Me veo en el espejo bastante rápido antes de irme con mi novio a la boda de Coraline y de Victoria.

Dante me lanza las llaves de su coche y las cojo al instante.

Que, por cierto, nunca en la vida lo había visto con un traje.

Se ve muy hermoso y, como no, muy atractivo.

Me encanta su traje de color azul muy oscuro. Debajo de este lleva una camisa blanca. No lleva corbata.

Su pelo está algo mejor peinado que los días anteriores.

Eso es porque se lo pedí y él se quejó diciendo que no quería tocar su pelo. Aseguraba que estaba bien.

Peiné su pequeño tupé mientras me miraba algo molesto, yo solo me reí y le dije que se veía muy guapo.

No me libré de sus manos.

Peinó mi pelo con cariño y con mucho cuidado. Tenía miedo de que se enredara en el peine y, así, estropearlo.

Entre besos y risas, pasamos unos veinte minutos en el baño preparando nuestro cabello.

Muevo mi pelo mientras conduzco rumbo a un lugar algo apartado del centro de la ciudad. Se trata de un lugar al aire libre, el cual ha sido preparado por varias personas.

—Menos mal que has dormido hoy por la noche —me dice con una sonrisa y se acomoda en el asiento.

—Se duerme bien cuando Stella está con nosotros.

Sí.

Stella ha dormido con nosotros en la cama de Dante y esto le ha encantado a su hermana.

Dijo que adora estar al lado de su hermano porque le hace recordar a su infancia y a su adolescencia. Pasaban mucho tiempo juntos.

Siempre han sido inseparables.

Pero también dijo que adora estar conmigo y que tenía mucha pinta de que dormir conmigo era lo mejor.

A la mañana siguiente lo confirmó.

Dice que soy muy adorable y muy achuchable.

Es por eso que me abrazó muchas veces, pero también abrazó a su hermano mientras Dante le hacía reír diciendo tonterías y haciéndole cosquillas.

Fui el primero en quedarme dormido.

Esa noche, cuando ambos volvieron a casa, una gran noticia me esperaba.

Stella me vio con lágrimas en los ojos mientras Dante acariciaba su espalda, tranquilizándola.

Fue en ese momento cuando empecé a llorar emocionado y la abracé muy fuerte cuando me contó la noticia.

—Bueno, Ethan, quiero decirte algo. Eres de mi familia. Eres mi cuñado —tocó mi pelo y cogió aire antes de decir lo que me tenía que contar—. Vamos a tener un bebé en casa dentro de unos meses.

—¿Estás embarazada? —dije intentando no decirlo muy alto. Ella asintió y la abracé muy fuerte mientras ambos llorábamos emocionados.

Me contó que las cosas con Thomas mejoraron y que espera que todo salga bien, que todo vuelva a ser como antes.

Vi lo emocionada que estaba por estar embarazada. Sonreía mucho y de vez en cuando, acariciaba su barriga. Me dejó hacerlo y casi me caigo en ese mismo momento porque me estaba derritiendo.

¡Me sentí tan feliz!

Acelero un poco más y Dante sonríe.

—¿A dónde vas Fast And Furious? —pregunta y comienza a reírse.

Río con él y modero la velocidad.

Coge mi mano sonriendo y la acaricia.

Cuando llegamos, me pongo mucho más nervioso.

Dante me abraza y me dice que esos nervios se irán cuando vea a mis amigas casadas.

Vale, sí. ¿Pero dónde están?

Estamos todos sentados esperando a que lleguen.

Deberían de haber llegado hace quince minutos.

Mi novio coge mi mano y la acaricia.

—Llegarán dentro de poco, cariño —susurra—. Seguro que están peleando por el maquillaje.

Río un poco al imaginarme a las chicas maquillándose mientras quieren usar las sombras de ojos al mismo tiempo.

Sonríe antes de besar mi mano.

Thomas me mira y me guiña un ojo. A su lado está Stella y Damiano.

Detrás de nosotros está la familia danesa e italiana de Victoria y, después del pasillo que conduce al altar, está la familia española de Coraline.

Nosotros cinco estamos sentados en las sillas marrones de la primera fila. Somos las personas que están más cerca del altar.

Por los nervios, mis manos empiezan a moverse. Mis dedos chocan con mis piernas y comienzo a tocar el ritmo de una canción aleatoria.

Stella me ve con una gran sonrisa y me manda un beso.

Damiano toca su camisa rosa y empieza a tararear una canción.

Thomas nos ve y se ríe.

—Estamos en una boda sin novias y vosotros empezáis con la música.

—No te metas con ellos —dice Stella y toca el pelo del rubio.

Hace tiempo que mi amigo no se corta el pelo y lo lleva un poco loco, pero me gusta bastante.

Thomas apoya la cabeza en el hombro de Stella y ella besa su cabeza mientras acaricia su brazo.

Los invitados empiezan a hablar sin saber porqué Coraline y Victoria no están aquí.

Nadie sabe dónde están.

Escuchamos unas risas y nos giramos.

No sé si es por la emoción de verlas o porque Victoria sostiene un cachorro, pero Damiano grita y sale corriendo por el pasillo hasta llegar a ellas.

La gente se ríe al verlo.

Sonrío al ver lo adorable que es.

—No te puedes casar con esta preciosidad en la mano —le dice Damiano a Victoria mientras coge al cachorro—. Las manos deben de estar libres para que podáis casaros.

Victoria se ríe.

Mi amigo vuelve al asiento mientras le habla a la perrita.

—Hola, cosita. ¿Quién eres tú? —dice Damiano muy cerca del animalito—. Supongo que te tengo que dar la bienvenida a la familia. ¡Nos vas a amar mucho!

La gente que lo oye se ríe, yo incluido.

Victoria avanza por el pasillo cogida de la mano de Coraline.

Ambas visten un traje blanco y unas botas negras. Pero no van iguales.

Debajo del traje blanco, Victoria usa un body de encaje blanco. Este enseña la forma de sus pechos dándole una forma muy bonita.

Coraline, en cambio, usa una blusa blanca, la cual no se pega a su cuerpo.

Ambas están maquilladas.

Están preciosas.

Mientras caminan susurrando y riendo, mis lágrimas empiezan a salir.

El día ha llegado. Mis amigas se van a casar hoy mismo.

Dante se entera y me mira con ternura. Me da un beso en la mejilla y acaricia mi mano.

Ellas pasan delante de nosotros.

Stella aplaude y les dice que están muy hermosas.

Thomas sonríe mucho y les guiña un ojo.

Dante les enseña su pulgar con una sonrisa.

Damiano grita esas chicas bellas mientras sostiene al cachorro con cariño.

Y yo lloro.

Se colocan en el altar y a los pocos minutos, escuchamos esas palabras que me hacen llorar más.

—Puedes besar a la novia.

Ambas están llorando, pero menos que yo, claro.

Sonríen felices y Victoria pone sus manos en las mejillas de Coraline. Le da un beso entre lágrimas y la gente allí presente empieza a aplaudir, otra grita emocionada.

Ambas miran a todos los invitados y unen sus manos. Levantan sus brazos y la loca de mi Victoria grita:

—¡Estamos casadas!

•••

****

Holaa.

NUESTRAS CHICAS SE HAN CASADO AHHHH.

Y POR FIN TENEMOS ESTE MOMENTO NARRADO.

¿Qué os ha parecido?

Espero que os haya gustado.

Por cierto, hoy toca doble capítulo de Dante. Así que atentasss, que se viene algo muy interesante.

Dentro de unas horas publicaré el siguiente.

Gracias por seguir leyendo mi libro. Se os quiere muchísimo.

¡Nos vemos!