64
Dante
Estoy a punto de llegar a Italia y sigo con lágrimas en los ojos.
Me he ido de Argentina hace más de un día.
Y tengo miedo de no volver a ver a la familia David y a Maca.
Tengo una gran esperanza de que los veré muy pronto, especialmente a Damiano, el chico que me abrazaba y se reía repitiendo que no sabe porqué estaba siendo así si sabe que nos veremos dentro de muy poco.
Suspiro y veo por la ventana del avión.
Sonrío al ver que cada vez el avión está bajando.
Pronto aterrizará.
Pronto lloraré, lo sé.
Me muevo en mi asiento y cierro mis ojos intentando que el tiempo pase más deprisa.
En unos dos minutos ya puedo desabrochar el cinturón y soy uno de los primeros en salir del avión con la maleta.
Corro esquivando a la gente de mi vuelo y de otros vuelos.
El corazón se me va a salir por la boca.
¡Estoy muy emocionado!
Paro de caminar y cojo aire.
Tranquilízate, Dante.
Tienes muchas ganas de verlo, pero debes tranquilizarte. Parece que eres la persona más loca del aeropuerto porque estás corriendo de un lado al otro.
Se te nublan los pensamientos porque te has equivocado de puerta y has acabado en una sala privada.
Cierro los ojos y cuento hasta tres, intentando tranquilizarme.
Cuando lo hago, siento lágrimas en los ojos y sonrío al sentir lo emocionado y feliz que estoy ahora mismo.
Camino mucho más lento y, por fin, salgo por la puerta automática.
Hay varias personas esperando a la gente que está en la otra sección.
Todos me ven y muy pocos me saludan con la mano.
Me conocen.
Sonrío un poco muerto de los nervios y sigo caminando.
Pelo recogido y ropa negra.
Camiseta metida por dentro de los pantalones y un blazer un poco largo.
Al verlo, grito emocionado y él rompe a llorar sin importarle que el maquillaje de sus ojos se estropee.
Esto me recuerda a la actuación que hizo en San Remo. Lloró cuando su banda ganó y el maquillaje se estropeó, pero a él no le importó.
Es la emoción y la alegría.
Corro hacia donde está. Estoy gritando y suelto mi maleta, la cual cae al suelo haciendo un gran ruido.
No me importa.
Salto y mis piernas quedan enrolladas en sus caderas en menos de un segundo. Ethan sostiene mi cuerpo colocando sus manos en mis piernas y en mi culo.
Pierde el equilibrio y no sé cómo hace, pero vuelve a tener equilibrio y no nos caemos al suelo.
Lloró con él y cojo su rostro viéndolo.
—Estoy contigo. ¡Estoy contigo! —grito y él ríe.
Su risa dura poco porque estampo mis labios contra los suyos dándole un gran beso teniendo mis manos en sus mejillas.
Un beso tierno y lleno de emoción.
Sus manos aprietan mis piernas y mi culo mientras me besa saboreando nuestras lágrimas.
¿Por qué saboreamos algo salado siempre?
No existe nada dulce. Para dulce ya estamos nosotros.
—Te amo —susurra cuando nuestras frentes están juntas—. Pero vámonos ya de aquí.
Río y vuelvo a besar sus labios mientras lleva más de tres minutos sujetando mi cuerpo mientras todo el mundo nos está viendo.
Entro en mi casa y sonrío mucho al oler el perfume de Ethan con tan solo entrar en la vivienda.
Me acompaña al baño. Tenía que liberar mi vejiga urgentemente.
Así que él estuvo viéndose en el espejo tocando su pelo recogido, asegurándose de que estaba todo bien.
—¿Me explicas por qué vas con esa ropa y sin cinturón? —le pregunto cuando tiro de la cisterna.
Ahora estoy abrochando mis pantalones marrones mientras sigue viéndose en el espejo.
Sonríe y se gira para verme cuando estoy lavando mis manos.
—Cada vez estoy sintiéndome más empresario. Dentro de poco iré a un meeting. ¿Te imaginas? —dice y empieza a reírse cuando seco mis manos en la toalla naranja.
—Llegarás muy lejos, amor —digo y dejo un beso en sus labios—. Se me hace raro que no tengas cinturón hoy. Siempre juego con él.
Ríe y sonrío mucho escuchando su bonita risa.
Extrañaba escucharla.
—Más bien, te peleas con mi cinturón —dice y asiento saliendo del baño.
—Es lo que pasa cuando hay algo que me molesta y no me deja devorar a mi novio —digo con una sonrisa y camino por el pasillo dejándolo atrás.
—¿A dónde vas? —me pregunta elevando un poco la voz porque me alejo del baño mientras él saca la cabeza por la puerta de este lugar.
—A nuestra habitación, quiero descansar —contesto y entro allí.
Me dejo caer en el colchón y gateo hasta la almohada. Me acuesto de nuevo descansando mi cabeza en este objeto cómodo.
Ethan entra en nuestra habitación y sonríe.
Está a punto de quitarse el blazer, pero lo detengo.
—Acuéstate con toda esa ropa. No te quites nada —digo y le doy toquecitos a la cama para que se acueste a mi lado.
—Se arrugará —dice algo molesto.
—Luego te plancho la ropa. No te preocupes por eso. Ven aquí ya.
Ríe tímido y se acuesta a mi lado acercándose a mí.
Su pierna está sobre las mías y su rostro está muy cerca de mi cuello.
Acaricio su espalda y beso su frente.
—¿De verdad estoy contigo de nuevo? —le pregunto y él responde después de besar mi cuello.
—Sí, cariño. Estamos juntos.
Sonrío y siento un escalofrío recorriendo mi cuerpo mientras siento sus labios moviéndose en mi cuello lentamente.
—Ethan —digo su nombre y él solo responde con un mmmm—. ¿Por qué haces eso?
Sin respuesta.
Solo siento su lengua pasando lentamente por mi cuello como si estuviera haciendo un pequeño dibujo de líneas no paralelas.
De mi boca sale mucho aire que tenía en los pulmones.
Él se da cuenta porque sonríe contra mi cuello y vuelve a sacar la lengua pasándola lentamente mientras mezcla esto con besos sonoros que mojan mi cuello.
—Ethan —digo y coloco una mano en su espalda. De nuevo ese mmmm.
Maldita sea, Torchio.
Tiemblo y cierro los ojos sintiendo absolutamente todo.
Sus labios y su lengua en mi cuello.
También mi erección creciendo más y más.
Por tu culpa, Ethan.
Y yo pensando que dormiría unas cuantas horas porque estoy cansado del viaje.
Ethan no puede controlarse.
—Cariño, te necesitaba —dice alejándose un poco para hablar. Una voz bastante grave que me pone más cachondo.
Ahora su mano desabrocha mi camisa sin ninguna prisa.
—No tienes mi permiso para hacer eso —bromeo.
—Y me da igual porque sí o sí lo iba a hacer con o sin tu permiso.
Río y sube su mano un tanto fría por mi pecho ya desnudo.
—Eres un peligro —susurro acariciando su nuca sintiéndome muy excitado.
—Soy tu peligro —dice recalcando la palabra tu.
Sonrío y esa sonrisa desaparece cuando una de sus manos pasa por encima de mi entrepierna.
—Estás muy listo para esto —dice y muerdo mi labio inferior oyendo sus palabras.
—¿Seguro que no me vas a dejar descansar primero? —le pregunto.
Por fin veo su rostro.
Tiene una sonrisa pícara, la cual desaparece cuando se acerca a mis labios y pasa la lengua lentamente por ellos.
—Luego podrás descansar. Ambos necesitamos esto —me mira y sonrío.
Acaricio su mejilla y asiento.
—Te darás cuenta de que te he echado mucho de menos —hace una pausa y en sus ojos veo ese lado dominante de mi novio.
Trago saliva.
—Te vas a morir en la cama —dice y sonrío. Ni siquiera sé porqué estoy sonriendo. Solo sé que necesito tenerlo lo más cerca posible, sintiéndolo.
Suena tan bien.
Estoy listo para lo que se viene ahora.
•••
****
Holaaa.
DANTE HA VUELTO A SU CASITA CON SU QUERIDO ETHAN AHHHHH.
MIS PADRES ESTÁN JUNTOS.
¡Y los vecinos van a tener que usar altavoces para no escucharlos! JAJAJAJA.
Ayyy, me pone triste saber que el final de este libro se aproxima.
No creo que vaya a tener más de 75 capítulos.
Así que tenemos que disfrutar de lo que nos queda de la historia de Ethan y Dante y, en mi caso, releerla una y otra vez.
Confieso que soy adicta a mi libro.
¿Qué os ha parecido este capítulo nuevo?
¡Nos vemos!
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