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12

Termino el segundo cóctel de melocotón de la noche.

Os tengo que contar que este cóctel no tiene nada de alcohol, así que tranquilos. Estoy bien y no estoy nada borracho.

A mi alrededor veo muchas personas borrachas y me siento un tanto incómodo porque soy una de las pocas personas que no está borracha, o eso creo yo.

Alina, la organizadora de la fiesta y amiga de Stella, ha planeado una barra libre para todas las personas allí presentes. Al saber esto, muchos jóvenes han ido como locos hacia allí.

Cada vez hay más personas en la barra y esto me produce ansiedad. No soporto que mucha gente esté a mi lado ni que me empujen.

Dante coloca una mano en mi espalda y me guía lejos de la barra. Me mira y coge una de mis manos con cariño.

—¿Estás bien? —me pregunta y asiento suspirando. Sonrío y le doy un beso en la mejilla.

—Necesitaba alejarme de todas esas personas locas por el alcohol —ríe al escucharme y me mira con ternura.

—Nunca te he visto borracho. Tengo curiosidad de saber como eres cuando tomas alcohol —niego sonriendo.

Mis amigos se han emborrachado numerosas veces cuando hemos logrado algo. En cambio yo, siempre he estado sobrio porque nunca me ha interesado beber como un loco y, además, siempre tengo que cuidar a mis tres amigos.

Soy la madre del grupo. Sí, sabemos que soy un chico, pero nunca en la vida me han llamado papá. Siempre me llaman mamá.

Cada uno reacciona de una distinta manera. Victoria se vuelve más cariñosa y un poco gruñona, siempre lista para hacer alguna tontería. Damiano se queda relajado, pero nunca para de hacer locuras. Y Thomas se convierte en otra persona. Es muy cariñoso, muy amable y baila de la forma más extraña posible sin importar quien lo pueda ver.

Me gusta la combinación entre el alcohol y Thomas. Mi amigo deja a un lado su tono borde y, por fin, se libera y comienza a hacer todas las locuras que siempre ha querido hacer.

—Prefiero no emborracharme —digo y Dante niega con la cabeza sin creer lo que estoy diciendo.

—Respeto tu decisión. ¿Me cuidarás algún día cuando esté por los suelos borracho? —pienso en lo que dice y trago saliva. No quiero ver esa escena. No quiero que pase eso—. Es broma, Ethan.

Sonrío.

Cada vez siento más calor, así que me recojo el pelo en un moño bastante despeinado.

Dante coge mis manos y mira mis muñecas. Las acaricia y me mira a los ojos.

—¿Cómo van tus muñecas? ¿Te duelen? —me pregunta preocupado. Me encojo de hombros.

—Duelen un poco, pero puedo seguir con la música. La batería es la culpable del dolor, pero es mi pasión. Puedo seguir tocando.

Se queda pensando y acaricia mis muñecas con sus dedos.

—Entonces no dejaré que te acerques a mí. No quiero que me levantes del suelo —me dice serio, pero una sonrisita aparece en sus labios. Río.

A veces me dedico a poner mis manos a cada lado de su torso y levantar su cuerpo para luego depositarlo en la cama.

No quiero cambiar cuando estamos juntos.

Puedo aguantar el dolor.

—Escúchame, señorito —dice algo serio y río al ver su rostro. Está intentando no sonreír mucho, pero no lo consigue.

Siento unos toquecitos en mi espalda. Me giro y sonrío mucho cuando veo a Coraline. También está con Thomas, pero no le doy importancia.

—¡Coraline, mi niña hermosa! —digo abrazándola muy fuerte.

¡Me alegro tanto de haberla encontrado en esta fiesta!

—¡Has venido! —dice muy feliz y ve al chico que tengo a mi lado—. ¡Dante! —exclama al ver a mi novio.

Él levanta el cuerpo de nuestra amiga del suelo. Coraline coloca sus piernas alrededor de las caderas de Dante mientras ambos se están abrazando.

Sonrío al ver la escena.

—¿Así que ahora te dedicas a no estar en casa? —me pregunta Thomas. Se cruza de brazos viéndome.

Bueno... Ya estamos con sus preguntas. Dentro de muy poco será el ser más borde del mundo.

—¿Acaso me echas de menos, Raggi? —pregunto sonriendo para molestarlo.

Thomas abre la boca para responder mi pregunta, pero Dante grita.

¿Ha pasado algo? ¿Está bien?

—¡Me encanta esta canción! —exclama y no puedo controlar mi sonrisa al ver al chico que amo tan feliz e ilusionado.

Mira a nuestra amiga y coge su mano. Corren hacia la pista de baile, la cual está cerca de Thomas y de mí.

Suena Guaya Guaya de Don Omar. Rápidamente comienzan a bailar.

Dante mueve sus caderas como solo él puede hacerlo. Coraline se ríe al intentar seguir sus pasos de baile.

Ahí está mi latino.

—Te echo de menos, sí —dice Thomas viendo la escena. Su voz es mucho más dulce que antes. Sonrío.

—Has bebido, ¿verdad? —le pregunto contento sabiendo que ahora será mucho más amable conmigo.

—Por culpa de Coraline. Aunque, si te soy sincero, echaba de menos emborracharme —dice riendo y me uno a su risa.

Yo sí que echaba de menos al Thomas amable.

Dante está detrás de mi amiga y su entrepierna roza con el trasero de Coraline. Ella perrea contra este y mi novio me ve varias veces mientras rodea el cuerpo de nuestra amiga con los brazos.

Joder. ¿En serio me va a poner cachondo a todas horas?

Sonrío viéndolo.

Él pasa la lengua por su labio superior lentamente. Cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás. Muerde su labio inferior de la manera más sensual posible.

Muy bien, Dante. Me tienes a tus pies.

—¡Venga, Coraline! ¡Hasta abajo! —exclama mi novio. Mi amiga perrea hasta llegar al suelo.

Thomas se mueve y ahora lo veo a él. Acaba de taparse los ojos con una mano.

Me río a carcajadas al ver a mi amigo.

De nuevo veo a Dante y a Coraline. Siguen bailando y, entre risas, aplaudo animándolos para que lo den todo en la pista de baile.

La canción acaba y ambos vuelven con nosotros.

Dante alza los brazos contento. Sonrío al verlo.

—¡Me encanta el reguetón! —exclama feliz.

Coloca un brazo encima de mis hombros y yo descanso mi mano en su cadera.

—Lo sé, lo sé —digo mirándolo sin parar con una sonrisa en mis labios.

Su respiración está acelerada. Su pelo se ha despeinado un poco. Su piel tiene una fina capa de sudor. Y mi entrepierna...

Pestañeo al darme cuenta de que también estoy con Coraline y con Thomas.

No es buen momento para que comience a morder mi labio inferior y pasar mi lengua por este.

Contrólate, Ethan.

Vuelvo a la realidad y alzo mi vista.

A lo lejos veo a Stella. Parece que está asustada. Se lleva una mano a los labios y camina rápido escapando de la gente.

Coraline corre detrás de ella. Thomas se queda petrificado y, por fin, pestañea y se acerca a la barra.

¿Qué acaba de pasar? ¿Por qué Coraline y Thomas se han ido? ¿Stella está bien?

•••

****

¡Hola!

Bueno, si vienes de Coral sabes qué me pasa... Ando muy emocionada porque acabaré mi primer libro de esta gran saga que estoy haciendo. Me falta muy poquito para acabarlo y puff... ¡El tiempo pasa tan rápido!

Por aquí os dejo un nuevo capítulo de Dante.

Como veis, esta escena ya pasó en Coral, pero ahora la está contando Ethan y, obviamente, es algo distinta. Ya sabéis.

Quería deciros que os quiero mucho jeje. Ando cariñosa hoyyy.

¿Os ha gustado el capítulo de hoy?

CUIDADO: cuidado con el siguiente capítulo.

Yo no digo nada JAJAJAJA.

¡Nos vemos!

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