Dante

Pero voy a robarte un beso

que te recuerde este momento.

Oh baby no,

tú tienes algo que me atrapó baby.

Escucho Dembow de Danny Ocean mientras acabo el trabajo que tengo que hacer para mi carrera universitaria.

Subrayo la palabra pandemia y, a su lado, comienzo a escribir la definición de esta con un bolígrafo azul.

Mis pies se mueven bajo la mesa al ritmo de la música.

No paro con el reguetón ni nunca pararé.

Sé que la mayoría de las letras de estas canciones son machistas y son un asco, pero oye, que el ritmo de las canciones mueven mi cuerpo. No puedo controlar mi cuerpo.

Disfruto bailando estas canciones. Tengo mucho ritmo en el cuerpo y, de algún modo, tendrá que salir de este.

Solo a mí se me ocurre hacer cosas de la universidad con este tipo de música... Pensareis que no me concentro en lo que estoy haciendo. Pero pasa lo contrario. Entro en otro mundo y me centro mucho en lo que hago. Disfrutando de las cosas de la universidad que pueden llegar a ser aburridas.

Por cierto, os tengo que actualizar la información que tenéis sobre mí y Ethan. Ya han pasado dos semanas y nos vemos muchas veces, pero tiene más cosas que hacer que yo. Así que está ocupado a veces con la banda ensayando o viajando a algún sitio.

Por ejemplo, ayer se fue a París para dar un concierto en un festival y anoche ha vuelto a casa.

Esto es muy cansado, estoy seguro de ello. Sus tres amigos necesitan descansar y él también, pero siempre están llenos de alegría y energía listos para reír, bailar y hacer alguna tontería.

El rubio es el que duerme más y, según lo que me dijo Ethan, hay que tener cuidado con él cuando se acaba de despertar. Me dijo que puede llegar a ser muy borde con los demás y puede quejarse mucho.

Según Ethan, la solución a esto es regalarle una camiseta que ponga Non parlare con me, motherfucker! Así cuando se la ponga, nadie le habla porque al momento se sabe el humor del chico.

Cuando me dijo esto, no pude controlar mi risa.

¿En serio hay personas que se despiertan de muy, pero muy mal humor?

Entonces, hay que tener cuidado con todo el mundo que no conoces cuando vas a tomar un café muy temprano por la mañana.

No hablemos con la gente, pero siempre intenta ser amable y a ver qué pasa.

Mi móvil vibra y detengo mi trabajo para coger mi móvil y ver la notificación.

«¿Tienes ganas de tomar algo conmigo? Necesito salir de esta casa y solo me dan ganas de estar contigo»

Respondo al mensaje.

¿Todo estará bien?

«Claro. Nos vemos entonces»

Miro que está atardeciendo. Me encanta ver los atardeceres.

Entro en el bar y busco a Ethan entre las personas que se encuentran allí. Son personas mayores que yo y más de uno apesta a alcohol.

Ethan me ha dicho donde nos veríamos, pero este lugar no es muy tranquilo...

No encuentro al chico. Al final del establecimiento, abro una puerta de cristal y salgo a la terraza. Hay varias mesas blancas y allí lo encuentro.

Entre sus dedos hay un cigarrillo. Me mira y sonrío cuando nuestras miradas se cruzan.

Lleva un atuendo bastante similar a su estilo, pero esta vez su pelo está muy despeinado.

Me acerco a él y sonríe.

Está cansado. Lo sé. Su mirada no es la misma.

Toco su pelo perfecto. Paso mis dedos para peinarlo por un par de segundos. Me agacho un poco y me recibe con un dulce beso en los labios. Me alejo muy poquito y le doy otro beso.

Él sonríe enamorado. Coge una de mis manos y me siento en la silla. Acaricia mi mano bajo la mesa.

—¿Estás bien, Ethan? —le pregunto y él me mira. Toma otra calada y deja salir el humo hacia un lado.

—Estoy cansado y, además, me siento algo agobiado —suspira y ahora soy yo el que acaricia su mano—. Adoro a mis amigos, pero necesito mi espacio.

—Pero estás conmigo ahora —bromeo y sonrío mirándolo.

La camarera viene a nuestra mesa y hacemos nuestro pedido. Una Coca-Cola para Ethan y para mí un cóctel de fresa.

La chica nos ve feliz.

Seguro que conoce a Ethan. Es casi imposible que me conozca. He salido por la televisión cuando fui a los Juegos Olímpicos, pero nadie se queda con la cara de los deportistas. Son muchos y no todos destacamos para que tengamos fans.

—Dante, contigo estoy en otro mundo —dice cuando la camarera se ha ido—. Un mundo en el que hay tranquilidad, felicidad y, obviamente, amor —sonrío al escucharlo. Él sonríe feliz y mira hacia arriba, viendo la luna.

—Te pones muy romántico y me enamoras más —digo feliz acariciando su mano.

—Mejor así —se lleva el cigarrillo a los labios y un segundo después deja salir el humo—. Así solo te tengo para mí. Todo mío.

Río. Se centra en la luna con una mirada cansada, pero con una sonrisa en los labios.

Miro su mano y paso lentamente un dedo por esta, contemplándola. Su piel está algo seca, pero sigue siendo suave. Muy suave, por cierto.

Recuerdo sus manos pasando por mi torso hace menos de cuatro días. Son muy suaves y bastante perfectas para tocar mi cuerpo.

¿En serio este ser es de verdad? ¿En serio tengo a Ethan muy enamorado de mí?

Sonrío y veo como la camarera deja nuestras bebidas en la mesa. Mira de nuevo a Ethan y toma aire antes de hablarle.

—Hola, Ethan... Eh... ¿Puedo sacarme una foto contigo? —dice muy tímida. Sonrío viéndola y luego veo a Ethan.

—¡Claro, claro! —responde rápido.

Ella sonríe muy feliz y él se coloca a su lado. La chica saca la foto sonriendo mucho. Ethan sonríe sin enseñar los dientes.

No he visto la foto, pero estoy seguro de que es muy tierna.

La joven saca una libreta y un bolígrafo. Se lo entrega a Ethan y él ve a la chica.

—Dime, ¿cómo te llamas? —dice muy amable. Ella sonríe.

—Danna. Me llamo Danna.

Ethan escribe algo en la libreta y se la entrega con el bolígrafo. Abre los brazos y ambos se funden en un abrazo.

Yo, en cambio, veo la escena muy feliz. Sonriendo.

Este chico es muy adorable a todas horas. Es una lindura con sus fans. Se pone algo nervioso, pero nunca para de ser el ser más amable y adorable.

Se sienta una vez que la chica se va muy feliz al interior del establecimiento.

—Eres el mejor, Ethan —digo y llevo la copa a mis labios—. Nunca paras de ser tan amable y tan adorable.

Sonríe tímido y bebe un poco de su bebida.

—Oye, ¿tienes que contarme algo? —pregunto.

—¿Que estoy agobiado y necesito tranquilidad lejos de las tonterías de Damiano y de Thomas? —río al escucharlo. Él sonríe y cierra los ojos—. No tengo hijos, pero siento que soy el padre de estos dos. No paran de hacer tonterías y Damiano está dramatizando todo. Necesito tranquilidad.

—Diles que paren. Sé que lo harán. Lo que pasa es que están acostumbrados a hacer tonterías, pero vi muchas veces como ambos estaban siendo personas maduras y muy adultas —digo y me ve.

Busca mi mano bajo la mesa y suspira cuando la encuentra.

Aprieto un poco su mano y él sonríe.

—Nunca te vas a alejar de mí, ¿verdad? —le pregunto sosteniendo su mano.

—Dante, eres mi lugar seguro. Tu presencia me tranquiliza.

Sonrío y noto como su mano se mueve un poco, queriendo que la apriete de nuevo.

Sé que significa esto. Cuando busca mi mano y no la suelta una vez que la ha encontrado, me dice sin palabras que quiere estar conmigo y no quiere que me aleje de él. Quiere estar así mucho tiempo, con nuestras manos juntas. Le doy algún que otro apretón diciéndole sin palabras que aquí estoy para él. Siempre.

Siempre estaré con él. Queriéndolo y dándole felicidad cuando no está pasando por un buen momento.

•••

****

¡Hola holaa, soy la hija de Ethan y Dante! JAJAJAJAJA.

Por aquí os dejo este capítulo. Es ese que escribí y dije que era uno muy tierno.

Los amo. Nunca me cansaré de decirlo. Los amo muchísimo.

Quiero abrazar a Ethan.

Mirad, encontré estas fotos y me parecen muy bonitas:

Al ver estas fotos, me gusta más Ethan JAJAJA. Lo amamos mucho.

Mirad su cara. ¡Es un bebé súper tierno!

Me encanta Ethan. Lo repetiré miles de veces jeje.

¿Qué os ha parecido el capítulo de hoy?

¿Os está gustando mi libro?

Muchas gracias por todo el amor que me dais. ¡Sois increíbles!

¡Nos vemos!