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Capítulo 2: Regalo para los Afortunados.

¿Qué se supone que estoy haciendo? 

Esa pregunta resonó en mi alborotada mente. 

Hace tan solo unos minutos había recibido una noticia que movería todo el centro de mi alma, y dispararía el miedo en mi corazón. 

Estoy jadeando. Estoy cansado. 

¿Cuánto tiempo llevo corriendo? No lo sé. El tiempo parece que se detuvo después de esa frase. 

"Orario a caído"

Las palabras de ese sujeto aún rebotan en mi cabeza. La discusión que tuve con la persona encargada de mi viaje también está allí. 

Lo recuerdo, es por eso que estoy corriendo. El no quería llevarme hacia donde están ellas...

Las caravanas que se dirigían a gran velocidad al lado contrario a dónde iba ya habían cesado. El único sonido que podía escuchar era mi respiración agitada y los pasos rápidos golpeando el suelo. 

–....

Estoy siendo un estúpido. Un tonto. 

Tal vez él tenga razón. Ellas seguramente ya no están allí. 

A mí mente llegaron las dos personas que conocí una noche anterior.

Emma y Primo. Dos jóvenes con la entable una amistad, y fueron a <Orario> horas después de mi. Esas personas amables que se acercaron a mi cuando estaba en un momento de soledad. 

Ellas se acercaron y tuvieron una conversación conmigo, dándome ánimos para seguir adelante, contándome sus historias para congeniar conmigo. 

Esas personas amables no debían verse involucradas en este infierno que estaba apunto de comenzar. 

Así que tomé una decisión estúpida. 

Sin saber si habían logrado salir del siguiente destino a dónde habían ido, le rogué al conductor del carruaje que me ayude a llegar allí, y si estuvieran en problemas ayudarlas. 

Obviamente él se negó, tuvimos una discusión, él quería huir y dejarme dónde mi hermana, y luego ir donde su familia. Era una decisión sabía, pero eso sería dejar morir a Emma y Primo. 

Por supuesto no tenía pruebas si estaba allí, solo me deje llevar por el miedo y la idiotez y seguí sugiriendo ferozmente ir allí. Se negó rotundamente. 

Me dijo que era un tonto por querer tirar mi vida a la basura por unas personas que no había conocido ni siquiera por 24 horas. Tenía razón, pero aún así no quise desistir. 

Incluso si hubieran escapado no podría saberlo, debía verlo con mis propios ojos y saber si estaban bien o no.

Si me aferrara a esa pequeña esperanza que ellas habían escapado en una de esas caravanas y resultará que ellas habían muerto, entonces nunca me lo perdonaría. 

Yo siempre quise ser un héroe. 

Si las cosas resultarán así, entonces estaría pisoteando ese sueño. Yo dejaría de ser Bell Cranel. 

Bell Cranel es un tonto y porque es un tonto es por qué está dispuesto a sacrificarse por los demás. 

–Lo siento... 

X. X. X.  

"¡Los Héroes son unos idiotas sin sensatez"! 

En la mente de un hombre mayor quien conducía un carruaje, esa palabras furiosas resonaban, recordando al mocoso de cabello blanco que había salido corriendo de su carruaje, en dirección hacia la muerte. 

Ese mismo niño ahora se encontraba a unos metros de él. 

–¡¡SUBETE IDIOTA!!

–¿¡EH–?!

El conducto gritó con furia mientras sujetaba la camisa del niño idiota. Con solo un brazo lo alzó y lo subió a la carreta que no había parado ni un momento, haciendo que el muchacho suelte un grito de incredulidad. 

El chico cayó de trasero hacia la carreta, chocando con cajas y el equipaje que él había dejado sin importarle nada. Ese lanzamiento fue con furia, después de todo el conductor estaba molesto. 

Molesto por haber regresado y no haberlo abandonado. 

Molesto por el idiota que ahora llevaba de pasajero. 

Y molesto por haberle dicho que los "héroes eran idiotas", y por eso ahora se sentía responsable. 

–¡¡¡ESCUCHA, MOCOSO!!! ¡¡¡IREMOS A BUSCARLAS, PERO SI MORIMOS TE MATARÉ EN PAZ EN EL INFIERNO!!!

–¡Hyyy...!

Bell chirrió del miedo al ver al hombre tan molesto. Si cuerpo tembló y parecía que quería llorar, pero rápidamente se tranquilizó. El viento nuevamente chocando su rostro a gran velocidad lo hizo mantener la calma. 

–¡¡Muchas gracias por volver!! 

Bell le agradeció al conductor. Si el no hubiera llegado, entonces seguiría yendo a un rumbo desconocido solo, lo cual lo aterraba. Pero ahora tenía un compañero, dandole un poco más de confianza. 

En su mente Bell seguía agradeciendo al conductor mientras esperaba que las chicas con las que conversó ayer estuvieran a salvó. 

X. X. X. 

El traqueteo incesante de la carreta avanzando a gran velocidad se combinaba perfectamente con los latidos de los corazones de los hombres que viajaban hacia un rumbo desconocido. 

No sabía que les esperaba allí. 

No sabían si siquiera saldrían vivos o si fue la decisión correcta seguir adelante.

El miedo parecía que se apoderaba de ellos. El conductor sostenía fuertemente las correas de los caballos, a pesar de tener las manos temblando y sudando, se aferró con fuerza mientras aumentaba más la velocidad. 

Bell estaba inquieto, su cuerpo igualmente estaba temblando, justo en ese momento estaba cometiendo una locura. No solo arriesgando su propia vida, sino la de uno más solo por un capricho heroico. 

Pero aún así, él no dudaría seguiría adelante, su resolución era más fuerte que su miedo. 

¿Cuánto tiempo faltaba para el destino? 

Bell se preguntó a sí mismo. Según recuerda hace aproximadamente 30 minutos el destino a dónde llegaría estaba solo a unas horas, pero eso era a una velocidad normal y calmada, ellos prácticamente estaban volando. 

Su velocidad era tal que Bell sintió como su cuerpo era jalado hacia atrás. Si seguían así, entonces llegarían en poco tiempo. 

–¡....! 

Por supuesto, Bell estaba en lo correcto. No había pasado mucho tiempo desde que el conductor lo había sujetado y lanzado a la carreta, así que era impresionante lo que el niño podía ver a lo lejos. 

Humo. 

Grandes pilares de humo eran avistados por el chico, quien ahora sostenía una mano en su pecho, apretándolo fuertemente para evitar caer en pánico. 

–¡¡ESCUCHA, MOCOSO!! 

El conductor gritó con todas sus fuerzas. Su voz denotaba nerviosismo. 

Bell prestó atención, el grito lo sacó de sus temerosos pensamientos. 

–¡¡¡TE DEJARE EN LA ENTRADA, Y LUEGO LAS BUSCAS DENTRO!!! ¡¡SOLO SERÁ ESO, SINO VUELVES EN 30 MINUTOS YO ME LARGO!! ¡¡CUMPLI CON MI TAREA DE TRAERTE AHORA APAÑATELAS, HÉROE IDIOTA!!!

Esas palabras quedaron grabadas en la cabeza de Bell. 

Solo tenía treinta minutos, sino quedaría atrapado en el infierno a dónde se dirigía. Era poco tiempo, Bell lo sabía, pero era mejor que nada. No podía pedir más, no era su derecho. 

–¡¡SI!! 

Bell grito aceptando esas reglas. 

Aún no sabía que pasaría. Ni siquiera sabía si esas chicas habían huido o solo si estaban muertas, era una batalla contra lo desconocido. 

Tal vez si primera aventura heroica. Pero esta aventura no hizo palpitar su corazón de emoción como hacía cuando leía aquellas historias que su abuelo le regalaba, en este momento su corazón palpitaba por terror. 

–.... 

Golpeando sus mejillas con ambas palmas, Bell disipó preocupaciones y miedo tan solo un poco y nuevamente se reafirmó. 

Era hora de comenzar. 

X. X. X. 

–¡¡Ahora!! 

Ese grito provino detrás de mí. Hábilmente aquella persona que había sido cómplice en esta locura había estacionado la parte trasera de la carreta hacia la entrada del pueblo. 

Ese grito me dió una orden, y por supuesto, yo la seguí. 

¡¡Solo tengo 30 minutos!! 

Salté de la carreta y caí de pie sobre la tierra. Por un momento parecía que el mundo se había detenido. No podía escuchar nada, solo un simple pitido en mi oído. 

–...

Deje salir un fuerte suspiro de mi boca y corrí. No había tiempo que perder. 

Corrí. 

Corrí lo más rápido que pude adentrando hacia ese pueblo destrozado. 

Ignorando el hecho que había partes donde la tierra se había vuelto negra y con un olor a hierro, solo corrí. 

Los pilares de humo y las casas destrozadas, las carretas destruidas, los cuerpos mutilados de personas y las incesantes ganas de vomitar no me harían detenerme, sólo tenía poco tiempo. 

–¡¡EMMA, PRIMO!! 

Grité con todas mis fuerzas. No tenía tiempo ni para ser respetuoso y decir honoríficos. Tenía que encontrarlas. 

¿Estarán aquí? ¿Huyeron? ¿Tal vez ya...? 

¡Cállate idiota! 

Controlándome seguí gritando los nombres esperando tener una respuesta, pero no conseguía nada. Todo estaba en silencio...No, eso era mentira. 

*Clank* *Clank* *Clank* 

A los lejos sonidos de metales chocando hacían eco por el lugar, eran bajo y casi inaudibles. También a esos sonidos se sumaron otros sonidos, eran gritos y maldiciones. 

Era claramente el sonido de una pelea. 

 –Debo ir allí... 

Allí había personas luchando, pero también habrían personas que seguramente habría quedado envueltas en la lucha, si es así, entonces había posibilidades que esas mujeres aún se encuentren hay. 

Los sonidos se acercaban poco a poco. Pero también estaban desapareciendo, eso era una mala señal. 

–¡...! 

Apretando mis dientes tomé valor y corrí hacia la fuente del sonido. 

Poniendo todo mis esperanzas en mis delgadas piernas esperaba no llegar demasiado tarde, incluso si no eran aquellas chicas, si pudiera ayudar a salir a alguien más de este lugar entonces el viaje no habría sido en vano. 

Corrí con desesperación hacia la fuente de los sonidos, esperando encontrar un atisbo de esperanza. Deseando por encontrar a aquellas personas.

X. X. X. 

¿Por qué sucedió todo esto? 

Tal vez solo era yo quien se lo preguntaba. Tal vez todas las personas que se encontraron en este pueblo también se lo estaban preguntando. 

Quizás ese pensamiento fue el único que pudo pasar por sus cabeza. Todo sucedió tan rápido. Ni siquiera habíamos logrado asimilar lo que estaba pasando muy bien. 

–...

La elfa temblorosa a mi lado no para de llorar silenciosamente, sus ojos están llenos de terror y su cuerpo manchado de sangre, un olor horrible a carne provenía de ella, igualmente me encontraba yo.

Fue hace unas horas. 

"Orario a caído"

Recuerdo esa frase. 

Un montón de caravanas llegaron a este pueblo donde nos estábamos preparando para nuestra siguiente parada. Todas ellas estaban llenas de personas, se veían tan mal, como si hubiesen pasado por el infierno mismo. 

Sus ojos vacíos hacían que me sienta extrañamente mal. Era como si su tristeza se contagiará a mi. Daban ganas de llorar al ver esas imágenes. 

Todos harapientos y llenos de heridas, mujeres, hombres y niños. Distintas razas, distintas edades, todas ellas parecían querer morir en ese instante. 

¿Qué demonios sucedió? 

Fue lo que me pregunte.

Por supuesto, la respuesta ya se me la había otorgado. 

El centro del mundo, la ciudad laberinto, la ciudad de los sueños, Orario o cualquier otro nombre fantasioso que se le diera a esa ciudad, ese lugar había sido destruido. 

–....

No fue muy difícil comprenderlo. Es de sentido común. Si la máxima potencia, la cual funciona como una tapa para los monstruos se destruyera...Entonces algo malo estaría a punto de sucederle al mundo. 

Algo malo estaba a punto de sucedernos. 

–¡¡SALGAN DE AQUÍ!! 

Me sobre exalte por ese grito, el cual me saco de mis pensamientos. ¿De dónde había provenido? 

*Track* *Track* *Track* 

De repente, un montón de galopes sonaron en coro. Las caravanas y carretas que se encontraron en la entrada de la ciudad estaban empezando a huir del lugar. 

Las caravanas llenas de personas se fueron sin mirar a atrás. Como así su única misión fuera avisar y largarse lo más rápido posible. Algo malo estaba por venir. 

X. X. X. 

No pasó mucho tiempo en que todo cayera en caos. 

Las personas del pueblo subieron a cuántas carretas estuvieran disponibles. Azotando, empujando y golpeando solo para asegurar su supervivencia. Fuimos echadas de una de esas carretas. 

*Boom* *Boom* 

Podíamos escuchar como explosiones venían del otro lado del pueblo. Una pelea se estaba desatando. Los monstruos ya estaban llegando, una carnicería pronto sería desatada. 

No quiero esto. 

No quiero esto. 

¡No quiero! 

Pero a pesar de intentar abordar una de las tantas carretas, fuimos echadas y maltratadas. No había espacio para tantos, y las personas del pueblo solo aseguraban a sus familias, desconocidas como nosotras no tendríamos ninguna oportunidad. 

Pude ver la horripilante naturaleza humana en sus ojos. Y cuando los galopes de la caballos sonaron, las personas que no pudieron subir ya habían sido condenadas al sufrimiento. 

–¡¡¡CORRE, PRIMO!! 

Sujete la mano de la elfa que estaba gimoteando a mi lado. Grité fuerte su nombre y corrimos hacia la ruta más lejana a la explosión, más lejana de los monstruos. 

Si no hacíamos eso, íbamos a morir. 

Mi cuerpo tiembla, las lágrimas de mis ojos escapan y temblar de mi cuerpo no para. Mi corazón late rápido y los pensamientos de muerte no dejan de atormentarme. 

No quiero.

No quiero. No quiero. No quiero morir. ¡Aún necesito encontrarla. Es por eso que tuve este viaje, para encontrarla, es por eso que no voy a morir aquí! 

Apreté mis dientes y corrí lo más rápido posible. No deje de correr. 

Esperando encontrar otra caravana, otro medio de transporte, una pequeña luz de esperanza. 

X. X. X. 

¿Cuándo acabará este infierno? 

No había pasado mucho desde que huí aquel lugar con Primo, corrimos lo más lejano posible, alejándonos de los sonidos que se escuchaban detrás de nosotros. 

No éramos los únicos. Muchas más personas corrían igualmente, despavoridas, llenas de terror, completamente desesperadas por encontrar un refugio. Los gritos incesantes de esas personas no hacían nada más que alborotar mi cabeza y llenarme de pánico. 

Nuevamente explosiones seguían sonando. Temblores azotaron el pueblo, una explosión poderosa. Mucha gente cayó al suelo, yo junto con Primo logramos mantenernos de pie y seguimos corriendo. 

Ignoramos todo. Seguimos corriendo sin importarnos el gran pilar de humo que se hallaba detrás de nosotras, los gritos de las personas que pronto eran callados en un sonido ahogado, los niños llorando e implorando ayuda, ignoramos todo. 

No podíamos hacer nada. Esas cosas estaban viniendo, si nos hubiéramos detenido seguramente ya solo hubiésemos sido pedazos de carnes destrozadas en los dientes de esas criaturas. 

Perdón... 

Perdón...Por favor, perdónenme.

Si pudiera haber hecho algo por esas personas les aseguro que lo hubiera hecho, si pudiera haberles dado una mano sin dudarlo lo haría, pero no pude. 

No soy más que igual que las personas que nos echaron de las carretas, asegurando su propia vida, su propia existencia. Soy completamente igual a ellos, una mierda de ser humano. Pero aún así quiero vivir, salir junto con la pequeña niña que tengo al lado, y buscar un lugar seguro... Lo siento por ser tan egoísta. 

–... 

Primo no habla. Ahora nos encontramos en una pequeña casa destrozada, pero aún en pie, ocultándonos de esas criaturas. Recostadas sobre una pared, miramos hacia la nada. 

¿Cómo es que paso esto? ¿Por qué pasó esto? ¡¿Por qué justo en este momento?! 

Las preguntas no dejaban de inundarme la cabeza, lo cual provocaba un dolor incesante. 

Me duele todo el cuerpo, nunca he corrido tanto en mi vida. Mis manos temblorosas abrazan mi pecho como para tranquilizarlo, pero fue en vano, el pánico no se iba. 

Mierda, quiero gritar. Quiero llorar y salir corriendo directamente hacia casa, pero eso sería mi muerte. Ahora solo toca llorar en silencio mientras espero que esas cosas no nos encuentren y que todo esto acabe. 

–.... 

De vez en cuando el silencio se rompe, gritos provienen de la parte de afuera de la casa maltrecha, personas corriendo pidiendo auxilio, para luego ser calladas abruptamente, y que solo queden sonidos de monstruos devorando carne. 

Es aterrador, es terrorífico. Cada vez pienso que la próxima podría ser yo, podría ser Primo. Mis manos tapan mi boca, los ganas de vomitar aumentan, no quiero hacer ningún sonido o esas cosas vendrán... 

Nuevamente más y más gritos llegan de la calle pidiendo ayuda. Gritando por un salvador, por un héroe...Pero no lo hay, aquí no hay nadie que pueda ayudarlos. 

A pesar de que tengo una espada en la cintura, a pesar d que mínimamente puedo usarla, si intenta salir sería un suicidio, no puedo dejar sola a Primo, no puedo morir. 

Así que otra vez, perdónenme, perdón por ser tan cobarde y débil.

Perdón por no poder ser un héroe para ustedes.... 

–......

Cerré los ojos con fuerza. Espero que esto acabe pronto o simplemente caeré en la locura. 

–.....T-Todo n-nuevamente...está callado... 

Abrí los ojos, la voz de una niña me despertó del trance. Era Primo, la niña elfa que me acompañaba en este viaje. Su dulce voz se había convertido en una llena de terror y nerviosismo. Hablando en casi un susurro ella llamó mi atención.

Pude ver sus ojos con lágrimas, llenos de terror, su cara sudorosa y sus labios temblando. Se notaba que le costaba hablar. Su cuerpo estaba cubierto de sangre, la cual no era de ella. Un aspecto que una niña no debería tener. 

Mi corazón se estrujó...Ver a la chica que me había acompañado en este viaje así, me rompía en mil pedazos. 

Ella me miró. Sus ojos se clavaron en los míos. Lentamente abrío la boca, y de sus temblorosos labios salió una pregunta. 

—¿V-Vamos a m-morir...?

Una pregunta entrecortada. El nerviosismo la hizo tartamudear, pero aún así logró formular esa pesada pregunta. 

Sus ojos me miraban, en esas esferas llenas de miedo, había algo mas que podía ver...Esperanza, un atisbo de esperanza, tal vez ella aún se aferraba a la idea de salir con un vida de este lugar, de poder seguir viviendo y escapar de este infierno. 

¿Qué debería decirle? ¿Debería consolarla y decirle que si? o ¿Dejarle caer toda la posible dura verdad? 

Sus ojos me miran expectantes esperando una respuesta. Cualquier cosa que le diga marcará a la niña, decidirá si ella sigue teniendo fe o no. No quiero esa responsabilidad, no quiero tener esa carga en mi, no quiero arruinar los sueños de esa niña. 

Pero maldita sea, estoy siendo una basura...

Así que por favor perdónenme, hermana. 

–Si, saldremos de aquí. 

Dije con firmeza, con toda la tranquilidad que pude reunir. Mostrando la confianza en la que carecía, haría que esa niña no pierda la esperanza, incluso si mi vida me cuesta. 

He estado huyendo. Corriendo sin parar, mostrando amable con las personas, pero en momentos cruciales no he podido dar una mano, solo he estado siendo una hipócrita... 

Y ya no quiero ser asi...

Mis manos temblorosas sujetaron mi espada en la cintura, a penas se usarla, pero esto los librará un camino, no le librará un camino a Primo, siendo lo último que haga.

A mí mente llegaron esas personas que murieron aquí y no pude ayudar, está vez no será lo mismo. Ayudaré a esta niña, incluso si es lo último que haga. 

En este infierno es imposible que dos personas salgan. El silencio había terminado y los gruñidos de los monstruos y metales chocando volvieron a llenar mis oídos. La batalla nos había alcanzado. 

Gritos de dolor y tristeza sonaban por todas partes, claramente era una lucha férrea, una que aprovechare para huir. 

—Es hora de salir... 

–¡....!

Tome la mano de Primo, quien se exaltó por el repentino movimiento. 

Me levanté de la pared en dónde estaba recostada, cuando lo hice, mis piernas empezaron a temblar fuertemente, mi cuerpo se sentía débil, y una fuerte sensación de tirarme al piso y no levantarme nunca más invadió mi mente... 

–.... 

Si, eso era. Eso era el miedo a la muerte. Tengo miedo. Pero aún así avanzare, un paso a la vez, sosteniendo la mano de esta niña, directo hacia mi destino. 

No la dejaría morir para salvarme a mí misma. No volvería a ser egoísta. Si lo hiciera, entonces no podría ver la cara de mi hermana nunca más. 

–... 

¿Había un plan? No tenía ninguno. 

Tal vez si tenía uno...Correr. 

La campana en mi cabeza sonó cuando los sonidos de batallas aún se volvieron más fuertes, esa era la señal. Era hora. 

–....¡Corre! 

Grité y jale a Primo con fuerzas, quien intentó seguirme el ritmo. Entonces corrimos velozmente fuera de casa, sin mirar atrás, hacia un destino incierto para Primo, hacia una muerte segura para mi. 

X. X. X.  

Desgracias. 

Solamente en este lugar hay desgracias. Puedo sentirlo, el olor a sangre y carne quemada. Me provoca náuseas. 

Pero a pesar de eso, no hay cadáveres, no hay nada que pueda evidenciar de dónde provino esa sangre, todo está vacío y sin vida, lo único que mantiene la esperanza son los sonidos de un lucha cerca, la cual ya se está apagado. 

¿Ellos están ganando o "ellos" están ganando?  

Espero que sea la primera.

Me siento sofocado, mi garganta duele de tanto gritar, mis extremidades están débiles de tanto correr, ¿Cuánto tiempo llevo aquí? Espero que no sea mucho o si él se irá, necesito encontrarlas pronto o si no simplemente me irá de este lugar. 

Aunque ni siquiera sé si están aquí. Solo le aferró a una tonta corazonada y un caprichoso deseo heroico. Así que por favor, espero y sea cierto. 

–¡...!

Mis ojos lo captaron, la lucha que se estaba desatando en aquel momento, en este lugar, ya había llegado a mi destino. 

Múltiples gritos de furia y rabia, espadas y lanzas chocando con numerosas garras y colmillos, alrededor de 15 hombres se encontraban peleando en ese momento. 

Todos llenos de rasguños y sangre, a pesar de las heridas seguían así, como si estuvieran dispuestos a dar su vida por parar a estas bestias, a pesar del ajetreo de la batalla pude ver qué todos ellos tenían algo en común. 

Un emblema de elefante en el hombro derecho, Signo de que ellos pertenecían a una <Familia>, la <Familia Ganesha>, el mismo lugar de donde provenía ese hombre que nos dió la noticia.

Las bestias contra las cuales luchaban eran feroces, perros humanoides de distintos tamaños, unos gorilas gigantes y grandes bestias con apariencia de cerdo, no conocía sus nombres, pero con solo verlos sabía que ellos me matarían de un solo golpe. 

–.... 

Quedé fascinado, en la manera en que luchaban. En cómo soportaban los golpes y luego contraatacan dando muerte a la orda de grandes monstruos...Si esto era como en las historias de mi abuelo. 

Estaba ante verdaderos <Héroes>...

–¡¡Muévete, mocoso de mierda!!

De pronto salí volando. Mi cuerpo fue arrojado del lugar donde estaban hace un segundo. Confundido mire hacia donde originalmente estaba. 

En ese lugar humo negro salió, las piedras rotas y salpicadas dejaron ver una destrucción increíble. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, si yo hubiese estado allí ya me encontraria...

–¡¿E-Eh?! 

De repente fui levantado del suelo, mis pies ya no tocaban el sueño. Entre en pánico, empecé a moverme desenfrenadamente de como para zafarme de lo que me estaba sujetando. 

–¿¡Qué demonios haces aquí niño?! ¡No deberías estar aquí!

Deje de moverme, la voz de una mujer me hizo temblar y callar. Lentamente mire a mi captura, quien me sujetaba de la nuca y me levantaba sin mucho esfuerzo.

–¡...!

Cabello corto color azul, un látigo en una mano derecha, un traje de batalla ya dañado, y en su hombro un emblema de elefante. A pesar de las heridas en su cuerpo y aún estando llena de sangre, seguía de pie como un pilar, está mujer era muy fuerte. 

No la había visto luchando junto con los demás hombres, parecía que había llegado recientemente de otra lucha aun más feroz que está.

–¡Contesta, idiota! ¡La evacuación terminó hace mucho! ¡Ya deberías haberte ido!

–¡...!

Su voz era dura y firme. Sus ojos me reprenden por estar aquí. Me hizo temblar hasta los huesos, así que conteste lo más rápido posible debido al terrible miedo. Tal vez por qué me hizo recordar a mi hermana es que fui bastante obediente. 

–¡¡V-Vine a buscar a unas amigas!! ¡Y-Yo no soy de aquí!

–¡Niño estúpido! ¡Las personas ya fueron evacuadas, seguramente ya se han ido! ¡No debiste haber venido, esa "cosa" ya está viniendo no tengo tiempo para lidiar contigo! 

Temblé. No sabía a qué "cosa" se refería.

–¡A-Aun así tuve que venir! !P-Perdón! 

Me disculpé ante su reprimenda.

–¡Tch...! Maldita sea. Mocoso, debes irte de aquí, nos espera cosas feas, nada que debas ver. Te daré unos de mis muchachos para que te escolte. 

Su voz se calmó, pero aún sonaba molesta. Parecía querer llamar a alguien que se encontraba en la batalla, la cual ya estaba por acabar. Los guerreros habían ganado. 

Me vendría bien una compañía, este lugar es peligroso, no se qué cosas podrían acechar por allí, pero no quería irme, aún tengo que buscarlas. 

Es un sentimiento raro en mi pecho, que me dice que siga buscando. 

Asi que tengo que seguir buscando, tal vez estén en peligro por este lugar. Tengo que salir de aquí. Mire a la mujer y dije firmemente:

–¡P-Pero aún debo encontrarlas! ¡Además tengo transporte esperándome, no necesito compañía!

Le dije mis tontos argumentos, aunque no se si a eso se le pueda llamar argumentos. Aún así no me iría, algo me dice que siga adelante, un instinto que tal vez deba confiar.

Ella me miró, sus ojos furiosos pronto se calmaron y me soltó, caí al suelo que una marioneta a la cual le quitaron sus cuerdas. Después, ella me dijo mientras tomaba algo de su bolsillo. 

–¡Pues es tu decisión! ¡Pero sal de aquí cuánto antes, no tengo tiempo ni personal para gastarlo contigo! 

Los hombres de allá estaban maltrechos, deberían sanar sus heridas antes que acompañarme.

–¡E-Entendido! 

–Espera... 

Estuve a punto de correr, pero su voz me paró en seco. La mire fijamente mientras se acercaba hacia mi. 

–Me siento estúpida dejando este mensaje a un niño, pero si te encuentras con <Aventureros> como yo, diles que los espíritus son la clave para matar a esa "cosa" 

–¿Eh? 

–No me veas con esa cara, no soy tonta como para confiarle una información tan valiosa a un mocoso, pero mientras más personas sepan de esto, incluso los civiles, entonces con esperanza llegarán a oídos correctos. 

–N-No lo entiendo... 

–No es necesario que lo entiendas, solo dicelo a los demás, a cuánto más puedas, y si son unos idiotas con un emblema de payaso en el hombro mucho mejor. 

Si, realmente no entiendo nada, pero parecía que había recibido información importante, algo que debía ser transmitido si o si. Asi que no debía perder más tiempo, así que nuevamente empecé mi viaje, 

Con un "No mueras, mocoso" de aquella <Aventurera> seguí mi camino siendo guiado por la corazonada en mi pecho. Un error o no, creo que este viaje ya ha valido la pena. 

Solo por precaución, tome un pequeño escudo dejado en el suelo antes de irme, estaba en malas condiciones, tal vez haya sido usado y desechado. Con suerte esta cosa puede aguantar otro ataque. 

Aún estoy asustado, así que espero que el transporte no se haya ido aún, porque sino no sabré qué hacer, y tal vez ya esté condenado.

X. X. X .

Una corazonada. 

También llamado instinto, en una situación en que tú mente, a pesar de no tener pruebas de algún tipo o de seguridad alguna de algo, piensa en que lo que estás haciendo está en lo correcto. 

Tomas camino, pero en este hay dos cruces, no sabes por cual ir, pero "algo" te dice que debes tomar el de la derecha, no sabes porque piensas eso, solo sabes que tienes ese sentimiento. 

Al final lo tomas y llegas mucho más rápido a tu destino. Sucede en casi cualquier aspecto de la vida, que comida comer, qué bebida beber, qué ropa utilizar o qué camino tomar. 

Todo el mundo ha sentido aunque sea una vez ese sentimiento en su pecho que lo obliga a hacer cosas sin estar seguros de algo, y a esto solo tenías dos opciones : Seguir el instinto o no. 

Todo dependía de la persona, algunas se dejarían llevar por esa sensación y otras la desecharían por completo. 

–....

Una corazonada, Shakti tuvo una. 

La mujer que había salvado a Bell de haber sido calcinado por un monstruo, la cual le había entregado un mensaje importante.

Realmente no sabía si el chico lo cumpliría o no, o si simplemente moriría en el camino, ya que aún quedan monstruos en la ciudad, y pronto vienen más. 

Le había ofrecido una escolta al niño, tal vez como un último acto de amabilidad hacia alguien, pero este lo rechazó. Ella no le importo que lo hiciera, quizás antes, en <Orario>, cuando las cosas estaban bien, ella misma habría escoltado al chico a un lugar seguro, y si no aceptaba entonces insititia.

Pero todo se ha ido a la mierda. No tenía porque gastar recursos en un niño suicida. 

Incluso si el hombre que mandaba a cuidar al chico estaba cansado y herido, este aún le servía. No podía simplemente dejarlo ir, cuando el chico lo rechazó entonces no hizo más que aceptarlo. 

En estos momentos la vida tenía precio, y la de su compañero valía más que la del chico, después de todo ellos eran una posible última línea. 

Shakti, ex líder de la <Familia Gansesha>, quien había tenido una corazonada, lo supo desde el fondo de su corazón, que sus compañeros y ella ese mismo día morirían. 

X. X. X. 

¿Qué se supone que uno hace en momentos de peligro? ¿Llora? ¿Se asusta? ¿Se deja tragar por el miedo?

Muchas personas te darán diferentes respuestas, algunos coincidiendo y otros discrepando. 

No hay porque mentir, siempre he sido un miedoso, tengo miedo de muchas cosas. Una vez casi me asesina un <Goblin>, esa experiencia fue traumática y aún está en el fondo de mi mente. 

Pero ese día tampoco fue tan malo, a pesar de haber llorado a montones, de casi orinarme en los pantalones y haber está tan cerca de la muerte, ese día no fue tan malo, después de todo fue el día en que ella llegó a mi. 

"¿Estás bien?"

Aún lo recuerdo, esas palabras dulces y calmadas, unos ojos llenos de comprensión y amabilidad, un sentimiento cálido frotó mi pecho en ese momento. 

Después de asesinar al <Goblin> que me había estado atacando, ella miró mi maltrecho cuerpo y me preguntó si estaba bien, para luego alzarme en sus brazos y llevarme a casa. .

Ese día la conocí, a una de las personas que marcaría mi vida por completo, mi hermana mayor. 

Pasé muchas cosas con ella, tal vez era un poco dura conmigo, pero nunca me dejó sentirme solo, incluso después de ese día fatídico. 

El día que apareció ella parecía un héroe total, como los que mi abuelo me contaba, y eso funcionó aún mas para alimentar mi hambre, mi sueño de ser un héroe como en las leyendas. 

A ella no le gustaba que me ponga en peligro, y trataba mi sueño como el simple momento de infantilismo de un niño. No podía estar más equivocada. 

¿Que se supone que una persona está en peligro absoluto? 

Esa mujer tenía una respuesta para eso. 

Era simple, algo que te mantenga con vida, siempre solía decirlo. 

"Corre, solo es eso, no mires atrás y corre lejos del peligro" 

Correr, era una respuesta simple. 

Si, si ella viera que estoy haciendo ahora le daría un infarto total. 

Si, yo estoy corriendo, pero hacia la dirección contraria.

Mi cuerpo tiembla, mi cabeza duele y mis manos sudan. 

Mi corazón parece que va a estallar y mis piernas parecen que no quieren dejar de correr. 

Si estás en peligro correr es lo necesario, ¿Pero qué haces cuando otra persona está en peligro? 

Por supuesto, también corres, pero no lejos de ese peligro ni de esa persona, lo haces hacia él, para darle una mano, para ofrecerle tu ayuda, si no puedo hacer algo así, entonces tendría que eliminar mi sueño heroico de mi cabeza. 

Lo siento, hermana, está vez no puedo seguir tu consejo. 

–¡Ahhhh——! 

Ah, quema, todo parece pasar tan rápido. ¿Qué es lo que estaba haciendo? Duele demasiado. 

Demonios, todo se vuelve oscuro, me estoy mareando. Tengo sueño. 

Ah, al menos ellas si estaban aquí, las encontré....

X. X. X. 

Me siento mareada, todo está borroso...

Amable.

Las personas siempre decían que yo era alguien amable. Alguien en quien se podía confiar y creer fácilmente. 

Siempre me llevé bien con las personas de mi pueblo, ayudaba en cada cosa que podía y siempre respondía con una sonrisa. 

No lo hacía para alimentar mi ego o ganar algún otro tipo de gratitud, sino porque era lo correcto, ayudar a las personas, conversar con ellas y sacarles una sonrisa.

Tal vez esa era mi manera de hacer algo por este mundo y ayudar a quien más lo necesitaba. 

Me fui de casa y emprendí un viaje de búsqueda, no sabia cuánto tardaría o si realmente lograría mi objetivo, pero lo afrontaría con una sonrisa y esperanza. 

Se suponía que eso haría, pero ahora no puedo. Todo se ha ido al demonio, mi rostro no tiene una sonrisa alegre, sino una expresión de terror absoluta. 

Ni siquiera soy capaz de calmar a una niña asustada, ¿A dónde se ha ido toda mi valentía? ¿Siempre fui así de cobarde? 

Esas preguntas siguen azotando mi cabeza aún cuando estoy en una situación de peligro extremo. 

Una sensación de muerte inminente llena mi alma. 

Todo mi cuerpo se siente aplastado. Estoy llena de heridas, la sangre no deja de filtrarse de ellas. Queman sin piedad. 

Mi ropa está rasgada y una increíble migraña hace que quisiera reventar mi cabeza contra el suelo.

¿Qué estaba haciendo? 

El pitido en mi oído es molesto. A lo lejos podía escuchar a alguien gritando o ¿Tal vez estaba cerca? Todo es confuso. 

Solo quiero estar aquí...Estar recostada aquí y dejar que todo se calme y dejar de sentir...

–¡EMMA...! 

Ah, alguien grita mi nombre. 

–¡D-Despierta por favor! 

Los gritos siguen. Parecen asustados, y no dejan de llamarme por mi nombre...¿Quién es...? 

Intento mirar hacia la fuente del grito. 

Entonces recuerdo todo, un shock pasa por mi cuerpo, se siente horrible, asquerosamente desagradable... 

–¡...! 

Intento decir algo pero las palabras, pero nada sale. Mi garganta arde. 

Levántate. 

Mis ojos lo captaron perfectamente, mis sentidos estaban volviendo. 

Una pequeña elfa está apunto de ser asesinada. 

Me llené de miedo. Un perro negro con los ojos en sangre se encontraba a metros de ella, una distancia considerable, pero lo que causaba terror era la llama que exhalaba de hocico. 

La misma llama que causó la explosión y me dejó en tan mal estado. 

Si ella lo recibe de lleno... 

–¡...!

¡Carajo! ¡Levántate! 

Ella está paralizada del miedo, no puede hacer nada más que mirar a la muerte acercarse a ella. 

¡Si no la ayudó entonces ella va a morir! 

¡¿Pero por qué no responden mis piernas?! ¡¡Muévete por favor, no me hagan esto!!

¡Tengo que llegar a ella! ¡Lo prometí, la sacaría de este lugar! 

¡No quiero tener más penas en mi vida, no quiero dejar morir a nadie más! 

A pesar de que siempre intento dar una mano a los demás, ¡¿Por qué no puedo hacerlo ahora, por qué no pude hacerlo con esas personas?! 

El perro negro alista su ataque... 

El miedo se apoderó de mí. Y aún así no puedo levantarme, duele, no llegaré a tiempo. 

–... 

Ah, Primo está llorando...Al igual que yo. 

El perro lanzó la llamarada. 

Solo que quedo mirar como la esperanza moría junto con la pequeña niña, calcinadas por mi debilidad. 

–¡¡¡OHHHHHH—!! 

El grito de alguien desconocido llamó mi atención. Antes de que la llamarada pudiera alcanzar a la elfa, alguien había corrido hacia ella. 

Gritando como loco como si estuviera dándose valor, me sentí confundida, ¿Quién era, dónde había salido? Todo estaba pasando tan lento. 

Un pequeño escudo se encontraba en su mano derecha. Pude ver su rostro, el miedo se hallaba en el, pero aún así el seguía avanzando tan rápido como el viento. 

Su cabello blanco se balanceaba en el aire, y sus ojos rojos miedosos también estaban llenos de determinación. 

Esa apariencia me era familiar. 

¡.....! 

Él saltó, antes que impactó llegué hacia Primo, se lanzó directo hacia la llamarada, colocando hábilmente el escudo justo en centro, en el lugar del impacto. 

Podía verlo, como volaba, saltando hacia una niña indefensa quien no podía nada más que mirarlo con confusión y asombro. Se veía tan genial, olvidé el miedo por un momento, hasta que la explosión llegó. 

*BAMM*

El chico fue mandado a volar. Primo igualmente. .

El escudo se había hecho añicos, parecía que la explosión lo alcanzó, ya que podía ver cómo el humo salía de su cuerpo mientras caía golpeando en suelo. 

Primo también cayó lejos del lugar, pero no parecía nada grave más que golpes, ya que el chico fue quien se llevó la peor parte. 

¿Qué está pasando? 

A pesar de haberlo visto aún no podía creerlo. ¿Qué expresión tenía en este momento? ¿Está bien? ¡Carajo, tengo que pararme, esa cosa aún está allí! 

Maldice e intenté levantarme. Logré ponerme de rodillas, pero el dolor era infernal, podía sentir que con cada minúsculo movimiento mis huesos estaban crujiendo. 

–¡...! 

Entonces un recuerdo llegó a mi cabeza, dándome la respuesta a una de mis tantas preguntas. Ese chico lo había conocido en el pueblo anterior. 

Lo recuerdo, tenía una expresión triste, así que decidí hablar un poco con él, si lo recuerdo perfectamente. 

¡¿Pero qué hacía aquí?! ¿Cómo es que está aquí? Se supone que él aún estaría por mitad de camino hacia este lugar, debieron ya haberle avisado de lo que estaba pasando. 

–¿Q-Qué? 

Sonidos de patas golpeando la tierra empezaron a sonar. Mis pensamientos se fueron e instintivamente mis ojos se colocaron en la fuente del sonido. 

Era el perro, quien estaba empezando a avanzar. Estaba caminando, cada vez aumentando la velocidad, directo hacia el chico. 

Lo va a matar. 

–.... 

Aún rodillas mire la escena que sucedía en ese momento. Ese chico moriría siendo devorado por ese perro. Sus colmillos desgarrarian su piel y músculos. 

Aquella persona que había salvado a Primo y que había usado su cuerpo como escudo para proteger a la niña iba a morir frente a mis ojos.

Yo no voy a permitir eso. 

Así que levantate. 

Por lo que mas quieras en este mundo...¡Levanté! 

Mi pecho arde y piernas empiezan a responder. 

No quiero que él muera, no quiero que nadie más muera.

Aquella persona que por un momento me hiciera olvidarme del miedo y volver a tener fe, yo no dejaría que lo asesinaran tan fácil. 

–¡...! 

Apreté mis dientes con fuerza. El sabor a sangre estallo en mi paladar. Mi mirada determinada miro fijamente hacia la criatura.. 

Mi manos temblorosas apretaron con fuerza la espada en mi cintura. 

Ese perro va directo hacia el chico, no ha notado mi presencia aún, y si lo hace parece que no le importo. 

Ese fue su fallo. 

El perro corrió abriendo su hocico y mostrando sus grandes colmillos. 

Yo golpeé el suelo con mis pies y también corrí hacia el chico. 

La espada desenvainada fue apuntaba hacia adelante. 

Toda la fuerza que tengo, toda la que me queda será puesta en este ataque. 

Entonces igual que el chico, como el viento, como un héroe volé directo hacia mi primera aventura. 

El viento Silvio y la tierra se removió. 

Una velocidad impresionante para mis piernas maltrechas. 

¿Quién llegaría primero, yo o "él"? 

Mi garganta dolía, asi que desde el fondo de mi corazón grite con furia.

El perro llegó y su boca fue directo hacia el cuerpo del joven recostado en suelo. No me prestó atención...Era mi victoria. 

Antes que la muerte llegará al chico, la muerte tomo otra parada y acertó en el pecho del monstruo. 

Por un costado del monstruo mi espada a máxima velocidad atravesó con dificultad, abriéndose paso por las costillas, atravesando órganos, para luego salir por el otro extremo. 

*AGHHH* 

El perro chilló al sentir el impacto. Se retorció por todos lados intentando escapar, aullando, gritando, la sangre salpicó por todo lado, manchando el cuerpo del chico e igualmente la mia. 

El perro logró soltarse de mi agarre, mi espada quedó dentro de su cuerpo. Los chillidos no cesaban, era desagradable ver esa escena, hasta que finalmente se calmó y cayó con un sonido sordo. 

Dejó de moverse, ya estaba muerto. 

–¡Haaaa..!

Di un fuerte suspiro, caí sobre mi trasero. Mis ojos estaban abiertos hasta más no poder y mi respiración empezó a descontrolarse. Mire mis manos, manchadas de sangre y temblorosas. 

Podía sentir aún la adrenalina recorriendo mi ser. De mi espalda sudor frío bajaba por ella. Las lágrimas salían sin cesar, pero no estaba asustada, la sonrisa en mi rostro lo decía todo. 

Yo estaba alegre. 

Alegre de estar viva, de ganar y de haberme llenado de valor y correr. Todo fue tan rápidos, los latidos de mi corazón no paran, tenía que tranquilizarme. 

–¿E-Emma? 

Una pequeña voz en casi un susurro provino detrás mío. Era Primo, quien estaba llena de heridas pero parecía que aún podía moverse ya que había llegado hasta aquí.

En sus ojos había confusión y miedo, era obvio, hace tan solo unos momentos la muerte casi toca su alma. 

–¿E-Estas bien...? 

Preguntó con genuina preocupación. 

La mire, y le di una sonrisa, calmandome un poco, me levanté y le di una genuina sonrisa, como las que siempre estaba acostumbrada a dar.

Levanté mi mano y acaricia su cabello, ella se estremeció, pero pude ver cómo ella también se estaba calmando. Ya era hora. 

–Ya era hora de irnos, salgamos de aquí. 

Ella solo me miró, y luego asintió con firmeza. 

–P-Pero qué hacemos con él... 

Primo señaló al chico recostado en el suelo, lleno de sangre y heridas, aún respiraba, estaba vivo. 

Mirándolo fijamente recordé el nombre de ese muchacho, se llamaba Bell. 

X. X. X 

El pueblo desolado habia obtenido un aura tenebrosa. 

Los hogares destruidos y pintados de sangre de personas que fueron abandonadas por la suerte y los dioses.

Ropa desgarrada y manchada se enganchaba en las piedras y palos de las casas destruidas, el viento las amasaba y las hacia bailar en aire. 

El humo se estaba despejando, dejando ver el cielo azul y claro. Un clima cálido que no contrasta con lo sucedido en este lugar o con que sucede en el mundo actualmente. 

Todo estaba tranquilo. La batalla que Bell había presenciado hace un poco de tiempo ya había acabado. Los guerreros habían salido victoriosos, pero a costa de una gran cantidad de vidas civiles. 

Nadie celebró, nadie rió, nadie lloro y brindo por los caídos. 

Solo estaban allí, mirando hacia la nada, esperando la muerte que ya se les había sido anunciada. 

Shackti, ex líder de la <Familia Gansesha> estaba sentada en una piedra mientras miraba hacia el horizonte. Sus manos sujetaban un látigo desgastado y lleno de suciedad. 

Los <Aventureros> siguieron los pasos de la líder. 

Después de que su Dios principal haya regresado al cielo, ellos tomaron rápidamente el <Falna> de otro Dios y decidieron volverse la línea defensiva de los evacuados. 

Muchos cayeron y otros escaparon con miedo, pero ellos quedaron, esperando aquella criatura que había sido responsable de todo este caos, dispuestos a dar la única cosa que les quedaba...Su vida, ellos lo esperarían. 

–.....

El momento de tranquilidad había acabado.

Fue casi un susurro. Una melodía fue tocada, sonaba por el pueblo destruido, atrayendo todo tipo de oyentes. 

Los hombres lo escucharon, escondidos en los escombros y sin querer salir de allí, supieron que su escondite ya no era seguro y se lamentaron. 

Las mujeres lo escucharon, abrazando los cuerpos de lo que antes era su familia, solo lloraron y se lamentaron por el terrible suceso que pronto comenzarían. 

Los niños no lo escucharon, después de todo ya no quedaba ninguno, todos ya habían sido privados por la fuerza del placer de escuchar la melodía de la muerte. 

Los monstruos lo escucharon y se lamentaron porque ya tenían que marchar sin disfrutar mucho su comida. 

Aquellos jóvenes que caminan con dolor en busca de una salida, con los huesos fracturados y usando cada pizca de fuerza en su alma, también lo escucharon, una melodía que los puso excesivamente tristes y nerviosos. Un lamento que los quería hacer llorar. 

El lamento de la "Madre" resonó. Sus "hijos" atendieron al llamado y fueron a darle consuelo, eliminando a los que le hacían daño y la hacían llorar. Su odio infinito no tendría fin hasta que todos sean destruidos. 

X. X. X.  

Marchando hacia una salida. 

Pasó a paso, lento y seguro. Jadeando y respirando débilmente, con los nervios de punta y con los sentidos en alerta. 

Aquellos jóvenes quienes habían pasado por una experiencia traumática ahora se encontraba yendo directo hacia carreta que los llevaría lejos de aquí. 

Hace un momento habían escuchado algo que los puso en estado de alerta, se asustaron demasiado pero pudieron mantener la calma a pesar de lo aterrador que era escuchar ese "llanto". 

Decidieron ignorarlo por completo y seguir avanzando. Ya les había pasado demasiadas cosas en el día como para tener que seguir preocupándose por un "lamento" fugaz. 

Bell, el chico que imprudentemente se utilizó como escudo para salvar la vida de pequeña Primo, se encontraba siendo sostenido por está por la izquierda, y la chica Emma lo sostenía con cuidado por la derecha. 

Caminar dolía como el infierno para todos, pero obviamente para Bell era peor. Su cuerpo estaba chamuscado, su ropa estaba desgarrada, y las heridas parecían que dejarían demasiadas cicatrices. 

Bell tenía que ser ayuda al caminar o sino se desplomaría en el acto. 

Aguantando el dolor de las heridas, las jóvenes decidieron ser su apoyo y ayudar al tonto imprudente de Bell. A paso lento fueron directo hacia la salida de ese lugar. 

Bell las guiaba moviendo sus manos, indicando el lugar a donde debían ir. 

No estaba lejos, Emma y Primo se habían alejado de ese lugar para luego volver sin saberlo, así fue como Bell las pudo encontrar.

El chico al no encontrar a nadie cerca de la batalla decidió regresar dónde estaba el señor que lo llevaría a casa, esperando poder hallarlas allí. 

Emma era pésima ubicándose, durante su escape había estado dando vueltas por distintos lugares, huyendo en circulos. Esa era uno de sus defectos: no recordaba los lugares donde había estado, tenía que estar 10 veces en el mismo lugar para saber cómo salir o llegar allí. 

Sin saberlo había estado rondando el camino cercano donde Bell había bajado de la carreta, pero este había tomado el camino contrario a ella, y Emma no se acercó dónde estaba el conductor porque gritos provenían de allí. 

Afortunadamente para ella, Bell decidió regresar a buscar por allí, y luego las encontró siendo atacadas, y sin dudar un segundo salto directo a la muerte. 

–.... 

Ella quería hablar con él. Preguntarle qué hacía allí, pero no era el momento adecuado. Forzando su garganta, ella le dijo: "Hablaremos luego", y el chico asintió. 

Tal vez, cuando estén a salvó puedan tener una buena conversación sobre lo sucedido, con muchas más calma y sin peligro de muerte alguna. 
–...

Emma sonrió. 

Esperando que ese momento pudiera llegar, siguió adelante hacia la salida de este infierno vil y nauseabundo. 

Todo estaba tan calmado. Miro a Bell y el estaba sonriendo satisfecho, parecía que no tenía preocupación alguna. 

Igualmente ella vio a Primo, la niña sostenía a Bell con fuerza, como si no lo quisiera dejarlo ir a ningún lugar. En sus ojos ya no había el miedo que tuvo hace poco tiempo cuando estaba apuntó de ser asesinada.

El aire cálido y los rayos del sol alumbraban el paisaje desolador, pero para ellos era lo más hermoso que habían visto, un camino hacia la vida.

El viento acariciaba su piel, les estaba dando un abrazo fuerte y cálido, como si los felicitara por algo. 

Emma quería reír, Bell quería grita de emoción y Primo quería llorar de alegria. 

Estaban a tan solo pocos metros de llegar, solo tenían que girar a la izquierda en el último cruce, entonces allí lo encontrarán, el regalo que el mundo le había otorgado. 

El regalo por haber sobrevivido y no haberse dejado doblegar por el apocalipsis. 

Los pasos se hacían más rápidos, la emoción se notaba en sus rostros, lágrimas amenazaban con salir de sus ojos alegres. 

Llegaron y giraron. 

Giraron para poder observar el regalo de este mundo. 

El regalo de un mundo cruel despiadado: 

La muerte. 

–.... 

Los pasos se detuvieron. 

Los rostros emocionados habían desaparecido, siendo cambiados por todo tipo de expresiones de decepción y miedo. 

Sus cuerpos tambalearon, tenían ganas de llorar, la muerte había venido a buscarlos. 

–.... 

No es que no hubiesen encontrado la carreta, de hecho a tan solo unos metros ese vehículo estaba allí. Los caballos aún se encontraban hay, esperando tranquilos sin mover ningún solo dedo. 

Si llegaban a ellos entonces podían escapar, obtendrian la ansiosa seguridad, pero había algo mas allí, muchas cosas allí que solo una carreta. 

Todo el camino que tenían que recorrer estaba llendo de cadáveres. Hombres, mujeres y niños, de diferentes razas y sexos, quienes no habían obtenido un regalo, quienes se quedaron sin suerte yacen allí, siendo devorado por todo tipos de criaturas. 
–....

El olor a carne y sangre hizo temblar los huesos de los chicos. 

Los cadáveres los dejaron paralizados. 

Era cierto, habían estado recorriendo ese desgraciado lugar, pero nunca habían visto directamente las muertes de otras personas, solo huían abusando de su suerte, nunca vieron cuál era el verdadero horror que pasaba en este lugar. 

Ante tal situación los chicos querían vomitar. Querían arrodillarse y dejarse tragar por maldad y finalmente acabar con todo esto. 

Las lágrimas caían al suelo, mezcladose con la tierra ensangrentada, haciendo un sonido asqueroso que los irritaba y les recordaba los patéticos que eran pensando que les esperaría un camino fácil en el este fin del mundo. 
–....

Ellos solo se quedaron parados observando el paisaje teñido de rojo, observando cómo aquellas bestias de diferente tamaño y colores devoraban a esos pobres diablos que no fueron bendecidos con la suerte. 

Aquellos monstruos no se habían dado cuenta de sus presencia,o tal vez si lo hacían, pero no les importaba, querían terminar su comida. 

Habían ignorado el "lamento" de su "madre" para comer, ¿Por qué no ignorar a unos mocosos que seguramente morirás más tarde? Primero se sastifacerian, después de todo tenían un enorme festín aquí. 

*Crak* *Crak* *Crak* 

Los sonidos de los huesos siendo destruidos en la boca de los comensales llegaban a los oídos de los muchachos. Quienes solo podían oír esa horrible masticar sin hacer nada.

Con cada mordisco pensamientos de que ellos serían los siguientes se profundizaban en sus mentes, haciéndolos en pánico. Pero no podían gritar, no podían correr o hacer algún tipo de sonido, sus cuerpos lo sabían, era su instinto, si se movían o hacían algún tipo de ruido entonces sus tumbas serían cavadas en ese lugar. 

–.... 

¿Qué es lo que haces cuando estás en una situación de peligro? 

Bell recordó las palabras de su hermana. Deseaba que ella estuviera allí, atravesando todo con su lanza dorada y sacandolo de ese lugar para luego regañarlo y decirle que era un idiota imprudente.

¿Todo estaba perdido? ¿Todo estaba acabado? ¿Era el fin de esta aventura? 

Para Bell y Emma este era el fin de esta historia de horror, pero para la joven Primo no lo era. 

Ella aún pensaba que podían salir de allí, a pesar de estar viendo esa escena que solo haría que tiras tu vida a la basura y entres en una oscura depresión, ella aún no quería rendirse. 

Tal vez por todas las cosas cosas que pasó, por haber estado tan cerca del beso de la muerte, por haber visto cosas tan horribles ese día ella había caído en la locura y no le importaba más que salir de alli. 

Sus ojos llenos de ansiedad miraron como a 10 metros de distancia estaban esos caballos, quienes no se movían ni un milímetro, esperando pasar desapercibidos por esos monstruos, si llegaban a ellos habrían ganado. 

Si se subían a uno huirían a toda velocidad de ese lugar mientras reían con emoción desgarradora y gritarían hasta dañarse la garganta. 

Pero estaba ese problema, todo el camino estaba infestado de monstruos, cadáveres y miembros humanos. Si querían llegar allí entonces tendrían que pasar si o si por ese pasadizo mortal. 

Una muerte segura les esperaba. 

Pero para Primo eso era lo único que podían ofrecer para salir de aquí, jugándose la vida, lo único que les queda a sus ya rotas almas. 

Así como el joven quien ahora temblaba a su lado, quien había saltado a la muerte sin dudarlo para salvarlo. Apostando su vida para ayudar a otros, ella quería tener aunque sea un poco de el valor de ese chico, el cual ya parecía que lo había perdido. 

No había nada más que perder.

–¡...! 

Primo dió un paso. 

Bell y Emma se exaltaron. Miraron rápidamente a la joven que intentaba dar otro paso lento y calmando, pero no podía ya que sostenía a Bell, este tenía que moverse también, sino no avanzarían. 

Locura, ellos pensaron que la niña había perdido la cabeza, tal vez haya sido así, pero aún así esa niña no retrocederia ante nada en ese momento.

Primo empujó a Bell para que pudiera dar ese paso. Bell no quería hacerlo, quería detener a la niña que causaría sus muertes, pero la niña no se detenía y empujaba con más fuerza para dar ese siguiente paso. 

Bell quería decirle que pare, pero tenía miedo de hablar. Emma quien aún no difería bien la situación solo se quedó mirando a la niña que querías hacia su muerte. 

Solo Primo quería dar ese paso, nadie se armó de valor para acompañarla, entonces ella los miro. 

–¡...! 

En sus ojos las lágrimas se desbordaban, el miedo y la ansiedad parecían que se había tragado casi todo de ella, pero había algo más, una mirada llena de terror pero determinada a continuar. 

Un shock recorrió el cuerpo de ambos. 

¿Que estaba haciendo? Se preguntó el chico. 

Dejando que una niña sea la quien le de el valor para seguir adelante una vez más, cuando se supone que debería ser al revés, como en los cuentos que le leía su abuelo hace tiempo. 

Poco a poco la cordura empezó regresar al chico, eliminando el control que tenía el miedo en su cuerpo. Se mordió los labios y miro hacia el frente, observando la carreta, ignorando totalmente el hecho que allí faltaba alguien más, él dió un paso. 

Un poco de valentía volvió a sus ser, entonces dió otro paso. 

Emma quien entendió todo se dejó llevar, también dió otro paso hacia la muerte. Jugándose lo único que le quedaba fueron directos hacia la salida. 

Estaban cometiendo una tontería, una estupidez sin fin, dejándose llevar por una niña con un momento de coraje, ellos avanzaron con más pasos nerviosos. 

Cada paso hacía sonar la tierra con sangre y lágrimas, haciendo un sonido asqueroso el cual los irritaba escuchar, pero aún así avanzaban. 

Los sonidos de sus respiraciones agitadas eran tapadas por los mordiscos de los monstruos quienes no dejaban de comer sin prestarles atención a los chicos que pasaban por el lado de este, quienes temblaban por cada movimiento que ellos hacían. 

Miedo. Miedo. Miedo. Miedo. Miedo. 

Incluso el sonido del aire, de las gotas de sangre saliendo de la mitad de los cuerpos de los desafortunados los hacían querer llorar. Pero aún así no se detuvieron, siguieron mirando al frente.

Cada paso un pensamiento de muerte. 

Cada paso la sensación de ser desgarrados, cada paso la sensación de ser devorados. 

Cada paso. Cada paso. Cada paso. *tap* *tap* *tap* 

Cada paso los llevaba a pisar órganos y hacerlos explotar, o pisar cadáveres y mancharse de sangre, no podían evitar esos obstáculos si querían huir.

Eso los hizo sentir como la mierda misma. Cómo la peor escoria humana en la existencia, pero aún así siguieron caminando mientras pedían perdón dentro de su corazón. 

Por un momento se detuvieron por un segundo por Bell, quien dejó de caminar, pero al instante instado por las mujeres del lado siguió en rumbo, a pesar de haber visto algo que lo desgarró totalmente el siguió caminando con una mirada perdida. 

Entonces el fin llegó. 

10 metros que habían sido eternos para ellos había llegado a su fin. 

Felicidades, se les ha otorgado su regalo. 

Se le había otorgado la vida.

X. X. X. 

El galope rápido y fuerte del caballo movía la tierra con fuerza. 

El viento golpeó mi rostro haciendo revolotear mis sucios cabellos llenos de mugre y sangre, pero no me importo. 

Emma conducía el caballo, yo estaba centrada atrás de ella, pero en medio de nosotros estaba la pequeña elfo, quien se había acurrucado en mi pecho y parecía haberse quedado dormida. 

Todo estaba callado y silencioso. Ya no podía escuchar los galopes del caballo o del viento siendo cortado, no podía escuchar nada más que mis propios pensamientos y mi corazón latiendo. 

Mi mirada estaba fija en la nada. 

Lo siento... 

–....

Él estaba allí... 

La persona que faltaba estaba allí. 

Lo ví durante el camino hacia este caballo. 

Mi respiración empieza a descontrolarse. Mi pecho tambores demasiado un pitido no deja de sonar por mis oídos. 

Al él le faltaba la mitad del cuerpo, cuerpo que seguramente ya estaba en el estómago de un monstruo. 

Tengo ganas de vomitar.

¿Yo cause eso? ¿Yo fui el responsable? 

Pude comprenderlo cuando lo ví. 

Todas esas muertes fueron por mi culpa... 

Cuando llegue lo deje esperándome, claramente haríamos ruido. Esas personas lo escucharon y fueron en busca de una salida, pensaron que la suerte les había llegado. 

Entonces irían como manada hacia esa carreta, peleando para tomar un lugar en ella, atrayendo todo tipo de criaturas y causando su muerte...No, yo fui quien la causó. 

Mi cabeza duele. 

Mi corazón duele. 

¿Por qué tuvo que pasar esto?

Personas inocentes murieron por mi culpa, ese señor murió por mi culpa...

Aquel hombre que se había negado a traerme y que 

fue finalmente convencido por mi había tenido una muerte horrible, una muerte que no merecía, no era su destino, solo se dejó llevar por la tontería de un tonto. 

Quiero vomitar.

Yo merezco morir en este instante.

Ah, ah, ah, ah, ah, ah

Respira. Respira. Respira. Respira. Respira. Respira.

Duele, duele, duele, duele. 

Duele, duele, duele, duele. 

Respira. Respira. 

Respira, respira, respira, duele. 

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir.

Detente. 

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.

Por favor, perdónenme

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El capítulo 2 llegó finalmente xD.

Nos vemos en otros 6 meses pipipipi

¿Qué tal tal les ha ido?
































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