O7: In the Arms of Consolation.
JiHyo conducía lejos de su casa apresurada, intentando contener las lágrimas que aún brillaban en sus ojos. Cada semáforo la acercaba a la casa de la nipona, y al mismo tiempo, la distancia entre ella y lo que hasta hace poco llamaba su vida se sentía más grande. Al llegar, golpeó suavemente la puerta, como si temiera que un toque más fuerte rompiera el silencio de aquella mañana. La castaña abrió casi de inmediato, su expresión relajada cambiando rápidamente al ver el rostro triste de su contraria.
—JiHyo... ¿Qué te pasó? Ven, entra.
Sin decir una palabra, la azabache dio un paso hacia adelante y se dejó envolver en los brazos de Sana, como si esa fuera la única ancla que tenía en el mundo en ese momento. La castaña la rodeó con fuerza, sosteniéndola con ternura, y JiHyo sintió que el peso de la noche anterior se volvía un poco más liviano en sus brazos. La calidez de ese abrazo fue suficiente para que sus emociones se desbordaran y comenzara a llorar, aferrándose a Sana como si temiera desmoronarse por completo.
Después de un momento, JiHyo inhaló con fuerza, recuperando el aliento, y levantó la vista, encontrándose con los ojos color miel de Sana llenos de preocupación. Se dio cuenta de que debía explicarse, de que la castaña tenía que entender el caos que llevaba dentro, pero las palabras salieron titubeantes, como si le costara admitirlo en voz alta.
—Sana ... anoche dormí con Daniel —dijo en un murmullo, viendo cómo la expresión de la más baja se ensombrecía, aunque ella intentaba disimularlo. Un brillo de tristeza cruzó el rostro de Sana, quien bajó la mirada por un instante.
Minatozaki intentó mantener su compostura, aunque el dolor que le causaba imaginar a JiHyo buscando consuelo en Daniel hacía que algo dentro de ella se tensara. Sin embargo, la expresión abatida de Park le dio fuerzas para dejar de lado sus propios sentimientos y escucharla, y así, la azabache continuó.
—No pasó nada. No... no en el sentido que crees —explicó la coreana, apretando con nerviosismo los dedos sobre la tela de su blusa— Me sentía tan sola, tan ansiosa, y YunJin estaba en una pijamada, así que fui a su cuarto y le pedí que me dejara dormir con él. Solo necesitaba no sentirme... tan sola.
Sana exhaló lentamente, intentando comprender el panorama, pero el dolor en los ojos de JiHyo la llevaba a una empatía profunda. Asintió con suavidad, alentándola a continuar, y la azabache, aún aferrada al recuerdo de esa noche dolorosa, prosiguió.
—Quise besarlo... lo intenté —confesó, sintiendo una punzada de vergüenza y tristeza mientras volvía a recordar ese momento— Pero él me apartó, Sana. Me dijo que no tenía ganas, que era tarde y que quería dormir.
La tristeza y confusión de Park se derramaban en cada palabra, volvió a sumergirse en el abrazo de su amiga, dejando que el consuelo de Sana la envolviera, porque en ese momento era lo único que la mantenía en pie.
—Y entonces... —prosiguió en un murmullo quebrado—, esta mañana discutimos, y él... él explotó, Sana. Me dijo que no me amaba, que nunca lo había hecho de esa manera porque es gay. Que solo me había usado como tapadera, y que toda nuestra vida juntos fue una mentira...
La nipona apretó los labios, sintiendo impotencia y rabia por lo que JiHyo había tenido que soportar. Sin soltarla, susurró con voz suave —JiHyo... lo siento tanto. No puedo imaginar cómo debes sentirte ahora mismo. Él te engañó, te lastimó de una manera tan... egoísta. Ninguna persona debería pasar por esto.
JiHyo asintió, sintiendo que su propia fortaleza comenzaba a flaquear. Cerró los ojos y respiró profundamente, tratando de absorber el calor y la seguridad que Sana le ofrecía. En el silencio que siguió, la castaña la tomó de las manos, mirándola con una intensidad que iba más allá de las palabras.
—No tienes que cargar con esto sola, Hyo —susurró, acercándose un poco más, y JiHyo sintió el calor de su amiga, la calidez en su mirada que la hacía sentir comprendida y aceptada.
El tiempo pareció detenerse mientras se miraban.
JiHyo sintió el toque suave de los dedos de Sana acariciando su mejilla, y por un momento, olvidó todo el dolor, el engaño, la traición. Todo se redujo a ese instante en el que Sana estaba allí, sosteniéndola, mirándola como nadie más lo hacía. Fue una caricia que decía más de lo que Park estaba preparada para escuchar, y sin embargo, no deseaba apartarse.
—Sana, yo... —JiHyo comenzó a decir, sin encontrar las palabras exactas.
—No tienes que decir nada ahora —murmuró la mayor, con un tono bajo — Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti... Siempre.
La azabache se dejó llevar, apoyando la cabeza en el hombro de Sana y cerrando los ojos. El silencio entre ellas estaba cargado de una tensión que iba más allá de lo que JiHyo podía explicar. Pero allí, en los brazos de Minatozaki, se permitió a sí misma dejar de lado el dolor, el miedo, y por primera vez en mucho tiempo, se sintió completa, aunque solo fuera por un momento.
El contacto de Sana era tan reconfortante como inquietante, y aunque JiHyo no sabía qué significaba realmente, tampoco estaba lista para enfrentarlo. Pero en ese instante, comprendió que no estaba sola, que había alguien dispuesta a sostenerla sin importar lo que pasara.
Y mientras la nipona acariciaba suavemente su cabello, JiHyo pensó que, quizá, había encontrado en ella algo que no sabía que necesitaba.
Hey, ¿qué paso?, vengo a hacer un pequeño anuncio parroquial y es que, apartir de ahora solo actualizare hasta que lleguemos a la meta de votos y comentarios que ponga, la verdad es que trato de traerte cosas nuevas y siento que la interacción cada vez es menos y eso no me motiva mucho a querer seguir por más que ame darte adaptaciones, espero no me tomes a mal, sabes que te aprecio <33
Actualizare cuando lleguemos a los 20 votos y minimo 5 comentarios, gracias por leer <33.
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