Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|CAPÍTULO 10|

Narrador omnisciente.

La mañana había llegado y con ella la hora de partir hacia Tree Wood.

Evolet estaba muy nerviosa, acción que Zander notaba y entendía perfectamente, pues será la primera vez que estará a solas con él y ser presentada ante una manada entera como la futura luna de dicho lugar. Pero estaba muy segura de dar aquel paso y confíaba en sí misma y en él. Con el pelinegro a su lado se sentía de aquella manera, protegida y segura. Además, de amada.

Sería solo por un par de días, Zander comprendía que Ev no quería alejarse tanto de su familia ahora que descubrió que tiene una. Él al ser su mate, su compañero, sabía todo lo que había pasado. Aunque no hayan hecho la unión todavía y tampoco existe la marca aún, por alguna razón su conexión iba más allá de eso. Pues días después de conocerse y darse una oportunidad, ambos estaban a solas y de un momento a otro, cuando Evolet tomó su mano, miles de recuerdos y vivencias llegaron a la mente del pelinegro.

Pudo ver todo lo que ella había vívido. Todo el sufrimiento por el que ha pasado y todo el dolor que había llevado en su pecho hasta que conoció a Evony y, algo dentro de ella cambió. Aunque Ev no lo sabía, su loba sí. Sabía que Evony era su mamá. Por eso aquella conexión entre ambas hizo que Ev mirara hacia el futuro, más cuando estaba por rendirse.

Zander lloró en ese entonces, estaba mal por no haberla encontrado antes. Se preguntaba constantemente dónde estaba él cuando todo eso ocurrió. Habría hecho algo, daría tanto por cambiar todo lo que vivió. Pero luego Evolet le dijo:

—No podemos cambiar lo que una vez vivimos, lo que pasó ya está enterrado en el pasado y prefiero que siga siendo así. La vida no es perfecta Zander, y queda en nosotros hacerlo lo mejor y maravilloso posible a pesar de todo. Sé que juntos lo lograremos, te amo.

Luego de esas palabras, Zander entendió que estaba en sus manos hacer lo posible para que Ev sea feliz. Aunque ya ambos lo eran al estar en la vida del otro, pero él ama ver la sonrisa de la rubia y por eso se propuso enamorarla cada día que pase y hacerla más feliz de lo que ya es.

«El amor que se tienen hacia el otro es puro, inigualable, muy hermoso. Una gran conexión que sería imposible de romper aunque lo intenten», es lo que pensó Adam al mirarlos desde el otro extremo del gran castillo.

Él también tenía algo igual, una chica por la que daría todo y era su más fiel compañía en todo momento. Una a la que aún ama pero sabe que ya no existirá nada más entre ellos, ni una simple amistad porque eso es lo que él menos quiere.

¿Cómo podría ser así? ¿Cómo podría ver a la mujer que ama siendo la compañera de alguien más y haciendo sus vidas juntos? Ya sufría tanto con solo ver las veces que hablan en los pasillos del castillo a pesar de que ella aún no acepta la conexión.

«Kristell».

¿Que iba hacer con ella? Ya había hablado de ese tema con la vampira días antes, no podía seguir rehusandose al vínculo por su bien. Podría sucederle algo, podría simplemente morir debido a ello. Adam preferiría saber que está con alguien más, que saber que ella está bajo tierra.

No podía permitirlo, por eso decidió alejarse del reino.

Había sido una decisión algo difícil pero a la vez fácil, «¿Era eso lógico?» fué lo que se preguntó.

Pues sí lo era. Difícil, porque debía alejarse de su grupo y tomar un camino distinto a ellos arriesgándose a no verlos otra vez. Fácil, porque necesitaba estar lejos de ella, para olvidarla y pensar en su futuro.

A veces odiaba el hecho de saber que tiene una pareja destinada.

Otra cosa que odiaba, es que Eric le ocultara que es su padre. Estuvo en el mismo lugar que él durante veinte años y jamás se lo dijo, jamás se atrevió hablar con él y dejó que un niño creciera encerrado en aquel lugar solo. Sin tener a nadie más que a su grupo. 

Desde que el pelirrojo supo sobre su parentesco con el ex líder de Somber Moon, no se había atrevido a visitarlo en el centro hospitalario del reino. Durante el ataque resultó herido, estuvo en peligro pero ya se encontraba bien. Estaba mejorando lentamente, lo hirieron con una bala de oro. Y a pesar de saber aquello, él aún no lo visitaba. No estaba listo para enfrentarlo.

La última y única vez que se animó, antes de ingresar a la habitación, escuchó a la tía de los Kline hablar con Eric. Tyra le estaba confesando al hombre que es su compañero.

«Maldición, definitivamente no era el mejor momento» pensó para después marcharse lejos.

La mañana estaba refrescante, el cielo estaba nublado y era poco lo que el sol se veía. Todos se encontraban reunidos en la salida del castillo, habían dos carros estacionados esperando que se decidieran por marcharse antes que la fuerte llovizna se hiciera presente.

Siendo sinceros, nadie quería despedirse. Bien tiene la razón el que digan que las despedidas no son tan buenas y resultan algo difíciles.

Avani, cansada de ver que nadie decía algo, tomó la iniciativa y se acercó hasta su hermana para abrazarla, amaba tenerla a su lado pero entendía que debía hacer aquello. Entendía que Ev debe conocer el lugar en el que vivirá por el resto de su vida. Además, solo sería por un par de días, y bien se sabe que los días pasan en un abrir y cerrar de ojos.

Cada uno se fue despidiendo de los presentes y poco a poco fueron abordando los carros. Daysha dió un último saludo a Evony antes de subir al auto, y al abrazarla le susurró algo a la castaña que la dejó totalmente sonrojada.

—Te recomiendo tapar con algo de maquillaje esa marca en tu cuello, no querrás que las chicas sepan lo que hacen sus padres cuando están a solas—bromeó al ver la pequeña y casi invisible marca a un costado de su cuello.

«¿Pero qué marca?» fue lo primero que pensó Evony cuando la pelinegra se alejó. Disimuladamente llevó sus dedos a dicho lugar y no percibió ningún dolor o algo. Entre Izan y ella no había pasado algo como para que una marca quedará ahí, ¿O si?

No, por supuesto que no.

Al otro lado alguien había visto ese intercambio de palabras entre ambas, pero no le dió mucha importancia. Lo único que tenía en mente era marcharse de ahí y hacer lo que debía. Solo era ayudar, aunque eso significaba traicionar a sus amigos, traicionar a Evony. Pero no tenía otra opción, o al menos eso pensaba Desmond.

Se iría junto al resto y lo dejarían en la entrada al reino. Ninguno de ellos sabía a dónde iría y él tampoco quería que se enteraran. Desmond solo quería recuperar a su compañera, y para hacerlo debía ayudar a Hyan Fallon. Su padre biológico.

Pero, ¿Quién podría confiar en la mano derecha del Hierarch?

Nadie, y él cada minuto que pasaba, se acercaba más y más. Adentrándose a las garras de la bestia. A la oscura guarida de la pesadillas de muchos, del Hierarch.

°°°

Evony.

Ambos autos se alejan de la propiedad, dejando una visible capa de arena elevada en el aire. El frío se cuela en mi cuerpo y me abrazo con la intención de darme un poco de calor a pesar de estar bien abrigada.

Las despedidas no suelen gustarme mucho, menos si se trata de personas a las que quiero demasiado.

Suelto un suspiro algo melancólico a la vez que siento unos fuertes brazos rodearme por la cintura desde atrás. Al principio me tenso pero al ver de quién se trata, me relajo enseguida y una media sonrisa se alza en mis labios. Me vuelvo hacia él sin alejarme de su agarre y me quedo mirándolo a sus cautivantes ojos verdes esmeraldas.

Al permanecer así durante un par de segundos, solo mirándonos sin pronunciar alguna palabra. No puedo evitar rememorar las palabras de Daysha. No recuerdo haber visto alguna marca en mi cuello esta mañana, puedo hasta jurar que no tenía algo fuera de lo común. Pero para salir de dudas, tendré que verificar que sea así.

—Disculpen sus majestades—Alguien se aclara la garganta y ambos nos volvemos hacia Vani—. No sé si lo recuerdan pero, el entrenamiento comienza ahora mamá. El tiempo corre y hay muchas cosas que debo enseñarte.

Me alejo de Izan y enseguida siento la ausencia de su cuerpo pegado al mío. De su calor alejándose y dejándome en un terrible frío.

«¿Qué acabo de pensar?».

—Yo también quisiera saber eso cariño—murmura Izan sin despegar sus ojos de la míos.

—Que raro, pensé que podías leer todos mis pensamientos—digo con algo de ironía en mi voz.

—Solo los que muestras ante mí, sé que no lo sabes y aún no te lo he dicho pero, puedes ocultar algunos pensamientos de tu compañero—Encoge un hombro—. Es algo difícil de dominar pero eso es algo que ya sabes controlar.

—¿Acaso es algo que quedó de mi anterior vida, aparte de la marca?—cruzo mis brazos para sentir el calor acogedor de hace unos segundos, pero es inútil.

La esquina de su labio se alza y se acerca de nuevo a mi.

—Podría decirse que sí, hay que seguir descubriendo qué otras habilidades quedaron—susurra sobre mis labios y deja un casto beso sobre ellos. Siento el calor recorrer por todo mi rostro hasta mi cuello y me alejo observando su descarada sonrisa.

—Se hace tarde Vani, vámonos—Agarro a la castaña de la mano y la obligo alejarnos de ahí.

—Huir no te servirá de nada cariño—Lo escucho hablar tras nosotras y apresuro más el paso en dirección contraria a él.

—¿Ya decidiste darle una oportunidad a papá?

La pregunta de Vani me toma de imprevisto y me detengo para mirarla a sus ojos idénticos a los de Izan.

¿Estoy dándome una oportunidad con él?

Nuestra relación supongo que ha avanzado un poco, hemos hablado mucho, hasta nos hemos besado y siendo sincera, me gustaría hacerlo muchas veces más. La conexión que hay entre los dos se ha fortalecido y no hay vuelta para dar marcha atrás.  Tampoco quiero hacerlo. Me gusta lo que hay entre Izan y yo, aunque no sé lo que es. Si, somos compañeros, pero ninguno ha dado ese paso aún.

No sé cómo explicar lo que él me hace sentir, pero puedo decir que me gusta muchísimo.

—Eso creo—es lo único que respondo.

«¿De verdad Evony? ¿Esa es tu única respuesta?».

Vani niega divertida y me agarra del brazo instándome a seguir avanzando.

—Cuando estaba pequeña papá adecuó un campo de entrenamiento al otro lado del castillo. Es ahí donde entrenaremos hasta que estés preparada—me informa apenas comenzamos a cruzar el jardín.

—Si yo era la única Danin cerca de ti, entonces ¿Quien te entrenó todo este tiempo?—Le pregunto con curiosidad.

Se supone que solo una Danin sabe cómo usar y controlar su magia, puede que las personas sepan cuáles son los poderes y algunos es fácil de enseñar a controlar. Cómo es el caso de la magia elemental. Pero, ¿Quién podría saber cómo manejar los otros dos que son más complejos?

—Antes de que todo aquello ocurriera, tú le enseñabas a mi padre curiosidades sobre la magia Danin. Le mostraste muchas veces como la usabas y esos conocimientos quedaron en su memoria—Me mira de soslayo—. Fue papá quien me entrenó y me ayudó a controlar mi parte oscura.

—¿La magia oscura se hacía muy presente en tí?

Ella asiente y aplana sus labios.

—¿Recuerdas lo que sentiste cuando descubriste tu magia?—voltea a mirarme y nos detenemos al llegar en lo que parece ser el campo de entrenamiento.

—Perfectamente—murmuro recordando la presión y la ira de ese momento—. No era yo la que estaba en ese instante, no me había pasado jamás y cuando aquel hombre habló, simplemente exploté.

Elevo la mirada a ella y una fina capa de lágrimas se asoma en sus orbes.

—Puedo entenderte, muchas veces me sentí de la misma manera. No había causa alguna, solo era mi parte oscura queriendo resurgir y opacar mi luz—susurra con la voz temblorosa—. Durante ese tiempo de mi adolescencia tenía mucho miedo de mi misma. Temía a cada segundo que la oscuridad me inundara y ya no fuera la misma. Que lograra su objetivo.

La apego hacia mi para poder abrazarla y consolarla. Escucho como suelta un suspiro tembloroso y trago grueso cuando mi garganta comienza a pesar.

—No estás sola en esto Vani—murmuro y se que me ha escuchado—. Ya no volverá a suceder, la luz es más fuerte que la oscuridad y ambas son parte de nosotras. Tu eres quien decide cuál de las dos es la primordial, quién controla la otra parte para que quede en lo más profundo de nuestra magia.

—Ya lo estoy haciendo—La veo sonreír cuando me alejo—. Y seguirá siendo así por el resto de mi vida.

Le muestro una media sonrisa y señalo con la mirada el lugar de entrenamiento.

—Es hora que me demuestres que tan buena Danin eres.

—No es por presumir pero, soy una experta—guiña un ojo y se encamina hasta adentrarse en el lugar. Se vuelve a mi y frunce el entrecejo.

—¿Que esperas? ¡A entrenar, reina Midness!—toca un silbato que no sé de dónde salió y dos guardias aparecen detrás de mí.

°°°

Giro a mi alrededor buscando la silueta de la castaña pero de tanta neblina no la encuentro. El oscuro bosque que me rodea pareciera hacerse más pequeño cada segundo que pasa. Los árboles se acercan más a mí logrando que mi respiración se corte. Largas ramas salen de sus costados en formas de manos, un ruido suena a mi izquierda y volteo con la respiración agitada y el sudor corriendo por mi frente.

La oscuridad me sumerge siendo la luna la única poca luz en alumbrar. Algo dentro del arbusto sigue moviéndose y es ahí cuando las ramas de los troncos se aferran a mis extremidades, apresando tanto mis pies como manos. Trato de liberarme pero la presión se hace constante con cada movimiento que hago.

—Esto no me está gustando para nada Vani—gruño al sentir un rasguño contra mi mejilla y la sangre comienza a brotar.

La sombra de unos brillantes ojos rojos se asoma entre los árboles y un quejido escapa de mi boca al ver cómo la rama se incrusta más en mi brazo traqueando el hueso de mi muñeca.

—¡Mierda!—grito con dolor—¿Como esto puede doler?

Con mi otra mano hago lo posible de liberarme y rompo la rama haciéndola pedazos. Hago uso de mi magia para destruir las otras y al hacerlo, el dolor sigue igual que segundos antes.

Muevo mis pies con la intención de escapar lo más lejos que sea posible pero unas flechas viniendo en mi dirección me detienen. Hago enseguida un escudo de lava como me enseñó Vani y las flechas se derriten en cuánto lo tocan. Otra sale de improvisto y sigo haciendo lo mismo con las demás que siguen.

Mi respiración está descontrolada y cuando creo haber terminado volteo y parece que no es así.

—Nunca des la espalda a las amenazas—me recuerda su voz. Y en ese momento unas garras se clavan en mi estómago y luego soy lanzada al otro lado del lugar cayendo en la colchoneta.

—¡Has fallado mamá!—farfulla Vani al aparecer frente a mi desvaneciendo todo lo que había.

Levanto la mirada con la respiración agitada y veo que todo sigue tal cual a cuando llegamos.

Ilusión.

No creí que este poder sería tan drástico y muy fuerte. Todo había sido una ilusión creada por Vani, una que parecía tan real que hasta por un momento me lo creí. Llevo la mano a mi mejilla y otra a mi estómago con miedo.

—No estás herida, solo fué una ilusión—Me dice para después extender su mano y ayudarme a estar de pie.

—Una ilusión que dolió hasta el último de mi cabello—espeto.

—Es parte del poder—encoge un hombro restándole importancia—. Fue grandioso ¿No?

—Si, para la que lo creó, más no para la que lo vivió—mascullo con cansancio—. Este entrenamiento me dejó muy agotada.

—Lo sé, es así al principio. Ya te acostumbrarás—da una palmadita en mi hombro y me extiende un agua.

El sudor aún corre por mi frente a pesar de que está haciendo mucho frío. Me terminó todo el agua y me acerco a Vani que está viendo unas armas guardadas perfectamente en una caja de metal sobre la mesa.

—También te enseñaré cómo usar estas bellezas, siempre son muy útiles en ocasiones, más cuando te encuentras algún cazador—señala.

Al ver todas esas dagas me preguntó qué habrá pasado con la que encontramos en Somber Moon. La última persona que la tuvo fué Desmond pero, ¿Quién la tendrá ahora?

—Existen muchas armas muy peligrosas ¿Cierto?

—Demasiadas—concuerda—. Aunque la mayoría ya no existen o están escondidas para que nadie las encuentre.

—Porque podrían destruir una vida—supongo.

—Hasta el mundo entero—dice asintiendo.

Los mismos guardias que nos estaban acompañando al principio, aparecen de nuevo pero esta vez junto a Izan y muestro una diminuta sonrisa cuando se aproxima hasta quedar frente a ambas.

—Espero que Avani no sea una entrenadora tan exigente—pasa la vista hasta la mencionada.

—Bueno… solo un poco—apunto y entrecierra sus ojos.

—Ven conmigo, hay alguien que vino a visitarte—me comunica y agarra mi mano enviando escalofríos a toda mi anatomía.

—¿Quien es?—le pregunto al comenzar a caminar en dirección al castillo, tratando de disimular la reacción en mi.

Izan me observa de soslayo y ladea la cabeza pensando en algo.

—Dice que es tu amiga, se llama…

—¡Evony!—Alguien grita a lo lejos y al levantar la mirada y ver de quién se trata mi corazón se detiene de la impresión.

No puede ser.

—Hollie—susurro con la voz quebrada.

______________________________________________________________

¡Feliz lindo Domingo!

¿Cómo se encuentran hermosos Bombones? Espero que estén muy bien y hayan tenido una buena semana. Disfruten del capítulo de hoy y realmente espero que les guste <3  (Tengo planeado escribir un montón esta semana y así poder subir doble actualización el próximo Domingo).

Espero poder lograrlo.

Hasta la próxima bombones<3 y tengan un lindo comienzo de semana.

Loviu.

Besos.

Allyn Sonaher.
_________________
Sígueme en redes.
Instagram y Twitter: Sonaher08

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro