Conejo sirviente
Bell se despierta de su profundo sueño. Le dolía la cabeza por la gran cantidad de alcohol que había ingerido anoche. Al tratar de estirarse un poco, el chico nota algo extraño que lo envuelve, cuando mira con atención ve que era Ais abrazándolo mientras dormía tranquilamente. La cara de Bell se pone completamente roja en un abrir y cerrar de ojos, haciendo justicia a su apodo de Tomate, el chico se aleja rápidamente de los brazos de la princesa asustado. La chica pareció reaccionar a la desaparición de Bell, como si lo echara de menos en sus brazos. Como no quiere despertarla, el chico toma una almohada y la pone entre los brazos de la rubia, lo que parece ser efectivo. En cuestión de segundos, Bell se pone la armadura y sale corriendo de la habitación con Maanna en la mano, ignorando el desayuno y dirigiéndose directamente a la Dungeon.
"¿Porque estaba durmiendo conmigo? ¿Qué ocurrió cuando me desmayé? ¿Por qué salí corriendo?" - Esas preguntas daban vueltas en la cabeza de Bell, que parecía algo inquieto.
(*Grrrrrrrrr*)
- En medio de mi confusión terminé olvidando el desayuno.... Voy al bar de Mia. Hablar con las chicas debería alejar esos pensamientos extraños....
Bell cambia su ruta y se dirige al <Anfitriona de la Fertilidad>.
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El chico entra en el bar. La sala estaba vacía por ser temprano, el bar acababa de abrir sus puertas. Mirando alrededor de la habitación ve tres caras conocidas, Ryuu, Anya y la desaparecida Syr. La elfa lo identifica enseguida.
- Cranel-san. - dice Ryuu que acaba llamando la atención de Anya y Syr.
- ¡Bell-nya! ¿Cómo estás?
- Buenos días. Estoy bien, gracias. - Dice con una pequeña sonrisa.
- Esta vez llegas temprano. - dijo la elfa.
- Sí. Al final me olvidé de tomar el desayuno y decidí venir aquí, aprovechando también para hablar un poco ya que es temprano.
Mientras los tres hablaban, Syr intentó salir en silencio de la habitación, pero fue rápidamente detenida por la llamada del chico de pelo blanco.
- ¡Syr!
La muchacha de pelo gris se detuvo de repente frente a la puerta que daba a la parte trasera de la posada.
- ¿Podemos hablar?
Mira al chico y asiente con la cabeza.
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En un rincón del fondo del bar Bell y Syr estaban frente a frente, la chica parecía un poco avergonzada de estar a solas con el chico de pelo blanco.
- Te hice enojar ese día, ¿no?
Syr lo miró confundida, pero él continuó.
- ¿Es por eso que me evitas? Te lastime, ¿verdad? - dice Bell con los ojos un poco caídos, mostrando tristeza. - Lo siento - se arrodilla en señal de perdón.
- ¡N-No Bell-san! Esto no es tu culpa... Es mía. Ya no sabía cómo tratarte... así que me escondí como una cobarde. - sus ojos comenzaban a lagrimear. - Lo siento. Te hice creer que era tu culpa. Todo es culpa mía... ¡Soy un egoísta!
Las lágrimas empezaron a salir de los ojos de Syr, la chica trató de cubrirse la cara para que Bell no viera su debilidad, pero para él estaba claro que estaba llorando. En medio de las lágrimas la chica siente un abrazo cálido y acogedor, al destapar sus ojos sólo puede ver los mechones de pelo de Bell cerca de su mejilla.
- Está bien.
La chica le devuelve el abrazo, sus lágrimas caían en el hombro del chico. Se quedan unos minutos más abrazados hasta que Syr se separa de Bell, la chica ahora sonreía como nunca.
- Gracias. - dice con una gran sonrisa.
Bell asiente devolviéndole la sonrisa a Syr.
- Veo que se han reconciliado. - dice Mia entrando.
- ¡Hm! - dice Bell moviendo la cabeza positivamente.
- ¿¡Mama estuviste escuchando todo este tiempo!? - dijo Syr sorprendida.
Mia no estaba sola, el resto de los sirvientas salen detrás de ella.
- ¡Claro que lo hacía! Eres una de mis empleadas, me importa tu bienestar. Lo mismo ocurre con las demás.
- Gracias. - dice Syr con un poco de torpeza.
- Y también tenía que asegurarme de que el chico utilizara las palabras adecuadas. De lo contrario, tendría que arreglar. - Dice Mia con una gran sonrisa en la cara mientras golpea su puño contra la palma de la mano.
"¡Gracias Maanna!" - piensa un poco intimidado.
- Bueno... En este tiempo Syr estuvo charlando su sueldo a disminuido un poco. - Bell siente un aura intimidatoria proveniente de Mia. - Así que... Recuperarás el tiempo perdido trabajando hoy aquí. ¿Qué dices? - dice, chasqueando los dedos.
- Si señora - dice Bell.
- ¡Jajaja! ¡Eso es genial! ¡Eres un buen chico! - ella alborota el pelo de Bell. - Conseguiré un uniforme de tu talla. Mientras tanto puedes comer algo.
Mama Mia sale a buscar el uniforme de Bell. El chico y las tres camareras se quedan solos.
-¡Toma nya! - dice Anya, entregándole a Bell un plato de comida.
- Gracias.
- Parece que has tenido mala suerte, Cranel-san.
- Lo siento. - dijo Syr.
- No hay problema. Me esforzaré por hacer un buen trabajo. - dijo Bell mientras comía su plato de guiso.
- ¡Así es como se habla Bell-nya!
- Hoy es la víspera de la Monsterphilia así que creo que el bar va a estar bastante ocupado. - dijo Syr.
- Monster... ¿philia? - dice Bell confundido inclinando un poco la cabeza.
- No creo que Cranel-san lo sepa aún, permíteme explicarlo. Monsterphilia es un evento que ocurre una vez al año, es un festival de un día organizado por la <familia Ganesha>, varios monstruos son traídos de la Mazmorra para ser enfrentados frente al público en la arena.
- Entiendo. Parece un evento emocionante.
- ¡Sí! El estadio siempre se llena, es un evento que nadie se pierde nya. Pero desgraciadamente tenemos que trabajar ese día.
- Ya veo. Muy mal por ti Anya.
- Ham... Mañana tendré un día libre. Si quieres podemos ir a Monsterphilia juntos Bell-san. - dice Syr tímidamente.
- Estaría bien, pero me temo que tendré que rechazarla.
- ¿Por qué? - preguntó Syr sorprendido.
- Como hoy no voy a la mazmorra tendré que recuperar el tiempo perdido mañana. Pero mañana vendré aquí después de mi viaje... ¿Está bien?
- ¡Sí! - dijo Syr con una sonrisa.
Bell termina su guiso y Mia llega en el mismo momento con una muda de ropa.
- ¡Aquí está! - le da la ropa al niño.
- Ahm... Señora Mia... Esta es ropa de mujer...
- Sí. Aquí no tenemos uniformes de hombre. Vas a usar este mismo. Prepárate pronto, los clientes pueden llegar en cualquier momento.
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Bell sale del vestuario con su uniforme.
- ¡Nya! - dice Anya con un brillo en los ojos.
- ¡Hm! - Ryuu parecía sorprendido.
- A pocos hombres les sientan bien los vestidos de Bell-san. Deberías estar orgulloso.
- Te queda extraordinariamente bien, Cranel-san.
- ¡Varias chicas estarían celosas de ti nyahaha!
- Gracias... - dijo Bell, que aunque parecía indiferente estaba furioso por dentro.
¡Jajajajaja! Parece un... ¡¡Ay!!
Maanna es interrumpida por Bell, que la había golpeado contra la pared. Las chicas parecían no entender la repentina actitud del chico, sólo lo aceptaron. Unas horas más tarde el trabajo comenzó, Bell atiende a su primer grupo de clientes.
- Bienvenido. ¿Quiere pedir algo? - dice Bell con una libreta en una mano y un lápiz en la otra.
- Vaya, ¿eres nueva aquí? - dijo uno de los aventureros con picardía.
- Sí. ¿Puedo ofrecerte algo? - dijo Bell secamente con una mirada serrada en sus ojos, su paciencia no parecía ser de las mejores.
- Claro que sí. ¿Qué tal si?... ¿te pido a ti?
- Eso no está en el menú. - un aura maligna surgió en el chico, sobresaltando a los aventureros. - Si no van a pedir nada... - Bell empieza a chasquear los dedos... Voy a tener que pedirles "educadamente" que se vayan.
- Es-Está bien... Tomaremos tres cervezas y un jamón...
- ¿Y el postre?
- ¿Postre?
Bell golpea con el puño la mesa de madera.
- ¡Sí! - dijo Bell en tono elevado. - ¡Una comida no es una comida sin postre! ¡¡No se pueden librar batallas con el estómago medio vacío!!
- ¡Muy bien, muy bien, muy bien! ¡Pediremos pudín!
- ¿Y para acompañarlo?
- Oh no...
En el mostrador.
- Creo que se ha dejado llevar un poco.
- Me gusta su actitud. ¡Tengamos ganancias hoy! - dijo Mia con una gran sonrisa.
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- ¿¡Cómo puedes luchar comiendo tan poco!? - ¡Tus modales en la mesa son terribles! ¿¡Son niños por casualidad!? ¡¡Mira, lo derramaste!! - Qué pena. ¡Si ya terminaste, vete de aquí! - ¡¡Esto no es una librería!! Si no vas a pedir algo, vete.
La jornada fue larga y muy provechosa para Mia, Bell era temido y respetado por los clientes. Por la noche, en la hora punta, volvió a atender a nuevos clientes, pero no esperaba que fueran sus colegas de la noche anterior.
- ¿Bell-san?
Bell se congeló al ver a Raúl, Cruz y Bete sentados a la mesa.
- ¿Ese es Bell?
- ¿Tomate?... ...¡¡¡KHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHA!!! - Bete se rió a carcajadas al ver que su amigo llevaba un traje de sirvienta.
- ¿Por qué trabajas aquí Bell? ¿Estás en un mal momento? - preguntó Cruz.
- Oh... No. Mia-sama me pidió que la ayudara hoy. No tuve elección.
- Qué cosa. - dijo Cruz.
- Mama Mia es realmente una persona intimidante... - dijo Raúl
- jaja... Te... Te... Te parece una pequeña princesa.... ¡¡¡AHAHAHAHAHAHAHAHAAAA!!!
Incluso Cruz y Raúl conteniéndose al máximo no podían dejar de reírse de la escena. Bell infla sus mejillas, estaba claramente molesto.
- ¿Qué quieren ustedes? - dijo Bell, forzando una sonrisa simpática que más bien parecía la de un maníaco.
- Tres tragos. - dijo Raúl, haciendo una señal con los dedos.
- ¿Hidromiel o cerveza? - dijo, sacando su pequeña libreta.
- Cerveza, ciertamente.
- ¿Y para comer?
- Nada. Sólo eso...
Bell golpeó violentamente la mesa, sorprendiendo a sus colegas.
- ¡Un guerrero no puede ir a la batalla con el estómago vacío!
- ¿Qué? - dijeron los tres, asustados, incluso Bete.
- ¿¡Qué harías si te atacaran mientras tienes hambre!? - vuelve a golpear la mesa.
- A-Ah... Eso es bueno... Tráenos una ración de patatas rellenas. - dijo Raúl.
- ¡Eso no es suficiente para los tres!
- ¡Bien! ¡Trae también unos fideos y un jamón!
- ¿Y de postre? - Bell anotó sus órdenes en su cuaderno.
- ¿Me estás tomando el pelo...?
El resto de la noche fue muy ajetreada y provechosa, Mia no se arrepintió de haber puesto a trabajar a Bell. Después de todo el chico fue liberado y se marchó junto a sus amigos que parecían estar pasándolo mal.
//\\Continuara...//\\
*Swones al habla*
Mira chavito, este es un relleno pero de los God, bueno aquí un capitulo más traducido, estaré ocupado estos días traduje este porque tome un momento ya que ví que era corto, sin nada más que decir, este fue Swones, cambio y fuera.
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