Uno no se da cuenta de lo que hace hasta que tienes a esa persona delante de ti mientras usa su ordenador y está escribiendo en muchos papeles en la mesa de la cocina.

Es más listo que yo porque trabaja en la mesa y yo en la mesita del salón, la cual me hace tener dolor de piernas al estar siempre sentado en el suelo o arrodillado.

Mi móvil vibra y lo cojo del interior de mi chaqueta entrando en el chat.

«¿Se lo has preguntado ya? Dime que sí, Ethan»

Suspiro sabiendo que no es el momento correcto para realizar mi plan.

Dante oye mi suspiro y se gira para verme con un bolígrafo en la mano.

—¿Estás bien, amor? —asiento sonriendo y él sonríe mucho más que yo al saber que estoy bien—. Lo siento por no estar mucho contigo hoy. Ha venido un paciente que estaba bastante grave y yo estaba por allí. Tuve que ayudar y perdí casi toda la mañana con mis compañeros reanimando al paciente y llevándolo a quirófano.

Me acerco a él y toco su pelo una vez que he bloqueado y guardado mi móvil en la chaqueta.

—¿Y está bien? —le pregunto y se echa hacia atrás, la silla suena al rozar con el suelo. Sonrío al verlo.

Sé lo que pasará a continuación.

—Está bien. Ahora se encuentra en una habitación. Le hemos salvado la vida.

Sonrío feliz de saber que mi chico ayuda a los demás.

Es increíble que las personas sanitarias nos ayuden tanto.

Deja el bolígrafo en la mesa y le da golpecitos a sus piernas con las manos.

Sonrío mucho y me siento en su regazo, descansando mi espalda contra su pecho.

Con un brazo rodea mi cuerpo y con su mano libre, toca un poco mi pelo después de esconder su rostro en mi cuello oliendo mi perfume.

Me da un beso en este y luego otro en mi mejilla.

—Extraño esto —dice y río un poco al oírlo—. Es la verdad. No te rías.

—Me río porque no ha pasado ni 24 horas desde que nos hemos visto en la casa de las chicas cuando volví de mi viaje. Hace menos de 24 horas que me tenías en tus brazos.

Sonríe y vuelve a darme un beso en la mejilla. Me abraza desde atrás.

—Además, eres una lindura, Dante —digo mientras tiene su barbilla apoyada en mi hombro.

Acaricio su brazo y ambos sentimos mi móvil vibrar.

Lo cojo y leemos el mensaje que sale en mis notificaciones.

«No me dejes el mensaje en leído. ¡Responde!»

Dante ríe.

—¿Qué le pasa a Damiano? —me pregunta y me pongo nervioso, pero no sé como hago para que no se note.

—Me pedía que le ayudara a elegir la ropa que llevará mañana a la entrevista de Milán —miento.

—Déjame ver los outfits y así lo ayudo yo también.

Niego e intenta quitarme el móvil de las manos.

No existen mentiras en nuestra relación.

No quiero que lea la conversación que he tenido con Damiano.

Hace todo lo posible para quitarme el móvil de las manos mientras ríe y yo estoy tenso sin ni siquiera sonreír.

Mi peor pesadilla de ese día aparece.

Maldita sea.

Escuchamos algo caerse mientras sigue intentando quitarme el móvil de las manos entre sonrisas.

Demasiado tarde.

Me ha empujado hacia delante mientras me sostenía y ahora ha cogido el objeto que se me ha caído de la chaqueta.

Me levanto rápidamente y lo veo contemplando el objeto en silencio.

Me mira con lágrimas en los ojos.

—Dante no... —digo intentando crear una excusa, pero no soy capaz.

—Ethan, ¿en serio?

•••

****

Holaaa.

¿Qué ha pasado aquí?

¿Cuál es ese objeto?

¡Chicos, hablad ya y aclarad esto de una vez! ¡Necesitamos información!

Espero que os haya gustado el capítulo.

¡Nos vemos!