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Capítulo 27


¡Hola! Muchísimas gracias por todos sus comentarios, es genial leerlos RebeFernandez5, Mkijud, GladysElizabethGrego, ElizabethHernande381, crisalecbloom, EugeniaJimenez, IlmrTolkien, MagnusNoizLightwood, Rosewood84, Flor-otaku, MaryPlaza8, Crazy_Ghost_Girl_14, BiancaCarrillo1, Jennyta00, montirroch, RhimerSantos, Marialuli6, kari890212 💙💜💙

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También a quienes dejan su voto y continúan leyendo, muchas, muchas gracias💜💛💜

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Seguimos con los preparativos para el enfrentamiento, ahora es turno de Lucia y su pequeña venganza contra Catarina...

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Lucia resopló con frustración mientras arrojaba otro vestido de baile sobre la cama. Esta noche, la Danza Macabra tenía que ser perfecta y, a riesgo de sonar cliché, ¡no tenía nada que ponerse! alejándose de la puerta abierta del armario, dejó que su mente divagara hacia el futuro, sus planes estaban casi en su lugar, sólo unos cuantos días más y estaría lista para irse de este lúgubre lugar. A su puñado de seguidores se unirían cientos de otros mientras tomaba su legítimo lugar como Jefa del Coven. Gabrielle Sorciere, la actual jefa, no sería una amenaza real, y si se negara a hacerse a un lado voluntariamente, mucho peor para ella.

Notando por primera vez que las largas sombras de la noche se sumaban a la penumbra general, Lucía chasqueó los dedos haciendo que las velas parpadearan intermitentemente antes de establecerse en una llama estable- "Debo estar más cansada de lo que pensaba"- Lucía frunció el ceño adornando su hermoso rostro. Últimamente había estado festejando hasta bien entrada la noche, pero ¿qué otra cosa podía hacer para aliviar el aburrimiento de este lugar? Con un suspiro, caminó hacia la ventana a tiempo para ver al último grupo de mundanos siendo conducidos al castillo- "Un buen número esta vez"- pensó sonriendo para sí misma- "Será una fiesta animada, y necesito un poco de ánimo, no todas las noticias han sido buenas"

Lucia vívidamente recordó sus sentimientos de furia cuando el demonio Reaper regresó a Trecesson sin el corazón de Alexander Lightwood. Le había llevado bastante tiempo, y muchos artefactos en pedazos regados por la habitación, para calmarse. Una vez que lo hizo, se dio cuenta de que Magnus y Alec estarían tratando de localizarla, y eso hasta podría darle la oportunidad de ver realmente al Reaper cumplir su misión, y, ¡qué podría ser mejor que eso!

Sintiéndose mucho más positiva ahora, Lucia regresó al armario y sacó lo que sintió sería el vestido perfecto para el entretenimiento de esta noche. Era de seda negro, ajustado y delgado, con largas mangas de encaje. La falda ligeramente arandelada se abría en un lado de la cintura hasta los pies dejando al descubierto las medias de encaje negro a juego. Cuando Lucía posó frente al espejo, sonrió con aprecio. Los diseños que se adecuaban al cuerpo de este nuevo siglo comenzaban a gustarle.

Feliz por fin con su apariencia, Lucía dirigió su atención a otro asunto preocupante, qué hacer con la molesta sanadora, Catarina Loss. Sería fácil, incluso agradable, matarla, pero ella era tan buena con el bebé. Lucía había intentado reemplazar a Catarina varias veces, pero los Vampiros y otros Brujos en Trecesson sólo lograban que el bebé llorara sin cesar. Quién hubiera dicho que algo tan pequeño pudiera causar un problema tan grande, aun así, no podía arriesgarse a otro intento de fuga.

Tomando un pequeño libro de la mesita de noche, Lucia lo hojeó buscando algo que asegurara la cooperación de Catarina. Por fin encontró el hechizo que estaba buscando, Pareo. Era el latín para obedecer, y el hechizo aseguraba que la víctima no pudiera hacer nada que no fuera especificado por aquel que realizara el conjuro, sin importar cuánto quisieran. Por eso a Lucia le gustaba tanto ese hechizo. La víctima no perdía nada de su deseo de autonomía, sólo la capacidad física para serlo. La ansiedad adicional que esto causaba era generalmente muy entretenida. El hechizo por supuesto era completamente ilegal, pero eso no le molestaba en lo más mínimo.

Ella repasó rápidamente los términos del hechizo y luego envió a uno de los vampiros para que le llevaran a Catarina. En el momento en que la sanadora salió de la habitación del bebe, Lucia oyó que comenzaba a llorar y rechinó los dientes. Cuanto antes hiciera esto, mejor.

Catarina fue empujada bruscamente a la habitación de Lucía y tuvo que agarrarse al respaldo de una silla para evitar tropezar. Era la primera vez que veía a la Bruja desde que su intento de fuga había sido frustrado y no estaba deseando hacerlo.

-"Acércate, querida"- dijo Lucía suavemente levantando la vista de un libro que obviamente había estado estudiando. Cuando Catarina no hizo lo que le pedían, Lucía chasqueó los dedos y los dos Vampiros, que la habían escoltado la tomaron de los brazos, sus uñas afiladas como garras se clavaron en su carne, provocando un agudo grito de dolor mientras la arrastraban a unos pocos pasos de su ama- "Así está mejor"- canturreó Lucía, disfrutando completamente del dolor al que estaba siendo sometida su prisionera.

Catarina se recompuso rápidamente, no iba a darle a Lucía la satisfacción de saber lo asustada que estaba, no si podía evitarlo- "¿Qué quieres, Lucía?"- exigió, el desprecio matizando cada palabra.

-"Ten cuidado, sanadora, no te conviertas en un problema mayor a lo que vales. Disfrutaría destruyéndote lenta y dolorosamente"- gruñó Lucía. Luego, sin previo aviso, agarró la muñeca de Catarina y la cortó para recoger una pequeña cantidad de sangre. Catarina intentó liberar su brazo de las manos de Lucía, pero ya era demasiado tarde, con una sola palabra, Pareo, el hechizo fue lanzado.

La herida superficial en la muñeca de Catarina se cerró cuando la magia de Lucía se arremolinó a su alrededor- "¿Q–qué has hecho?"- le preguntó Catarina, su rostro pálido de sorpresa.

Lucía sonrió y estaba a punto de dar un paso adelante cuando una súbita oleada de mareo la dominó, obligándola a sentarse con bastante rapidez en la silla más cercana. Tardó unos momentos antes de que pudiera recuperarse y responder la pregunta de Catarina- "Simplemente me he asegurado de que obedezcas mis órdenes y nada más"- dijo sonriendo- "No importa cuánto desees realizar otro intento de fuga, no podrás hacerlo, a menos que explícitamente te diga que lo hagas. ¡Ahora, regresa a ese cuarto y detén el insoportable llanto de ese niño!"

Antes de que Catarina pudiera comenzar a responder, su cuerpo se levantó, por su propia voluntad, y fue hacia la puerta. Trató desesperadamente de cambiar de rumbo, de hacer otra cosa que no fuera lo que Lucía había ordenado, pero no pudo, y mientras se dirigía por el pasillo hacia el cuarto del bebé, escuchó el sonido extraño y discordante de la risa de Lucía que resonó detrás de ella.

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Una vez a solas con su pequeña carga, Catarina dio paso a sus sentimientos de desesperación y miedo. Los secuaces de Lucía ni siquiera se habían molestado en cerrar la puerta cuando salieron, un testimonio de la efectividad de la magia de su ama. ¿Cuánto tiempo más iba a ser capaz de mantener la marca de Brujo del bebé en secreto, y qué haría Lucia cuando se enterara? Un pequeño gemido hizo que la sanadora volviera a su tarea. No podía ceder a sus sentimientos, tenía que mantenerse fuerte para el pequeño en sus brazos, el hijo de Magnus y Alec.

Al oír el crujido de las bisagras de la puerta, Catarina giró a tiempo para ver a una jovencita entrar en la habitación. Estaba a punto de exigir qué estaba haciendo allí, cuando sus ojos se abrieron con sorpresa- "¡E–eres una Cazadora de Sombras!"- jadeó.

-"Shivvy McCrae, a tu servicio"- dijo Shivvy sonriendo descaradamente.

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Continua en el siguiente...

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