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Capítulo 11: ¿Elfa racista?

Han pasado días desde que aquel suceso en el <Pueblo de Agris> haya sucedido. Las cosas parecen haberse calmado bastante, pronto las noticias de lo que había pasado empezaron a desvanecerse.

Por lo que escuché, una <Familia> había llegado al pueblo y había resolvido la mayor parte del problema. Incluso habían rumores que el responsable de lo sucedido en el lugar era el cabeza del pueblo, quién se había aliado con una organización malvada.

Afortunadamente nada malo paso después de eso y a pesar de que me deje llevar un poco por las emociones, todo se había resuelto sin yo tener que mover un dedo.

[Ese gran agujero en el pueblo que hiciste seguramente costará mucho arreglarlo, ¿No crees?]

La voz familiar que venía dentro de mi cabeza me hizo temblar un poco. Pero rápidamente me recompuse y con una sonrisa en mi rostro miré hacia el cielo.

–Ya no hay quien me lo cobre.

Después de todo ya me encontraba bastante lejos de ese pueblo.

No creo que manden a un montón de personas a cobrarme por los desastres que ocasione, ¿o si?

Con solo pensar en como un viejo aldeano me de otro recibo por daños y prejuicios me hizo tener ganas de llorar.

No quiero más deudas en mi historial y mucho menos cuando poco a poco estoy juntando la cantidad que necesito para liberarme de este horrible trauma que me deja dormir poco por las noches.

[Fu, eres todo un criminal, Bell]

No lo soy.

[Me gustan los chicos malos, ¿Sabes?]

Basta, por favor.

[A todo esto…¿En serio piensas quedarte con los objetos de los elfos?]

–No, planeo devolverlos, pero me gustaría quedarme con algunos. Ya sabes…por eso.

[Si, lo entiendo. Mereces una recompensa después de todo]

–Algo así…

Rascandome la cabeza, observaba el cielo que se estaba tiñendo de rojo. La noche pronto caería.

–Joven Cranel, nuestro jefe lo está esperando, disculpe la demora.

Una voz llamó mi atención.

–O-Oh, si. Ahora mismo voy.

Observé a la figura que había aparecido detrás de mí llamandome. Era una mujer elfa, sus largas orejas delataban ese hecho. Cabello azul fuerte y una belleza impresionante que me hacía sentir nervioso.

Asentí y luego la seguí, llevándome a una choza más grande de lo normal, adornada con distintos tipos de objetos. Se veía bastante sagrado.

–Adelante.

La mujer elfa abrio la puerta de la choza bastante lujosa para instarme a entrar en ella. Asintiendo ingresé con cautela al interior.

[Los asentamientos de los elfos no han cambiado aún cuando han pasado tantos años…]

La voz de nostalgia de Aria resonó en mi cabeza.

–...

Después de haber caminado por bastante días y haber recolectado bastante información, logré dar con un pueblo elfico. Y justo ahora me encuentro a punto de hablar con el jefe de este lugar.

Había sido complicado entrar, pero después de unos sucesos poco llamativos, los elfos finalmente me dieron la bienvenida y hicieron caso a mi demanda de hablar con su líder, el cual se hallaba sentado detrás de una pequeña mesa de madera fina, observándome con sus ojos verde jade.

–Tome asiento, joven.

Su voz rasposa y vieja llenaron el lugar. Su dedo arrugado apuntó al piso alfombrado para acomodarme en el. Después de todo, aquí no había sillas, tal como él, yo tenía que sentarme en el piso.

–Si, con permiso.

De la manera más respetuosa posible, me senté en la alfombra roja, la cual era bastante suave.

Sus ojos verdes no dejaban de penetrar profundamente en mi. Parecía que mirara directamente en mi alma.

El anciano elfo no dijo nada, parecía que quería que yo inicie la conversación.

Su cabello largo amarillo descolorido daban como señal su larga edad, su túnica blanca que cubría su cuerpo y sus accesorios en el cuello y los dedos le daban un toque de “figura ancestral”, como un sabio de novelas.

–B-Bueno…

–Antes que nada.

La voz del anciano elfo volvió a resonar por la habitación haciéndome temblar un poco. No por miedo, sino por nerviosismo por estar hablando con un elfo y mucho más él cual era el líder de este lugar.

–Dejame agradecerte, humano. Si no hubieses estado allí, seguramente esté asentamiento ya habría sido saqueado.


–N-No es nada, en serio…Je,Je.

Rascándome la cabeza debido a la vergüenza una sonrisa salió de mi rostro cuando el agradecimiento del hombre salió de su boca.

Hace unas horas, justo cuando investigaba maneras de tener un encuentro con este hombre, el pueblo había sido atacado.

¿Por quién? Debe ser obvio.

<Evilus> había puesto la vista en este lugar y había mandado a sus secuaces a saquear y robar algunos objetos sagrados.

Desafortunadamente para ellos, yo estaba allí. Y junto con la ayuda de los aldeanos, logramos derrotarlos y mandarlos lejos de este lugar, lo cual me había valido un pase directo hacia una reunión con el jefe.

–Hubiesemos sufrido muchas bajas y familias enteras hubiesen perdido la felicidad, no seas modesto, niño.

Nuevamente las palabras del hombre elfo se oyeron en la habitación.

Asintiendo con vergüenza acepte las palabras del hombre.

–Me dijeron que tenías asuntos pendientes conmigo, de que se trata, te escucharé con gusto.

–Oh, si.

Recordando el motivo por el cual estaba aquí, saqué mi mochila y coloque encima de la mesa de madera fina.

El elfo me vio algo confundido mientras veía como metía mis manos en la mochila, pero luego sus ojos se abrieron en asombroso cuando poco a poco mis manos sacaban objetos que el viejo reconoció de inmediato.

–¿Estos son…?

Con la voz incrédula el hombre miraba cada objeto en la mesa.

Arcos, pociones, reliquias y objetos que a simple vista parecían normales, pero para la vista de un elfo, todo eran cosas que los elfos fabricaban, después de todo, la firma de magia de sus compatriotas estaban allí.

Pronto la vista del hombre se ensanchó más cuando vio que de la mochila pedazos de madera bastante grandes salían de ella.

Todo pertenecían a árboles sagrados.

Por un instante sus ojos parecían haberse teñidos en rabia y odio, pero rápidamente desaparecieron y su voz nuevamente resonó en la habitación.

–¿De dónde los sacaste…?

Sus voz calmada, pero que detrás de ella capte un atisbo de enojo, llenaron mis oídos y me instaron a responder.

–En uno de los lugares de estuve me vi involucrado en una batalla y logré dar con estos objetos.

Empecé a contar la historia, saltando partes que no consideraba relevantes para decirle al anciano elfo.

–Una amiga me dijo que esto eran de su raza, así que vine a devolverlos.

[¿Amiga? Bell, te recuerdo que tú y yo estamos casa—]

La voz enojada de Aria sonó en mi cabeza, pero decidí ignorarla por completo.

¿Eh? Hace tanto frío en este lugar.

–Ya veo…

La voz del hombre parecía apagarse un poco.

–Hiciste bien en devolverlo, muchacho. Mis hermanos elfos seguramente pelearon con honor para proteger estás cosas. Es una lastima que hayan caído bajo las manos de humanos asquerosos.

–¿Eh?

Ante la última frase mi cuerpo tembló un poco.

Yo también era un humano, eso me dolía. Pero era mejor no decir nada y dejar que el viejo elfo se desahoge.

Después de todo, sabía por algo de mi abuelo que los elfos eran algo distantes de las distintas razas. Pero aún así, ser llamado asqueroso a pesar de que no se refería a mí, no se sentía nada bien.

–Humanos asquerosos, sabíamos que todo esto era obra suya. ¡Lo pagarán un día de estos!

El viejo elfo se sobreexalto y lo único que pude hacer es hacerme más pequeño en la habitación.

Después de que su rostro haya perdido todo signo de enojo y halla vuelto a la normalidad, el volvió a verme con sus penetrantes ojos para luego juntar sus manos en la mesa fina.

–Te lo agradezco, si eso es todo, entonces es hora de que está reunion termine.

–¿E-Eh?

–Puedes pasar la noche aquí, te ofreceré una habitación en algún lugar en el bosque y podrás irte por la mañana.

Ante lo dicho por el hombre, el cual planeaba dar por terminada está conversación, me estremecí ya que aún había una cosa que tenía que pedir.

[Ese elfo nos quiere dejar ir sin alguna recompensa, Bell. ¿No debería ser más agradecido?]

No hice esto por la recompensa, pero al ver las ramas de los árboles elficos, no podía perderlos por nada del mundo, pero tampoco podia robarlos.

Con la mirada sería y agravando mi voz lo más que pude para dar un toque de madurez, dirigí mis ojos rojos a los verdes del elfo, el cual se preparaba para irse de la habitación.

–Como agradecimiento por ayudarlos a recuperar los objetos, me gustaría quedarme con algunas de las ramas sagradas. No necesito pasar la noche aquí, denme las ramas y me iré de inmediato…Por favor.

Intentando sonar lo más maduro posible, apreté mis puños que se hallaban escondidos debajo de la mesa.

En ese instante el elfo detuvo toda acción, y volvió a sentarse sobre la mesa.

Sus ojos me miraron, y de pronto las palabras que salieron de su boca resonaron por todo mi ser.

–Insolente humano. ¿Que te hace pensar que una basura como tú podría recibir algo de esto?

–....

[Lo veía venir completamente. No te desanimes, Bell]

–Haber traído los objetos y haber tenido una reunión conmigo ya debería ser bastante recompensa. Incluso te ofrecí pasar la noche debido a tu ayuda hace unas horas, siente agusto con eso, humano.

Su voz rasposa y enojada me daban indicios de que esté viejo elfo ya no me escucharía. Incluso si lo intentará más, sería todo en vano.

El hombre se fue y la elfa de cabello azul entro después de que él viejo saliera, haciéndome señas como para seguirla, me llevo a lo que se suponía que sería mi habitación en el cual pasaría la noche.

El camino fue silencioso, ninguno de los dos dijo alguna palabra. En cambio solo atine a mirar alrededor de el pequeño asentamiento en el cual me encontraba.

Árboles por todo lados extremadamente elegantes y bien cuidados y a su lado chozas un poco más pequeñas que la de el jefe del lugar, pero igualmente decoradas místicamente.

Fuentes de las cuales el agua clara y sin impurezas reposaban en ellas y daba un toque majestuoso.

Realmente me sentía como en un cuento de fantasia.

[Entonces…¿Cuál es el plan?]

Escuchando al viento hablar dentro de mi cabeza, no supe qué contestar. El viejo había rechazado mis palabras y recuperar esos objetos ahora es imposible.

Apreté mis puños en frustración y un pequeño dolor de cabeza empezó a florecer. Mis ojos rojos solo pudieron mirar pies, los cuales aún se dirigían en la dirección que la elfa nos llevaba.

–...

Realmente necesitaba esas ramas como a de lugar. Era urgente y no había manera de irme de aquí sin ellas.

[¿Robarlas no sería una mejor opción…?]

Lo sabía, solo escabullirme de nuevo hacia el lugar donde se habían guardado las cosas y tomarlas sería lo más fácil que podría ser en esta vida.

¿Pero eso realmente era lo correcto?

Si fuera así, ni siquiera tendría porqué haber estado aquí, simplemente pude haber tomado otro camino y hacer como si nunca hubiera encontrado esos artefactos y ya no tendría que estar pasando por esto.

Pero si haría eso no sería mejor que aquellas personas que quisieron mandar a mi familia a una muerte llena de pecados y sufrimiento.

Yo quiera hacer lo correcto.

[Buena respuesta.]

El espíritu que habitaba dentro de mí me habló con su dulce voz reconfortante y alegre.

Sabiendo que ella sabe absolutamente todo de mi, seguramente sabía que yo respondería de esta manera. Mis mejillas se tiñeron un poco de color carmesí.

–...

Dando una reverencia, la mujer me enseñó la habitación en la que estaremos para luego dejarnos mientras cerraba la puerta.

Una simple cama, una pequeña mesa de noche y una habitación en donde podía tomar un baño. Todo era demasiado minimalista que daba un poco de nerviosismo.

Mi espada, mi mochila, mi cuchillo y otros accesorios más fueron puestos sobre la mesa de noche, y solo me quedé con mi camisa negra y mis pantalones negros.

Estaba cansado y realmente no quería tomar un baño, tal vez lo haga por la mañana antes de irme y despedirme de este lugar.

Sentando en la cama mis botas salieron de mis pies, mis dedos cubiertos por medias blancas tocaron el frío piso de madera.

Resoplando mire el suelo con melancolía. Recibí un par de palabras de motivación de Aria, pero no parecía que funcionaria. Estaba cansado y un poco deprimido mientras mi mente vagaba en como obtener esas reliquias elficas.

Entonces, mientras mis pensamientos seguían consumiendo un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Mis ojos, quienes miraban al suelo captaron algo que hizo que mis vellos se pusieran en punta.

Sentado en la cama mirando hacia mis pies, observé cómo debajo de la cama dos manos blancas y con dedos delgados se enredaban en mis tobillos.

–Ji, Ji, Ji, yo puedo ayudarte con tus problemas, humano.

Una pesada voz y pesadillesca provino debajo de la cama lo cual me hizo saltar con pánico. Tomando mi espada rápidamente salte hacia la cama y me pare sobre ella, con la mano en el mango de la espada que me había causado tantas desgracias me preparé para volar todo el lugar si era necesaria.

–¡¿Whaaa?! ¿Q-Quién eres tú?

Dije con mi voz temblorosa y con mi pecho latiendo furiosamente.

Revisando en mi interior espere que la mujer que habitaba dentro de mi dijiera algo, pero parece que no tenía nada que decir de esta situación.

Incluso sentí como en lo profundo de mi una sensación ajena de diversión se desataba. Aria se estaba riendo por alguna razón…

Ignore al espíritu que se revolvía de risa dentro de mi cuando la figura que había tomado mis pies salía debajo de la cama.

Arrastrándose por el suelo de madera una figura delgada se revolvía como un gusano tratando de salir por completo, lo cual me pareció aún más espeluznante.

Mi pecho se apretaba aún más y las palabras se atragantaron dentro de mi.

Levantándose del suelo como si fuera una marioneta dañada su silueta y su género quedó al descubierto cuando todo su cuerpo giro hacia mi, quien se halló congelado en la cama.

Un bufido salió de mi boca y mi cabeza confundida no pudo decir nada ante esto.

–...

Acomodándose su cabello rubio largo y liso, la silueta, la cual ya reconocía como una mujer dirigió su mirada hacia mi.

Sus ojos color uva dejaban ver una mirada decepcionante y a la vez divertida y un toque de inmadurez salían de ellos. Cómo si me estuviera inspeccionando, sus ojos seguían cada parte de mi cuerpo.

Su rostro, un poco sucio debido al estar debajo de una cama y luego arrastrarse por el suelo, dejaban ver una belleza juvenil e inmadura. Sus labios rosados se curvaron una ligera sonrisa.

Sus majestuosas orejas puntiagudos daban una señal de realeza y elegancia, ella era una elfa en todo su esplendor.

Su cabello rubio que le llegaba un poco más arriba de la cadera desordenado no hacía nada más que resaltar un poco más su belleza desordenada.

Su vestido blanco adornados con un toque con símbolos dorados le llegaban hasta las rodillas y cubrían sus brazos hasta los codos. Sus tacones dorados resonaron en la habitación cuando poco a poco se acercaba a mi.

Sin moverme, está vez ya no paralizado por el miedo, sino por la vergüenza no pude dejar de ver a la belleza elfica que se hallaba frente mio.

Toda mi vida había adorado a los elfos majestuosos, incluso si la elfa de cabello azul que me había puesto también nervioso era hermosa, no tenía comparación con la chica que estaba al frente mio.

Calculando su edad, seguramente también estaba por mi rango de edad, tal vez ,14 años o más.

[¿La vas a dejar de mirar y babear como un perro en celo o que?]

La fría voz que provino de mi mente me hizo salir de mi estupor y nuevamente me hizo poner nervioso.

–¿Q-Quién eres tú…?

Cautelosamente y aún con un poco de vergüenza le pregunté a la chica que se hallaba ante mi.

La chica elfa sonrió, puso una de sus delicadas manos en su pecho y dio una reverencia. Para luego abrir sus delicados labios. De la cuales una delicada voz fina y educada salió de ella.

–Yo soy Primo Libera, su salvadora. Siéntase honrado, asqueroso humano.

Lastima que su tono de voz no vaya acorde con sus palabras.


X.  X.  X.


La fría noche había caído y la luna rebosaba si hermosa luz cálida y refrescante de la cual me gustaría disfrutar en este momento lleno de frialdad.

La habitación en la que me encuentro ahora hace tanto frío que podría congelarme.

–...

La elfa que anteriormente había salido como un demonio debajo de mi cama ahora se encontraba sentada como una reina en el mismo lugar de donde ella salió.

Con sus piernas cruzadas y moviendolas elegantemente y con un poco de aburrimiento me miraba directo de a los ojos esperando algo o tal vez analizando cada parte de mi alma y ser.

Yo, quien ya había salido de la cama en la cual ella se encontraba, estaba parado en la puerta de la habitación con la espada aún envainada, pero sin bajar la guardia ante la chica.

Aria, quien había estado dejando salir sus insultos a la chica por mi cabeza parecía bastante enojada por algo, y solo se mantenía en silencio.

No sabía quién era esta chica y porque estaba aquí. Salir de debajo de una cama y luego presentarse como mi salvadora con un toque racismo no necesariamente había hecho que también quisiera saber cuál era su razón de estar aquí.

Aún en la puerta me aseguraba de tener una ruta de escape por si algo malo sucedía, pero aunque estaba bastante cauteloso por la chica elfa, realmente sabia que ella no era un peligro.

Esta chica era débil…Al menos para mí.

–...2 minutos…

–¿Eh?

Dejé salir un sonido confundido ante las palabras de la chica, las cuales eran como viento delicado y cortante.

–Han pasado 2 minutos desde que me he presentado, pero tú, campesino humano, parece que careces de educación.

–¿C-Campesino…?

[Wow, esta chica es algo serio. ¿Dejarás que te hable así?]

El viento enojado parecía que me susurraba en el oído que haga algo ante la falta de respeto de la chica, pero yo estaba conmovido de que ella supiera de que yo era un campesino de un pueblo casi olvidado.

¿Ella sabía quién era yo? Y si es así, que quería de mi.

–Así es , un campesino. Tus ojos, tu caminar, tu cuerpo, tus manos, todo es de un bárbaro campesino que solo se dedica a la tierra.

–¿E-Eres realmente capaz de decifrar todo eso con solo verme…?

Mi cuerpo tembló, parecía que había subestimado a la chica con su increíble capacidad para decifrar a las personas.

[Ella solo está siendo racista contigo, Bell…No es algo que tendrías que admirar]

–Así que te daré otra oportunidad, ser inferior. Yo soy Primo Libera, tu salvadora…

Su elefante hablar se detuvo, como si esperara que yo dijera algo. El tiempo pasó y elegante y hermoso rostro se frunció en un ceño.

En ese momento un shock recorrió mi cerebro, el cual ya había descifrado lo que ella quería, aunque debía ser obvio, ella lo había dicho hace unos momentos.

–Y-Yo soy Bell Cranel, un placer…

Mi voz salió más aguda de lo que quería y un atisbo de nerviosismo se coló en mis palabras. Sin dejar mirar el rostro de la chica quise ver si reacción.

Su ceño desapareció para luego darme una sonrisa que no llegó a sus ojos color uva.

–Ahí está, recuerda presentarte correctamente ante alguien, campesino. Si no lo haces podrías traer deshonra a tu sangre.

–S-Si, lo recordaré.

–Hasta el más humilde de los campesinos humanos debería saber un saludo, no lo olvides, chico campesino.

Aunque esta chica era seguramente de la misma de edad que yo, y que estaba aún más seguro que era tan débil para mí que no sudaria ni una sola gota si tuviera en un combate contra ella, emanaba un aura de autoridad y madurez que me hacía sentir como si estuviera hablando con una persona mayor.

Era casi la misma esencia que tenía el viejo jefe de este lugar.

[Bueno, ¿qué es lo que quiere la señorita racista de ti? En vez de estar escuchando consejos estúpidos, deberías preguntarte eso mejor]

Aria sonaba enojada. La entendía, después de todo estaba siendo bastante grosera, pero había algo que me impedía enojarme con ella, era extraño.

¿Tal vez se sentía así ya que ella era una chica?

¿O tal vez…?

[Oh, Bell…No puedes esconder tus sentimientos de mi. No lo haces porqué esa mujer escala totalmente en tu fetiche élfico.]

Un fuerte golpe acertó en mi pecho. La vergüenza se apoderó de mí ante lo dicho por el espíritu que habitaba en mi. No quería decirlo ni pensarlo, pero esta mujer sabía absolutamente todo de mi.

[Esta chica te insulta y aún así no dejas de verla embobado…¿Eres masoquista acaso? ¿Debería llamarte “basura”, “asqueroso” y “campesino” también para llamar tú atención?]

–¡Por favor, no hagas eso! ¡Moriré de vergüenza si eso pasa!

–...

Mis manos se posaron en mi cabeza mientras gritaba esa frase al viento. La vergüenza de que él espíritu pensara eso de mi se aprisionó fuertemente en mi corazón.

*Cof* *cof*

Una tos molesta resonó en la habitación minimalista.

Sudando por el temor, dirigí mi mirada hacia la elfa que había ignorado por los pensamientos de Aria sobre mi. Su ceño nuevamente se había fruncido y sus labios se habían curvado con desagrado.

Su mano derecha, la cual era adornada con distintos tipos de pulseras de varios colores se dirigía hacia mi, mientras que me apuntaba con uno de sus delicados dedos adornados con un anillo de lo que parecía de oro.

–Ignorare por esta vez tu falta de respeto por gritar ante una invitada. Ahora, siéntate, humano campesino.

[Ni siquiera la invitamos...]

Su dedo índice apuntó hacia mi, y luego hacia el suelo. Haciendo señales de que me sentará en él.

Titubeando un poco miré hacia la chica, la cual aún seguía moviendo su dedo.

–B-Bueno, ya que nos hemos presentado porque no nos llamamos por nuestros nombres primeros…Eso es buena educación, ¿No?

–Un ser inferior cómo tú no necesita de mis modales, eso solo es digno de mis compatriotas. Tu repugnante nombre no saldrá de mi agraciada boca, humano.

Con mi rostro en blanco sabía que esto llevaría a nada. Aún sin enojarme por sus insultos, me resigne y seguí sus instrucciones con resoplido.

Pude escuchar como dentro de mí él espíritu seguía rebosando odio hacia la hermosa elfa.

–Aunque ya que estaremos trabajando juntos será mejor tener algo así como respeto mutuo. ¿Te parece que te siga diciendo “campesino” o quieres “asqueroso humano”?

Con un tono dulce y condescendiente la mujer dejó salir esas palabras con una sonrisita. Con sus ojos expectantes y llenos de sentimientos de superioridad, esperaba que yo le diera una respuesta.

Ninguna de las opciones es buena, pero pelear por ello sólo llevaría a cansarme más de lo que ya estaba en este día ajetreado.

Además, ¿Qué es eso de que trabajemos juntos?

–Puedes elegir el que quieres…

Dejé salir en un resoplido.

–Bien…entonces…¡Campesino! Ese es bueno, además de mucho más corto. Hará que tenga que dirigirte menos palabras, campesino.

–Supongo…

Desviando la mirada de la chica nuevamente dejé salir un suspiro cansado. Quería dormir cuanto antes y encontrar una manera de conseguir esas ramas sagradas, pero con esta chica aquí eso parecía haber pasado a segundo plano.

–Entonces…¿Qué desea de mí, señorita Primo?

Intentando finalmente terminar con esto, le pregunté a la elfa que me miraba con ojos divertidos. Cuando lo escuchó, una mueca de desagrado apareció en su rostro, como si algo de mi frase no le había gustado.

Pero luego su expresión cambió y el rostro de la elfa se volvió uno sería. Sus ojos color uva miraron en mi dirección sin pestañear.

Sin haberme sentado en el piso observé igualmente a la elfa, su cuerpo delicado tembló un poco tal vez por el frío, pero sus ojos llenos de frialdad dijeron una frase que hizo que mis vellos se crisparan.

–Ayudame a quemar este horrible lugar, y las ramas que tanto buscabas serán tuyas, ¿Qué dices?

[Para ser un elfo…Ella es bastante maliciosa, tal vez deberíamos quemarla a ella]

El viento frío resopló.

X.  X.  X.

–Me niego.

–Pues no deberías hacerlo.

Mi voz salió más fría de lo que había querido, a lo cual ella respondió rápidamente sin titubear.

Haciendo un gesto como si de algo apestara en la habitación la mujer repelió mi respuesta de la horrible situación que me estaba proponiendo.

Necesitaba esas ramas, eran demasiado importantes para mí, pero destruir este pueblo para conseguirlo sería una estupidez y algo que me perseguiría el resto de mi vida.

Incluso prefería robarlas yo mismo y hacerme enemigo de los elfos antes que hacer llover fuego en este pueblo inocente.

Además, si no estoy mal ella vive aquí, ¿Por qué debería destruir su hogar? ¿Está elfa acaso no está bien de la cabeza?

–Eres muy santurrón. Me lo debes, después de todo, has sido tú el que destruyó mis planes.

–¿A qué te refieres?

–El ataque de <Evilus> que repeliste hace unas horas era mi boleto hacia mi libertad, pero un campesino benevolente los espanto a cuchillazos como un bárbaro.

Las palabras de la elfa me recorrieron el cuerpo como si fuera un shock.

Hace unas horas una infantería de <Evilus> había llegado ha este lugar para saquearlo y conseguir cualquier tipo de cosa con valor para llevárselo, y si eso significara destruir todo el pueblo entonces ellos lo harían.

Había estado en el lugar correcto y en el momento indicado para detenerlos y ayudar a los elfos que lucharían con su vida para defender su santuario.

Si yo no hubiese estado allí, seguramente este pueblo al igual que otros habría caído en instantes y todo sería arrasado, y por culpa de la mujer que tenía al frente.

La sangre recorría con fuerza cada parte de mi cuerpo y el agarre en mi espada se volvió más fuerte. Finalmente está elfa me había enojado.

–¿Sabes lo que me costó convencer a esos idiotas de que aquí había algo de valor? Demasiado si no lo sabías.

–¿Tú venderías a tu misma gente…?

–Claro que no…Bueno, a los de este pueblo si. Se lo merecen.

–Son personas inocentes, ¿Por qué merecerían la muerte?

–Son codiciosos e infames y lo único que hacen es robar la libertad de los demás. Tal vez habrá alguno que otro que sea “bueno”, pero el sacrificio será para un bien mayor.

Mi espada lentamente fue sacada de la vaina. Mi actitud de cansancio había cambiado a una enojada cuando la mujer había dejado salir el hecho de que trabajaba para esa organización.

Mis ojos rojos furiosos miraban a la mujer que no se inmutaba aún cuando la espada completamente negra se reflejaba en sus ojos color.

–Los ánimos se están poniendo calurosos. Vayamos al grano…¿Lo harás? Te conviene, conseguirás las cosas por las cuales tus ojos se ven tan desesperados.

–No, nunca.

–Pff, campesino predecible.

Ella soltó un bufido.

–¿No creías que realmente lo haría, verdad?

Dije casi en un susurro.

–¿Creerlo? Nah, sabía que no lo harías. Tus ojos gritan bondad por todos ellos, campesino santurrón.

–¿Entonces por qué me haces esta estúpida propuesta?

–Porque realmente quería saber cómo reaccionarías, tal vez todo eso de bondad en tus ojos era una fachada, pero resulta que si eres de esas personas bastante benevolentes.

–¿Mmn?

Dejé salir un murmullo confundido, a la cual ella respondió ese acto con una sonrisa.

Todo esto estaba siendo demasiado confuso.

[No pienses mucho en ellos, los elfos son raros. Pero déjame decirte esto, en los ojos de esa mujer realmente puedo ver maldad]

¿En serio? ¿No acaba de decir que esto era una farsa?

[¿Le creerías tan fácilmente? Apenas piensas que no era de <Evilus> y ya estás comiéndotela con los ojos otra vez]

¡Eso no es verdad…! Creo.

Envainando mi espalda miré a la mujer con una expresión más calmada.

–No entiendo nada de lo que está pasando ahora, pero solo para confirmar, ¿No eres parte de <Evilus>, verdad?

La última parte salió con una voz amenazadora, no es como si quisiera hacerlo, pero cada cosa que tenga que ver con ellos me pone de esa manera.

Mirando sus ojos color uva busca cada rastro de mentira en ellos, pero una sonrisa burlona fue todo lo que se me mostró.

–No, no lo soy. Ah, pero si fui responsable del ataque, debo admitir que estaba bastante desesperada para recurrir a ellos, pero no me uní a sus líneas.

–¿Eh?

–Asi que te tengo un nuevo trato, campesino. Como puedo ver,  tienes algo que ver con esos chicos malos ~, y no algo muy agradable…

Juntando sus manos y entrelazando sus dedos se inclinó hacia delante con una elegancia que me hizo temblar.

–Yo te doy la ubicación de la base que me contacte, los nombres de los líderes que están allí, y por último las ramas que tanto deseas…

Mirándome fijamente una sonrisa encantadora se formó de sus labios que lentamente se habrían para decir la siguiente frase.

–A cambio de todo eso solo te pido algo sumamente fácil.

–...

Cauteloso con lo que dijo la mujer solo espere espectante. Su oferta era demasiado tentadora, pero no sabía que es lo que quería a cambio de eso.

Aria en mi cabeza seguía insistiendo en que la mandé a volar fuera de la habitación, pero obtener los lugares de donde habría más sujetos de <Evilus> había tocado una parte sensible de mi.

Espectante, espere a que la elfa termine si frase, el mundo parecía detenerse cuando sus labios formaban una frase.

–Quiero que me secuestres.

–¿Eh?

[¿Eh?]

Mis ojos se abrieron como platos.

–Por supuesto, también añadiré algo de dinero como recompensa si haces lo qu—

–Acepto.

[¡¿Bell?!]

El sonido de el dinero ya había resonado en mi corazón.

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Feliz Navidad, papus.

Que Freya-sama los bendiga y ojalá y la hayan pasado bien, no como yo, que de tanta leche con chocolate ando metido en el baño.
(Soy intolerante a la lactosa xD)








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