Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

60

El cuerpo de Dante está sobre el mío mientras me besa acariciando mi mandíbula.

Sus caderas se mueven un poco, rozando así nuestros miembros mientras está sentado en mi regazo con las piernas abiertas.

Siento una lengua en mi cuello y unos besos muy sonoros y húmedos en la misma zona.

La barba de Damiano me hace cosquillas, pero estoy demasiado ocupado ahora como para alejarme de esta sensación incómoda.

Su lengua pasa por mi cuello y echo la cabeza hacia atrás mientras gimo un poco contra la boca de Dante.

—Disfrutas con nosotros, ¿verdad? —dice y vuelve a mover sus caderas haciéndome gemir un poco más.

—Sois los mejores.

—¿Tú crees? —me pregunta Damiano.

No me deja responder porque ya está besando a Dante delante de mí.

Veo sus lenguas y oigo sus besos.

Cada vez estoy más excitado.

Desabrocho mis pantalones e introduzco una mano en mis calzoncillos.

Comienzo a masturbarme mientras veo lo que tengo delante.

Un gemido bastante alto escapa de mi boca cuando veo la posesión de Damiano sobre mi novio.

Está apretando su cuello ligeramente mientras lo besa cada vez con más deseo y controla los movimientos de su cabeza.

Ambos paran de besarse para posar sus miradas en mí.

Miran mi cara de placer y mi mano alrededor de mi polla.

—¿Quién te ha dado permiso para hacer eso, pequeño? —dice Damiano incorporándose un poco, enseñándome que es más alto porque no está sentado en el sofá como yo.

Al oírlo, cierro los ojos y echo mi cabeza hacia atrás mientras gimo un poco más.

—Nadie —respondo mientras mi voz tiembla.

Siento una mano sobre la mía y veo un anillo en esta.

¿Un anillo?

Me despierto confundido y muy excitado.

Mi erección es enorme bajo este pantalón de pijama que estoy usando.

Trago saliva e intento entender porqué he soñado que Dante y yo estábamos casados en el sueño.

Casados y siguiendo con nuestro trío.

Una fantasía, ¿verdad?

Yo estaría encantado de seguir con esto hasta mi último día en este universo.

Cojo mi móvil y veo de nuevo la foto que Dante me ha enviado ayer.

Ha tomado esa foto a escondidas.

Por fin puedo verte.

Su pelo es bastante largo. Nunca antes lo había visto tan largo.

Hubo una época en la que estuvo con el pelo largo, pero se lo cortó porque le estaba molestando.

Su barba es abundante, pero está muy cortada.

Sus ojos están maquillados.

Está muy guapo.

No puedo ver mucho más porque la foto está sacada desde el borde de una mesa.

Parece que Damiano está guardando sus paletas de maquillaje y sus brochas.

Sonrío de nuevo al verlo.

Deslizo mi dedo hacia la izquierda y suspiro viendo a ese chico que tengo en la pantalla ahora mismo.

Su mirada es seria. Su barba es perfecta. Sus cejas están algo juntas porque está frunciendo el ceño mientras mira hacia la derecha. Su sonrisa no enseña sus perfectos dientes.

Se ha sacado un selfie mientras, supongo, que tenía una conversación con Damiano.

Dante, me tienes muy enamorado.

Eres un dios. ¡Mi dios!

Sonrío y muerdo mi labio inferior.

Veo el reloj y ruedo mis ojos.

Dentro de una hora y media tengo que estar fuera de casa para recoger a Felice de su casa.

Si Dante estuviera aquí, haríamos algo rápido y así me ayudaría a aliviarme de esta calentura.

Cojo mi móvil de nuevo y me siento en la cama.

Llamo a mi novio y escucho su voz.

Se acaba de despertar.

—¿Ethan? —dice con esa voz que tiene cuando se despierta.

—¿Puedes ayudarme?

Me imagino a mi chico sonriendo mientras se sienta en la cama.

—¿En qué te puedo ayudar? —dice susurrando. Lo escucho a la perfección.

—He tenido un sueño y aparecíais los dos —confieso y escucho una puerta cerrarse.

Ahora oigo un poco de eco cuando me habla.

—Acuéstate en la cama y escúchame mientras te doy una clase de como tocarte a ti mismo cuando no estoy contigo —dice y río cuando me estoy acostado en el colchón.

—Te pido que sea rápido.

—Como usted desee.

Sonrío y pongo una mano en mi pecho mientras sostengo el móvil con la otra.

—¿Qué harías si estuviera ahí? —me pregunta y atrapo mi labio inferior entre mis dientes.

—Te cogería y te follaría hasta que no pudieras más con el placer. Pero te querría con besos y abrazos —digo.

Me sonrojo un poco sabiendo que, hasta en el tema sexual, siempre tengo que enseñar esa parte dulce que tengo desde que soy pequeño.

—Eres adorable, cielo —dice y sonrío esperando sus órdenes—. Pero tú sabes que nunca me cansaré del placer, ¿verdad?

—Verdad.

—Puedes follarme, tocarme y comerme, que siempre te pediré más.

—¿Tienes una adicción conmigo?

—Eres mi droga, Ethan. Siempre lo has sido.

Mi mano se mueve hacia abajo hasta llegar a mi erección oculta por mi pijama.

Aprieto un poco y gimo bajito.

—¿Ya has empezado? —me pregunta y asiento, pero me doy cuenta al instante de que no me puede ver.

—Sí —digo gimiendo cuando introduzco la mano bajo mis pantalones acariciando la punta de mi miembro.

—Quiero que sigas. Quiero que recuerdes aquel día cuando estábamos en el pequeño barco —hace una pausa—. Quiero que recuerdes lo que me hiciste aquella noche cuando volvimos a casa mientras miraba por la buhardilla incapaz de ver tu precioso rostro porque estaba escondido en tu pelo.

Sonrío recordando absolutamente todo.

Habíamos planeado alquilar un barquito por un día. Estuvimos navegando cerca de Italia, nunca lejos de tierra firme.

Dante se ponía detrás de mí y sus manos no se controlaban nunca.

Mientras movía la rueda de timón poco a poco para navegar, mi novio se ponía detrás de mí besando mi cuello, acariciando mi pecho y más de una vez tocó mi entrepierna.

Recuerdo que paré de navegar y fuimos dentro del barco.

Lo empujé contra la pared de madera tan bruscamente que su cuerpo y su respiración sonaron mucho.

—Me pones muy cachondo —dijo mientras mi mano estaba en su mandíbula.

Sonreí orgulloso al saber lo que soy capaz de hacer.

Besé sus labios devorándolos como nunca antes lo había hecho.

Esto de estar completamente solos y lejos de la civilización, me hace más salvaje y puede pasar cualquier cosa en cualquier momento.

Dante acariciaba mi cuello moviendo su lengua contra la mía.

Mis manos se colocaron en sus piernas y lo levanté del suelo.

Sus piernas estaban en mis caderas mientras seguía besándome, devorándome. Y mis manos estaban en su trasero, agarrándolo y acariciándolo.

Estamos muy acostumbrados a ver como un chico se lleva a la chica a cualquier sitio mientras ella tiene sus piernas en las caderas del hombre.

Que yo recuerde, nunca he visto esta escena entre dos chicos.

Yo me encargo siempre de coger a Dante en brazos porque adoro hacerlo, pero también porque lo veo un poco más delgado que yo y no quiero que se haga daño con mi peso.

Son solo unos segundos hasta que deposito su cuerpo en la cama.

A veces es de una manera suave y otras son de manera mucho más brusca.

Podemos ser bruscos en el sexo aunque parece que nos hacemos daño.

Una de nuestras reglas dice que está prohibido sentir dolor o incomodidad. Cuando esto ocurre, tenemos que parar con todo al instante. No dejar que pase un segundo más de dolor o incomodidad.

Bruscos con nuestros cuerpos pero muy cariñosos siempre entre besos, caricias, risas y palabras bonitas.

Nos amamos mucho.

Agarré sus nalgas mientras él me besaba sin parar tirando de mi labio inferior y jugando con mi lengua.

Puse una rodilla en la cama y solté su cuerpo en el colchón.

Cayó en este y me coloqué encima de él mientras sus manos buscaban desesperadas el final de mi camiseta y desabrochaban mis pantalones cortos.

Todo fue muy rápido.

En menos de un minuto ya estábamos totalmente desnudos.

Cogí dos preservativos de la mesita de noche y la botella de lubricante.

Me puse uno rápido y lubriqué el látex, también la entrada de mi novio.

—Estás tardando —dijo listo para sentirme mientras reía mirándome. Sonreí y acaricié la zona con un dedo muy lubricado.

Acerqué mi miembro a su ano y entré poco a poco viendo su rostro.

Cerró sus ojos y me pegué mucho más a su cuerpo.

Abrió los ojos y colocó una mano en mi nuca.

—Ya te puedes mover —dijo intentando no morder su labio inferior.

—Genial —susurré.

Los movimientos empezaron lentos mientras me obligaba a estar cerca de su rostro.

Decía mi nombre entre gemidos justamente delante de mi rostro mientras nuestras frentes estaban juntas y su mano seguía en mi nuca.

Lo único que yo movía eran mis caderas mientras miraba a mi novio. Yo gemía sintiéndolo alrededor de mí.

—Ethan, me encanta cuando me follas —comentó cuando había mojado su mano con el lubricante. Se estaba masturbando mientras yo lo penetraba.

Besé sus labios mientras movía un poco más rápido mis caderas asegurándome de que no le hacía daño.

Su mano se movía por su longitud mientras me miraba y me sentía dentro de él.

Dijo mi nombre varias veces más.

Volviéndome loco.

—Escúchame, cuando estés cerca, dímelo —le pedí y él solo pudo asentir mientras movía su mano de arriba abajo.

Echó la cabeza hacia atrás mientras sus labios se movían, pronunciando mi nombre como si fuera lo mejor que ha dicho en sus años de vida.

Gemí cerca de sus labios mientras, con su mano libre, acariciaba mi nuca.

Me besó de una manera salvaje mientras mordía mi labio inferior.

Me alejé de su rostro cuando no volvió a mover nada más que la mano.

—Mi vida, ya estoy...

Aceleré un poquito más mis penetraciones y la habitación del barco se llenó de gritos y gemidos realmente altos.

Mi abdomen y el suyo estaban manchados y eso nos hizo sonreír de manera pícara.

Salí fuera de él y me quité el condón dejándolo en el suelo.

Movió mi cuerpo con una mano para que me acostara en la cama. Él quedó encima de mí, pero no de la misma postura que la mía.

Gateó hasta mi cabeza y manchó nuestros cuerpos con el semen que le quedaba en la mano.

Se colocó encima de mí mientras yo reía al ver lo que íbamos a hacer.

No era la primera vez.

Su rostro acabó en la parte baja de mi abdomen. Justamente igual que mi rostro, en su abdomen.

Lo tenía delante de mí.

Alcé mis brazos mientras sentía como pasaba su lengua por mi abdomen, limpiándolo.

Coloqué mis brazos sobre su cintura, presionando su cuerpo contra mi rostro.

Pasé mi lengua por su abdomen llenando mi boca de ese sabor que tanto me gusta.

Salado y solo mío.

Cuando acabamos, sabíamos que era su turno.

—Quiero tenerte en cuatro —dijo cuando ya tenía un preservativo puesto sin ni siquiera usar lubricación aún.

—¿Estás seguro de eso? —pregunté ocultando mi sonrisa.

—Venga, levanta. Y hazme caso.

Reí y me di la vuelta. Elevé mis caderas y sentí su pierna entre las mías, separándolas.

—Ábrete muy bien —abrí mis piernas un poco más, pero él lo notó bastante—. Eso es —susurró.

Miré hacia atrás y lo vi cogiendo la botella de lubricante.

En pocos minutos, ambos estábamos gimiendo y mi cuerpo se movía de delante hacia atrás levemente mientras Dante tenía las manos a cada lado de mis caderas.

Una de ellas la movió y agarró todo mi pelo rápidamente. Tiró de este muy poco mientras yo sabía que tenía todo mi cabello enredado alrededor de su mano.

—Así es como me gusta verte —dijo gimiendo.

Sonreí y volví a gemir.

—Teniéndote solo para mí mientras veo como te retuerces de placer.

Mi rostro acabó contra el colchón mientras sentía a mi novio.

Mis caderas estaban bastante elevadas como a él le gusta.

Tiró de mi pelo un poco, haciendo que elevara la cabeza y que la jalara un poco más para atrás.

—Haría cualquier cosa para verte muriendo de placer, Ethan —dijo y movió sus caderas un poco más rápido.

Cerré los ojos con fuerza y volvió a tirar de mi pelo.

—Eres jodidamente hermoso —comentó con esa voz tan sensual que tiene.

Pestañeo y gimo tocando mi miembro.

He recordado absolutamente todo y ahora estoy mucho más excitado.

—Fue increíble —digo sujetando mi móvil.

—Muy increíble. Te veía muy adorable siempre y no sabía lo que me estaba perdiendo cuando empecé a agarrarte del pelo —comenta Dante al otro lado de la línea.

Río. Y sigo escuchando al chico que amo.

—Lo volvería a hacer, Ethan —hace una pausa y escucha mis pequeños gemidos—. Gime alto.

Al escucharlo, gimo más alto porque muevo mi mano más rápido.

Me centro en la punta y echo mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados.

—Dante —digo casi susurrando entre gemidos.

—Joder, me estás poniendo muy cachondo. Quiero estar contigo y encargarme de darte placer hasta que me digas que pare —dice y oigo un sonido como si hubiera metido un dedo en la boca y luego lo hubiera sacado de su preciosa boca.

—¿Qué estás haciendo? —pregunto sintiendo varias partes de mi cuerpo temblar.

—Sonidos que te recuerden a cuando estamos juntos, ya sabes. Para que te corras más rápido. Me pediste que querías eso, ¿recuerdas? Ayuda rápida.

Dante obtiene un gemido bastante alto que lo hace callar.

Digo su nombre repetidas veces intentando controlar mi respiración.

Agarro mi móvil con fuerza para que no se caiga.

—Me amas y yo te amo. Así es. No pares, Ethan —deja de hablar para luego gemir un poco y cambiar su voz a una mucho más sensual—. No pares, te lo suplico.

Grito entre gemidos y siento como mi mano se mancha rápidamente.

El orgasmo me deja muy cansado. Tan cansado que no puedo ni hablar.

Me siento en la cama viendo mi mano llena de mi propio semen. Sonrío y camino hacia el baño.

—Gracias por esto, mi chico hermoso —digo una vez que me estoy lavando la mano.

—Solo pídemelo y yo te lo daré.

Sonrío.

Saco una foto en el espejo cuando estoy sin camiseta y se la envío.

Es una foto bastante normal porque el pantalón es grueso y el desastre que he hecho no se nota.

—Eres precioso —dice y me quejo molesto. Él ríe—. ¿Qué te pasa?

—Es una mierda estar lejos de ti. Quiero tenerte cerca.

—Muy pronto estaré contigo y repetiremos muchas cosas. Pero no solo eso, también haremos cosas nuevas.

—Cuando estés aquí, lo haremos en todos los sitios de nuestra casa —digo y toco mi pelo intentando ocultar una sonrisa—. Quiero estar desnudo contigo y besarte numerosas veces. Prepárate para eso, Dante.

Él se queda callado y escucho su risita dulce.

—Estoy más que preparado, cariño. No te escaparás de mí.

Sonrío y a los pocos minutos me despido de él.

Dejo mi móvil en el zapatero que hay allí y me ducho sin prisas porque aún me queda tiempo para irme.

Buscar su ayuda me mata.

Dante, necesito estar contigo ahora mismo.

Vuelve, cariño.

•••

****

Holaa.

Por aquí tenéis el capítulo tan esperado.

Estos chicos están que se queman y pufff cuidadito.

Sabemos que cuando estén juntos de nuevo, la casa arderá entre placer, gemidos y gritos, ¿verdad?

Además, cuando Damiano vuelva, ¿seguirá con los dos o parará con todo esto dejándolo en un buen recuerdo?

Necesito saber vuestras opiniones, preciosas.

¿Qué os parece este capítulo?

¡Nos vemos!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro