|CAPITULO 8|
Evolet.
Desde que llegué a Somber Moon siempre he estado sola, aunque en realidad lo he estado casi toda mi vida. Durante todo este tiempo no me había relacionado con ninguna persona, no les agrado en lo absoluto y siempre me están evitando o burlándose de mí. Todo eso se debe a qué la mayoría del tiempo soy muy callada y cada vez que intento hablar con alguien tartamudeo de los nervios, además el día que se suponía era mi transformación junto al resto, la mía nunca llegó y eso ocasionó que las burlas incrementaran. También que comenzarán a llamarme “La debil”.
Desde ese entonces siempre he tratado de ignorarlos, pero me hes difícil hacerlo cuando a cada instante escucho los murmullos a dónde quiera que vaya.
En Somber Moon, si eres licántropo y no logras transformarte a la edad correspondiente, automáticamente debes marcharte de la organización. En algunas excepciones te dan dos años más para que la transformación llegue, pero si no lo hace tendrás que irte enseguida.
Yo fui una de esas excepciones, y pronto debería llegar mi transformación.
Observo como el señor Bradford deja el cuerpo de Evony sobre la cama. Me acerco hasta quedar a un lado de esta sin querer despegarme de ella. Evony ha sido la segunda persona en acercarse a mi y no huir al instante. Eso me da a entender que no es como el resto y su quiere ser mi amiga, además de que su aroma en particular me genera mucha confianza y seguridad.
Cuando Evony se desmayó, me preocupe tanto que hasta olvide que estaba empapada. Por suerte en ese momento el Señor Bradford había llegado justo a tiempo para sujetarla, antes que cayera al piso. Él levanta la mirada en dirección a Kristell y yo, para luego desviarla de nuevo a Evony.
—Cuando despierte, díganle que pase por la oficina de Eric—Nos dice—. Me ausentaré por un par de horas. Kristell—La susodicha levanta la mirada hacia el—, Adam está al tanto de todo. Mañana te toca entrenar a Evony.
—Lo haré, Desmond.
El camina hasta acercarse a la puerta y antes de retirarse lo llamo.
—Señor Bradford—El guía sus ojos hacia mi—¿Qué cree que le haya sucedido?—Le pregunto acerca del desmayo de Evony.
—No estaba consciente al usarlos, ella es principiante en esto Evolet. Y al usar tal magnitud de su poder, consumió toda su energía.
—¿Estará bien?
—Lo estará—Mira una última vez a Evony—. Descansen chicas.
No espera una respuesta y se marcha al instante. Kristell suelta una respiración contenida y camina hasta el armario. Volteo mi vista a Evony, su rostro se ve sereno aunque tenga el celo fruncido. Varios mechones oscuros le caen sobre la cara y trato de apartarlos pero al hacerlo noto dos lunares peculiares a un costado de su cuello.
Se parecen mucho a…
La puerta se abre con un estruendo sonido sobresaltándome, volteo en dirección a ella mirando al causante. Adam se adentra a la habitación sin saludar con unos libros en sus manos. Kristell se acerca hasta él y le da un golpe en el brazo.
—Como se te ocurre entrar de es manera—Lo regaña y el le muestra una pequeña sonrisa. Nunca lo había visto sonreír—. Te van a descubrir un día de estos Reed.
—Ni lo harán, Anne—Le dice tomándola de la cintura y une sus labios con los de ella callandola en el proceso.
Aparto la mirada enseguida de ellos incomoda, miro por la ventana escuchando sus risas y murmullos de fondo. Siempre he pensado que Kristell y Adam hacen una hermosa pareja, aunque sea a escondidas. A veces quisiera tener algo como los que ellos tienen.
—Oye Evolet—Dirijo mi vista a Kristell—, en el armario hay toallas y ropa. Necesitas cambiarte, úsala. Yo saldré un momento con Adam, no me esperen despierta.
—Vale—Asiento y observo como se marchan los dos. Suelto un bostezo y miro de nuevo a Evony.
Espero que despierte pronto.
°°°
Evony.
Corro tan rápido como mis pies pueden permitirme lo, pero por más que lo hago no logro encontrar la salida. Mis brazos gotean sangre por los diversos cortes que me hice al pasar por los arbustos llenos de espinas. No puedo respirar bien y estoy muy cansada, pero no debo detenerme ahora. Algo en mi interior me dice que no lo haga.
Tengo que huir de él.
Tropiezo con una rama en el suelo y caigo sobre mis rodillas raspando las palmas de mis manos en ele proceso. A lo lejos escucho unos fuertes graznidos de cuervos, aumentando mi desesperación por querer salir de este oscuro bosque.
Me levanto con las piernas temblorosas y trato de correr nuevamente. El aire helado cala en mis huesos y el olor a humedad comienza abrumarme. De pronto escucho a alguien susurrar mi nombre y luego una fuerza invisible lanzarme por los aires. Mi cuerpo impacta contra el tronco de un árbol.
Un quejido sale de mis labios al sentir mi cuerpo adolorido. El dolor corre por todas mis extremidades y no tengo fuerzas para levantarme y luchar contra esa persona.
Los graznidos se detienen y el silencio reina, mis ojos batallan por no cerrarse pero la oscuridad comienza a opacar mi vista. Un escalofrío se cuela en mi piel mientras mi cuerpo comienza a elevarse sin voluntad propia. No estoy muy consiente de lo que pasa a mi alrededor, pero al fijar mi vista en el suelo puedo ver que no lo estoy pisando
Una sombra emerge de la oscuridad con sigilo y merodea a mi alrededor deteniéndose frente a mi. Trato de enfocar mi vista y verlo con más claridad pero al hacerlo noto que no tiene cuerpo ni rostro, simplemente es una sombra muy oscura. A pesar de no ver su cara y que expresión tiene, todos él advierte peligro, oscuridad e imponencia.
—¿Quién eres?—susurro sin poder reconocer mi propia voz. La sombra se acerca un poco más a mi quedando a centímetros de mi rostro.
—Sabes perfectamente quien soy—menciona y escucho su voz en mi cabeza. Una voz tan siniestra que va como dagas directo a mi corazón, inundandome de miedo y pánico.
—No, no lo sé—pronuncio en un hilo.
—La luz será opacada por la oscuridad y consumida por los susurros—dice mientras clava una daga en mi abdomen robándome todo el aire—. Citado por el… Hierarch.
Abro mis ojos con la respiración agitada y llevo mi mano a mi abdomen palpando ahí, pero no encuentro ninguna herida «Se sintió tan real» , tomo una gran respiración y cierro los ojos repitiendome una y otra vez que solo fue un sueño.
«Era una pesadilla»
Paso mis manos temblorosas por mis mejillas mojadas y observo la habitación un poco desorientada, y me pregunto cómo fue que llegue aquí. Lo último que recuerdo es estar en el jardín confrontando a esa chica y, y luego a alguien gritándome. Todo es muy confuso.
La ventana de la habitación está abierta, de modo que puedo ver el sol saliendo. Lo que me indica que ya es de mañana. Me siento en la cama y por un instante me quedo mirando la recamara sin saber exactamente que hacer. No puedo sacar esa pesadilla de mi cabeza, fue tan extraña. La puerta se abre y por ella veo entrar a Kristell recién fichada. Nota que estoy despierta y esboza una sonrisa acercándose a mi.
—¿Estás mejor?—pregunta y en su rostro puedo ver reflejado la preocupación. Asiento buscando mi voz.
—Lo estoy, pero ¿Qué me ocurrió?—inquiero y ella se sienta a la orilla de la cama.
—Desmond nos explicó que tuviste un bajón de energía al usar tus habilidades sin ser consciente. Lo ocasionó la magnitud que usaste en tu poder.
Sí me desmayé con tan sólo hacer eso, no me quiero ni imaginar que podría ocurrirme si hago algo más grande.
—Tambien dijo que debes pasar por la oficina de Eric—agrega para luego ponerse de pie— Deberías apresurarte, hoy te toca entrenar conmigo.
—¿De nuevo defensa?—indago y la veo negar.
—Lo que más adoro—recoge su cabello—, tiro al arco.
Me pongo de pie y voy al armario en busca de mis cosas. Hubiera preferido seguir practicando con mis poderes, pero el único que me entrena en eso es Desmond, y supongo que no lo hará hoy. Tomo mi uniforme y una toalla debatiendo si debo preguntar por nuestro mentor. Se me hace tan raro llamarlo de otra manera que no sea su nombre.
—¿Qué hay con mis entrenamientos con Desmond?
—No estará disponible hoy, pero tranquila que seguirás tus entrenamientos con el—me dice mientras busca algo entre sus cosas.
Asiento aunque se que no puede verme ya que está de espaldas a mi. Tomo mis zapatos y veo una de mis ropas perfectamente dobladas sobre la cómoda.
—Iré a ducharme—Le aviso.
—Nos vemos en un rato—La escucho decir y cierro la puerta tras de mi, emprendiendo camino hacia las duchas.
°°°
Toco la puerta dos veces esperando que está si sea la correcta. Este lugar es tan grande y Kristell no me dijo dónde queda la oficina de Eric. Por lo tanto se me hizo imposible no perderme un poco mientras lo busco. Escucho a alguien caminar del otro lado y luego está se abre dejándome ver a Nikki. Ella muestra una sonrisa cordial y se hace a un lado dejándome pasar.
Me adentro en la oficina hallando a Eric sentado detrás de un gran escritorio caoba. La oficina es grande y muy iluminada, tiene varios archiveros y un pequeño libreroen una esquina junto a una puerta marrón. Las paredes son de un suave tono blanco perla y el piso de una reluciente madera lisa. Avanzo hasta quedar frente a él y este deja de ver los documentos, para mirarme a mi.
—Toma asiento, Evony—me indica.
—Supongo que me llama por incumplir una regla—Es lo primero que digo al tomar asiento.
Eric me mira con una ceja enarcada, corre las documentos hacia un lado y junta sus manos sobre el escritorio.
—Es bueno que lo tengas presente—me dice— Te lo dejaré pasar esta vez porque sé, que no lo hiciste adrede. Pero sus llega a ocurrir de nuevo, tendrás que asumir tu castigo.
Asiento consiente de que eso no volverá a suceder, debo controlar un poco mis emociones, acabo de confirmar que ella son los principales causantes de que siempre me salga de control. No tengo que dejarme llevar por ellos.
—¿Puedo retirarme?
—Ve a tu entrenamiento—responde. Me pongo de pie preparada para salir de aquí, hasta que escucho llamarme de nuevo— Una cosa más—Busca algo en el cajón de su izquierda— Te llegó esto en la mañana, lo envió tu tía.
El me lanza una cajita que logro sostener a tiempo, la miro con curiosidad y luego observo a Eric despidiéndose con un asentimiento. Salgo al pasillo cerrando la puerta y comienzo a caminar vía al jardín. Me detengo en una esquina no aguantando la curiosidad de saber lo que es, y abro el diminuto cofre encontrando un anillo dentro.
Es dorado con una pequeña luna plateada en medio. Lo tomo entre mis dedos detallándolo y lo deslizo en mi dedo anular, dónde siempre a estado.
Es el mismo anillo que comparto con Hollie, solo que el de ella tiene un sol. Siempre lo hemos usado como un símbolo de nuestra amistad, pero un día antes de mudarme le pedí que lo guardara, y cuando regresará a la ciudad lo usaría nuevamente.
Por eso me resulta un poco extraño que Elsa lo enviara, ella no tiene conocimiento sobre este anillo. Y hasta donde sé, Hollie está ¿Desaparecida? No sé exactamente si lo está, ella dijo que me llamaría pero no tengo mi teléfono conmigo. Debo buscar la manera de encontrar uno y llamarla, tal vez fue a buscarme en casa de Elsa o necesita mi ayuda.
«Necesito hablar con Hollie»
Emprendo mi camino hacia el jardín de entrenamiento. Durante el trayecto algunas personas me echan un vistazo, pero en serio odio que lo hagan. Tanto como cuando una persona es injusta con otra, así como sucedió ayer.
A lo lejos veo a una Evolet apresurada venir hasta donde estoy. Me detengo a esperarla esbozando una minúscula sonrisa. Al llegar junto a mi acomoda unos libros que sostiene en sus brazos, sin embargo, uno cae y lo sostengo a tiempo.
—¿Cómo te encuentras?—inquiere con preocupación en su rostro.
—Para ser una persona que no controla sus habilidades y tuvo un colapso, yo diría que me encuentro de maravilla—Le respondí con diversión, para apaciguar su preocupación.
Suelta un suspiro de alivio y eleva la esquina de sus labios en una tierna sonrisa.
—¿Sabes? Nunca antes había visto a alguien de cerca usar su magia—murmura con un deja de emoción en su voz— Fue increíble, exceptuando la parte en que te desmayaste.
Dejo escapar una risa y ella se sonroja avergonzada por lo último que dijo. Avanzamos hasta atravesar las puertas dobles y llegar al jardín.
—¿Nos vemos en el almuerzo?—inquiere y asiento.
Le devuelvo el libro y en ese momento noto el nombre Origen de los licántropos.
—No sabía que existe este libro—comento al colocarlo sobre los otros.
—Hay de todas la especies, todos están en la biblioteca principal.
—¿Acaso hay otra?
—Si, la de los profesores y mentores.
—¡Evony, a entrenar!—Escucho la voz de Adam ordenarme. Tomo aire para calmarme internamente. Me despido de Evolet y camino hasta llegar junto a los chicos.
Observo como Keanu entrena junto a Aura, ella usa su magia para lanzarle bolas de fuego a él y al mismo tiempo lanzar golpes. De pronto veo como Keanu en un salto cambia a su forma lo una desgarrando su ropa en el proceso. Suelto un jadeo de la impresión y observo con atención al lobo. Es más alto que un lobo promedio, su pelaje café se ve tan suave y brillante. Quiero seguir observando pero un cuerpo se atraviesa en medio, obstruyendo mi vista hacia ellos. Levanto la cabeza lanzando le una mirada molesta.
—Llega diez minutos tardes.
—Si, bueno, no encontré la oficina por arte de magia—Le digo con irritación. Kristell se acerca a nosotros interviniendo.
—Reed, solo fueron un par de minutos—Le dice. Veo el rostro de Adam relajarse al sentir la mano de ella en su brazo.
«Entonces mis sospechas son ciertas»
—Lo sé, pero si ella quiere permanecer en este grupo, debe seguir las reglas—Suelta con tono brusco, y su semblante vuelve a ser del chico frío que conocí en el primer entrenamiento— Iré a entrenar.
Se va no sin antes lanzarme una mirada de soslayo. No entiendo porqué no le agrado, y con respecto a las reglas yo si las cumplo, otra cosa muy distinta es que aparezcan de la nada. Decido ignorarlo y concentrarme en mi entrenamiento, vuelvo mi vista a Kris y encuentro sus ojos celestes observándome.
—El no suele ser sus, es solo que no le gusta que el grupo sea el centro de atención de los mentores—me informa—, y por lo que pasó ayer, en estos momentos lo somos.
La culpa me arraiga de inmediato, pero me insto a ignorarlo. No debo sentirme culpable de algo que no tengo control. Me acerco hasta la mesa donde se encuentran los arcos y las flechas, esperando comenzar con mi entrenamiento de hoy. Kristell toma uno de los arcos extendiendolo en mi dirección, lo acepto detallándolo de cerca.
Recuerdo que cuando tenía dice el padre de Hollie durante un mes nos estuvo enseñando a dominar este deporte. Pero luego nos interesamos en el soccer y dejamos este a un lado. A pesar de que estuve cuatro semanas practicandolo, nunca terminó de gustarme del todo. Siempre que lo hacia, no dejaba de tener esos extraños sueños.
Tomo una de las flechas poniéndola en el arco, como recuerdo haberlo hecho antes. Levanto acomodando mi postura y mis manos, apunto frente al blanco.
—¿Qué crees que haces? Aún no te explico como hacerlo—me reprende Kris, la miro de soslayo notando su ceño ligeramente fruncido.
—Tranquila, no pienso disparar. Solo estoy tratando de recordar cómo hacerlo—explico concentrándome en el blanco.
La escucho suspirar y luego gruñir molesta.
—Baja eso Evony. Los mentores nos observan y ese ni siquiera es nuestro blanco—demanda, señalando el punto frente a mi.
Suspiro con resignación e intento bajarlo, pero antes de que eso suceda jadeo al sentir algo quemar mis dedos causando que sin querer suelte la flecha. Suelto un improperio al ver que está no da en el blanco, si no en el brazo de un chico que se detuvo frente a este. Escucho una maldición detrás de mi, y luego ver a Adam detenerse a mi lado para después quitarme el arco de las manos.
No rechisto y dejo que el lo ponga de nuevo sobre la mesa. Observo a lo lejos como el chico la saca de su brazo y me lanza una mirada amenazante. Una mujer de largos cabellos rubios se acerca hasta nosotros con el semblante furioso casi echando chispas.
—Si vas a lanzar una flecha, al menos asegúrate de que estás apuntando en la dirección correcta—espeta con un extraño acento.
—Yo…
—Eric no debió admitir tu ingreso a la organización—me interrumpe.
—Fue un pequeño accidente, no volverá a suceder—Le dice Kristell.
—¿Un pequeño accidente? Yo no lo ví de esa manera, señorita Clark. Ustedes saben que está contra las atentar hacia sus compañeros.
—No atente contra nadie—mascullo—. Ya se le explicó que fue un simple accidente.
—Tienes suerte que su regeneración sea rápida—replica y veo sus ojos oscurecerse.
—¿Ocurre algo?—Escucho la voz de Eric preguntar. Joder. Por qué no puedo tener un entrenamiento tranquila.
—Esta señorita volvió a incumplir una de las reglas ¿Qué harás al respecto Eric?—Inquiere cruzándose de brazos.
El me lanza un mirada y ya sé lo que quiere decir. Me lo advirtió hace un rato, ahora debo asumir las consecuencias. Esto es absurdo, no fue mi culpa que la flecha se disparara sola. Me mantengo callada mientras escucho como el habla con la mujer, no me encuentro de humor para discutir o rehusarme a lo que ellos digan. Mi cerebro no deja de proyectar las imágenes de la pesadilla, por más que quisiera olvidarla no puedo.
—Ven conmigo Evony—Escucho que alguien me dice. Levanto la mirada hallando a Nikki frente a mi. Me reprendo mentalmente por haberme sumergido en mis pensamientos otra vez.
Los chicos entrenan de nuevo mientras Kristell acomoda las flechas en su lugar. Eric y la mujer se marcharon hacia el grupo de ella, y los veo evaluar a los chicos. Me insto a seguir a Nikki que me guía por el jardín. Atravesamos las puertas que dan hacia el lobby y me dirige hasta un pasillo que conectan con unas escaleras, las cuales bajamos llegando a una especie de sótano.
El lugar se encuentra lleno de cosas, hay muchas suciedad por todo el lugar al igual que telarañas. Huele a humedad aquí, u me entran ganas de toser al aspirar el polvo. Nikki se da la vuelta quedando frente a mi mostrando una pequeña sonrisa amable.
—¿Esta es la parte en la que me encierras sin agua y comida durante todo el día?—Bromeo y la veo soltar una risa.
—¿Encerrarte? No, solo debes limpiar al estilo Cenicienta y listo—dice en el mismo tono que yo. Asiento hacia ella. Bueno, eso no suena tan difícil.
—Vale, entonces es mejor que empiece ahora.
—Las cosas que necesitarás están ahí—señala a mi izquierda—Cuando termines podrás marcharte.
No respondo y ella se marcha dejándome sola en el escalofriante sótano. Recojo mi cabello en una coleta y me dispongo a limpiar este polvoriento lugar. Renuevo todas las cosas mientras limpio, son cajas más que todo así que no tengo que hacer mucho esfuerzo al levantarla. Noto un pasillo poco iluminado a mi derecha, preguntándome si debo limpiar en ese sitio también. Decido dejar ese lugar de último y encargarme primero de este, aunque debo admitir que me da un de miedo ir hacia aquel lado.
Acomodo una mesa colocando varias cajas encima, mi mano se paraliza en una de ellas y mi piel se eriza del miedo al escuchar una suave risa proveniente del pasillo oscuro. Guío mi vista hasta ahí con la respiración pausada «No es momento de entrar en pánico» la risa se hace un poco más fuerte, pero de repente se detiene al escuchar una de las cajas caer en el piso.
«Como se nota que la suerte está de mi lado»
Trago saliva armando me de valor e ir a ver quién está del otro lado. Tomo una respiración animándome a caminar «Nunca debes temerle a nada, Evony» me dispongo atravesar los pocos metros que nos separan, avanzo hasta llegar al principio del pasillo, pero por más que trato de ver hacia allá, no veo nada. Está oscuro y no hay ningún interruptor, lo que me indica que no hay posibilidad de que haya luz ahí.
—¿Qué estás haciendo?
Una voz me sobresalta y suelto un grito ahogado, pongo la mano en mi pecho controlando mi respiración. Llevo mi visita l hombre hallando unos ojos grises escrutándome con la mirada llena de incertidumbre. Es el mismo chico que nos interrumpió en el entrenamiento ayer. Me alejo del pasillo llegando hasta donde estaba segundos antes, actuando de manera normal.
—No deberías estar aquí—masculla echándole una mirada al pasillo para luego regresarla a mi con sospecha.
—Lo sé, pero me ofrecí a limpiar este hermoso lugar y aceptaron—rio un poco, pero al ver que el no lo hace me detengo— Es un castigo—Termino agregando.
—Retirate, los aprendices tienen prohibido estar aqui—espeta con seriedad.
—Pero…
—Solo haz lo que te digo—musita con severidad. Asiento poniendo lo que utilicé dónde estaba al principio.
Paso a un lado de el hacia la salida, no sin antes echarle un vistazo al pasillo llena de curiosidad por saber quién estaba ahí. Si no fuera porque él llegó, tal vez lo hubiese descubierto. Si hay algo que siempre se ha caracterizado en mi, es la curiosidad que llevo en las venas. Y ella me está diciendo ahora que debo descubrir de quién era esa risa.
¿Y si es alguien peligroso y por eso está ahí?
Muerdo mi labio al formular esa pregunta en mi cabeza. No sé quién pueda ser, pero algo en mi me dice que debo descubrir quién es.
Y lo haré.
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¡Feliz Domingo! Hermosos bombones, sé que no he actualizado desde hace varios días pero he tenido algunos problemas técnicos (no tengo internet) :'(
Aún no se cuando vaya a subir el siguiente capítulo, pero espero que este les haya gustado.
Espero que se encuentren bien.
Besos.
Allyn Sonaher.
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