68
La mano de Dante viaja por mi brazo hasta llegar a mi rostro.
Una gran sonrisa se crea en sus labios cuando ve lo que tiene en su mano izquierda.
Es un llavero de plata con nuestras iniciales.
Al principio le dio gracia al ver estas letras porque se acordó de Damiano.
Le dije que nuestro amigo no vive en nuestra casa.
Él sonrió y besó mis labios antes de salir de nuestra vivienda cogidos de la mano.
Las emociones de hoy han sido muy fuertes.
Tan fuertes que hemos llorado absolutamente todos cuando mis tres mejores amigos y yo entramos en la casa de Coraline y Victoria con ese papel en la mano.
Un papel que hemos firmado los cuatro con solo una finalidad: volver a ser una banda y seguir nuestros sueños juntos.
Måneskin ha vuelto.
—Hemos estado 3 años juntos. ¿Te das cuenta de eso? —me pregunta Dante apoyando su cabeza en mi pecho cuando estoy tumbado en la hierba cercana al río que pasa delante de nosotros.
Vemos la luna y sonrío feliz.
—Me alegro tanto de haberte encontrado de nuevo, Dante —digo y él se incorpora un poco para verme. Está sonriendo.
—Repetiría ese beso en el estudio —asegura y toca mis labios, los cuales están estirados porque estoy sonriendo.
—Si pasa eso, me volverías loco. Y ese no es el plan de esta noche —digo y toco su tupé despeinado, como a él le gusta tenerlo.
—Cuando volvamos a casa, podríamos tener algo de diversión —besa mis labios con cariño y acaricia mi cuello.
—¿Y quién dice que vamos a ir a casa? —le pregunto cuando me deja hablar. Es decir, cuando para de besarme.
—¿Nos vamos a morir hoy?
Río y niego buscando sus labios.
Settebagni nos da la bienvenida siempre cuando queremos tener un momento los dos juntos.
Solo nosotros dos.
Vamos a ese restaurante que tanto nos gusta y luego paseamos por las calles cogidos de la mano.
Mis ojos están maquillados con sombra de ojos y los suyos tienen un pequeño delineado.
Está muy hermoso maquillado.
Camino cerca del río y veo a mi novio con la cámara que le regalaron en su graduación.
Guiña un ojo viéndome a través de la cámara.
Me saca un par de fotos y me las enseña después.
—Siempre con traje, cariño —dice sonriendo y toca mi pelo.
—Me veo guapo —comento y él ríe.
—Eres guapo siempre, Ethan.
Sonrío y me besa feliz acariciando mi nuca.
Mi corazón late muy rápido al tener a la persona que tanto amo conmigo.
Solo lo quiero a él en mi vida.
Quiero morir a su lado.
Besa el dorso de mi mano y yo sonrío sintiendo mis mejillas coloradas.
—Déjame hacer una locura —dice. Me quedo pensando. Me regala un beso en la mejilla.
—Solo si no nos hacemos daño.
Asiento.
Nunca me imaginé lo que iba a pasar después de darle permiso.
Voy a matar a mi propio novio.
¡Está loco!
Me lleva con él cogido de la mano por este sitio sin vida.
Trago saliva no sé cuántas veces muerto de miedo.
Consejo: no le dejes hacer cualquier cosa a tu pareja porque puede ser una locura.
Como por ejemplo, conducir 20 minutos y aparcar delante de la prisión. Arrastrarte fuera del coche mientras le preguntas que por qué coño estamos ahí.
Él se reía y me empujó para que caminara con él.
No me quedó otra que seguirlo.
No me iba a quedar solo en el coche pensando que algún criminal se escaparía y me mataría allí.
Dante le pide a un guardia que quiere visitar a un preso.
Cuando dice su nombre, cojo su mano con fuerza.
Está loco. ¡Está loco, joder!
El guardia asiente y habla por un walkie-talkie con un compañero para que traigan al preso.
Tiemblo y un dolor de barriga aparece.
—Dante, vámonos —le pido y él acaricia mi mejilla con cariño mientras sonríe.
—No me iré ni tú tampoco. Te quedarás conmigo.
Me da un beso en la mejilla y suspiro intentando controlar mi respiración.
Nos sentamos en unas sillas que están detrás de un cristal. Cerca de este hay un teléfono.
Te voy a matar, Dante.
Aparece al otro lado del cristal y trago saliva asustado.
Ríe al vernos, bueno, al verme.
Coge el teléfono que está en su lado.
—Bonita visita. Tienes un novio cagado justamente a tu lado. Huele mal hasta aquí —dice riéndose y Dante sonríe.
Hace lo mismo que él y empieza a hablar por el teléfono.
—Pues este novio mío es mejor que tú —dice y acaricia mi pelo—. Debes saber que estoy muy pero muy feliz de que te pudras en la cárcel.
Nelson nos ve a los dos y se acomoda en su silla.
—Podré salir —dice y a Dante le entra la risa.
—¿Acaso no sabes lo que es la cadena perpetua? Ah, no. Que estabas comiéndole la polla a uno mientras yo estaba en clase aprendiendo muchas cosas —dice mi novio y sonrío al escucharlo.
Nelson no dice nada.
Esto me hace acercarme más a mi novio hasta que pone una pierna encima de una de las mías.
Acaricio su pierna lentamente y veo la rabia de este hombre en sus ojos.
—¿Sabes qué? Si no estuviera este cristal entre nosotros, te daría un gran puñetazo que te dejaría muy mal en el suelo —dice Dante sonriendo sin parar de mirar a Nelson.
Ojalá pudieras hacer eso, amor.
Te ayudaría.
—Al final mira quién ha ganado, cabrón de mierda —dice Dante—. Tenía ganas de visitarte para que vieras lo feliz que soy ahora mismo.
El orgullo de Dante crece mucho y eso me hace sonreír muchísimo.
Río un poco y la mano de Dante se coloca en mi cuello.
Me acerco a él y nos besamos sonriendo.
El beso no dura dos segundos. Es uno largo.
Y sabemos lo que estamos haciendo.
Besarnos en frente de nuestro enemigo que nos ha hecho mucho daño, especialmente a mi novio.
La rabia crece porque escucho un grito furioso al otro lado.
Un golpe que debe de ser la silla estrellándose contra el suelo o contra algún lugar.
Los guardias gritando poniéndose de acuerdo para agarrar al bestia que está en ese lado del cristal.
—¡Os odio! ¡Me dais asco! ¡Os quiero muertos! ¡Os voy a matar! —grita muy cabreado.
Nosotros seguimos besándonos sin parar mientras oímos todos estos sonidos.
La mano de mi novio acaricia mi mejilla y mi cuello.
Mi mano está en su pierna, descansando en esta.
Sonreímos felices cuando paramos de besarnos.
Vuelve a besar mis labios por un segundo.
—Vámonos de aquí —susurro oyendo todos esos sonidos.
Dante asiente antes de ponernos de pie.
Vemos al bestia llamado Nelson y ambos le enseñamos el dedo medio.
Abandonamos la cárcel con paso firme cogidos de la mano.
Beso el dorso de la suya y ambos sonreímos viéndonos.
Te amo, mi chico fuerte y valiente.
Te amo, Dante.
•••
****
Holaaa.
VIVAN MIS PADRES PODEROSOS.
¡Ahí te quedas, Nelson! ¡Que eres un mierda que se merece esto desde hace años!
Estoy muy feliz porque este imbécil está donde se merece.
Los malos obtienen su merecido.
Espero que os haya gustado este capítulo.
Cuidadito que el próximo capítulo es el 69 y yo no soy una santa, tampoco estos chicos jeje.
¡Nos vemos!
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