Dante

~ Flashback ~

«Esto no es amor.

Esto es muy tóxico.

Necesito escapar de aquí.

No puedo seguir con esto. Necesito tenerte lejos.

Te odio tanto.

Eres lo peor que existe.

No me amas. Me tienes como un objeto entre tus manos.

Quiero escapar de aquí.

Te tengo miedo.

Muchas veces he pensado en matarte.

Te odio, maldito Nelson»

Le pongo punto final a lo que he escrito y golpeo mi escritorio con mi puño sabiendo que no servirá de nada.

Solo sentiré dolor físico cuando tengo suficiente dolor psicológico.

Lloro con fuerza enfadado y harto de lo que estoy viviendo.

Tengo 19 años y sigo con ese maltratador.

Sigo con él porque no puedo escapar de sus manos.

Si hago algo, sé lo que pasará.

Me ha dicho muchas veces que, si me voy, me hará mucho daño.

Irá a por mí y me matará a golpes.

Tengo miedo. Maldita sea.

Y él está por ahí con un montón de chicos y aquí estoy yo. Rezando para que no me haga daño y para que no me contagie ninguna enfermedad de transmisión sexual.

Es un cerdo que ni siquiera se protege de nada.

Come pollas sin saber dónde se han metido esos chicos. No sabe nada de ellos.

Y yo no digo que sea un santo.

Sigo con mi vida y a escondidas me lío con algún chico. Solo son besos. No hay nada más.

Puedo liarme con, tal vez, tres chicos cada mes. Él puede liarse con más de diez al mes.

Os estaréis preguntando por qué estoy con él.

Bueno, todo empezó como un juego.

Yo no tuve ningún novio antes de él.

Me llamó mucho la atención que fuera mayor que yo.

Yo solo tenía 16 años y no sabía dónde me metía.

Nelson era un chico muy popular que tenía muchos amigos y todo iba genial siempre entre ellos.

En una fiesta me preguntó si quería salir con él.

Me dijo lo obsesionado que estaba conmigo, que se había enamorado locamente de mí. También me dijo que no me podía sacar de su cabeza.

Yo, un adolescente bien imbécil, me dejé llevar pensando que todo esto era romántico.

Meses después, cuando se enfadaba con sus padres o por cualquier cosa, acudía a mí mientras gritaba muy cabreado.

Fue ahí cuando vi la parte que escondía y que solo yo podía ver.

Me cogía del cuello y me levantaba de la silla mientras su mirada era un tanto aterradora.

—Dime que me amas, Dante —dijo mientras con la otra mano acariciaba mi pelo y mi mejilla—. Dímelo y bésame.

Yo, como un tonto, le decía lo mucho que lo amaba y lo besaba.

Pensaba que esto era el amor entre maltrato, gritos y obligaciones, también muchos celos.

Un día me harté bastante cuando me echó la bronca diciéndome que iba provocando siempre y, por eso, los chicos y las chicas me miraban mucho.

¿Qué culpa tenía yo de ser muy guapo?

Me gritó mientras me retorcía la mano diciéndome que me preparo para verme muy hermoso para las demás personas. Me dijo que solo él me podía ver y que no soportaba que unos ojos que no fueran suyos me miraran.

Me alejé de él enfadado y le dije un par de cosas.

En ese momento aprendí a cerrar la boca porque vi la muerte aquella noche.

Me empujó contra la pared y me cogió del cuello. Juro que me levantó del suelo.

—En tu vida me vuelvas a hablar así, nenaza. ¡En tu puta vida! Me vuelves a hablar así y te mato —dijo mientras me quedaba sin respiración.

No podía ver nada.

Mi vista se nubló y todo era blanco.

Esto se detuvo cuando me lanzó contra un mueble, el cual no entiendo porqué no se rompió.

Me quejé de dolor y recuperé la respiración asustado.

Unos segundos más y me habría matado.

Mi espalda y mi mano dolían bastante, también mi cabeza.

Me había caído sobre la mesita de noche de su habitación y, aún en día, no entiendo como no me quedé inconsciente con el pedazo de golpe que me di en la cabeza.

Abandonó su habitación dando un portazo y me quedé en el suelo llorando y sintiendo mucho dolor.

Gateé como pude hacia el espejo y vi unas marcas horribles en mi cuello.

Me asusté muchísimo.

Los días siguientes, antes de salir de mi habitación, me ponía maquillaje en las marcas para taparlas.

No quería que nadie supiera el maltrato que sufría.

No quería que nadie lo supiera porque le tenía mucho miedo a Nelson.

Cojo el papel que he escrito y lo arrugo con furia.

Escucho unos toquecitos en la puerta y mi madre entra.

Me mira preocupada.

Ya sabe lo que me pasa... Bueno, menos del 50% de lo que me pasa realmente.

Solo sabe que tengo problemas con Nelson. He dicho que es muy malo conmigo, pero eso es todo.

No he dicho nada más.

—Mamá —digo sin parar de llorar.

Martina se acerca a mí rápidamente y me ayuda a levantarme de la silla para luego acostarse conmigo en mi cama.

Me abraza con fuerza mientras no paro de llorar.

Sollozo en su pecho.

Estoy roto.

No puedo más.

Sus manos acarician mi espalda e intenta cantar alguna canción para poder relajarme.

Lo que me pasa es muy grave, pero aún así, mi madre es capaz de calmarme y me quedo dormido con la cara totalmente empapada.

Gracias por estar conmigo aunque no sepas la verdadera realidad, mamá.

Gracias.

•••

****

Holaa.

Estos capítulos me están destrozando...

Dante ha pasado por mucho y sé que muchas personas han pasado por esto. También están pasando por esto en la actualidad.

Por favor, si algún día sufrís maltrato, no os quedéis calladas.

Denunciad y hablarlo.

Esto es muy grave.

El amor no duele.

En el amor no existen celos.

El amor no es tóxico.

Denunciad a la persona que os está haciendo daño tanto física como psicológicamente.

No os quedéis calladas.

Os quiero mucho y amamos mucho a nuestro Dante.

¡Nos vemos!