Capítulo 3: ¿Aventura?
Había pasado un mes desde aquel encuentro.
El chico no había vuelto a aquella hermosa mujer. Ella le había advertido que eso pasaría. Su poder no estaba completo, así que le costaba materializarse incluso en sus sueños.
Crear aquel infinito mundo en los sueños de Bell le había pasado factura. Pero todo había valido la pena.
—El contrato ya había sido firmado.
Aunque había pasado un mes, para Bell fue como una eternidad.
Ha estado recibiendo torturas por parte de Zald y Alfia. Uno con golpes y dolor extremo, y la otra con parte con una sesión de estudio completamente extremo.
"Memorizar. Eso es todo. No es tan difícil"
Alfia le había dicho esas palabras.
Para ella, quien en algún momento había sido llamado el <Monstruo del Talento> o el <Talento Encarnado>, no era nada difícil comprender y memorizar con solo una leída un gran libro.
Pero para Bell era diferente. Él no tenía esa cualidad, no tenía un talento de dioses como lo tenía Alfia.
Zald lo había descubierto en el mes que llevaba de entrenamiento. Bell carecía totalmente de talento.
Lucha con espadas.
Lucha con cuchillos y artes marciales.
Incluso para el estudio de material didáctico.
Bell no tenía una pizca talento para esas cosas.
Pero aunque carecía de talento, él tenía una muy buena característica: Su capacidad de aprender era muy buena.
Esto no era nada de talento, sino el esfuerzo puro que el chico entregaba en cada entrenamiento. En cada sesión de aprendizaje se enfocaba en el material con una concentración impresionante.
En el "Fortalecimiento" con Zald había sido capaz de aprender las técnicas usadas por el hombre y usarlas como propias.
Claro, las técnicas eran mediocres y mal refinadas, nada comparadas a las habilidades superiores de Zald, pero eso ya era un avance muy grande para el pequeño niño de 7 años.
Zald y Alfia veían con buenos ojos el gran esfuerzo del chico. Se sentían orgullosos de cuánto había avanzado el chico en poco tiempo.
Es por eso que decidieron ponerle una prueba.
Ser golpeados constantemente por ellos daban sus frutos, ahora querían ver cómo esos "frutos" se desenvuelven en una batalla real, donde el niño se jugará la vida.
Decidieron que esa prueba se llevaría a cabo en 30 días. Dándole más tiempo para que el chico se prepare para su primera aventura.
X. X. X.
--Escucha, Bell.
--S-Si, abuelo.
A diferencia de Alfia y Zald quien lo torturaron con golpes y sobrecargas de información, el anciano Dios también tenía su manera de "entrenar" al chico.
--Necesitas entre dos o tres dedos. Los introduces por el agujero y empiezas a dar suaves movimientos.
--S-Si...
--¡Asegúrate de que esté bien mojada o no servirá de nada!
--¡E-Entiendo!
Bell se estremeció ante las voz emocionada y rígida de su abuelo.
--Cuando veas que ya está bien lubricado...¡Solo abres la llave y dejas el agua correr! Y listo, así es como se lava un vaso.
--¡Genial, abuelo!
--¡Nhahaha! A las mujeres podrán gustarle los hombres fuertes, pero si no sabes valerte por ti mismo entonces no tendrás valor para ellas. ¡¿Entiendes, Bell?!
--¡S-Si! Entonces, ¿Aprender las labores domésticas me hará un hombre más confiable?
Bell preguntó expectante al emocionado hombre, quien estaba cumpliendo con su método de entrenamiento.
¡Cómo llamar la atención de las mujeres!
Ese era el entrenamiento que Zeus le enseñaba a Bell.
El no se quedaría con los brazos cruzados mientras observaba como Zald y Alfia formaban al chico, él también quería hacerlo, así que empezó estás enseñanzas.
--¡Por supuesto, muchacho! ¿Confiarías en alguien que no sabe lavar ni siquiera un plato?
--¿E-Eh? Bueno, no lo sé.
--¡Nhahaha!
--Callate, anciano.
--S-Si...
Zeus calló su risa causada por la indecisión del chico debido a la fría voz de Alfia, quien se encontraba inspeccionando el "entrenamiento" del Dios.
Desde que el entrenamiento había comenzado hace unas 2 semanas, Alfia había estado vigilado ávidamente a Zeus para que este no le enseñara cosas raras al chico.
Se había convertido en una molestia para el anciano Dios, quien había estado enseñando cosas muy blandas al chico debido a los ojos que tenía pegados en la espalda.
Casi llegaba a su límite. Se había estado conteniendo con sus verdaderas enseñanzas.
Quería mostrarle a Bell sobre lo que significaba el verdadero arte de atraer mujeres.
¡El Romance de un Hombre!
Aquella sabiduría proveniente de un Dios que ha vivido desde la creación, era completamente invaluable.
Pero gracias a Alfia esa sabiduría no llegaría a los oídos de Bell.
Es por eso que había diseñado un plan. Usando su gran inteligencia había estado camuflando las enseñanzas en algo aparentemente inocente.
Cómo el arte de lavar un simple vaso.
Pero realmente no sabía si el denso Bell captaba realmente lo que quería decir, así que solo tenía que confiar en él.
X. X. X.
Dos meses han pasado desde que comencé a entrenar con el Tío Zald y estudiar con mamá. No ha sido nada fácil, pero pongo todo el empeño que tengo.
Además suelo tener también clases con el abuelo, el cual me enseña el arte de valerse por sí mismo y ser confiable con las mujeres.
Aunque todo se basa en labores domésticas...
Al principio fue vergonzoso, pero una parte de mi estaba interesado en esas clases. Era algo que tenía que ver con las historias de Héroes que admiro tanto.
¡Todas esas personas son completamente confiables y admirables!
Las mujeres con las que suelen encontrarse siempre terminan maravilladas con solo verlos. Tan geniales y sublimes. Yo quiero ser como ellos.
Además, había algo que me había llamado la atención en esas historias, y se había convertido en uno de mis principales motivos.
Un encuentro predestinado con el sexo opuesto.
Una chica siendo atacada por un vil monstruo, sus ojos llenos de terror se cerrarían esperando su inminente muerte, pero entonces...
*Slash*
¡Una espada rompería el viento y asesinaría a la bestia!
Yo, con un porte elegante y heroico dirigiría unas suaves y confiables palabras hacia la chica asustada.
--¿Estás bien?
En los ojos asustados de la chica captarian mi gallarda figura y el miedo se remplazaria con una gran admiración...Y un toque de amor.
Y entonces le daría mi mano, ella la tomaría y se acercaría levemente hacia mi.
Su rostro se acercaría hacia el mío muy despacio, podría sentir su cálido respirar. Solo a centímetros de mis labios.
Entonces...
¡Y entonces...!
--¿Qué estás haciendo?
--¿¡Whuaaa—?!
Con un sonido de *pop* caí de espaldas hacia el frío suelo de madera. El piso crujió debido a la fuerza con la que me estrelle.
Ignorando el hecho de que me caí, mire rápidamente al dueño de la voz, quien se encontraba mirando desde la puerta de mi habitación.
--¡¿T-Tio Zald—?!
Él me estaba viendo con una mirada complicada y llena de sentimientos confusos. Tal vez me estaba mirando como un bicho raro.
--Deja de coquetear con el espejo y movámonos. Toma tus cosas.
--¡¿E-Eh...?! P-Pero el entrenamiento ya acabó.
--Solo haz lo que te digo.
--¡S-Si!
El Tío salió de la habitación y me dejó solo sentado en el frío suelo de madera. Entonces, una gran ola de vergüenza me atacó.
No había parte de mi rostro que no estuviera de un color rojo. Podía sentir mi cara tan caliente que podría salir humo de ella.
Me había visto en un momento vergonzoso.
Había estado practicando frases frente al espejo de mi habitación. Estuve tan absorto en mis pensamientos que me había olvidado de escuchar la puerta abrirse.
Quería morir en este instante.
--...
Tome mi espada de madera y me coloque las botas. Me cambie nada más que con mi ropa de entrenamiento.
Espero que Tío Zald no diga nada sobre lo que acababa de ver o verdaderamente moriría de vergüenza.
Además yo no tenía toda la culpa por pensar de esa forma.
Debido al entrenamiento de estudio, tuve que leer muchos libros. A parte de los libros sumamente complicados sobre magia y otras cosas. En varios de esos siempre había historias que hacían más fácil el aprendizaje.
¡Y muchas de ellas eran historias de romance!
Héroes rescatando princesas, para luego empezar una linda historia de amor, ¡Para terminar con una reflexión sobre cómo sumar números correctamente!
Esas historias no solían tener mucho sentido...¿De dónde sacaron esos libros?
Pero eso no era el punto, ¡El romance de héroes era lo importante!
¡No me pueden culpar por pensar así, ¿Verdad?!
No me estaba volviendo un fanático del romance, ¿O si?
--¡Agggg!
Sacudí la cabeza con fuerza para quitarme todos esos vergonzosos pensamientos. Quiero olvidar todo esto de una vez.
--...
Había llegado a la sala, el Tío Zald solo me vio y me dio una mirada de "Sígueme" y salió de la cabaña. Sin decir nada salí igualmente.
Pero algo me resultaba extraño...¿Donde estaba mamá y el abuelo? Aún faltaba para que el sol cayera, deberían estar por alguna parte.
Justo cuando di un paso hacia a fuera de casa sentí que algo no andaba bien.
Todos mis instintos gritaron, y cuando me dispuse a vigilar rápidamente el sitio, lo único que vi fue oscuridad.
X. X. X.
Poco a poco los párpados de Bell fueron abriéndose.
--¡Hick...!
Un gemido de dolor salió de su boca. Usando sus dos manos se tomó la cabeza, un fuerte dolor provenía de ella.
--¿¡Q-Qué pasó?!
Bell preguntó pero nadie respondió. Al no escuchar respuesta se levanto y miro hacia todos lados. La sorpresa y el miedo atacaron su cuerpo.
--¡¿Dónde estoy?! ¡¿Qué es este lugar?!
No encontraba nada parecido a lo que había estado acostumbrado a ver.
Intensos árboles con apariencias tenebrosas llegaron a sus ojos. La tierra en sus pies estaba maltratada, como si alguien hubiese estado ahí.
La intensidad de los árboles frondosos y gruesos lo abrumaba. El viento que hacía mover los arbustos hacía que temblara de miedo.
La intensa flora que abrumaba su vista ya le había confirmado donde se encontraba.
Bell trago saliva. Aún cuando había preguntado, él ya sabía dónde estaba.
Esto era un frío y solitario bosque. Lleno de flora y de intensos árboles centenarios.
Además que había algo más.
Algo que abundan en los bosques, las razones por las que las personas no solían acercarse a ellos. Estos lugares solían estar llenos de monstruos.
Lo había aprendido en su sesión de estudio con Alfia.
--¿C-Cómo llegué aquí...?
Bell dijo con la voz cortada y asustada.
Estaba abrumado debido a la cantidad de información. Hace solo un momento había estado en casa, ahora estaba en un lugar tenebroso.
No sabía cómo había llegado a este lugar, pero lo que sabía es que tenía que salir de aquí rápidamente o tal vez no duraría mucho.
Giro rápidamente hacia su cuerpo y busco las cosas que traía.
Su ropa estaba sudada, pero al menos no estaba rota. Su espada de madera se encontraba justo a su lado, estiró su mano derecha para tomarla. Justo en ese momento se dio cuenta de algo.
Un papel se encontraba atado con una cinta en su muñeca derecha. Bell sin pensarlo dos veces tomó el papel y lo abrió.
Aunque estaba arrugado era completamente legible y se podía entender.
Sus ojos se abrieron en sorpresa al leer la carta, sus rodillas empezaron a temblar, parecía que colapsaría.
La carta decía:
«Sobrevive 1 semana en ese bosque. Usa lo que tienes a mano y tus conocimientos para sobrevivir en esa situación.
Sal de tu zona de confort y muestra de que estas hecho. Si lo haces demostraras que tú esfuerzo dio frutos.
Este bosque está lleno de monstruos capaces de asesinar a humanos fácilmente.
Lo único que te puedo decir es: Dévora o se devorado. Caza o serás cazado.
Buena suerte.
Por cierto, no te tomes la molestia de querer escapar. Estas tan al fondo del bosque que te tomará al menos 2 semanas salir de ahí.
Adiós.
Atte: Tu Tío Zald»
De la boca de Bell no salió ni un sonido.
La luz de la luna ya había empezado a filtrarse en el continente. La noche ya estaba por caer.
--¡....!
Entonces cuando Bell estaba apunto de decir algo. Unos extraños ruidos llamaron su atención.
¡Gwaa! ¡OOOOOO! ¡SHHHHH!
El bosque pareció gritar ante la presencia de Bell. Los ruidos provenían desde los más fondo del frondoso. Estaba anunciando que una presa había llegado.
Los rugidos de los monstruos cada vez se escuchaban más altos. Llenos de éxtasis y con ganas de devorar carne.
La noche ya había caído, los cazadores ya habían salido de sus cuevas. Sus garras y colmillos esperaban por algo que desgarrar.
Ese algo estaba parado mirando ansiosamente hacia todos lados.
--¡Maldición...!
Bell apretó los dientes y tomó su espada de madera y se puso en guardia.
No podía escapar de ese bosque. Su tío se lo había confirmado, haciendo su corazón aún más ansioso.
No sabía que le deparaba durante los próximos 7 días o si verdaderamente podría llegar a esa cantidad de tiempo.
Pero lo que sí sabía, es que esa noche iba a pasar un mal rato.
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Bueno, creo que tengo que tengo que avanzar con mi otro Fic. Me estoy centrando demasiado en este xD.
Bueno, ¡Nos vemos!
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