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Capitulo 1 - Al Filo De La Oscuridad

Este mundo es lo más injusto que hay, algunos nacen con todo, crecen obteniendo todo lo que desean, pero también existen los que no tienen nada, los que solamente les queda pelear por sobrevivir el día a día, en un mundo así qué sentido tiene ser bueno, qué sentido tiene hacer lo correcto, siempre habrá alguien que derrumbará los cimientos de las buenas personas con codicia, arrogancia, dinero y ansias poder.

Aquí, en este planeta, en todas partes, existe un poder olvidado, la creencia de antiguas religiones que buscaban llenarse de sabiduría con lo que fuera que buscaban. <La Fuerza> alguna vez fue el poder que más se anhelaba obtener, algo que todos podrían tener en su interior.

La falta de resultados de probar su existencia ocasiono con el avance del tiempo el olvido de todo lo que tuviera que ver con esta, realmente nadie había nacido para controlar aquel poder.

Algo que pensaron y dejaron pasar con los años fue que aquel poder podría llegar a manifestarse el día en que nazca el elegido, no cualquiera podría serlo, pero de ser así como saberlo, sería solo cuestión de esperar y la falta de fe termino por hacer que se perdiera una antigua leyenda junto con sus escrituras.

Algo que se perdió junto a todo lo que tuviera que ver con. <La Fuerza> fue la búsqueda implacable del Cristal, apodado "Cristal De La Vida" o "Cristal Kyber", era uno con una propiedad mágica única, incalculable en valor monetario, pero con la gran cualidad tan anhelada de poder cortar a través de todo, no se sabe a qué clase de arma podría llegar a construirse si fuera encontrado, sin duda alguna, un arma con la propiedad de atravesar todo sin importar lo que sea, seria de un valor casi mundial, sin embargo, este no fue hallado y fue tomado como una leyenda más del montón.

 A veces, solo a veces las leyendas terminan siendo ciertas, quizá solo hacía falta fe, esperanza, algo que hiciera que todo lo que esperaban con anhelo se cumpliera, veremos al nacido, al elegido, quien, deberá usar sus poderes para el lado oscuro o el lado luminoso, quien decidirá el destino de un futuro no escrito, el salvador o el destructor de la vida, un alma joven que enfrentara un destino cruel.


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Los sueños han sido una práctica que hemos requerido desde sus inicios, parte de ellos solo son nuestra interpretación de diversos componentes en nuestra vida, pero también hay una variante de ellos, las pesadillas.

Aquellas en las que no puedes hacer nada para evitar lo que pasa.

Verte a ti mismo solo, abandonado, perdido en la soledad y tristeza.

Algunos casos puede que debamos interpretarlos mejor, ya que, dentro de este sueño de rodillas, bajo la lluvia, un niño se encontraba llorando, mirando delante suyo la intensa luz carmesí delante de él.

Sentía que abrazar aquella luz le daría aquello que necesitaba, recuperar lo que perdió de cualquier manera.

Un sueño recurrente en su vida, uno que se hacía cada vez más frecuente en su corta edad, debido a ello no se le dio el valor necesario para hacer algo al respecto.

 
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Una vista pobre y casi incomprendida para un niño en su soledad, solo ver las grises paredes del cuarto en el que se encontraba, algo tan deprimente como aburrido, desde lo que le permitía su corta edad siempre fue lo mismo cada día, su familia nunca había tenido dinero para sostenerse bien económicamente, claro el lugar donde se encontraban no era agradable, pero era mejor que nada.

Su familia siempre se vio muy limitada, compartían casi todo lo que tenían, sus 5 hermanos, padre y madre se veían en la necesidad de dormir en el mismo cuarto apretados, en lo que podría ser un mal intento de cama, pero no parecía afectar mucho al niño que vemos ahora, su entendimiento no llegaba aun a ese punto de saber porque se encontraba en esa situación, solamente era la suerte.


Slash, Imitando el sonido de un corte, en lo que parecía ser el juego de un enfrentamiento imaginario, un inocente juego de un niño, Bell, era un Humano con la edad de 9 años, aunque este contaba con unas características muy diferentes al resto de sus parientes, su peculiar cabello blanco acompañado de sus ojos color rojo lo hacían sobresalir entre su familia, ningún miembro de esta contaba con alguna similitud al niño.


Aquel chico se imaginaba luchando contra monstruos, siendo un aventurero justo como se lo relataban entre historias sus hermanos, su padre y su madre.

Desde que antes que pudiera recordar él tenía el mango de una espada, era algo inofensivo y sin aparente valor en aquel lugar, solo el niño le daba un valor sentimental, según su familia fue un regalo que planearon darle desde el día en que nació, por lo que su nombre estaba tallado en el mismo, pareciera algo insignificante, pero la situación en la que Vivian le había hecho ver que era la cosa más preciada que podría tener, desde siempre la tuvo y la mantenía junto a él, todo el tiempo, colgando de su cintura.

Continuando en su mundo el niño se emocionaba al verse como un guerrero que peleaba con todo tipo de monstruo, sentía que un día ese sueño podría ser realidad si peleaba por ello, que este lugar seria solo la sombra de lo que podría convertirse en un futuro, claro su fantasía fue cortada al escuchar su nombre, siendo el llamado de su madre.

-¡Bell, ven a comer, que debemos salir por algunas cosas!-


Haciendo caso al llamado se apresuraba a llegar con su madre, viéndola en la mesa colocando un pedazo de pan junto a una taza con agua, el desayuno que ya tan acostumbrado estaba a comer.

Sentándose a un costado observaba alegre a su madre, Shmi Lars es su nombre, una mujer Humana que rondaba en sus 40 años, midiendo 1.63, sus ojos y su cabello eran de color marrón, aunque se podía notar a simple vista el desgaste físico de haber tenido varios hijos en su posición.

Gracias por la comida Ma, rápidamente degustaba de su comida, bajo la vista de su madre esto era muy triste, no poder darle un buen alimento a Bell y al resto de sus hijos, siempre buscaban la manera de ganar un poco de dinero para sostenerse, el resto de hijos ya se habían ido desde muy temprano a recolectar dinero a través de pequeños trabajos con conocidos suyos a lo largo de esta parte de la ciudad.

El padre claro trabaja de obrero, Cliegg Lars, es un Hombre de mediana edad, un humano con una altura de 1.83, contaba con un color de pelo marrón claro y sus ojos de color azul, se mataba esforzándose desde que amanecía hasta que anochecía, iba por todas partes de la ciudad buscando quien necesitara una mano de obra para lo que fuera, se sobre exigía más de lo que debía y aun así el pago que recibía era un escupitajo al rostro, pero no decía nada, agachaba la cabeza y aceptaba todo tipo de tratos con tal de recibir ese poco dinero.

El peli blanco era una excepción clara, al ser el hijo menor de la familia, no podría conseguir nada en las calles, Bell siempre insistía en querer ayudar de alguna manera, como sus demás hermanos, al negársele rotundamente el trabajo se le dio a la tarea de cuidar de su madre mientras nadie estuviera, esto fue aceptado como una misión y aquel niño acataba esa tarea con ansias.

Pero su rutina era lo mismo cada semana, hoy precisamente los precios de algunos alimentos serian dados en descuento, con ello algunos lugares regalarían algunas cosas que pudieran serles de utilidad.

Así es como lograba obtener ropa nueva, la playera y pantalón que ahora tenía eran obtenidos de esa manera, desgastados, usados o tirados por otra familia a él le venían de maravilla para no pasar frio.

Vamos Mamá, se nos hará tarde para las ofertas.

Siendo sacada de sus pensamientos La madre del niño le dedicaba una sonrisa, pese a todo parecía que Bell realmente tenía un espíritu más que entusiasta, siempre buscaba hacer sonreír a todos se encontrara en la situación que fuera.


Saliendo de su hogar tenían la misma vista de siempre, una calle demacrada sin mucho arreglo a la cual varias familias en mismas circunstancias estaban obligadas a vivir así, pero que podían hacer, estar en este país era una condena si no eras de la familia o noble.

Donde se encontraban era en, La capital, Valua, en el centro de esta se encontraba un gran castillo y a su alrededor se regía la completa ciudad. Dentro de ella había 4 murallas, paredes que lograban su objetivo, separar a la realeza, los nobles, los militares y los plebeyos unos de otros.


Así era compuesta Rakia, un país más conocido por ser uno militar, ubicado en el lado occidental del continente, era responsable de iniciar guerras contra otros países o ciudades, tras derrotar familias enteras, grandes y pequeñas, simplemente eran subyugadas al mandato del dios y familia Ares.

Era claro la posición de las familias dentro de esta prisión rodeada de muros llamada Rakia, dentro de esta parte de la ciudad se daba la vista a todo tipo de injusticias, robos, corrupción entre otras, todo lo que sucedía aquí era por y para sobrevivir, muchos se veían obligados a pelear por algún tipo de trabajo, la pobreza era lo que definía perfecto el sitio

 
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-¿Ya está listo Ares-Sama?-

Quien hablaba ahora era un Joven Rubio Miel, quien representaba una de las máximas autoridades de Rakia, El príncipe Heredero y actual Vice capitán de la famila Ares.

Marius Victrix Rakia, un Humano de 15 años, con una altura de 1.80, contaba con una complexión decente de su musculatura y su rostro, aunque reflejaba algo de cansancio, se podía notar a simple vista su aspecto de noble, cuenta con una gran capacidad de evaluar las diferentes situaciones en las que se llegue a encontrar de manera hábil y adecuada.

-Si, si, ya estoy listo Marius.-

Su acompañante respondía con un tono de fastidio, este era nadie más que Ares.

Líder y Dios de la Familia tipo reino <Rakia> junto a la suya propia <La Familia Ares>, con un cabello color dorado, junto a sus ojos de color rojo, midiendo 1.90. Portaba una armadura color rojo, pero pese a su título se le conoce por ser un gran cabeza hueca, siendo el opuesto a Marius, solo pensaba en lo que más le gustaba, las peleas.


-Debemos tener a la gente apoyándonos, esto es muy importante y no debe hacer una de sus locuras, diga exactamente lo que le dije.-

Marius sabía de antemano que su dios no era para nada resaltante por su basta inteligencia, teniendo un asunto tan delicado como lo era hablar con la gente de esta parte de la ciudad, esto era un movimiento arriesgado, pero que si tenían éxito seria el paso a recuperar su antiguo poder militar mágico y devastador.

-Ya lo sé, si no fuera por eso no estaría aquí en persona, con esto podremos ser imparables, ni siquiera Orario será rival para nosotros.-

-Jajajajajajajajajaja-

Por un rato la risa de victoria y superioridad del Dios sonó en el lugar, hasta que fue decayendo poco a poco, finalmente observaba una pequeña caja delante suyo.


Este la observo con una gran sonrisa para proseguir a ver en su interior, dentro había una un fragmento de un Cristal, pero peculiarmente desbordaba una especie de aura Blanca a su alrededor.


El resultado de lo que en antaño era una leyenda, los frutos de una búsqueda de cientos de años estaba en sus manos, fuera por mera suerte o por lo que fuera, tenía en su poder el objeto más valioso y buscado por generaciones antiguas.

-Siempre me habías dicho que era un loco por creer en esta leyenda, pero mira Marius, con esto nadie podrá detenernos.-

Animadamente el dios tomaba en su mano aquel cristal, restregando a su dependiente la dicha de sus palabras, sin duda alguna algo que Marius no podría dar crédito, pero que yacía delante suyo en estos momentos.


Este pequeño mineral no era nada más que el legendario < Cristal Kyber >. Sin duda alguna fue un golpe de suerte haber encontrado el material de la leyenda, rescatado de una profunda cueva por el capitán de la familia Ares, su Padre y actual Rey de Rakia.

Martinus Rakia, ha sido apodado como el Rey tonto, es sin duda un fiel seguidor de su Dios Ares ya que acataba cada una de sus órdenes y las ejecutaba sin dudarlo, fue más que obvio que al momento de encontrar el tan legendario < Cristal Kyber >. Lo primero que hizo fue ir a entregárselo directamente a su Dios.


La emoción no se hizo esperar, pero debían confirmar su veracidad analizando que no se tratara de un material ya antes conocido, fue estudiado dentro de distintas bases de Rakia, meticulosamente examinado por todo tipo de Magos, Sabios, Exploradores, lo que termino por confirmar su veracidad. También se dieron cuenta de que necesitaba de un gran estímulo de poder o Magia, necesitaba de algo para liberar todo el potencial del Cristal.

Pero eso no era lo único que emociono al Rey y Dios de Rakia, si no que de esta forma sabían que, dentro de aquella cueva habría la posibilidad de que yacerían más de estos cristales, ahora que sabían dónde encontrarlos, lo principal ahora sería extraer hasta el último cristal que pudieran encontrar, una tarea de mucha labor.


Solo había un sector, una parte de Rakia que estaría más que dispuesta a conseguir trabajo, excavación y minería eran de las pocas ofertas de trabajo que se recibían en la parte pobre de la ciudad, tomando en cuenta que esto no sería una contratación normal, sino que necesitarían de toda la mano de obra posible para encontrar el resto de fragmentos en la cueva.

A sugerencia de su vice capitán se había preparado para dar exactamente las palabras que alentarían a este sector a darles de su apoyo, tendría que hablar del fin de la pobreza en Rakia si lograban hallar el tesoro, debería prometer ayudarlos económicamente con los frutos de sus esfuerzos, lo cual en parte resultaría ser cierto, podrían ser imparables si lo que se presumía del cristal era cierto, algo capaz de derrotar a cualquier adversario y tomar sus bienes como sus riquezas.



En 10 minutos tendrá que hablar con la gente Ares-Sama, esta vez deberá hablar como un líder y dejar sus bromas a un lado.

Saliendo de sus pensamientos por las palabras de su subordinado finalmente podía estar de acuerdo con el rubio, este sería un momento decisivo en el que tendría que estar altamente ligado a la gente para tener una contribución.

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-Vamos Mamá, ya quiero probar mi capa, es lo más genial que tenían.-

-Claro hijo, pero no camines tan rápido puedes resbalarte.-

Fuera del mercado la mujer y el niño terminaban de conseguir lo que requerían para sustentarse esta semana, lo que el peli blanco no espero fue que esta ocasión hubiera una prenda que se le estaba regalando, al verla su rostro se ilumino de manera tierna, no parecía algo del otro mundo para el resto de gente que la rechazo, pero para Bell fue como haber encontrado oro, se trataba de una capa negra, algo tan trivial y casi inservible en este lugar, algo que pese a todo fue tan anhelado con entusiasmo por un niño.

Obviamente su madre la acepto porque sería una buena cobija para el niño, su tamaño era a considerar hasta para ella y por sobre todo por hacer feliz a su hijo.

Camino a su casa se vieron sorprendidos por un gran número de personas que seguían acumulándose en el lugar, la curiosidad termino por enganchar a Shmi quien se acercó a un hombre de avanzada edad a preguntar por la razón de tanta gente.


-Disculpe ¿De casualidad sabe por qué se están reuniendo todos aquí?-

Aquel hombre se dio la vuelta respondiendo a la duda de la mujer delante suyo.

-Bueno es obvio que no se enteraron, apenas esta mañana llego la noticia de que Ares-Sama estaría hoy aquí, dicen que tiene algo que nos ayudara a todos, nos dará un mensaje muy importante por lo que en unos minutos saldrá por el balcón principal de la plaza.-


Quedando sorprendida por la respuesta la madre agradecía la información al señor y se disponía a irse con su hijo, la verdad tenía ganas de saber que era lo que diría el Dios Ares, pero debía ir a casa a preparar la comida, tenerla lista para cuando llegara el resto de su familia, de cualquier manera, por algún conocido, sus mismos hijos o su esposo, terminaría enterándose del mensaje.

Tomando de la mano a su hijo tomaría una vuelta diferente para evitar la aglomeración de personas.

Justo cuando Ares se dispuso a iniciar su discurso.

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Saliendo a la vista de las personas era recibido por como el respeto de su título como Dios, en el balcón del lugar comenzó con lo que marcaría un nuevo futuro, a través de una piedra mágica transmitiría mejor su mensaje para que todos lo escuchen.


-Mis subordinados, mi gente, hoy vengo en persona a darles el mensaje directamente, se lo mucho que han pasado por años, comprendo su dolor, pero eso se acaba hoy, sin duda nuestro país ha sido por mucho tiempo quien tenía el mayor poder de espadas mágicas, poder que se nos fue arrebatado por los espíritus, condenándonos a una serie de derrotas y perdidas monetarias.-



-Déjenme decirles que estos tiempos se acabaron, hoy marcaremos un mejor futuro a nuestra ciudad, a nuestro país, pero se preguntaran ¿Cómo?-

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Parecía que el discurso del Dios había iniciado, aunque al niño no parecía sacarlo de su mundo, caminaba junto a su progenitora, darían vuelta a una calle diferente evitando al público.

-Señora, suelte lo que tenga en la bolsa y entréguelo en silencio, antes de poder alegarse mucho del resto de personas acumuladas- antes de siquiera terminar de dar vuelta a la calle, fueron interceptados por 3 hombres que soltaban sus claras intenciones.

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Esto será nuestro primer paso, este cristal será la condición de victoria hacia un camino mejor para todos nosotros, alzando con una mano mostraba a la gente un cristal desconocido para ellos, una aura blanca, incolora y pura se reflejaba de este.

Las personas en el lugar, comenzaron a rumorear acerca de lo que se podría tratar, guardando la compostura dejaron que el Dios continuará con su discurso, antes que nada, pero esto no impidió que se reflejara una gran emoción entre la gente.

-Conseguir este Cristal nos llevara a cumplir nuestros sueños, durante mucho aceptaron su destino, es hora de que se levanten, que den un último esfuerzo y nos unamos para obtenerlo, si están conmigo les daré la oportunidad de salir de todos sus problemas, para que tengan la vida digna que tanto se merecen.-

Ante sus palabras las personas finalmente se animaron a reflejar su apoyo a Ares, la multitud comenzó sus alabanzas entre gritos de emoción y agradecimiento.

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Ante la amenaza que los hombres delante suyo representaban, la madre rápidamente como al niño e intento escapar corriendo, sin ninguna duda esto no era raro en esta parte, pero no podía perder el único alimento que tenía para lo que quedaba de la semana.

Con su hijo aterrado en sus brazos, Intentando aprovechar la multitud de gente que habia corrió hacia a ella mientras pedía auxilio.


Por mala fortuna de ella sus llamados de auxilio se vieron opacados por la cantidad de personas que, eufóricas, gritaban de emoción, haciendo que cualquier otro ruido a su alrededor se perdiera con el resto, sumándole que la gente se abrazaba entre sí como forma de expresar su felicidad.

Rápidamente fue alcanzada por sus perseguidores, fue empujada a medio camino forzando a soltar al pequeño que tenía en brazos, los sujetos no tomaron nada bien que la mujer intentara escapar.


-Estúpida mujer ¿crees que te puedes burlar de nosotros?-

Forzándola a levantarse uno de los hombres la sostenía fuertemente del cabello sacándole unas lágrimas a la mujer, esta acción fue vista por el niño quien no podía dejar de temblar, pero al ver las lágrimas de su madre este se acercaba rápidamente al hombre para golpearlo.


Los golpes del infante no causaron nada más que molestia en el hombre quien le daba una patada al niño empujándolo varios metros hacia atrás sacando varias lágrimas de su parte.


Los otros dos hombres a su lado solo se limitaron a despojar de sus alimentos a la señora, quien desesperada trato de zafarse del agarre de su agresor, debía ir con su hijo, cerciorarse de que estuviera bien, solo que sus intentos terminaron costándole un golpe en la cara por parte del tercer tipo en el lugar.

-Esta pobre desgraciada no tiene nada, solo un par de víveres.-

Las palabras del segundo tipo molestaron aún más a sus compañeros quienes procedieron a patear a la mujer repetidas veces.

Con sus ojos envueltos en lágrimas Bell veía esto sosteniéndose el estómago, pero ver como comenzaban a golpear a su madre desato en él un sentimiento que jamás había tenido, unas emociones nuevas para él y su rostro la reflejaba con gran detalle.

La Ira.

El Odio.

-D...Déjenla.-

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Mientras la gente se perdía en su mundo celebrando lo dicho por el dios este continuo con la parte final de su gran discurso.

Dentro de una semana se les dará el trabajo a todos los que lo quieran, con sus esfuerzos mejoraremos esta ciudad, terminado su discurso se disponía a dar una pequeña reverencia, dejando la piedra mágica a un costado de él, cosa que ocasiono que las alabanzas aumentaran.

Aproximándose al lugar su Vice capitán le daba un asentimiento con la cabeza, parándose a un lado de su Dios el rubio elogiaba el buen trabajo que había hecho al hablar con su gente.

-Bien hecho Ares-Sama, este fue el mejor paso que hemos dado.-

Ante lo dicho por Marius estaba más que de acuerdo, sus momentos de gloria volverían.


Fue cuando noto un brillo distintivo proveniente de su mano derecha.

Rojo.

Un Rojo carmesí tan intenso, esto resulto en las miradas sorprendidas de, tanto Dios, como Dependiente, el Cristal necesitaba de un poder o magia aún desconocido para liberar todo su potencial, o eso les habían dicho, lo que significaba que ahora mismo estaba reaccionado al poder de alguien muy cercano.

Pero no fue todo, al prestar atención, buscaban con la mirada entre el público alguien que destacara o estuviera usando algún tipo de magia, sin embargo, veían a su alrededor como diferentes construcciones, materiales, casas y objetos se comprimían con gran fuerza, tanta que hizo que el público terminara notándolo.

 
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Al mismo tiempo el peli blanco se ponía de pie, su mirada se nublaba, se perdía el brillo en ella con cada paso que comenzaba a dar, siendo notado por sus agresores quienes dejaron a la mujer inconsciente, uno quería terminar con lo que faltaba, fue cuando se acercó al pequeño y le puso una mano en el hombro con bastante fuerza.

-Mocoso, deja de hacerte el valiente o saldrás gravement......-

Antes de terminar lo que decía observo como todo a su alrededor se comenzaba a contraer, esto lo asusto de sobre manera que intentando averiguar cuál era la causa de dicha anomalía termino bajando de nuevo la mirada hacia el niño.

Crack....

Cuando lo miro directamente a los ojos, cuando sus miradas se cruzaron vio en ellos un vacío una oscuridad infinita, con ello al instante ambos brazos y piernas se quebraban torciéndose en sentido contrario.

-¡AAAAAAAHHHHHHHHHH ¡-

Cayendo pesadamente al piso daba un grito desgarrador para los presentes, miraba con miedo al niño que se alzaba ahora sobre él, para seguidamente desmayarse por el dolor y pánico que sentía.


-Desgraciado, ¿Qué has hecho?-


En un arranque de ira el compañero del sujeto corrió cargando en contra del peli blanco con un chuchillo en sus manos.


Deteniéndose en seco involuntariamente a 3 metros de su objetivo, comenzó a sentir la falta de oxígeno en sus pulmones, desesperado tomaba su garganta como si quisiera zafarse de un estrangulamiento, en su ataque de pánico veía al niño o más bien a su mano derecha, esta se cerraba como si tuviera algo en sus manos, podría tratarse de un tipo de magia, entre más cerca estaba de cerrar el puño más presión sentía en su cuello, la falta de aire se hacía notar hasta que por fin cayo inconsciente al piso.



El único agresor que quedaba intento tomar a la madre del mocoso en un desesperado movimiento por salir ileso del lugar.


-¡Déjala en paz, No la toques ¡-

Extendiendo su mano para detener al hombre y proteger a su madre se desato algo más.

El tipo fue arrojado con tal fuerza que se estrelló en los escombros de un local abandonado al otro lado de la plaza, pero no siendo el único que se vio afectado.

El poder liberado fue tal que arrojo al piso a toda la gente reunida en la plaza, Ares y Marius también habían sido empujados con fuerza hacia atrás, pese a la gran distancia que había, no parecía ser real lo que acababa de suceder, todos sintieron aquella fuerza arrojarlos lejos, solo con una excepción.

La madre de Bell yacía en el mismo lugar inconsciente y pese al empuje que todos recibieron ella no parecía verse afectada.

El niño solo despertó de su estado de ira, manteniendo las lágrimas en sus ojos corrió hacia su madre, arrodillándose a su lado intentando ver cómo podría ayudarla, claro que sin ningún conocimiento a su disposición termino haciendo lo que cualquiera.

Gritaba desesperado por ayuda para su madre.


Pese a la situación de ser un niño pidiendo a gritos ayuda para una mujer, nadie reacciono, el miedo consumió a las personas con la anterior demostración de poder.

Sueño, era lo que Bell sentía, su conciencia se estaba perdiendo cada vez más, poco a poco caía rendido al cansancio, tomando la mano de su madre pedía ayuda en un susurro inaudible, perdiendo el conocimiento a un costado de la mujer.




Antes de decir nada, Maruis se vio sorprendido por la reacción rápida de su Dios ante la situación.



-Marius, has que los atiendan, lleva a ambos con nosotros dentro del castillo al centro de la ciudad ahora mismo.-



-De inmediato.-



Acatando la orden el rubio llevaba un grupo de soldados para llevar al niño y la mujer, transportándolos consigo rápidamente.


Ares y Marius Sabían de algo, sea quien sea el niño fue causante de esa demostración de poder, estando más que seguros que no era alguna magia, nadie en este lugar poseía alguna falna o suficiente experiencia para desarrollar una habilidad a destacar, si fuera así ya habría sido reclutado por el propio Ares, pero más importante, el < Cristal Kyber >.  Había tenido reacción al poder del niño, liberó todo su potencial en ese instante, no conocían que poder era solo que ahora deberían reclutarlo para averiguarlo, con ayuda de la que parecía ser su madre sacarían algún tipo de información necesaria.

 
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Horas más tarde.


Shmi habría lentamente los ojos parecía estar en el cielo, no recordaba antes haber estado recostada en una cama tan cómoda por su cuenta, repentinamente le llegaron recuerdos de lo sucedido antes de desmayarse, desesperada trato de levantarse de la cama.

Dolor, un fuerte dolor de cabeza la sacudió al momento, su repentina y brusca acción le ocasionaron eso, consecuencia de las lesiones que sufrió.


-Madre, cálmate, ya estas a salvo, no te sobre exijas ahora.-

Sorpresivamente para ella quien le había hablado era su hija mayor.



Sora. es una joven de 17 años de cabello negro y ojos azules, con una estatura de 1.68, era una chica animada y trabajadora dispuesta a ser la primera en apoyar a la familia, aunque se tenga que sobre exigir de más, era muy sobre protectora con sus hermanos mas pequeños, se mostraba su clara preocupación por su madre, pero no era la única en el lugar.


Cariño, nos diste un susto horrible, me alegro de que ahora estés bien, su esposo Cliegg también la acompañaba en el lugar.

Mirando detenidamente bien pudo ver que sus hijos, excepto Bell, se encontraban en la habitación alegres de que estuviera bien.

Taiki, un chico de 15 años nacido el mismo día que su hermana, era de cabello color marrón al igual que sus ojos, con una estatura de 1.70, es un chico bondadoso que cuida muy bien de su comportamiento delante de los demás.

Rai, de 15 años, compartía cumpleaños con su hermano Taiki, también contaba con unos ojos y cabello marrones opacos, casi rayando el gris, tiene una estatura de 1.59, era de buen corazón al igual que su hermano, bondadosa, siendo algo reservada cuando debía conocer gente nueva.

Raiden, Un chico de 13 años de cabello negro y ojos azules, era el tercero más joven en su familia, media 1.57, era tímido con los que no eran conocidos suyos, siendo de pocas palabras si no tenía suficiente confianza.


Yua la segunda más joven, es una chica de 12 años de cabello y ojos marrones opacos casi como su hermana Rai,  siendo bastante confianzuda se metía en problemas a su corta edad por no reservarse casi nada de lo que pensaba de las personas, bastante rebelde y pese a todo, una gran amiga cuando se necesitaba de ella.

Shmi no sabía dónde se encontraba o porque estaba ahí con toda su familia, pero queriendo saber el paradero de su hijo menor se disponía a hablar.


-No se preocupe señora, su hijo está bien, se encuentra en otra habitación siendo atendido, además se encuentra en una habitación real en el castillo al centro de esta ciudad.-

Adelantándose a la obvia próxima pregunta de la mujer Marius Victrix Rakia se hacía presente.

-Disculpen mi intromisión, pero por orden de Ares-Sama les vengo a hacer una oferta que ya he platicado con su familia con respecto a su hijo Bell y su asombrosa habilidad mágica.-

Confundida la mujer claramente no sabía a qué se referían con su hijo o qué clase de oferta tendrían que darle.

Nuevamente antes de decir lo que pensaba fue interrumpida por su esposo, quien no hablaba algo triste por tener que decirle a su mujer que era lo que sucedió.

-Cariño veras, al parecer Bell tiene algún tipo de magia desconocida, cuando esos bastardos te golpearon pudo usarla, pero los ha dañado de gravedad, y no solo eso, los locales, materiales, junto a las personas fueron afectadas también por su fuerza, al parecerlo ven como un monstruo, no tiene ningún tipo de falna y eso termino por aterrar a los ciudadanos del lugar, así que no se si nos dejen volver luego de lo ocurrido, esto que te digo de Bell nos lo conto mi mejor amigo, él se encontraba en el lugar cuando todo paso, rápidamente pedimos información con los guardias del local, ellos avisaron a Ares-Sama quienes éramos, por lo que nos trajeron hasta aquí, llevamos horas esperando a que despiertes con los tratamientos que te dieron.-


Resumiendo, los acontecimientos el hombre agachaba la mirada igual que sus hijos, pero la mujer se veía incrédula, si no fuera porque estaba en este lugar no creería nada de lo que le acababan de decir

-Así es señora, pero la oferta es de darles un nuevo hogar afuera de esta parte de la ciudad con la cantidad de 15 millones de Valis a cambio de dejar a disposición total de Ares-Sama a su hijo Bell, claramente perdiendo todo contacto con ustedes.-

La mirada de la familia paso a la de antes de despertar cuando la propusieron la primera vez.

Molestia.

-¿Cómo piensan que venderé a mi hijo y se lo dejare al control de Ares-Sama? Están locos si creen que porque somos capaces de eso.-

Soltando toda la molestia, ignorando de quien se trataba Shmi liberaba su molestia ante semejante locura

-Espero recapaciten su respuesta antes de que su pequeño despierte y se tengan que marchar, ayudarían como no tienen idea a Rakia junto a sus habitantes con su poder, sin mencionar que un nuevo lugar para acomodarse es la mejor idea tomando en cuenta que las personas que sintieron la fuerza del niño le temen, por ende, no los quieren ahí, sus hijos ya fueron rechazados del lugar antes de venir, el dinero será una forma de que se mantengan bien económicamente el resto de tiempo que tengan, es por bien de todos esta propuesta, espero lo consideren así.-

Retirándose del lugar el rubio dejaba en duda a la familia con respecto a que hacer ahora.


Todos guardaron silencio, los hermanos por orden de su padre no se les permitió hablar sobre todo a su segunda hija menor

-¿No estarán considerándolo verdad? Jamás permitiría esa maldita locura-

Su hija mayor daba su descontento hacia sus padres.

-No lo dejaremos solo sin importar lo que pase, no lo abandonaremos.-

Esta vez los hermanos en conjunto estuvieron de acuerdo con su hermana mayor, siendo silenciados por su padre.

-Silencio niños, analicen la situación..-

Sin darse cuenta la puerta del cuarto estaba entre abierta por parte del rubio.

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Abriendo los ojos lentamente un peli blanco retomaba la conciencia, recordando al instante que era lo que había pasado, se levantaba de su cama, no importándole los detalles del cómo porque estaba ahí.

-Niño no es bueno que te desesperes así, cálmate un poco.-

Viéndose sorprendido de no estar solo en el lugar miraba en dirección de dónde provino la voz, el sujeto apoyado en la pared no parecía ser alguien normal, su vestimenta y apariencia no eran comunes, hasta para un niño como él le fue fácil identificar que la persona delante suyo era un Dios.

-¿Eh? ¿Disculpe Kami-Sama donde me encuentro? ¿sabe dónde está mi madre? ¿ella se encuentra bien?-

-Antes que nada, Puedes decirme solamente Ares niño, te encuentras en el castillo al centro de esta ciudad, tu madre está en otra habitación junto a tu familia, ella está bien solo tiene algunas contusiones después del tratamiento que recibió.-

Sintiéndose aliviado por las palabras de Ares el niño daba un suspiro

-Te llevare con ella en un rato, pero antes tengo algo que hablar contigo ¿te importaría si me respondes unas preguntas?-


Confundido Bell asentía a la petición del Dios.

-Bueno te trajimos aquí por la asombrosa habilidad que posees, con la que demostraste gran poder protegiendo a tu madre de esos tipos, por ende, me entere de que no tienes falna-

-¿tienes alguna idea de cómo la usaste o ha sido la primera vez que la usas?-

-¿Eh? Yo no recuerdo lo que paso, perdón, pero yo no hice nada de lo que dice, solamente me enojé mucho con los hombres que dañaban a mamá.-

-Ya veo entonces no tienes idea de cómo usarlo, está bien averiguaras la forma, más importante aún te tengo una propuesta.-

-¿No querrías unirte a mi familia e ir conmigo lejos de este lugar, explorar un mundo nuevo y dejar este atrás, entrenar tu poder y hacerte más fuerte?-

Las palabras del dios parecían emocionar al niño, pero su mirada se puso en duda y proseguía a responder

-Ares-Sama, si esto es así, ¿podría ir mi familia conmigo?-

-¿Eh? Niño no sé si tu familia quiera ir luego de lo que hiciste, ellos me han dicho que no puedes ir con ellos de nuevo, me han dado un precio a pagar por llevarte conmigo, sin contar que todas las personas en tu localidad te temen y no te quieren cerca, por eso los he traído a todos aquí, si todavía sientes aprecio por tu familia puedo darles el dinero y un hogar para que pueda llevarte a una mejor vida.-

No queriendo creer las palabras del Dios Bell se ponía de pie con lágrimas en los ojos, desesperado por no querer aceptar lo que Ares le había contado

-N... No es cierto, ellos no me venderían, las personas no me tienen miedo, por favor no diga esas cosas de mi familia, ellos no me dejarían.-

-Lamento ser quien te lo diga pequeño, pero es verdad, a veces el poder asusta a todos, no siempre serás aceptado, pero conmigo puedes ser el más poderoso de todos, pero si quieres pasar un infierno con las personas que te rechazan y te odian no lo impediré.-


Abriendo la puerta de la habitación Ares se disponía a marcharse no sin antes darle al pequeño sus pertenencias.

-Toma niño, el mango de espada con el que venías y tu capa, muy bonitas tus cosas por cierto, tu familia se encuentra en la habitación al fondo del pasillo para que vayas con ellos, si llegas a cambiar de opinión te esperamos en la puerta de salida trasera por aquella dirección, si no vienes en 10 minutos daré por hecho que no quieres venir conmigo y te dejare en paz.-


Retirándose el Dios daba vuelta por la esquina del pasillo

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Mientras el niño fue en la dirección indicada con algunas lágrimas en sus ojos para desmentir lo dicho por el Dios e irse con su familia.

saliendo afuera en la salida trasera del castillo el Dios se quedaba esperando aun lado de un carruaje donde su dependiente Marius estaba.

-¿Crees que funcione tu plan Marius?-

-Por supuesto, ahora solo queda esperar a que suceda como planeamos.-

Marius estaba dentro del carruaje mientras que Ares esperaba por fuera, notando que comenzaba a llover.

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-Bell ya no puede seguir con nosotros.-

La fuerza con la que lo decía era equiparable a su tristeza

-Todos le tienen miedo ahora y no lo quieren en casa, la hermana mayor decía con dureza, ira y llanto-

-Nos darán un nuevo hogar y una gran suma de dinero para vivir, si se lo llevan, esto sería bueno para que no sufra más, dárselo a Ares.-

Las palabras que complemento su madre molestaron a sus hijos, pero no decían nada por no tener una mejor idea para ayudar a Bell.

Pero todos estaban de acuerdo en algo ahora que lo dijeron en voz alta, no dejarían a Bell, negarían la oferta del Dios y como fuera se irían lejos de Rakia para que no vuelvan a ser molestados con respecto a Bell si ahora todos le temían, ellos lo apoyarían hasta el fin del mundo


Plaf

Cuando iban a negarse en conjunto escucharon un golpe de una caída afuera de la habitación, rápidamente se escucharon pisadas alejándose del lugar

Sora fue quien salió a ver qué era lo que sucedió, al observar se la había partido el corazón, pues Bell corría a lo lejos del pasillo dando vuelta con los ojos envueltos en lágrimas.


-¡Bell espera por favor ¡-

Saliendo en persecución del muchacho y con las palabras de la peli negra se dieron cuenta de la situación.

Bell había escuchado lo que dijeron, no pudieron terminar de decir lo que debían y al niño se le había roto el corazón de escuchar a su familia decir que lo venderían a Ares.

Corre, Corre, Corre

Solo en eso pensaba el pequeño niño, su familia había dicho exactamente lo que le conto Ares, dijeron que no podía seguir con ello, que todos lo odiaban y le temían, pero lo que le dolió aún más fue escuchar que lo venderían al Dios.

Ya no tenía nada, pero si sabía que hacer ahora, sabia con quién ir.

Al ir en la dirección antes dada encontró a Ares esperándolo afuera.

No podía decir nada, sus pies temblaron y cayo de rodillas gritando de dolor, delante de él la armadura rojo carmesí de Ares lo iluminaba bajo la lluvia justo como si fuera la luz que necesitaba para seguir adelante, pero no pudo soltar sus cosas, así que, poniéndose de pie, por primera vez se deshacía de su dolor para mirar al Dios

-Acepto su propuesta Ares-Sama, deles su estúpido hogar con su asqueroso dinero a ellos, iré con usted, por favor acépteme en su familia.-

-Claro muchacho, ahora vámonos, tenemos mucho que hacer.-


Subiendo dentro del carruaje se sentaba aun lado de un rubio

-Ya saben que hacer denle a esas personas lo que les dije y llévenlos a un su nuevo hogar a las afueras de aquí-

Antes de subir por completo Ares les daba las órdenes a sus subordinados


Saliendo por la misma puerta una peli negra se veía apurada y desesperada, logrando encontrar de vista de su hermano adentro de un carruaje con el Dios Ares, pero Bell quien la miraba sin emociones fue lo le dolió, ver como se cerraba la puerta del carruaje y esa mirada fue lo único que Bell le había dejado mientras se iba del lugar.



-¡ Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeell ¡-



Un último grito de la chica por llamarlo cayo en oídos sordos, pues no quiera escucharla ahora, solo fue retenida por guardias mientras miraba el carruaje alejarse con el dolor de lastimar a su hermano menor.


Con rumbo desconocido se alejaba del lugar, dejando su hogar, a los que consideraba familia, estando ahora....

Al Filo De La Oscuridad





Fin Del Capítulo.

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