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Un Apoyo

Bell abre lentamente los ojos.

- ¿Qué fue lo que paso? - pregunto casi susurrando.

Para su sorpresa una cabeza entra en su visión, era Ais frente a él.

- Acabé haciendo que te desmayaras.

Bell mira con asombro la cara de la princesa, sus mejillas se tiñen de rojo al ver la cara de la chica acercándose.

- ¿Estás bien? - pregunto Ais cerca de la cara del chico.

El joven de pelo blanco trató de no mantener el contacto visual, pero parecía inevitable, sus ojos se habían centrado en los hermosos ojos dorados de la princesa. La situación mejoró cuando se dio cuenta de que tenía la cabeza en el regazo de Ais.

- S-Sí... - dice el chico haciendo todo lo posible por ocultar sus emociones.

- ¿Está seguro? Tu rostro está caliente. ¿Estás enfermo? - dice Ais poniendo la palma de su mano en la mejilla de Bell.

Bell estaba muy sonrojado. Sus emociones estaban llegando al límite de lo que podía contener, nunca había experimentado ese tipo de sentimientos así que no sabía qué hacer y para colmo Maanna no estaba allí para darle una pista. Bell cerró los ojos y trato de alinear sus pensamientos mientras Ais inclina ligeramente la cabeza. El chico de pelo blanco se levantó bruscamente sobresaltando a la chica.

- Es-Esto... Creo que te he quitado demasiado tiempo... Sigamos. - dice Bell un poco más tranquilo, pero todavía con un ligero rubor.

Sin entender lo que le había pasado a su compañero, Ais se limita a asentir y a levantarse. Los dos continúan el entrenamiento bailando con sus espadas, luchan hasta que el sol se levanta por completo en el cielo. Bell estaba en el suelo aturdido mientras que Ais no parecía mostrar ninguna fatiga. La chica de pelo dorado extiende su mano al chico y éste acepta, con él ya de pie Ais miró al cielo.

- Creo que deberíamos parar por ahora. - dijo la chica. - Los demás ya deben estar despiertos. ¿Comemos?

Bell asiente y los dos se dirigen al gran comedor. Fueron los primeros en llegar, así que decidieron esperar a que los demás para comenzar. Al cabo de poco tiempo empieza a llegar gente y entre ellos están Tiona, Tione y Lefiya. Bell también ve entrar a Bete, le preguntó si quería sentarse con ellos, pero el lobo sólo se encogió de hombros y se fue a un lugar más apartado.

Ya reunidos, los cinco charlan mientras comen.

- ¡Ais! ¿Tienes un plan para hoy? - dijo Tiona con su tono emocionado.

- Pensé que podría... ir a la Dungeon.

- ¿Tu sola? - pregunta Lefiya.

- Necesito algo de dinero...

- ¡Ah! ¡Entonces iré contigo! ¡También necesito dinero para pagar el refuerzo de Urga! - dice Tiona.

- Bueno, en ese caso, ¿puedo unirme a ustedes también? - dice Lefiya tímidamente.

- ¿También necesitas dinero, señorita Viridis? - dice Bell terminando de masticar.

- N-No... Lo que pasa es que... - sus mejillas se vuelven ligeramente rosadas. - Que quería ayudar a la señorita Ais.

- ¿Está segura? - pregunta Ais mirando a su amiga.

- Por supuesto.

- Entonces, ¡vamos todos juntos! Tú también vienes, ¿verdad, Tione?

- Yo paso. - dijo la amazona mientras comía.

- ¿Qué? - dice Tiona sorprendida.

- No quiero apartarme del lado del Capitán.

- Hm... ¡Ah! ¿Y tú Peliblanco-kun? ¿Quieres venir con nosotros también?

- Me encantaría, pero me temo que yo también pasaré. Sólo las estorbaría.

- ¿Estorbar? ¡Pudiste encargarte tú mismo de uno de esos monstruos flor! Todo lo demás debería ser fácil para ti. - dice Tiona un poco nerviosa.

- Eso fue suerte. No puedo reproducir lo que hice ese día... - dice con una mirada ligeramente abatida.

- Aahnn... Me gustaría que Peliblanco-kun fuera también...

- Ahora que entramos en ese tema. Bell, no sabía que manejabas una guadaña. - dice Tione.

- ¡Tienes razón Tione! Pensé que usabas una espada, Peliblanco-kun.

- Oh, sí la uso. - saca su espada de la cintura. - La guadaña era Maanna. - el la enseña.

- ¿Pero no es Maanna la espada que tienes en las manos? - dijo Lefiya.

- Sí. Maanna tiene la capacidad de cambiar de forma.

Las chicas parecían sorprendidas, pues nunca habían visto ni oído hablar de un arma con propiedades similares.

- ¿Así que puede transformarse en cualquier tipo de arma? - dice Tiona inclinándose sobre la mesa con un brillo en los ojos.

- Hm... Bueno... Nunca lo he cambiado a otra cosa que no sea la forma de guadaña... así que no estoy seguro. Pero lo comprobaré algún día.

- Increíble... - dijo Lefiya con la boca abierta.

Mientras hablaban, Finn y Riveria pasaron cerca de la mesa en la que estaban. Al ver a los dos, Tiona les llama la atención:

- ¡Finn, Riveria! Nos dirigimos a la Dungeon. ¿Quieres venir?

Mientras Tiona explicaba, Finn se quedó pensativo con la mano en la barbilla.

- Um... Un paseo sin preocupaciones, ¿eh? Claro, te acompañaré. - Finn sonríe.

- Yo también. ¡Yo también estaba pensando en salir, capitán ♡! - dice Tione cambiando totalmente su decisión.

- Explorar con un grupo pequeño es divertido de vez en cuando. - Finn dirige su mirada a Bell, que ya ha terminado de comer. - ¿Y tú Cranel? ¿Vas a ir tú también?

- Ha dicho que no va a ir con nosotros. - dice Tiona, respondiendo a la pregunta del pallum.

- Lo siento...

- Está bien, Cranel. No tienes que ir. Podemos salir en otro momento.

Bell asiente.

- Me tengo que ir. - El chico se levanta de la mesa. - Buena suerte, chicos. Nos vemos esta noche, Ais. - se da la vuelta y se va.

- Noche, ¿eh? - dijo Tiona con una sonrisa en la cara.

Riveria y Tione sonríen con picardía ante el comentario de Tiona. Lefiya se sonroja ante ese comentario, pero Finn y la propia Ais no sabían realmente por qué sonreían así.

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Al llegar cerca de la Torre de Babel, Bell observó la multitud de aventureros que entraban en la Dungeon. La mirada del chico se fijó en un aventurero que lleva una enorme mochila a la espalda.

"Un Apoyo... Eina me habló de ellos. Me dijo que al menos me asociará con uno, pero ¿dónde podría encontrar a alguien dispuesto?" - Bell piensa.

Mientras estaba distraído con sus pensamientos, alguien detrás de él le llama:

- ¡Disculpe chico! ¡Tú, el del pelo blanco!

Bell se da la vuelta y ve a una joven pallum de pelo y ojos castaños que llevaba una capa blanca con capucha, poseía una enorme mochila en la espalda que era tan grande como él mismo.

- ¡Hola! En primer lugar, ¡buenos días! Perdone que le moleste, pero ¿desea a Apoyo?

- Vaya, esa es una gran mochila.

He oído que las hormigas pueden cargar el doble de su propio peso. Me recuerda mucho a...

- Deja de ser tan anticuado... - Bell susurró, la chica no pareció oírle.

- Señor, ¿quiere que sea su Apoyo? - dijo la chica mientras se inclinaba hacia delante. - Todo aventurero de verdad tiene un Apoyo, y no tienes que preocuparte por pagarme, puedes darme el botín que no quieras y al final todos ganamos.

El chico bajo poniéndose a la altura de la cara de la chica. Observó la cara de la pallum con atención.

- Eres el pallum del callejón. ¿Estás bien?

- No, señor. Creo que me estás confundiendo. - Se quitó la capucha, revelando un par de orejas esponjosas sobre su cabeza. - Soy un semi-humano de la raza chienthrope.

Bell observa el par de orejas de la chica con una mirada indiferente, comienza a tocar una de ellas tratando de averiguar si son reales.

"Sin duda, estas orejas parecen muy reales. Pero sé muy bien que me está mintiendo... Puedo sentirlo. ¿Fruto de una habilidad metamórfica quizás?" - piensa mientras toca inconscientemente la sensible oreja de la chica.

- A-Ah... S-Señor... - dice avergonzada.

- ¿Eh? ¡Ah! - retira la mano. - Lo siento... Creo que la confundí con otra persona. "Debe tener alguna razón para tener que ocultar su apariencia. Entonces yo también participaré en el acto. La vigilare de cerca..."

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Los dos hablaban sentados juntos en una fuente.

- Dígame. ¿Por qué viniste a mí en primer lugar?

- Por lo que he podido ver, eres un aventurero solitario. Además, no es habitual que un aventurero lleve su propio equipo. Así que pensé: ¿por qué no?

- Hm.

- ¿Y usted, señor? ¿Qué le parece? ¿Puedo ser su Apoyo en la Dungeon?

- Um... A decir verdad... Estaba pensando en la posibilidad de tener un Apoyo. Pero no sé si sería necesario.

- ¿De verdad, señor? - dice el Apoyo con una sonrisa en la cara. - ¡Por favor, señor! ¡Déjeme ser su Apoyo! - dice inclinándose hacia Bell.

El chico retrocede un poco ante la proximidad del Apoyo. Recupera la postura y mira al suelo.

- Como estoy sin un aventurero tuve que valerme por mí misma durante un tiempo. - ella comienza a acariciar su oreja. - Pero ahora que has tocado algo tan importante para mí... Tú y yo hemos formado un vínculo, un vínculo que ni siquiera el tiempo puede borrar. - Sus mejillas se enrojecen y una sonrisa aparece en su rostro. - Me has tocado y ahora tienes que asumir la responsabilidad, ¿no crees?

Parece que te estás haciendo grande después de todo... ¡Ay!

Con un ligero rubor en las mejillas, Bell golpeó a Maanna contra el hormigón de la fuente. El Apoyo no entendió la repentina reacción del chico, pero no le discutió al respecto.

Cerró los ojos dando un profundo suspiro.

- Está bien. Por ahora puedes ser mi Apoyo.

- ¡Muchas gracias! - dice con una gran sonrisa. - Por cierto, señor. Mi nombre es Liliruca Arde, pero puedes llamarme Lili.

- Mi nombre es Bell Cranel. Es un placer conocerte. - Le tiende la mano y ella la estrecha.

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Séptimo piso.

Bell acababa de terminar de eliminar un enjambre de <Hormigas asesinas> que había aparecido, Lili estaba impresionada con el chico por eliminar tantos monstruos consecutivamente y no mostrar ningún tipo de cansancio y mucho menos una lesión.

- Sr. Bell, ¡Usted es muy fuerte! - dice la chica aplaudiendo la actuación del chico.

- Gracias, pero estoy un poco lejos de ser eso. En comparación con mis compañeros de familia soy muy débil. - dice mientras toma la piedra del monstruo que acaba de matar.

- Sr. Bell, por favor déjeme hacer este trabajo. Después de todo, yo soy el Apoyo aquí. - dijo Lili al ver que Bell recogía involuntariamente el botín.

- Oh... Lo siento. Es costumbre. - dice Bell con una discreta sonrisa.

Comienza a recoger los distintos cristales que hay en el suelo.

- Lili. - dice Bell llamando la atención del apoyo. - Hablando de familia, ¿de cuál es usted?

- <Familia Soma>.

Los ojos del chico se abren de par en par.

- Ya veo. - Dice con su tono inexpresivo. - "He oído rumores no muy buenos sobre esa familia..."

- Por cierto, Sr. Bell. Lili no ha dejado de notar la espada que carga en su espalda. Parece muy fuerte. ¿Es por casualidad un arma de primera clase?

- Bueno, es... Supongo que sí. - dice mirando la hoja de Maanna. - "No me gusta seguir inflando su ego..."

Después de que Lili recogiera todas las piedras, los dos se adentraron en la mazmorra. El Apoyo parecía algo interesado en Maanna.

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En la entrada del décimo piso.

Los dos bajaban las escaleras hacia el décimo piso de la Mazmorra.

- ¿Está seguro de esto, Sr. Bell? - dijo Lili con un poco de aprensión, ya que incluso con su semblante confiado Bell había sido un aventurero durante no mucho más de una semana.

Bell sólo le respondió con un movimiento de cabeza.

- No hay que preocuparse. Deja el trabajo para mí. -dijo Bell, mirándola inquisitivamente-.

Al llegar tienen la visión de un campo completamente abierto y gris lleno de pequeños árboles blancos y secos, siendo todo lo contrario a los otros pisos.

"Me recuerda un poco al sueño de la otra vez... La única diferencia evidente sería que el paisaje parece estar muerto". - Bell piensa mientras ve el paisaje.

Los dos descienden al suelo.

- Sr. Bell, ¿ha venido aquí antes?

- No. Es mi primera vez. - dice mientras mete la mano en su pequeño bolso.

- Así que...

- Te dije que no te preocuparas. Yo me encargaré del resto. - saca de su bolsa unas bolsas llena de un contenido extraño.

- ¡Esos son señuelos! ¿Qué piensa hacer, Sr. Bell?

Lanza todos los señuelos a unos metros de distancia.

- Atraerlos aquí.

En cuestión de segundos se escucharon pasos seguidos de rugidos, era una manada de orcos que apareció frente a ambos.

- Lili, será mejor que te alejes, yo... ¿Lili? - Bell mira hacia atrás y ve que el Apoyo se alejaba. Se lleva la mano a la cintura y se da cuenta de que Maanna no estaba allí. - Ah... Maldita sea...

¡RHHHHHAAAAAAAA!

La manada avanza impetuosamente hacia Bell.

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Lili estaba corriendo por los pisos de la Mazmorra con la espada de Bell en la mano.

"Ese tipo está loco. Atraer a todos esos monstruos... Con espada o sin ella no podía ganar. Descanse en paz, Sr. Bell... Perdoneme".

Corriendo por los túneles cavernosos de la Dungeon la chica se detiene de repente frente a uno de los túneles, sintió un cambio repentino en el aire, su respiración se hizo entrecortada y sus piernas comenzaron a temblar. Pensó que era un monstruo, pero no lo era. Delante de ella aparece una enorme figura que emerge de la oscuridad, un hombre robusto con un par de enormes espadas a la espalda y un libro atado a la cintura, ese era Ottar el aventurero más fuerte de Orario. Se enfrenta a ella con su mirada extremadamente seria haciendo que la chica casi se desmorone de puro miedo.

- Rey... - dice Lili en un susurro inaudible. Recupera las fuerzas y continúa caminando, diciéndose a sí misma que sólo era una conciencia. - Lo siento... Yo... yo lo siento... Discúlpeme...

Lili se da la vuelta con la cabeza baja y continúa su camino, pero es detenida por el brazo de Ottar que le bloquea el paso.

- ¿De dónde has sacado esta espada? - dice el boaz con su mirada rígida y penetrante hablando de Maanna en las pequeñas manos de la niña.

- U-Un amigo me la regaló... - dice, tratando de ocultar su nerviosismo.

- Mentira. - dice Ottar, mirando fijamente a los ojos de la joven. - No conozco muy bien al propietario, pero estoy seguro de que no se lo daría a cualquiera de buena gana. - extiende su mano. - ¡Dame la espada y te dejaré ir!

La presión emanada por Ottar hace que Lili se estremezca hasta el punto de no soportarlo, suelta la espada y corre hacia el pasillo. El boaz recoge el arma que está en el suelo y continúa adentrándose en la mazmorra.

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Subiendo por los pisos de la mazmorra se encontraba una figura de postura curvada completamente ensangrentada caminando tranquilamente por los cavernosos pasillos, en su mano izquierda tenía un cuchillo que estaba cegado por la cantidad de sangre que había en su filo mientras que en su mano derecha arrastraba un enorme garrote por el suelo, dejando un rastro rojo por donde pasaba. Ese era Bell, sus ojos escarlatas destacaban en la oscuridad casi como los ojos de un monstruo furioso. Caminando un poco más una presencia increíblemente fuerte aparece ante él, el chico no sede y se lleva el garrote al hombro preparándose para el inminente combate. Sus ojos apuntaron a la oscuridad frente a él con ansias, con una sed de batalla, pero este sentimiento no duró mucho cuando vio que se trataba de un aventurero, pero no de uno cualquiera, sino del que se llamaba "Rey". Bell deshace su postura.

"Así que este es el Rey..." - piensa mientras lo analiza.

Los dos se observan. La presión en el aire se vuelve extremadamente densa, sus auras chocaron violentamente como si estuvieran en conflicto, los ojos fríos de Bell se encontraron en la batalla con la mirada seria de Ottar. El chico de pelo blanco le quitó la mirada al hombre y siguió adelante.

- Usted es Bell Cranel... ¿Estoy en lo cierto? - dice Ottar sin mirar a Bell.

Bell se detiene de repente.

- Sí. ¿A qué debo el honor, Sr. Ottar? - dice el chico con la misma actitud que el boaz.

Ottar extiende su brazo mostrando una espada en su mano.

- ¿Esto te pertenece? - dice esta vez mirando en dirección al chico.

Bell mira hacia atrás, con los ojos muy abiertos y toda su pesada aura se desvanece en cuestión de segundos.

- Maanna... - dice Bell en un susurro.

Deja caer su garrote al suelo y va rápidamente al encuentro con su vieja amiga. La toma en sus manos.

- Lo siento... - dice mirando la hoja. Se vuelve hacia Ottar. - La encontraste. ¿Dónde la encontraste?

- Estaba en posesión de un pallum.

- Ya veo. Muchas gracias. - Hace una rápida reverencia al aventurero y sigue por el pasillo.

- Espera. - dice el boaz llamando su atención. - ¿Por dónde estabas? - dijo, mirando su armadura y su arma cubiertas de sangre. Parecía ligeramente interesado en la respuesta.

- Estaba en el décimo piso.

Las cejas del boaz se alzan ligeramente en señal de sorpresa, que un aventurero de nivel uno se aventurara solo por el décimo piso con un simple cuchillo y volviera con vida era algo cuanto menos sorprendente incluso para él. Al ver esto no se le podía faltar al respeto. Ottar se acerca a Bell y se quita el libro de la cintura.

- Toma. - levanta el libro hacia Bell.

- ¿Eh? - dice, mirando fijamente el libro.

- Considéralo un regalo.

Bell pone la mano sobre el libro dispuesto a recibirlo, pero Ottar dice:

- Con este regalo me gustaría hacerte una petición. - dice el chico. - Cuando esté listo me gustaría un duelo.

Las palabras de Ottar sorprenden al joven de pelo blanco.

- Sería un honor. - contestó el chico con una sonrisa surgiendo en sus labios.

Ottar le dio la espalda al aventurero y comenzó a avanzar. Bell, con Maanna de nuevo en sus manos, se dirigió hacia la salida para buscar a Lili.

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Séptimo piso.

Lili corría entre los túneles, como si quisiera despistar a alguien. Sigue corriendo hasta que tropieza con algo que sale de la nada, se cae el suelo desigual haciendo que todas sus pertenencias se desparramen por él. Cuando estaba a punto de levantarse, la chica recibió una patada en la cara y fue lanzada contra la pared. Su ojo izquierdo se hincha y su nariz empieza a sangrar.

- ¿A dónde crees que vas Arde? - dice un hombre que sale de detrás de una de los pilares del oscuro pasillo.

Junto a él aparecen más aventureros, que poseen un emblema de luna menguante junto a un cáliz.

- ¿Dónde está el resto? - el hombre levanta a la pallum por el pelo y mira el rostro herido de la chica.

- Te lo dije, esto es todo lo que tengo. - dice Lili con los ojos llorosos.

El hombre la arroja violentamente al suelo.

- Decir mentiras es muy feo... ¿Lo sabías? - le da una patada a la chica en el abdomen.

- Los monstruos están a punto de emerger. - dijo uno de los hombres del grupo.

- Tse... - Mira a la chica en el suelo. - Tomemos lo que tiene. Diría que fue un placer conocerte... pero no lo fue. ¡Hasta la vista, Arde!

Los aventureros abandonan el lugar dejando a Lili sola, agonizando en silencio en el suelo. En cuestión de minutos las paredes comienzan a temblar y de ellas comienzan a salir <Hormigas asesinas>, la chica temblaba de miedo y sus ojos se humedecían, no podía levantarse por el inmenso dolor que sentía. Al final lo único que le quedaba era llorar e intentar aceptar su muerte, sabía que rezar no la ayudaría en absoluto y que nadie escucharía sus gritos de desesperación, nadie la salvaría. Lili cerró los ojos rogando que su muerte fuera rápida.

El sonido de varios cortes reverbera en el aire.

Pasan los minutos, la pallum abre los ojos y ve una figura cubierta de sangre que elimina a los monstruos que la rodean. Las hormigas caen una a una, el ensangrentado guarda su arma en la cintura y camina tranquilamente hacia la chica. Los ojos de Lili se abren de par en par con incredulidad cuando ve la cara del joven que tiene delante.

- Sr. Bell... - dice en un susurro.

El chico se arrodilla frente a la chica.

- Disculpa la tardanza. ¿Te hice esperar mucho? - dice Bell con una mirada cálida y una sonrisa reconfortante.

Saca de su bolsillo un frasco con un líquido rojo y se haciéndola capaz de ponerse en pie.

- ¿Te sientes mejor?

Lili no le responde al chico, sino que baja la cabeza.

- ¿Por qué? - dice la pallum.

- ¿Eh? - el chico inclina ligeramente la cabeza.

- ¿Por qué me salvaste? ¿¡Eres un idiota!? ¡Te robé y te di por muerto! Entonces, ¿por qué te empeñaste en salvarme? - dice Lili entre lágrimas.

- Hm... - se lleva la mano a la barbilla. - ¿Por qué? No sé realmente... Pero para ser honesto, no creo que necesite un por qué. Lo hice porque quería ayudarte. Y eso es suficiente. Y si estás en peligro, te rescataré de nuevo.

Las lágrimas de Lili se intensifican, la chica lo abraza con todo lo que tiene.

- ¡G-Gracias! - dice el pallum en agradecimiento mientras llora sobre el pecho de Bell.

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Ya cayendo la noche, Bell llega a casa, el chico busca a Ais pero no logra encontrarla. No sólo la a chica, sino que todas las personas que fueron al "Pequeño Paseo" no habían regresado aún, incluso a esta hora. El chico, buscando alguna respuesta, se dirigió hacia el despacho de Loki para que le diera una respuesta pero ella no estaba allí.

Después de limpiarse completamente, se sienta en su cama con ropa más informal y decide revisar el libro que había recibido de Ottar. Era un libro gris con algunos escritos y símbolos desconocidos, lo abre y comienza a leerlo en silencio. A medida que sus ojos pasaban por las palabras, Bell empieza a notar que se desvanecen poco a poco. Ampliando los ojos, el chico comprendió por fin de qué trataba aquel libro.

- Esto es...

De una momento al otro sus párpados se vuelven pesados y su visión borrosa. Bell se queda dormido con la cara sobre en el libro.

//\\Continuara...//\\

*Swones al habla*

Buenas, aquí otro capítulo traducido que se centra en mi pallum favorita. Swones ya sabe que dura mucho en traducir un capitulo, ¡pero pronto estaré a full en esto! Así que no se preocupe Sr. Lector. Ya saben cómo es, no olviden señalar algo que crean que se pueda mejorar y darme una estrellita a mi y al autor original, ahora los dejo con un meme.

El chiste es que mientras estaba traduciendo, el traductor traducía "suporte" que es el portugués de "Apoyó" o "Soporte" en vez de poner esas palabras ponía "Stand" que significa lo mismo

Ahora sin nada más que decir, este fue Swones, cambio y fuera.

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