34
Dante
Sus labios buscan los míos teniendo los ojos aún cerrados. Se acaba de despertar, pero ya veo por donde va.
—¿Qué haces, amor? —le pregunto y de su garganta sale un sonido grave.
Sonrío y siento su mano cogiendo la mía mientras me besa despacio rozando su lengua con la mía.
Coloca mi mano en su entrepierna.
Su miembro está bastante despierto.
—¿Entiendes ahora? —me pregunta con esa voz de recién despertado.
Me voy a encender.
Deja mi mano en ese lugar y mueve la suya hacia mi cuello para luego colocarla en mi mandíbula.
Sus labios devoran los míos poco a poco. Empiezan a moverse más rápido.
Mi mano acaricia su miembro oculto en sus calzoncillos y siento sus dientes atrapando mi labio inferior.
—No me muerdas —digo—. Solo gime. Te quiero oír.
Sonríe y vuelve a besarme. No para de rozar su lengua con la mía.
Mi mano asciende un poco e introduzco mi mano en sus calzoncillos.
Su miembro está realmente erecto.
Me encanta.
Sonrío y mi cuerpo tiembla un poco por culpa de la excitación.
Escucho como se queja un poco cuando aparto mi mano.
Sonrío y me giro un poco para coger el lubricante. Echo un poco en mi mano izquierda.
Coloca su mano en mi mandíbula de nuevo y besa mis labios devorándolos más que antes.
Vuelvo a poner mi mano donde estaba la última vez y Ethan se estremece un poco.
Sé que está frío.
Muevo mi mano desde la base hasta la punta lubricando su miembro por completo.
A continuación, paso mi mano de arriba abajo con movimientos rápidos, pero suaves.
Ethan gime contra mi boca mientras nos besamos.
Me centro en la punta y escucho sus gemidos más altos.
—Eso es. Eso es —digo mientras veo como cierra los ojos y gime—. Me encanta verte y oírte.
Me alejo de él y desciendo por su cuerpo.
Aparto mi mano y bajo el elástico de sus calzoncillos un poco más.
Paso mi lengua muy cerca de estos y veo como el cuerpo de mi novio tiembla un poco.
Mira hacia abajo y se encuentra con mi mirada mientras paso mi lengua por la parte baja de su abdomen.
Siento sus caderas moverse. Su miembro oculto bajo su ropa interior está rozando mi garganta.
Cierra sus ojos y de su boca sale un gemido muy sensual.
Me está matando.
Es su hora.
Bajo sus calzoncillos y se los quito por completo. Veo su miembro erecto y tengo unas ganas enormes de tenerlo entre mis manos. De tenerlo en mi boca.
Me acuesto boca abajo entre sus piernas. Su polla está justamente delante de mi rostro.
Descanso mi cabeza en su muslo mientras empiezo a tocarlo. Mi lengua pasa por sus testículos, mi mano no para de moverse.
—Joder, Dante —dice entre gemidos—. Te pido que no pares. Por favor, no pares.
—Me encanta cuando me suplicas. Me vuelves loco.
Sonríe, pero esa sonrisa desaparece cuando un gemido sale de su boca.
He empezado a lamer la punta de su miembro. De vez en cuando paso mis labios por este. Esto lo vuelve loco.
Sus manos se mueven por la cama hasta que agarra las sábanas dejándose llevar por el placer que le estoy dando.
Me mira y aprovecho el momento. Escupo lentamente sobre su miembro y él ve mi saliva corriendo por toda su polla.
—Dante, me estás matando —dice entre gemidos.
No digo absolutamente nada.
Sigo con mi trabajo después de sonreír orgulloso.
Muevo mi mano de arriba abajo haciendo varios movimientos semicirculares con la muñeca.
Sé que esto lo lleva más cerca del cielo.
Mis labios pasan por su glande y mi lengua se encarga de acariciarlo.
Puedo oír como gime más alto y de manera mucho más seguida.
Ambos no podemos hablar.
Uno está gimiendo sin parar mientras su cuerpo tiembla sintiendo un gran placer.
El otro está haciendo su trabajo favorito. Darle placer a su novio.
Ahora uso varias manos pasándolas por su gran miembro.
—Dante —susurra con los ojos cerrados—. ¡Joder, Dante!
Grita muy alto y se corre dentro de mi boca como ha hecho muchas veces antes.
Su orgasmo no para hasta que detengo mis movimientos.
Me acerco a él tragando una parte de su semen. Mis labios se unen con los suyos y abro la boca, dejando que el líquido salado entre en su boca.
Rozo mi lengua con la suya y nos besamos mientras sus manos acarician mi espalda.
—Sabes exquisito, ¿verdad? —digo sonriendo. Asiente.
—Tanto como tú.
Río y él sonríe sin parar.
Ahora soy yo quien devora sus labios.
Escuchamos golpes en la puerta de su habitación.
—¡Ethan, te voy a matar! —exclama Victoria.
—Vic, Graziella quiere que veamos los dibujos con ella mientras jugamos —dice Coraline.
¿Graziella? ¡Maldita sea! ¡Graziella!
Ethan y yo nos levantamos de la cama muy rápido y nos preparamos para salir de la habitación.
Ambos nos lavamos los dientes en su baño antes de salir de la habitación.
Cuando salimos, vemos a Victoria en el pasillo. Nos mira muy... ¿cabreada?
—Habíamos quedado en que ayer Graziella vendría a casa. Está totalmente prohibido gemir y gritar de esa manera —dice muy molesta, pero ahora se dirige a Ethan—. No quiero que mi hija os escuche.
—Lo siento, Victoria. No... No me había acordado —dice Ethan decepcionado.
—Ha tenido suerte de estar en el salón con la televisión encendida.
•••
****
¡Hola!
Lo siento por no publicar hoy.
Es súper tarde ya. Las dos de la madrugada en España.
He estado bastante ocupada hoy y no he tenido mucho tiempo de escribir ni de publicar.
Por aquí tenéis este nuevo capítulo.
Amo escribir escenas así jeje. Las adoro.
Espero que os haya gustado.
¡Graziella ya ha aparecido en este libro! ¡Hola, bella Graziella! AHHHH.
Vamos a amarla muchísimo, ya veréis.
¡Nos vemos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro