22
Dejo mi móvil en el mueble que está debajo de la televisión mientras veo a Dante caminar rápido hacia el baño de esta habitación.
Escucho agua y allí lo veo.
Está arrodillado delante de la bañera blanca. Moja su mano mientras la gira un poco bajo el chorro de agua.
Encuentra la temperatura perfecta y abre más el grifo.
Se levanta y coge varias botellas de cristal y de plástico de la estantería del baño. Comienza a leer cada producto y, al final, elige solo dos.
Echa varios chorros de ambas botellas en el agua.
Deja las botellas en su lugar y sale del baño.
Me mira con una sonrisa.
—Tu baño casi está listo —dice con ternura y se lo agradezco juntando mis manos mientras me inclino un poco hacia delante. Él ríe al verme.
—Vendrás conmigo, ¿verdad? —pregunto y él niega con una sonrisa en sus labios.
No sabe mentir. Está más emocionado que yo ahora mismo.
—Prepárate, cariño. El agua calentita te espera. Y espero que te guste las fragancias que he elegido.
Sonrío y comienzo a quitarme el jersey. Lo dejo sobre la cama y sigo deshaciéndome de mi ropa mientras la dejo bien puesta en el colchón.
La doblo y la deposito al lado de mi móvil.
Dante aparece con una gran sonrisa una vez que sale del baño.
—Huele muchísimo, ¿verdad? —dice y huelo el aroma suave. Asiento encantado.
Ha cerrado el grifo de la bañera.
El baño está listo.
Mi novio se quita toda la ropa en el baño y entro allí. Lo miro de arriba abajo y él se ríe de mí al verme.
—¿Te vas a meter en calzoncillos? —me pregunta intentando controlar su risa.
—No sería la primera vez —respondo y ambos reímos.
Me quito los calzoncillos y ambos nos miramos.
Las sonrisas aparecen al instante.
Alza una mano y yo la cojo.
—Venga, a dentro —dice ayudándome a entrar en la bañera.
Poco a poco entro comprobando si el agua se va a desbordar.
Me siento allí dentro mientras mi espalda descansa en la bañera.
Los aromas son increíbles. La temperatura del agua es perfecta y, además, no hay exceso de espuma.
Dante se queda fuera y se arrodilla cerca de mí.
—Venga, ahora te daré un bañito. Eres mi niño pequeño.
Río sin parar al escucharlo.
Él sonríe y me da un beso en los labios antes de meterse en la bañera.
Se sienta delante de mí dándome la espalda.
Abro mis piernas y rodeo su cuerpo con mis brazos. Lo acerco a mí colocándolo entre mis piernas hasta que su espalda choca contra mi barriga.
—Ten cuidado con el agua —bromea y me mira mientras estoy sonriendo feliz. Descansa su cabeza en mi hombro.
Acaricio su rostro con delicadeza usando el dorso de mi mano.
Se acomoda mejor en mi cuerpo y lo abrazo con fuerza escondiendo mi rostro en su cuello.
Nos quedamos así por minutos largos mientras acariciamos nuestros brazos y alguna otra parte de nuestro cuerpo.
Esto es lo mejor.
Me mira buscando mis labios.
Los besa mientras siento una mano moviéndose bajo el agua, acariciando mi pecho y luego mi abdomen.
Mueve un poco su cuerpo obligándome a flexionar las piernas. Mis rodillas salen a la superficie.
Su mano baja un poco más y es en ese momento cuando lo atrapa. Pasa una mano de arriba abajo como si estuviera inspeccionándolo.
—No estás ni cachondo —informa. Lo sé muy bien.
—Solo un poco —digo. Saco mis brazos fuera del agua para colocarlos en el borde de la bañera después de tocar mi pelo recogido en un moño.
Se queda pensando y cambia de posición en la bañera. Se sienta delante de mí, viéndome.
Me mira muchísimo.
—Ethan —dice mi nombre y coge aire después.
—No puedo ser un santo por tanto tiempo —digo rápidamente y él se sorprende al oírme. Ríe un poco y asiente.
—Es lo mismo que iba a decir yo.
Sonrío y paso la lengua por mi labio superior echando la cabeza hacia atrás un poco.
—¿Entonces, Dante? ¿Qué vamos a hacer? —le pregunto queriendo saber su respuesta.
Pero su respuesta no son palabras, sino acciones.
Se incorpora un poco colocando su cuerpo encima del mío. Su brazo rodea mi cuello, mientras su mano libre entra en el agua.
Toda esta situación me ha descontrolado. Me siento excitado y no hay vuelta atrás.
Su pecho choca contra el mío y siento como nuestros miembros se rozan.
Muerdo mi labio inferior al sentirlo.
Quiero sentirlo más.
Coloco una mano en su cintura y lo empujo un poco hacia abajo hasta que ocurre lo mismo de antes.
Mi mano se queda allí y, con mi mano libre, empiezo a tocar ambos miembros.
Siento que Dante tiembla. Se va a mover. Tal vez usará sus manos o cambiará de posición.
Se lo impido.
—No te muevas —digo y él traga saliva una vez que oye mi voz excitada.
Sus caderas empiezan a moverse. Hace que nuestras pollas se rocen y ambos soltamos un jadeo.
No para de moverse lentamente y yo no paro de tocar nuestros miembros.
Me centro en uno por unos tres segundos y luego voy al otro. Pero eso sí, me paso más tiempo tocando el de Dante.
Quiero ver como se retuerce de placer.
—Quiero usar la lengua hoy —susurra y sonrío satisfecho al escuchar sus palabras.
Aprieto un poco su miembro y él controla un gemido.
Niego y beso sus labios.
—No controles tus hermosos sonidos. No lo hagas.
Asiente y atrapa su labio inferior entre sus dientes.
Sigue moviéndose haciendo fricción y yo sigo tocando su miembro.
—Como me corra ahora, no sé qué será de ti después —dice cerrando los ojos. Echa la cabeza hacia atrás.
Es un dios. Es mi dios.
—Tengo muchas ganas de verlo —digo retándolo.
Esto lo vuelve loco y un gran gemido sale de su boca.
Paso mi mano por el final de su miembro y luego por la punta. Me centro en esta última y mi novio cambia completamente.
Se agarra al borde de la bañera y para de mover sus caderas. Su cuerpo se mueve por el placer. De su boca salen numerosos gemidos.
Unos gemidos largos y perfectos. Cada vez son más altos y eso me encanta.
—Ethan —dice entre gemidos y sé lo que está pasando—. Estoy a punto.
En ese momento paro con todo y él suelta un gemido muy alto.
Me mira molesto y sonrío sintiéndome superior.
—Quiero seguir con esto en la cama —digo y me levanto. Cojo una toalla blanca y me seco con ella.
—Te odio, Ethan —dice casi en un susurro y yo río al escucharlo.
Me odiarías si dijera que vamos a parar con todo esto. Pero he dicho que vamos a continuar en la cama.
Salgo de la bañera con la toalla en mi cintura y Dante me persigue llevando una toalla en el mismo lugar.
Camino hacia la habitación y, delante de mí, veo como mi novio se deshace de la toalla.
Cojo la pequeña botella de plástico con lubricante en su interior.
Hemos traído esto sabiendo lo que iba a pasar.
Dante se sienta en la cama y se deja caer hacia atrás.
—Así no. Quiero que estés sentado —digo serio y él obedece.
Verlo así de sumiso me pone más cachondo.
Lubrico mi mano mientras él me mira mordiendo su labio inferior.
Junto mis manos y sonrío satisfecho al tener mis manos lubricadas.
Me acerco a él y me siento delante suya, pero cambio de posición. Mis piernas y mis rodillas están contra el colchón. Arrodillado delante de mi novio mientras él está sentado dejándome ver su belleza y también lo excitado que está.
Coloco mi mano sobre su miembro y él gime al sentirme.
—Te gusta mucho, ¿verdad? Te encanta que te de placer —digo una vez que mi mano se mueve de la misma manera como hacía en la bañera.
Gime sosteniendo su cuerpo para que no se caiga hacia atrás por culpa del placer.
—Me encanta —dice susurrando. Quiero que lo diga más alto.
—¿Qué has dicho? —aprieto la punta un poco más.
—Me encanta —vuelve a decir más alto y un gemido escapa de su boca. Suena como si fuera un ronroneo.
Sonrío satisfecho sabiendo que obedece mis casi inexistentes obligaciones.
Gime de nuevo cuando aumento un poco de velocidad.
—Ethan, joder —dice gimiendo. Puedo escuchar su respiración agitada—. Joder, Ethan. Estoy cerca.
Su pecho se mueve con movimientos un poco bruscos mientras su orgasmo se acerca. Sus gemidos son un poco más altos. Su abdomen se contrae.
No cambio de ritmo. Sigo tocándolo de la misma manera desde que me dijo que estaba cerca.
Consejo: cuando una persona está cerca del orgasmo, no cambies el ritmo en el que estás tocando o follando a esa persona.
Están disfrutando por lo que estás haciendo en ese momento. Así que no vayas a mover tu mano más rápido o a penetrar más rápido.
Sigue con lo que estás haciendo sin ningún cambio cuando la persona que tienes al lado está muy cerca de su orgasmo.
Dante gime alto y de su miembro sale un montón de semen.
Hace mucho que no se toca.
Su cuerpo se retuerce y pierde el equilibrio. Se acuesta en la cama mientras su cuerpo se curva y dice mi nombre entre gemidos altos y muy seductores.
Mi mano para de moverse y veo lo que acaba de hacer.
Mis piernas, mi abdomen y mi mano están manchados de su semen. Su propio miembro también está manchado junto a su abdomen y sus muslos.
Me mira cuando aparto mi mano.
Ríe un poco y vuelve a sentarse, manchando la cama porque sus muslos tocan las sábanas.
Vamos a ser sinceros, la cama se manchó en el mismo momento que se corrió.
Veo mi mano. Tanto la palma como el dorso están manchados de su líquido blanco.
Veo su rostro y encuentro una sonrisa en este.
—¿Desde cuándo tenías todo esto acumulado? —pregunto. Mi pregunta le hace gracia.
—No me toco desde hace unos cuatro días —confiesa y paso la lengua por mis labios.
Joder.
—Se nota —digo y me besa entre risas.
—Parece que te encanta cuando eso pasa.
—Me encanta cuando soy yo el que te da placer pasados esos días sin masturbarte a ti mismo.
Sonríe y paso un dedo por su labio inferior.
Saca la lengua y roza este. Se lo mete en la boca y chupa mi dedo sin parar de mirarme.
De nuevo veo su lengua cuando se centra en otro de mis dedos.
—Parece que te gusta como sabes —digo y él sonríe después de parar de chupar uno de mis dedos.
—Está bien. Además, lo hago para ver tu reacción.
Ruedo mis ojos y río.
Miro hacia abajo y encuentro mi miembro muy erecto.
Con uno de sus dedos, comienza a recolectar todo su semen que está en mi cuerpo y en su cuerpo.
Deja el líquido en mi miembro para luego empezar a tocarme.
Me sorprende lo rápido que siento placer.
Vamos a ver, Dante me está matando y ahora usa su lengua pasándola por mi cuerpo sin parar de mover su mano de arriba abajo y moviendo su muñeca. Este movimiento me mata.
Gimo y veo como se encarga de abrir la botella de lubricante para luego cogerla y dejar un buen chorro en mi miembro.
Siento el líquido un poco frío, pero se siente muy bien.
Lo extiende por toda mi polla y sigue moviendo su mano.
Mi cuerpo empieza a moverse un tanto brusco y gimo su nombre.
—Te gusta cuando hago esto, ¿verdad? —me pregunta con una voz muy sexy.
—Sí —digo lo bastante alto para que sea capaz de escucharme.
—Cuéntame, ¿qué es lo que más te gusta ahora?
—El placer y tú —sonríe y pasa la lengua por su labio superior.
—¿Puedes vivir sin nosotros?
Niego y gimo cerrando los ojos.
—¿Qué has dicho? —aprieta mi punta y me agarro a las sábanas de la cama mientras gimo alto.
—Os necesito. Dante, os necesito.
—Eso es —dice satisfecho mientras escucha mis gemidos—. Estaremos aquí siempre —susurra cerca de mi oído y controlo mi cuerpo para que no se caiga hacia atrás.
Me está volviendo más excitado, ¿es eso posible?
Siento un placer mayor y se lo hago saber.
No quiero que cambie sus movimientos. Ahora estoy disfrutando mucho más.
Gimo y su nombre escapa de mi boca.
—No pares, Dante —digo como puedo y dos segundos después, estoy gimiendo bastante alto.
El orgasmo se apodera de mi cuerpo y me siento de maravilla cuando esto ocurre.
Mi cuerpo se curva. Mi respiración está muy agitada. No paro de gemir.
El placer me va matando poco a poco.
Dante no para de tocarme y esto me encanta.
No tiene prisa por acabar con esto.
Cuando dejo de gemir, su mano se aleja de mi miembro.
Abro los ojos y veo la escena.
Dante tiene la mano muy manchada. Su pecho está algo manchado. Su mano no para de chorrear semen cuando la alza mirándola.
Río un poco al ver lo que tengo delante.
Ambos manchados y Dante sintiéndose muy orgulloso por lo que acaba de hacer.
—Y ahora soy yo el que te pregunta. ¿Desde cuándo no te tocas? —dice y sonrío sabiendo la respuesta.
—Ayer lo hice, pero no te diste cuenta.
•••
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Holaa.
Ya echaba muchísimo de menos a mis padres siendo así de atrevidos.
¡Necesitaba este tipo de contenido urgentemente!
Miento si os digo que estoy bien... Me entraron unos calores mientras corregía el capítulo antes de publicarlo que puff.
He escrito escenas eróticas (recordemos que escribo mucho contenido así) y estoy totalmente segura de que ninguna es tan buena como esta. Esta escena es la mejor que he escrito y me he muerto... NO ESTOY BIEN AYUDAAA.
Me entró hasta la risa tonta cuando estaba leyendo como se hablaban estos dos mientras se tocaban. Tuve que alejarme de mi ordenador porque... Joder. Menudo calor JAJAJAJA.
Me ha encantado escribir este capítulo. Es maravilloso y me siento muy orgullosa por haberlo escrito. Este tipo de escenas son mis favoritas desde hace unos cuantos años.
¿Qué os ha parecido el capítulo?
Por cierto, ayer casi lloro viendo todo el contenido nuevo que salió de Ethan en Rusia. Necesitaba contenido suyo desde hace mucho tiempo. Y POR FIN TENEMOS CONTENIDO DE NUESTRO HERMOSO ETHAN AHHHHH.
¿Podemos hablar de lo maravilloso que se veía?
Tocándose el pelo, moviendo su cuerpo de una forma súper linda, tocando el hombro de Thomas, susurrando con Damiano, el corazón que intentó hacer, tocando la batería AHHHHHH. No estoy bien.
Los outfits me mataron, especialmente el de la actuación. ¡Ese collar! AHHHHH ANDO GRITANDO DESDE AYEEEER.
En serio, muchas gracias a la gente que estuvo allí haciendo fotos y grabando vídeos de Ethan.
Siento que no se le da el reconocimiento que se merece. Me entristece cuando en casi todas las actuaciones, solo lo podamos ver muy muy lejos. Nunca de cerca. Solo sacan fotos a Damiano, Thomas y Victoria. También graban vídeos de ellos. Pero de Ethan casi nunca nada.
Me jode bastante que, cuando una de sus actuaciones están siendo grabadas, solo graben a Ethan por cinco segundos. No creo ni que llegue a los cinco segundos... Esto es muy triste.
Por aquí estaré amando a Ethan y lloraré cada vez que aparezca contenido suyo.
Amamos mucho a este chico, ¿verdad?
Y Dante también lo ama jeje.
Muchas gracias por seguir leyendo mi libro. Esto me hace muy muy feliz.
¡Nos vemos!
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