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33

Damiano sube las escaleras lo más rápido posible y Dante y yo lo seguimos.

Nos hemos ido definitivamente del hotel y ahora nos encontramos en este hospital. Un hospital bastante vacío y muy silencioso.

Solo hemos visto una persona en los pasillos.

Casi son las 5 de la mañana.

¿Qué le habrá pasado a Jacopo para caerse por las escaleras tan tarde?

Llegamos a la planta correcta y veo que mi amigo está muy preocupado y quiere estar cuanto antes con su familia, especialmente con su hermano.

Los tres corremos por el pasillo.

¿Es eso verdad que está prohibido correr en los hospitales?

—Puerta 146, ¿verdad? —nos pregunta y asiento rápido cuando me ve.

Abre la puerta y vemos a Jacopo en una camilla. Su pierna izquierda está escayolada, pero también su brazo derecho.

Se lleva una mano a la frente como si le doliera la cabeza. Cierra los ojos y los abre cuando oye a su hermano pequeño.

Cazzo —dice Damiano con lágrimas en los ojos. Se acerca a su hermano, el cual está mirando al muchacho, y acaricia su mejilla—. Mio cazzo.

Dante intenta no reírse cuando escucha a Damiano hablando. Le doy un golpe suave en el pecho y se esconde en mi hombro.

No te rías, Dante.

Es muy extraño que alguien llame cazzo a alguna persona. Pero, vamos a ver, es Damiano con su hermano.

Llevan desde pequeños molestándose, pero siempre se aman mucho.

Cierro la puerta de la habitación y Dante y yo nos colocamos cerca de esta viendo la escena.

—¿Cómo estás? —le pregunta Damiano a su hermano.

—Mareado, con dolor de cabeza y, obviamente, con muchos dolores en todo el cuerpo.

Nuestro amigo acerca una silla a la camilla y se sienta en esta. Coge la mano de su hermano y la besa mientras ve a Jacopo.

—¿Qué has hecho para caerte a estas horas? Estás loco. Son casi las cinco de la madrugada.

Jacopo sonríe y nos ve a nosotros.

—¿Y qué haces con ellos dos a estas horas? —le pregunta sin dejar de sonreír. Esta sonrisa es traviesa.

Trago saliva y Dante coge mi mano.

—Se me estropeó el coche —miente mi amigo.

—Mentiroso. Constanzo siempre está disponible —dice Jacopo y su cara muestra dolor cuando se mueve un poco.

—No voy a molestar a Constanzo a estas horas. Pobre, chico.

Jacopo suspira y suelta un ay ay ay cuando Damiano intenta abrazarlo.

Dante sonríe y siento como acaricia mi mano.

Nos sentamos en el único sofá que hay en la habitación.

Los hermanos mantienen una conversación y yo veo a mi novio.

—Son iguales —comenta en voz baja—. ¿Son gemelos?

Niego y beso la cabeza de Dante.

Jacopo y Damiano nos miran y sonrío muy tímido.

Han oído el beso.

Siguen con su conversación mientras escucho varios insultos, como no.

—Jacopo es el hermano mayor. Son muy parecidos, pero él es más alto que nuestro amigo —explico y Dante me ve—. No te recomiendo estar con ellos cuando están juntos.

—¿Por qué? —pregunta con curiosidad y juega con mis dedos.

—Porque se comportan como niños pequeños. Se tiran de los pelos, se pegan, ruedan en el suelo, insultos... Y mucho más.

Dante se ríe a carcajadas y los hermanos nos miran de nuevo.

Jacopo sonríe intentando no reír.

—¿Qué pasó? —pregunta.

—Hablando hablando —digo sonriendo—. Le dio la risa.

—¿Es tu novio? —me pregunta con mucha curiosidad.

Asiento acariciando la mano de Dante.

—Hacéis una pareja muy bonita. Ambos sois muy guapos.


Dante

Vamos a la casa de Ethan y Damiano.

Jacopo se ha caído por las escaleras porque se resbaló con una alfombra. Intentó agarrarse a los barrotes de la barandilla, pero no pudo.

Al acabar las escaleras, escuchó un sonido horrible cuando su cuerpo impactó en el suelo.

Obviamente fueron varias partes del brazo y de la pierna rompiéndose.

Empezó a gritar como nunca antes lo había hecho y se quedó allí en el suelo por unos segundos.

Aparecieron sus padres rápidamente y lo llevaron al hospital lo más rápido posible.

Lo operaron después de hacerle varias radiografías mientras gritaba y lloraba por el dolor.

El dolor era tan fuerte que se mareó y casi se queda inconsciente.

No encontramos a sus padres porque se fueron a casa para preparar una mochila con las cosas necesarias para Jacopo. Es decir, entretenimiento, básicamente.

Él les pidió que trajeran su móvil, su tablet, un libro que está leyendo, una libreta y un estuche.

Fue lo primero que se le pasó por la cabeza.

No sabía que minutos después llegaría su hermano para empezar a quererlo y a molestarlo.

Aquí nos encontramos Ethan y yo en la habitación de Damiano preparando una mochila con ropa.

Nos pidió que cogiéramos algo de ropa. Esto significa que no pasará por casa. Se quedará en el hospital con su hermano todo el tiempo porque sabe que sus padres trabajan y no estarán mucho con Jacopo.

Quiere estar con su hermano.

Damiano odia estar solo y no quiere que Jacopo esté horas sin nadie a su lado.

Veo a Ethan cerrando la mochila, la cual está en la cama de nuestro amigo.

Su pelo está algo mojado porque ha estado bajo la lluvia con Damiano mientras yo dormía. Su ropa también está mojada.

Tose un poco y aparto la mochila de sus manos.

—¿Qué haces? —me pregunta confuso.

—Ve a tu habitación. Dúchate y ponte ropa seca.

Niega y coge la mochila.

—Ethan, lo digo en serio —digo mirándolo y vuelvo a quitarle la mochila—. Te pondrás enfermo.

—Ya lo estoy —dice tosiendo un poco.

Ruedo los ojos molesto porque no me hace caso.

Cojo su mano y lo llevo a su habitación.

Le quito la chaqueta y me mira con una sonrisa.

—¿Aún tienes ganas de acción? —me pregunta y río mientras le quito la ropa. Pasa la lengua por su labio superior.

Este chico quiere provocarme.

—Suenas borracho —digo entre risas—. No has bebido y eso me asusta.

Me ayuda a quitarle la parte de abajo riendo por mi comentario y, por fin, se mete en la ducha.

Lo veo mientras se ducha.

El agua cae por su cuerpo y tose un poco. Toca su pelo y comienza a pasar los dedos por este mientras usa champú.

Sonrío contento de tener a este dios conmigo.

Voy a la cocina y preparo un té calentito.

Espero que mejore tomando esta bebida.

Cuando vuelvo a su habitación, me encuentro a un Ethan con una toalla blanca en su cintura y el pelo mojado.

Dejo la taza en la mesita de noche y me acerco a él.

Lo primero que hace es besar mis labios.

Los besa con cariño mientras los mueve muy lento. Siento su lengua rozando la mía.

—Oye, ¿qué te pasa? —le pregunto sonriendo.

—Necesito cariño. No te olvides que una noche cuando llovía mucho, estuvimos juntos abrazándonos.

Sonrío y le doy un beso en la mejilla.

—Te daré todo ese cariño cuando volvamos a casa. Ahora vístete. Yo me encargaré de secarte el pelo. Damiano nos espera.


—Cogí la pelota y le di un golpe en la cara al entrenador del otro equipo —explica Jacopo cuando llegamos a la habitación.

Damiano empieza a reírse sin parar mientras está acostado en el sofá.

Ha movido el sofá cerca de la camilla.

Sonrío al verlo.

Me parece muy adorable ver a los dos hermanos juntos.

Entre insultos se lo pasan muy bien queriéndose.

Recuerdo cuando Stella ingresó en el hospital por menos de dos semanas porque estaba muy débil. Se había saltado varias comidas porque quería estudiar a todas horas para recuperar muchas asignaturas suspensas.

Esto mató su salud y acabó en el hospital. Le suministraron varios medicamentos y rápidamente empezó a encontrarse mejor.

Falté a clase todos esos días porque estaba con ella a todas horas.

El director de la universidad me llamó muy molesto y le dije que estaba en el hospital con mi hermana.

No le interesó mucho. Se enfadó, por cierto. Dijo que tenía que acudir a clase y dejar de lado los temas familiares.

Esto me molestó bastante y mi hermana estuvo a mi lado diciéndome que tenía que ignorar sus palabras.

Me enfadé tanto que lo único que se escuchaba en la habitación eran insultos y muchas palabrotas.

—¿Y te dejaron jugar en los próximos partidos? —le pregunta Damiano riendo.

—No me dejaron jugar por una semana.

—¡Qué pringado! —exclama mi amigo riendo a carcajadas.

—Cállate que tú te lesionaste cuando uno del otro equipo te dio un empujón.

Damiano lo fulmina con la mirada mientras sonríe un poco.

—Caí mal en el suelo y me fracturé el tobillo.

Jacopo ríe como puede mientras siente dolor.

—No paráis nunca de meteros el uno con el otro —dice Ethan entrando en la conversación.

—Es la costumbre desde que ambos sabemos hablar —explica Jacopo con una sonrisa.

Il mio cazzo è bello pero lo odio muchas veces —dice Damiano y río al escucharlo.

—Pues dale un besito a ver si vuestra relación cambia —digo entre risas.

Ambos hermanos ponen cara de asco y niegan.

¡Son iguales!

La puerta se abre y aparece una enfermera. Es mayor que mi madre.

Nos mira a los cuatro con mala cara.

—Solo se permite una visita —dice con un tono borde—. Además, no estamos en horario de visitas. Fuera.

—Perdone, pero hemos venido para estar con mi hermano. Está solo y me quedaré con él —dice molesto Damiano. Está intentando ser educado, pero se nota que está molesto con la enfermera.

Sé que no soporta que la gente hable borde con él o con sus seres queridos.

—Pues vosotros dos fuera —dice señalando a mi novio y a mí—. Ya. Ahora mismo os quiero fuera de aquí.

—No hace falta que les hables así. No están haciendo nada malo —dice Jacopo molesto mirándonos y mirando a la señora.

—Malditos críos —dice la enfermera en un tono bajo, pero podemos oírla perfectamente.

Sale de la habitación dando un portazo.

Jacopo nos mira a Ethan y a mí.

—Os portáis muy bien y tenéis que escuchar esto —comienza a hablar molesto—. Si pudiera moverme, iría a recepción a quejarme. Y cuando me quejo, no soy buena persona.

—Ni se te ocurra mover tu culo. No quiero que te caigas y vuelvas a romperte otro hueso —dice Damiano mientras mira sus propias manos.

Sonrío y Ethan suspira.

—Nos iremos yendo ya —dice mi novio y coge mi mano.

Nos acercamos a los hermanos y nos despedimos de ellos.

Le doy un beso en la mejilla a Damiano y él sonríe mucho. Ethan hace lo mismo.

—Vendremos de visita pronto —le digo a Jacopo y él sonríe.

—Gracias por traer a mi hermano, Dante. Lo aprecio mucho.

Sonrío y acaricio su pierna buena.

Ethan se despide y abro la puerta.

Salimos y antes de cerrar la puerta, escucho a Jacopo hablando:

—Tengo pis —dice e intento no reírme cuando escucho su voz adorable.

—Mamá y papá me tienen que dar dinero por cuidarte. Me va a dar un trauma viendo tu polla y tu culo.

Ambos ríen a carcajadas.

Veo a Ethan sonriendo. Me acerca a él y me da un beso largo colocando su mano en mi cuello.

Este chico necesita cariño y se lo voy a dar.

•••

****

¡Hola!

Por aquí tenemos a Jacopo dolorido, igualito a mí hoy, por cierto JAJAJAJA.

Ando muy mal con la segunda dosis de la vacuna... Sin energía y con muchos dolores en muchas partes del cuerpo. Pero bueno, mejoraré pronto, eso espero.

Es por eso que hoy no he publicado por la mañana porque me encontraba mal mal. Lo único que hice hoy por la mañana fue escribir este capítulo de Dante mientras moría poquito a poquito en la cama JAJAJA.

Ella que tiene ganas de ser dramática.

¿Qué os ha parecido el capítulo de hoy?

Amo escribir escenas entre los hermanos David. Creo que dan mucha vida a la trama jeje. ¡Los adoro!

Muchas gracias a todas esas personitas que aparecen por mis libros todos los días cuando actualizo. Me hacéis muy feliz, en serio.

¡Nos vemos!

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