48
Llamo a Dante después de mandar un mensaje por el grupo de la banda en donde estamos la familia completa menos las niñas pequeñas.
«Esto es muy importante. No ignoréis este mensaje, por favor. No salgáis de casa. El ex novio de Dante está buscándome y a Dante también.
Por favor, no salgáis de casa. Si ocurre algo sospechoso, llamad a la policía.
Este psicópata es muy peligroso. Y no sabemos lo que puede llegar a hacer.
Cuidaros, por favor. Os quiero mucho»
Dante no contesta la llamada.
Vuelvo a llamarlo y contesta.
—¿Cómo que Nelson está buscándonos? ¿Qué coño ha pasado? —dice Dante. Sé que está caminando.
—Ha visto nuestras fotos y nuestros vídeos de ayer y parece que sabe donde estamos —explico como puedo. Muerto de miedo—. Dante, vuelve a casa —digo llorando—. Vuelve a casa, amor mío —digo casi en un susurro.
—Estoy de camino a casa. No te preocupes, cariño. Todo saldrá bien.
Lloro oyendo sus palabras y cuelga cuando me dice que me ama mucho.
Y al oírlo hablar, sé que no está nada bien.
Su voz no suena como siempre.
Sé lo que pasó entre él y Nelson.
Lo sé absolutamente todo porque Dante me juró que me lo había contado todo. Y no solo a mí, también a Damiano.
Ocurrió una noche cuando los tres estábamos en la cama después de besarnos un poco.
Dante empezó a llorar y nos asustamos mucho.
Me buscaba a mí.
Buscaba mi protección y mi cariño.
Lloraba mientras su cuerpo temblaba un poco.
Abracé a Dante con fuerza y sentí sus lágrimas en mi pecho desnudo.
Acaricié su espalda y su pelo mientras le preguntábamos qué le pasaba.
Él no respondía.
Damiano lo abrazó por detrás y le dio un beso en la espalda.
Estuvimos en silencio mientras Dante lloraba sin parar.
Le dimos su espacio para desahogarse llorando.
En todo ese tiempo estuve pensando en qué había hecho mal.
¿Le había hecho daño besándolo?
¿No quería besarme?
¿Damiano lo agobió mientras acariciaba su cuerpo?
¿Qué había pasado?
—No puedo más —dijo Dante alejándose un poco de mí—. Necesito contaros esto. Necesito contaros esto —repitió mientras su pecho bajaba y subía.
Al principio no comprendíamos nada, pero, a partir de ese momento, entendimos absolutamente todo.
Dante había estado cuatro años con un maltratador que nunca le amó.
Fue víctima de maltrato y de violación.
Él dejaba que pasaran todas estas cosas porque le tenía miedo a Nelson.
Tenía miedo de que este psicópata lo matara.
Esa noche abrazamos mucho a Dante mientras no paraba de llorar.
Le dijimos que le queremos mucho y que siempre nos tendrá a su lado.
Nunca en la vida he tratado mal a Dante. Damiano tampoco lo ha tratado mal.
Tenemos nuestros juegos en la cama y el respeto es lo más importante.
Nos escuchamos los tres y, si a alguno no le gusta algo, paramos al momento.
Dante lo ha pasado muy mal por culpa de este imbécil sin sentimientos.
Cuando Jorge me llamó, me puse en el peor de los casos. Pensé en Nelson cuando me dijo lo peligroso que es.
Este chico me da miedo, pero tengo que proteger a Dante si le vuelve a poner la mano encima.
Gloria, la actual esposa de Jorge, se separó de su primer marido y padre de Nelson.
Todo pinta bien en la relación que tiene con ella, pero todo se complica cuando Nelson está cerca.
Aparecen los gritos, insultos y enfados. Y, desgraciadamente, esta última vez destrozó gran parte de los cristales que había en la casa de Jorge y Gloria.
No soporta que otra persona esté con Dante. Y esa persona soy yo.
Si soy sincero, os voy a decir que tengo mucho miedo de que Nelson pueda hacernos daño a los dos.
Miro por la ventana sin parar y en diez minutos veo el coche de Dante... Pero no va solo. Detrás de él hay otro coche de color blanco.
Mi corazón late más rápido y mis lágrimas aparecen.
Bajo las escaleras corriendo y abro la puerta.
Dante corre hacia mí y me abraza muy fuerte.
Está llorando y temblando.
Tiene mucho miedo.
Sus mejillas están muy mojadas.
Veo un chico de pelo negro.
—Maldito Ethan Torchio de los cojones. ¿No tienes más hombres en el planeta? —exclama el chico.
Maldito Nelson.
—¿No te da vergüenza ir a la casa de tu madre y de su marido y romperles un montón de cosas por tu enfado que no hay ni por donde cogerlo? —digo molesto y siento que Dante tira de mi mano para que pare de hablar y para que entre en casa—. Eres un monstruo. Has hecho mucho daño a Dante desde el primer día que estabais juntos. ¡Eres un monstruo!
No voy a entrar a nuestra casa así como así.
—Cierra la puta boca, asqueroso. No conoces al mierda de Jorge. Es el peor humano que existe. No se merece ni vivir. Y Dante será mío siempre, hasta cuando lo mate porque estoy harto de él.
Sonrío mientras sé que estoy muerto de miedo.
Tengo que ser fuerte y enfrentarme a este inútil.
Dante llora más y aprieta mi mano con fuerza.
Cada vez tiene más miedo.
Un coche aparca cerca de nuestra casa y veo a Damiano caminando con paso rápido hacia nosotros.
¿Qué está haciendo aquí? ¿Por qué cojones está aquí?
Cuando está cerca de Nelson, sus manos se convierten en puños.
Le va a pegar.
Levanta un brazo y le va a dar un buen golpe en el abdomen. Pero Nelson esquiva el golpe y coge la mano de nuestro amigo.
La retuerce y Damiano se queja un poco.
—Así que te gustan los juegos, Damiano. Si te enfrentas a mí, perderás siempre. No te olvides —dice Nelson y le clava las uñas en la piel.
Damiano vuelve a quejarse mientras este imbécil se ríe en su cara diciéndole que nunca podrá ganar ninguna pelea. Diciéndole que es mucho más fuerte que nuestro amigo.
Inmoviliza a Damiano haciendo un movimiento que le hace gritar al chico de pelo más claro.
No se puede mover, pero nuestro amigo no cierra la boca diciéndole muchas cosas a Nelson.
Lo insulta y lo amenaza por todo lo que le hizo a Dante.
Solo puedo ver el rostro de Damiano cuando Nelson está delante de él sin ni siquiera tocar a nuestro amigo.
Es un rostro muy confuso, enfadado y tiene rasgos de dolor.
—Y tú, amigo de Dante. ¿Sabes? Le dije que si me dejaba —ve a mi novio con una sonrisa muy psicópata. Está muy enfermo—, se iba a enterar.
Nelson ve a Dante.
—No te olvidarás de mí. Te dije que te iba a hacer daño, ¿lo recuerdas?
En un movimiento rápido, Dante y yo estamos gritando muy alto.
Nuestros gritos son horribles.
Tan horribles que nos hacen daño en la garganta.
La escena pasa a cámara lenta.
La mano de Nelson se coloca en la parte baja de la espalda de Damiano. Lo empuja hacia delante. Sostiene algo y lo clava en el cuerpo de nuestro amigo.
Nelson escapa corriendo dejando gotas de sangre en el suelo mientras sujeta un puñal lleno de este líquido rojo.
Damiano se lleva las manos a la parte baja de su abdomen, a la izquierda.
Ve como su sangre aparece rápidamente cuando su mirada se centra en sus manos ya alejadas de su herida. Luego nos ve a nosotros asustado.
Sus ojos se llenan de lágrimas y se cae al suelo.
Corremos hacia donde está exclamando su nombre numerosas veces.
Veo como un gran charco de sangre aparece.
Maldita sea.
Amigo, no te mueras, por favor.
Damiano llora en silencio mientras sonríe viéndonos.
—Damiano, mírame —digo. Necesito entretenerlo para que no se centre en la herida.
Me coloco detrás de su cabeza y, con cuidado, pongo esta en mi regazo.
Acaricio su pelo mientras mi novio sabe perfectamente qué hacer ahora mismo.
Dante destroza su camisa perfectamente planchada y coloca la tela sobre la herida de nuestro amigo haciendo fuerza después de desabrochar el pantalón de Damiano, bajarlo un poco y retirar la parte de su camiseta empujándola hacia arriba.
—Os quiero mucho, chicos —dice y cierra los ojos dejando que las lágrimas salgan más rápido. Nos ve y sonríe de nuevo—. No os separéis nunca. Os adoro. Os estaré viendo desde el cielo.
Su voz se debilita y mis lágrimas no me dejan verlo con claridad.
—No te despidas, Damiano. Ni se te ocurra hacer eso —digo molesto sin parar de llorar—. ¿Me escuchas? Ni se te ocurra despedirte.
Mis manos están llenas de sangre.
Esta situación me da mucho miedo.
—Me queda muy poco, Ethan —dice y lloro acariciando su rostro.
Mientras, Dante presiona la tela contra la herida intentando detener la hemorragia.
—Decidles a mis pequeñas que les quiero mucho. Mi Graziella, mi Felice y mi Chili. Por favor, decidles quién era, especialmente a Felice. Es muy pequeñita para que se acuerde de mí.
Acaricio el rostro de mi amigo mientras no paro de llorar.
Niego al oír sus palabras.
Dante está tan mal que ni siquiera puede hablar.
—Dante, denuncia a ese cabrón. Por favor, hazlo —dice nuestro amigo mientras ve a mi novio—. No quiero que haga daño a nuestra familia. Prefería que me tocara lo malo a mí y aquí estoy. No quiero que a ninguno os pase esto.
—Damiano —dice Dante llorando ignorando lo que acaba de decir—. Damiano, te llevaremos al hospital. La ambulancia está de camino.
Damiano entrelazada sus dedos con los nuestros y llora con nosotros.
No para de sonreír.
Su sonrisa es triste.
—Me voy a morir. Lo sabéis —dice muy seguro—. No me arrepiento de lo que tuve con vosotros. Sois los mejores, chicos. Gracias por todo.
Y dicho esto, sus ojos se cierran.
Y nuestros corazones se rompen mucho más y dejan de latir al verlo.
—¡Damiano! ¡Damiano, despierta! —grito tocando su rostro mientras mis gritos son muy desesperados.
—¡Damiano! —grita Dante haciendo más presión en la herida—. ¡Damiano! ¡Ethan, empieza a hacer la RCP! ¡Rápido!
Es inútil.
Damiano se ha ido.
•••
****
Hola...
En fin, sé que no estáis bien después de leer este capítulo.
Me costó escribirlo y estuve triste cuando escribí esto. Fue difícil, pero sabíamos que algo iba a pasar porque el cabrón de Nelson no iba a aparecer para hacer absolutamente nada.
¿Y ahora qué pasará?
¿Damiano está muerto o sigue con vida?
¿Será que su libro lo cuenta mientras está en otro mundo visualizando a su gran familia?
¿Qué pensáis?
Me encantaría saber vuestras opiniones y pensamientos. Así que adelante, dejadlos por aquí.
Me odiáis, lo sé lo sé.
Pero creedme, odiamos más a Nelson.
No soportamos a este imbécil por todo lo que le hizo a Dante y ahora a Damiano.
Está en la lista negra como los padres y el hermano de Coraline.
Está en esa lista de personajes que odiamos de esta saga.
Se os quiere mucho.
Os mando muchos abrazos y pañuelos.
¡Nos vemos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro