
˚ ༘✶ ⋆。˚004.
˚ ⁀➷
Sarada, Kawaki y yo llegamos a la florería Yamanaka, donde fuimos recibidos por la radiante sonrisa de la madre de Inojin; Yamanaka Ino.
Mientras Kawaki escogía un florero para Himawari, yo comencé a observar las flores y así escoger algunas para llevárnosla. Había distintos tipos de flores, por lo que no sabía muy bien cuál escoger, sin embargo, luego de unos segundos de búsqueda, escogí unos girasoles.
—No sé qué es lo que esté pasando, pero escoge seriamente —oí a Sarada regañar a Kawaki—. Solo tomaste uno al azar.
—Imbécil, no entrometas —dijo Kawaki, molesto por las palabras de la Uchiha.
Kawaki regresó a su lugar el florero que había tomado para luego alejarse de Sarada.
—Escoger uno por ti mismo trae un significado especial —dije mientras me iba acercando a él—. Con ello puedes transmitir tus sentimientos.
Kawaki se me quedó mirando por unos segundos, y a diferencia de como trato a Sarada, a mí me habló de manera tranquila.
—Voy a escoger ese —dijo Kawaki mientras volvía a sostener el florero que había dejado atrás—. Realmente lo escogí al azar, pero el diseño no es malo, y además encaja bien en aquella habitación.
—Entonces nos llevaremos ese —sonreí para luego mirar a la madre de Inojin—. También nos llevaremos estos girasoles.
La señora Yamanaka se acercó para tomar los girasoles, y así colocarlos en el florero que Kawaki sostenía. Todo parecía ir bien, pero, de un momento a otro, Kawaki gritó y soltó el florero.
El floreo cayó al suelo, y el sonido de la cerámica rompiéndose, llenó la tienda de flores. La expresión de Kawaki cambió completamente, su rostro demostraba tristeza y sufrimiento.
—Lo siento... —se disculpó Kawaki mientras respiraba agitadamente—. No fue mi intención...
—No te preocupes —dijo la señora Ino—. Prepararé uno nuevo.
Cuando la señora Yamanaka fue a preparar un nuevo florero, me acerqué a Kawaki y lo miré fijamente. Todavía podía ver y sentir el pánico al cual se estaba exponiendo, por lo que, sin pensarlo demasiado, lo abracé y susurré amablemente que todo estaría bien.
Nos mantuvimos en silencio, de pie y abrazados, hasta que la señora Ino regresó con un nuevo florero. Pagamos el florero y las flores para luego abandonar la tienda.
Kawaki aún mostraba signos de incomodidad y tensión, pero traté de transmitirle tranquilidad con una mirada dulce.
—Todavía hay cosas que tengo que hacer, así que los acompañaré hasta aquí —dijo Sarada, quien nos observaba fijamente con seriedad—. Kawaki. Yo apunto a convertirme en Hokage, así que si hay cualquier cosa con la que tengas problemas no dudes en decírmelo. ¡Te ayudaré sin problema!
Sarada se despidió de nosotros mientras le entregaba una sonrisa a Kawaki, quien simplemente se mantuvo en silencio.
—Parece ser que tendrás una amiga —dije con una pequeña sonrisa mientras veía como Sarada se alejaba.
—¿Por qué querría ser su amigo? —preguntó Kawaki, quien volvía a recomponer su postura de chico rudo—. No necesito de su amistad.
—No digas eso. Es bueno tener amistades —dije—. Espero que también nos volvamos amigos. A diferencia de Sarada, yo no aspiro a Hokage, pero si tienes algún problema puedes hablar conmigo cuando quieras.
Kawaki solo me observó en silencio, pero por un momento noté que su mirada cambiaba. Ambos emprendimos el regreso a casa, donde fuimos recibidos por mi padre.
—¿Qué tal les ha ido? —preguntó mi padre mientras nos miraba con una sonrisa.
—Bien, hemos conseguido...
Mis palabras habían sido interrumpidas por el grito de Boruto, quien salía de la casa a toda prisa y se acercaba a nuestro padre.
—¡Papá! —exclamó Boruto—. ¿Dónde están Kawaki y Kyoko?
—Aquí estamos, Boruto —dije con una sonrisa, pero él al verme cerca de Kawaki ha fruncido el entrecejo—. Hemos ido de compras.
—¿De compras? —preguntó Boruto, confuso—. ¡Pero si tú odias ir de compras!
—Bueno. A veces es bueno intentar nuevas cosas.
Boruto me observó con una ceja alzada para luego mirar a Kawaki, quien le entregaba el florero que había escogido.
—Así que en serio sentías tus disculpas, eh —dijo Boruto.
—Eso es lo que había dicho —dijo Kawaki seriamente—. ¿No le puse suficientes sentimientos a esto?
—Puedo reconocer tu sinceridad, pero esta es mi respuesta —dijo Boruto mientras le entregaba algo a Kawaki y me miraba fijamente—. ¿Qué le sucedió a tu mejilla, hermana?
—¿A qué te refieres? ¿Tengo algo?
—Tienes una herida.
Ante sus palabras recordé cuando Kawaki intentó dañarme, y sabía que, si Boruto se enteraba de dicho acontecimiento, se pondría como loco, por lo que decidí mantenerlo en secreto.
—Tal vez pasé a golpearme sin querer.
—Debes de tener más cuidado —suspiró Boruto para luego mirar a Kawaki—. Supongo que sabes lo que debes hacer, ¿no?
Boruto se fue diciendo que debía de entrenar y cuando se ha ido, intenté ver lo que le entregó a Kawaki, pero este simplemente lo ocultó mientras me miraba seriamente. Su mirada me asustaba, pero aun así le dediqué una sonrisa.
—¿Por qué no le has dicho? —preguntó Kawaki, a lo cual lo miré con la cabeza ladeada—. Ya sabes... Que te ataqué.
—Oh... Es porque no quiero que tengan algún conflicto —dije al entender a qué se refería—. Estaremos conviviendo y quisiera que nos llevemos bien.
Le dediqué otra sonrisa a Kawaki y en eso vi como su mano comenzaba a acercarse a mi rostro, pero antes de que pudiera tocarme, mi padre nos sostuvo de los hombros.
—Al parecer se han olvidado de mi presencia —dijo mi padre con una inmensa sonrisa—. Está comenzando a hacer frío, así que será mejor que entremos y conversemos dentro. Me encantaría saber lo que sucedió en vuestra salida.
Ambos fuimos arrastrados hasta la entrada de la casa, donde mi madre y Himawari nos recibieron con una sonrisa.
La atmosfera en casa era cálida y acogedora. Mi madre nos invitó a sentarnos alrededor de la mesa mientras preparaba té caliente para todos. Kawaki colocó el nuevo florero en la mesa, lo cual hizo que Himawari lo observara emocionada y curiosa.
Después de unos minutos de conversación, Kawaki se levantó y se fue a nuestro cuarto. Mientras tanto, yo me quedé con mis padres y Himawari, charlando sobre lo sucedido esta tarde.
—¿Te duele? —preguntó Himawari mientras observaba la herida en mi mejilla.
—No. No me duele —dije con una sonrisa para así tranquilizarla.
—Es difícil salir de un ambiente malo. Así que les pido que tengan paciencia con él —dijo mi padre, luego de analizar todo lo que le había contado—. Te agradezco que hayas podido tranquilizarlo, Kyoko.
—No tienes que agradecer. Solo hice lo que creí necesario.
Después de charlar con mis padres y Himawari, me dirigí a la habitación que compartía con Kawaki. Al entrar, lo vi sentado en el suelo, arreglando el florero de Himawari.
—Si solo te vas a quedar mirando, mejor hazlo lejos de la puerta —dijo Kawaki sin siquiera mirarme—. No quiero que los demás me vean.
—¿Por qué? —pregunté mientras cerraba la puerta detrás de mí—. No estás haciendo nada malo.
—Solo no quiero.
Me acerqué a Kawaki y me senté a su lado, observando cómo con torpeza intentaba arreglar el florero que había roto por accidente.
—Creo que esta pieza va allí —dije mientras le acercaba una pieza del florero.
Kawaki tomó la pieza que le ofrecí y la examinó cuidadosamente antes de encajarla en su lugar correspondiente. De manera inesperada, ambos comenzamos a trabajar en el florero; Kawaki se encargaba de pegar las piezas, mientras que yo buscaba las piezas correspondientes.
Estuvimos trabajando en el florero, en silencio. Sin embargo, luego de unos minutos, Kawaki rompió aquel silencio.
—Es un poco tarde, pero lamento haberte atacado —dijo Kawaki con un tono que demostraba arrepentimiento—. Lamento lo de esta tarde y lo de Ryuutan.
—No te preocupes por eso —dije con tranquilidad—. Ya me he olvidado de eso.
Miré a Kawaki con una sonrisa, fue entonces que, nuevamente, él comenzó a acercar su mano hacia mi rostro.
Creí que él tocaría mi rostro, pero se detuvo y alejó su mano de mí. Entonces, Kawaki suspiró y apoyó su espalda contra la pared.
—¿Está todo bien? —pregunté mientras lo veía fijamente. Parecía que estaba debatiendo en sus pensamientos.
—Sí. Solo estoy algo intranquilo —dijo con calma sin observarme—. No estoy acostumbrado a esto.
—¿A qué te refieres exactamente?
—A la amabilidad, a la preocupación que ustedes me están entregando.
Asentí, comprendiéndolo, pues sabía que su pasado lo hacía sentirse en desconfianza con los demás.
—Sé que es difícil para ti confiar, pero te pido que nos des una oportunidad —dije mientras me sentaba frente a él—. A pesar de las malas circunstancia en las que nos conocimos, quiero que te sientas cómodo en esta familia.
Kawaki me observó en silencio. Entonces, luego de unos segundos de reflexión, me dijo que lo intentaría, pero que no prometía nada.
∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro