Capitulo 4 - La Perdida.
Danmachi - Bell Vader - Capitulo 4 – La Perdida.
Base secreta de Rakia.
Montaña Coruscant.
Dentro de una habitación apenas iluminada por los últimos rayos de sol, un cuarto que daba la impresión de no haber sido usado en un largo tiempo, aun así, sentados en el piso había dos personas reflexionando sus futuras acciones, aunque el silencio estaba firme desde hace un buen tiempo fue algo que se vio interrumpido por uno de ellos.
—¿Te sientes listo para esto Bell?, no podemos titubear cuando suceda... lo sabes mejor que nadie—.
—Lo se Marius, se lo que tengo que hacer, pero no sé si tenga la fuerza para hacerlo, sé que son traidores a Rakia, aun así, no puedo simplemente arrebatar una vida, incluso si es necesario, se lo que dijo Ares y el maestro Windu.... Pero.... Simplemente no podría hacerlo—.
La semana en Coruscant había sido una labor ardua, disponer de un sigilo era vital para esta tarea, no podían dejar que se les escapara nada ni nadie, comenzando su trabajo, tal como lo había impuesto su Dios Ares, su ingreso secreto fue un éxito, lo que dio como resultado largas horas de vigilancia dentro de la base, de ser posible también deberían averiguar quiénes podrían ser los traidores en el lugar, eso solo para mantener un margen de sospechosos.
En estos días hubo alguien obsesionado con su deber, Windu, algo que no era de extrañar, sus métodos fueron aplicados de la manera más dura y estricta posible, entre los 3 era quien no dormía casi nada, cosa en la que se vio reflejada en el trato hacia sus compañeros de familia y equipo en esta misión, no interactuaba mucho de no ser necesario, fuera de eso un par de ocasiones intercambio palabras con los dos chicos, no pasando de un insulto o muestra de desprecio hacia el Peli blanco o un trato seco hacia Marius.
Aun así, eso no evitaba que el rubio y el albino dialogaran como acostumbraban, este era uno de esos momentos, actualmente Windu se había retirado en uno de sus patrullajes por la zona, el manto y la capucha con las que contaban les permitían esto.
—Yo tampoco quiero llegar a un extremo, pero recuerda Bell, no podemos bajar la guardia en ningún momento, no dejes que tu espíritu se vea opacado por tus inseguridades, si es así te quedaras sin propósitos y sin un propósito en la vida realmente quedamos vacíos, por eso debes tener un objetivo en mente, algo por que luchar, si te digo esto es solo para que recuerdes la razón por la que peleas hoy, no quiero que te pase nada así que considéralo una motivación... hermano—.
La última palabra dicha por Marius no fue escuchada por Bell y así parecía que se quedaría. Aquella vista que tenían del atardecer era algo hipnótico casi como si el universo supiera a detalle los acontecimientos que ocurrirían esta noche, tal vez no lo que todos planean, tal vez no lo que todos esperan, al final nada sale exactamente como lo esperas o eso es lo que dicen.
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—(Que raro, no pude escuchar lo último que me dijo, es como si lo hubiera dicho para sí mismo sin darse cuenta) —.
Observando a Marius note que quería decirme algo, sin embargo, no me atrevería a preguntarle de que se trataba, si no se sentía con la capacidad de decírmelo lo entendía.
Ahora sin embargo estoy vislumbrando un algo muy sospechoso, desde la posición en la que estaba era casi imposible que me notaran, aun así, debía tener extremo cuidado. Por lo que, dejando de lado lo que estuviéramos pensando, le hago saber a Marius los movimientos extraños de un par de guardias.
—Marius, creo que encontré a un par de sospechosos, mira, se supone que hasta que el cargamento no llegue nadie debería pasar al almacén donde se guardara las provisiones—.
—Cierto, esos dos no deberían de entrar ahí, solo deberían custodiar las entradas del lugar, no olvides sus rostros, movámonos de aquí, hay que averiguar qué es lo que pretenden—.
—¿Deberíamos esperar a Windu?, esto podría ser más peligroso de lo que pensábamos—.
—No, Bell, no podemos esperar, tampoco sabemos cuánto más tardara, debemos apresurarnos ahora que tenemos unos sospechosos a la vista, si es que están saboteando el lugar o colocando trampas será una desventaja para nosotros, así que andando—.
Luego de estas palabras tuvimos que asegurarnos de que no hubiera nadie por los pasillos, al estar seguros salimos del cuarto abandonado, sigilosamente alcanzamos una posición cerca de la entrada del almacén, divisamos que los mismos guardias de antes ahora salían sospechosamente, miraban en todas direcciones para asegurarse de no haber sido vistos y cuando parecía estar seguros se retiraron.
Esta fue nuestra oportunidad, rápidamente ingresamos al mismo almacén, a primera vista no parecía haber nada fuera de lo común, pero el anterior comportamiento de los guardias nos aseguraba que habían hecho algo aquí.
—Bell, busca cualquier anomalía en el lugar, no podemos quedarnos así, puede haber algún tipo de trampa escondida—.
—De acuerdo, iré por este lado, ten cuidado—.
En este gran almacén nos convenía separarnos para cubrir más terreno. —(Maldición, en estos momentos nunca pensé que diría esto, pero quisiera que Windu estuviera aquí para ayudarnos)—.
—(El lugar se estaba oscureciendo, esto podría jugarnos en contra, pero soy un Nivel 4, puedo manejar esto, solo debo concéntrame, si analizo bien el sitio tal vez encuentre algo) —.
Tal vez si se piensa como el enemigo averiguaras lo que trama, una enseñanza que me había forjado a mí mismo después de enfrentar a mis maestros durante los entrenamientos.
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Ambos chicos pasaron minutos en busca de alguna especie de trampa, su búsqueda los había llevado a donde se aparcaba los carruajes extras del lugar, mismos que guardaban las armas que serían transportadas en un par de días, pero sin mucho valor para Rakia, era un armamento para los soldados comunes del reino, aun así, el Rubio y el Peli Blanco sospechaban de cualquier cosa y, hasta no encontrar algo no descartarían nada como una posible trampa.
Subiendo a los carruajes continuaban meticulosamente su inspección, todo parecía ir en orden, no parecía haber nada fuera de lo común, esto tal vez no los llevaría a nada y tenían el tiempo en contra.
—No pude encontrar nada, será mejor que nos vayamos, no tenemos tiempo que perder—.
Dando un paso para bajar del carruaje el Rubio pudo notar un crujido en la madera que pisaba y aunque solo fue un vistazo noto como una tabla estaba en una posición un tanto extraña, casi como si hubiera sido removida del carruaje y la hubieran vuelto a colocar.
Viendo más detalladamente una apertura en el suelo, esto hizo que afilara su mirada, tomando con fuerza el trozo de madera que anteriormente pisaba, lo removía llevándose una gran sorpresa.
Lo que se encontraba ahí era una piedra brillosa, su leve resplandor carmesí no le daba buenas señales al Rubio, tomándola con sumo cuidado se cercioro de que lo que podía ser.
Sin duda alguna, esta piedra parecía tener una especie de magia a su alrededor, sus características no confundirían a nadie, eran explosivos mágicos.
—Bell, ven, ya encontré la anomalía, sin embargo, no puedo decir que sean buenas noticias—.
Llegando a un lado de su compañero el albino mostraba su sorpresa al notar el descubrimiento, esto era malo, en todos los sentidos.
—Marius, si eso es lo que creo que es, no creo que sea el único en el lugar—.
—Eso es lo que más me preocupa, este tipo de magia esta cronometrado a cierto tiempo, en cualquier momento volará el lugar y si hay más de estos escondidos en alguna otra arte de la base será aún más peligroso—.
Ahora que entendían parte del plan de los que emboscarían el lugar sabían que no era una exageración que ellos 3 vinieran en persona a detenerlos.
Justo cuando el silencio rondo el en lugar, las campanas de una de las torres al centro de la base comenzaron a sonar, el repentino ruido saco de sus pensamientos a los dos presentes, esto era peor de lo que pensaban, ahora mismo el toque de las campanas solo significaba que el transporte de provisiones estaba aquí, la razón por la que se encontraban en este lugar.
—Maldición, se nos acabó el tiempo, los traidores atacaran en cualquier momento, debemos movernos y encontrar a Windu, andando Bell, no podemos hacer nada para encontrar el resto de explosivos en el lugar, nuestra prioridad ahora es proteger el cargamento—.
El albino en respuesta asentía con la cabeza, no podían quedarse en este lugar aun si era el punto de ataque, si se hallaban dentro cuando exploten las piedras quedarían enterrados bajo escombros mientras que el resto de explosivos los terminaría de destrozarlos.
Colocando sus capuchas salían del almacén tan rápido y sigiloso como sus habilidades les permitían.
Al salir lograron ocultarse perfectamente detrás de un montón de cajas de madera, su posición les dejaba ver perfectamente el perímetro en donde venía el carruaje, sin pista de los perpetradores de esta noche aun, suponían que ellos no actuarían hasta cerciorarse de que el cargamento fuera el que esperaban, una grata sorpresa ya que significaba otro acierto en el plan de Ares de solo enviar una parte pequeña de los < Cristales Kyber >.
Esperaban el movimiento enemigo, sabido por ambos bandos, aquí se desataría una dura pelea, observando detenidamente que el que parecía estar a cargo del transporte avanzaba poco a poco a una de las cajas, destapo uno de los cargamentos confirmando que habían llegado en buen estado, el contenido no pudo ser visto por Bell y Marius, pero eso no era necesario, sabían que fue solo una parte era parte fundamental en el armamento de Rakia y debían defenderlo.
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Aquello desato un movimiento rápido entre las masas.
Al confirmarse lo que había dentro de las cajas, pasaron unos cuantos segundos para que muy repentinamente un de los talleres en el lugar explotara desde adentro, esto causo que varios de los guardias de cubrieran de la onda expansiva.
Fue un segundo después de la repentina explosión cuando, tomados con la guardia baja, parte de los custodios de Coruscant atacaron a sus compañeros, apuñalando a varios en un momento, la batalla había comenzado.
Pocos, cerca de los carruajes, quienes lograron reaccionar a la repentina traición de sus camaradas, desenfundaron sus armas chocando una tras otra, repetidas veces, algunos incluso aun forcejeando para salvar sus vidas, desafortunadamente, para los transportistas del cargamento, fueron obliterados al recibir sin piedad una lluvia de flechas, esta provenía de la cima de dormitorios, talleres y torres, los arqueros enemigos se distribuyeron de manera uniforme, posición en la cual los primeros guardias no tuvieran tiempo de reacción.
El primer movimiento se había cobrado sus primeras víctimas, su desenlace se reflejaría en el contenido de las cajas.
Acercándose al cargamento el grupo rebelde se apoderaba de las cajas, al centro de la masacre 3 figuras se destacaban del resto, sus capuchas aún seguían con ellos por lo que no podrían ser identificados, solo se acercaban a las cajas, un encapuchado en particular tomo algo de dentro de las cajas.
No podían descifrar quienes eran, pero a dos de ellos no se les destacaba nada en particular, y a simple viste solo estaba claro que uno de ellos era un Pallum, era obvio por su altura, aun así...
Ahora que se rebelaron no tenían marcha atrás, su única salida era por la puerta principal, eso o saltar en picada por las murallas del lugar desde una altura muy considerable a la zona boscosa de la montaña, con riesgo de estrellarse de lleno en las enormes rocas que lo rodeaban.
Esto ya era sabido por cierto grupo, su oportunidad estaba cuando el grupo mermara su ataque y se dividieran, si no, corrían el riesgo de ser retenidos por los luchadores y arqueros hasta que un grupo de ellos escape con el cargamento.
El combate fue observado con ira por parte de dos compañeros, Bell estuvo por saltar a apoyar a su escuadrón cuando fue detenido por Marius, si revelaban su posición ahora, estando en su lugar, los arrinconarían haciéndoles perder tiempo, si al menos tomaban desprevenidos a los arqueros en su retirada, la batalla la ganarían, no tenían idea de que niveles eran sus atacantes y subestimar la fuerza de cualquier enemigo te puede salir muy caro, esto último era una gran lección que había aprendido el Rubio y seguramente Windu pensaba igual.
—¡TENEMOS EL CARGAMENTO, RETIRADA! —.
El grito de parte de uno de los 3 que parecían estar al mando de esta misión llamo la atención de todos.
Rápidamente los perpetradores de la masacre se dividían, en su mayoría avanzaban en dirección de la entrada principal, aquí era obvio, una entrada, una salida, o al menos una segura.
A mitad de su recorrido dos arqueros caían desde su punto de ataque, ambos tenían un corte simple, pero efectivo en sus gargantas.
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Atrayendo toda la atención del grupo rebelde, una persona, cubierta por su túnica, les bloqueaba el paso, una movida arriesgada, pero sin duda tenía un propósito, logrando hacer que todo el frente rebelde se posicionara en combate revelaba de quien se trataba.
Las miradas visiblemente aterradas se hicieron presentes, no era para menos, delante suyo estaba uno de los hombres más fuerte de Rakia, uno de los únicos Nivel 4 que hay, el más despiadado y leal a Ares, Maestro de la espada, Mace Windu.
Su sola presencia hizo retroceder a varios, las 3 figuras encapuchadas que lideraban la revuelta parecían tensarse, no esperaban que este tipo estuviera aquí este día, este no era un soldado cualquiera, pero entre los 3 podrían detenerlo cierto tiempo como para que sus compañeros escapen con el contenido de las cajas.
Varios arqueros parecían haberse dado cuenta de lo que pensaban sus líderes por lo que cargaban sus flechas consecutivamente, estando en la retaguardia podrían distraerlo el tiempo suficiente....
Sin embargo...
6 de ellos habían sido abrumados por una velocidad imposible de seguir para ellos, inconscientes caían de sus posiciones, nuevamente enviando una señal de peligro a los rebeldes.
En esta ocasión se pudo notar el temblor en los cuerpos de todos, unos ya esperanzados por sus inesperados refuerzos y otros con miedo de ver quiénes eran.
Una cabellera Rubia inconfundible, Príncipe de Rakia, Vice capitán de la familia Ares, Actual Nivel 3 Marius Victrix Rakia.
A su lado, sin duda el mayor peligro.
Cabellera Blanca como la nieve, ojos Rojo rubí, el favorito de Ares, El joven con el record de crecimiento más rápido que exista en Rakia o en Orario, el chico con mejor el mejor potencial, el hijo adoptivo de Ares, Actual Nivel 4...
Bell...
Quienes ahora eran sus oponentes no eran nada más ni nada menos que la Elite de Rakia, los más fuertes miembros de la familia Ares, un problema mayor en todo el sentido de la palabra, esto solo los dejaba en un combate 3 contra 3, los que encabezaban el ataque a la base, contra los monstruos líderes del reino, un combate que no tenía balance con la enorme diferencia que representaban los dos únicos Niveles 4.
Lo sabían todos, el resto no haría diferencia en el combate, pero no podían abandonar a sus líderes, así como así, el escape era su única alternativa, sin embargo, cuantos podrían huir de semejantes monstruos.
Ya no era momento de dudar, el grupo rebelde ya había planeado hasta la peor situación, sacrificarse si era necesario, pero mientras puedan arrebatarles el cargamento y evitar que caigan en manos equivocadas todo estaba bien.
—Chicos, perece que este será el final de nuestro camino, ha sido un honor pelear a su lado y sin importar lo que pase, agradezco sus enseñanzas—.
Uno de los 3 encapuchados líderes de esta misión se dirigió a sus compañeros, parecían estar resignados a su destino, el miedo los consumía por dentro, aun así, pelearían para que el resto tenga una oportunidad.
—El honor es nuestro, lamentamos haberte involucrado en esto, espero valga la pena al final del día—.
Dos de los encapuchados dirigían sus palabras a su acompañante, dando un último intercambio en lo que sería su ultimo combate.
La llegada de más soldados mermaba sus esperanzas de salir con vida, ahora se encontraban rodeados, aunque en su poder todavía se encontraba el cargamento de Rakia, esto ya estaba arreglado, de hecho...
¿Si quiera hubieran tenido alguna oportunidad?, la llegada de estas personas era sin duda inesperada, pero solo era cuestión de tiempo para que terminaran enfrentándose.
—Bien, un último esfuerzo—.
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La figura más alta del bando rebelde alzaba su espada, gritando a todo pulmón daba inicio a la pelea, su objetivo, pelear directamente con Bell.
Abriéndose paso velozmente, corto la enorme distancia en unos cuantos segundos, dando un giro con su espada balanceaba su filo buscando dar un corte en el costado del peli blanco.
Aunque su velocidad era extraordinaria incluso difícil de seguir para Marius, no fue lo suficiente como para tomar desprevenido al Albino, su tiempo de reacción estaba en la cima de todo Rakia y su espada era la más rápida, por lo que no era de sorprender que su arma ya estuviera bloqueando el ataque.
Casi al mismo tiempo Marius fue atacado de la misma forma, este había tenido bastantes problemas en poder bloquear el ataque, fue más la reacción de Bell lo que lo hizo darse cuenta de que él también era un objetivo.
El breve intercambio que habían tenido había hecho que se separen en dirección contraria, bajando de los tejados cada quien en su respectivo combate.
Nada más aterrizar el peli blanco deslizaba su cuerpo curvándolo hacia atrás evitando ser cortado por la mitad, no desaprovechando la posición daba media vuelta lanzaba un corte que su oponente de pura suerte alcanzo a bloquear, no obstante la diferencia de fuerza que había el uno del otro era absurda, mandándolo a estrellarse a las duras paredes de piedra de unos de los tantos talleres en el lugar, agrietando todo a su paso y levantando una pequeña nube de polvo.
El encapuchado se veía totalmente desorientado por el golpe, rápidamente retomaba su postura, viendo que el aire regresaba a sus pulmones, esta vez optando por no esconderse más, tomando una posición de combate bastante familiar, de hecho, una que Bell conocía bastante bien, eso lo hizo abrir completamente los ojos y de su boca solo alcanzo a pronunciar unas palabras.
—Maestro... Obi-Wan—.
Delante de él, una persona que apreciaba, alguien en quien confiaba y tenía en alta estima, uno de sus maestros más sabios, Un hombre de mediana edad con el pelo castaño rojizo, con una gran altura, era parte de las elites de Rakia, cabe decir que no era un combatiente actual, si no era un estratega que se dedicaba a ayudar gente en la mayor parte del tiempo, fue una de las cosas que admiraba del hombre... ahora enemigo.
—Tal vez no lo entiendas ahora Bell, lamento tener que hacer esto, sin embargo, no puedo permitir que Rakia siga obteniendo poder de los Cristales Kyber—.
—¿Eh? —.
—(¿A qué se refería con eso de Cristales Kyber?) —.
Sus pensamientos no pudieron transformase en una oración para su maestro, ya que fue atacado nuevamente, viéndose abrumado por una serie de dudas en su cabeza, no quería pelear con él, no en estas circunstancias, ese fue su limitante, su constante conflicto interno para pelear en serio o no lo llevaban a ceder terreno en el campo de batalla, solamente bloqueaba cada ataque en su contra a la par que trabaja mentalmente en que curso de acción tomar.
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Cayendo velozmente Marius daba un giro aterrizando lo mejor que podía su enemigo era un Pallum muy fuerte, eso tal vez sería un problema grande, no estaba al nivel de Bell, pero este era su propio combate.
Fue como, levantando su espada se preparaba para el combate, su afilada mirada iba de la mano de la seriedad con la que estaba siendo este enfrentamiento.
Moviéndose a gran velocidad el Pallum esquivaba un corte, saltando por encima del Rubio chocaban un par de veces sus espadas, posicionándose por detrás de su oponente lanzaba un corte horizontal que Marius esquivaba dando un salto hacia atrás.
Ahora mismo se encontraban de frente una vez más, aunque observando por su costado vio que el oponente de Bell había revelado su identidad, su sorpresa no se hizo esperar, realmente quien estaba enfrentando a Bell era uno de sus Maestros Obi-Wan.
Regresando su mirada a su oponente lograba ver su rostro, ahora tenía sentido la fuerza de esta persona, su manto fue retirado revelando al Pallum de aparente mediana edad, con un cabello verde, su apariencia fue reconocida por ser otro de las grandes elites de Rakia, el más sabio maestro de Bell e incluso Marius.
El Maestro Yoda...
Marius no titubeo un segundo después de eso, sea quien sea el oponente no cedería, su asombro y dolor eran claros en su mirada, pero fuera de que el mismo Yoda era parte de los traidores fue el lazo que tenía con sus alumnos, esto sin duda marcaria una grave pérdida de miembros en sus ejércitos, a su vez les dolía a ambos tener que enfrentarse de esta manera.
—(¿Por qué? ¿Por qué de todas las personas que hay tenían que ser ustedes?) —.
Los pensamientos del rubio, aunque leve, nublaban su juicio, llenando de dudas su cabeza, más que maestros eran compañeros y amigos para ambos, pero simplemente acababan de convertirse en enemigos.
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Sucediendo a la par de las otras dos situaciones Windu se colocaba en pose de batalla esperando algún movimiento enemigo, él no era como sus acompañantes, en cuanto tuviera la oportunidad mataría a quien tuviera en frente y a los que se interpongan en el camino.
Observando detenidamente a su rival se prepara para cualquier cosa, aunque algo extrañado vio que el encapuchado daba media vuelta lanzándole algo que rápidamente corto y al hacerlo una nube de humo oscuro lo rodeaba.
Al alejarse de un salto, lo suficiente como para no verse afectado por el humo se hallaba en apuros, en pleno desplazamiento en el aire su rival lo abrumada con ataques de una Katana, de no ser por su Nivel 4 no habría podido bloquear cada uno de ellos.
Por lo que aprovechando un breve descuido en su oponente, lo pateaba, apartándolo de una vez, esta acción lo hizo recomponerse en su combate, pero para sorpresa suya había visto la identidad de 2 de los traidores líderes de esta operación.
Conocidos suyos, pero no al punto de llamarlos compañeros o amigos eran Obi-Wan y el maestro Yoda, su ira no se hacía esperar, quería refutarles sus acciones, sin embargo, no era momento de eso, acabaría con ellos de igual manera, por ahora se haría cargo de su oponente.
Su mente se mantuvo fría y no se dejaba llevar por detalles como estos, viendo nuevamente en dirección de su contrincante alcanzaba a mover ligeramente su cabeza, lo suficiente como para no recibir el corte de un cuchillo.
Esto enfureció a Windu, aunque, calmándose optaba por colocarse en su pose de combate, pero ahora podía entenderlo, de hecho, ya era un hecho sabido.
Lo notaban todos, grupos de rebeldes intentaban escapar mientras sus líderes peleaban, pasaba algo parecido con los soldados de Rakia, su deber estaba en recuperar el cargamento a toda costa, atrapar a los rebeldes era prioridad, alrededor de las murallas los enormes arboles les facilitarían la escapatoria, el verdadero problema era llegar a ellos, si la base se encontraba en un punto alto de la montaña se les haría una tarea casi suicida para sus bajos niveles sobrevivir a tan gran altura, y su única salida parecía estar siendo bloqueada parcialmente.
Ahora era cuando el combate se ponía serio, tres combatientes de cada bando se miraron resignados por última vez, la verdadera pelea daría comienzo.
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(La vista que tenía no podía ser una mentira, sentía un fuerte dolor, un sentimiento inequívoco algo que hace años logre experimentar con los que llamaba familia ahora con mis maestros más cercanos, ser traicionado de tal manera, me he rehusado a usar la fuerza para atacar enemigos, su poder era devastadoramente fuerte e incontrolable una vez me dejaba llevar por las emociones, pero realmente no sé si pueda pelear en serio contra ellos)
Las dudas se acomplejaban en su mente, descubrir que las personas más cercanas a ti te traicionan por segunda vez en tu vida le traían emociones negativas, sentimientos reprimidos en lo más profundo de su ser.
Observaba a Obi-Wan con una mezcla de emociones marcadas en su rostro, limitándose a dar unas breves palabras
—No me obligues a esto, por favor maestro—.
—Lo siento Bell, pero hare lo que deba hacer—.
Esas palabras pausaron todo el ruido alrededor por unos segundos, cerrando brevemente los ojos se prepararon una última vez.
https://youtu.be/P1k5zo0w6N8
Dando un salto posicionándose cerca de Obi-Wan el peli blanco comenzaba su arremetida logrando hacer que el hombre retroceda varios pasos bloqueando la ola de golpes que caían sobre él.
En un choque de sus armas Bell alzaba los brazos de su oponente con gran fuerza, dándole un segundo que aprovecho pateándolo una gran distancia directamente a unos escombros detrás de él. Sin embargo, el castaño rojizo daba un giro en el aire recomponiéndose al aterrizar perfectamente.
Esto no detuvo al Albino que continúo atacando velozmente a su ex maestro de igual manera haciendo que dé pasos hacia atrás constantemente.
Durante una de las técnicas conocidas por Obi-Wan se daba cuenta del próximo movimiento de Bell, esquivaba una estocada y deslizaba de la de su ex alumno, pasando por detrás tomaba al chico de la muñeca limitando sus acciones, momento que aprovecho dando media vuelta alzando su espada y bajándola directamente a su cuello.
Esto por otro lado no resulto un problema para el Albino ya que bloqueaba el ataque con su espada utilizando su otro brazo, empujando al castaño de una patada.
Al momento de recomponerse vio a su ex maestro dirigirse desprevenidamente hacia él, sin permitirle dar el corte que haría saltaba y usando sus dos piernas pateaba al chico consiguiendo que suelte su arma y esta caiga algo apartada.
Poniéndose de pie nuevamente bajaba su arma al chico en el suelo.
No obstante, el peli blanco extendía su mano hacia su arma usando su habilidad para atraerla a su mano, tomándola rápidamente bloqueando una vez más un peligroso corte.
En su forcejeo Bell comenzaba a perder el juicio poco a poco, dejándose llevar por la pelea y las emociones negativas, combatía por capturar mas no matar a su maestro, sin embargo, parecía que dejaba de importarle ya que dejaba de contenerse conforme avanzaba el tiempo.
Dando uso de nuevo a su habilidad usaba una mano para empujar lejos al castaño rojizo, tiempo que le dio a recomponerse.
Tomando firmemente su espada no era consciente de que su ira iba en constante aumento, se debía a enterarse y segundos después pelear a muerte con una de las personas de más confianza para él, la traición era algo que quedo marcada en su cabeza como un trauma de su etapa más infantil.
Corriendo daba otra arremetida al hombre que en esta ocasión no retrocedía, manteniendo los constantes intercambios firmes en su lugar al igual que el albino.
Sus oleadas de ataques se detenían unos momentos, mismos que ambos maniobraban sus espadas de una mano a otra, dando giros que mostraban su dominio sobre sus armas.
Todo termino en un fuerte choque de ambas espadas, los dos ponían su fuerza intentando hacer retroceder al otro, sin embargo, la diferencia de nivel de Bell se hizo notable por encima de la experiencia de Obi-Wan, su forcejeo mando al hombre a volar varios metros, cayendo de pesadamente en unos escombros.
Cuando cayó su adversario el peli blanco no espero un momento más, dando un salto bastante largo dejo caer su espada hacia su maestro.
Afortunadamente para el hombre reacciono justo a tiempo como para lanzarse a un costado evitando el corte.
En el momento en el que se disponían a seguir con su combate a un costado de ambos una explosión surgió tomándolos desprevenidos, separándose brevemente Obi-Wan sabía que sus oportunidades de victoria se reducían si es que tuvo alguna.
Tomando su decisión saltaba hacia los tejados del lugar, debía tomar el terreno alto y observar una ruta de escape, aunque fuera arriesgada, afortunadamente logro escalar por fuera una de las torretas de control, llegando a una gran altura en poco tiempo diviso algo de lo que no se había percatado, su combate los había llevado directamente a uno de los bordes de las murallas, estas estaban más cerca de lo que pensaba.
Pretendía llegar hasta allá entre los techos del lugar, no obstante, frente a él aterrizaba el chico de cabellera blanca, ambos volvían a tomar impulso chocando sus armas de nuevo con gran fuerza, mientras que al fondo se apreció una explosión, cosa que marco su choque como un gran espectáculo, pero algo era diferente, los golpes siguientes de Bell se resentían en su mano aún más que antes, el chico maniobraba de mano en mano su arma chocando a gran velocidad, Obi-Wan a duras penas se defendía de la arremetida, si bien sus movimientos eran parecidos un nivel más por encima de otra persona era una abismal diferencia de poder.
Cuando estaba por ceder a los constantes ataques, ambos sintieron el temblor que sacudía la torre de control, por debajo de ellos, seguramente otro de esos explosivos puestos por los rebeldes, hacía que la estructura comenzara a colapsar, momento que aprovechó el castaño rojizo para saltar del lugar aterrizando pesadamente contra un techo, aunque doloroso lograba hacer que su impacto no hiciera colapsar este tejado también, iniciando su carrera hacia la muralla.
Viendo su situación el albino estaba en peligro ahora, aunque el piso donde estaba caía él se las arreglo tomando impulso de lo poco que tenia de terreno lograba saltar de la torre antes de que se desmoronara por completo, aterrizando cerca de del hombre daban inicio a una persecución, misma que se iba acortando por la velocidad de Bell.
Aun así, se lograba maniobrar justo a tiempo antes de que el chico lo alcanzara, escalando rápidamente la gran muralla se posicionaba encima de ella.
Afilando su mirada se daba cuenta de que el peli blanco aparecía a unos metros de él.
—Te he fallado Bell, Te he fallado, espero puedas perdonarme—.
—Debí imaginar que desde un principio pretendían traicionarme—.
—Chico Ares te está usando, él te manipula y mueve cosas a tus espaldas—.
—Desde mi punto de vista ustedes pretendían y hacían eso todo el tiempo—.
Negándose a escuchar las palabras de quien era su maestro lo miraba con ira, ahora quería hacer ver al dios que le extendió la mano cuando su familia lo abandono como que lo estaba manipulando, no soportaría esto una vez más, su antigua familia, sus maestros, si pasaba lo mismo con su Dios y con las personas más cercanas a él, Marius o Padmé, no podría soportarlo, se rompería por dentro, se aferraba a la idea de no ser un mero objeto que todos usaban y desechaban cuando ya no les servía.
Arremetiendo una vez más contra el hombre intercambiaban estocadas brutalmente, chocando sus espadas se veían envueltos en un último enfrentamiento, Obi-Wan sabía cuál era el próximo movimiento de Bell, un corte Horizontal luego de que su forcejeo terminara.
Cuando eso paso, el castaño rojizo dio un salto hacia atrás aterrizando en una parte alta de los bordes de la muralla.
—Se acabó Bell, tengo el terreno alto—.
—No me Subestimes de esa manera—.
—No lo intentes—.
Justo cuando pensaba que el peli blanco saltaría se vio sorprendido al ver que extendía su brazo y usando su habilidad lo empujaría al precipicio, aunque con árboles abajo, no estaba seguro de resistir la caída, por lo que aferraba su espada al piso al momento que sintió el empuje, logrando resistirlo alzaba su mirada...
Y ahí fue cuando noto a Bell que había dado un salto y caía en su dirección, esta vez no podía reaccionar por lo que solo pudo desenterrar un poco su espada del suelo cuando...
SLASH....
Un corte algo profundo aparecía en él, este iba desde su hombro derecho hasta la parte inferior de su cintura del lado izquierdo.
Obi-Wan había perdido por completo y sus fuerzas junto a su conciencia se iban esfumando, de rollas junto al borde de la muralla miraba triste al chico, dedicándole unas últimas palabras.
—No dejes que te sigan manipulando—.
Luego de decir eso caía por el precipicio, perdiéndose de la vista por la altura y la gran cantidad de árboles que había, sin embargo, en la cara de Bell había un rostro de completa tristeza, las lágrimas caían sin detenerse, la mezcla de sus emociones sumado a perder el control lo habían llevado esta dolorosa acción.
—(¿Por qué usted?, ¿Por qué teníamos que llegar a esto?, yo lo apreciaba como una figura paterna y nuevamente la pierdo, no puedo más con esto) —.
Los pensamientos de Bell fueron interrumpidos cuando observo algo alejado a Windu, en su combate, al parecer era el más cercano de su posición por lo que apresuraba el paso yendo en su dirección intentando ignorar su tristeza.
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Pude ver como Bell se alejaba, el combate que estaba teniendo con el maestro Obi-Wan era algo que escapaba de mis capacidades de ayuda, y yo tenía que lidiar con el Maestro Yoda.
Nuestras miradas se cruzaban, prestábamos la mayor atención posible uno del otro, analizando cada movimiento, pero fueron las palabras Marius las que rompieron el momentáneo silencio entre ellos.
—Al fin muestran sus verdaderas intenciones, aun así, nosotros ya tenemos el control de los <Cristales Kyber>, solo debemos acabar con todos ustedes.
—Solamente si es que yo lo permito—.
Usando una magia de lanzamiento rápido el Pallum golpeaba con un rayo al rubio lanzándolo hacia atrás, chocando con una dura pared.
—El reinado de ustedes a su fin llego.... Y demasiado largo fue—.
Con su peculiar forma de hablar Yoda lanzaba su amenaza, desenfundaba su arma y se posicionaba para el combate.
—No podrán detenernos, Bell se volverá más poderoso que todos, incluso en Orario—.
Levantándose y extendiendo sus brazos alzaba su espada y Marius también se posicionaba para el enfrentamiento.
—Tu fe en el chico equivocada podría estar, como tu fe en creer que nunca se dará cuenta de lo manipulado que esta—.
https://youtu.be/Fye0XzzHke4
Ante esas últimas palabras el peli verde daba un salto por encima de su oponente, chocando sus armas en el proceso, aterrizando cerca chocaban sus armas múltiples veces.
Marius lanzaba un corte rápido que el Pallum esquivo saltando hacia atrás, fue en ese momento en el que siguió con su ataque, arremetiendo con una estocada que fue bloqueada perfectamente.
Ahora se desataba un intercambio de golpes, maniobrando sus ataques sin que ninguno cediera terreno al otro, aun así, Yoda llevaba ventaja sumado a lo bien que aprovechaba su pequeño tamaño, dando saltos en los que demostraba su gran experiencia en combate, llevando a que el Rubio fuera más defensivo en el combate.
Teniendo sus sentidos agilizados el peli verde tenía un mal presentimiento por lo que se apartó algo de su adversario, y su corazonada fue acertada ya que una bola de fuego cayo donde estaba antes, logro ver que 4 magos habían conjurado esa magia, ahora él se hallaba en desventaja numérica, al tener que lidiar con todo a la vez.
Atacaban si cesar su peculiar magia, haciéndolo escapar entre rincones y tejados
Lo hacían retroceder, llevándolo a un extremo de la base, justo a las murallas contrarias de los demás combates.
Esquivando los ataques mágicos lograba llegar a la cima de las murallas, ahí vio que fue parte del plan rápido de Marius, arrinconarlo, limitándolo a recibir ataques hasta que cediera.
El rubio aparecía frente a él, dando inicio a un nuevo intercambio de golpes, sus armas chocaban con tal fuerza que ya se habían quebrado parte de sus espadas.
Sabía que es era cuestión de tiempo para que los magos terminaran de recitar su magia por lo que se arriesgaba en un todo o nada.
Lanzando un feroz ataque ambos chocaban sus armas empujándose el uno al otro en su forcejeo la mirada de ambos se cruzaba y en ella se mostraba la firmeza y esfuerzo que estaban dando.
Sin embargo....
Cuando el rubio noto lo que estaba pasando era tarde como para ceder, la magia del Peli verde se había activado de una manera que no esperaba, justo en su arma, ahí se canalizaba un peligroso ataque si cedía en el empuje.
Sorpresivamente el arma de Yoda explotaba lanzando a ambos oponentes por el borde de la muralla, Marius Cayendo casi inconsciente en un tejado y el Pallum directamente al vacío, chocando varias veces entre un par de árboles gigantes logra sostenerse un momento de una rama, no obstante, esta se rompía y terminaba de perderse en la profundidad del bosque.
A duras penas Marius se sentaba recargando su espalda en un montón de escombros, ese último ataque lo pudo haber matado si no hubiera resistido el tiempo suficiente, se hallaba agotado, pero aun así miraba a los magos que lo habían ayudado en el combate.
—Ayuden a los demás, estaré bien, solo necesito un momento para recomponerme—.
Obedeciendo las ordenes los magos se retiraba, dejándole una poción al rubio para que se recuperara más rápido.
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Justo cuando se daban los dos combates Windu se preparaba para su respectivo enfrentamiento.
Ampliando sus sentidos el hombre vio como era abordado nuevamente por nubes de humo negro, era un constante intercambio de bloquear su vista e intentar apuñalarlo con cuchillos, cosa que lo tenía fastidiado después de ser limitado tanto tiempo.
Haciendo uso de sus habilidades Windu lograba posicionarse lo suficientemente cerca de su enemigo dando un corte superficial en el estómago del encapuchado.
Prtendiendo a cortar al hombre la persona encapuchada estiraba su brazo tan rápido como podía, cortando parte de la mejilla de Windu.
Esto desato su ira, tomando las manos de su oponente lo golpeaba en el estómago justo para proseguir en su ataque lanzaba al rival varios metros por encima de los tejados aterrizando de pesadamente en uno de ellos.
Al ver que el hombre venia en camino se ponía de pie, logro divisar una de las torres de control y se dirigía a esta.
Antes de ser cortado por la espalda lograba dar un gran salto y clavando su Katana en la pared de la torre y la escalaba rápidamente, llegando en poco tiempo a la cima de esta.
Cuando pretendía dar un salto para intentar su escape una daga se enterraba en su pierna derecha en cuanto a su pierna izquierda era apenas rosada por un arma parecida, esto hizo que cayera de rodillas.
Usando pura fuerza de voluntad el sujeto de lograba quitar la daga, mirando por encima de su hombro observo que su oponente lo había alcanzado.
No teniendo más remedio, lograba levantar su pierna herida, quedando con una rodilla flexionada, arrancaba parte de su gabardina y la arrancaba, vendando el corte que había recibido se ponía de pie.
—Ya no tienes posibilidades de escapar, estas acabado—.
Las duras palabras de Windu hicieron retroceder un poco al encapuchado, sin embargo, este solo tomaba temblorosamente su arma.
Sin darle tregua se dirigió a él velozmente intercambiando estocadas, por un corto periodo de tiempo se mantuvieron en una arremetida entre ambos.
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Una cabellera blanca se acercaba a donde peleaba Windu, en la cima del lugar parecían estar en medio combate, yo apenas me posicionaba en el lugar viendo que el traidor iba retrocediendo ante el intercambio.
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Aunque fuera de reojo Windu vio que Bell había llegado a su posición, seguramente el ya había acabado con Obi-Wan, mientras que el seguía aquí, esto le molesto bastante por lo que furioso aprovechaba una apertura en su oponente pateándolo, cosa que sumada e sus heridas lo hacían caer de espaldas mientras que su Katana caía lejos de este.
No obstante, esto hizo más que desarmarla, el golpe y la caída le habían quitado la capucha, revelando una larga cabellera negra, junto a un traje negro con detalles rojos.
Esto dejo en completo shock al peli blanco, la desesperación en su mirada se remarcaba con cada segundo que observaba la identidad de uno de los traidores.
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—(En ese instante, cuando la vi, mi mirada se perdió por completo, no quería creerlo, me negaba a aceptarlo...) —
—(No... Tu no... Por favor...) —
—Padmé—.
Casi como un susurro el albino pronunciaba el nombre de la chica a la que Windu estaba por asesinar.
—La chica Prodigio, un fraude total, terminare contigo de una vez por todas—.
—No lo haga...—
Ante la interrupción de Bell, Windu lo miraba enfadado, estaba a un lado suyo y estaba esperando una respuesta clara de su defensa por la chica, más allá de lo que conocía de su amistad.
—Merece un juicio—.
Aunque temblando por desafiar a su maestro Bell se armaba de coraje para hablar en un intento por salvar a su querida compañera, esto hizo que ella lo mirara con tristeza casi sin poder verlo a los ojos.
—No digas idioteces, acabas de ver a cuantos de los nuestros mataron, sabes su nivel, es peligroso permitir que siga viva—.
Enojado por el juicio nublado del albino le recriminaba sus puntos.
—Nosotros no nos comportamos así, un soldado de Rakia no actúa de esta manera, debe vivir.... —
—La necesito viva—.
Sin importarle las palabras o los sentimientos del peli blanco por la chica, Windu alzaba su espada, lleno de furia estaba dispuesto a ejecutar a la peli negra.
La completa desesperación se apoderaba de Bell, su mirada era marcada por el miedo de perder a Padmé y cuando la vio al rostro su voluntad se sacudió.
En el rostro de la chica habían lagrima de miedo, lo último que termino de romperlo y al ver que su maestro bajaba su arma dispuesto a matarla lo abrumo a tomar una decisión.
—¡Noooo! —.
En un movimiento rápido tomaba con la guardia baja a Windu cercenando la mano con la que sostenía su arma.
—¡AAAAAHHHH! —-.
Gritando por el dolor de haber perdido una mano, miraba más que furioso a Bell dispuesto a atacarlo.
Sin embargo, nunca tuvo esa posibilidad, en cuanto el peli blanco lo vio acercarse, desataba toda su ira por completo, queriendo usar un empuje en la fuerza extendió su mano, pero lo que paso no lo esperaba ninguno.
En vez de ser empujado, de la mano de Bell salían una gran cantidad de rayos que electrocutaban a Windu, el poder era liberado con tal brutalidad que el hombre no podía hacer más que observar por última vez la mirada furiosa de él albino.
Siendo abrumado por completo, el hombre ya carecía de vida luego de un tiempo, pero al no poder controlarse Bell usaba todo lo que tenía, esto lanzo a Windu a una gran altura y distancia, terminando por perderse en su caída, incluso pasando más allá de las murallas de la base.
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Dándose cuenta de sus acciones Bell retrocedía unos pasos, perdiendo la fuerza en sus piernas caía de rodillas llorando.
—¿Que...? ¿Qué fue lo que hice? —.
Su quebrada voz llegaba a oídos de Padmé, miraba el arrepentimiento en su rostro, ella se maldecía internamente, fue por ella que él acababa de tomar una desesperada decisión al traicionar a Rakia y cometer un asesinato a un alto mando de Ares de manera despiadada.
Acercándose poco a poco al chico sin poder pronunciar una palabra la peli negra se daba cuenta de un intenso brillo rojo dentro de su bolsillo.
Sacando el origen de tal resplandor observo el repentino cambio de color del cristal, un <Cristal Kyber>, había pasado de un color blanco a uno rojo en toda su esencia, este parecía intensificarse con cada paso que daba hacia el peli blanco.
Decidida, Padmé le extienda su mano a Bell, más que para ayudarlo a levantarse era para mostrarle el cristal en su posesión.
El Albino que hasta ahora se mantenía perdido y desolado, aun con lágrimas en sus ojos vio algo sorprendido lo que la peli negra le mostraba.
Por pura inercia extendió su mano atraído por la peculiar aura que liberaba, sintiendo alguna conexión con el cristal, aun con dolor en su rostro...
Tomándolo por fin en sus manos todo parecía vibrar a su alrededor, el tiempo parecía ir cada vez más lento, el viento soplaba con gran intensidad y el cristal brillo como nunca, era como si el mundo por fin hubiera conectado dos cosas pre destinadas a hacerlo.
—Bell, eso es el <Cristal Kyber>, un arma con capacidades desconocidas, una leyenda que resulto ser verdad... el recurso que ha estado reuniendo Rakia para acabar con cientos de personas, todo esto a tus espaldas—.
El ambiente parecía haberse congelado ahora, la repentina voz de Padmé revelándole tal noticia lo dejaba frio, pero no acabo ahí.
—El Dios Ares y todos los altos miembros sabían de esto y te lo ocultaban, ¿no es así?, fue porque con tu rápido crecimiento podrían usarte como una de sus cartas más poderosas para destruir Orario y otros países, te conozco desde hace bastante tiempo, tu gran corazón y deseos de ayudar a los demás pese que tu sufres más que nadie, es eso mismo por lo que se aprovecharon de ti... Incluyéndome—.
Al reaccionar a esas palabras el mundo de Bell se desmoronaba, su vida, vaya a donde vaya sería una mentira.
—Desde el día en que te conocí y supe de tu posición junto a Ares, planeaba usarte para conseguir información, fue el motivo por el que te invité a entrenar ese día, sin embargo, me percaté de quien eras realmente, que tu no estabas enterado de las acciones de Ares—.
—No hables...—.
Ante las inesperadas palabras de Bell, la peli negra retrocedió, los ojos del chico eran como los de un muerto en vida, su corazón se había perdido.
Siendo interrumpidos un grito de un hombre que llegaba al lugar.
—¡Bell, ahora no tienes que explicar nada, fui testigo de tu acto de traición, al menos me permitirías saber...—.
Marius arribaba a la cima, ya sabía ahora quién era la otra persona que lideraba a los traidores, no pudo ver como tal, pero sabía que Bell era el responsable de atacar a Windu, sin embargo, parecía perder el aliento al ver que en su mano el chico que tanto apreciaba poseía un <Cristal Kyber>, el mayor secreto de su dios y los altos mandos hacia el peli blanco, siendo que ahora el cristal brillaba como nunca estando en posesión de Bell.
Planeaba abogar por el chico, darle otra oportunidad, hacer creer a todos que Windu había sido eliminado por fuerzas enemigas, pero esto estaba fuera de sus planes.
Retrocedió varios pasos, al ver como el Albino se acercaba a él, este apretaba su puño con tanta fuerza que se lastimaba, mientras que, con su otra mano, una vez llegado al frente del rubio, le recriminaba con una voz temblorosa.
—¿Lo Sabias? —.
Esas dos simples palabras dejaron casi mudo el hombre, quien solo alcanzo a mirar con algo de rencor a la peli negra.
—Bell.... Yo no....—.
—No me salgas con mentiras Marius, ¿Lo sabias? —.
Resignándose a la dolorosa acusación del chico, por primera vez seria completamente honesto.
—Si—.
Luego de escuchar eso para Bell todo dejo de existir, su deseo de hacerse más fuerte aumentaba, aunque ya no por las razones por las que había iniciado, en su cabeza la ira lo comenzaba a dominar.
Antes de que hiciera algún movimiento una inesperada explosión surgía de en medio del lugar, esto sacudía la torre obligándolos a saltar de esta, cayendo pesadamente directo en el piso, los 3 habían terminado cuantas fracturas que les limitaban aún más, sumando a las heridas de sus combates.
Los tres estaban relativamente cerca, aun aturdidos por la caída, sin embargo, a un costado de ellos, viniendo de la misma torreta varias explosiones los arrojaban al piso dejándolos aún más lastimados, solo con la excepción de Bell, quien aterrado vio como la enorme torre de control completa caería sobre ellos.
Algo dentro de él no podía permitir que las dos personas que se encontraban a cada lado suyo fueran aplastadas y en un movimiento desesperado extendió ambas manos hacia arriba.
Su acción tuvo un efecto sorprendente, pues toda la torre y los escombros que se habían dividido de esta fueron detenidos en el aire, el chico se presionaba para usar su habilidad a todo lo que podía.
Pero poco a poco sus fuerzas se mermaban era inevitable que la torre cayera sobre él, aun así, podía hacer algo al respecto con Marius y Padmé, los recuerdos que tenía con ellos pudieron ser una mentira, no obstante, algo dentro de él, se negaba a dejarlos morir o a lastimarlos.
Intercambio una mirada dolorosa con ambos, ellos querían negarse, pero no tuvieron oportunidad de objetar ya que el Peli blanco bajo rápidamente sus brazos, dejando de sostener la torre para usar su habilidad en ellos, usando el empuje de la fuerza arrojaba a Marius y a Padme en lados opuestos con todo lo que le quedaba de energía, intentando de asegurarse de que no resulten afectados por la caída de escombros.
No pudo cerciorarse de nada ya que pocos segundos después cientos de escombros caían sobre él, sepultándolo y alzando una enorme nube de polvo alrededor.
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Un par de horas después, observando un grupo de búsqueda y rescate Marius y Ares esperaban una señal.
El Dios, por parte del Rubio, se había enterado de la situación cuando venía a cerciorarse de que todo haya salido como habían planeado, desde la identidad de los traidores, la muerte de Windu, La fuga de los rebeldes con parte del cargamento de <Cristales Kyber> y de las acciones de Bell, hasta que se enteró de toda la verdad.
Aunque haya hecho todo lo que hizo, no podían dejarlo morir el chico era el único método para activar los cristales, su muerte traería una perdida invaluable para Rakia. Ares sabía que seguía vivo, él aun sentía su Falna por lo que monto un equipo de para sacarlo de debajo de los escombros,
—Ares-Sama por aquí—.
La voz de un rescatista llamo la atención de los dos dirigiéndose a donde él les apuntaba.
—Ahí esta y sigue vivo—.
Viendo la deplorable condición del chico el Dios entendía que no sobreviviría así mucho tiempo.
—Traigan una capsula médica, lo transportaremos de inmediato—.
Obedeciendo las ordenes de Ares varios de los rescatistas se retiraban rápidamente, mientras el Dios se acercaba al chico mirando con lastima su condición.
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Bajando del transporte, cuidadosamente llevaban al peli blanco dentro de una base, siguiéndoles justo por detrás Ambos rubios observaban un poco impacientes por la condición del chico.
Parecía que el mundo supiera lo que acontecía, ya que una gran lluvia arribaba el lugar.
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Observando a través de un cristal apretaban sus puños viendo el proceso por el que pasaba el chico, sus apenas gritos medianamente ahogados llegaban a sus oídos, viendo como hacia lo posible por intentar moverse.
Tenían un diagnóstico rápido de parte de los mejores sanadores del reino el albino tenia
Ambas piernas rotas, con incontables fragmentos de hierro y roca enterrados bajo su carne.
Sus costillas se habían roto de tal manera que perforaron y dañaron severamente sus pulmones, esto al parecer era la causa de sus ahogados gritos.
Uno de sus brazos estaba dañado, pero no roto y milagrosamente su cabeza no parecía tener ningún daño.
De lo más significativo que quedaría era su brazo derecho, los propios escombros se habian hecho cargo de aplastarlo de tal manera que solo quedo un pedazo de carne molida lo que quedo colgado en su parte derecha, esto obviamente solo pudo llevar a amputar la mitad del brazo que no tenía salvación.
La magia poco podía hacer en estas circunstancias igual que las pociones, debían sanarlo convencionalmente si querían aplicar esos métodos o pondrían su vida en juego, ahora solo quedaba esperar viendo al agonizante peli blanco recibir un tratamiento especial.
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Varias horas habían pasado, Bell parecía fuera de todo peligro ahora, sin embargo, las cosas que lo rodeaban no eran prometedoras para su salud.
Sus piernas habían sido medianamente acomodadas el proceso por el que paso, la magia y parte de pociones lograron hacer que no perdiera la movilidad permanente de estas.
Sus costillas se habían reparado, pero dañando indeterminadamente los pulmones del chico, por lo que optaron por colocare una máscara que cubría la parte inferior de su rostro, esta estaba conectada a sus pulmones, lo que le permitiría respirar adecuadamente.
Y en cuanto a su brazo perdido, no quedo así solamente puesto que le colocaron una nueva y avanzada prótesis que funcionaría como si nunca hubiera perdido el brazo.
Aunque de los hombros hacia abajo un exoesqueleto ayudaba en la sanación, parte de ello estaba conectado por debajo de su piel lo que le suministraría un medicamento que lo sanaría internamente.
Pero esto no quedaba a la simple vista de todos ya que una armadura negra de gran calidad fue puesta por encima, cubriendo el cuerpo del chico.
Estando por caer de nuevo en la inconsciencia Bell observaba, algo temeroso, parte de un casco que complementaba toda la armadura y la máscara inferior en su rostro, dentro de ella podía ver un brillo carmesí en la parte de los ojos lo que resaltaba su interior y su peculiar diseño.
Al no poder hacer nada simplemente se la colocaban, sellándolo por completo dentro del traje.
Junto a eso la respiración artificial del chico sonó por primera vez, marcando este momento en su vida.
https://youtu.be/zUbeWt54Uf4
—Bell, espero que puedas oírme, debido a tus acciones traicionándonos y asesinando a Windu me he visto obligado a retenerte como un prisionero lo que quede de tu vida, ya he removido mi Falna de ti, por lo que es inútil que intentes algo—.
La voz de Ares no hacia reaccionar al chico, el esperaba algo como eso, por lo que guardaba silencio ante su sentencia.
El Dios al ver que el peli blanco no parecía querer hablar se preparaba para retirarse, entendía que le guardara rencor luego de enterarse de toda la verdad, pero aún le faltaba un pequeño haz bajo la manga.
Antes de salir de la habitación la voz dañada del albino lo detenía, con una sola pregunta.
—¿Por qué?, ¿Por qué me usaron de esa manera? —.
—Tú eras el único que podía activar el verdadero poder de los <Cristales Kyber> y llevar nuestro reino a su antigua gloria, pero supongo que ya no importa, casi todos fueron destruidos por tu culpa y la de tu amiga, el resto fue robado por el grupo rebelde.
https://youtu.be/yztBkPyIPZA
-(Esta canción esta al inició por si quieren ponerla, sumándole un detalle)-
Al oír la mención de la peli negra no pudo evitar soltar una pregunta más.
—¿Dónde está Padmé?, ¿Está a salvo?, ¿Está bien? —.
—Ella ya se encontraba herida, sin embargo, por lo que note y me dijo Marius, fuiste tú quien la mato, tu poder la asesino sin que te dieras cuenta—.
—¡¿Yo?¡, ¡No puede ser, estaba viva, la sentí ¡—-.
Las palabras de Ares desataron en Bell toda esa ira que contuvo en su vida, aunque no podía moverse de su lugar, esa desesperación e impotencia despertaron, sin que nadie lo supiera, un brillo en la espalda de el peli blanco, lo que conllevo a un temblor en todo el lugar, al mismo tiempo todo se comprimía y se destruía dentro de la habitación.
Frente a él mirándolo fijamente al sorprendido Dios, usaba parte de su poder en intentar estrangularlo, aunque al parecer ya no tenía Falna todavía podía usar su habilidad, sin embargo, algo de lo que le habían colocado lo estaba haciendo perder sus fuerzas, sumado a los magos que le aplicaban magia y su limitada situación solo pudo liberar parte de lo que tenía en un solo grito lleno de dolor antes de caer en la inconsciencia.
—¡Nooooooooooooooo ¡—.
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Fuera de la habitación cerca donde se encontraba Bell Marius custodiaba un enorme cuarto donde se resguardaban todos los <Cristales Kyber>, ahí mismo sintió el temblor y las cosas que se destruían a su alrededor, sin embargo, lo que más le sorprendió fue ver que todos los <Cristales Kyber> tomaban e intensificaban su color a uno rojo carmesí, iluminando toda la sala.
—Ares-Sama ¿No me diga que esta era la razón por la que trajo todos los cristales aquí? ¿acaso planeo esto después de lo que paso con Bell? —.
Los pensamientos del rubio quedaron en eso, resignándose a seguir con su trabajo—.
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Horas Después de lo acontecido los cargamentos con los cristales se retiraban del lugar, ahora ya no importaba si el peli blanco estuviera cerca o no, estos mantenían su brillo y con esto Ares completaba su meta de obtener todo el potencial para las armas más poderosas.
Pero el lugar donde estaban no parecía ser un centro médico o una base, el lugar parecía una prisión, una enorme, a su alrededor solo había un vacío, casi como una casa en medio de un volcán, la profundidad a sus alrededores no podía calcularse, una caída a una muerte segura, con un único prisionero de momento y con un largo puente construido, lo que funcionaba como única entrada y salida.
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Ares estaba listo para marcharse del lugar, sin embargo, Marius había ido al hogar del peli blanco este mismo regreso con una caja llena de las pertenencias del chico, entre ellos, su peculiar capa negra y el mango de una espada que habían acompañado casi toda su vida al albino.
Sumado a eso y con el permiso de su Dios, el único <Cristal Kyber> que perdía su brillo si no estaba cerca de Bell, el mismo primer cristal que activo cuando conocieron al chico, casi como si tuvieran una profunda conexión especial, pero si perdía su poder sin el peli blanco no les serviría debido a donde se encontraría él.
Como un último gesto el rubio las traía para que estuvieran cerca de él y no se lleguen a perder y de cierto modo, no dejar solo al chico.
Dejando la caja a un costado del chico Marius salía de la habitación donde estaba el albino, no sin antes dirigirle unas últimas palabras.
—Perdóname Bell—.
Yéndose del lugar junto a su Dios, el rubio se había despedido de su querido hermano menor.
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Dentro de la Prisión.
Varios pisos en profundidad.
En una habitación oscura iluminada por la luz carmesí de un solo <Cristal Kyber>
https://youtu.be/C42hvUAMcw4
Se podía observar a Bell, sentado en una silla de metal que lo mantenía prisionero, sus brazos atados a una camisa de fuerza metálica y en un profundo sueño que sería impuesto cada día con magia y sedantes, su cuidado estaba a merced de la magia de la misma manera ahí descansaría el peli banco, condenado a esta vida a partir de ahora.
Lo único que se podía escuchar de la habitación era el pulso del brillo constante del cristal y la particular respiración del peli blanco.
Fin del capitulo.
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Ufas, 10k palabras, sin duda el capítulo mas largo que he escrito desde que inicie, espero les guste como va yendo la historia
Agradezco el apoyo que me dan, el próximo capitulo sera el momento por el que yo mismo inicie el fic.
Y antes de irme quería agradecer a kurosaki-hei. Gracias por la motivación hermano, sigo tu historia
Un saludo Bro.
Y sin mucho mas que decir yo me despido amigos, pasenla bien.
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