—¡Y nuestras creaciones!

—¿Qué van a hacer con ese cazador?

Resuenan varias voces entre la multitud.

—Sus dudas se resolverán el día de quejas —habla el líder del consejo por todos— La reunión a terminado.

Mis creadores comparten una extraña mirada y son los primeros en abandonar la sala. Le siguen el resto del consejo y uno a uno, cada vampiro y vampiresa se marcha dejando cada vez la sala vacía.

—Eso fue raro —emite una gemela, realmente no se cual es.

—Es obvio que algo ocultan

Concentro la atención en Alina.

—No nos dirán nada, además ya escucharon a mi padre, parecía evadir el tema.

Somos los únicos que permanecen en la sala.

—¡Ey! Gané mi lugar en el Castillo.

Gruño al escuchar su voz detrás de mi.

—Deberías largarte híbrido —me doy la vuelta y lo enfrento.

—No estoy para quitarte tu lugar en el reino Darel. Como saben hay una guerra allá afuera.

—¿De qué guerra hablas?

—¿Qué sabes Valuk?

Lo atacan con preguntas que él no responde.

Molesto por su silencio rápido llego hasta él y rodeo su cuello con mi mano.

—¿A qué cazador se refieren? Comienza a hablar.

—Darel suéltalo o...

De reojo noto a Alina detener a Noah.

—Es un antiguo vampiro que hace poco despertó. La creación de su líder Derek Valentains —comienzo a disminuir mi fuerza— desató una guerra, está cazando vampiros purasangre y convirtiendo humanos e incluso esta atacando a los lobos, por eso estoy aquí —lo suelto por completo— Y no es todo, lo que sé es que viene por la reina y a matar al rey.

Retrocedo un paso dejando salir mi apariencia de vampiro.

>¿Quién se cree que es? <

—Eso... no voy a permitirlo. Antes yo lo voy a cazar y matar. Nadie se llevará a mi madre y sobre todo nadie va a eliminar a mi creador más que solo yo.

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