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Kai se encuentra de pie con su traje de dos piezas gris ceniza y su cabello oscuro peinado hacia atrás con un poco de gel. A su lado está el abogado Kim, con un traje similar al suyo, mientras escuchan la sentencia del juez frente a ellos.

JunMyeon parece aliviarse cuando el hombre de justicia dictamina su inocencia por lo que pide su pronta salida de prisión. El expelirrosa agradece con una reverencia y una leve sonrisa, la que solo es una fachada como el hombre de negocios inocente que es. Por dentro, no deja de pensar en los pocos días que tendrá en prisión, y si estos le serán suficientes. Kai ladea su cuerpo y educadamente estrecha su mano con la del abogado.

Una vez finalizado el juicio, abandonan el tribunal en compañía del guardia asignado, JunMyeon está atendiendo una llamada desde su celular mientras se dirigen a una de las salas de espera, Kai aún tiene que firmar una serie de documentos donde reconoce su nueva sentencia. Al interior, se complace al encontrar a TaeMin esperándolo, quien se pone de pie y empieza aplaudir con una sonrisa un tanto fanfarrona.

—El hombre del año es encontrado inocente, felicidades Kai Pink... ¿Qué pasó con tu cabello? —Taemin frunce el ceño, inspeccionando su figura.

—No sería Lee TaeMin si no tuviera algo por lo cual quejarse. —Kai dice con ironía, forzando una sonrisa. Observa el cabello de su amigo, sujeto en una coleta y un mechón verde menta que enmarca un lado de su rostro; incluso aunque luce así, su amigo se atreve a cuestionarlo.

—Justo cuando ya me estaba acostumbrando. —Niega con la cabeza.

Kai rueda los ojos. Su cabello volverá a ser rosado una vez lo lave y el tinte temporal desaparezca. Los dos se sientan una vez que las bromas terminan. JunMyeon, aún con el celular en mano, se dirige hacia la puerta para darles privacidad, mientras el guardia custodia afuera.

—Ya me enteré que te andas peleando, eso no es muy pinku de tu parte, diva de Incheon —comenta divertido con una pizca de cinismo.

Evita rodar los ojos por enésima vez en esos escasos minutos,

—Era necesario, necesitaba a ChangMin por fuera, luego de lo que el bastardo hizo —señala con amargura.

TaeMin ya sabía sobre lo sucedido, incluso antes que Kai le comentara. Ahora las familias de las víctimas están pidiendo justicia al gobierno, Lee SeungHoon ha debido dar un par de conferencias de prensa, señalando que se están haciendo las investigaciones frente al caso, sin ningún resultado por el momento. Al siguiente día tras lo ocurrido, Kai se había enterado que Leo, la rata de ChangMin, había torturado hasta provocarles la muerte. Todo estaba arreglado para que no fuese incriminado, todos lo sabían.

—Es mejor que salgas cuanto antes, Kai —comenta el otro hombre mirándolo seriamente—. Con ChangMin controlando Ilsan, no es mucho que puedas adelantar desde prisión.

Kai se cruza de brazos y mira con desdén. Sus aliados al interior de la cárcel se habían diezmado, ya sea por las amenazas o por un sentido de preservación de la vida, le habían dado la espalda, lo que no llegaba en un buen momento para su ya tormentoso humor. Sin embargo, salir de prisión es alejarse de Ilsan y no puede permitírselo.

—¿Qué hay de la familia del hombre muerto en Itaewon?, ¿pudiste localizarlos? —cuestiona en su lugar.

Para Kai es una pista importante. La semana pasada, TaeMin, a través del abogado, le había compartido información sobre el caso; el hombre que convulsionó unos meses atrás, debido a una sobredosis con esa pastilla hexagonal, había fallecido y extrañamente no fue autorizada una autopsia.

—No son muy buenas noticias. No hay rastro de ellos, Kai, parece que YunHo los sobornó para que sus padres y hermano abandonaran el país. Probablemente estén en China... Hay más —agrega con cierto misterio—, pero para eso necesito que salgas de prisión, olvídate de ese lugar —sentencia con una expresión firme.

Kai se mantiene pensativo, en tanto TaeMin parece dubitativo cuando le mira nuevamente.

—¿Aún sigues follando con ese guardia?

No le sorprende que se lo pregunte. Kai sonríe brevemente.

—Nosotros aún estamos viéndonos —señala tranquilamente, sin el ceño fruncido que lo ha acompañado en esos minutos. No es como si últimamente hayan tenido sexo, piensa con más detenimiento.

—¿Él sabe de tu pasado?

—Lo descubrió por su cuenta.

—Debe ser algo del destino, ¿no lo crees? —señala curioso.

Kai piensa que es estúpido la manera en la que TaeMin no esconde su lado más juguetón, y ríe de las estupideces que lanza su amigo sobre el destino.



Cruza miradas con XiuMin a unos metros desde donde se mantiene oculto, él hace un gesto con su mano sobre su frente y un leve asentimiento de cabeza, Kai se prepara mentalmente, entiende que esa es la señal que ha estado esperando, el cambio de turnos está sucediendo en ese momento, el mejor momento para acceder hacia el área en donde almacenan los objetos decomisados. Mira al reloj sobre su muñeca, solo tendrá como mínimo 4 minutos antes que el guardia encargado de custodiar aquel el almacén ingrese. Entretanto, Mino y Johnny se están encargando de desactivar las cámaras por periodos cortos, a fin de simular un daño en el CCTV y que nada sea captado por las cámaras.

Kai ingresa usando la tarjeta de acceso que Johnny había "tomado prestada", ajusta la puerta tras él, y sus ojos escanean rápidamente el lugar de pasillos formados por estanterías que llegan hasta el techo, repletos de cajas rotuladas. Intenta no perder la calma en esos minutos vitales, lee velozmente los números de cada uno de los pasillos hasta dar con la sección que ha memorizado; rápidamente se dirige hasta allí, le ha tomado 40 segundos. En ese pasillo, su dedo índice se desliza entre las cajas, en busca de la que necesita. En su mente maldice al notar que no se encuentran ordenadas de acuerdo al serial. Su corazón empieza a latir aceleradamente en esos segundos cuando finalmente encuentra la caja que corresponde a la fecha en la que KyungSoo había decomisado aquella pastilla.

Un minuto y 15 segundos, Kai se apresura en bajar la caja y abrirla para revelar su contenido, su ceño se frunce de inmediato, hay una infinidad de artículos apiñados en el interior. Mira su reloj nuevamente, y empieza a remover los objetos. Sus dientes se aprietan y un par de gotas de sudor aparece sobre su frente, puede escuchar las manecillas del reloj con su insistente tik tok. Había sido todo un desafío para el pelirrosa acceder a la información que requería para llegar a ese momento, sin recurrir a KyungSoo.

Dos minutos han transcurrido, sus ojos se amplían al encontrar finalmente en el fondo de la caja, las pastillas de ese azul zafiro, suspira aliviado y guarda dos ejemplares al interior de sus zapatos. Organiza todo lo que sacó de la caja sin ningún tipo de orden, se pone de pie con la caja en sus manos, a punto de dejarla donde la encontró, cuando escucha el censor de ingreso y al siguiente segundo la puerta se abre.

Sin tiempo que desperdiciar, Kai se apresura a deslizarse hacia el final de uno de los estantes al fondo, cuando al lugar ingresan dos guardias quienes parecen estar discutiendo por algo. Kai exhala el aire contenido y los observa con sigilo entre las rejillas, intentando mantenerse oculto en el diminuto espacio. Su cuerpo está rígido y las manos cerradas en puño caen sobre sus costados, uno de ellos se retira y el que queda se sienta frente al computador, dándole la espalda. Kai está colérico en ese momento, no podrá salir de allí sin ser visto. Se supone que el muy maldito de XiuMin le debió alertar de intrusos, y ni siquiera han pasado los cuatro minutos.

Kai no se puede arriesgar a que lo encuentren allí, alertando a ChangMin y, de paso, decomisando lo que ha podido obtener de ese almacén. No ahora que ha descubierto que a los reos los están drogando directo en sus venas, sin dejar evidencia alguna.

Pasan al menos cinco minutos, cuando el guardia se levanta de la silla y se dirige hacia uno de los estantes que está cerca de él, en esos momentos su corazón late con fuerza. El otro hombre está distraído, mirando hacia otro lado, Kai posa sus manos sobre el estante que lo oculta, si lo empuja este caerá sobre el guardia y así podrá salir, piensa con la cabeza fría. Puede hacerlo, aprieta sus labios en concentración y se prepara para derribarlo. El estridente sonido de una alarma en el corredor le hace bajar las manos de inmediato y en un impulso retrae su cuerpo. El guardia maldice y con premura sale de la habitación.

Kai regresa al patio central con un evidente mal humor que se lee fácilmente en sus facciones, una mirada desdeñosa se cruza con XiuMin que palidece cuando lo ve aparecer. Su sangre parece hervir, por su culpa casi termina siendo atrapado.

—Maldito infeliz —masculla entre dientes, empujándolo con fuerza, provocando que XiuMin trastabille y por poco caiga.

Johnny intenta apartarlo de Xiumin, pero que se jodan los dos, está molesto. Es una maldita rata, pero no lo va a permitir, la va a desterrar.

—I-Intenté advertirte. —Se excusa con una expresión miserable, que solo lo enfurece más.

El guardia Jung lo detiene con una advertencia antes que pueda golpearlo, pero Kai tiene la vista clavada en el más bajo.

—Estás acabado —le advierte severamente, antes de ser llevado a su celda.

Una vez en su celda, no deja de pensar que ¡XiuMin es un maldito traidor! Brama colérico llevando sus manos a su cabeza, se siente como un estúpido por no haberlo notado antes. Las miradas que se cruzaba con el perro de Leo, que ChangMin haya descubierto lo que estaba tramando con los presos que luego aparecieron muertos, y ahora esto, por poco fue encontrado en el almacén, cuando debió ser él quien le alertara y ¡no lo hizo! Pero esto no se quedaría así.

Sobre sus labios crece una sonrisa perversa y sus ojos parecen brillar con peligro.

En la tarde se encontrará con el abogado Kim, a quien podrá confiarle las pastillas. Luego de eso, se encargará de que XiuMin revele la mierda que le ha estado ocultando.



La salida de prisión de Kai será en 3 días, KyungSoo lo ha escuchado entre algunos de sus compañeros que hablan al respecto cuando coinciden en los vestuarios. Días atrás, Park se le había acercado para comentarle directamente sobre lo que fue el juicio de Kai, en el que fue hallado inocente de todos su cargos, lo que al más alto le había molestado, ya que argumentaba que era un grave acto de corrupción. En tanto, KyungSoo solo sonreía para sus adentros, el idiota se había salido con la suya. Solo espera que Kai haya podido dar con más pruebas de las que él ha podido hallar.

KyungSoo tiene un breve descanso entre su turno para alejarse del infierno del H7, así que se dirige en busca de agua para refrescar su rostro. Han pasado tres semanas desde que fue trasladado a ese lugar y aún no ha conseguido adaptarse, y duda que en algún momento lo logre. KyungSoo está agotado, cada día allí es un suplicio entre los presos aliados de ChangMin y sus compañeros de ese patio que lo ven como un enemigo, al no ser como ellos, sucias ratas a las órdenes de esas basuras. Al menos puede sentirse aliviado que aún no lo hayan relacionado directamente con Kai, de lo contrario sería más difícil estar allí.

Se mira en el espejo del lavabo, y todavía hay una sombra amarillenta alrededor de su pómulo izquierdo producto del golpe que le propinó uno de los reos. Sobre su ceja tiene un par de heridas abiertas de esa vez cuando uno de ellos le empujó y su rostro terminó contra la pared. Aunque ha podido defenderse, KyungSoo está cansado, y solo espera que una vez Kai salga, él pueda retomar sus guardias en ese patio.

Al regresar al pabellón, se arma de coraje, y con su rostro impávido y mirada intensa se pasea por las celdas repletas de presos que rechiflan a su llegada. Como siempre, KyungSoo no se deja amedrentar, sube al segundo piso y en una diminuta celda aislada del resto, encuentra al reo de mirada perdida tumbado sobre el frío suelo, mientras su cuerpo se sacude en leves temblores. Niega en silencio al ver el estado deplorable en el que se encuentra, y lo que más le enoja es que no puede ayudarlo como desea.

—Hey —susurra. KyungSoo se agacha y deja caer, en medio de los barrotes, un sándwich y una pequeña botella de agua con electrolitos—. Te traje esto, come por favor. —Mira hacia los lados, siendo precavido en no demorarse allí.

Se pone de pie, en tanto el preso lo mira con aquellos ojos que lucen carentes de vida. Lentamente, como si temiera de sus intenciones, se acerca hacia lo que le dejó y devora la comida, KyungSoo lo nota por el rabillo del ojo tras dar media vuelta, sonríe brevemente y continúa con sus rondas.

Cha EunWoo es el reo que en la primera semana le llamó la atención luego de verlo caminar con cierta torpeza, le había costado encontrarlo de nuevo, ya que constantemente están rotando de una celda a otra cuando él no se encontraba de turno. Sabe que antes de su llegada, EunWoo era uno de aquellos reos que desaparecían y volvían a ingresar, pero ahora, debido a su estado, no era de los elegidos. KyungSoo lo supone y le irrita que aunque haya estado en enfermería un par de veces, siempre era regresado al pabellón, permaneciendo aislado del resto.

Su turno llega a su fin y al siguiente es su día de descanso, KyungSoo respira aliviado con toda la carga laboral sobre sus hombros, está tan cansado que tarda en notar que lo han estado siguiendo de camino a su casa. Por el resto del trayecto, se aferra a su navaja dentro de los bolsillos de la chaqueta, su mente alerta para el momento que alguien le llegara atacar. Sabe que lo han estado vigilando en esas últimas semanas bajo las órdenes de YunHo, esa ha sido la razón por la que KyungSoo no se ha aventurado en ir en busca de algún familiar de EunWoo en la ciudad de Anyang.

Al ingresar a su hogar, respira aliviado una vez verifica que todo se encuentre en su lugar.

Luego de bañarse, se encuentra mirando un programa musical en la televisión de su habitación, tras una hora, no se sorprende que sus pensamientos hayan quedado estancados alrededor de cierto pelirrosa que no sale de su cabeza, aunque lo intente. No ha visto a Kai en estas últimas semanas, apenas sabe lo que está pasando con él. Ha perdido la cuenta de las veces en que cada noche termina dándose placer con su nombre saliendo entre sus labios. Lo extraña, y el deseo por estar con él y no poder, lo desquicia cada día más. Le había prometido que se verían. Lleva sus manos a su cabello que ha crecido y cae por su frente, ahogando un grito de desesperación.

KyungSoo se sobresalta cuando alguien toca la puerta de su casa, claramente no espera a nadie, toma el arma que esconde en uno de los armarios y, con esta en mano, abre la puerta. Su boca se abre en sorpresa al ver a la figura más alta que él.

—¿SeHun? —pregunta extrañado—. ¿Qué haces aquí?

El otro hombre que usa una gorra para cubrir su cabello oscuro, lo mira con intensidad.

—Vine porque quiero saber en qué estás metido, KyungSoo.

SeHun ingresa a su casa sin que KyungSoo le invite a hacerlo. Niega con la cabeza, y encara al más alto.

—¿Cómo sabes dónde vivo?

—Soy policía —le recuerda. SeHun se sienta y junta sus manos— Y bien, ¿qué está pasando?

—Ni siquiera sé por qué hiciste todo este viaje desde Seúl. No tenías que hacerlo. —KyungSoo, aún desconfiado, se cruza de brazos.

—Luego de tu extraña petición, fueron asesinados dos presos en donde trabajas, claramente está pasando algo... Además... —SeHun se detiene.

—Además, ¿qué? —KyungSoo empieza a desesperarse.

—Hay gente de la mafia muy peligrosa allí, KyungSoo, gente que no dudaría en matar si alguien se interpone en sus asuntos.

—Lo sé, pero ese es mi trabajo.

—¿No te estás metiendo en ningún problema? —cuestiona SeHun, con una expresión severa.

KyungSoo mira hacia otro lado y niega, lo que provoca una media sonrisa en el otro hombre.

—Explícame por qué te están vigilando. He visto a un par de hombres merodear tu casa. Antes de tocar a tu puerta, los vi —le asegura.

Se siente como si finalmente no tuviera escapatoria, SeHun es policía, sabe cuándo le mienten, y es un cabezota, además le ha ayudado en el pasado. KyungSoo se debate internamente.

—Puedes confiar en mí. Sé que eres reservado, siempre lo has sido desde la academia, pero esta vez no aceptaré que simplemente te quedes callado.

—Esto es serio, SeHun. —KyungSoo mira directamente a su amigo, necesita confirmar que lo está escuchando con atención—. Lo que está pasando al interior de Ilsan es algo grande, y si te cuento esto es porque confío en ti. No te pediré que me ayudes, porque es peligroso, ya te diste cuenta, esas lacras me están siguiendo.

—Está bien, puedo lidiar con esto. No es como si mi trabajo fuera un campo de rosas. Habla de una vez.

Asiente ligeramente con la cabeza. Aprieta fuertemente los ojos y decide, como pocas veces en su vida, confiar en alguien.



Tras su regreso a la penitenciaría, luego de un día de descanso que pasó en compañía de SeHun, con quien estuvo discutiendo hasta altas horas de la madrugada, KyungSoo le había revelado todo, o bueno, casi todo, exceptuando por su relación más íntima y personal con Kai, aunque sí le comentó sobre sus días como luchador. SeHun al igual que él, tiene un alto sentido de justicia, sabe que lo que le ha revelado lo ha encabronado y probablemente estará pensando y haciendo sus propias conjeturas para resolver este caso.

Está terminando de vestir su uniforme, cuando recibe el nuevo itinerario para esa semana. KyungSoo al principio no lo cree y debe leerlo nuevamente, sus ojos parecen brillar mientras sonríe, alternará entre los pabellones D7 y H7, empezando desde ese turno. Siente que su humor se aligera y, mientras se dirige al patio, no deja de pensar en que finalmente lo verá, se pregunta cuál será su expresión cuando lo vea, ¿él también lo habrá extrañado? Algo en la respuesta que llega a su mente provoca que su sonrisa se extienda y sus mejillas se calienten.

KyungSoo iniciará el turno escoltando a los reos del D7 de regreso a sus celdas, pero al ingresar al patio, se da cuenta que ha estado tan distraído que no nota lo que ha estado pasando hasta que mira la escena desarrollándose frente a él, un par de enfermeros llevan en una camilla a uno de los reos, no distingue de quién se trata, hay más guardias allí y en el ambiente hay una ola de agitación. Se interna en el patio, intentando encontrar una mata de pelo rosado, en su lugar encuentra a Jung, quien sonríe divertido aunque logra verse jadeando.

—¿Qué ha sucedido?

—Bienvenido de regreso, Do. Parece que te acabas de perder el momento en el que Kai recibirá el castigo que merece.... El muy estúpido no pudo aguantarse en su último día aquí. —Se jacta Jung ante KyungSoo que lo mira desconcertado.

Sus pensamientos van de un lado a otro, mirando a su alrededor para intentar entender. Él vio cuando llevaban a uno de ellos en una camilla. KyungSoo maldice en su interior, y otro sentimiento aparece que lo pone nervioso, aunque intenta no verse afectado.

—No me digas que ha quedado muy mal —señala KyungSoo en un tono jocoso, pero la mueca que le acompaña es contradictoria, por suerte el otro guardia no parece notarlo.

—¿Qué? ¡No! —Niega enérgico—. El puto de Kai casi mata a golpes a uno de sus sucios colegas, parece que ha descubierto una rata... Idiota.

—Eso sí que es interesante. —KyungSoo traga el nudo en su garganta, sin mucho que aportar a esa conversación. Qué ha sucedido en esas tres semanas,

—Lo es. Ahora pasará su última noche en el calabozo. Espero disfrute su noche. —Se burla Jung.

KyungSoo sonríe incómodo, y decide que es el momento de finiquitar esa extraña conversación con Jung, que parece más radiante hasta el punto de olvidar sus obligaciones.

Regresa al D7 con un reo menos, cuando se adentra a ese largo pasillo mira hacia la celda de Kai y se sorprende al encontrarla tan modesta como debió ser desde el inicio; se siente como una despedida. Le toma unos segundos continuar con sus rondas, su corazón se siente pesado y el buen humor ha desaparecido, hay esa clase de sensación extraña en su pecho, no está enojado, pero no se siente bien.

KyungSoo encuentra al guardia Park a la entrada de ese pabellón, lo mira desconcertado, parece que lo ha estado esperando.

—¿Qué haces aquí, Park?

ChanYeol lo mira extrañado como si no esperara su pregunta.

—Relevo de turno.

KyungSoo mira su reloj, su turno ha finalizado, pestañea repetidamente.

—Parece que has estado muy distraído. Supongo que debes pensar en el D7 como un paraíso comparado con el H7.

Ríe débilmente, porque por muchas razones el D7 es o fue ese lugar, como un pequeño paraíso, incluso cuando al inicio lo detestaba.

ChanYeol está en su radio, asintiendo, su expresión se vuelve severa cuando lo mira de regreso.

Está bien, le diré si acepta.

ChanYeol deja su radio nuevamente sobre su cinturón.

—Era WooBin, parece que algo le ha sentado mal en el almuerzo y no podrá continuar con su turno. No desea decirle a nuestro superior...

KyungSoo empieza a negar, detestando lo que está implicando.

—Él está custodiando al reo 1488 en las celdas de castigo, ¿puedes reemplazarlo? Él dice que luego te devolverá el favor.

Realmente desea reír, porque ahora todo parece muy sospechoso para ser una simple coincidencia. En su lugar, KyungSoo rasca su frente con la expresión más aburrida en su rostro.

—Realmente, estoy muy cansado, Park. No creo que pueda.

—Por favor. WooBin es nuevo y es como nosotros.

"Como nosotros". No sabe a qué se refiere, pero no desea indagar en ello en ese momento. ChanYeol sigue insistiendo, cree que ya es suficiente.

—Está bien —señala perezosamente—. Dile que en 20 minutos estaré allí. Además, ustedes dos me deben una grande.


KyungSoo está nervioso cuando desciende al último nivel de la penitenciaría donde se encuentran las celdas de detención. Tuvo un momento difícil, incluso se había bañado y le tomó más de veinte minutos llegar allí. WooBin parece aliviarse cuando lo ve, aunque es por segundos, cuando su rostro se vuelve a contraer, él realmente luce enfermo. El guardia más alto que él le agradece precipitadamente, con sus manos sobre su estómago y sale disparado de allí, dejándolo solo en ese lugar.

Pasan unos segundos, cuando la puerta que custodia se abre desde adentro, KyungSoo sonríe radiante al ver a Kai. La mano del pelirrosa se enrolla sobre su muñeca y es prácticamente jalado hacia el interior de la habitación.

La mirada oscura y peligrosa de Kai está sobre él, KyungSoo enmudece cuando alza su rostro, mientras su corazón late aceleradamente y sus alientos se combinan.

—Te extrañé como un loco, KyungSoo.

Los labios de Kai están sobre los suyos, en un beso devorador que sacude deliciosamente su interior. KyungSoo no puede decir con palabras lo mucho que él también lo ha extrañado, en su lugar, espera que su cuerpo hable mejor de sus verdaderas intenciones durante toda esa noche, y de ese deseo incontrolable por él, por ese maldito pelirrosa.


...Y el siguiente capítulo deberá ser 🔥🔥 porque los dos se han extrañado.

Nos leemos en la prox actu! 💜 a cuidarse, porque a KyungSoo no le gusta que enfermemos  u_u

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