04
Doy vueltas en la cama. No puedo dormir.
No puedo parar de pensar en lo que ha ocurrido hoy. Dante ha aparecido en mi vida de nuevo y, como no, me ha vuelto loco.
El abrazo que nos dimos después se ha grabado en mi mente. Al recordarlo, sonrío enamorado.
Sí, enamorado.
Yo diría que estoy enamorado.
Cierro los ojos en mi habitación totalmente oscura. No paro de recordar todo esto.
Una de mis manos se mueve por mi pecho y va descendiendo poco a poco por mi cuerpo. Llego a mi entrepierna y me quejo un poco al sentir algo de dolor. Un dolor que me pide que tenga placer ahora mismo.
Maldita sea, Dante. Sabía que esto pasaría.
Paso mi mano lentamente por encima de mi entrepierna abultada. Mi cuerpo se curva un poco y un pequeño gemido escapa de mis labios.
Mi lengua moja mis labios y sigo con los ojos cerrados tocando esta parte de mi cuerpo con lentitud hasta que escucho una notificación.
Cojo mi móvil y veo que es un mensaje de un número que no tengo agregado.
«Mentiría si digo que puedo dormir... Ethan, no paro de pensar en ti»
Sonrío un poco y escribo con una mano.
«Me pasa lo mismo. No eres el único, Dante. No te hagas el especial ahora»
Responde muy rápido.
«Especial sí que soy. Estar contigo es increíble. Eso me hace especial»
Sonrío y niego con la cabeza.
«¿Y ahora te pones romántico?»
Intento no reír al escribir eso.
«Cuidado con el señorito que le molesta que me ponga romántico con él»
Sonrío y paso mi lengua por mi labio superior.
«Ese Ethan te volvería a empujar contra la pared tarde o temprano, tenlo en mente»
No responde, pero sigue en línea.
«¿Qué haces que no respondes? ¿Se te perdió algo debajo de la cama?»
Lo molesto para que así conteste.
Funciona.
«Solo puedes saber lo que estoy haciendo si estuvieras aquí»
Me lo imagino y sonrío de manera pícara.
«Mira quién es el chico tímido ahora»
Me burlo de él.
«Cuando nos volvamos a ver, te vas a enterar»
Muerdo mi labio inferior y veo que ya no está en línea.
Dejo mi móvil en la mesita de noche. Me acomodo en la cama y mis ojos se van cerrando.
Sueño en un Dante sonriente. Está conmigo. Parece que está feliz. Ambos estamos cogidos de la mano. Me da un beso y me siento el chico más feliz del mundo.
Dante
Me ducho escuchando a mi hermana cantar desde su habitación. Ha puesto música en su altavoz, el cual se lo regaló nuestros padres por su cumpleaños hace ya unos cinco años. Ama la música y siempre necesita escucharla muy alta.
Salgo de la ducha con la toalla azul en mi cintura. Me miro al espejo y peino un poco mi pelo mojado.
Abro el armario marrón del baño y cojo mi perfume. Lo abro y echo perfume en mi pecho y en mi cuello, pero especialmente en mi pecho.
Mi móvil vibra y leo el mensaje.
«Dante, te estoy esperando desde hace quince minutos. ¿Dónde estás? ¡No te olvides de entrenar!»
Ignoro el mensaje de Bruce.
Entrenar puede esperar. Ya iré solo o con él si lo encuentro en el gimnasio.
Bruce puede llegar a ser muy pesado. No lo soporto. Es por eso que lo ignoro y numerosas veces no voy con él.
Es el típico entrenador que te quiere matar entre pesas y máquinas del gimnasio. Te grita si no puedes conseguir algo. Tu cuerpo no da para más y comienzas a odiar a ese hombre.
Vuelvo a mirarme en el espejo antes de dirigirme a mi habitación.
Ya allí, selecciono la ropa que me quiero poner hoy. Una camisa de rayas rojas y blancas, unos vaqueros y unas deportivas blancas.
Me pongo la ropa y cojo mi móvil, también mi cartera. Los meto en los bolsillos traseros de mis vaqueros.
Abandono mi habitación y voy a la habitación de mi hermana. La encuentro bailando e intentando perrear.
Río y se asusta al darse cuenta de que estoy allí.
—Siempre me asustas —se queja acercándose a mí.
—Dicen que si alguien se asusta, significa que esa persona estaba haciendo algo malo —alzo una de mis cejas y le doy un beso en la mejilla seguido de un abrazo.
Oigo como huele mi cuerpo.
Río.
Esto es muy propio de ella.
—Hueles muy bien. ¿A dónde vas, hermanito?
Sonrío al oír como me llama. Esto me lleva al pasado cuando éramos pequeños. Soy el hermano mayor y siempre tuve que cuidarla, también enseñarle cosas como por ejemplo cerrarles la boca a las personas que decían estupideces sobre su cuerpo. Un cuerpo muy bonito y distinto.
Venga ya, nadie es esquelético como las modelos que vemos. Ninguna mujer es así y, si hay alguna, es muy raro.
—Aprende a perrear primero y luego te cuento —digo con un tono superior para luego reírme. Obviamente me acaba de dar un golpe en el brazo para que cierre la boca.
—El latino de la familia, ya veo. Siempre estás moviendo el culo y tienes un ritmo espectacular. No sé de quién has aprendido eso. Papá y mamá no son así —sonrío y acaricio su precioso pelo rubio.
—Crecí con el reguetón viejo, old school. Por eso soy así ahora. Escucho reguetón y no paro —ríe y coge su móvil. Desliza el dedo por la pantalla.
—¿Ligas así? —me pregunta—. ¿Perreando hasta el piso?
Río a carcajadas y niego.
—¿Me estás diciendo que ligo contigo también? Porque perreo también en casa. No te olvides.
Del altavoz se escucha una canción de Aventura. Miro a mi hermana, su rostro muestra ilusión. No puedo controlar mi sonrisa.
Mis caderas comienzan a moverse de un lado al otro y ella suelta un gritito.
—¡Mi hermano es el chico más sexy del mundo! —grita y se acerca a la ventana. La abre y saca la cabeza por esta.
—¡Stella, no! —corro donde se encuentra y rodeo su cuerpo con mis brazos, la empujo lejos de la ventana antes de que grite algo sobre mí.
—Déjame gritar algo. No es nada sobre ti —dice mirándome con una sonrisa. Mis dedos comienzan a moverse y sus piernas fallan al instante. Se ríe al sentir las cosquillas y cae al suelo. Río al verla.
Allí la dejo, sentada en el suelo.
—Voy a ver a un amigo —digo antes de irme de su habitación. Sonríe entusiasmada.
Bajo las escaleras y salgo de casa. Camino hacia mi coche y miro hacia arriba. Veo a mi hermana en la ventana. Puedo escuchar la música desde aquí.
—¡Mi hermano es el chico más sexy del mundo! —grita y río.
Le enseño el dedo medio y ella forma un corazón con sus manos para después mandarme un beso.
Con sus 19 años, no para quieta. Cada vez se está convirtiendo en una persona más hiperactiva y llena de energía.
En serio, mataría a la persona que le rompiera el corazón. Mataría a la persona que le quitara la sonrisa y la alegría.
Camino hacia la casa grande que está delante de mí. Toco el timbre y espero apoyado en el marco de la puerta.
Esta se abre y aparece un chico de pelo castaño oscuro. Su pelo es corto. Puedo leer IL BALLO DELLA VITA en su pecho. Tiene numerosos tatuajes, los puedo ver porque lleva una camiseta de alzas de color negro.
—Hola, Dante. ¿Verdad? —asiento e intento ver un poco el interior de la casa, pero no consigo ver nada porque lo único que veo es un pasillo.
—Sí, soy yo. David Damiano —el chico suspira molesto cuando hablo.
—No me llamo así. Me llamo Damiano David. Damiano es mi primer nombre —dice molesto. Asiento y espero que no empecemos una enemistad por culpa de esto.
—Lo siento, de verdad. Lo siento —digo rápido y él sonríe al oírme.
—Venga, pasa.
Sonrío.
Menos mal que se ha calmado y no empezamos una enemistad, o eso es lo que creo.
Entramos en su casa y me lleva al final del pasillo. El salón donde estaba ayer con Coraline y la banda.
La televisión está encendida, en esta veo un documental de animales de la selva. Sonrío al verlo porque me recuerda a mi infancia.
—¿Buscas a alguien? —me pregunta y se acerca a un sofá. Quiere sentarse rápido después de saber mi respuesta.
—Sí. Busco a Ethan. ¿Está aquí?
Damiano sonríe de una manera muy pícara y se cruza de brazos.
Oímos unas voces.
—Para ya. El ritmo de la batería va genial con Beggin'. Eso es pasado. Han pasado años y sigues dándole vueltas a eso —dice una voz femenina.
—No estoy muy seguro. Me da miedo que estropee una canción por mi culpa —dice una voz que conozco muy bien.
—Querido amigo, tocas la batería de una manera increíble. ¡Eres espectacular!
Ambos aparecen en el salón y veo como la chica rubia le da un beso en la mejilla. Victoria me ve y sonríe al instante.
—¡Dante! ¡Qué alegría verte por aquí! ¿Qué tal estás? —me pregunta Victoria sonriendo.
—Estoy bien. Es una gran alegría poder entrar en esta casa. Sois muy amables conmigo —sonrío y veo a Ethan.
Está algo serio, pero no puede ocultar su sonrisa.
—Quien trae felicidad a alguno de nosotros, está más que bienvenido a nuestra casa —dice Victoria y mira a Ethan. Acaricia su hombro y lo empuja un poco para que camine, pero él se planta en el suelo como si fuera inmóvil.
—Ethan estaba deseando verte —dice Damiano. Sigue con sus gestos pícaros mientras me ve a mí y mira a Ethan.
—Venía a verlo, por cierto —comento sonriendo.
Por fin, Ethan se mueve y camina hacia donde estoy. Pasa delante de Damiano y escucho como su amigo se retuerce de dolor. Se lleva las manos a su entrepierna y Victoria ríe al verlo.
Ethan es un chico tímido y no le da gracia que alguien cuente cualquier cosa sobre sus sentimientos. Es por eso que le golpeó la entrepierna a Damiano.
Salimos de su casa. Una vez solos, pongo una mano en su espalda indicando que camine hacia mi coche.
—¿Vamos a algún sitio? —me pregunta y río un poco. Es muy obvio, Ethan.
—Tenía ganas de quedar contigo.
•••
****
¡Hola!
Otro día más por aquí amando a Ethan y a Dante. Amándolos con locura.
Un datito sobre la escritora y sobre Dante:
Casi todos los capítulos de este libro han sido escritos mientras escuchaba reguetón. Escucho canciones al azar que, por ejemplo, aparecen en una radio y a escribir como una loca.
¿Y a qué viene esto? ¿Por qué escribo estos capítulos escuchando este género? Pues porque veo a Dante muy muy latino. El típico chico que baila este tipo de canciones con un ritmo que te deja sin palabras. Ese chico que, cuando escucha el ritmillo de la bachata, por ejemplo, empieza a bailar y bueno, ¡no hay quién lo pare!
Hoy he escrito un capítulo que me ha parecido muy adorable. ¡Me ha encantado! Es que, me vuelvo loquísima con la relación que tienen estos dos. Nunca en la vida me había sentido así con uno de mis personajes. Nunca. A ver, que me pongo a escribir y me los imagino y bueno, es que me da una alegría que puff.
Me entristece que Dante no exista en la vida real. Me entristece mucho, la verdad JAJAJAJA.
Espero que os haya gustado este capítulo.
¿Qué os está pareciendo mi libro?
¿Queréis que añada algo más a la historia? ¿Queréis que pase algo?
Me encantaría saber vuestras opiniones y también saber qué es lo que os gustaría que pasara en mi libro.
¡Nos vemos!
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