Desmond.

El original castillo Somber Moon, no es para nada como me lo imaginaba. La primera vez que escuché hablar de este lugar a mi mente llegaron imágenes más pobres. Un castillo abandonado y casi por caerse de lo viejo que sería, pero ahora me doy cuenta que estaba totalmente equivocado. Este sitio se ve aún mejor a como era la organización dónde vivía.

Pero eso no quita que lo odie, estar en el mismo lugar que habita el Hierarch, me repugna.

La única razón por la que he venido es Dhana.

—Puedes tomar asiento si quieres—señala el hombre que se acerca hasta el sofá. Ignoro por completo lo que dice Hyan y desvío la vista hasta dejarla caer sobre un foto que adorna la estantería.

Es Trent de niño… junto a Hyan.

Por más que lo repito en mi mente, todavía no puedo creer que ese hombre sea mi progenitor. No puedo asimilar aún que mis padres no hayan sido los que siempre pensé que eran.

Esto es tan jodido.

Aparto la mirada de la foto y con disimulo recorro los demás estantes, tratando de buscar una foto donde aparezca la mujer. La que se supone me llevó en su vientre. Trent no quiso decirme quién era, según sus palabras sería aún más difícil de asimilar de quién se trataba. Sabía que estaba mintiendo, había algo más detrás de todo esto. Algo que él insistía en ocultar, pero ¿Por qué? ¿Quién es ella y por qué aún no puedo saberlo?

Pero ahora, frente a mi tengo a alguien que puede ayudarme en eso. Alguien que fácilmente puede decirme quién es.

—Trent se negó a decirme quién es su madre—Hablo, deshaciendo el silencio que se interpuso entre ambos.

Hyan hace el amago de hablar pero rápidamente cierra la boca. Una sombra furtiva cruza por sus ojos y el ambiente se tensa por completo, dejando entrar al silencio de nuevo.

Sé lo que está sucediendo, he visto antes ese hechizo. Alguien ha entrado en su cabeza. Quizás para hablar con él sin que nadie lo sepa, sin que yo escuche quien es la otra persona.

—Kastiel te mostrará tu habitación, hablaremos cuando regrese—se va antes de que pueda hablar y cierra la puerta dejándome encerrado en este lugar.

Recorro la habitación cuestionando por primera vez si es cierto lo que decía su carta. Me pregunto si es verdad que Dhana realmente está viva, si él sabe dónde se encuentra.

¿Y si no es así? ¿Y si me engañó por completo?

La puerta vuelve a abrirse y elevo ambas cejas sorprendido, porque la persona que aparece por ella, es la que menos esperaba ver en este lugar

—¿Nikki?—Doy un paso al frente pero me detengo antes de alcanzarla. No puedo confiar en ella ahora, sí está aquí es por algo—¿Aún sigues trabajando para el Hierarch?

La frialdad en mi voz es evidente, y si lo llega a notar, no le da tanta importancia. Ella se acerca lentamente hasta donde estoy con una mirada cautelosa en su rostro. Sigue igual a la última vez que la ví, pero esta vez parece algo más angustiada.

—Llegué a pensar que ellos no te iban a convencer fácilmente Desmond, pero aquí estás—susurra y mira ambos lados, preocupada de que alguien la escuche—. Y sí, sigo trabajando para el Hierarch, pero no porque lo quiera.

—Tenías la oportunidad de escapar, pero no lo hiciste—señalo con desconfianza.

—Tienes razón, pero había algunos motivos que no me dejaron hacerlo en su momento—apunta con un mueca triste—. Por eso aún estoy aquí, aunque no lo quiera.

Me obligo a relajarme porque es Nikki la que está frente a mi, la mujer que cuidó de muchos en la organización. La que estuvo al pendiente de Dhana cuando recién llegó a Somber Moon, y la que me consoló cuando la perdí.

Ella no es mala, solo está atrapada dónde no debería tanto como lo estuvimos los demás.

—Puedes escapar Nikki, te ayudaré—le ofrezco y ella niega con tristeza, ganándose un ceño fruncido de mi parte.

—No pienso dejarte solo aquí, menos ahora que sé la manera de como te trajeron—niega rotundamente y la observo inquisitivamente. Ella vuelve a echar un vistazo a nuestro alrededor y se inclina hacia adelante—. Sé que Dhana está con vida.

Mi pulso se detiene al mismo tiempo que mi respiración se pausa por breves segundos. Es como si apenas acabara de aceptar que mi compañera está viva, que es real y podré verla nuevamente después de tantos años.

—¿Cómo sabes que es real? ¿Cómo sé que no me estás engañando?—espeto a la defensiva y ella niega enseguida.

—Jamás jugaría con algo así Desmond, sé cuánto la amas. Dhana vive, pero está encerrada en la cueva de cristal debido al hechizo de la daga—habla a trompicones—¿Recuerdas lo que me dijiste? ¿Que su cuerpo se esparció en polvo y no quedó rastro de ella?

Asiento recordándolo a la perfección, nunca olvidaré lo que sentí en ese instante.

—En realidad fué un hechizo para que su cuerpo tuviera un sueño eterno, ella no murió, aún puede liberarse—me sujeta de las manos con confianza, pero aún sigo aturdido—. Cuando los escuché hablando sobre eso, creí que mentían. Luego decidí investigarlo yo misma y resulta que si es real. Por eso te lograron chantajear.

Dejo caer mis manos a los lados cuando su voz se va apagando, porque si ellos me trajeron hasta aquí, no es por un favor mínimo. Es algo más grande de lo que esperé o llegué a pensar.

—¿Qué más escuchaste Nikki?

Su semblante se oscurece y baja un poco la mirada como si no quisiera decir lo siguiente. Sin embargo, levanta su rostro nuevamente, y lo deja caer.

—Si no los ayudas en lo que ellos quieren, matarán a Dhana… y esta vez si será real.

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N/A: Ahora sí, ¡Hasta la próxima, hermosos Bombones!

Loviu.