24
Dante
Coloco las copas en la mesa y sonrío feliz al ver como he dejado todo.
Se ve muy bonito.
Estoy atento al timbre.
Un repartidor vendrá a traernos una lasaña grande y algún postre al azar para comer después.
La comida es de aquel lugar tan exquisito que fuimos Ethan y yo. Necesitaba comer más comida de ese lugar.
Hoy es el día perfecto porque tenemos una cena familiar.
Estarán mis padres, mi hermana, Ethan y yo.
Martina y Stefan no han llegado aún, pero están a punto de llegar.
Recojo la comida y le doy el dinero al repartidor.
Se va y coloco la lasaña en la mesa sin quitarle el papel de aluminio.
El postre lo dejo en la encimera.
—Como comas lento, vas a acabar malito de la barriga —dice Ethan detrás de mí. Me giro y lo veo sonriendo.
Estoy seguro de que sus mejillas duelen bastante.
No ha parado de sonreír desde que la noticia ha llegado a nuestros oídos: Coraline y Victoria se casarán esta semana.
Está muy feliz porque su pequeña Coraline se casará.
Nunca habíamos imaginado que esto pasaría tan pronto.
Estamos muy feliz por conocer esta historia.
Río al oírlo y niego.
Le doy un beso en la nariz y él sigue sonriendo.
—Te prometo que esta noche comeré más rápido. No tendrás que preocuparte. No estaré malito en el baño —digo y guiño un ojo. Ethan ríe.
La puerta de la entrada se abre y aparecen mis padres hablando muy animados.
Nos saludan casi derretidos al vernos, especialmente mi madre.
Mi padre es un poco más serio, pero ambos aman a Ethan.
Martina está muy feliz de saber que este chico no es nada tóxico y que estoy realmente feliz a su lado.
Le da dos besos en la mejilla a mi novio mientras él se sonroja.
Stefan saluda a Ethan y se abrazan.
Nos sentamos listos para empezar a cenar, pero falta alguien.
—¡Stella! —exclamo esperando que aparezca pronto.
Debo decir que desde que hemos llegado a Italia, mi hermana ha cambiado. Me dijo que tuvo un problema con Thomas y que ya no se hablan porque se ha convertido en una cobarde.
Esta semana está siendo bastante rara.
Se encierra en su habitación y, cuando sale de esta, se queja de que tiene mucho sueño a todas horas.
No sé qué le pasa.
Estoy seguro de que esto no tiene nada que ver con el problema que tuvo con Thomas.
Cuando aparece, tiene mala cara.
—Hija, ¿qué te pasa? —le pregunta nuestra madre.
Ethan, a mi lado, mira a mi hermana preocupado.
Todos sabemos que a Stella le pasa algo.
Se sienta al lado de mi madre y coge el tenedor.
Parece que intenta distraerse.
Mi padre retira el papel de aluminio de la lasaña y, por primera vez en la vida, Stella no está dando saltos viendo una lasaña.
¿Qué le pasa?
Cierra un poco los ojos y toma aire.
Está muy rara.
Le preguntaré después qué le pasa.
Comenzamos a comer hablando.
Mis padres están muy entusiasmados porque dentro de unas semanas se irán a Estados Unidos a presentar la empresa para la que trabajan.
Ethan sonríe feliz y les dice que quiere ir algún día a Estados Unidos de nuevo.
Todos comentamos que la comida está deliciosa, pero mi hermana no ha comido casi nada cuando nuestros platos están casi vacíos.
—¿Has comido algo antes de cenar? —le pregunta nuestra padre. Ella niega y sonríe.
Una sonrisa falsa, por cierto.
Comienza a comer a un ritmo lento, pero al final, se lo come todo.
Con una sonrisa, muevo mi mano debajo de la mesa. La coloco en la pierna de Ethan.
Ya ni se asusta ni se sorprende.
Recuerdo como al principio se alarmaba cuando tocaba su pierna estando con mi familia.
Se ponía tenso y se agarraba al borde de la mesa.
Sonrío al oír como mis padres y mi hermana tienen una conversación sobre los cambios en la familia de mi padre.
—¿Qué haces? —me pregunta susurrando mi novio.
—Como si no lo supieras, querido santito mío.
Intenta no reír y yo sonrío.
Subo mi mano por su pierna hasta llegar a su muslo. Lo acaricio con un dedo y él mueve un poco la pierna.
Mira el plato que tiene delante y luego coge la copa con un poco de vino en el fondo.
Se la lleva a la boca y me mira alzando una ceja.
Sonrío intentando que no sea una sonrisa pícara.
Mi mano sube algo más hasta llegar a la cremallera de su pantalón.
Acaricio la zona y aprieto un poco.
Río un poco al verlo. Me está mirando con una cara asesina.
Nunca antes me había visto así cuando hago esto.
¿Qué está pasando hoy en esta casa?
Ethan
La mano de Dante está en mi entrepierna y, para ser sincero, no me siento excitado porque estoy preocupado.
Preocupado por Stella, la cual se acaba de levantar arrastrando la silla. La miro rápidamente y se escapa de la cocina.
Me levanto bastante rápido y, sin decirle nada a su familia, persigo a Stella corriendo detrás de ella.
Se ha metido en un baño y la puerta está entreabierta.
Entro sin ni siquiera tocar y la encuentro mirándose en el espejo.
Mueve una mano delante de su rostro como si le faltara el aire. Usa la mano como si fuera un abanico.
Veo lágrimas en sus mejillas.
Abro la ventana del baño y me coloco detrás de ella después de cerrar la puerta con pestillo.
Al principio me da la sensación de que le está dando un ataque de ansiedad, pero no es eso.
—Ethan, vete de aquí —me dice como puede. Niego y acaricio su espalda.
Llora en silencio y veo como le dan nauseas mientras llora y le falta el aire.
La miro preocupado y la siento poco a poco en un pequeño taburete gris, el cual he movido cerca del retrete por si quiere vomitar.
Tiene toda la pinta de que va a vomitar.
Coge aire y tiembla mientras veo varias gotitas de sudor en su frente.
De mi bolsillo delantero de mis pantalones saco una goma de pelo. Recojo su cabello rubio y le quito la chaqueta que está usando.
Acaricio su espalda arrodillado a su lado. Mientras, ella esconde su rostro en sus manos.
—Estoy contigo, pequeña. Estoy aquí —susurro y ella me mira.
Sonríe un poco mientras llora.
Le devuelvo la sonrisa y Stella mira hacia arriba.
—No debería ni de haber comido —dice.
—Deberías de habernos dicho que no querías comer.
Me mira y pasa una mano por sus ojos.
—Si lo hago, mis padres vendrán con un montón de preguntas y no tengo ganas. Ya estoy agobiada para que ahora tenga que aguantar sus miles de preguntas y su come, Stella.
Asiento y le vuelve a dar una nausea.
Miro a la hermana de Dante vomitando pocos segundos después.
Acaricio su espalda preocupado mientras vomita mientras llora muy agobiada.
Pobrecita.
¿Qué le pasa?
Una vez que hemos salido del baño, vamos juntos a la cocina.
Su familia la ve preocupada. Ella sonríe un poco.
—No me encuentro muy bien —informa—. Me iré a mi habitación.
Coge su plato vacío y se lo quito de la mano.
Me mira y le doy un beso en la mejilla.
—Yo ya me encargo de esto —digo casi susurrando.
Se da la vuelta y desaparece.
Empiezo a coger los platos usados mientras los padres de Stella me preguntan si se siente bien.
Respondo un par de preguntas mientras recojo.
Dante mira de un lado al otro analizando la escena que acaba de ver.
No dice nada.
Mientras estoy cogiendo unos platos pequeños para el postre, escucho la voz de Stefan:
—Dante, has conseguido un novio muy bueno. Es una maravilla de chico.
•••
****
Holaa.
Algo le pasa a la hermana de Dante...
Si has leído el capítulo 11 de Stella, sabrás lo que ocurre en el capítulo de hoy.
Extrañaba a Ethan siendo muy lindo con los demás.
¡Amo mucho a este chico!
Estoy enamorada de lo que estoy haciendo en mi cuenta de TikTok. No sabéis lo mucho que adoro editar vídeos para luego publicarlos por allí. Me encanta coger un fragmento de uno de mis libros y publicarlo por allí con un vídeo de fondo del personaje principal del libro.
Estoy muy contenta escribiendo esta saga y haciendo estos vídeos.
Espero que os esté gustando todo lo que estoy haciendo.
Muchas personas nuevas están apareciendo por mis libros estos últimos días y aquí estoy muy contenta al ver esto.
Muchas gracias por darme tanto amor todos los días. Esto es increíble.
Siento que estoy en un sueño.
Gracias.
¡Nos vemos!
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