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KyungSoo ve a ChangMin siendo escoltado por dos guardias a su lado, e irreparablemente siente las fibras de ira creciendo en su interior por todo el dolor que le ha causado. Es increíble que siga viéndose igual de bien como lo hacía once años atrás, caminando por el largo pasillo con un porte elegante y una sonrisa brillante, muy fuera de lugar para un sitio como este. Entretanto, él aguarda desde su posición a la entrada del departamento de ingresos, junto a otros dos de sus compañeros. Respira profundamente en una lucha por mantenerse sereno y no sucumbir a esa herida que se abre en su interior y le pide vengarse en nombre de SeonHo y SeulGi.

A escasos dos metros de distancia, ChangMin parece finalmente reconocerlo, es algo breve; KyungSoo puede notar su sonrisa torcerse hacia un lado de manera burlona, aunque sus ojos siguen viéndose igual de vacíos como en ese entonces. KyungSoo se ajusta la gorra sobre su cabeza como una forma de evitar golpearlo hasta matarlo, su mandíbula se tensiona al entrar a la habitación destinada al cacheo de los reos que ingresan a la penitenciaría.

Puede notar la pesada mirada de su superior, Lee SeungHoon, sobre él, por lo que intenta tranquilizarse y mantener una expresión estoica en su rostro. Mientras el guardia Jo Jung Suk hace una lectura preliminar de los cargos, KyungSoo evita mirar al criminal, aunque luego de un minuto entero le es inevitable alzar su rostro solo para encontrar un par de ojos oscuros fijos en él. Su cuerpo se tensiona e inconscientemente una de sus manos cae sobre su cinturón, esperando un paso en falso de ChangMin para dispararle; parece que el criminal nota su reacción y su sonrisa solo se amplía en una mezcla de picardía y superioridad.

—¿Tiene algo que decir antes de dar inicio con el cacheo? —pregunta el guardia Jo siguiendo el protocolo de ingreso.

El criminal explora con la mirada a su alrededor. KyungSoo rueda los ojos y se prepara mentalmente. ChangMin suspira largamente antes de hablar:

—Sé que he cometido errores y estoy sumamente arrepentido —dice en un intento de verse arrepentido.

KyungSoo se cruza de brazos, es imposible que alguien en esa habitación crea sus palabras vacías. Lo más irónico es que ChangMin ni siquiera está allí por la larga fila de homicidios que ha cometido, ni por las múltiples conspiraciones para estos; sus cargos por los que ha sido acusado son ridículamente absurdos y, si lo piensa detenidamente, ni siquiera debería estar en una penitenciaría de alta seguridad.

—Tenía cierto temor al ingresar aquí —continúa—, pero al estar en esta penitenciaría, ya se siente como en casa. —Su mirada cae por unos segundos sobre KyungSoo, sin ninguna clase de disimulo.

El aludido lo observa colérico. Su sangre parece hervir en su interior y es cuestión de encontrar la perfecta oportunidad para mandarlo directo al infierno, piensa KyungSoo.

—Suficiente —señala SeungHoon, quien de repente luce molesto a los ojos de KyungSoo—. Terminen de hacer el ingreso —ordena secamente antes de retirarse.

Los minutos pasan lentamente para KyungSoo, oficiando junto a los guardias Lee HongKi y Jo JungSuk, el ingreso de ChangMin, y evitando interactuar directamente con el asesino, aunque le es inevitable, cuando le corresponde a él guiarlo hacia el área de lavado.

—Es bueno encontrar un rostro conocido —le comenta en voz baja para que solo él lo escuche—, así esta estancia será llevadera, ¿no crees, lobito? —Se burla.

En reacción, sus manos se aprietan fuertemente en puños y mira a ChangMin inexpresivo.

—Tendrá que dejar aquí —dice señalando a la canasta enfrente— todas las pertenencias que trae consigo, incluyendo relojes, piercings y todo tipo de accesorios. —KyungSoo lo ignora completamente y ordena imperturbable, de acuerdo al protocolo.

ChangMin relajadamente se desnuda frente a él como si quisiera darle un espectáculo, su cuerpo está mayormente cubierto de tatuajes. En su mente, KyungSoo imagina las formas en las que podría matarlo en medio de sus guardias.

—Aquí está mi ropa, cuídala bien. Valen más de lo que ganas en un año —menciona con aire arrogante, pero KyungSoo ni siquiera se inmuta.

—Ya puede ingresar. Este es el uniforme que debe portar —agrega, entregándole su uniforme de presidiario.

KyungSoo, a punto de excusarse para retirarse de allí, observa sobre el cuello del criminal lo que parece ser una cadena plateada. Su ceño se frunce de inmediato.

—Deténgase —le ordena severamente antes de que dé otro paso—. Dije que se deshiciera de todos los accesorios, eso incluye la cadena. —KyungSoo señala con su dedo índice directamente al accesorio que cuelga en su cuello.

—Pero es un collar —ChangMin se encoge de hombros, sonriendo con cierto cinismo—, no te conviene ser tan estricto conmigo —masculla entre dientes, llevando sus dedos al colgante.

KyungSoo gruñe y sin dudarlo saca una de sus armas y le apunta directamente a su pecho.

—Quítese el collar —ordena bajo una expresión sentenciosa.

—No lo creo y baja el arma, lobito.

Jo es el primero en acercarse velozmente y se pone entre los dos, con una expresión tensa marcada en su rostro.

—No hagamos de esto algo grande —murmura su compañero sobre su oído.

KyungSoo sigue con su mirada sobre el criminal, quien parece retarle a disparar. Como una película en su mente, retrata los últimos momentos de su amigo y ahora tiene la oportunidad de darle el mismo destino al causante de su sufrimiento. Quiere hacerlo.

—Puedes bajar el arma, compañero. Yo me encargo desde aquí —intenta persuadirle JungSuk, sonriéndole forzosamente.

—Do, baja el arma —insiste ahora el otro guardia alertado—. No hay necesidad de llevarlo a estos extremos —agrega Lee.

Pestañea repetidamente y KyungSoo encapsula su dolor, SeonHo no hubiese querido eso para él. A regañadientes, baja el arma, aliviando la atmósfera a su alrededor y se retira de allí sin emitir palabra, con el rencor y la ira dominando su mente.

Se dirige directamente a uno de los baños para refrescar su cara con agua fría. No cree haber soportado otro segundo más allí, su cuerpo está temblando y su visión se oscurece por fracción de segundos. Tiene que esperar un momento para que logre estabilizarse, sus manos se apoyan sobre el lavabo, respirando profundamente. Se mira en el espejo y observa su semblante cansino, acompañado por un par de ojeras sobre su pálido rostro, cortesía del alcohol de la noche anterior y del maldito de Kai, que ahora le debe un par de explicaciones.

Para KyungSoo, ahora que lo medita calmadamente, le es imposible considerar que el pelirrosa no supiera que una de las cabezas de una poderosa mafia arribaría a la penitenciaría ese día. No, no solo eso, su ceño se frunce y sus manos se aferran fuertemente al lavado, todo lo que Kai ha estado haciendo, intentando desenmascarar lo que sucede allí, debe ser para hacer caer a YunHo y todos sus lameculos, empezando con ChangMin. KyungSoo le había preguntado la primera vez en la lavandería y el maldito había evitado su pregunta. Está casi seguro que Kai está detrás de YunHo.

Canalizando su enojo sobre Kai, se dirige directamente al pabellón D7 dispuesto a que el reo termine de revelarle todo lo que sabe sin ocultarle información. Al llegar a la celda, sus pasos se frenan al encontrarlo dormido aún en la misma posición cuando escapó unas horas atrás. Se queda de pie observándolo hasta que decide ingresar.

Sus mejillas se enrojecen al pensar en lo que vio Kai, no quiere recordar. Cuánto le hubiese encantado que el alcohol borrara sus memorias. Reniega frustrado. Él no necesita de esto, que un criminal lo haya visto en su momento más vulnerable y le consolara es absurdo y fuera de lugar. Suspira pesadamente antes de ponerse de cuclillas a su lado, quedando su rostro frente al suyo; su cabello rosado oculta parcialmente su rostro y sus labios están ligeramente abiertos.

—Eres un maldito idiota —murmura malhumorado, acercando sus labios lentamente—. Y yo no debería estar aquí, ansiando un poco más de esto. —Se sincera consigo mismo y ese pensamiento que acaba de exteriorizar le aterroriza.

KyungSoo reacciona tardíamente y no permite que sus labios logren tocarse, en su lugar, se pone de pie sintiéndose extraño, niega con la cabeza y da media vuelta para retirarse antes que despierte o que Park lo encuentre y haga preguntas, pero su huida tiene un ligero contratiempo cuando su pie tropieza con el escritorio; maldice en su mente y da un breve vistazo a Kai que sigue aún dormido. Nota en el piso una hoja arrugada en una bola que ha caído, en seguida se apresura en alzarla y la desdobla. Su ceño se frunce al notar la imagen de lo que parece ser alguna clase de droga encapsulada.

Se detiene por un momento, Kai antes le había mencionado sobre un compuesto que usan para captar a los reos, ¿podría ser ese? KyungSoo dobla la hoja y la introduce dentro de un bolsillo de su chaleco con la sospecha de haberla visto antes. Definitivamente más tarde tendrá que hablar seriamente con Kai, por lo pronto se aleja de allí.

KyungSoo debe regresar al área de ingreso junto a sus compañeros, además, necesita saber en qué patio estará el criminal. Espera no encontrar a ChangMin allí, tal vez ya hayan terminado con el cacheo, piensa, o en el peor de los casos tendrá que soportar sus provocaciones.

No puede renegar más a su suerte, cuando al entrar lo encuentra sentado con sus manos esposadas, vistiendo el uniforme que lo identifica como un reo de esa penitenciaría.

—Guardia Do, qué bueno que esté de regreso —señala el criminal con una sonrisa grandilocuente—, creo que le debo una disculpa.

KyungSoo suelta un bufido, rascando su sien. Sus compañeros están en un escritorio a unos metros de ChangMin, de seguro terminando de abrir el expediente del criminal. Ellos le dedican una mirada severa cuando lo ven.

—¿Por qué tendría que disculparse? —le pregunta directamente. No ha podido contenerse.

—Por las cosas que sucedieron en el pasado —susurra con descaro—. ¿Lo recuerdas?

La expresión de KyungSoo se vuelve sombría, su cuerpo se tensiona y sus manos se convierten en puños sobre sus costados. No responde y da un paso adelante hacia sus compañeros, pero ChangMin enrolla sus dedos en su muñeca, tomándolo por sorpresa.

—¿Qué se siente ser la persona que hizo que mataran a su amigo? —apenas murmura para que solo él lo escuche, mientras esboza una sonrisa cínica en su rostro.

KyungSoo siente un vuelco en su corazón, baja la cabeza y no le reclama porque en su pregunta hay algo de verdad que le cuesta aceptar.

—Disfruté verlo morir —agrega al final.

Algo sucede en su interior, olas de furia que se arremolinan en su pecho, ciegan sus pensamientos y sus actos. De un momento a otro, KyungSoo se balancea sobre ChangMin, tumbándolo de la silla hasta quedar encima de él, con sus ojos nublados de ira y sus dedos apretando fuertemente su cuello y un pensamiento circulando en su mente. ChangMin tiene que morir.

—Muere —murmura entre dientes, viéndolo boquear por un poco de aire.

KyungSoo, consciente de su corazón latiendo velozmente, apenas nota cuando sus compañeros, alertados, lo separan del criminal, quien ahora se retuerce como un gusano sobre el piso, destilando odio. Entre tanto, él respira con dificultad, rastros de sudor surcan su rostro, las manos le tiemblan y sus dientes duelen luego de apretarlos ferozmente. Sus compañeros parecen hablarle, sus gestos disgustados son una clara señal de la gravedad de su acto; sin embargo, KyungSoo no logra escucharlos, solo hay un persistente pitido agudo dentro de sus oídos cuando es llevado a una de las sillas, mientras Jo hace un par de llamados con el radio.

—¡Do KyungSoo! —La voz firme de SeungHoon es lo que finalmente le permite reaccionar de su letargo.

KyungSoo abre grande los ojos y se pone de pie. ChangMin ni siquiera sigue allí, no se dio cuenta en qué momento el otro guardia se lo ha llevado.

Su superior lo mira con desdén, claramente malhumorado y la cicatriz en su cara es más notoria ahora.

—¡¿Qué mierda tienes en la cabeza, Do?! —le reprende visiblemente irritado—. ¡Esto es inadmisible!

SeungHoon da una mirada hosca a su alrededor, llevando una mano a su frente antes que sus pequeños ojos se posen sobre él nuevamente.

—Recoge tus cosas, Do —señala modulando su voz—. Olvida que vas a regresar aquí.

KyungSoo lo mira firmemente en todo momento, este no es momento de suplicar. Sus labios se aprietan y su postura se mantiene rígida.

—Lo espero en mi oficina —indica cuando está de salida.

KyungSoo no sabe si asintió. Va directamente al baño nuevamente a refrescarse. Lleva sus manos a su cabeza mientras camina en círculos. Un par de segundos le han bastado para joderla en grande.

Unos minutos después, entra a la oficina de su superior; SeungHoon le da un leve asentimiento.

—¿Recuerdas la segunda regla más importante? —le pregunta apenas se sienta frente a él.

—Lo recuerdo —KyungSoo tiene en mente su primer día en esa penitenciaría—. Y hoy me he excedido, no tengo excusas por mi aberrante comportamiento —señala cabizbajo.

—¿Sabes cuántos guardias infringen diariamente esa regla? —pregunta retóricamente con una expresión severa—. Muchos, y es por eso que soy flexible con esto y no los cito aquí, porque entiendo que estas ratas no son lo mejor de la sociedad. Generalmente les haría un llamado de atención y eso sería todo —explica manteniendo el ceño fruncido.

KyungSoo, al comprender, niega con la cabeza, asomando una ligera sonrisa.

—¿Es porque esta vez se trata de ChangMin? —Arquea una ceja en su dirección, incrédulo ante tal desfachatez. Para KyungSoo es evidente que todo este acto es debido a que se ha metido con un peso pesado dentro de las mafias.

Sin embargo, el más alto niega inmediatamente y su rostro se mantiene ceñudo.

—Esto no tiene nada que ver con ChangMin —le asegura con firmeza—. Estás aquí porque rompiste la regla más importante de este lugar —Le apunta directamente con su dedo índice.

Por un momento, KyungSoo no logra mantener su fachada intacta y su rostro palidece, mientras sus ojos se abren sorpresivamente. Su reacción, de seguro, le ha dado a SeungHoon la confirmación que necesita.

—Corta ya ese juego que traes con el reo 1488 —sentencia.



Kai despierta completamente desnudo e inmediatamente nota las sábanas húmedas a su alrededor con un ligero aroma a jazmín, el cual lo traslada a los sucesos de la noche anterior, estaba tan decidido en follar duro a KyungSoo, que debería sentirse frustrado al no conseguirlo, pero está lejos de sentirse así. Una sonrisa se asoma sobre sus labios y perezosamente abre los ojos, dándose cuenta que está completamente solo, el otro hombre se fugó de entre sus brazos, piensa con una punzada de irritación que no debería estar allí.

Últimamente se ha sentido extraño con la presencia de Do a su alrededor, no le gusta saber que su cuerpo lo extraña y que ansía ver sus expresiones malhumoradas, y que incluso ayer, cuando lo vio llorar... Kai niega con la cabeza, cerrando así ese hilo de pensamientos, y se enfoca en los sinsabores que vendrán más tarde.

Ese día, como nunca, debe estar presente en el patio, tiene que ver al maldito de ChangMin y eso solo ocurrirá en un par de horas.

A lo largo de la mañana, no ve a KyungSoo haciendo sus guardias, no que se decepcione, solo que espera ver su cara jodida y comprobar que se encuentre bien. Tiene una charla pendiente con él y no desea esperar más tiempo.

El guardia Park lo dirige al patio junto a los otros reos. No hay signos de alarma o sorpresa entre los otros presos. El maldito ChangMin está esperando a hacer su gran entrada, piensa. Kai sigue como si nada, caminando con aire presumido hacia su lugar predilecto.

—Hay algunas novedades, Kai —le informa XiuMin apresurado cuando logran encontrarse, parece que ha estado corriendo por todo el patio—. Él no entrará hoy. Fue trasladado a un hospital.

—¿Qué dices? —pregunta sin ocultar su sorpresa.

—Uno de los guardias lo atacó.

—¿Cuál de todos? —pregunta con su corazón latiendo aceleradamente. Por lo que vio anoche ya sospecha de quién se trata, solo espera estar equivocado.

—Do y ha sido suspendido.

—Ese idiota —masculla con una expresión aterradora, provocando que XiuMin de un respingo.

No puede ser bueno que KyungSoo haya estado a punto de matarlo, ¡nada bueno para sus planes! Replica en su mente. TaeMin debe enviarle cuanto antes sus antecedentes. Debió pedirlos desde un principio cuando sospechó que él perteneció a una pandilla.

En eso, recuerda los reclamos de KyungSoo cuando recién llegó a su celda la noche anterior.

—¿Lo han vuelto a seguir? —le pregunta de inmediato al más bajo.

—¿A Do? —pregunta XiuMin extrañado—. No, ordenaste que ya no lo hiciéramos y los chicos no lo volvieron hacer.

Por supuesto, luego de enterarse que KyungSoo follaba con ese enfermero que conoció en un bar, ya no estaba de humor para conocer sus aventuras.

—¿Por qué? —cuestiona dudoso.

Porque ahora sabe que KyungSoo está bastante metido en esto, y lo que ha hecho con ChangMin es su confirmación. Kai ignora la pregunta, demasiado sumergido en sus pensamientos.

Al cabo de unos minutos, se reúne con Johnny y Mino, quienes le entregan más detalles de lo acontecido con KyungSoo perdiendo los estribos. Su humor se agrieta, así que antes que termine la hora en el patio, decide regresar a su celda.

Y vaya que no espera que su decisión de retornar a su celda tempranamente tenga una recompensa tan buena como esa, piensa Kai extendiendo una sonrisa en sus labios cuando encuentra a KyungSoo esperándolo, vestido con una camisa manga larga negra y un par de jeans desgastados.

—Eres un estúpido, ¿lo sabías? —reprende al más bajo, que apenas nota su presencia, empujándolo hasta que la espalda del contrario choque bruscamente contra la pared.

—Sí. Lo supe desde el momento en que me metí contigo. —KyungSoo le responde, mirándolo con una expresión intimidante.

Kai no lo puede evitar, apresa los labios de KyungSoo entre los suyos y lo besa urgido. Con prisa, se apodera de sus belfos, magullándolos con sus dientes hasta provocar pequeños suspiros del más bajo. Sigue repartiendo besos, ahora en su cuello y siente las manos del otro hombre posarse, dominantes, sobre sus caderas.

—Debemos parar con esto —anuncia KyungSoo entre respiraciones acortadas.

Los labios de Kai dejan de abusar de la piel de su cuello tras escucharlo. Una nueva idea cruza su mente y, en su lugar, deja caer una de sus manos en su cuello, apretando levemente sus dedos ante la mirada llena de sorpresa de KyungSoo. Kai solo le sonríe maliciosamente, no tarda demasiado cuando las manos del otro hombre se entierran en su cabello y empieza a jalarlo con fuerza, provocando más de una sensación placentera.

—Después de enterarme de tu numerito de hoy —susurra Kai cerca de su oído—, pensé que lo apreciarías —suelta rudamente, mientras aprieta su agarre sobre su garganta por otros segundos.

Lo suelta y KyungSoo tiene dificultades en recuperarse, jadeando en busca de aire, aunque su mirada sigue siendo fuerte e imponente.

—Eres un bebé, no apreté tan duro. Si en verdad hubiese querido lastimarte, lo hubiese hecho con más fuerza —menciona divertido, luego de recordar lo que Do le dijo aquella vez cuando casi lo mata por una descarga eléctrica.

—Me las vas a pagar. —Le amenaza enderezando su espalda. En su voz se percibe un leve ronquido, mientras su cuello se ha enrojecido.

Kai se sienta ligeramente sobre el borde del escritorio y estira sus piernas, mientras KyungSoo lo observa apoyado sobre los barrotes detrás.

—Mira, no tenemos mucho tiempo —habla presuroso—. Solo respóndeme una cosa, ¿todo lo que estás haciendo —KyungSoo baja un par de octavas su voz, sin perder la fuerza al reclamarle— es porque vas detrás de ChangMin?

—YunHo —le corrige sin apartar la mirada—, tengo unos asuntos pendientes con él. ChangMin es solo un peón del que también me desharé.

Ve al más bajo asintiendo.

—Suena como a una clase de venganza —opina.

—Lo es —Kai se cruza de brazos y sigue hablando relajadamente—. En realidad no soy tan decente como para querer desmantelar lo que ocurre aquí por un sentido de justicia. Solo quiero destruir a YunHo —asevera contundente—. ¡Supongo que de alguna manera es igual para ti? —pregunta precavido, estudiando las reacciones del otro hombre—. Casi matas al sujeto, no debe ser por algo menor.

La frente de KyungSoo se arruga y ya no se ve tan rígido, como si parte de él empezara a mostrarse abiertamente frente a sus ojos.

—Yo no estoy buscando venganza —le asegura. Kai desea objetar—. Eso es lo que me ha mantenido alejado hasta ahora.

—Pero... —señala Kai, esperando que siga sincerándose.

—Quiero que los destruyas, Kai —le pide, y a juzgar por ese brillo que aparece en sus ojos, no aceptará un no por respuesta—. Acaba con ellos. De alguna extraña manera, estoy de tu lado en esto.

—¿Y quién se supone que eres ahora? —inquiere seriamente—. ¿El guardia que actúa con rectitud o el pandillero que una vez escapó de una mafia? —Se atreve a exponer su conjetura.

KyungSoo con una pequeña sonrisa, niega.

—Y es allí donde te equivocas —señala—. Nunca escapé de una mafia porque nunca pertenecí a una.

Kai ha estado seguro sobre esto. La mirada fría y actitud hostil, la manera en cómo interactúa con los reos, todo eso es de alguien que ha estado entre criminales. ¿Se ha equivocado?

—Si conoces a ChangMin y a YunHo no hay manera que no hayas pertenecido a ellos. —Kai le hace saber.

—Pues la hay. —Su voz sale temblorosa y esquiva la mirada.

Kai estrecha la mirada y recuerda lo que sucedió la noche anterior.

—Quédate y concluyamos lo de ayer —le propone esta vez seductoramente, acercándose a KyungSoo. Dejando de lado su anterior conversación

KyungSoo resopla, aunque puede notar el brillo divertido en sus ojos.

—No sé de qué hablas, no tengo recuerdos de anoche —le dice sin borrar la sonrisa.

—Eso no será problema, déjame recordarte en donde lo dejamos ayer —murmura cerca de su oreja mientras sus manos lo rodean suavemente de su cintura—. Te iba a follar y tú estabas encantado con la idea.

La sonrisa de KyungSoo se extiende pícara. Es algo que le ha gustado presenciar.

—No lo creo, yo jamás hubiese estado encantado de tenerte dentro de mi culo —señala con aire coqueto.

Kai está disfrutando de esto.

—Me pareció que me rogabas para que te cogiera duro. —Deja caer un beso detrás de su oreja, puede ver que KyungSoo lo ha disfrutado cuando cierra los ojos.

—Cállate. Eso nunca pasaría —dice entre débiles risas.

Kai se encoge de hombros, aun sonriendo.

—¿Por cuánto tiempo estarás afuera? —pregunta sin soltarlo.

—Una semana —KyungSoo lo mira ahora.

—Creo que puedo vivir con ello. Una semana —murmura—. Cuídate, KyungSoo. Te pusiste en el radar de YunHo, eso no fue muy prudente de tu parte.

KyungSoo asiente, aunque luce algo extrañado.

—Por un momento pareces preocupado.

—Lo estoy —repone serenamente.

—No lo estés. Me puedo cuidar solo —responde KyungSoo con un enrojecimiento que va subiendo en sus mejillas.

Los dos notan que ya están por entrar los demás reos, así que Kai se separa y la expresión de KyungSoo cambia.

—Averigüé sobre Wonstein, pero no es importante en este momento —indica KyungSoo apresuradamente—, no tanto como esto. —Saca una foto y se la muestra—. ¿Este es el compuesto que usan para drogarlos?

—Es mi mejor pista, ¿la has visto? —pregunta, dejando a un lado sobre de dónde había obtenido aquella foto.

El más bajo afirma, así que Kai, efusivamente, toma sus mejillas y planta un corto beso en sus labios. KyungSoo se ríe en reacción y sale de la celda.

—Tendrás que esperar a que regrese.

Kai asiente y lo ve marcharse.

Suspira largamente. Peor que ChangMin a su alrededor es hacerle frente a lo que sea que está sucediendo con Do KyungSoo.



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Este capítulo tuvo un momento  sorpresivo 😳 ¿Los vieron venir o también quedaron en shock como KyungSoo?

Y sobre la interacción del Kadi. KyungSoo aplicando la: sino me acuerdo no pasó 😄

Por último! Les presento el lightstick oficial de Dangerous Pink... obvi, la porra loca! 😆 Pueden hacer próximamente sus pedidos, no se queden sin su Porra.


Cortesía  de -dkilxo



Nos leemos en un próximo capítulo! 💜

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