24
—Así que lo admites —bramó Kai iracundo.
Cuando XiuMin alzó la mirada, encontró unos ojos que le miraban con ferocidad. Su cuerpo se contrajo en temblores y gotas de sudor que empapaban su rostro y espalda.
El mismo lugar en el que alguna vez XiuMin se había encargado de asustar a esos reos, ahora era él quien estaba en esa posición.
No estaba sorprendido. Sabía que tarde o temprano esto pasaría.
—Querías que me atraparan, ¿no es así? ¡Maldito seas!
A solo un par de días de su inminente salida de prisión, Kai había acorralado a XiuMin en las duchas abandonadas, luego que su plan por obtener la droga casi termina en un fracaso por el descuido de aquel imbécil.
Ahora, el pelirrosa se veía indiscutiblemente enfurecido, y con justa razón, después de todo, había descubierto que era un soplón. XiuMin traicionó su confianza, y aunque esta decisión le había carcomido su cabeza al punto de no poder dormir en la noches, no se arrepentía de lo que hizo, lo volvería hacer, con tal de...
Un golpe en su entumecido rostro le hizo tambalear en la silla.
Ser la mano derecha de Kai en prisión le había hecho aprender que el hombre frente a él era más táctico que impulsivo, más del pensar y planear que del ejecutar, especialmente si se trataba de esto. Y ver que solo él estuviese llevando a cabo su interrogatorio, le hizo pensar que Kai estaba esperando algo más de él.
—Debería matarte en este momento —amenazó. Su rostro endurecido y la mirada oscurecida.
—Hazlo... Solo hazlo —dijo abatido, cansado de esto. Tal vez así su culpa se desvanecería y sus pecados serían olvidados.
—Estás muy conforme con esa idea —comentó con una sonrisa cínica—. ¿Por qué te vendiste a ChangMin? —cuestionó con rabia.
XiuMin apretó los labios y negó con la cabeza. Una rebelde lágrima salió de sus ojos. No, nadie lo entendería, menos un criminal de ese nivel.
—¿De qué sirve en este momento? —respondió con una risa seca—. Si, al fin y al cabo, soy un maldito soplón.
—Te equivocas. A mí sí me interesa saber. Habla ahora, maldito infeliz.
Los ojos de XiuMin estaban brillando y sentía un nudo en la garganta.
—Mi hermano...
XiuMin recibe la pistola que le entrega ChangMin al ingresar a ese lugar luego de haber iniciado el motín. Se siente enfermo al sentir el peso del arma en su mano.
Qué debería hacer, el trato que hizo con Kai aún está fresco en su memoria Por otro lado, ChangMin ya había logrado presionarlo una vez con lo más preciado para él: su hermano JongDae; podría hacerlo de nuevo y él no lo perdonaría.
—¿Qué esperas, MinMin? —ChangMin chasquea la lengua, comenzando a impacientarse—. Acábalo o juro que tú serás el siguiente —vociferó amenazante.
Mira al guardia Do indefenso en el piso, y se debate internamente. Tiene que protegerlo para así cumplir el trato que hizo con Kai; pero también tiene que matarlo, para satisfacer a ChangMin.
Voltea hacia el criminal, quien asiente con la cabeza. De repente, algo brilla en el pecho del otro hombre, un destello del colgante que ChangMin siempre trae consigo y él sabe la importancia que tiene.
¡Allí está! Esa es su única y tal vez su última oportunidad de hacer las cosas correctas.
Duda cuando su mano se mueve en dirección al criminal y, antes que el otro pueda comprender sus reales intenciones, presiona el gatillo.
La sangre de ChangMin salpica en su rostro. Un segundo, solo otro más, y dispara nuevamente. El criminal cae, al tiempo que esos feroces ojos se amplían, horrorizados.
Qué ha hecho.
Reacciona tan rápido como sus manos temblorosas se lo permiten, se inclina al cuerpo herido y desajusta la cadena, para después guardarla dentro de sus zapatos.
La puerta se abre en ese instante.
Ya no hay escapatoria para lo que ha hecho. Pagará, pero al menos XiuMin sabrá que con su sacrificio, JongDae y su familia estarán a salvo.
—¡¿Qué has hecho?! —Leo lleva las manos a la cabeza, visiblemente alterado al ver a ChangMin en un charco de su propia sangre, inconsciente.
XiuMin tiembla, su rostro pálido es un contraste con la sangre de otra persona en su piel. Ninguna palabra sale de sus labios pues su lengua se siente pesada.
Aún sigue inclinado, con el arma a su lado, mientras ChangMin está gorgojeando y el guardia sigue inconsciente.
Leo lo sacude de los brazos, intentando hacer que reaccione. XiuMin no se da cuenta en qué momento se pone de pie, aún en shock por lo que ha hecho.
—No demorarán en venir los demás a ver qué ha sucedido —habla Leo apresuradamente—. Tienes que escapar antes de que lleguen.
XiuMin apenas asiente mirando a su compañero. Siente por un momento el dolor en su pecho al darse cuenta que sus planes de escapar y vivir lejos de todo esto nunca se harán realidad.
—Yo me encargo de esto... Solo vete. ¡Ahora! —ordena desesperado. Sus ojos luciendo brillantes.
—Lo siento —susurra bajito.
XiuMin aprovecha el caos en ese lugar, y, tal como alguna vez lo planearon, logra escabullirse de esa prisión.
Cuando se den cuenta de lo que ha hecho, XiuMin será hombre muerto.
Kai no ha dormido nada durante todo el día, una razón más para que se encuentre tan irritado, sumado al peso del operativo que organiza.
La satisfacción que sintió esa madrugada, al bloquear la carga de zolpidem, no le hizo sentir para nada tranquilo, ya que solo es un paso en su plan. Sin aquel medicamento sedativo, ni YunHo ni sus bastardos podrán sintetizar todas las cantidades de dosis que requieren para su próximo banquete, el cual se llevará a cabo en dos noches.
Aquella droga, que ahora es inyectable, provoca que se ralentice la actividad cerebral en su víctimas, pero no la suficiente para que aparenten estar en sus cinco sentidos, borrando su voluntad para manipularlos a su antojo. Kai lo había descubierto con aquella pastilla con la que dio antes de salir de prisión.
Ha estado tenso tras finalizar la llamada con Lee SeungHoon esa tarde. Ha querido que el traslado de KyungSoo a una cárcel de mujeres en Seúl se adelante; sin embargo, SeungHoon solo lo podrá efectuar al día siguiente. Debe ser antes de su golpe final y Kai está contando con ello.
El pelirrosa se retira por un momento de la mesa, luego de pasar las últimas horas con su grupo de aliados para lo que sería el golpe definitivo a YunHo, que incluía desmantelar el lugar donde se llevaría a cabo el banquete de tráfico de personas, y el ataque simultáneo en los laboratorios donde sintetiza la droga.
TaeMin lo ve preocupado al marcharse, lo que él ignora, ya que debe verse como la misma mierda. Cuando tiene algo de privacidad llama a KyungSoo, quien ya debió haber finalizado su turno. Luego de tres intentos, no le contesta.
Tiene un mal presentimiento en ese momento, su rostro se tensiona y llama al director de la penitenciaría, que al cabo del segundo intento le contesta. De inmediato, Kai escucha la agitación en su voz y sabe que algo va jodidamente mal.
—ChangMin se ha tomado la cárcel —le dice—. Esto se ha salido de control.
Su mente queda en blanco por fracción de segundo, procesando sus palabras. El terror invade su interior y esa pesadilla que lo ha seguido durante esa última década, vuelve a repetirse.
¡KyungSoo!
—Ponte en contacto con Mino —ordena agitado a TaeYong, irrumpiendo en la sala donde los otros aguardan.
—¿Qué sucede? —pregunta TaeMin, poniéndose de pie al verlo alterado.
—El maldito de ChangMin se ha tomado la prisión —masculla. El enojo y miedo contenido en sus palabras.
JongIn siente su vista nublarse por un instante y su garganta le arde.
—Necesitamos controlar la situación. Mino y Johnny ellos... Necesitamos refuerzos —indica con una mirada a sus aliados, quiénes le devuelven el gesto.
—Por supuesto —señala TaeYong—. Ya me estoy encargando de ello —dice con el celular en la mano.
—Yo tengo que ir a Ilsan —anuncia apresuradamente.
—¡Estás loco! —TaeMin niega e intenta detenerlo—. Tú no puedes aparecerte allá.
JongIn no busca la aprobación de nadie. Sus ojos se estrechan cuando conecta miradas con su amigo.
Él entiende y lo deja marcharse.
JongIn aprieta los dientes mientras conduce a Ilsan a toda velocidad. Al cabo de interminables minutos, logra comunicarse nuevamente con el director de la penitenciaría.
—El guardia Do ha sido trasladado al Hospital Central de Ilsan —le informa—. Estamos controlando la situación.
Una ligera calma se libera dentro de él.
No sabe el estado en el que encontrará a KyungSoo, mientras se dirige al hospital. Siente un déjà vu, JongIn niega con la cabeza, no quiere pensar que de nuevo está en una situación similar.
Luego de unas horas, los dedos de JongIn apenas rozan la mano de KyungSoo, que se encuentra bajo los efectos de la anestesia, después de una intervención quirúrgica en su brazo derecho, el cual se llevó la peor parte de aquel ataque.
Incluso cuando sus ojos se sienten pesados luego de pasar otra noche sin dormir y con el sol naciente; JongIn sonríe ligeramente al ver a KyungSoo descansar sereno, luego de que varias de las máquinas de asistencia fueran retiradas debido a una evidente mejora en su condición.
Está con vida y eso es lo que debe importarle. Su rostro magullado sanará, su brazo y sus costillas fracturadas, también; sin embargo, JongIn no logra sentirse menos culpable al verlo así.
Le mortifica, ya que era su responsabilidad mantenerlo a salvo y no lo cumplió.
Un par de lágrimas ruedan en su mejilla, fruto de la angustia y de otras emociones que se arremolinan en su pecho. Pudo haber sido mucho peor, se recuerda, si SeungHoon no lo hubiese encontrado, si XiuMin le hubiese disparado... Tantos factores que pudieron ir en contra y no lo hicieron. JongIn también se siente agradecido.
KyungSoo estará bien, repite dentro de su mente varias veces mientras acaricia su cabello.
Con ChangMin en coma y su perpetrador prófugo, la situación se ha caldeado entre la mafia de YunHo. Aún así, se ha enterado de buena fuente, que seguirán con el banquete al día siguiente.
Qué pensaría ChangMin, si supiera que ahora que ya no le sirve a su supuesto amigo. Se han deshecho de él como una basura; probablemente ya le tengan un reemplazo.
—Hey, Kai. JongIn, despierta.
El nombrado abre los ojos y velozmente se incorpora en el sillón sobre el que, al parecer, se ha quedado dormido. La luz solar inunda toda la habitación.
Su mirada se fija en KyungSoo comprobando que sigue aún sin despertar en la camilla. Bota el aire acumulado y se detiene en la persona frente a él.
—En otra situación te hubiese dejado dormir —dice TaeMin seriamente—. Traigo noticias. —Hace un corta pausa—. A ChangMin le han declarado muerte cerebral, y ya que no tiene hijos, están esperando la orden de YunHo para desconectarlo.
—Y no lo hará hasta que no pase el banquete —interviene JongIn, deshaciéndose de las últimas señales de cansancio en su rostro.
Su amigo asiente.
—El banquete sigue en pie —le confirma TaeMin—. Jake se ha contactado conmigo. La fecha y el lugar siguen siendo los mismos, aunque estará mucho más custodiado.
—¿Alguna noticia sobre XiuMin?
TaeMin niega.
Kai mira a los guardias de la penitenciaría, haciendo rondas por ese pasillo. Todos los heridos están siendo atendidos en ese hospital, excepto por ChangMin.
—¿Cómo sigue? —pregunta TaeMin en voz baja.
Inevitablemente JongIn suspira, mirando al hombre herido.
—Hace unas horas vino un médico, ya debe estar despertando. Tienen que examinarlo una vez esté consciente. —A JongIn le cuesta hablar y que su voz suene estable.
Está mortificado, y la carga de la culpa parece oprimirle el pecho.
TaeMin se acerca e intenta consolarlo, pero él se aparta del gesto.
—Es mi culpa que KyungSoo esté así —se sincera. Las palabras salen con amargura.
—No lo es. pero sé que no me harás caso a mí... ¿JongInnie? —le llama con el mote cariñoso—. Debes regresar —le dice—, yo me quedaré aquí con él. También hay más guardias de los nuestros aquí, nada le pasará, pero tienes que volver.
TaeMin tiene razón, debe retomar los operativos del día de mañana; pero eso no hace que la decisión de dejar a KyungSoo en manos de su amigo, sea sencilla.
Daría todo por quedarse, que al despertar, él pueda verlo justo a su lado. Lo que claramente no será así por los asuntos que personalmente debe atender.
—Júrame que nada malo le pasará —Jongin acentúa cada palabra con el dedo índice, mirando serio a TaeMin
—Dios, ¡realmente te has enamorado! —exclama. Su amigo ríe, reduciendo la atmósfera tensa entre ellos—. Te lo juro, estaré aquí —afirma sin rastro de diversión—. Tú vete de una vez, un par de guardias te acompañarán.
JongIn lo ignora y se acerca donde está KyungSoo, apenas sonríe y con un par de dedos, acaricia levemente su rostro, prometiendo que volverá en cuanto pueda.
Hay un pensamiento que no ha abandonado a JongIn desde que sale de la habitación de KyungSoo. Si él se ha encargado de bloquear la carga de zolpidem, y aún así, el banquete sigue, probablemente YunHo debe tener otra fuente de suministro, que desconoce, tal vez no con las cantidades que necesita, sino con las suficientes.
Muy despacio, KyungSoo empieza a abrir los ojos. Se siente desorientado y mareado, su garganta está seca y le incomoda respirar, ya que tiene una extraña sensación de pequeñas astillas lacerando su pecho cada que intenta tomar una bocanada de aire. Lo que más le horroriza es cuando descubre que apenas puede sentir su brazo derecho.
Intenta sentarse, pero el dolor generalizado en todo su cuerpo se lo impide. Aprieta los ojos y un ronco gemido abandona sus labios.
—Ya veo que despertaste —dice alguien a su lado, a quien en un primer momento no reconoce—. Hola KyungSoo. —Vuelve a hablar, acercándose hasta quedar al tope de la barandilla.
Le está costando entender qué ha sucedido, claramente está bastante herido, y en nada ayuda el naciente dolor de cabeza.
—No sé si recuerdas lo que sucedió, fuiste golpeado severamente en prisión por órdenes de ChangMin. Hubo un motín... —El hombre que está a su lado, le informa—. Te hicieron una cirugía en tu brazo, vas a estar bien. Tal vez debería llamar a un médico —añade antes de salir de la habitación en la que está.
KyungSoo intenta negar, luego los recuerdos llegan claros a su mente. El reo que traicionó a Kai le había disparado a ChangMin. Su ceño se frunce y mira a su alrededor, está en una habitación hospitalaria. La cánula bajo sus fosas nasales le está molestando.
Cuando el mismo hombre de antes regresa, KyungSoo lo reconoce. Lo había visto en una ocasión cuando lo encontró con Kai saliendo de una de las habitaciones destinadas a las visitas conyugales. Recordar el encuentro de aquella vez le deja un sabor amargo en su boca.
—Ya viene el médico a evaluarte —le informa.
—Tú eres amigo de Kai, ¿no es así? —Su voz se escucha bastante ronca—. ¿Dónde está él? —se anima a preguntarle.
TaeMin sonríe abiertamente antes de contestar.
—Sí, soy su amigo, por eso estoy aquí.
KyungSoo se sorprende, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que está allí?
Probablemente Taemin haya descifrado su confusión, pues no tarda en aclararle:
—Tranquilo, él está bien, estuvo aquí toda la noche y se marchó hace una hora. Él tenía que ocuparse de unos asuntos... Mañana en la noche... —Deja de hablar, luciendo dubitativo por un momento—. Creo que ya lo sabes, ¿no es así?
KyungSoo intenta asentir con la cabeza, así que mañana es el día del banquete de YunHo.
—De no ser así, se hubiese quedado aquí contigo —le asegura.
Sus mejillas se ruborizan con el solo pensamiento, aunque el otro hombre no lo nota, gracias a que en ese momento un médico y un enfermero ingresan.
—Veo un aumento en su frecuencia cardiaca —dice el médico serio, viendo el monitor cardiaco.
Escucha una risa proveniente de TaeMin, quien gira el rostro para intentar disimular.
—Mi brazo —señala KyungSoo con una mueca en su rostro, olvidando su corazón errático.
Una hora más tarde, TaeMin, quien se ha quedado en la habitación, amablemente, lo ha puesto al día con lo que está sucediendo. Lo que más le ha sorprendido, sin duda, es la noticia de ChangMin estando más muerto que vivo, es algo que si bien no le hace sentir mejor, le tranquiliza.
Algunos de sus compañeros también resultaron heridos, y están siendo atendidos en ese hospital, por lo que no le llama la atención ver a un par de guardias en el pasillo, custodiando el área completa.
Por lo que respecta a él, solo le queda esperar a que sus huesos sanen. Odia estar postrado en una cama, sintiéndose un inútil, y la compañía es apenas notable. Da un breve vistazo a TaeMin, quien sigue silencioso con los ojos sobre la pantalla de su celular.
—¿Has hablado con Kai?
TaeMin gira su rostro y su ceño fruncido se suaviza.
—Sí, he estado hablando con él.
Y regresa su atención al celular. KyungSoo se le queda mirando, esperando que agregue algo más, pero simplemente no lo hace.
—No creo que sea necesario que estés aquí —dice KyungSoo.
TaeMin lleva su cabello hacia atrás de sus orejas, sonriendo de medio lado.
—Se lo prometí a Kai Pinku. No me voy a mover de aquí hasta que-.
—Déjenme pasar.
Los dos escuchan un revuelo fuera de la habitación. TaeMin rápidamente se pone de pie y KyungSoo se tensa.
Al cabo de unos segundos, TaeMin regresa con una expresión de pocos amigos, tomando del brazo a otra persona más alta que él.
KyungSoo se ve sorprendido.
—Dice que lo conoces, ¿es verdad, KyungSoo? —le cuestiona.
—Sí —se apresura en confirmar, sonriendo incómodamente—. Es un amigo.
Oh SeHun mira a TaeMin, arqueando una de sus cejas. Su rostro se mantiene serio.
—Te lo dije —murmura.
KyungSoo apenas lo puede escuchar.
—SeHun, ¿qué haces aquí?
Su amigo rueda los ojos, mientras se le acerca.
—¿Qué clase de pregunta es esa? Es obvio que vine a verte. —Suena bastante ofuscado—. ¿No te lo advertí? Que no hicieras nada peligroso, porque...
SeHun deja de hablar y mira hacia atrás, donde TaeMin sigue de brazos cruzados, observándolos.
—¿Nos puedes dejar solos? —pide, luciendo enfadado.
—No, lo siento. Tú no me das órdenes.
—Soy policía —le contesta irritado.
Los dos tienen una batalla de miradas. KyungSoo rueda los ojos y aclara su garganta.
—Gracias por la visita, SeHun. Como podrás ver, estoy bien.
SeHun, mirándolo de nuevo, bufa.
—Como sea, estaba preocupado al enterarme de lo que ocurrió. —El hombre suaviza su expresión y se acerca a él para susurrar algo en su oído—: ¿Por qué hay un mafioso cuidándote? Pensé que ya habías terminado con esto...
KyungSoo suspira. Ya una vez le había confesado a SeHun sobre su alianza en la cárcel con algunos miembros de la mafia, pero sin especificar su vínculo sentimental con cierto pelirrosa.
—Es de confianza —dice con firmeza.
No es así. Lo ha dicho, solo porque KyungSoo confía en JongIn, y él confía en TaeMin.
Le dirige una mirada al amigo de JongIn, quien no aparta la mirada de SeHun.
—No me fío de esto, KyungSoo, y tú tampoco deberías —le recrimina en voz baja—. No deberías poner tus manos al fuego por este tipo de personas.
TaeMin ríe, probablemente al escuchar esto último, y SeHun luce más irritado.
—Tú y yo mejor hablamos después —sentencia, dándole una mirada despectiva al otro hombre.
TaeMin arquea una ceja.
—Tengo que hablarte sobre lo que encontré acerca de... Supongo que no será ahora. Recupérate pronto
KyungSoo frunce el ceño, lo ha olvidado en esos días, sobre EunWoo y los otros reos a los que les pertenece los números de identificación que halló aquella vez en una celda.
—¿Encontraste a la familia de EunWoo? —Intenta sentarse pero le resulta doloroso hacerlo.
—No creo que debamos... —dice, mirando otra vez al criminal.
—No quiero ser un entrometido, pero ¿SeHun, verdad? —TaeMin se acerca sigiloso con las manos unidas en la espalda, y sonriendo con cierto aire de misterio que KyungSoo no comprende del todo—. Si esto es algo sobre las víctimas de la red de YunHo, tal vez pueda ser de utilidad —agrega encogiéndose de hombros—. Parece que KyungSoo confía mucho en ti, si te comentó sobre nuestros... negocios en común.
Casi imperceptible, SeHun se ve algo sorprendido, y le dirige una mirada a KyungSoo, en busca de alguna explicación.
—TaeMin puede escucharte, estoy seguro que la información que tengas será para beneficio de las víctimas —señala KyungSoo.
El policía parece reflexionar sus palabras, en tanto TaeMin lo mira con una extraña sonrisa.
—No todos los días se encuentran amigos de Kyunggie que parecen ser útiles. ¿Dónde lo tenías escondido?
El más alto rueda los ojos, llevando sus dedos al puente de su naríz. En tanto KyungSoo queda en blanco.
—Está bien, confiaré en tu palabra. A cambio... —Y esta vez SeHun se dirige a TaeMin—. Necesito los detalles de su... investigación.
TaeMin está a punto de negar.
—Por el bien de las víctimas —insiste sin apartar la mirada—, eso es lo que tenemos en común. Estoy casi seguro que en estos momentos necesitan de todo el cuerpo policial que no esté trabajando para YunHo. Después, si gustan, sigan delinquiendo. Lo que me interesa es proteger a las víctimas.
—Con complejo de héroe, me gusta. Tenemos un trato, ¿SeHun? —dice relajadamente, extendiendo su mano derecha.
—Oh SeHun.
—Lee TaeMin.
Sus manos son estrechadas teniendo como testigo a KyungSoo, quien espera que esta alianza sea beneficiosa y así para mañana terminar con esta pesadilla.
Es tarde en la noche cuando Kai tiene un breve respiro, y no lo piensa demasiado cuando conduce de vuelta al hospital.
TaeMin lo ha mantenido informado de lo acontecido en el día, incluso del policía que resulta ser amigo de KyungSoo, y con el que han llegado a una especie de trato. Si KyungSoo confía en su amigo policía, él también lo hará, piensa a regañadientes; aunque eso no evita que no le irrite que ese personaje sea de la entera confianza de KyungSoo.
Bufa malhumorado e inconsciente, hace un mohín con sus labios.
Al subir al ascensor, se siente aliviado, KyungSoo está bien y lo comprobará con sus ojos, es todo lo que ha ansiado en todo el día.
Pero nada lo prepara para esto.
Escucha un par de risas provenientes de la habitación. Su ceño se frunce de inmediato. KyungSoo, TaeMin y alguien más que no relaciona, parecen estar pasando un rato divertido que se esfuma apenas notan su llegada.
—JongIn. —KyungSoo extiende una sonrisa al verlo.
Así que intenta sonreír de regreso y tragar la sensación agría que se asienta en su pecho.
—KyungSoo —dice en un suspiro.
—Que bueno que estás de regreso —dice TaeMin sonriendo—. Mira, te presento al enfermero BaekHyun, es un amigo de KyungSoo y trabaja en este hospital, ¿puedes creerlo? —señala con fingida sorpresa, que solo JongIn detecta.
—Hola, un placer —dice tímidamente el mencionado.
Así que ese era el famoso enfermero. El rostro de Kai permanece impoluto, observando de más al otro hombre. Kai no devuelve el saludo.
—Yo seguiré con mis turnos, me alegra que te sientas mejor. Con permiso.
Kai no escucha nada más, o mejor dicho, no le presta atención. Su mirada se suaviza al ver a KyungSoo cuando quedan solos.
—¿Tienes que sentirte celoso por Byun? —refunfuña KyungSoo haciendo un gesto de negación.
—¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo? —manifiesta a cambio, preocupado por su condición.
—Sí. No. A ti —responde sin más.
—Me diste un buen susto, Do. No vuelvas a hacerme esto —dice en un intento de bromear, pero sus ojos albergan un par de lágrimas, que hablan mejor de sus verdaderas emociones.
—Lo siento —se lamenta KyungSoo.
—No lo sientas, fue mi culpa.
—No lo fue. Estoy bien ahora.
JongIn entiende que KyungSoo le dice esto para que no se sienta mortificado. En el fondo, sabe que fue su responsabilidad desde el primer momento en el que lo involucró en todo esto.
—¿Cómo va el operativo?
JongIn se acerca y toma su mano izquierda, entrelazándola con la suya.
—Está saliendo acorde a lo planeado, mañana será un día ocupado y no creo que pueda visitarte —lo lamenta, sin entrar en detalles.
—Comprendo. En cambio yo me siento inútil estando aquí. —El entrecejo de KyungSoo se arruga, al tiempo que niega con la cabeza.
—Ya has hecho más de lo esperado. No necesito exponerte más.
Las mejillas pálidas de KyungSoo se ruborizan.
—Me alegra que estés aquí. Te extrañé.
—No parecía, estabas con ese enfermero —dice intentando sonar relajado, pero es inevitable sentirse celoso al expresarse.
—Solo reía por cortesía —señala KyungSoo.
—Hoy me he enterado que tienes de amigo a un enfermero y a un policía. Dime, honestamente, KyungSoo. —Por un momento lo mira serio—. ¿Tienes alguna clase de fetiche con los hombres uniformados?
KyungSoo está riendo y sus latidos marchan aceleradamente de acuerdo al monitor. JongIn piensa que en cualquier momento alguien vendrá a verificar que todo esté en orden.
—Eres un idiota, JongIn. —KyungSoo sigue mostrando una sonrisa amplia que arruga las esquinas de sus ojos.
Es la primera vez que lo ve así, y esa imagen le da energía, la que probablemente necesitará para afrontar el siguiente día.
—Soy el único hombre uniformado en el que te puedes fijar, ¿está bien?
—Si es así, al menos deberás ponerte uno de tus trajes de negocios, señor finanzas.
—Lo haré por ti.
Besa suavemente una de sus mejillas, sin intentar hacer otro movimiento íntimo entre ellos.
JongIn solo pudo estar unos cuantos minutos más, antes de ser vilmente sacado de la habitación por el médico de turno, que se horrorizó al comprobar la frecuencia cardiaca de su paciente, y lo ha culpado por no dejarlo descansar.
Por lo que TaeMin permanecerá hasta que ingrese el policía que aceptó ser el acompañante de KyungSoo por el resto de la noche.
Kai se dirige al sótano del hospital donde aparcó su carro, cuando ve una figura pequeña que sale de entre las sombras.
—Necesitamos hablar —dice XiuMin quien se muestra frente a él.
—Al carro, ahora —ordena severamente, mirando a los lados.
No le ha sorprendido, ya que Kai lo ha estado anticipando desde que se enteró de lo que había hecho XiuMin.
—No tengo mucho tiempo. Ya debe saber que me están buscando. —El cuerpo del prófugo tiembla y sus ojos siguen mirando hacia el frente—. Hice lo que me pidió, protegí a ese guardia.
—Hiciste más que eso, gracias. —Se sincera completamente.
Luego del trato que pactó con él, no confiaba en que lo cumpliera, y ha hecho más que eso al ponerse él mismo en peligro.
Una risa seca proviene del reo.
—Solo asegúreme que mi hermano y su familia están a salvo.
Kai asiente. Esa misma tarde se ha encargado de ello.
—JongDae y su esposa han comprendido la situación, y accedieron a reubicarse en Londres. Hace dos horas partieron en un jet privado. También me he encargado que alguien los reciba —le informa—, estarán viviendo por unos meses allí, pero mi intención es que se trasladen a otra ciudad, a una más pequeña. Está todo arreglado, el colegio de los niños, una casa y provisión mensual mientras se adaptan y puedan conseguir empleos.
—Es todo lo que quería saber —asiente con su mirada aún perdida—. Que ellos no carguen con mis pecados.
Le es inevitable no pensar en SeulGi o incluso en SeonHo. Cuando XiuMin le reveló las amenazas en contra de su hermano mayor; JongIn decidió hacer un trato con él, comprendiendo mejor que nadie la situación en la que el otro se encontraba.
XiuMin se remueve de su silla y una de sus manos se dirige a su zapato. Antes de decir algo más, el más bajo le entrega una cadena plateada, fría al tacto.
—Debe ser lo suficientemente importante, si ChangMin siempre lo tenía alrededor de su cuello. Creo que hay una memoría allí... No lo sé con certeza.
JongIn apenas la observa.
—¿Necesitas que te lleve a algún lugar?
No podrá brindarle protección, al fin y al cabo, es un soplón.
—No hace falta. —Minseok suspira—. Intentaré mantenerme a salvo hasta que pueda huir a otro país. Dígale a mi hermano que lo lamento mucho y que lo quiero como no tiene idea.
XiuMin sonríe brevemente, antes de abrir la puerta y salir, moviéndose entre los carros estacionados.
JongIn exhala el aire contenido, sintiendo el peso de lo que ahora tiene bajo su poder.
Los secretos que ChangMin mantuvo hasta el final están ahora en la palma de su mano.
Esta historia ya entra en su recta final😖
Muchas gracias por todo el apoyo y luv que han tenido a Dangerous Pink 💖
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