Capítulo 2. Deseo Inquebrantable
Danmachi – Bell Vader – Capitulo 2 - El Deseo Inquebrantable.
Golpe*
Cayendo de espaldas un niño se quejaba en voz baja, tirado en el piso veía sus manos, estas dolían demasiado, pero alzando su mirada por encima de su hombro observaba una cabellera rubia.
—Es suficiente por hoy Bell, no creo que debas sobre exigirte de esta manera—.
La voz del joven Marius, principal maestro de Bell le hacía saber sus preocupaciones al chico, en antaño su entrada a la <Familia Ares> era por mucho de lo más cruel que había hecho con su Dios contra un simple niño, haberle separado de esa manera de su familia destruyo internamente al Peli blanco, no obstante, en un simple año de recibir su Falna, se ha estado dedicando ferozmente en hacerse más fuerte, intentando aumentar su fuerza, así como querer usar el poder que solo ha usado una vez.
Los intentos del chico no daban éxito, ya que no sabía qué hacer para manifestar su poder, como resultado a Marius se le fue encomendado entrenar al chico en el manejo de la espada, este no parecía diferenciarse del resto de guerreros o aventureros, su crecimiento era un poco bajo del promedio debido a su corta edad, lo que terminaba frustrando a Bell, no quería mostrar debilidad, no quería mostrar de nuevo esa cara, aquella con la que vio por última vez a su familia al momento de escuchar que lo venderían a Ares.
El rubio se compadeció del chico luego de semanas de entrenamiento, entendió la gravedad de sus acciones y empatizo con Bell al punto de verlo como un hermano pequeño, uno que no podía enterarse de lo que le hizo.
Resentía la culpa más que nadie, aunque llegando a este punto no habría forma de reparar lo hecho, menos aun teniendo en cuenta que su Dios jamás permitiría que se le escapara su único impulso de activación a su mejor arma.
El poder del <Cristal Kyber> les daría la victoria ante cualquier adversario, pero Bell aun no sabía cómo usar su habilidad, tampoco sabían cuándo podría activarla, bajo estas situaciones Bell apenas había alcanzado el promedio de un nivel 1 a mediados de camino, sin lograr, ni una vez, usar su poder demostrado el día en que se separó de antiguo hogar.
—E... Entiendo Maestro, S... Solo que no puedo evitar sentirme frustrado, ustedes me han ayudado tanto.... Y... N... Ni siquiera soy capaz de hacer lo que esperan de mi—.
Hablando entrecortadamente Bell resentía de nuevo su incompetencia, tirado en el piso, hacia lo que esperarías de un niño, intentaba ser fuerte, pero no lo lograba, cubriendo sus ojos con su antebrazo se desahogaba con un llanto algo silencioso, mismo que era observado por el rubio, las ganas de disculparse lo carcomían desde dentro, si no fuera por ellos el niño viviría una infancia un poco más normal, mucho mejor que enfrascarse en la guerra luego de ser dejado por tus seres queridos.
—Mira Bell, sé que tienes la meta de hacerte más fuerte, pero no es bueno que te encierres en puros entrenamientos, estando solo de esta manera no lograras mucho, así que mañana mismo te llevare a un campo de entrenamiento militar donde pude que conozcas a alguien de tu edad para que sean amigos—.
—¿eh? —.
Reaccionando a sus palabras el niño quedaba con una incógnita, ¿Por qué Marius lo llevaría a un lugar así? Era cierto que tenían un mejor entrenamiento, pero en su caso no había nadie de su edad hasta donde supo, de parte de su Dios, si bien había casos en los que se reclutaban jóvenes, aunque ninguno a la par de la temprana edad de él.
Dejando lo obvio de que no podría haber alguien con quien hacer amistad ¿Era solo ir a conocer? ¿Era alguna clase de prueba? Por lo que, no quedándose con las dudas, limpiándose algunas lágrimas residuales le hacia la cuestión al rubio.
—¿E.... eso para qué? ¿No había dicho Ares-Sama que los entrenamientos en esos lugares no me ayudarían en lo que yo debo aprender? —.
—No es lo que piensas Bell, no es una prueba, no es un entrenamiento, es solo una distracción, no has interactuado con casi nadie desde que te conocí y desde antes de venir con nosotros a este lugar estoy seguro que te mantenías igual, no seas tan rutinario, aunque sea un por esta ocasión date un respiro de los entrenamientos o te agotaras mentalmente y no lograras tu objetivo—.
Marius no mentía en cada cosa que le dijo al Peli Blanco, incluso tenía razón con su vida rutinaria que mantenía antes de unirse a esta familia, pero lo que pensaba el rubio era un tanto diferente. Era cierto que quería que descansara, aunque su objetivo era buscar una forma de regresarle lo perdido, si una pequeña amistad o distracción llegaba a surgir con esto, sería como un tipo de disculpa silenciosa, era como una pequeña compensación de lo que le arrebato.
—P... Pero—.
—Pero nada Bell, prepárate para mañana, informare a Ares-Sama de nuestra partida esta noche asi que espero que estés listo cuando vayamos a partir—.
Dando su última palabra Marius se alejaba del lugar dejando muy pensativo al niño, después de que analizara un poco la situación, observando la belleza de una Luna llena, procedió a acatar la orden de su Maestro, pase lo que tenga que pasar, mañana mismo tenía su actualización mensual con su Dios, terminaría lo que planeaba el rubio e iría directo con su Dios a ver su avance este último mes.
Levantándose del suelo se sacudía la tierra de su traje de entrenamiento e iba a su cuarto, los largos pasillos de esta mansión lo hacían recordar su, no muy lejano pasado, antes batallaba por encontrar algo que comer y ahora él tenia para elegir lo que más quiera, antes compartía cama junto a su familia, pero ahora dormía en la habitación de su mejor gusto, esto le replanteaba si aquellos que lo querían vender por fin eran felices al deshacerse de él.
Al igual que ellos el Dios Ares lo llevo a una mansión por las afueras de la cuidad donde creció, un lugar muy apartado donde tenía lo que quería y su única labor impuesto desde ese día fue fortalecerse, descubrir la manera de usar su poder y activar un cristal de alto valor para su Dios.
Cabe decir, que, según lo contado por Ares, había grupos de personas de su ciudad que trabajaban en minería y excavación en algún otro lugar, el sitio era una cueva profunda, donde las primeras semanas no hubo éxito en su misión, pero al séptimo mes lograron hallar lo tan anhelado por Ares, unas cuantas decenas de fragmentos del <Cristal Kyber>, o así lo había llamado el Dios, hasta ahora se sigue trabajando en aquel lugar en busca de más cristales.
Sacudiendo su cabeza alejaba sus recuerdos y procedía a entrar a su cuarto, a su vista era exageradamente grande, lleno de todo tipo de cosas, sin embargo, observando el centro de su cama veía sus únicos vienes más apreciados, su mango de espada con su nombre junto a su capa negra, en antaño las usaría para jugar todo el tiempo, aunque ahora no le interesaba eso, no sabía porque, le dolía lo que le hicieron, le molestaba cada vez que pensaba en ellos y aun así no podía deshacerse de lo único que se llevó de su antigua familia, lo odiaba, pero mantenía un fuerte apego a esos dos simples objetos.
Procedió a acostarse pesadamente, tratando de alejar sus emociones, cerrando los ojos se dejaba llevar por el sueño tan pesado, no le tomo importancia seguir en su traje de entrenamiento sucio, ya mañana se encargaría de eso, se levantaría temprano para ducharse e ir junto a Marius.
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—¿Estás seguro de eso Marius? ¿Qué me puede garantizar lo que me estás diciendo será la solución a su nulo control en su poder? —.
—Piénselo un poco Ares-Sama, cual fue el motivo por el que libero semejante poder, no me diga que no lo ha pensado, su familia, un apego, un propósito, algo que proteger, fueron sus detonantes, sin ellos se quedó estancado como lo hemos visto hasta ahora, deberá familiarizarse con alguien, conseguir un tipo de reemplazo emocional a su familia, aunque se le hayan conseguido monstruos para enfrentar de vez en cuando no ha sido suficiente en permitirle un aumento significativo de fuerza, es de nuestras mejores opciones así que déjelo, por esta ocasión, libre de ese entrenamiento—.
El Dios analizo las palabras de su subordinado, realmente puede que funcionase, no tenían otras formas de hacerlo más fuerte en tan poco tiempo, apostar a darle un mejor objetivo tal vez sea su solución.
—De acuerdo Marius, trata de que este día no sea en vano, contamos con varios <Cristales Kyber> ahora y no hemos podido despertar su naturaleza mágica, tan pronto como sea posible debe aprender a dominar su magia, es nuestra única oportunidad a ser imparables—.
Mirando a un costado suyo observo el único cristal que conservo, el mismo que fue activado el día que conoció a Bell, este brillaba de un rojo algo opaco, el Dios pudo demostrar por cuenta propia que el cristal parecía tener alguna conexión con el Peli Blanco, cuando estaba lejos su brillo parecía bajar de tonalidad, pero nunca se apagaba, caso contrario era el momento que se encontraba cerca, este brillaba con una gran fuerza, siendo capaz de iluminar un cuarto entero de su preciosa luz Carmesí, por el momento el niño no debía saber de esto, a propuesta del rubio resultaba menos arriesgado, si el niño no controlaba su poder, cabría la posibilidad de que cause un desastre al momento de interactuar con el cristal.
—Te encargo esto, confió en que tu juicio nos lleve por el camino correcto—.
Saliendo de su habitación el Dios le daba su última palabra.
Marius suspiraba aliviado, había logrado persuadir a su Dios, no obstante, si pensaba en aquello, no podría mentirle a una deidad, pero eso no significaba que fuera ajeno a las desviaciones, todo lo contado era lo que pensaba el rubio, aunque ocultaba la verdadera intención de su cometido, solo hacia esto para compensar de alguna manera al niño, conseguir un sustento emocional que apoye a Bell sería una ganancia aparte.
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6:00 AM.
Fuera de la mansión.
El Peli Blanco se hallaba recargado contra uno de los árboles de afuera de la casa, solo faltaba que el rubio llegara para partir.
—Veo que ya estás listo Bell, muy bien, es hora de irnos, nos tomara un par de horas llegar a donde te he dicho—.
Apareciendo por un costado de la mansión el rubio se acercaba al albino, dirigiéndolo a un carruaje ambos procedían a subir a su transporte, el camino era justo como advirtió el joven rubio por lo que ya pasado varias horas de viaje este rompía el silencio por primera vez en todo su traslado.
—No te veo muy emocionado por esto Bell ¿Paso algo que quieras hablar antes de llegar? —.
—B... Bueno a decir verdad sí, no quiero que se rían de mí, esos tipos están mejor entrenados y algunos puede que tengan un aumento de nivel más rápido que el mío, yo no encajo para nada en ese lugar, siento miedo de no poder hablarle a nadie como esperas—.
Ante la respuesta del niño abría ligeramente los ojos, esto era una reacción normal, solamente se encargaría de reprimir cualquier tipo de maltrato que quiera ser dirigido al niño, lo demás dejaría a manos de él, aun así, le daría unas palabras para motivarlo un poco.
—Te entiendo, se cómo te sientes, pero recuerda, pase lo que pase solo debes intentar llevarte bien con alguien, intenta divertirte esto es un descanso del arduo entrenamiento que tienes, también ellos descansan de vez en cuando, o si lo quieres solo observa hasta que te sientas en confianza, no te obligare a adentrarte de manera abrupta con personas que no conoces—.
Ante las palabras dadas de parte de su maestro el niño se sentía un poco más tranquilo, haría caso a lo dicho, pero antes de responder algo el carruaje se detenía dándoles la señal de haber llegado a su destino.
Bajando del carruaje ambos observan el perímetro, aunque el Peli Blanco lo hacía detrás de Marius, ya se encontraban dentro del campo de entrenamiento por lo que observaban jóvenes, en su mayoría entre 15 y 25 años, ellos combatían estratégicamente con algunos monstruos del tipo Goblin y Kobold.
No parecían notar al dúo que acababa de llegar y así era mejor para ambos, pasar un poco desapercibido de momento, los militares al mando de este campo ya estaban informados de quienes eran, así que los dejarían dar un tour tranquilo junto con algunas interacciones con su personal, cualquier molestia les costaría todo sabiendo de quienes se trataban sus invitados.
Caminado a sus alrededores Bell observaba algo apenado el duro trabajo de los aquí presentes, no pudo evitar compararlo con su el suyo lo que lo hacía sentirse algo mal...
Sin saberlo dirigió su mirada a un lugar al azar y vio una figura que lo marco al momento.
Una chica, una de unos 12 años que acababa de derrotar a un grupo de Kobolds con gran habilidad para su edad, su cabello negro ondeaba tan hermoso acompañado del viento, sus ojos color rojo carmesí iban de la mano con la sangre derramada y a su vez tenia cierto parecido al albino.
Notando la repentina parada de su aprendiz no le tomo mucho descubrir la causa por la que estaba en ese estado, parecía que no sería tan tardado como pensaba, sonreía ampliamente sabiendo ahora como molestar a Bell.
—¿Sucede algo? ¿Por qué demonios me están observando? —.
Siendo sacados de sus pensamientos ambos vieron como aquella niña se acercaba algo molesta hacia ellos, aunque esto era perfecto para el rubio, no tendría que hacer mucho ya que ella vino a ellos, solo se limitaría a intercambiar unas palabras y llevar a cabo su plan.
—Ohh Disculpe jovencita, no queríamos causar molestias, solamente que mi hermanito quería decirle unas palabras y no sabía cómo acercarse a usted—.
Confundida la peli negra cruzada de brazos volteaba en dirección del peli blanco esperando sus palabras.
—¿E... Eres U... Un Angel? —.
Siendo completamente sorprendida, la chica parecía tener una expresión enojada, pero esto se veía opacada debido al enorme sonrojo que tenía en su rostro, rápidamente extendía su mano y con sus dedos extendidos le daba un golpe en la cabeza al albino.
—¿Q... Qué demonios estas diciendo tan d.... de repente? —.
Extremadamente roja a la par de sus ojos la peli negra no sabía cómo reaccionar a las palabras dichas por el niño.
—Disculpe eso señorita, creo que debería presentarnos formalmente para que no crea que solo venimos a molestar, me presento, me llamo Marius Victrix Rakia, vice capitán de la familia Ares y él es Bell, miembro especial de la misma familia y el mayor potencial mágico de Rakia.
Sobre exagerando un poco la presentación del Peli Blanco el rubio observo divertido la reacción sorprendida y pálida de la chica.
—L... Lo siento M... mucho, N... No sabía esa información, lamento mucho mi descortesía, mi nombre es Padmé Amidala, pueden llamarme como gusten, me disculpo por mi atrevimiento, N... No debí levantarle la mano a un miembro importante de la familia Ares.
—No tienes que disculparte, sé que fue algo repentino, espero no te moleste esta petición, pero ¿Podrías acompañar a Bell un tiempo? Arreglare unos asuntos, por lo que tardare algo y necesito que alguien le enseñe el lugar o se distraiga jugando con él—.
Y nuevamente Marius era observado, esta vez con una cara de súplica de parte de Bell, en su rostro reflejaba su vergüenza de no querer pasar el día así, también con una un poco decisiva de parte de Padmé, quien no dudo en asentir algo temerosa, siendo esto el boleto de salida del rubio procedía a retirarse.
—Bien, ahora ¿Quieres conocer un lugar en específico o debes hacer algo con tu magia? —.
Una vez el rubio estuvo lejos de la vista de ambos la peli negra le preguntaba a su acompañante.
—Ahh... N... No... Yo q.... quería observar el entrenamiento, Nada más...
Tartamudeando el Peli Blanco le hacía saber a Padme que solo había venido como observador, pero fuera de eso ahora evitaba mirarla a los ojos, sintiéndose algo culpable la chica creyó haber intimidado de sobre manera al niño, aunque no lo conociera debería ayudarle a pasar mejor su estadía en el lugar.
—Mira, lamento lo que hice, no tengas miedo, no hay rencores, ven, te mostrare como tener un enfrentamiento—.
Debido a su naturaleza algo compleja la peli negra tomaba de la mano a Bell llevándolo a un cuarto de enfrentamientos donde podría mostrarle algunas técnicas de pelea, todo esto mientras el albino echaba humo de su cabeza.
Una vez llegado al lugar destinado la chica se separaba un poco, yendo a buscar algo entre los casilleros del lugar regresaba rápidamente con dos espadas de madera.
—Ten, anímate un poco, tengamos un pequeño combate—.
Ante la sonrisa irradiante de la peli negra extendiéndole una espada Bell por fin, luego de mucho tiempo, daba una sonrisa de felicidad tomando el arma con su mano.
—Bien, no seré gentil contigo solo por elogiarme un poco, espero te quede claro—.
Tomando cada uno su propia pose de combate ambos notaron cosas el uno del otro, Padmé no era para nada novata en esto, su estilo era enfocado en combates rápidos, no parecía dejar ninguna apertura y parecía una asesina de nivel medio alto, en cuanto a Bell, no parecía ser nuevo en esto, su estilo, propio de un subordinado favorito de Ares, era el de un espadachín, dominaba parte de la forma de lucha imperial de Rakia, ambos terminaron de analizarse, dando un salto al frente dieron inicio a su combate.
El primer choque de espadas les dio información más que necesaria para su combate, la peli negra daba una vuelta impulsando su arma, a duras penas siendo bloqueado, esto arrojo al albino un par de metros, al instante era abordado por una lluvia de tajos, su intento fallido de responder la arremetida resulto inútil.
Un duro golpe en el rostro logro desconcertarlo un momento y cuando volvió a prestar atención a su enfrentamiento noto a la chica demasiado cerca por lo que al verse acorralado levando la mano contraria a la que tenía su arma, extendiendo su mano vacía quería detener el golpe que parecía ir con instinto asesino, lo que no esperaron ambos fue que la peli negra fuera empujada varios metros hacia atrás por una fuerza invisible.
—(¿Eh?, no puede ser, ¿Cómo hice eso?, Ni siquiera contra Marius peleando de esta manera ha pasado esto ¿Cómo es posible?) —.
No siendo perdonado por su distracción Padmé lo sacaba de su mundo, recordándole que su enfrentamiento todavía no terminaba arremetía de nuevo contra un desconcertado Bell.
Aun aturdido por su última acción, pareciendo notar una apertura, el peli blanco aprovecho esquivando una estocada justo al lado de su cabeza tomando firmemente su espada se aproximó a golpear a un costado de la chica.
Padmé había previsto esto, era parte de su plan, por lo que en una rápida acción retraía su brazo extendido, a su vez giro velozmente sobre si misma bloqueando en golpe del peli blanco en su camino, termino su ataque con un golpe en el cuello de su oponente noqueándolo al instante.
—Creo que me excedí—.
Con una expresión difícil de explicar, veía el resultado de su corto combate, observarlo en el suelo le dio un impulso de ayudarlo, así que rápidamente se sentaba a un costado, se preguntaba qué tipo de magia había logrado usar en su contra, eso la llevo al extremo de ponerse seria, por un momento, pensándolo mejor, creía que esto sería incomodo, aunque también una buena forma de disculparse
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Abriendo pesadamente los ojos el peli blanco miraba el rostro de la chica peli negra algo preocupada, por la posición que estaba noto al instante que la chica estaba usando su regazo como almohada para él.
Tan rápido como pudo se levantó sonrojado del piso, dándose la vuelta agachaba la cabeza disculpándose con la peli negra, esta acción la tomó por sorpresa, pero le había sacado una sonrisa a lo que sin problemas arreglo las cosas con el chico.
—No tienes que disculparte... Eeehh,.. Bell-San, al contrario, yo debería disculparme por lo hecho hasta ahora, también por haberme excedido en nuestro pequeño combate—.
—No, no hay nada que disculpar Amidala-San, yo la incomode todo este tiempo, aun así, agradezco que se tomara el tiempo de ayudarme, pero quisiera saber cómo hizo eso ultimo—.
—llámame Padme, es más cómodo así y con respecto a lo que te refieres, fue un movimiento mío, tal vez no parezca, aun así, soy nivel 2 y puede que no lo sepas, pero cuando notas una apertura en tu enemigo o cuando piensas que vas a dar el golpe final es cuando más bajas la guardia, mi golpe está hecho para acabar de un solo tajo a mi oponente, sin embargo, que fue esa magia, el poder que usaste contra mí, ¿Es a lo que se refería el vice capitán de la familia Ares? —.
—¿Eh? No, bueno si, aunque.... Aaahh—.
Su interacción era observada desde el principio por una cabellera rubia, que pareció contento con el resultado de esto, había logrado su cometido y de paso se alegró de que el peli blanco por fin haya podido usar su poder, esto también eran buenas noticias para su Dios.
Durante toda la tarde, ambos niños se conocieron mejor y pasaron el rato de muy buena manera, sorpresivamente la sonrisa de ambos parecía volver, incluso de Padmé, lo que no habían hecho en un largo tiempo, se relataron sus pasados en su forma de tomarse más confianza.
Bell descubrió que ella había sido parte del entrenamiento militar ya hace 2 años cuando fue abandonada por sus abusivos padres, fue prácticamente vendida por lo que se deslindó de su familia y se alejó un poco de conocer gente, desde entonces se ha dedicado a entrenar ferozmente.
Padme, por su lado de mismo modo descubrió la historia del peli blanco, ambos simpatizaron con sus historias y se reflejaron el uno con el otro, lo que no hizo más que entrelazar más su confianza durante el tiempo que estuvieron juntos.
Ya pasado varias horas, cuando los dos se hallaban agotados en el piso Marius se hacía presente en el lugar dándole la mala noticia de que deberían retirarse, la noche ya se había hecho presente y ninguno se percató lo que hizo que se rieran de la situación.
—Bell, ¿vas a volver a venir no es así? —.
Notando la triste voz de la chica el albino asentía felizmente.
—Claro que volveré, quiero entrenar contigo y hacerme más fuerte, así que convenceré a Ares-Sama de dejarme venir todo el tiempo que sea posible, no por nada ya somos amigos—.
Sonriendo los dos se daban un abrazo de despedida, separándose al menos por esta ocasión, yendo cada uno por su lado, al momento de subir al carruaje Marius noto que Bell no parecía prestar atención, se hayaba en su propio mundo, no quería interrumpir sus pensamientos por lo que no lo molesto en todo en viaje de regreso a su hogar.
Al llegar a la mansión bajaron solo para notar a su Dios afuera esperándolos algo impaciente.
—Que bien que llegan, si gustas puedes adelantarte Bell, debo hablar algo rápido con Marius—.
Haciendo caso a las palabras de Ares el niño felizmente ingresaba a su hogar, cosa notada por el Dios.
—¿Sucedió algo en su pequeño viaje? Noto como si estuviera más muy contento, nunca lo había visto de esta manera—.
—Creo que le complacerá saber algo, en su tiempo en aquel lugar Bell ha conocido a una niña llamada Padmé Amidala, en resumen, siento que Bell se ha conectado emocionalmente con ella y viceversa, lo más sorprendente es que también tuvieron un entrenamiento juntos, debo decir que ella le ayudo, logro hacer que usara ese poder, puede que sea clave para que lo desarrolle, debería dejar que ambos sean más cercanos y con esto podrá dominar su magia—.
Las palabras de su subordinado habían hecho que Ares se sobre emocione, si la chiquilla les ayudaría indirectamente con sus planes no habría problema con dejar que se acerque al peli blanco, yendo ambos con el niño harían su última tarea pendiente en el día.
—Bien Bell, destapa tu espalda, es hora de tu actualización mensual—.
Haciendo caso el albino, algo perdido en su mundo, se hallaba recordando a su nueva amiga, no notando el momento que el Dios se había pinchado su dedo para abrir su estado y actualizarlo, de repente el grito de Ares saco de sus pensamientos a ambos, rápidamente procedía a pasar las escrituras a una hoja para que sus acompañantes vieran lo que le causo la impresión.
Cuando los 3 vieron lo mismo sonrieron ampliamente al notar algo nuevo en las estadísticas del niño
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Nombre: Bell
Raza: Humano
Edad: 10 años
Nivel: 1
Fuerza: D 571
Resistencia: G 230
Destreza: C 628
Agilidad: B 712
Magia: 0
Habilidades:
Deseo Inquebrantable: Aumenta la velocidad del crecimiento del usuario mientras sus sentimientos perduren. La intensidad de los efectos está relacionada con la intensidad de los sentimientos. Como efecto secundario, lo hace inmune a los encantos.
La Fuerza:
Velocidad de la Fuerza: Permite al usuario moverse con una velocidad increíble, esto le permite reaccionar mejor ante los enfrentamientos.
Empuje de la Fuerza: Es un poder universal que sale del usuario y golpea a objetos y enemigos cercanos lanzándolos hacia atrás, derribándolos y provocando ciertos daños.
Atracción de la Fuerza: Permite alcanzar con la Fuerza cualquier objeto alejado del usuario. También se puede usar para desarmar a un enemigo o dependiendo de la Fuerza para acercarlas o hacerlas caer al suelo.
Sentido de la Fuerza: Le da al usuario cierta clarividencia a sucesos importantes en su vida.
Visión de la Fuerza: Permitía al usuario ver mejor, inclusive en la oscuridad y más allá de las paredes.
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Bell sostenía la hoja con un brillo en su mirada, su tan anhelado deseo por fin se había hecho realidad, no siendo el único con una reacción positiva. Ares sonreía complacido, sin duda alguna habían tomado la decisión correcta, aun Marius que no creía posible todo lo que veía y aun así estaba orgulloso, logro hacer realidad la meta del peli blanco y de paso cumplir con su palabra con el Dios.
Esto era un gran paso a cumplir con el objetivo de los tres, un avance a un futuro incierto.
Fin del capítulo.
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