20
Salimos del taxi y cogemos nuestras maletas.
Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando una pequeña brisa aparece.
¡Hace mucho frío!
No me había imaginado que en Brighton hiciera tanto frío en esta época del año.
Hemos venido a Inglaterra para pasar unos días aquí. Nuestro primer destino fue Londres y después nos tocó estar en un taxi por casi 2 horas para llegar al lugar donde pasaremos estos días: Brighton, una ciudad cerca del mar.
—Vamos, Ethan. Me muero de frío —dice Dante acercándose al hotel donde hemos reservado una habitación.
Entramos en este y, inmediatamente, el frío desaparece cuando sentimos el calorcito del lugar.
Sonrío feliz y espero a Dante mientras él está pidiendo el acceso a nuestra habitación en recepción.
Mi inglés ha mejorado bastante estos últimos meses. He aprendido mucho mejor los verbos y, además, nuevas palabras para poder relacionarme en distintos lugares.
Dante sostiene una tarjeta y mueve la cabeza haciéndome saber que ya está todo listo.
Caminamos por un pequeño pasillo hasta entrar en el ascensor.
—¿Estás bien? —me pregunta una vez dentro—. ¿Necesitas descansar?
Sonrío y acaricio una de sus manos pasando los dedos por esta.
—Necesito estar contigo, pero también descansar.
Me ve con ternura y besa mi mejilla.
Encontramos nuestra habitación y entramos en esta.
Me sorprendo al verla. Me parece muy hermosa.
Los muebles son de color marrón. Las sábanas de la cama son blancas. Las lámparas de las mesitas de noche son de color blanco y tienen un dibujo con varias líneas negro. Hay una televisión delante de la cama.
Una puerta abierta le da la bienvenida a un baño. Me sorprendo cuando veo una bañera.
Al verla, sonrío muy feliz y la señalo.
—¡Dante, siempre he querido usar una bañera contigo!
Mi novio se ríe al escucharme y me da un beso en los labios.
—La probaremos todas las veces que quieras, pequeño mío —dice acariciando mi mejilla.
Me sonrojo al oírlo.
Se deja caer en la cama y sonríe feliz con los ojos cerrados.
Me acerco a la ventana y miro por esta. Puedo ver unos cuantos edificios nuevos y viejos. A lo lejos veo el mar.
Me dejo caer encima de Dante y él grita al sentir dolor.
Río sintiéndome bastante malo por causarle dolor. Él empuja mi cabeza levemente para luego darme una pequeña colleja. Sigo riéndome.
No le doy importancia.
—Perdón —digo entre risas.
—Cada día pesas más y me matas —bromea y yo me río más.
Descanso mi cabeza en su pecho y cierro los ojos.
—Quiero caminar por la playa mañana por la mañana. Nos despertaremos a las cinco de la mañana —informa y suspiro.
—¿Tan temprano? —pregunto—. Necesito disfrutar de mi novio en la cama más tiempo.
Se echa a reír y coge su móvil.
—Vamos a llamar a mi hermana. A ver si va todo bien por allí.
Asiento.
Oigo como llama a Stella.
No responde.
Sé que hay algo entre Thomas y ella. En más de una ocasión he visto que estaban muy nerviosos cuando aparecía en la misma estancia en donde ellos se encontraban.
Estos dos están juntos. Lo sé.
No he visto ningún beso, pero los he oído mientras me encontraba en el baño de la planta baja, el cual está cerca del salón.
Cuando salí de ese aquel día, encontré a mis amigos en el sofá con la respiración un tanto agitada. Sé que se habían asustado porque salí del baño.
A mí no me engañan. Puedo darme cuenta de muchas cosas.
—¿Dónde está esta niña? —dice Dante volviendo a llamarla. Río y miro a mi novio.
—No es una niña, Dante. Dentro de poco tendrá 20 años. Además, no te preocupes tanto. Sabemos que está en casa.
Suspira al escucharme y se lleva el móvil al oído.
—No te preocupes tanto, Dante. Relájate.
—¿Y cómo me relajo? —dice un tanto molesto. Sonrío y me incorporo un poco.
Por mi mente pasan muchas cosas. Intento no reír al pensar todo esto.
Ethan, tu mente sucia nunca se detiene.
—Te lo diría, pero...
—¡Stella! —exclama una vez que su hermana contesta—. ¿Por qué no has contestado mis llamadas?
Silencio, pero aún así escucho la voz de Stella. No soy capaz de captar lo que le dice a su hermano.
Me siento en su regazo mientras él sigue acostado en el colchón.
Paso mis manos por su abdomen una vez que he elevado su camiseta un poco.
Muevo mis dedos mientras habla con su hermana por teléfono.
Me agacho un poco y paso mi lengua por su abdomen.
Me mira al instante y la palabra playa suena un tanto rara saliendo de su boca.
A los dos segundos, afirma rápidamente que está bien. A continuación, le echa una pequeña bronca a su hermana diciendo que tiene que parar de decir que él y yo estamos las 24 horas siendo atrevidos.
Escucho la risa de su hermana y un no te lo crees ni tú.
Río en bajo y paso de nuevo mi lengua por su abdomen, por encima de unos cuantos abdominales que se pueden apreciar.
—Está bien entonces. Dile a Thomas de parte mía que como haga algo malo, se va a enterar.
En ese momento, Stella cuelga y Dante se ríe.
Miro a mi novio con el móvil en las manos.
Odio eso.
Se lo quito y lo dejo en la cama.
Me mira y sonríe.
—¿Qué estás haciendo? —me pregunta y desabrocho un poco sus pantalones.
—Intentar tranquilizarte.
Sonríe y mueve sus caderas hacia arriba con un movimiento bastante brusco.
Mi cuerpo cae encima del suyo y uso mis manos para sostener mi cuerpo. Nuestros rostros quedan muy cerca.
—Casi me matas, pedazo loco —me quejo y él sonríe satisfecho.
—Te vuelvo loco a todas horas.
Le doy un golpe en el pecho y él besa mis labios intentando no reír.
Mi cuerpo se mueve de un lado al otro cuando Dante lo empuja un poco.
—Despiértate. Vamos, dormilón. Tengo hambre y nos tenemos que ir para aprovechar el día —dice y giro en el colchón, dándole la espalda.
—Pero si ya tienes el desayuno en la cama y ni lo aprovechas —digo con una voz llena de pereza mientras mis ojos están cerrados y estoy abrazando la almohada.
Dante me da un golpe en el trasero y grito al sentir un leve dolor.
—Joder, Dante. La madre que te hizo. ¡Eres un bruto! —digo y me voy incorporando sin ver lo que hay a mi alrededor—. ¡Ni siquiera me dejas descansar cinco minutos más!
—Ethan —dice tranquilo mientras está sentado en la cama. Mira hacia delante y sigo su mirada.
Veo una señora que lleva un uniforme. Está depositando unas flores y un bote de miel en la mesa que hay debajo de la televisión.
Ella me mira y me quedo paralizado.
Mierda. Ha escuchado lo que le he dicho a mi novio.
—Gracias. Es muy amable por su parte —dice Dante y ella se va de la habitación un tanto asustada.
Le doy un puñetazo en el brazo a mi novio cuando la señora abandona nuestra habitación.
Él ríe y le doy un empujón. Cae al suelo de la forma más dramática posible.
—He hecho el ridículo por tu culpa. No me has avisado de que había alguien más en la habitación —tomo aire y escondo mi rostro en mis manos—. ¿Y ahora qué voy a hacer? ¿Qué pensará ella de mí?
Las carcajadas de Dante me ponen más nervioso.
Lanzo un cojín en su cara intentando que se calle.
Noto sus manos en mis brazos pocos segundos después y deja un beso en mi cabeza.
—No pienses tanto en eso, Ethan. Estoy seguro de que ha visto cosas peores.
—¡Pero si me parecía a Thomas! Eso es muy horrible. Thomas se despierta muy mal y es muy borde. ¡He sido como él y la señora lo ha visto!
Ríe y me da un beso en la mejilla.
—Ethan, tranquilo. No pienses más en lo que ha pasado —dice acariciando mi brazo.
•••
****
¡Hola!
Me hizo mucha gracia escribir la última escena JAJAJA.
Me encanta como Ethan se preocupa demasiado y Dante no para de reírse. En la vida soy ambos JAJAJA.
Espero que os haya gustado el capítulo de hoy.
Por cierto, estoy actualizando tarde porque ahora estoy escribiendo un capítulo por día, es decir, que solo tengo un capítulo para publicar. Ahora publico este y ya no tengo más en los borradores.
¡Esto me agobia bastante! Lloro AGHH.
Me agobia porque estoy acostumbrada a tener por lo menos 4 o más capítulos en borradores siempre, pero ahora ando un tanto ocupada y no estoy escribiendo como antes.
Tendré que despertarme temprano y ponerme a trabajar en ello. Hoy me desperté temprano como siempre, pero seguí durmiendo porque me sentía cansada... Una mierda, básicamente. JAJAJAJA.
¡Nos vemos!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro