Portada 1: Lirio de la luna | Relato ganador.
¡Holu, humanos! Dany los ha extrañado.
Primero que nada, quería darles las gracias a todas esas personas que se tomaron el tiempo para escribir su relato y participar en el mini concurso, de verdad. Al principio tenía miedo de incluso publicarlo porque pensaba que nadie se uniría, pero no fue así.
Los ganadores podrán reclamar sus cinco ediciones, junto con la misma portada, cuando deseen. Yo no muerdo, tranquilos. xD Los etiquetaré en los comentarios de su respectiva portada.
Y vengo a anunciar el ganador de la primera portada: Lirio de la luna.
*redoble de tambores*
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¡HiddenSighs12!
Millones de gracias por participar <3 Tu relato me ha gustado mucho, supiste capturar la esencia de la portada y crear una historia genial. Ya sabes, puedes reclamar tus premios por mensaje cuando quieras.
Y aquí les dejo su relato.
Había una vez un pueblo recóndito a las orillas del mar llamado Hidra en honor a la cantidad de agua que le rodeaba. Ahí donde las olas golpeaban y los altos muros hacían sonar una sonata muy especial a media noche acompañado del sonido de los lirios sembrados en el jardín de Luna Montgomery.
Cada aldeano tenía en claro que no debía ni siquiera tocar un lirio del jardín de Luna, pues los rumores se extendían rápido en Hidra y cada uno de ellos aseguraba lo mismo: Luna Montgomery no poseía corazón dentro de su caja torácica. El rumor se extendió hasta el rincón más oscuro de Hidra y nadie quería ni siquiera escuchar el nombre de Luna.
Luna era todo menos aquello que solía decir la gente, su hermosura era de admirar. Con esa tez blanca que la hacía parecer una muñeca de porcelana, esos ojos caídos de un asombroso color verde, los labios finos y rosáceos que parecían haber sido pintados con pétalos de rosas, la cabellera de gruesos rizos castaños que se extendía hasta lo bajo de su espalda y sus hermosas curvas, todas esas cualidades atraían a uno que otro aldeano.
Luna tocaba su flauta traversa siempre que tenía la oportunidad de hacerlo con una canción que sonaba tan dulce y nostálgica a la vez. Aquella bruja luminosa vivía encerrada en la soledad porque todos la veían como un monstruo, ¿Era acaso un pecado haber usado sus poderes para defenderse de los aldeanos furiosos que la iban a asesinar? Nadie lo sabía ahora, pero en un pasado los aldeanos fueron crueles con los padres de Luna y los habían asesinado. Aquella temerosa niña había hecho lo posible con defenderse. El poder brotó de ella sin pensarlo y asesinó a todos aquellos que querían lastimarla, y así fue como se extendió el rumor de la despiadada Luna. Solo algo era cierto; Luna no tenía corazón.
Cantaba mientras lloraba. La sorprendía el hecho de escuchar a cada aldeano hablar de la hermosa sonata de media noche que se oía siempre, le sorprendía porque ella era compositora de cada una de las melodías que sonaban siempre en Hidra. Había sido bautizada como El ángel de voz rota, pues siempre se oían sus sollozos.
Johana Frikul era terca, ambiciosa y curiosa, siempre quería saber todo. Esa noche decidió encontrar a El ángel de la voz rota de Hidra. Caminó por la orilla del mar por unas horas hasta llegar a la gigantesca cabaña de Luna. La voz era más audible que de costumbre por aquí, lo que hizo a Johana molestarse y preguntarse que tenía que ver la despiadada bruja Montgomery en todo el embrollo de El ángel de la voz rota, le dio vueltas al asunto hasta que halló una explicación aceptable. La bruja había secuestrado a El ángel de voz rota. Se dejó llevar por la valentía, por esa idea de que ¨Podía rescatar una vida¨ y tragando saliva se introdujo en el jardín de lirios blancos que parecían proteger a la bruja Montgomery.
Cuando vio de espaldas a El ángel de voz rota respiro con tranquilidad. Sacó una oxidada espada que mantenía en un bolsillo de cuero, ambos obsequios eran provenientes de su padre. Se acercó con tranquilidad y al verla de frente la espada resbaló de sus manos. No lo podía creer. Ahí estaba la bruja despiadada llorando con gran pesar mientras cantaba con el brillo de la luna y de su garganta brotaban las melodías melancólicas de El ángel de voz rota. Llevo las manos a su boca y un tanto asombrada y espantada se atrevió a hablar.
—No lo puedo creer —había soltado en el momento de asombro Johana. Luna se volteó rápidamente a ver de dónde había salido esa vocecilla. Por un momento se aseguró de que era parte de su imaginación, pero al ver a la chiquilla de cabellos de oro se dio cuenta que no.
Le abrazó con confianza haciendo caso omiso de la espada que estaba a los pies de esta.
—He pedido a la luna una amiga, es impactante lo rápido que me ha respondido —Johana por su parte estaba inmóvil y envuelta en el abrazo de la bruja Montgomery.
¨ ¿Dónde está la bruja cruel y despiadada de la que tanto hablaba el pueblo? ¿Cómo era posible? ¨ pensaba Johana a medida que pasaban los segundos.
—Eres el Ángel —Luna se separó de ella y entrecerró los ojos siendo incapaz de entender —. Yo venía a matarte, creí... el Ángel de la voz rota estaba cautivo y... Lo siento tanto —Johana se echó a llorar entendiendo que quizás la bruja cruel y despiadada no era más que un invento de los aldeanos de Hidra.
—¡Que va! —le alentó Luna —, quédate tranquila y ponte cómoda, todos cometemos errores.
Johana entró siendo consiente de algo ¨Lo que las personas dicen, a veces no es cierto, aun cuando aseguran que así lo es¨ y ella se quedaría a comprobarlo.
Ese día Johana se desenvolvió de sus prejuicios y ese día Luna Montgomery supo lo que era tener una amiga.
Su amistad fue creciendo como las hojas de los árboles. Luna le cantaba, le tocaba la flauta y le mostraba los hechizos que aprendía. Johana no se interesó por volver a su casa, pues a su madre no le importaba, iba una vez al mes y lo restante pasaba en el castillo de Luna.
Luna se sentía vivaz. La alegría inundaba su cuerpo y nada parecía importarle. Cantaba con alegría y el pueblo seguía escuchándole con tanta dedicación como siempre mientras murmuraban que el Ángel de voz rota había sido reparado.
—Lo que está roto en el mundo debe ser cuidado hasta sanarle, sin importar lo que diga todo el mundo—le decía Johana a Luna a diario mientras Luna insistía en que ella no estaba rota.
—Ya te lo he dicho, Frikul, yo no estoy rota y no necesito reparación, soy relativamente una persona normal —aclaró Luna mientras se echaba un bocadillo a la boca. Johana ya llevaba cinco bocadillos y no podía dejar de degustar aquello.
—Creo que necesitas reparación... estás loca... —dijo Johana riendo y tragando con dificultad —¡Que rico está esto! ¡¿Qué es? —cuestiono la trigueña.
—Orugas y saltamontes —pronunció aquella bruja encogiéndose de hombros y echándose otro aperitivo a la boca. A Johana no le tomó ni siquiera dos segundos escupir todo.
—Ahora si pareces una bruja comiendo insectos, Montgomery —soltó Frikul. Luna rio sin más y se encogió de hombros.
—Quizás es cierto que soy una bruja, cruel y despiadada —dijo Luna —, casi tan cierto como que no tengo corazón —mordió su labio al soltar aquello, porque al instante recibió la mirada curiosa de Johana.
—¿Eso es cierto? —cuestionó Johana. Luna asintió sin ánimos.
—Cuando era una niña mamá me lo sacó y lo enterró en el jardín de lirios —suspiro —, ese es el motivo del por qué nadie toca el jardín... debo proteger mi corazón —las lágrimas salieron de sus ojos —. Todo el mundo lo quiere dañar. Las personas afuera son crueles, no les gustan las personas con cosas distintas, quieren que todos salga de molde y sin peculiaridades. Soy un monstruo —los caudales que salían de sus ojos parecían ahogarle, pero Johana a pesar de eso la abrazó.
—No lo eres, Luna.
Pero las palabras de Johana estaban vacías. No eran más que solo farsas. Esa noche mientras Luna dormía se deslizo como una sombra desde su cuarto y salió de la casa de Luna. Aquella dulce bruja roncaba mientras se deslizaba sin parar teniendo premoniciones que le alertaban de lo que iba a ocurrir.
Johana corrió con tanta prisa como podía hasta llegar a la puerta del Señor Luther —el cual siempre había ofrecido una gran cantidad de dinero a aquel que lograra encontrar la manera de destruir a la bruja.
Como dije desde un principio; Johana Frikul era ambiciosa... por el dinero. Ese fue el detalle que omití.
—Niña Frikul, ¿Qué hace acá? Es tarde y debería ir a su casa —había mencionado preocupado aquel hombre mientras frotaba sus manos debido al frio clima que hacía a esas horas.
—Señor Luther, usted no lo ha entendido —Johana también era una buena mentirosa y buena actriz, pero eso quedaba claro al verla llorar en esos momentos —. La bruja me ha tenido encerrada y me ha torturado, no sabe el martirio que he vivido... —sollozo con más fuerza.
—Esa bruja... —habló con odio mientras su ser se enfurecía —, nunca tiene compasión con nadie... Ojalá supiera como vencerla, cortaría su cabeza y la guindaría en algún lugar...
—Yo... sé cómo —recalcó la chica de cabellos dorados limpiándose las lágrimas —, se le escapó y dijo que su corazón estaba enterrado en el jardín...
Luther sonrió gustoso. Llamó al instante a los quince jóvenes que querían asesinarle también y sacó su pistola. Acarició la cabeza de Johana.
—¿Sabes, Johana? A las brujas es mejor tenerlas muertas —soltó una risa cínica y le entregó un fajo de billetes a la joven —. Ve con tu madre, debe de echarte de menos.
Johana asintió mientras salía corriendo, no en dirección a su casa sino en dirección a la cabaña de Luna.
—Luna... —pronunció sin aire —, debes correr, vienen a matarte... tu corazón está en peligro.
Luna volteó observando rabiosa y decepcionada. Todo a la vez.
La traición siempre viene de quienes amamos, defendemos y estimamos, de lo contrario no merecería llamarse así.
—¿Te extraña acaso que el pueblo me busque? ¿Acaso no has sido tú quien me ha traicionado? —reclamó. Sus ojos estaban de un color rojo, ya que el rojo definía la ira y la violencia —. Nadie además de ti sabía dónde estaba mi corazón, ¡Nadie! —la magia de Luna se disparó en su máximo poder mientras azotaba a Johana Frikul con la pared de rocas —Johana Frikul, el mundo no merece personas tan viles como tú.
—Vas a estar muerta en pocos segundos y yo me reiré de todo esto, Luna Montgomery... —la azotó de nuevo a la pared mientras la sangre salía de la frente de Frikul. El estruendo de la puerta siendo vapuleada espantó a la bruja. Enseguida dejó caer a Johana al piso y se fue a luchar.
De sus manos salían rayos que asesinaban fácilmente a cada joven que se cruzaba en su camino. Detuvo los rayos y comenzó a lanzar fuego. No le importaba que quemara, no cuando su corazón estaba en riesgo a caer en manos equivocadas y ser rasgado. Los ojos de Luna expresaban todo aquello que sus labios no se atrevían a decir.
Comenzó a caminar hacia su jardín y vio a tres jóvenes y a Luther cavar en su jardín. Luther era como un parasito, ya había asesinado a la mamá de Luna, pero no le bastaba... Nunca le bastaría.
—Luther —gritó Luna mientras hacía descender una lluvia acida del cielo, quemando a todos menos a Luther quien era atraído por Luna. Ella lo asesinaría peor que a cualquiera.
—Lo dije desde que asesiné a tu mamá, Montgomery, las brujas son mejores muertas —llegó al piso mientras Luna se acercaba a él, cegada por la furia y la venganza.
—Siento lo de su hija, Luther —pronunció Luna —, pero esas no son excusas para matar a las brujas de luz, fueron los humanos los que la asesinaron y...
—¡Mientes! —exclamó aquel hombre —. Ustedes son monstruos, bestias sin corazón.
—Pues han muerto más personas por las manos de los humanos que por manos de brujas, así que debería reconsiderar quienes son los verdaderos monstruos —hizo una pausa —. Lástima que a usted le tocó ser de la minoría Luther.
Entonces se acercó y metió su mano en su pecho izquierdo. Estrujó el corazón de aquel hombre mientras veía como la vida escapaba de esos ojos grises y cuando ya hubo acabado lo lanzó a algún lugar irrelevante de su castillo.
—Lo siento, Luna siempre supe que podrías tú y... —comenzó a decir Johana, pero para Luna sus palabras no importaban.
—¿Recuerdas que me dijiste que temías morir consumida por el fuego? —murmuró Luna —. Es una lástima que usen tus secretos para destruirte, Frikul, no es mi caso... —remojó sus labios y continuó —, pero el tuyo sí.
El cuerpo de Johana fue devorado por las llamas mientras esta pedía auxilio, pero no había nadie para ayudarla.
—Quizás si eres una bruja cruel, Luna, un monstruo —recalcó Johana.
—Quizás es mejor que lo sea —incrementó el calor de las llamas.
Las cenizas cayeron cuando el cuerpo se consumió y Luna hizo que el viento se las llevase.
De repente las plegarias de una voz masculina se escucharon.
—Por favor, Montgomery... No me hagas daño, prometo no decir nada... Déjame libre, Luna o si quieres enciérrame, pero no me asesines —el joven lloró —. Mi papá me ha obligado a venir aquí porque para él soy muy poco hombre porque no me atrevo ni siquiera a asesinar vacas... por favor —le suplicó. Los ojos azules del muchacho conectaron con los de Luna y en ese instante vio algo que ella no había visto jamás de un ser humano: sinceridad.
Pero aun así lo encerró en un calabozo, con la promesa de no matarle.
Al día siguiente en Hidra el olor a putrefacción se hizo presente, la pila de cadáveres espantaba a más de uno.
Entonces todos afirmaron que Luna si era esa bruja cruel y despiadada, pero a pesar del gran sufrimiento que esto le había ocasionado algunas veces esta vez sintió satisfacción.
Y así nadie se acercó más a los lirios de Luna Montgomery.
Y fin.
—¿Ahora entiendes por qué cuido tanto mis lirios, Jane? —la chica de rulos asintió mientras se levantaba.
—¿Por eso debo cuidar tanto mis rosas, mamá? —cuestionó con las mejillas sonrojadas.
—Exactamente por eso, mi pequeña Jane.
FIN
¿A qué no es genial? <3
Hoy mismo publicaré los otros dos apartados.
Bai
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