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⠀⠀第一章, failure on the raise












第一章,⠀⠀FAILURE ON THE RAISE
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⠀⠀Desde el primer instante en el cual su alarma sonó, su pequeño amigo no estaba a su lado en el futón, y tampoco se golpeó algún dedo de su pie, el mal augurio que que regía su vida hizo a su conciencia por no salir de su casa aquel día. Pero aquel día era la entrega de la siguiente publicación semanal de una sección exclusiva, la sola idea desató la catástrofe dentro de su racionalidad y moralidad dentro de él.

⠀⠀Aún cuando las condiciones fueron desfavorables, no podía faltar al trabajo aquel día. Dependería de ello su ascenso y su próximo empleo que lo llevaría a su tan soñado puesto, uno que lo embarcaría en caminos más amplios, mejores.

⠀⠀Su sueño se desvanecería en medio de la realidad que aparecería frente a él. Los años de trabajo serían finalmente recompensados.

⠀⠀Aunque por supuesto se vieron quebrantados en peligrosos trozos de vidrios, se incrustaron dentro de su piel, sus añoranzas se veían fragmentadas, caían con sus notas pulcramente redactadas, tan detalladamente revisadas, cada coma, cada acento, cada punto, cada sangría, mayúscula y minúscula.

⠀⠀—¡Esto no es lo que el público desea! —su exclamación inundó su sentido auditivo, embarcó cada ápice de ilusión y esperanza que emergieron dentro de su ser por completo ante la posibilidad de ser esa la historia que lo llevaría a la realidad de su sueño.

⠀⠀—¿Tú crees que una persona en un promedio de 30 a 40 años leería esto? —una pregunta que no iba dirigida hacía él, sino más bien a su compañero, quién agachaba su cabeza y temblaba por el tono de voz que dentro de aquella oficina retumbaba.

⠀⠀—Mira, sé que eres alguien muy bueno en tu trabajo, de hecho, de los mejores. nadie redactó tan bien una noticia o historia de los crímenes dentro de la ciudad como tú, pero... —Takashi temió, la pausa se sintió tan frustrante, su corazón palpitó tan pesadamente que su pecho se sentía bajo la opresión de la realidad que yacía frente a él.

⠀⠀—Gracias.

⠀⠀—Pero, no sé si estar dentro de el periodismo sea algo para ti —retomó su oración, con la elección más adecuada de palabras, sin embargo para casos así, jamás habrían palabras correctas—. Eres alguien muy devoto a tu trabajo, más de lo que podemos remunerar acá. No va acorde a lo que nosotros tenemos como meta, ni el sendero que nuestro nombre quiere dar.

⠀⠀—Entiendo.

⠀⠀—Si sabes a lo que me refiero, te daré tu liquidación hoy al terminar el día —dijo, apretó sus labios, formaron una fina línea bañada en lamentación.

⠀⠀—Por supuesto, estaré aquí al finalizar el día —apenas fue capaz de emitir una respuesta. Una inclinación antes de retirarse, se vio incapaz de sentir algo conciso, era la misma incredulidad del presente que lo llevó al shock—. Con permiso.

⠀⠀—¿Qué sucedió? ¿Finalmente sucedió? —la emoción desbordante dentro de las palabras que su querida amiga vocifero tan efusivamente lo acabaron por sacar de su trance y dar una respuesta negativa ante su pregunta.

⠀⠀—Me iré hoy —respondió. Algo que tomó por sorpresa, sus ojos desbordaron la incredulidad ante su respuesta, perpleja ante esto se mantuvo con la mirada perdida, hallando algún vestigio de broma dentro de su expresión.

⠀⠀—¿Qué? —una larga pauta en silencio fue suficiente para dar a entender a qué se refería. Una expresión de lamentación y pena por él se dibujó en su rostro.

⠀⠀—Está bien, seguiré trabajando en la última edición —informó, resultaba significativamente bueno. 

⠀⠀—Oh. Está bien.

⠀⠀Sus ánimos disminuyeron significativamente. «¿Qué hubiese pasado si me hubiese quedado en casa está mañana habría cambiado algo?» Aquella interrogante inundó con furia su mente, se reprendía a sí mismo. Todas las señales fueron concisas, claras.
Él no debía haber salido aquella mañana, apenas inició su día, cuando su alarma sonó en una canción diferente a la habitual y su pequeño amigo no se hallaba con él todo el día tomó un rumbo diferente.

⠀⠀—¿Estás bien, Takashi? —su amiga cuestionó su bienestar. Tocó su brazo ante la falta de reacción por su parte ante sus múltiples llamados después de encontrarse en un trance—. Puedes irte a casa, puedo cubrir tu turno hoy.

⠀⠀—Para nada. Tu hijo y esposo esperan por ti está noche, es film night —se negó, recordando aquella pequeña tradición dentro de su pequeña pero afectuosa familia. Sonrió, en un vano intento de tranquilizarla.

⠀⠀—¿Seguro? —interrogó insegura. Aunque consideró no preguntar más e ir con su esposo y pequeño hijo, se preocupaba por él. Conocía lo suficiente a Takashi para entender cuanto impacto tuvo la noticia de su ida.

⠀⠀Después de todo, el periodismo era su vida. La dedicación su motivación, sus esfuerzos un paso más cerca de su anhelado sueño. Y ahora, cada paso, cada metro, cada kilometro avanzado inesperadamente fueron hecho nada y estaba en el principio una vez más.

⠀⠀—Claro.

⠀⠀No habían palabras o acciones posibles para apaciguar la decepción o el dolor que sentía su amigo. Quizá, no sería posible para ella empatizar con sus sentimientos cuando su pasión por la escritura o por el amor al periodismo.
Cómo último recurso, simplemente lo abrazo.

⠀⠀Sus brazos delgados envolvieron su torso con una suavidad cautivante que le proveía un consuelo incomparable que apaciguó la pesadumbre que se alojó en su alma y martirizó su corazón.

⠀⠀—Cuídate mucho, Takashi. Este Diario, irremediablemente, no tiene un prospecto de cambiar. Su periódico seguirá igual aunque los años sigan el curso natural y tus historias jamás triunfarán dentro de este lugar.

⠀⠀«Sí. Por esa razón quise entrar a esa empresa en particular, la esencia sigue tan viva como la primera vez que leí un artículo escrito por mi abuelo.» Un pensamiento tan vano y con tanto peso detrás.

⠀⠀—No lo lamentes tanto para hundirte, ni le quites peso para restar el valor a tu deseo.

⠀⠀—Eso haré, no te preocupes, Nana.

⠀⠀Su liquidación le fue entregada. Un pequeño pedazo de papel que cargaba con él todos sus años ahí, cada noche de vela, cada día sin dormir, cada desmayo, cada ida al hospital, cada día cada noche donde prefería terminar el artículo —aunque no le agradaba ningún tema tocado dentro de la historia— siempre cumplía el trabajo tan perfectamente como era posible.

⠀⠀Esa noche, la luz de luna fue su acompañante, el café frío sin azúcar apaciguaba su pesar. Su tristeza se fundió con el amargo sabor de su bebida y sus músculos se relajaron, tranquilizando el latido furioso de su corazón por la sola idea de un cambio en su rutina, un cambio en sus planes.

⠀⠀Quedarse en la ciudad no parecía ser la mejor opción. Su dinero no alcanzaría para sustentar sus gastos ni de su pequeño amigo. Quizá era hora de hacer uso de aquella residencia en las lejanías del corazón de Tokio.

⠀⠀Disfrutó de la soledad que su caminata le podía ofrecer, la tranquilidad en medio de la noche, con el ruido siendo acallado por sus pensamientos entretejidos.






































⠀⠀Su mañana se basó en preparar sus cosas dentro de aquella camioneta —que dulcemente— su amiga le había prestado para ocasión. Le ayudó un par de horas durante parte de la mañana antes de irse al trabajo.

⠀⠀Conducir y regresar a donde no consideró volver a tomarlo como un lugar temporal de residencia a largo plazo fue decepcionante. Idealizó su futuro y trágicamente se desmoronó.
Aunque, ya no importaba y debía aprender a seguir adelante. Aquel tropiezo no sería suficiente para hacer que desistiera, pero si capaz de detenerlo en el camino por un tiempo.

⠀⠀—Tu abuelo, ese hombre no te dejo un sueño más estrepitosamente complejo sabiendo el avance de la sociedad —una negativa, un reproche con una voz cansada había salido de su abuela—. Hubiese deseado que mejor se enfocase en un entrenamiento que remunerase tu trabajo —un suspiro cansado inundó el ambiente, acompañó y deleitó aquellas palabras suyas.

⠀⠀Aquel comentario trajo consigo la melancolía del recuerdo y la amargura de la realidad.

⠀⠀—Si, tal vez.

⠀⠀—No lo tomes a mal. Hubiese deseado que dejará algún otro hobby que te permitiera la libertad de una vida mejor a la desilusión, Takashi —percatándose de la imprudencia de sus palabras, agregó una explicación más profunda de sus palabras. Se lamentó y sin tocar el tema le sonrió e incitó a su nieto a entrar.

⠀⠀Sin nada para decir solo guardó silencio, siguiendo sus pasos, entrando por aquella bien conocida puerta.

⠀⠀—Iré a trabajar hoy, posiblemente llegaré tarde, ¿quieres ir conmigo?

⠀⠀—Claro, abuela —asintió, la mirada de su abuela pedía una respuesta afirmativa, y quería ayudarla al menos durante el transcurso de su estadía ahí. Su edad le causaba preocupación, seguía viajando largas distancias y aunque fuese alguien fuerte, la vida no tenía clemencia de nadie, las personas no pensaban en los demás excepto ellos en situaciones críticas, estaba bien, pero le causaba profunda inquietud.

⠀⠀—Deberías considerar trabajar aquí. Conmigo. La paga es buena, además tienes habilidad con el bisturí y estilete. A diferencia de tu hermano tus manos se mantiene firmes al sostener un sanvenero o potts martel —sonrió, con el recuerdo de una escena en especial. Cuando ambos eran unidos, cuando estaban juntos.

⠀⠀—Mi hermano tiene habilidad en la policía, aunque le diga guerrero o hechicero. ¿Estás segura que no tiene problemas mentales?

⠀⠀—No digas eso de tu hermano. Shinsuke no vendrá hoy —avisó finalmente sin voltear a mirarlo. Lo dijo sin segundas intenciones en mente, solo sintió la necesidad atormentándola para informarle ese detalle.

⠀⠀—¿Por qué me haces saber eso? Estoy bien —para su sorpresa, su nieto le sonrió de forma genuina—. Aunque la última vez que nos vimos acabo en una pelea, no quiero evitarlo, abuela. No te preocupes —besó su frente cariñosamente, abrazándola con furor antes de volver a sonreír y ayudarla en sus cosas con lo poco que sabía.

⠀⠀—Bueno, traspasaron la línea del respeto más allá de lo habitual durante su discusión.

⠀⠀—Nada que no hayamos hecho antes.

⠀⠀—Bien, volveré en un rato, quédate aquí, ¿está bien?

⠀⠀—¿No quieres que te acompañe? —inquirió. La única respuesta que recibió fue una negativa de su parte, moviendo su cabeza para responder—. Con cuidado. 

⠀⠀Sin intenciones de mover algo de su lugar predeterminado por su abuela, decidió observar.
Tiempos atrás cuando había visto aquella habitación. 

⠀⠀Un marco capturó su atención, eran sus abuelos, su hermano y él. Sentados en las largas escaleras, felices. 
Una sonrisa yacía en sus rostros y la nostalgia de sus memorias lo invadieron con fuerza. Después de tomarla sus padres tomaron la decisión de separarse, no congeniaban más y por la salud mental de ambos terminaron aquella relación. 

⠀⠀Su plan inicial los llevó a un trágico final que los dejó añorándolos en su ausencia. 

⠀⠀La alarma de su celular recordando que debía irse a casa y pasear a su pequeño amigo sonó, ocasionó que apartase la vista de aquella vieja fotografía y se fijase de la hora, el sol no se había ocultado, sin embargo había estado ahí por un largo período de tiempo sin percatarse de ello. 

⠀⠀Se preocupo por su abuela, dudó por instantes si debía ir a buscarla pues la conocía y probablemente se quedó en algún lugar con un compañero de trabajo o un amigo conversando. 
El pensamiento de lo que pudiese suceder, decidió ir a buscarla de todos modos, sin deseos de aguardar. 

⠀⠀No fue capaz de percatarse de los estruendos, el ruido parecían tan simples, tan comunes como el sonido generado por los trabajadores reparando algún daño dentro de su edificio.
Quizá por la semejanza no la asoció, no hasta que el escalofrío recorrió su columna vertebral. El sol que alumbraba tan cálidamente desapareció dejando solamente quedaron los restos de polvo y escombros. 

⠀⠀Sus ojos se fijaron en un Panda; emitía palabras claras, entendibles y su cerebro no tuvo oportunidad de reaccionar ante sus palabras cuando el impacto de algo le ocasionó la perdida de conocimiento en medio de un desastre. 

⠀⠀—¿Se encuentra bien?

⠀⠀—No lo sé. Está inconsciente pero puede tener una condición por el impacto de la energía maldita —contestó. 

⠀⠀—Presumido.

⠀⠀—No presumí nada.

⠀⠀El Panda se mantuvo con la incertidumbre; se quedó de cuclillas junto al cuerpo sin consciencia de aquel hombre de cabellos largos negros como la tinta. No lo había visto pues de hacerlo lo podría recordar.

⠀⠀—¿Será correcto moverlo? No quiero que muera cuando lo cargue —confesó, temiendo lo peor al pensar en la posibilidad de pensarlo siquiera—. ¿Cómo llegó aquí? No parece tener indicios de ser un hechicero. 

⠀⠀—Es la mejor opción para llevarlo con Takeko-san.

⠀⠀—Bien, vamos.

⠀⠀Con sumo cuidado tomo el delgado cuerpo, sentía pavor por moverlo de forma brusca y que provocase un daño dentro de aquel hombre.
Nunca sabría qué lastimaría a un humano y más uno sin conocimiento de energía maldita.

⠀⠀—Takeko-san —su nombre fue pronunciado en un tono de voz alto. Dos golpes en aquella puerta de madera, tan bien cuidada y con diseño peculiar fueron suficientes para la pronta aparición de aquella mujer tan bien conocida y de gran capacidad.

⠀⠀—Oh, Yuta, Panda. Que gusto me da verlo sanos y salvos —un tono aliviado con unas cálidas palabras provocaron en ambos una sonrisa tenue, una genuina—. ¡Takashi!

⠀⠀Una exclamación ahogada ante su sorpresa, la ansiedad que sucumbió por encima de su racionalidad la llevó a revisar con ansias el cuerpo de su nieto.
Suspiro aliviada, con sus músculos relajándose una vez dió por hecho que se encontraba bien.

⠀⠀—¿Lo conoce?

⠀⠀—Es mi nieto —dijo, sus manos temblaron por segundos. Temiendo tocar siquiera por unos fugaces segundos el rostro de su nieto. Le recordaban tanto a su difunto esposo que la melancolía la embaucó por segundos.

⠀⠀—Uh. Lo sentimos, no vimos que se encontraba ahí.

⠀⠀—No, no. Para nada, está bien. De hecho es culpa mía, lo dejé en el invernadero y seguramente salió. No es culpa suya.

⠀⠀—¿No deberían ir a cenar? Es tarde y seguramente estarán cansados -una sonrisa llena de calidez les fue regalada—. ¿Quieren cenar aquí hoy?

⠀⠀—Hoy nos negaremos, Takeko-san. Quedamos en ir a cenar con Maki-san y Shin—Yuta rascó su nuca con pena, habían hecho planes con antelación así que se negarían esa vez.

⠀⠀—Eso está bien. Diviértanse y con mucho cuidado, por favor —pidió, la preocupación sobresalió entre su tono de voz—. Dile a Shinsuke que me contacte, Yuta, por favor.

⠀⠀—¡Claro que sí! 

⠀⠀—Parece que hasta ella sabe a quién le hará caso, Shinsuke.

⠀⠀—¡Es mi amigo! Creo, ya no me da una mirada tan seria.

⠀⠀—A mí sí —repuso el Panda. Sin ninguna emoción detrás y siendo sincero.



















⠀⠀—¡Takeko!

⠀⠀—En la cocina, Satoru.

⠀⠀—Traje a Megumi, hubo un infortunio hoy. ¿Sabes? Un chico se ha comido un dedo de Sukuna hace unas horas, debo ir a interrogarlo pero tardará un rato en despertar. Jamás creí que sucedería algo así —dijo, soltando una risa tan corta y con una expresión tan bien parecida de él. 

⠀⠀El silencio inundó el lugar, la mujer mayor no emitió ningún sonido. Sus labios se apretaron, queriendo no saber pues era consciente de la desgracia detrás de aquella persona. Nada bueno podía salir de esa situación.

⠀⠀—De nuevo has rescatado a un vagabundo en la calle, Takeko —observó fijamente al cuerpo descansando en el sofá de color beige, bastante viejo para ser cómodo pero incapaz de causar estragos a su columna vertebral—. Vaya, se parece a Shinsuke.

⠀⠀—No es un vagabundo, Satoru.  Es su hermano menor. Y capté ese sarcasmo. Jamás logré comprender el desagrado hacía Shin, Satoru. Son muy iguales —Satoru fue capaz de escucharla aún cuando la distancia entre la sala y la cocina era algo lejana. Lo consideró, y ellos jamás serían iguales.

⠀⠀Quizá para Shoko era alguien bien parecido, con dotes elegantes, dignos de un buen caballero. Expulsó el aire dentro de sus pulmones ruidosamente.
Solía halagarlo por demás sin desaprovechar el momento para hacer una comparativa entre Shinsuke Takayama y él. Claramente él jamás era el buen ejemplo.

⠀⠀—Mmm, no. En mi opinión, no somos iguales.

⠀⠀—En personalidad, no en poder —aclaró. Comprendiendo por completo su respuesta. Conocía al chico desde que era un adolescente.

⠀⠀—Eso es más que claro —una risueña risa emitió de él. Su venda fue retirada, cerró sus ojos y descanso su espalda en el respaldo del sofá individual—. Oh, el vagabundo está por despertar, Takeko. 

⠀⠀—No es un vagabundo —reprimió en un susurro.

⠀⠀—Tienes una mirada melancólica al mirarlo, no ha muerto.

⠀⠀—Lo sé, y agradezco eso. Pero verlo es ver a mi esposo, es tan testarudo como él, tan afligido y renuente a seguir los pasos de hechicería.

⠀⠀—No es algo malo, el destino final es algo trágico —habló, analizando sus palabras y la paradoja detrás de ellas. 

⠀⠀—Solo soy egoísta, Satoru. Como sanadores, podría sobrevivir sin ningún pesar, la vida lejos del campo de batalla, resguardado. El periodismo no se aleja de la hechicería, hay veces donde sus artículos pueden ser un riesgo para él.

⠀⠀—¿Así que es periodista? —inquirió vagamente. Tal vez podría ser alguien muy prejuicioso pero pocas veces su instinto difería de la realidad. 
Aún era capaz de recordar con sumo detalle la primera vez que vio al esposo de Takeko. Las voces apenas eran claras, murmullo sobre murmullo hablando sobre él. 
Al final, su desenlace fue trágicamente apresurado, sin oportunidad de un adiós ni un último deseo cumplido.

⠀⠀Sus ojos se mantuvieron atentos en el cuerpo sin consciencia. Las especulaciones llegaron sin reparo. Después de todo, ya había sucedido una vez, no había una confirmación a la repetición de tal suceso. 
Todos se vieron en vueltos en tragedia, se sumergieron en caos pues aquella noticia salió a la luz una vez el periódico fue entregado a cada casa y una vez la confianza se vio quebrantada, la traición emanaba y corazones rotos dejaba atrás. 

⠀⠀—Sí. 

⠀⠀La mirada impasible persistió, aún cuando se quedó observando fijamente al nieto de aquella mujer, no emanaba indicios de alguna habilidad particular. La energía maldita en su cuerpo permanecía en una pequeña esfera en la parte frontal de su cerebro. Su atención se centró en aquella grieta, una mínima incisión que borraba todo rastro de perfección tan lisa y pulcra. 

⠀⠀—Has despertado, eso es bueno. Una hora más y debía preocuparme. ¿Te duele algo? ¿Sientes molestias? —interrogó rápidamente inmediatamente despertó. Tocó sus mejillas con delicadeza.

⠀⠀—Creo que eso era cuando llegué aquí... —murmuró, su pequeño comentario sin intenciones de causar gracia surtieron un efecto divertido en aquel hombre presente, sentado plácidamente en el sofá individual de su abuela y con las piernas cruzadas mostrando una postura bastante cómoda—. Estoy bien, solo me duele la cabeza pero nada preocupante.

⠀⠀—Bien, la cena está lista. Come algo para poder recuperarte.

⠀⠀—Mhm. Buenas noches —aquel saludo tan corto y simple fueron las únicas palabras dirigidas hacía el hombre de cabellos claros. La únicas vez en donde sus ojos se fijaron en él.

⠀⠀—Hice pasta —una sonrisa asomó su rostro, despojando aquella expresión de seriedad lejos de él, rápidamente cambiando su estado de ánimo y sus hombros se relajaron considerablemente. 

⠀⠀—¿Te ayudo con algo? —preguntó. Se acercó a la mujer, con intenciones de proveerle algún tipo de asistencia.

⠀⠀—Poner la mesa, hijo. Por favor —sonrió, pasándole platos, palillos y vasos—. Satoru, ¿te quedarás a cenar? —cuestionó. En ocasiones, aquel hombre solía cenar con ella, hablar sobre ciertas cosas como lo hacían cuando ella cuidaba de él dentro del clan Gojo. 

Largas charlas con una pizca de confianza entre ellos, al final, ambos habían perecido la perdida de alguien querido y habían terminado con su vida dadas las situaciones de la vida.

⠀⠀—Hoy no, debo atender unas cosas primero —negó, levantándose finalmente de aquel sofá. Metió sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón—. ¡Nos vemos, Takeko y nieto de Takeko! —vivazmente se despidió de ambos. 

⠀⠀—¿Quién era? Tiene mucha confianza estando aquí.

⠀⠀Una carcajada en respuesta a sus palabras provenían de su abuela—. Es un buen hechicero —se limitó a responder, sonriendo y la nostalgia invadió 











⠀⠀—¡Hola, nieto de Takeko! —una voz vivaz inundó sus oídos, irreconocible hasta los primeros instantes. Elevó su vista hasta tener a la persona en su campo de visión y con una calma exhorbitante se acercó aquel hombre de la noche anterior. 

⠀⠀Rápidamente cambió de página, el dibujo junto a su escrito de lo que vio el día anterior antes de perder el conocimiento. 

⠀⠀—Hola. 

⠀⠀—¿No hablas mucho? ¿No eres periodista? Es normal preguntar o ser más extrovertido.

⠀⠀—No lo creo, es algo arrogante asumirlo.

⠀⠀—Bueno, el 99% logró tener la razón —dijo, muy seguro de sus palabras, tan confiado en su criterio que en una situación determinada estaba seguro podría acertar, como en ese momento.
No era su plan principal, sin embargo, todo se alineó a lo que tomo como una señal, su oportunidad. 

⠀⠀Takashi exhaló ruidosamente, un gesto en queja y descontento: —Eres muy presumido.

⠀⠀—Mmm, confió de mis habilidades, es algo más acertado —repuso, recargó su espalda en la banca. 

⠀⠀—¿Qué escribes? —finalmente preguntó, pese a tener intenciones de ver sus notas, le fue imposible. Eran hojas en blanco, sin nada en ellas, y no es que aquella libreta fuese nueva porque al contrario de ello podía notar el desgaste en sus esquinas y hojas arrugadas.

⠀⠀—Consigo ideas para una historia —contestó con sinceridad. Entonces se relajó, encontrando a una persona que quizá podría darle lo que tanto quería, un trasfondo de aquel lugar—. No hallo ninguna. 

⠀⠀—Ayer tuviste un incidente por divinidad de Buda, es noticia entre los creyentes —dijo, sonriendo con burla y con intenciones de molestarlo e incitarlo a cometer una imprudencia—. No niegas nada por ser verdad, podría ser una. 

⠀⠀—Genuinamente creo que tienes el deseo por verme humillado o en alguna clase de situación desfavorable. 

⠀⠀—¡Para nada! Pero algo que si creo es que no tienes ningún buen motivo para tu estadía aquí —habló, su rostro abandonó aquella expresión divertida transformándose a una más seria—. Por supuesto debo de ser prejuicioso, ¿o no?

⠀⠀—Felicidades, eres alguien muy bueno conociéndote a ti mismo —su sarcasmo no se hizo esperar, como un usual método que lo caracterizaba para desplazar la pregunta e ignorar tanto como fuese posible y evitar mentir.

⠀⠀—No escribas sobre lo que ves aquí —aquella era sin lugar a dudas una advertencia. No necesitaba ocultarlo incluso si su poca energía maldita yacía en su cuerpo incapaz de ser utilizada por él, consideraba la posibilidad de la ignorancia que tenía aquel chico sobre ella.

⠀⠀—No he visto nada que pueda ser de utilidad. Y aunque fuese algo interesante, no he venido aquí en busca de algo, vine aquí por motivos que me orillaron a volver a la casa de mis padres, cualquier cosa asociada a esta escuela no es de mi incumbencia. Tu trato hostil, supongo, proviene de algo más. Si mi hermano fue un irrespetuoso contigo no desquites tu mal genio en mí aún si somos particularmente parecidos. 

⠀⠀—No te exaltes, de hecho, tu hermano no me agrada.

⠀⠀Takashi se relajó, su respiración volvió a un ritmo constante y los latidos de su corazón apaciguaron la tempestad de emociones explotadas dentro de él al escuchar el tono tan hostil con el que habló junto con la mirada que tantas veces había visto ya en ojos ajenos. —Perdón, no debí hablarte así.

⠀⠀—Es un idiota, te acercas a él, sigue así y pronto terminarás como él.

⠀⠀—Pues de hecho están en la misma sintonía —rió—. Pero sí, lo es. ¿Acaso tú no tienes trabajo o siempre están con tanto tiempo libre? —preguntó, verlo tan relajado provocó la duda dentro de su mente. 

⠀⠀—Ya he terminado por hoy —contestó, omitiendo ciertos detalles—. Tu hermano llegará hoy, le contaré de su pequeño hermano menor.

⠀⠀—Entonces ve y déjame a mí en paz para conseguir una noticia buena para mi empleo —dijo, tomando su libreta y buscando su bolígrafo. Su vista se apartó de él, ignorando su presencia. Incluso en el último momento antes de irse, Satoru Gojo jamás fue capaz de observar lo escribía ni lo que dibujaba viendo únicamente la hoja en blanco. Aquello solo provocó que la duda sobre su persona aumentase para nuevamente sentir la misma sensación de años atrás. 

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