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Antes de que bloquearan su usuario en la red de la penitenciaría, KyungSoo logra acceder al expediente de Kai, imprime el documento y lo guarda presuroso en su mochila. Con aquella información sale de la cárcel por lo que será una larga semana. En su mente va repitiendo aquel peculiar encuentro con Kai minutos atrás; ni siquiera se está deteniendo a pensar acerca de la advertencia que le hizo SeungHoon y la charla que tuvieron.
El nombre real de Kai es Kim JongIn, actualmente tiene 29 años y es de Incheon. Una vez en su casa, KyungSoo se encuentra revisando su expediente. Meses atrás, cuando recién ingresaba a trabajar a la Penitenciaría de Ilsan, había revisado el mismo documento y, en aquella ocasión, nada de lo que ahora leía le había llamado la atención, olvidándolo fácilmente. Sin embargo, la situación ha cambiado, y bajo una nueva óptica, su interés va creciendo.
Si Kai tiene asuntos pendientes con YunHo, es porque en algún momento sus caminos debieron cruzarse, reflexiona KyungSoo; aunque Incheon no es su territorio, sus turbios negocios operan desde Ilsan; por lo que aún no tiene idea sobre cómo llegaron a ese punto, en donde Kai está adelantando toda una venganza en contra. Tal vez no se deba a un evento del pasado como ha creído.
Tras dos extensas horas, KyungSoo suspira pesadamente, ni el expediente penal de Kai ni el archivo policial adjunto le han dado pista de su enemistad con YunHo, ni de su pasado, que al parecer han tratado deliberadamente de borrar de su expediente, salvo por su educación superior. Está impresionado, no puede evitarlo, Kai, o mejor dicho, Kim JongIn, es un egresado con honores del departamento de Finanzas de la Universidad de Seúl; no ha imaginado que sea así de inteligente, ni mucho menos que sea dedicado en sus estudios. Una media sonrisa se dibuja en sus labios al recordar que en más de una ocasión, durante sus rondas, lo había encontrado en su celda con una expresión concentrada, sujetando un libro entre sus manos; siempre pensó que lo hacía para aparentar frente a él y que en realidad solo usaba las hojas como pañuelos.
KyungSoo sigue sin conocer exactamente la ocupación de Kai en la mafia a la que pertenece, aunque ha podido deducir que se trata de un cargo poderoso, y ahora imagina que al ser un egresado de una universidad tan prestigiosa debe ser todo un hombre de negocios dedicado al crimen organizado. Tal vez sea en su expediente universitario en donde encuentre la información que necesita sobre su pasado. Su sonrisa logra extenderse, KyungSoo conoce a la persona que le ayudará.
Acto seguido, llama a SeHun, su contacto de confianza en la policía, con quien mantiene una extraña amistad que se alimenta de desplantes y prolongadas ausencias. KyungSoo sabe que su hermana, GoEun, trabaja en el área administrativa de esa universidad, una tremenda casualidad que no desaprovechará. Su... amigo podría persuadir a su hermana para que acceda a los registros de Kai, el inconveniente, por supuesto, es convencer a SeHun, quien tras mencionar su solicitud, no ha dudado en desconfiar, y no es sorpresa para él, ya que se trata de la misma persona que la semana pasada lo ayudó al dar con una pequeña pista sobre aquel reo desaparecido.
—Esto tiene que ver con tu insistencia sobre ese tal Wonstein, ¿no es así? —cuestiona SeHun.
Casi puede verlo juzgándole con la mirada sin mover ni un solo músculo de su cara.
—Es parte de una verificación de antecedentes de un par de reos —contesta tranquilamente—, corroborando que todo esté en orden y no haya falsificaciones en la información recibida.
Puede escuchar la respiración de su amigo, probablemente no le ha convencido y está analizando lo que le ha mencionado.
—Tendrás qué decirme qué te traes entre manos, KyungSoo. —agrega totalmente desconfiado—. Esto no me está gustando. Si esto es un tema delicado debes-
—Tienes mi palabra —le asegura, interrumpiéndolo—. Pronto te comentaré lo que está sucediendo, por el momento necesito que me ayudes con esto.
—¿De quién se trata esta vez?
KyungSoo se relaja tras segundos en los que la línea se mantuvo en silencio.
—Se llama Kim JongIn, él está actualmente en prisión. —Hace una mínima pausa—. Necesito confirmar un par de datos en su expediente universitario —explica. Espera que SeHun no le haga más preguntas.
—Veré que puedo hacer —señala, a lo que le ha parecido cortante.
Luego que KyungSoo tiene cubierto parte de los antecedentes que necesita, se detiene por un momento a pensar en lo que habló con su superior ese mismo día y en las revelaciones que le hizo. Se desploma cansino sobre su cama y su vista se dirige al blanco techo; simplemente no cree poder cumplir la orden de su superior de mantenerse alejado de Ka. Es consciente que se han estado acercando, y esto es en parte al odio y resentimiento que guardan hacia las mismas personas, y el deseo de ver a ChangMin y YunHo completamente destruidos. Además, está toda esa lujuria y deseo que el cuerpo del criminal siempre ha despertado en él, y de la que no cree poder liberarse tan fácilmente como quisiera, pues es como una droga.
Sabe que es un estúpido, se reprende en su mente, desde el primer momento en que dejó que Kai se metiera en su cabeza, hasta el descuido que lo terminó delatando ante SeungHoon.
Han pasado cinco días desde su suspensión, KyungSoo por primera vez sale de su casa rumbo a un supermercado cercano y es cuando nota que lo han estado siguiendo. Discretamente su mano se desliza y corrobora la navaja oculta bajo su sudadera, si alguien decidiera atacarlo en ese momento, podrá defenderse.
Su rostro se mantiene frío e intenta seguir caminando entre los estantes de comida como un cliente más, pero no puede concentrarse. Su ceño se frunce al recordar las palabras de Kai, se ha puesto nuevamente en el radar de YunHo, prácticamente entró a la boca del lobo cuando fue tras la pista de aquel reo en ese distrito que debe ser territorio de la mafia de YunHo; no hay manera que alguien de parte Kai lo haya seguido hasta allí. KyungSoo lo comprende tardíamente, un escalofrío invade su cuerpo, es YunHo quien debió dar la orden para que lo siguieran.
Por el rabillo del ojo, KyungSoo nota la silueta del hombre acercándose, así que de manera inesperada y rápida, da media vuelta, sujetándolo del cuello. El otro hombre ni siquiera ha previsto su movimiento y es fácilmente doblegado.
—¿Quién demonios te envió a seguirme? —masculla completamente colérico apretando su agarre en su cuello, contra el estante detrás.
—Perdón, no me hagas daño —dice con voz ahogada y sus pequeños ojos reflejando miedo.
KyungSoo lo suelta de inmediato, algo no encaja. El extraño luce como un pequeño cachorro, es de complexión delgada y de su misma estatura.
—No debí intentar asustarte. Grave error —menciona tímidamente el extraño quien viste un uniforme hospitalario verde oscuro.
KyungSoo lo mira confuso, sabe que lo ha visto en alguna parte.
—Veo que no me reconoces, soy Byun BaekHyun.
Estrecha la mirada, aún no logra descifrar quién es.
—Del bar, nos vimos dos veces —señala con sus dedos.
—Ah, claro —KyungSoo se mantiene inexpresivo—. Lo siento, no debiste seguirme.
—Es mi culpa, solo quería saludar.
Da un paso adelante para recoger su canasta que quedó en el suelo, pero Byun lo detiene.
—¿Te gustaría tomar un café conmigo? Acabo de salir de un turno en el hospital y-.
KyungSoo lleva una mano a su frente y le dedica una mirada comprensiva al otro hombre.
—No hago esto, solo fue un encuentro casual... Olvídalo.
Byun baja la mirada, KyungSoo nota el enrojecimiento en su cuello y siente una punzada de culpabilidad, por lo que, aunque algo renuente, termina aceptando la invitación, de todas maneras le vendría bien una distracción.
—¿Estás saliendo con alguien, KyungSoo? —le pregunta luego de que ordenan su pedido.
KyungSoo duda por un momento antes de negar a la pregunta. BaekHyun arquea una ceja en su dirección, no parece convencido con su respuesta.
—Es complicado —añade, y se detiene a pensar, no está saliendo con Kai, es algo meramente sexual, no debe ser complicado definir lo que tienen, aun así, no diría que es sencillo.
Su respuesta solo parece aumentar la curiosidad de BaekHyun.
—¿Es alguien del trabajo? —pregunta con una sonrisa pícara—. ¿Es un romance prohibido?
KyungSoo ríe incómodo ante las suposiciones que traen algo de verdad a la mesa.
—No lo llamaría así precisamente. Es... —La imagen de Kai con todas sus excentricidades aparece en su mente, y en cada ocasión que lo ha sacado de quicio—. Es una persona difícil y no hay nada romántico —le asegura—, solo es sexo sin compromiso.
—Sin compromiso —murmura con un mohín en sus labios—. ¿Así que estás disponible para otro encuentro casual? —propone bajo un tono encantador dejando su timidez a un lado.
KyungSoo le muestra una pequeña sonrisa de lado y se acerca a Byun, tomándolo suavemente de su mentón.
—En otro momento, créeme, no hubiese declinado la oferta —susurra muy cerca de sus labios—. Debería irme ya.
KyungSoo se aleja de allí con una sonrisa triunfante en sus labios, solo tiene que esperar dos días para volver a verlo y saciar así su deseo.
Es solo sexo, repite en su mente.
Con el correr de los días, el carácter de Kai se ha vuelto violento y hosco para sus esbirros. Sin donde canalizar su ira, sin saber del estúpido de Do y el limitado tiempo para dar con una prueba fehaciente de lo que ocurre en ese lugar; no es extraño que el único que remotamente le dirija la palabra sea XiuMin, corriendo el riesgo de ser golpeado en cualquier momento por un malhumorado pelirrosa.
Como lo había previsto Kai, al día siguiente, luego de su paso por el hospital, ChangMin ingresó a prisión portando un collarín ortopédico y los rumores crecieron sobre lo que había sucedido. Parecía que eso era justamente lo que ChangMin quería, esparcir rumores sobre cómo provocó a un guardia para que perdiera los estribos en su primer día. Y al pelirrosa le enerva que el estúpido de Do no se haya podido controlar, poniéndose tan fácil en el blanco.
La dinámica al interior de la cárcel, evidentemente, ha cambiado, a pesar de encontrarse en patios separados, algunos presos huyeron como ratas para lamerle las bolas a ChangMin. Que la prisión se encuentre justamente en Ilsan, en pleno corazón de su mafia, le otorga un aparente poder a ChangMin. Mientras Kai, solo es ese miembro de una mafia rival que se escabulló bajo sus narices en su territorio, sin que pudieran impedirlo.
Ahora, en la penitenciaría convergen dos organizaciones altamente poderosas.
En esa mañana, Kai se dirige al patio con una mirada amenazante sobre los reos que se aglomeran en el lugar; se dirige hacia el improvisado gimnasio, donde sus lameculos lo están esperando con alguna novedad, o eso espera.
—Se trata de Jinu —murmura Mino entre dientes.
Kai sonríe complaciente, mirando a su alrededor. Más que nunca, debe pensar con cabeza fría y saber mover muy bien sus fichas.
—Hacía dos semanas que estaba en prisión cuando se lo llevaron —agrega—. No saben cuál es su nombre real... Y al parecer a algunos de los presos les dijo que era de Ilsan.
Kai asiente formando una línea entre sus labios apretados, y escucha con atención los detalles. Jinu, ahora ya sabe quién fue ese segundo reo abandonado aquel día.
Desde la semana pasada, cuando se enteró a qué patio ChangMin sería asignado, Kai ha sospechado que debe ser allí el lugar principal donde aparecen y desaparecen los reos. A través de Johnny y Mino, y de un par de infiltrados en el otro patio, ha estado adelantando un par de movidas, obligando a hablar a uno que otro reo.
—¿Qué hay de su compañero de celda? —pregunta.
Mino extiende una sonrisa relajada, mientras XiuMin y Johnny parecen lidiar con una conversación banal, aunque en realidad solo están vigilando que no los escuchan, especialmente Leo y sus cercanos. El reo más reciente en ese patio no es más que el perro rabioso de ChangMin, que siempre está al acecho, con sus pequeños ojos que parecen retar a XiuMin cada tanto.
—Choi SeungHyun de Seúl, tenía una condena de 20 años y llevaba cumpliendo 5 cuando desapareció durante la noche en la que Jinu fue regresado a prisión —sigue informando Mino con cautela.
En su interior, Kai está bastante complacido con la información obtenida. Probablemente no sea difícil rastrear al compañero de Jinu. Mañana al reunirse con su abogado, podrá enviarle un recado a TaeMin con toda la información que posee. Ha decidido no involucrar más a KyungSoo, el estúpido ya se ha metido en suficientes problemas y solo espera que no se deje provocar de nuevo.
Al día siguiente podrá ver a Do y advertirle. De repente, su sonrisa se hace más grande, es evidente que su humor se ha aligerado y no solo es por los avances en su caso contra YunHo.
KyungSoo se encuentra particularmente tenso a su regreso a la penitenciaría, una semana después, es una sensación familiar que le invade, justo como la primera vez que ingresó a aquel lugar y jamás se imaginó todo lo que esas cuatro paredes pueden ocultar.
Ajusta su gorra y se cerciora que el armamento sobre su cinturón esté completo. Mientras está en los vestidores, revisa su itinerario, una débil sonrisa asoma en sus labios al comprobar que continúa con rondas en el D7, aunque ahora tiene más actividades en los exteriores como en los comedores y en el patio; supone que no es prudente que SeungHoon, de improvisto, lo hubiese trasladado a otro pabellón considerando que no hay justificación aparente. Esto solo lo invita a actuar con cautela.
En seguida, otros de sus compañeros ingresan al área, KyungSoo se resiste en mandarlos a la mierda cada que escucha susurrar su nombre entre acusaciones y discretos señalamientos contra él. Luego de prepararse para su itinerario, sale de allí manteniendo una expresión hermética y llamando a la calma en su interior.
Son las diez de la mañana cuando los reos salen de sus celdas al patio, los otros guardias dedican miradas amenazantes a los presidiarios, listos para detener cualquier confrontación mientras los vigilan. En tanto la expresión de KyungSoo se mantiene pétrea y no mira a ninguno de los reos directamente a sus ojos; sin embargo, es capaz de percibir los señalamientos a su alrededor. Su mandíbula se aprieta sin mucho que pueda hacer para evitarlos y sigue haciendo sus rondas en el patio.
Entonces KyungSoo lo ve, una mata de cabello rosa descuidada que pide urgentemente un corte, va apareciendo en su campo visual, una sensación de deja-vu le invade al verlo caminar de manera firme y elegante como si fuera el amo del lugar. Encuentra a Kai mirando en su dirección como si los dos se hubiesen estado buscando, comparten un par de sonrisas cómplices, es algo fugaz, pero que logra enviarle una sensación cálida a su pecho que se desvanece en un parpadeo.
No hacen nuevamente contacto visual y, justo como aquella primera vez, evita patrullar cerca de la zona de gimnasia donde se encuentra escoltado por sus lameculos, mientras sostiene un paleta roja entre sus labios. Tardíamente nota otra mirada inquietante, uno de los reos le sonríe burlonamente cuando pasa cerca de él, la expresión de KyungSoo no se ve perturbada, supone que debe tratarse del otro reo que ingresó el mismo día de ChangMin... Debe ser un aliado de este, supone.
El receso pronto finaliza, y KyungSoo se encuentra escoltando a los últimos reos a sus respectivos pabellones, no ve a Kai en esos minutos, su ceño se frunce levemente; pudo haber ingresado desde antes, piensa, aunque probablemente ese no sea el caso.
En las próximas horas debe hacer vigilancia alrededor de los patios y en los exteriores, verificando que todo esté en orden. Hace sus rondas, mirando repetidas veces su celular, ya que SeHun le dijo que ese día le enviaría un correo sobre los antecedentes de Kai, los cuales ha estado esperando por una larga semana.
—¿A dónde crees que vas? —murmuran desde detrás tomándolo por sorpresa.
Su cuerpo se tensiona al instante listo para contraatacar, cuando KyungSoo siente un par de manos, ya conocidas, aferrándose a sus caderas.
—Suéltame de inmediato —indica en voz baja, temeroso que alguien llegue a verlos.
—Shh, te tengo, cariño —susurra sobre su oído—. Confía en mí.
Prácticamente, el pelirrosa lo empuja a un lado del pasillo por el que hacía sus rondas, hacia una puerta abierta, donde aparentemente lo ha estado esperando.
—¡¿Qué carajos?! —exclama malhumorado—. Nos pudieron haber visto —KyungSoo no sale de su agitación al reclamarle.
El cuarto al que fue arrastrado es una sala de descanso para los guardias como él, por fortuna sin cámaras, y no un lugar para criminales, aunque eso no parece importarle a Kai, quien le muestra una sonrisa radiante, cargada de confianza al asegurar la puerta tras él.
—No te preocupes, dulzura, está todo controlado para tener un momento a solas... Te extrañé, ¿tú no? —señala con su voz aterciopelada que calienta su piel. Se acerca, pero KyungSoo se resiste y da un paso hacia atrás.
—Ese no es el punto.
Por mucho que desee dejarse llevar, no es ni el momento, ni el lugar para ser tan descuidados, sobre todo con la advertencia de SeungHoon tan reciente y con ChangMin alrededor. Su espalda termina chocando contra la pared, a medida que Kai se acerca.
—Debemos parar, Kai.
El más alto no parece sorprendido ante su resolución, que ni siquiera ha salido con la firmeza que le hubiese gustado.
—Por supuesto, cariño. Si eso es lo que quieres, vamos a detenernos —expresa con una sonrisa ladina frente a él.
Pasa saliva con dificultad, su corazón late aceleradamente ante la intensidad con la que aquellos ojos oscuros lo miran. Finalmente, KyungSoo sabe que es en vano resistirse.
—Estás demente —añade con una ligera sonrisa.
Kai le quita su gorra, lo toma de sus mejillas y sus labios se tocan. Comparten un primer beso cargado de desesperación y lleno de picardía cuando sus bocas se fusionan. KyungSoo siente una descarga de electricidad en todo su cuerpo, sus ojos están cerrados y sus manos se aferran en los hombros del más alto, mientras las de Kai han descendido hasta su cintura, acercándolo, queriendo más de él.
Se deja inundar por el deseo que va despertando entre sus labios conectados en cada beso que va subiendo de intensidad. Su lengua se pasea lenta y tortuosamente en su boca que lo recibe gustosa. Desea más.
Cuando se detienen, los dos respiran de manera agitada, los pequeños ojos de Kai le regalan una mirada oscura consumida por la lujuria. Sus labios están rojos e hinchados, probablemente como los suyos.
—Necesitamos-.
KyungSoo le ahorra sus palabras y vuelve a juntar sus labios, esta vez en un beso lento pero no menos pasional. Kai le quita su chaleco y este termina en el suelo. Muerde su labio inferior, tumbando al más alto hacia el sillón detrás, en tanto él se sienta sobre su regazo con una sonrisa traviesa y empieza a desabotonar la parte superior del uniforme del reo, mientras sus labios se deleitan probando la piel de su cuello.
—Maldita sea, yo también extrañé esto —expresa Kai sonriendo, mientras sus ojos permanecen cerrados, dejándose llevar por el toque de las manos del guardia sobre sus pezones.
KyungSoo puede sentir qué tanto lo ha extrañado por el bulto que va creciendo bajo él.
—Tenemos que hablar, Do. Antes de ponernos...
KyungSoo suelta una débil risa cuando los ojos de Kai están bien abiertos, y mira una de sus manos sobre su verga, gimiendo sin poder evitarlo. Tal vez sea por la tensión que acumuló en esa larga semana, que agradece ese único momento que le permite relajarse, aunque tarde o temprano deba afrontar las consecuencias.
—¿Qué decías?
Está jugando con sus nervios, cuando su mano se introduce dentro del pantalón del otro, provocativamente, lo que termina en un jadeo del pelirrosa y que sus mejillas estén completamente ruborizadas. Arquea una de sus cejas, esperando una respuesta.
—Está bien, vas a comerla y luego hablaremos. Tenemos tiempo suficiente —dice mirándolo a los ojos, en un intento de mantenerse con una actitud firme.
Sonríe traviesamente, poniéndose de rodillas ante su longitud, termina de bajar su pantalón y su ropa interior, hasta que no hay nada en medio de su verga y sus labios. La sensación de su polla dentro de su boca, aunque algo extraña, no deja de ser placentera mientras lo toma lentamente ahuecando sus mejillas una y otra vez. Su lengua se pasea por sus venas hinchadas, al tiempo que sus ojos siguen fijos en las reacciones que causa en Kai, excitándose aun más con la viva imagen del erotismo, y su nombre que sale de sus abultados labios entre gemidos.
No se siente nada mal perder el control de esa manera, dejarse dominar por su deseo que parece nunca desaparecer cuando se trata del pelirrosa. Deleitándose con las sensaciones de Kai follando su boca y la explosión del sabor salado que cae entre su boca, una vez que el éxtasis golpea al pene que tiene entre sus labios.
—Demonios, Do —jadea Kai con sus ojos entrecerrados—. No esperaba que la mamaras así. Siento que debo pagarte.
—Ya luego lo harás —responde cándido y se sienta nuevamente sobre su regazo, pensando en el momento en que vuelva a enterrarse en ese apretado culo.
Comparten un par de besos más antes que Kai vuelva a insistir en hablar y, por mucho que a KyungSoo le encantara la idea de olvidarse de su alrededor y prolongar esa huida de la realidad, no lo consigue.
KyungSoo exhala y es el primero en hablar:
—Así que, no fuiste tú quién me ha estado siguiendo.
—Te metiste en su territorio, ¿qué esperabas, Do? ¿Una tarjeta de felicitación? —le reclama evidentemente molesto, dejando olvidado su lado coqueto—. No tenías que hacerlo.
—Debiste decirme en primer lugar que todo era sobre YunHo, ¿cómo iba a saberlo?
—¿Qué fue lo que te enteraste sobre ese reo? —pregunta a cambio con una expresión seria—. Espero que haya valido la pena el riesgo.
KyungSoo resopla aún alterado, sintiendo las manos de Kai que rodean su cintura en una posición que le parece demasiado íntima, a pesar de sus palabras. ¡Qué demonios! Se da cuenta que sigue sentado sobre sus piernas como si fueran amantes. Niega y se desajusta para sentarse en una silla frente a Kai, quien mantiene una expresión fría y no le dice nada al respecto.
Le comenta lo que averiguó sobre Wonstein, también le manifiesta lo que ha considerado, y es que probablemente ninguno de los hombres que usan para sus desagradables propósitos son criminales, en primer lugar, solo son jóvenes inadaptados que tomaron una mala decisión. Esto envía una ola de recuerdos de su juventud. Ahora que sabe que esto es sobre YunHo, no deja de pensar en si él hubiese terminado como esas personas, reclutado en una cárcel como un criminal para luego desaparecer, sin que nadie se preocupara por él.
—Sabes que esto no es algo nuevo para YunHo, ¿verdad? —cuestiona KyungSoo—. Desde hace muchos años él estaba reclutando jóvenes para que fueran acompañantes de sus fiestas y-
—Lo sé —Kai le interrumpe y responde con una extraña mueca en su rostro.
KyungSoo frunce el ceño con lo que el pelirrosa transmite en esos segundos. Una conclusión se forma en su mente, lo que explicaría la sed de venganza de Kai, y no le agrada.
—¿Acaso tú fuiste uno de esos jóvenes reclutados?
Kai le muestra una débil sonrisa que no se refleja en sus ojos.
—Hubiese sido más fácil de esa manera, KyungSoo.
Su respuesta, con una nota de nostalgia, solo lo llena de intriga. Se inclina sobre su silla hasta que sus rostros están a escasos centímetros, aunque sin un propósito lujurioso; es algo más íntimo que eso, señala KyungSoo en su mente.
—Entonces, ¿por qué, Kai? —susurra alzando la mirada—. ¿Por qué te quieres vengar de YunHo?
Kai suspira y los recuerdos de aquellos años llegan a su mente.
En el anterior capítulo una personita comentó que el problema sería que se mantuvieran a raya 😏 , y sí, tenía razón, el Kadi demostrando que no pueden resistirse a los placeres 😂
Cuéntenme qué esperan en los siguientes capítulos, estaré leyendo sus comentarios 💗
Hay un fanart genial de Dangerous Pink que una lectorcita hizo con mucho cariño, denle luv en su cuenta en instagram: nemochingu
Nos Leemos en el próximo capítulo!
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