Capítulo 35
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La llegada de Asmodeus puede inclinar la balanza dentro de la batalla.
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Una ola de furia se apoderó de Alec y se arrojó a Asmodeus gritand- "¡Por el ángel que primero te veré muerto!"- Antes de que pudiera llegar a su antagonista, sin embargo, el Príncipe del Infierno envió una ráfaga de magia que hubiera matado al Cazador de Sombras si Magnus no hubiera intervenido. El Brujo corrió hacia el lado de Alec y lo ayudó a ponerse de pie con cuidado mientras el sonido de la risa cacofónica de Lucía hacía eco a través del oscuro pasillo.
De repente, desde el otro lado de la habitación, una voz debilitada pero que dominó la habitación llamó la atención de todos- "Creo que encontrarás, Asmodeus Príncipe de Infierno, que tu hija no tenía la autoridad para prometer esa alma en particular, ya que ella no es realmente la madre del niño"- el hermano Armand habló desde su lugar en el piso, Catarina lo había ayudado a incorporarse un poco
-"¡Qué!"- preguntó Asmodeus mirando a su hija.
-"¡No lo escuches!"- chilló Lucía- "¡Por supuesto que el niño es mío, llevé a ese parásito durante nueve tediosos meses!"
-"Explícate, sacerdote"- ordenó Asmodeus, diciendo esa última palabra como si fuera una maldición.
Richelieu sonrió mientras reunía su fuerza restante para responder. Había pasado mucho tiempo desde que alguien lo había llamado sacerdote, pero ahora parecía apropiado y le gustó- "La sangre usada para completar el hechizo de fertilidad fue la de Magnus, no la de Lucía"- dijo el antiguo Gran Brujo con calma añadiendo cuando vio la expresión de incredulidad y conmoción en el rostro de Lucifer- "Pero por favor, no tienes que creerme, posees los medios para probar la veracidad de mi reclamo"
Asmodeus lentamente sacó un pequeño frasco de sangre que colgaba de una cuerda alrededor de su cuello- "Estás muy familiarizado con las deudas del diablo, sacerdote"- se burló- "Pero, tienes un punto. Lucia, tu brazo"- exigió
Contra su voluntad, Lucía vio que levantaba el brazo izquierdo, con la palma hacia arriba, esperando que su padre extrajera la sangre que sellaría su destino- "N–no, no hagas esto, están tratando de engañarte, padre. Sabes que hice nuestro trato de buena fe"- Un ligero movimiento de su mano fue suficiente para silenciarla, y ella esperó, aterrada de lo que estaba por venir.
Una delgada línea roja apareció en la piel pálida de la muñeca de Lucía, y pronto la sangre comenzó a brotar, borrando la simetría perfecta de la incisión. Asmodeus abrió el pequeño frasco y permitió que dos gotas de la sangre del bebé se mezclaran con las de Lucía. La Bruja gritó como si ácido la hubiera tocado, en lugar de la sangre de un niño inocente. Un enojado ceño se formó en el atractivo rostro de Asmodeus. No sólo su hija había roto las condiciones de su acuerdo, ella había negociado con un pago que no le correspondía. Asmodeus suspiró, este no era el final que esperaba. Aun así, Azazel no tendría más remedio que admitir que Magnus había ganado la contienda, y eso era un consuelo. Al Príncipe del Infierno le gustaba recolectar sus apuestas, y el pequeño conflicto de sus hijos le había proporcionado una gran cantidad de placer.
Todo lo que quedaba ahora era decidir cómo castigar mejor a Lucía por sus... ¿pecados? Por lo general, disfrutaba mucho de un buen pecado, pero sí tenía una reputación que defender, y Asmodeus no le permitía a nadie evadir un pacto con él- "Lucía, mi amor, me temo que has sido una niña muy traviesa"- dijo con una gran sonrisa extendiéndose por su rostro.
-"¿Q–qué vas a hacer?"- preguntó, su voz apenas por encima de un susurro.
-"¿Qué dicen los mundanos estos días?"- preguntó Asmodeus con burlona seriedad- "Tú, querida, estás castigado... ¡para siempre!"-con un chasquido de sus dedos, todos los presentes quedaron congelados en el lugar, y ante el más leve movimiento de su cabeza, el Reaper comenzó a moverse hacia Lucía ignorando tanto el grito de miedo de su víctima, como el de los que estaban obligados a mirar.
El gran cuchillo negro del Reaper cortó el cuello de Lucía casi deprendiendo la cabeza de su cuerpo. El grito de horror de Catarina retumbó en el pasillo silencioso y la tensión entre los que fueron forzados a mirar se hizo casi intolerable. Magnus luchó contra las restricciones mágicas. No amaba a su media hermana, y ella no merecía piedad, pero observar mientras el cuchillo atravesaba su cuerpo una y otra vez fue más de lo que pudo soportar. Finalmente, Asmodeus levantó su mano y en un abrir y cerrar de ojos consignó a su asesino y los restos de su hija mutilada a su propia versión del 'hogar, dulce hogar', en el infierno.
-"Bueno, ha sido un gran placer verlos a todos nuevamente, y tan entretenido. Realmente debemos hacer esto más a menudo"- dijo Asmodeus mientras en su mirada se reflejaba la conmoción y el horror en cada rostro- "Delicioso, pero realmente debo ir, ¡tengo una apuesta que cobrar con Azazel!"- Otro chasquido de sus dedos y se fue en un remolino de humo gris, liberando a su audiencia de su parálisis forzada.
Tan pronto como Magnus sintió que el control volvía a sus músculos, se movió al lado de Alec y envolvió al Cazador de Sombras en un abrazo, mientras murmuraba suavemente- "Se acabó, cariño, se acabó, nuestro bebé está a salvo"- Jace y Clary también se acercaron a ellos formando un apretado grupo familiar de protección. Fue Jace quien finalmente llamó la atención de Magnus hacia Richelieu que todavía estaba tirado en el piso, su cabeza apoyada en el regazo de Catarina.
-"¡Armand!"- exclamó Magnus corriendo hacia su amigo, y mirando a Catarina para asegurarse de que el antiguo Gran Brujo estaría bien. La triste sacudida de su cabeza le dijo todo lo que necesitaba saber. Magnus cayó de rodillas junto a Richelieu, con una expresión afligida en su hermoso rostro- "¡Todo esto es mi culpa!"
-"No, Magnus"- dijo Armand en voz baja- "Me diste la oportunidad de enmendar lo que le sucedió a Adrien Fiore hace tantos años, y estoy realmente agradecido. Fui arrogante, subestimé la amenaza que planteaba Lucía, y el pobre Fiore pagó por mi error con su vida. Te alisté en mi lucha contra Lucía, y estaba tan motivado por mis ambiciones políticas que olvidé que no tenía derecho a jugar con las vidas ajenas. Perdóname, Magnus, si puedes"
-"Quédate en paz, amigo mío"- dijo Magnus tranquilamente tomando la mano de Armand entre los suyas y viendo como la luz lentamente desaparecía de los ojos del viejo Brujo. Catarina extendió la mano y cerró los ojos ahora sin vida del antiguo Gran Brujo de París. Sus lágrimas cayeron sobre su rostro mientras lo hacía y, a Magnus le pareció que esas lágrimas borraban los pecados de un hombre que, independientemente de sus fallas, había demostrado ser leal al final.
Todos se quedaron en silencio, honrando al Brujo que estuvo junto a ellos durante su difícil batalla con Lucía. Finalmente, sin embargo, era hora de avanzar, las mazmorras de Trecesson debían vaciarse de los prisioneros mundanos, el cuerpo de Richelieu debía ser devuelto al Mont Saint-Michel para su entierro. Catarina acompañaría al Brujo en su viaje final, y les proporcionaría a los Hermanos Silenciosos una explicación que no incluyera a Lucía, Asmodeus y un recién nacido mitad Brujo, mitad Cazador de Sombras. El resto del grupo salió de Trecesson, deteniéndose en una pequeña posada para comer y descansar un poco antes de abrir un portal al Instituto de Nueva York. Alec le envió un mensaje de fuego a Izzy informándole de cómo había terminado la batalla y el hermano Armand. Sabía que ella estaría esperando ansiosamente por las noticias. Estarían en casa pronto y habría tiempo para recuperar el aliento y prepararse para el futuro, un futuro que incluía el milagro de un niño. En ese momento, a pesar de su cansancio, Alec se sintió verdaderamente bendecido.
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Continua en el siguiente...
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