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|CAPITULO 5|

Evony.

Mi mente esta divagando buscando las posibles respuestas, pero por mas que trato de buscar no encuentro alguna con sentido. Nada tiene sentido desde que descubrí que tengo poderes. Que alguien me explique como fue que llegue del lago a este lugar. Segundos antes me estaba ahogando y ahora estoy en un... baño.

¡Mierda! estoy en un baño y sigo sin entender como sucedió.

Paso la mirada por todo el lugar, uno muy amplio de hecho, podría decir que hasta es mas grande que la habitación que ocupaba en la casa de Elsa. Salgo de la bañera observando mi ropa empapada, noto una toalla al lado de esta y sin importarme a quien pertenezca la tomo y me seco un poco.

Repaso con la mirada el baño, tiene una gran tina donde estaba hace unos instantes. Hay un espacio al lado contrario de esta con la ducha que consta de puertas cristalizadas, a la izquierda de este hay una pequeña puerta. En el centro de la habitación se encuentra el lavabo con un gran espejo en frente y varios armarios a su alrededor. Es hermoso y se ve muy elegante.

Camino hasta quedar frente al lavabo y mirarme en el espejo. Por suerte mi cabello sigue en la coleta, aunque también este empapado al igual que yo. Diviso una puerta detrás de mi que supongo es de la salida . Doy media vuelta mirándola fijamente. Tengo que salir de aquí, pero que excusa voy a darle a la persona que es dueño de esto.

¿Que de la nada aparecí en su baño?

¡No! no puedo decir eso, nadie va a creerme. Ni yo misma lo haría.

Tal vez pueda salir sin que nadie me note, solo debo echarle un vistazo al panorama y asegurarme que no haya alguien fuera «Puedes hacerlo Evony» tienes que. El único inconveniente es que no se en donde me encuentro, y temo que este otra vez en el pueblo. Ahí no estoy segura.

Escucho unos pasos apresurados acercarse y el único instinto que tengo es pasar el pestillo la puerta y quedarme paralizada frente a esta sin hacer el mínimo movimiento. La cerradura se mueve avisando que alguien esta tratando de entrar. Se detiene y escucho una respiración acelerada al igual que la mía.

—¿Addison eres tu?—pregunta una ronca voz.

Una tan enigmática que hace mi piel erizarse. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo y siento algo extraño en mi pecho. No respondo en ningún momento, no debo hacerlo. Esa persona al otro lado espera que le responda Addison, y yo no soy ella. Tampoco pretendo fingir otra voz.

—Abre la puerta Addison—espeta—, necesito verte—dice con voz lastimera.

Un nudo se instala en mi garganta sin razón alguna. Escuchar su voz de esa manera hace que quiera salir allá y explicarle que no soy ella, incluso consolarlo. Controlo esos arrebatos porque no quiero delatarme, además no se si ese hombre es un psicópata y le de por matarme.

—¿Te abrió?—escucho que pregunta otra voz que identifico como la de una mujer.

—No—le responde el hombre con voz ahogada—. Addison, cariño. Se que tienes miedo pero por favor abre la puerta.

Muerdo mi labio inferior conteniéndome para no hablar. Mierda, debo salir de aquí ahora pero no se como, ni siquiera hay ventanas en este baño. Escucho a la mujer y el hombre hablar en susurros como si estuvieran discutiendo. Luego unos pasos acercarse nuevamente a la puerta, doy un paso atrás por inercia y aprieto con mis manos la tela de mi chaqueta.

—Lo siento Addison, pero debo hacer esto—Habla la mujer.

Miro confundida la puerta ¿Qué se supone que va hacer? ¿Tumbarla?

El pomo de esta comienza a temblar al igual que toda la puerta. Miro con horror la madera reluciente y me doy cuenta que se esta oscureciendo. Doy varios pasos hacia atrás hasta chocar con el lavabo. Mi respiración se torna frenética ¿Cómo rayos esta haciendo eso?

La puerta se sigue tambaleando y miro a mi alrededor buscando una salida que no existe. El tambaleo se detiene y de la nada explota volando retazos de madera por doquier. Cierro los ojos achicándolos para procurar que no caigan en mis ojos, mi cuerpo sigue temblando y mi respiración esta agitada.

Espero escuchar la voz de aquel hombre reprochar sobre quien soy y que hago en su baño, pero no sucede nada de eso. No se escucha absolutamente nada aparte de mi respiración.

Abro los ojos hallando una infinita oscuridad, doy vueltas a mi alrededor pero no veo nada.

¿Otra vez me han quitado la vista?

No lo creo, a pesar de que esta todo oscuro puedo divisar algunos objetos a mi alcance, aunque no tengo idea de lo que sea. Ya no estoy en el baño...¿Qué esta pasando? Creo que me estoy volviendo loca. Llevo una mano a mi cabeza al sentir una punzada ahí, al igual que un mareo que me causa nauseas.

Doy varios pasos al frente pero tropiezo con algo causando que algún objeto caiga en el piso, y se escuche un escandaloso estruendo. Una luz se enciende alumbrando directamente hacia mi, como si fuera un reflector. Llevo mis manos a los ojos ocultándolos de aquel deslumbre, para no lastimarlos mas de lo que están.

—Imagino que tu eres Evony.

Oigo loa voz de un hombre hablando a través de unos parlantes. Trato de mirar por el lugar que ha sonado, pero no logro ver nada. Mis ojos se sienten llorosos y el dolor en mi cabeza incrementa cada segundo que pasa.

—¿Dónde estoy?—pregunto a aquella voz, esperando que pueda darme alguna respuesta.

—En el lugar correcto.

Luego de eso se escucha un horroroso pitido salir de aquellas bocinas. Llevo las manos a mis oídos tratando de amortiguar el sonido, pero es en vano ya que me dejan aturdida. La cabeza me palpita y siento lágrimas correr por mis mejillas. Han encendido las luces y noto que estoy en una especie de laboratorio.

Unas puertas dobles de metal se abren y por ellas entran varias personas con una especie de uniformes puesto. Uno de los hombres da un paso al frente y me examina con la mirada. Mi cuerpo se debilita y caigo al piso arrodillada. El camina cerca de mi estudiándome con sus ojos, como si estuviera asegurándose de algo. Mi respiración se dificulta y cada momento que pasa me siento mas débil.

—Es ella—Les dice al resto—¡Sujétenla!

Mi pulso se acelera al ver a los demás sujetos caminar hacia mi. Trato de levantarme y correr pero no puedo hacerlo, mi cuerpo no responde. Suelto un sollozo porque no quiero que me hagan nada, solo quiero huir o despertar en otro lugar.

Dos de ellos sujetan mis brazos y el tercero sostiene mi cabeza dejando mi cuello expuesto. Suelto un grito con todas mis fuerzas y pataleo tratando de soltarme.

—Suéltenme ¡Ayuda!—Grito sin dejar de llorar, con la esperanza de que alguien me escuche.

El hombre que hablo segundos atrás se acerca a mi con una jeringa en la mano, y lloro mas fuerte. Inmovilizan mi cuerpo y cabeza, siento un pinchazo en mi cuello y suelto un quejido. Mi cuerpo se relaja y comienzo a sentirlo pesado al igual que mis ojos. Mi respiración se calma y es algo imperceptible. Ellos me sueltan y dejan mi cuerpo sobre el piso.

—Lo has hecho bien, Evony.

Escucho por última vez la voz del hombre, antes de caer en la inconsciencia.


°°°

Trato de tomar aire y calamar mi respiración «No te detengas Evony», sigo corriendo y a medida que lo hago miro hacia atrás, alguien me esta siguiendo. Corro lo mas rápido que puedo pero no encuentro alguna salida, todo es un laberinto. Cruzo en una esquina y sigo avanzando por él. Llego hasta un pasillo donde hay muchas puertas y trato de abrir la primera que esta a mi alcance pero esta no cede.

Hago el mismo procedimiento con el resto, pero ninguna cede. Escucho un graznido a mis espaldas y corro lo mas rápido posible hasta la última puerta, por suerte esta se abre y entro a paso veloz cerrándola tras de mi con pestillo. Tomo varias bocanadas de aire tratando de ralentizar mi respiración y apoyo las manos en mis rodillas.

Levanto la mirada y todo esta a oscuras, me pongo recta en mi lugar intentando ver algo pero no logro hacerlo. Una luz se enciende en la esquina de la habitación y me congelo al ver la escena. Somos mis padres y yo. Me acerco un poco hasta ahí procurando escuchar la conversación.

Ya he vivido esto.

—No pueden hacerme esto—refuto. Me sigo con la mirada «¿De verdad actué de esa manera?»

Cariño—me habla mi madre—. Tu padre yo hemos tomado una decisión, y no vamos a dar marcha atrás.

Que egoístas son al tomar esa decisión a mis espaldas—Los encaro. Mi padre da un paso al frente mirándome molesto.

Mide tus palabras Evony—me dice—. Somos tus padres y sabemos lo que es mejor para ti.

¡No, no lo saben!—Les grito—. No me iré de la ciudad y no pueden obligarme.

Ellos comparten una mirada y es mi madre quien decide hablar.

Partirás en dos semanas.

¡Agh! los odio.

Salí de la habitación dejándolos solos. Toco mis mejillas dándome cuenta que estuve llorando todo este tiempo. Me quedo mirándolos un momento, no debí haber actuado así. La única egoísta fui yo.

Observo como mi padre recibe una llamada y hablan durante unos segundos, hasta que el le dice que saldrán enseguida.

«Eso fue lo que ocurrió después que me fui»

Esa fue la última noche que los vi con vida.

Seco mis lágrimas y es entonces que escucho de nuevo ese fuerte graznido. Uno que esta vez logra aturdirme, miro frente a mi y ya no veo a mis padres, pero lo que si veo a mi alrededor son muchos cuervos rodeándome. Ellos sueltan muchos graznidos pero también los oigo susurrar algo.

Los odio.

Los odio.

Los odio.

Los miro a todos con la respiración dificultosa y cierro los ojos deseando poder salir de esta pesadilla. Ellos se detienen pero aun así, no abro los ojos, me niego hacerlo. Me inquieto al sentir una leve respiración tras mi oreja.

¡Despierta!—Grita la voz de un hombre en mi oído, y suelto un fuerte alarido.

Abro los ojos asustadas y trato de levantarme de la cama, pero un mareo me detiene. Llevo mi mano a la cabeza y siento un terrible dolor en ese lugar. Suelto un quejido al sentir una punzada. Miro la habitación donde me encuentro, es pequeña y solo tiene dentro una cama donde estoy sentada.

¿Donde estoy?

Trato de ponerme de pie pero a pesar de que lo intento no puedo, mi cuerpo esta debilitado. Intento recordar que fue lo que paso y como llegue aquí, pero no hay nada, mi mente esta en blanco. Lo último que si recuerdo es ir con Elsa a una cena y luego mucho caos ¡Mierda! esto no puede estar pasando ¿Tengo poderes?

Miro a mi alrededor asustada ¿Cómo pude hacer todo aquello?

«Pude haberlo matado»

Trago saliva al ser consiente de lo que hice. Suelto un profundo suspiro y me insto a calmarme, y pensar con la cabeza fría en un plan para salir de esta habitación y averiguar donde estoy.

—Mierda—maldigo de nuevo al sentir ese horrible dolor punzante en mi cabeza.

La única puerta de la estancia se abre y por ella entran dos mujeres que parecen una clase de enfermeras, y un hombre que porta un uniforme extraño. Ellos comparten una mirada y una de las mujeres se acerca a mi, pero ella se detiene al ver que me echo hacia atrás en señal de que no quiero que me toque.

No se quienes son, por lo tanto no permitiré que se acerquen a mi.

La mujer mira al hombre esperando que diga algo, pero el solo les hace una señal que las dos entienden y seguidamente salen de la habitación. Agarro las sabanas aferrándome a ellas, y la subo hasta mi barbilla asustada. Ahora solo quedamos el y yo en el pequeño lugar. Lo reparo con la mirada, parece tener mas de treinta, es muy alto y corpulento. Su cabello es de un tono castaño y sus ojos de un azul tan claro, que me cuesta creer que sean reales.

El alza la esquina de su labio en una pequeña sonrisa y cruza sus brazos a la altura de su pecho. Frunzo el entrecejo confundida al darme cuenta que ya he visto esa mirada antes.

Estoy muy segura de eso.

—Supongo que estas confundida con todo lo que esta pasando ¿No, Evony?—me dice sin apartar la mirada o moverse de su sitio.

Lo observo desconfiada ¿Cómo es que sabe mi nombre?

—¿Quién es usted?—Le pregunto y suelta un chasquido.

—Pudiste escoger cualquier otra pregunta y eliges ¿Saber quien soy?—Su mirada es seria, ya no hay rastro de diversión en ella.

Le lanzo una mirada fría y molesta.

—Si, ahora responde.

—Aprende a medir tu tono, niña—advierte—, aquí tienes que respetar a tus superiores.

Sus palabras solo causa que mi molestia incremente. Muerdo el interior de mi mejilla, aguantando soltar una respuesta insolente. Si quiero tener respuestas debo guardar silencio, y por lo visto este hombre es el único que las tiene.

—Vale—Le digo en señal de que no hablare mas.

—Mi nombre es Eric Fairchild y soy el líder encargado de Somber Moon—Habla luego de unos segundos—, estas aquí porque vamos ayudarte a controlar tus poderes y entrenarte.

Tardo unos minutos procesando la información ¿De que demonios esta hablando? No entiendo como ellos saben que tengo ¿Poderes?, pero si apenas ayer descubrí eso. Tampoco es que busque que me ayuden, solo quiero no tenerlos, no los necesito. Miro mis manos de manera extraña, lo que el dice no explica como llegue aquí ¿Dónde esta Elsa?

—¿Cómo es posible que tenga poderes?

—Naciste con ellos, Evony. Hay muchas cosas que no sabes, pero poco a poco te iras enterando—responde con seriedad.

Toda mi vida he tenido esto en mi cuerpo. Esto es imposible ¿No?, si fuera así mis padres me lo habrían dicho, a menos que ellos tampoco lo sabían, o eso es lo que quiero creer. Eric me observa atentamente esperando una respuesta, su rostro sigue neutro, lo que me da a entender que no esta bromeando.

Muy en el fondo quiero creer que si lo esta haciendo.

—¿Cómo llegue...?

—Tu tía Elsa te trajo hasta aquí—me interrumpe sin haberme dejado terminar la pregunta.

—Dime donde esta ella—Le pide,

—En estos momentos debe estar en su casa.

—¿Me estas diciendo que ella me dejo aquí sola?—Lo miro sorprendida, no puedo creer que Elsa se quiera deshacer así de mi.

Me dejo en un lugar que desconozco y con unas personas que no me generan confianza «Como se nota que me quiere»

—No te alteres Evony, aquí estarás segura. Vamos ayudarte y en menos de lo que esperes, tendrás en control total de tus poderes—Farfulla—Solo confía en nosotros.

Paso las manos por mi rostro frustrada. No quisiera confiar en ellos pero no me queda de otra, ya estoy aquí y es mentira que me dejaran ir tan fácilmente si decido no aceptar. Si el dice que aquí estoy segura-aunque no entiendo de que-entonces debe ser cierto ¿No?

—¿Hay mas como yo aquí?—Eric recarga su espalda en la pared, y parece pensar en una respuesta.

—Eso tendrás que descubrirlo Evony, pero lo que si te puedo asegurar es que allá afuera —Señala la puerta—, encontraras muchas especies que hasta el día de hoy creías inexistentes.

Siento la curiosidad surgir en mi cuerpo. Miro la puerta como si esta fuera a decirme a que especies se refiere este hombre. Las únicas que llegan a mi mente son las que he leído en los libros de Hollie, pero no creo que sea posible que existan los vampiros y lobos ¿O si?

«Todo puede ser posible»

—¿Usted es un humano?—Le pregunto y lo veo suspirar.

—Haces muchas preguntas niña—Se queja y camina hasta la puerta para luego abrirla-¡Nikki, ven ahora!

La mujer que segundos antes quería acercarse a mi, entra de nuevo a la habitación a pasos apresurados. Se detiene frente a Eric esperando una orden y el me señala con la cabeza. Ella parece entender y se acerca hasta donde estoy nuevamente, solo que esta vez no me rehúso.

—Nikki solo revisará tus signos vitales—informa Eric y asiento.

La rubia frente a mi saca una pequeña linterna y revisa mis ojos. Me pide quedarme quieta y así lo hago mientras dejo que ella se cerciore de que estoy bien. El dolor de cabeza aun persiste y me da un par de aspirinas que según ella me ayudará, Las tomo mientras la veo conversar con Eric en susurros. El le dice algo con el ceño fruncido y luego ella sale de la habitación.

—No te preocupes por nada Evony, estas muy bien de salud—Camina hasta acercarse a mi. En ningún momento despego la mirada de el—¿Qué es lo último que recuerdas?

Frunzo el entrecejo confundida.

—Estar a instantes de incinerar a un hombre—Le respondo con obviedad.

Eric se inclina un poco hacia mi y despliega una sonrisa que distingo como siniestra en sus labios.

—Correcto.

Se aleja de mi y suelto el aire que estuve reteniendo. El se da la vuelta y se aproxima hasta la puerta, coloca su mano en el pomo pero antes de salir gira la cabeza sobre su hombro y me mira.

—Descansa, mañana comienzas tu primer entrenamiento.

Suelta y seguido de esto sale de la habitación dejándome con demasiadas dudas en la cabeza. Trago saliva y froto mis brazos en busca de un poco de calor.

—Debes acostumbrarte a esto, Evony—me digo con los ojos cerrados.

Recuesto mi cuerpo en la cama y miro hacia el techo, pero lo que me encuentro ahí me deja paralizada y con la respiración entrecortada. Hay una frase, solo una, escrita en letras rojas que puede confundirse fácilmente por sangre.

«Morirás»

—Mierda.

¡Feliz Domingo!

Besos, hermosos bombones.

Allyn Sonaher.

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